Catorce años.
—¡Me gustas, sal conmigo!
Prácticamente eran niños entrando a la adolescencia, el rostro de Neru enrojeció ante aquella declaración tan repentina. Ella era prácticamente una niña, pero aun así tenía un rostro bastante lindo que lograba llamar la atención de buena parte de los varones.
—Yo no... No puedo, lo siento... —respondió la blonda.
El pequeño de cabello negro abrió los ojos completamente, sus ojos no tardaron en cristalizarse y su expresión se volvió completamente forzada. Neru se sentía mal por él, pero no le gustaba, así que no podía ser su novia, además, ese mismo chico le gustaba a Rin, es más, se suponía que Rin hoy mismo se le... La cabeza de Neru hizo click, recordando aquello ultimo.
—P-P-Pero t-tengo una amiga bastante linda, ella...
—Rechacé a Rin.
—¿Q-Qué?
—¡Que la rechacé! ¡Porque te amo, Neru!
Eso no tenía sentido, Neru prácticamente nunca había hablado con ese niño, ¿y ahora venía a decirle que la amaba? No supo cómo responder, por lo cual simplemente huyó, ahora mismo sólo dos cosas estaban en su cabeza; Uno, escapar del niño. Dos, encontrar a Rin.
Le tomó un poco de tiempo, pero encontró a IA y ella le mostró dónde estaba Rin, detrás del pequeño cobertizo de la institución, apoyada contra una de las paredes estaba Rin, siendo consolada por Miku. La pequeña rubiecita gimoteaba en voz baja mientras escondía su cara entre sus piernas.
Neru se sintió horrible, ver a una de sus mejores amigas llorando hizo que todo dentro de ella temblara. Su cuerpo estaba temblando.
—Rin...
La rubiecita al escuchar su nombre levantó la cara, para así mirar a Neru. Lagrimas salían de sus ojos y moco de su nariz. Esa pequeña era el "rayito de luz" del grupo, animando a todas siempre, por lo cual verla así le dolía. Inevitablemente los ojos de Neru se cristalizaron, se sentía horrible, sin perder tiempo prácticamente fue corriendo delante de la rubia, abrazándola.
—Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento —la voz le temblaba y sentía el líquido comenzar a salir de sus ojos.
—N-N-No hay problema, no fue tu culpa, e-eres la más linda del grupo, era evidente que pasaría.
Quince años.
—¡Me gustas! ¡¿Serías mi novia?!
A pesar de su corta edad, ella seguía siendo bastante linda y su cuerpo comenzaba a desarrollarse rápidamente, por lo cual sus caderas ya se habían ensanchado un poco y su pecho había crecido un poco.
Siendo la primera en "cambiar", era obvio que algunas miradas de aquellos chicos alzados irían hacia ella. La expresión de Neru fue incomoda a la par que desconcertada. Sin duda no se esperaba aquello, era la segunda vez que ocurría, siendo sincera consigo misma esperaba nunca tener que repetir una situación así. Un chico de cabello negro y ojos dorados se le estaba declarando, éste era bastante lindo, a decir verdad, pero el problema era que se suponía que Rin se le declararía.
—L-Lo lamento, no estoy interesada en tener pareja por el momento, pero...
—¿Eh? ¡¿En serio?! Joder, rechacé a Rin para nada.
Los ojos de la rubia se abrieron, el chico parecía decepcionado, seguramente se creyó que tenía chances con Neru. La blonda sintió su mano cerrarse, pero no hizo nada, él era un idiota más.
Ni siquiera dio muchos pasos fuera del salón de clases, ya que se encontró con una peliblanca en los pasillos y le explicó la situación, entre ambas estuvieron buena parte del receso buscando a Rin, hasta que la encontraron dormida sobre el hombro de Miku, ambas muchachas estaban en la azotea.
Neru no dijo nada, pero miró a Rin, la expresión de la menor de todas era tranquila, dormía como un pequeño ángel, un pequeño ángel con lágrimas secas en el rostro. Ella no se merecía esto.
Una vez más, Neru sintió todo en su interior temblar, sin decir nada se sentó con IA junto a Miku.
—Lo sien...
—No hay problema, Neru —interrumpió Miku—. Eres la más bonita de la clase, es normal que los chicos se interesen en ti.
Doloroso.
Dieciséis años.
—Me gustas, sé mi novia por favor.
La tercera es la vencida. Neru no se sintió sorprendida ante la declaración, ya había notado las miradas que el chico le daba, pero admitía que se sentía decepcionada, realmente se había creído que él y Rin saldrían juntos. Una vez más tendría que pasar por aquello.
