"Querido Santa,
Quiero un novio. Haz que sea alto. Haz que sea delgado. Haz que tenga hermosos ojos. Haz que tenga un lunar como el mío. Haz que sea no tan ruidoso, pero no tan callado. Haz que tenga talentos ¡Oh! Haz que sepa cantar, para así poder cantar juntos. Santa, quiero un novio esta navidad. He sido terriblemente buena. Por favor, vístelo de rojo y con un gran moño rojo en su cabeza, para poder saber que él es mi presente éste año. Sé que no me decepcionarás. Tu buena chica, Son Chaeyoung."
— Pudiste desear cualquier cosa ¿Pero decidiste desear un novio? — Preguntó Dahyun riéndose.
Chaeyoung rodó sus ojos. — Tenía ocho años ¿Recuerdas? Eso ni siquiera se hizo realidad. Santa no es real. — Dijo cortante.
— Aww la pequeña bebé está enojada. — Bromeó su amiga. Recibiendo un gruñido juguetón como respuesta.
— Así que este año decidiste desear una novia ¿Eh? — Dahyun preguntó. Chaeyoung suspiró. — Quiero a Chou Tzuyu. Eso es lo que quiero esta navidad. — Terminó de decir.
— ¿Esa extranjera? ¿Qué pasa contigo y ese gusto tuyo por personas extranjeras?
— Ella es perfecta. Es alta, delgada, tiene lindos ojos marrones. — Chaeyoung respondió embobada.
— Pero no un lunar como el tuyo. — Le recordó a la otra chica.
Chaeyoung rodó los ojos nuevamente. — Nadie tiene un lunar como yo. — Dijo y empezó a hojear un catálogo de navidad.
— De todas maneras ¿Qué harás para navidad? El año pasado fuiste a Busan para las fiestas ¿Qué harás este año? — Preguntó la más blanca.
— Tal vez viaje. Me encantaría visitar Japón. He escuchado que es lindo durante el invierno. — Respondió recibiendo un asentimiento por parte de su amiga.
— Tal vez puedas pedirle a Santa que te consiga una novia y un viaje a Japón. — Bromeó Dahyun.
— Como dije, Dahyun. Santa no existe.
— ¡Agh! — El señor Claus gimió de dolor mientras apretaba su pecho.
— ¡¿Señor, qué sucede?! — Preguntó preocupada Mina corriendo hacia él para ayudarlo.
— Creo que alguien dijo aquellas palabras nuevamente. Se está volviendo muy frecuente, me debilita. — Resopló. Mina sólo frunció el ceño.
Como pueden ver Santa Claus se había topado con el "Efecto de las hadas". Cuando un niño dice que no cree en las hadas, un hada muere. Pero para el señor Claus, como sólo hay uno de él, cada vez que un niño dice que no cree en su existencia, lo debilita.
— La magia se desvanecerá si esto sigue sucediendo, y yo sólo seré un mito. — Aclaró su garganta.
— No dejaremos que algo así pase, Santa. Es nuestro deber como tus elfos hacer que la magia en ti se mantenga viva. Haremos que los niños crean. — La joven elfa dijo suavemente.
— Oh, Mina, me haces sentir orgulloso. Eres una elfa responsable y decidida. Ahora tenemos veinticuatro días para controlar este asunto de la novia. No sé cómo conseguiremos el resto de información para esta chica, el deseo de Son Chaeyoung. No dijo mucho sobre qué quería en una novia, además de que fuera caliente ¿Deberíamos hacer que su temperatura sea de ciento ochenta? — Preguntó el señor Claus.
Mina sonrió. — No, Santa. Ella se refiere a caliente como... Oh, no importa.
— Creo que tengo un plan pero necesito que todos mis elfos sepan. Tráelos a todos aquí, por favor. — Pidió Santa.
— ¿Crees que deba preguntarle si quisiera ir a tomar chocolate caliente conmigo? — Preguntó Chaeyoung abriendo la puerta del Starbucks.
— Chou Tzuyu ¿No crees que estás soñando en grande? ¿No entiendes? Porque ella es alta. — Dahyun se rió a carcajadas de su propia broma.
— Cállate. Sólo necesito el coraje para hablarle. Sólo... le preguntaré un día como este si quisiera ir por un poco de chocolate caliente. — Chaeyoung respondió mientras le echaba un vistazo al menú.
— Escuché que ella volverá a Taiwán para las fiestas. Será mejor que actúes rápido antes de que se vuelva un tigre y vaya a por todo o de lo contrario tendrás que esperar a que vuelva de las vacaciones. — Le recordó Dahyun.
