Escucharte || Haikyuu!! [Kei...

By UstedSeraArte

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❝-Si es sólo un club, ¿Por qué me pediste ayuda? -Fue una excusa para verte cada segundo❞ ⚠: Ningún personaje... More

Prólogo
I-Comunicación.
II-Estudiar.
III-Persuadir.
IV- Enojo y nervios.
V-El poste.
VII- Primer día.
VIII- El club.
IX- Jugar.
X- Malentendidos.
XI- Escucharte.
XII-Espejos.
XIII- Gustar.
XVI- Otoño y pastel.
XV- Esos cuatro.
XVI- Segundo intento.
XVII- El día y el siguiente.
XVIII- Los tres días.
IXX- Dos y uno.
XX- La tercer semana.
XXI- Quedarse quieta y no hacer nada.
XXII- Fuera de casa

VI- Limón.

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By UstedSeraArte

—Más alto.

El rubio saltó con todas sus fuerzas. Se estaba cansando de tanto despegar sus pies del piso sin descanso alguno.

—Más alto.—volvió a repetir Hoshi mientras ella también saltaba, claramente a más altura del chico.—Más al...

—¡¿Quieres que vuele?!

—¡Sí!

Habían estado practicando las últimas semanas. La próxima concentración en el Nekoma se acercaba y trataban de mejorar. Tsukishima pensaba que si hubiese sabido que el entrenamiento sería así, no le hubiese pedido ayuda alguna.

—Una vez más y nos vamos, ¿Bien?—espero a que el chico diga algo, pero éste sólo la miró decidido.

Contó hasta tres y saltó en su lugar. No era tan alta como él, pero Tsukishima con el salto no le llegaba a la punta de los dedos. Al aterrizar, el chico se dirigió a la banca mientras tomaba agua, ella fue directamente a los vestidores avisándole que lo esperaría en la entrada de la escuela.

Los últimos días estaban algo tensos, tanto fuera como dentro de la cancha. Nishinoya estaba más concentrado en lograr un movimiento raro, como si fuese armador. Ella había practicado con él, junto con Sugawara, Tanaka y Asahi. El peligris también había tratado de mejorar, ya que se notaba la diferencia entre Kageyama y él. Y hablando del ojiazul, él de había peleado con Hinata, supo por Yachi que Tanaka les tuvo que separar con un golpe. También había estado ayudando al pelinaranja con sus remates junto a su abuelo, pero no todas las tardes porque entrenaba mayormente con Tsukishima. Yamaguchi mejoraba sus saques. Cada uno por su parte.

Soltó un suspiro de cansancio alertando al rubio. Éste la miró y vio que tenía una mirada triste. Él de alguna manera sabía que había hablado más con Kenma y él en toda la semana que con su propio equipo de voley. Ahora el que soltó un suspiro fue él, sin creer lo que iba a decirle. Tocó su hombro dos veces para llamarle la atención, y cuando la chica levantó su mirada del suelo, movió sus manos.

«¿Quieres ir por un helado?»

Los ojos de la pelinegra soltaron brillos mientras asentía. Fueron a unas cuadras mientras él caminaba y ella saltaba emocionada, su humor había cambiado drásticamente. Al llegar a la heladería, ella le indicó que sabor quería y fue a sentarse a unos lugares que estaban contra la ventana. Dejó su mochila a un lado y espero pacientemente a que el chico terminara la fila y lo atendiesen.

Desde su perspectiva, Tsukishima era más alto que todos los clientes en la fila. Los colores del atardecer pintaban en el cielo colándose entre las ventanas, alumbrando a toda la heladería. Él tenía puesto el uniforme y abrigo de Karasuno, con su bolso que llevaba al costado, sus lentes lo hacían parecer que sabía de todo, y cuando lo conocías él trataba de hacertelo creer. Todo aquello le daba un toque perspicaz. Aparte de eso, le hacía ver lindo.

Puso los pies en la tierra cuándo éste comenzó a acercase con dos helados en las manos. Trató de ocultar su sonrojo ante lo que estaba pensando anteriormente y le regaló una sonrisa inocente. El rubio la miró con rareza y le entregó su helado, lo recibió con anhelo mientras lo comenzaba a comer.

Estaba tan concentrada en el sabor exquisito que la crema tenía que no se dio cuenta que el chico le estaba hablando. Éste tocó su mano libre para llamarla, haciendo que despegara su vista de su preciado helado.

—El sabor que elegiste es muy raro.

—Lo que me parece raro es que no te guste. Al fin y al cabo son prácticamente iguales.—soltó una risa malévola mientras le daba un lenguetazo al helado de limón.

—Tus gustos son tan raros.

No tienes idea. Pensó la pelinegra mientras cambió de tema.

—El otro día, cuando jugamos contra el Nekoma, ¿Te enojaste porque yo no te hice caso?

El chico se tensó en su lugar—No me enojé. En realidad sentí impotencia porque debí hacerte caso a tí, no tú a mí.

Soltó un sonido de asombro y se acercó más a él, inclinándose sobre la mesa—En estos momentos me gustaría escuchar para que volvieses a repetir eso.

—De igual forma nunca lo volveré a decir. Así que ni lo sueñes.

