— Ayer fue muy extraño ¿Qué pasó entre tú y Mina? Ella no dejó que me quedara con Sana en nuestra habitación del hotel. — Espetó la coreana mayor con molestia.
— No lo sé. Ella no quiso hablarme después de que llegamos a París. — Dijo Chaeyoung.
Ambas miraron a Mina y Tzuyu quienes irradiaban un aura de tensión notoria.
— Creo que tienes que resolver lo que sea que sea esta tensión. — Le dijo la mayor. — ¡Chaeyoung! — Mina y Tzuyu dijeron al unísono, ocasionando que la baja se sobresaltara. — Exploremos París. — Dijeron al unísono una vez más.
— Más tarde. — Dijo Mina.
— Ahora. — Dijo Tzuyu.
Chaeyoung parpadeó un par de veces. — Oigan, Dahyun y yo íbamos a explorar los alrededores.
— ¡Entonces vamos también! — Ambas dijeron nuevamente al mismo tiempo. Las dos coreanas se miraron la una a la otra. — Uhm, está bien. — Las cinco chicas salieron de la habitación de hotel en la que se encontraban.
— ¡Oh, vaya, está nevando! — Exclamó Dahyun. Todas jadearon de la impresión. La ciudad de París se había vuelto aún más hermosa. Chaeyoung le dio un codazo a Dahyun haciendo que ésta la empujara de vuelta. Ambas rieron.
— Hey, Chaeyoung mira. — La elfa menor señaló el corazón que había dibujado en la nieve, aquello hizo sonreír a la más bajita.
— Mira Chaeyoung. — Ésta vez fue Tzuyu quien señaló el corazón que dibujó y con sus iniciales y las de la coreana adentro. Chaeyoung se sonrojó frotó su nuca. Mina gruñó y se borró el corazón que había hecho.
— Oh bonjour. Bonjour. — Dijo Dahyun y mientras le daba al nativo francés una sonrisa encantadora.
Sana sonrió. — Esta es mi novia. — Dijo, señalando a la mayor de las coreanas, haciendo que esta se sonrojara de la vergüenza. Chaeyoung sonrió. Deseó que Mina pudiera ser así. Tzuyu ... no Mina. Chaeyoung se sonrojó ante su pensamiento y negó con la cabeza para posteriormente aclarar su garganta.
— ¡Estamos bajo el Arco de Triunfo! ¡Dubu toma una foto! — Pidió Sana mientras abría los brazos y sacaba la lengua, dejando que los copos de nieve cayeran sobre ella. Dahyun rió y tomó una foto.
"Metas." Pensó Chaeyoung. Dio la vuelta y vio que Mina miraba embelesada hacia el cielo, los copos de nieve caían hermosa y delicadamente sobre su rostro angelical. Chaeyoung entreabrió la boca. Solo la vista hizo que su corazón se acelerara. Sus mejillas adquirieron calor. Deseó ser más alta que Mina para poder inclinarse y besarla. Deseó poder simplemente agarrar a Mina y abrazarla. Deseaba muchas cosas y, sin embargo, todo lo que podía hacer era mirar desde lejos. No podía besarla porque no eran pareja. No podían estar juntos porque ella era un elfo ¿Pero y si no lo fuera? Tzuyu se había dado cuenta de aquello y tomó la mano de la más baja.
— Chaeyoung ¿Irías a la Torre Eiffel conmigo? Me gustaría hablar contigo. Solo serán unos minutos y luego podremos regresar. — Preguntó la alta, recibiendo un asentimiento por parte de la coreana. Pero la joven fue detenida por Mina. — ¿A dónde te vas? — Dijo con voz quebradiza. Era como si estuviera a punto de llorar ¿Pero por qué?
— Solo voy a estar con Tzuyu por un rato.
— No lo hagas. No te vayas. — Una lágrima escapó de su ojo deslizándose por su mejilla. Aquello sorprendió a la menor.
¿Por qué estaba llorando?
— Vamos, Chaeyoung. — Tzuyu dijo y llamó a un taxi. Mina bajó la cabeza.
"¿Por qué no puedo controlarme? ¿Qué es este sentimiento que tengo?". Pensó y sintió su frente. Estaba terriblemente caliente en un lugar tan frío como aquel.
— ¿Estás bien, Mina? — Dahyun y Sana preguntaron. Mina veía como Tzuyu y Chaeyoung se alejaban hasta desaparecer de su vista.
— No.
— Uh, es un poco alto aquí. Oh. — Dijo Chaeyoung. Se agarró a los rieles y cerró los ojos. "Mina. Mina". Era lo único en que pensaba.
Tzuyu envolvió sus brazos alrededor de su cintura. Pero debido a la diferencia de altura no pudo hacerlo muy bien. Aclaró su garganta y apartó la mirada avergonzada. Chaeyoung se sonrojó ante el gesto y abrió los ojos.
