Novio Falso | Jeon Jungkook [...

By Lurini02

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Shin MiSuk necesitaba a un novio falso y encontró al candidato perfecto. Jeon JungKook estaba centrado en una... More

✷ SINOPSIS ✷
✷ PRÓLOGO ✷
✷ Capítulo 1 ✷
BARBIE
CONVERSACIONES
KIM TAEHYUNG
ACERCAMIENTOS...
ENCUENTRO COMPROMETEDOR
LA AMISTAD
LA FAMILIA Y... [1]
... Y ACUERDOS [2]
VISITA
BIBLIOTECA
CENA
VIAJE
CERCANÍA PELIGROSA
COMPARTIENDO
ALGO
HUMO [1]
JEON JUNGKOOK [2]
ANSIAS [1]
NOSOTROS [2]
HOSPITAL
NOVIO FALSO
A SOLAS
PIJAMADA
CONOCERTE
ENCONTRARTE
JUNTOS
CULPABLE
SINCERIDAD
LA VERDAD
LÍNEAS BLANQUECINAS
ENFRENTAMIENTO
FINAL DEL CUENTO
EPÍLOGO
AGRADECIMIENTOS

ACLARACIONES

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By Lurini02


Los siguientes dos días podría resumirlos de forma rápida y sencilla.

El domingo me la pasé pensando en lo ocurrido del sábado. Uno que otro mensaje le mandé a Jungkook con preguntas disimuladas como «Hey, ¿qué tal?». Y ver si de alguna forma decía algo, aunque obviamente no tenía esperanza de que soltara todo de una vez y mucho menos por texto.

Eso sí, él siempre respondía con su característica amabilidad, pero con respuestas cortas, sin dejar una abertura en la que entrar e indagar si estaba bien con lo que sea que sucedía.

Con eso me di cuenta que no lograría nada con mensajes, así que desistí con la mentalidad de averiguar cualquier cosa y pensé que lo mejor sería hablar con él en persona.

Seguido de eso, fue Taehyung, al repasar lo que había hecho, llegué a la conclusión de que no me arrepentía de ayudarlo en ese momento. A mí criterio, no quería presenciar cómo una persona se haría daño en el futuro. Si después ellos al reunirse a solas él decidía darle la oportunidad, poco tenía que ver conmigo. Era asunto de él y de su vida.

Y aún así esperaba que Taehyung no le diera la posibilidad de volver y que más bien pudieran hablar para que dé fin a su extraña relación con Nam.

Por otra parte, cerrando el hilo de pensamiento en relación con los acontecimientos del sábado, lo hice con Haneul, me preparé mentalmente por si el lunes comenzaban los rumores. No sabía a ciencia cierta qué tipo de habladuría sería porque desconocía hasta qué punto vio lo sucedido Kang.

Así que tenía dos cosas en mente para el lunes, hablar con Jungkook y estar lista para el ataque verbal.

Sin embargo, tanto el desconcierto como el asombro surgieron en mí porque ni una ni la otra sucedió.

No pude hablar en ningún instante con Jungkook y no escuché nada relacionado con el sábado. Eso sí, de vez en cuando cruzaba miradas con Haneul en clases, pero ninguna de las dos daba el primer paso.

Tampoco me atrevía a ir al piso de los de primer año en la facultad de derecho, porque no sabía qué tipo de rumor desarrollaría. Es por eso que esperaba toparme con él en el receso, pero no lo vi en ninguna parte.

Para cuando llegó el día martes por la mañana, todavía permanecía con la guardia en alto y la esperanza de hallar a Jungkook.

De momento con todo tranquilo, caminaba por los pasillos con un vestido veraniego de estampado floral y escote en uve. Con mangas al codo y el largo de la falda llegaba a mitad de los muslos. Mi andar era suave, esperando a que ciertos murmullos resaltaran, Como siempre, no tardé en percibir el cuchicheo de las personas, una que otra oración logré escuchar, pero no era lo que suponía que sería realmente.

Era como si la zona estuviera limpia de un nuevo rumor. Y más que tranquilizarme, me ponía los nervios de punta.

Ahora me dirigía a caminar por el campus por si veía la figura de Jeon.

Al salir, justo me crucé con Haneul que venía entrando. Creí que volveríamos a pasar de la una y de la otra, pero se interpuso en mi camino. Al final fue ella quien dio el primer paso.

Con dos trenzas de pescado a los lados de los hombros. Un suéter de lana verde claro de cuello redondo y unos pantalones jeans entubados. Me miró fijamente y me habló. —¿Tiene un momento para hablar? —Su tono de voz era ligero y no denotaba lo que estaba sintiendo.