—No me gustas, lo lamento...
—Oh...
—Antes que cualquier cosa, ¿Rin se te ha...?
—La rechacé, hablo en serio, realmente me gus...
—Lo lamento.
Desanimada, Neru se dio la vuelta y empezó a caminar, pudo escuchar como el chico detrás maldecía algo en voz baja, "Puta creída de mierda" fue lo que le pareció escuchar, pero no dijo nada. Simplemente siguió caminando, poco le importaba lo que aquel idiota decía, en este momento lo que más le preocupaba sería cómo encarar a Rin.
Sacó el celular del bolsillo de su falda y le mandó un mensaje a IA, la respuesta no tardó en llegarle, "Detrás de la escuela". Tal y como suponía, Rin una vez más estaba llorando, Miku una vez más la consolaba, IA una vez más miraba de aquella forma triste a Neru.
—No es tu culpa... —declaró la de cabello blanco.
—Claro que lo es...
—Eres guapa, es normal que los chicos se interesen en ti.
Diecisiete años.
—Me gustas.
Esas palabras fueron como un baldazo de agua helada para Neru, ese mismo día se suponía que Rin se declararía a Yuma, el chico de cabello rosa que ahora estaba frente a Neru. La blonda evitó pensar en las palabras del muchacho, solamente podía pensar en Rin, había ocurrido otra vez.
—¿Qué hay de Rin...? —fue lo único que preguntó Neru.
—¿Qué?
—Pregunté, ¿qué hay de Rin? Ella...
—La rechacé —interrumpió—. O sea, no es mala chica, pero no es mi tipo, me gustas tú, Neru.
¿Por qué? ¿Por qué demonios había ocurrido otra vez? La chica apretó los dientes, había ayudado a esos dos un montón, haciéndolos quedar, hablándole maravillas al muchacho de Rin, ¿entonces por qué él se fijaba en ella? La mirada atenta del chico la hizo sentir asqueada, ¿por qué otra razón se fijaría en ella? Como la mayoría de idiotas, simplemente la veía con ojos morbosos, pero no podía simplemente abofetearlo sin más, debía comprobarlo.
El chico no era feo, pero como la mayoría le resultaba sumamente repugnante, porque notaba cómo la miraba cuando creía que ella no prestaba atención. Odiaba ser atractiva.
—¿Y por qué te gusto yo? Prácticamente ni hablamos.
—No sé cómo explicarlo, simplemente hay algo en ti que... me encanta.
Esa ni siquiera era una buena respuesta.
—¿Qué le dijiste a Rin?
—¿Qué? No impor...
—Es mi amiga, claro que importa.
—Nada importante, que me agrada, pero no me veía capaz de salir con alguien como...
Neru no dudó, Rin se había enamorado de otro idiota superficial. El sonido de la bofetada que Neru le dio resonó por todo el lugar, el chico se desconcertó totalmente para luego caer hacia atrás sobre su trasero.
—No me agradas y no me veo capaz de salir con alguien como tú —espetó Neru molesta.
Una vez más tendría que soportar las miradas de sus amigas. Se sentía horrible por Rin, tal vez era para aliviar su culpa, pero pasó por una heladería y compró el más grande de los helados que había.
Al llegar a la casa de Rin, los que le abrieron la puerta fueron sus padres, los cuales le dijeron que Rin y el resto de chicas estaban arriba. Neru subió rápidamente las escaleras, para encontrarse a una rubiecita que se tapaba la cara mientras lloraba. Miku e IA la miraron, no era culpa de Neru, pero aun así Neru se odió, odiaba esto.
Dieciocho años.
El corazón de la blonda brincó, simplemente un roce de la mano del muchacho fue suficiente para que se sintiera nerviosa. Él era... diferente, él era apuesto y bastante bueno, lo cual ya sumaba varios puntos, pero lo que más le agradaba a Neru era que él no la miraba de esa manera morbosa como la mayoría de los chicos.
Por eso fue horrible para ella cuando Miku le dijo esas simples palabras.
—Hey, v-veo que te llevas bien con Kaito, ¿podrías... hablarle de mí?
La blonda sintió un frio recorrer toda su espina, pero se forzó a sonreír, para luego sacar su celular y mandar una foto de Kaito al grupo de WhatsApp en el que estaban solamente ella y tres chicas, acompañando la foto un simple mensaje "Propiedad de Miku, no lo toquen".