Buscó una manera de animarlo al ver que tenía una expresión algo triste. Pensó si estaría bien lo que iba a hacer, al decidir que sí, dejó su helado a un costado y tomó la mano libre del chico con la suya, comparando el tamaño.

Ante aquel movimiento, Tsukishima se sonrojó sorprendido—¿Q-qué?

Pero ella no había visto que habló—¿Ves la diferencia?, tú tienes más probabilidades de bloquear.

El chico no podía pensar en otra cosa que no sea el contacto que estaba teniendo con ella en ese momento. Se preguntó si ella sentiría el mismo deseo de no soltarse nunca, pero pensó lo ridículo que sonaría si lo dijese en voz alta, así que simplemente asintió ante lo que ella decía.

(...)

Era de tarde y ya que las vacaciones habían comenzado, tuvo más tiempo para entrenar. Aunque no pudiese jugar partidos ni ir a algún torneo, no dejaría el voley por nada. Por eso, le había pedido a aquel chico que entrenase con ella. Su boca estaba algo seca por estar hablando, Suga sabía algo de lenguaje de señas pero no tanto como Tsukishima.

—¡Vamos, Sugawara-san!—le pedía rogando— Solo dos minutos más.

El chico estaba tan cansado que sus piernas estaban a punto de parecerse a la gelatina. Habían estado entrenando desde la mañana en un parque y ambos habían descansado solo para comer y tomar agua. Claramente la chica no se veía tan afectada, pero él no había dormido bien por una razón que la implicaba.

Él se rascó la nuca con una sonrisa—Lo siento, Hoshi-chan. Pero realmente estoy cansado, quizás...

—Yo puedo entrenar con ella.

Hoshi no sabía porque Sugawara no había terminado su oración—¿Qué ocurre, Suga-san?-le preguntó extrañada.

El peligris lo pensó dos segundos— ¿Quieres entrenar con Kageyama?

Ella lo miró extrañado, así que miró detrás suya y ahí estaba el pelinegro, con una expresión neutra que podía intimidarla. Pero a esas alturas ya lo conocía, así que le dio una sonrisa.

—¡Kageyama-kun!

Los dos chicos comenzaron a hablar algo lejos de ella, como si tuviesen miedo de que escuchase algo de lo decían. Hoshi simplemente los miró expectante y más aún cuando Sugawara sacó un cuaderno con pocas hojas y se lo entregó como si fuese droga. Luego los dos la miraron y les dio una sonrisa amable sin entender nada de lo que pasaba. Sugawara la saludó diciéndole que mañana seguirían entrenando antes de la segunda concentración en Nekoma, así que aceptó con gusto.

Kageyama dejó su bolso a un lado de la mochila roja de ella y se acercó hasta el lugar donde estaba.

—¿Quieres rematar, no?

Ella asintió emocionada, así que se pusieron en marcha.

Pero luego de tratar de pegarle a siete remates -Kageyama los iba contando-, la pelinegra reprimió un gritó de frustración. Tobio se acercó a ella, tocándole el hombro.

—Lo lamento, es mi culpa. Estoy acostumbrado a la velocidad de Hinata y...

—No._interrumpió al chico— Hazlo de nuevo, a la misma velocidad.

La verdad era que sus piernas ya le estaban exigiendo que parase, pero no hizo caso. Golpeó la pelota de manera en que le llegase a Kageyama para así poder rematar. Pero al saltar, el resultado fue el mismo que veces anteriores. Se tapó el rostro sin ganas de ver la mirada del chico, y al sentirlo cerca, comenzó a hablar.

—Quiero que ustedes estén seguros de pasarme la pelota. Con Sugawara-sempai puedo rematar, pero cuando jugamos contra Nekoma en la concentración, parecías dudar en pasármela.—se destapó el rostro para mirarlo, sin embargo la mirada del chico destilaba curiosidad—No quiero ver como dudas, Kageyama. Aunque no pueda ir a torneos con ustedes, quiero que me consideren una más de su equipo.

La expresión del joven cambió a una que parecía algo molesta u obvia, no tenía idea— ¿Crees que no te consideramos una más?—inclinó su cabeza sin entenderle—Para nosotros ya eres la número trece, ¿Sabes?

Abrazó al chico que era un poco más alto que ella, no tanto como Tsukishima claro.

Debía dejar de comparar a todos con Tsukishima.

Por insistencia de Kageyama, los dos caminaban a su casa. Aunque en realidad agradecía internamente que la acompañara, ella le había dicho más de cinco veces que era de direcciones diferentes, pero él seguía en pie con que eran pasadas las nueve de la noche, cosa que no se había dado cuenta hasta que lo mencionó. En el camino de lo único que hablaron fueron de partidos y alguna que otra cosa personal del otro. Si la Hoshi de hace unos meses la veía, no creería que estuviera hablando amigablemente con el Kageyama que le dio miedo ni bien lo vio. Pero sin más, cuando llegaron a su casa el chico se despidió mientras ella le agradecía por aquella tarde-noche animada. La verdad que su perspectiva ahora había cambiado a una mejor. Cuando vio a Tobio irse por una esquina, pudo ver a Tsukishima mirando en su dirección fuera de su hogar. Sin dudarlo, levantó la mano y lo saludó. Él se la devolvió pero algo desganado. Se le hizo raro, ya que la última vez que lo vio él se encontraba feliz porque por fin le había llegado a la punta de los dedos al saltar.

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