No tenía la obligación de hablar con ella, tampoco es que quería, pero ya que la curiosidad de saber lo que pensaba pesaba, acepté de buena gana. —¿Dónde le gustaría hablar? —Sonreí con amabilidad. Hasta que noté una mancha en el borde de su manga. La sonrisa se me borró y me acerqué un paso más antes de que dijera algo. —Oh, si es reciente la mancha de café, debería echarle vinagre blanco, lo deja actuar por unos minutos y luego enjuagas con aguas para meterla en la lavadora. Por ahora debe arremangarse de esta forma ambas mangas para que no se note y aún así luzca fenomenal. Perdona. —En un movimiento rápido, agarré su mano para estirarla hacia mí y acomodarla como había dicho.

Ella no presentó objeción y simplemente se dejó hacer hasta que terminara. —Gracias. —Se miró los brazos y apretó los labios con una sonrisa casi plana.

Cuando me di cuenta de lo que había hecho, me reproché internamente. Justamente por parecer una entrometida o vanidosa los rumores se extendían de mala manera. Sin embargo, lo hecho ya estaba, así que debía continuar como si no pasara nada.

  —¿Entonces le gustaría hablar aquí o...? —Giré el dedo índice en círculo.

  —Oh, no. Caminemos por el campus, no tomará mucho tiempo. —Ella comenzó a dar los pasos en dirección contraria, esperando a que la siguiera.

Por un lado me hacía una idea de lo que quería hablar y por el otro tenía sospechas, todavía no olvidaba que ella pertenecía al grupo con Suha y Suni. Aunque también la recordaba como la más tranquila de las cuatro.

Pronto la alcancé y estuve a su costado. Nuestros pasos eran lentos y nos mantuvimos en silencio por varios tramos. Algunos estudiantes giraban la cabeza para mirarnos cuando pasábamos, les causaba curiosidad que estuviéramos juntas porque aquella discusión en la que se disolvió el grupo tuvo alcance a los oídos de los demás.

La vi de reojo que tenía la vista al frente como si no hubiera pedido un tiempo para hablar. No quería permanecer un tiempo más callada, debíamos conversar rápido. —Señorita Kang, ¿seguiremos caminando hasta llegar a algún lado o hablará?

Ella levantó la mano y acomodó el flequillo cuadrado que cubría su frente hasta las cejas. Y me miró. —¿Podemos dejar los honoríficos? Creo que los meses que pasamos juntas a pesar de que no recordaras mi nombre deben significar algo.

Amarré mi cabello en un moño bajo que estaba cerca de la nuca. Había un poco más de calor en ese día. —Bueno, no tengo problema si no te molesta. Soy adaptable. Y ya que estamos con el tema, me disculpo por ello, si te soy sincera, a veces me cuesta aprender los nombres y las identifico con otras características.

Asintió. —Pero justo ahora dijiste mi apellido.

Rasqué con el dedo un lado de mí mejilla. —Después de escuchar a Suha, presté atención a la lista y memoricé sus apellidos.

  —Eso es lindo. —Fue lo único que dijo.

Fruncí levemente el ceño. Nos estábamos yendo por las ramas y no me apetecía seguir con esto, así que pregunté directamente. —Haneul, ¿por qué querías hablar conmigo? ¿Es por lo del sábado?

Haneul ladeó el rostro hacia mí y pestañeó varias veces, con un aire pensativo. —No exactamente. Pero algo tiene que ver.

  —Entonces comienza a hablar.

Agarró la punta de una trenza y la movió de un lado a otro. —¿Sabes? Nunca me caíste mal como a Suha y Suni. No me creí el papel de niña rica vanidosa que se cree mejor que los demás. —Sonrió levemente al echarme un vistazo y luego miró al frente para continuar hablando. —Pero no había modo de poder acercarme a ti porque parecía que tu preferida era Suha. Y las veces que lo intentaba, Suha interrumpía. Ella si era contradictoria.

  —¿Y me dices esto ahora porque...? —inquirí con un tono interrogante que invitaba a que continuara.

  —Porque de verdad quiero ser tu amiga. —Ella se detuvo y se giró para mirarme con una tímida sonrisa.

Algunas alertas sonaron en mi cabeza. No podía evitar sospechar de que algo tramaba al venir con esas palabras tan repentinamente. La semana pasada todavía la veía junto a Suha y Suni. No era tan descabellado pensar que de alguna forma era un plan que tenía las tres para acercarse a mí.