Miku al ver el mensaje enrojeció y sonrió con vergüenza mientras miraba a Neru, la blonda simplemente sonrió normalmente. Esta vez no lastimaría a sus amigas, estaba segura de eso.
—Primero, hay que cambiarte de clase —espetó Neru.
—¿Qué cosa?
—Quieres hablar con Kaito, ¿no? Pues será más fácil si comparten clase, ni siquiera hemos terminado el primer trimestre, podemos cambiarte ahora.
—R-Rubia, créeme que lo intenté cuando empezó el año, pero no hay espa...
—Toma mi lugar entonces, IA y Rin te ayudaran con él.
—¿Qué? Pero...
—Sólo hazlo, mañana mismo iré a pedir el intercambio.
—¿Estás segura de eso?
—Claro, ve a hablarlo con Rin e IA, que yo tengo unas cositas de las que ocuparme.
La turquesa asintió, abrazó fuertemente a Neru y se largó de allí. La blonda mantuvo su sonrisa hasta que Miku se fue, estando completamente sola empezó a subir las escaleras, sólo se detuvo cuando no podía subir más. Estaba en la azotea, cerró la puerta tras de sí y se sentó delante de la misma, recargando su cuerpo contra la puerta.
Era el primer chico que no la miraba de esa manera sugestiva en mucho tiempo, pero le gustaba a Miku. No quería lastimar a otra de sus amigas, sólo quería ser querida como una chica se merece, no ser vista como el sueño húmedo de algún degenerado.
Se llevó la mano a su boca para tapar sus sollozos y dejó que las lágrimas por fin salieran, estaba llorando. Su cuerpo temblaba y las lágrimas no se detenían. ¿Por qué no había más chicos como Kaito?
¿Cuándo es que todo se había ido al demonio para ella? ¿Cuándo fue que pudo ser feliz con un chico sin tener que preocuparse porque éste la mirara como un pervertido? Solamente cuando era una niña, porque después de los trece su trato con el sexo opuesto fue bastante malo en su opinión.
Nueve años.
Una etapa donde ella era feliz, una etapa donde no tenía que preocuparse por estupideces de a quien le gusta quien, una etapa donde podía jugar tranquilamente con sus amigas sin ser molestada por algún muchacho con segundas intenciones, bueno, no tan así.
Allí estaba ella, una pequeña de ojos color miel. Allí estaba él, un niño con ojos tan azul como el mar. Extraño, que un niño y una niña hablasen sin conocerse era extraño.
—¿Y qué dices? ¿Juegas con nosotros?
Detrás del blondo de ojos azules, había un escuadrón de infantes, todos siguiendo a su líder a pesar de no verse muy seguros de la idea.
—Len, ella es una niña, déjala.
—¿Por qué? —preguntó el rubio.
—Porque... ¡Porque sí! ¡Que ella juegue con niñas, los niños juegan con niños!
—¿Ves a alguna otra niña aquí? —preguntó molesto— No hay que ser malos...
El pequeño rubio decía la verdad, solamente había niños en aquel parque, ella era la única chica. No le molestaba jugar sola, además, se notaba que el resto de niños no querían jugar con ella.
—Pero, Len...
—¿Saben qué? Ella es la hija de alguien y algún día será la mamá de alguien, ¿les gustaría que alguien trate así a sus madres?
—¡Pero, Len...!
El pequeño blondo parecía estar enfrentando a su grupo, parecía querer que dejaran jugar a la niña con ellos, pero los niños seguían sin estar convencidos. El blondo frunció el ceño, para luego apartar la mirada, parece que se dio cuenta de que no servía razonar con ellos.
—Dividamos el lugar, ustedes los toboganes y las hamacas, nosotros el arenero.
Tras quejarse un poco por no poder jugar con su líder, los niños se fueron a jugar en sus zonas, dejando así al pequeño rubiecito con la niña de ojos miel.
—¿Eres nueva? —preguntó el chico.
—No...
—Me llamo Len, ¿tú cómo te llamas?
—Neru...
—No hablas mucho, ¿o sí, Neru?
—No tienes que jugar conmigo si no quieres, tus amigos podrían enojars...
—No me importa —interrumpió Len—. Si quieren enojarse, que lo hagan, yo hablaré y jugaré con quien yo quiera.
La niña sonrió, al menos tenía alguien con quien hablar.
—Es la primera vez que te veo, ¿hay alguna razón? —preguntó Len.