Chaeyoung soltó un gemido de frustración. Ambas chicas rápidamente agarraron sus cafés tibios y atravesaron la puerta saliendo del local.
— Te lo estoy diciendo, Dahyun. Tzuyu es la única. Ella es a quien quiero para navidad. — Aclamó la más joven.
Dahyun rodó los ojos en broma ante las palabras de su amiga.
Las chicas caminaron por el parque en un silencio cómodo mientras bebían sus cafés y disfrutaban de la vista. Hasta que algo llamó la atención de Dahyun.
— ¿Q-Qué? Chaeyoung, mira ¿Acaso es una chica sentada allá en la nieve? — Dijo Dahyun señalando la figura. Ambas chicas fruncieron el ceño. Estaba vestida con lo que parecía ser un disfraz. Un abrigo rojo con un gran lazo del mismo color cosido detrás. Llevaba el cabello cuidadosamente peinado y con unos pendientes de perlas colgando de sus... puntiagudas orejas.
— ¿Será extranjera? Se ve muy angelical. — Comentó Dahyun.
Chaeyoung caminó lentamente hacia la chica. La curiosidad la iba carcomiendo en cada paso que daba. La chica sentada en la blanca nieve parecía un ángel en verdad. Todo parecía una pintura, y la chica de rojo era el objeto principal de aquella obra maestra. No pasó mucho tiempo antes de que se encontrara frente a la chica de rojo.
— ¿E-estás bien? — Tartamudeó. Rápidamente le ofreció la mano.
La chica miró hacia arriba y observó a Chaeyoung. La joven se sentía hipnotizada por aquellos ojos tan brillantes como diamantes. Jadeó al sentir unas manos frías deslizarse en las suyas. La chica se levantó de la nieve lentamente, era como una escena de película. Chaeyoung mordió su labio mientras miraba hacia arriba. Era alta, delgada, de bonitos ojos marrones... y tenía un lunar en el puente de su nariz.
— Gracias. — Dijo suavemente.
— De nada. — Susurró Chaeyoung.
— Oye, ¿estás bien? Estabas sentada sin más en la nieve. — Interrumpió Dahyun. Las otras dejaron de mirarse y miraron a la más blanca. — Sí. — Fue la respuesta que recibió.
— Oh, está bien ¿Cuál es tu nombre? — Volvió a preguntar. — Dahyun. — Reprochó su amiga.
— No estoy preguntando donde vive ¿Lo estoy? ¿Y por qué sigues sosteniendo su mano?
Chaeyoung se sonrojó locamente y rápidamente retiró su mano del frío agarre de la otra chica.
— Mina. Myoui... Mina — Se presentó en un tono tranquilo y suave.
— ¡Oh, una japonesa! ¿Escuchaste eso, Chaeyoung? — Le guiñó el ojo a su amiga ocasionando que esta no hiciera más que sonrojarse y mirar hacia Mina.
— Estás bien vestida. Quiero decir, te ves bien pero ¿Cuál es la ocasión? — Preguntó Chaeyoung.
Mina miró su ropa y mordió su labio. Cuando atravesó el portal pensó que su ropa cambiaría para adaptarse al mundo de los humanos. Cambió... pero no como ella esperaba.
— Sólo es... el espíritu navideño. — Respondió la elfa. Chaeyoung y Dahyun se miraron la una a la otra. — Huh, de acuerdo. Bueno, un placer, nos vemos. Difunde un poco de espíritu navideño mientras estás con eso. — Dahyun le dijo a Mina y le dio un pulgar arriba. Cuando las dos chicas más jóvenes comenzaron a alejarse, Mina entró en pánico.
Su misión era, incluso si no estaba de acuerdo en hacerla, encontrar a Chaeyoung y conseguir información sobre cómo sería la novia de sus sueños y luego regresar al Polo Norte. Pensó rápidamente en una excusa y se apresuró para alcanzar a ambas chicas.
— ¡Esperen! Eh, yo... vine aquí por mi propia cuenta y simplemente no tengo lugar en dónde quedarme. — Mina dijo rápidamente. Las dos jóvenes se miraron entre sí. Se alejaron unos metros. — Es una extraña. — Dijo Dahyun. — Pero no tiene adónde ir. Nieva todos los días, Dubu. — Respondió su amiga.
— Bien, te mostraré que ella no es una asesina. Quiero decir, ¡sólo mírala!
Ambas voltearon sus cabezas para mirar a Mina. — ¿Parece una asesina? — Susurró. Ambas intercambiaron miradas y finalmente la mayor de las dos respondió. — Es toda tuya, Chaeyoung.
Chaeyoung se dio la vuelta y suspiró para luego dirigirse a Mina. — ¿Te gusta el chocolate caliente?