— Uhm, entonces... ¿De qué querías hablar? — Preguntó.
— Salgamos de verdad. — Tzuyu soltó con indiferencia. Chaeyoung abrió los labios pero no pudo articular ni una sola palabra. — Claramente no está pasando nada, Chaeyoung. La persona que te gusta no parece corresponder a tus sentimientos.
— No podemos salir porque es un elfo.
Tzuyu se rió entre dientes y negó con la cabeza. — Está bien, admitiré que lo del viaje en el tiempo fue genial, pero ¿Lo de los elfos?
— ¡Lo digo en serio! — Tzuyu negó con la cabeza y se inclinó, conectando sus labios con los otros. Chaeyoung abrió en grande sus ojos y se puso de puntillas. Conmocionada, empujó a Tzuyu lejos de ella y colocó su mano en sus labios. — Chaeyoung. — La llamó. Y ésta sólo negó con la cabeza.
— No puedo, Tzuyu. Sé que dije que me gustabas antes, pero creo que encontré, no, no, encontré a la chica que quiero esta Navidad. No puedo dejarla ir. — Habló la coreana. Tzuyu soltó un suspiro. — ¿Estás dispuesta a sentir como tu corazón se rompe por ella? — Esta vez fue el turno de Chaeyoung, quien suspiró.
— Sí, sí. Lo estoy.
Tzuyu asintió. — Yo también estoy dispuesto a hacer eso... por ti. — Dijo en voz baja. Chaeyoung bajó la cabeza y frunció el ceño. — No quería que esto fuera así.
La taiwanesa asintió. — Yo tampoco, especialmente no en la ciudad del amor. Es bonito aquí. Al menos quiero agradecerte por esto. — Chaeyoung asintió. — Deberíamos regresar entonces, para que puedas conseguir a tu chica ¿Eh? — Preguntó. Ambas se respondieron con leves asentimientos y se dirigieron al ascensor. Chaeyoung la agarró de la muñeca.
— Tzuyu, yo... solo quiero decirte que si las circunstancias fueran diferentes, saldría contigo. Realmente lo haría. Eres tan hermosa e increíble. — Dijo Chaeyoung.
Tzuyu suspiró.
— No me describas a la persona que te gusta. Hermosa, asombrosa, esas palabras no suenan verdaderas cuando están destinadas a otra persona. — Dijo y apartó la muñeca. Chaeyoung frunció el ceño, y siguió a la alta hacia abajo.
— Hey, estamos de vuelta. ¿Dónde está... dónde está Mina? — Preguntó Chaeyoung. Sana frunció el ceño. — Ella cayó enferma y tuvo que regresar al Polo Norte. — Explicó con tristeza.
— Y por eso estoy aquí. — Habló Jihyo, saliendo de detrás de una estatua. El corazón de Tzuyu comenzó a acelerarse ¿Quién era esa hermosa criatura frente a ella?
— ¿Te la llevaste? ¡Tengo que verla! — Exclamó la menor de las coreanas. Jihyo levantó la mano.
— Están todas en problemas con el abogado. Y en cuanto a la chica que lograron arrastrar con ustedes, sus recuerdos tendrán que ser borrados.
Momo, ven aquí. Momo corrió al lado de la elfa. Jihyo tomó el bastón de caramelo y presionó un botón, levantándolo hasta la frente de Tzuyu.
— Espera... ¿Debería una chica perder la memoria después de ver a un ángel? No, aguarda ¿Después de ver a una Diosa completa? — Jihyo junto con las otras cuatro chicas miraron a la taiwanesa en estado de shock. La elfa de alto mando podía sentir que sus mejillas se ponían rojas ¿Qué era aquel sentimiento estaba sintiendo?
"¿Así es como hablan todos los humanos?". Pensó. Aclaró su garganta. — Solo... solo te llevaremos de regreso a casa. Todas ustedes y, por supuesto, Sana estarán en nuestra prisión. — Dijo y miró hacia otro lado evitando la mirada de la chica alta. Tzuyu agarró la mano de Jihyo.
— Creo que yo también debería estar en prisión.
Jihyo frunció el ceño. — ¿Por qué?
— Debería tener problemas por conspirar para robar tu corazón. — Habló en un tono de voz monótono. Chaeyoung tomó nota mental sobre aquella línea.
Jihyo se sonrojó aún más. — Dios mío, tenemos ocho días más hasta el día de Navidad. No tenemos tiempo para esto. Todas agarren la brújula. — Tartamudeó Jihyo. Chaeyoung extendió su puño, el cual Tzuyu terminó por golpearlo. Oh, esta sería una larga Navidad.