—Em, normalmente voy a jugar con mis amigas a la casa de alguna, pero hoy todas estaban ocupadas y yo quería salir...
—Oh, qué suerte.
—¿Por qué?
—Porque ahora nos conocemos. Vengo casi todos los días, si te sientes aburrida ven y jugaremos juntos.
—¿En serio?
—Sí, no sé si los chicos aceptaran jugar contigo, así que espero que te conformes sólo conmigo —rio el pequeño.
—Yo... Gracias...
¿A qué edad es normal que te empiece a gustar alguien? Pues a los nueve años Neru ya sintió un extraño cosquilleo en el estómago y un pequeño calor en las mejillas.
Tuvo la oportunidad de jugar con ese niño raro cinco días consecutivos, al sexto él no apareció, ni al séptimo, ni al octavo, ni al noveno, ni al décimo... Aquel rubio no apareció más en aquella plaza, por lo cual Neru dejó de ir allí también.
Diecinueve años.
—Ay, el pequeño héroe quiere defender a su princesa —interrumpió Akaito con tono burlón.
—No soy un héroe, simplemente sé que así no se trata a una chica, es la hija de alguien y algún día será la mamá de alguien, ¿te gustaría que alguien hubiera tratado así a tu madre?
—No otra vez... —suspiró molesto— Ese lema de mierda, no otra vez, Kagamine.
Como si desbloqueara un recuerdo, volvió a aquella plaza, a aquel sucio arenero donde jugaba y reía con un rubiecito. Era él, debía serlo, ¿verdad? Un millón de dudas asaltaron su mente, era normal que no lo supiera, lo que era raro era que se acordara de aquel chico a pesar de todos los años que habían pasado.
—Akita, ¿con quién quieres hacer el trabajo en...?
—Con Len —interrumpió a la profesora.
"Si quieren enojarse, que lo hagan, yo hablaré y jugaré con quien yo quiera" La voz de su primer interés amoroso llegaba a su cabeza, él aún pensaba así a pesar de los años, él era cómo quería ser. Y ella... ella debía cambiar.
—Creo que como siempre prefiero hacerlo solo —respondió Len.
Neru abrió los ojos ante eso, evidentemente no se lo esperaba, pero ahora que lo pensaba tendría sentido, él se había "sacrificado" para que Neru no fuera difamada, pero eso ya no le importaba a Neru.
—Bueno, Akita, ¿estás bien con Akai...?
—Olvide lo que dije, creo que por una vez podría intentar trabajar en equipo —interrumpió Len rápidamente.
Salvada otra vez, si hacía equipo con el pelirrojo, lo más probable es que Akaito estaría todo el día coqueteándole y ni siquiera podrían completar la tarea. Sentía un cosquilleo en el estómago, ¿él seguiría siendo tan bueno como cuando...? No, ahora probablemente era mucho más bueno que antes.
Se sentía curiosa a la vez que emocionada, ¿sería él?
Las clases terminaron, ella se interpuso en su camino y él pasó de largo ignorándola completamente, a pesar de que ella lo llamaba, él no se dignó a hablar con ella hasta saber que nadie los veía.
—Sólo cállate y dame tu número.
Esta vez no lo iba a apartar de su vista.
—¿Por qué?
—Porque quiero tu número.
Quería asegurarse de que era él de verdad.
Ansiosa, estuvo realmente ansiosa con una emoción que creía no cabría en su cuerpo. Cuando llegó el sábado, estuvo como media hora buscando que ponerse, hasta que se decidió por una sudadera, una falda y una camiseta verde. ¿Y ahora? Ahora estaba frente a su puerta. Nerviosa tocó el timbre, para segundos después ser atendida.
Un chico de melena dorada y ojos azules la miraba, ella simplemente se olvidó de todo, quedando completamente embobada. Sentía el corazón latirle tan rápido que creía que le explotaría, pero trataba de actuar con normalidad.
Su mirada fue disimulada, mirando uno de los muebles donde parecían haber fotos de la familia, había un hombre, una mujer y un niño. Era él... ¡Era él! Pasó toda la tarde junto a su amor de la infancia, bromeando, trabajando y hablando.
Neru odiaba que la miraran de manera morbosa, pero por primera vez en su vida quería que un chico la mirara de manera pervertida, quería que él la mirara.
¡Capitulo 18! ¡La verdad no tengo nada que decir! ¡Gracias por leer! Wow, creo que nunca agradezco por leer en esta historia, al menos en las otras siempre dejaba un texto y decía "Sin nada más que decir, Gracias por leer".