  —¿Por qué quieres ser mi amiga ahora? —pregunté verdaderamente curiosa y sin ningún tono de desconfianza.

Ella sonrió más ampliamente. —Siempre he querido ser tu amiga desde que nos conocimos en la clase. Sólo que puedes ser intimidante algunas veces.

Crucé los brazos porque confiar en sus palabras me estaba resultando difícil. —¿Qué hay de Suha y Suni?

Haneul ladeó la cabeza con una expresión de extrañeza. —¿Acaso crees que me estoy acercando a ti por un plan?

  —Me disculpo si no es así, pero comprenderás que piense de ese modo por cómo se desarrolló nuestra separación. También le seguiste el paso si no recuerdo mal.

Asintió con lentitud. —Entiendo que lo veas de esa forma. Quizás lo que diga ahora no lo creas, pero en ese momento fui detrás de las chicas para regañarlas. Ellas también te estaban utilizando.

Entrecerré los ojos. En mi interior empezaba a dividirse en dos bandos en sí creer o no creer. Y con lo último que mencionó, ya me hacía a la idea, sólo que lo ignoraba porque por los momentos no me molestaba.

  —¿Y por qué no viniste a mi al día siguiente? ¿Por qué esperar tanto para acercarte?

Haneul se giró y caminó unos pocos pasos a una banqueta que estaba cerca, justo a los lados había grandes y gruesos troncos de árboles. Se sentó cruzándose de piernas y palmeó a un lado de ella. Seguí sus pasos y me senté en la esquina, con las piernas juntas e inclinadas.

  —Porque para mí seguía incierto si eras o no la persona que presumías ser. Podría no creerlo, pero también estaba la posibilidad de estar equivocada. Decidí entonces observarte, luego de ello explotó la noticia de que sales con Kim.

Apreté mis manos sutilmente que aguardaban en mi regazo, habíamos tocado por fin el tema de Taehyung.

  —¿Y a qué conclusión llegaste ya que ahora me hablaste? —Miré su perfil, que andaba con la mirada perdida.

  —El sábado fue un factor importante. —Giró su cabeza hacia mí y sonrío dulcemente. —Me pareció curioso cuando escuché que eres la novia de Kim Taehyung porque anteriormente lo era Siyeon. Noté la forma en que ambos interactúan y déjame decirte que ustedes no generan chispa de nada. —Soltó varias risitas. —Y fue el sábado cuando confirmé lo que sospechaba.

Fruncí el entrecejo porque no lograba captar lo que me quería dar a entender. —Espera, no comprendo qué tiene que ver mi relación contigo y Nam.

Ella levantó una mano y palmeó con delicadeza mi hombro. —Está bien Misuk, guardaré el secreto. Sé que ayudas a Kim con Siyeon. Y fue allí que me di cuenta que en realidad eres una linda persona.

Parpadeé y un temor comenzó a crecer en mi interior. Sonreí con una falsedad natural. —No sé de qué secreto hablas o ayuda, pero me está ofendiendo que creas que mi relación con Tae no es real. —Me levanté con la actuación de estar indignada de forma perfecta y la miré. —Ese día viste a Nam coqueteando con mi novio y a una novia poniendo las cosas en su lugar. Si viniste a hablar de este asunto, entonces me iré.

Ella amplió los ojos con asombro y abrió la boca soltando varios balbuceos. —Ah, ¿es real? Yo...

Hice una rápida reverencia y le di la espalda con la cabeza en alto. Alejándome con paso firme. Pero a medida que avanzaba, una duda surgió y cerré los ojos porque quería saber.

Sabía que en la universidad debía defender e incluso dar entender que mi relación con Taehyung seguía y era real. Pensaba dar por terminada la relación como había dicho anteriormente al comienzo de las vacaciones, que sería en un par de días.

Me detuve y me giré de nuevo. Haneul se había levantado y seguía en la misma posición viéndome desde allí. Acorté los pasos y me crucé de brazos al estar frente a ella. —Quiero saber el por qué creíste que estaba ayudando a Tae con una relación falsa —dije sin cavilar.

Entreabrió los labios y luego los cerró, quizás estaba poniendo en orden sus pensamientos por el repentino cambio que hice. Se relamió los labios y asintió. —Conozco a Siyeon desde la secundaria, era mi amiga y sé cómo suele ser. A pesar de que nos alejamos el año pasado, la personalidad de Siyeon parece ser la misma.

Eso provocó que bajara los brazos y levemente la guardia. No me esperaba que Haneul haya sido amiga de Nam.

  —¿Estás queriendo decir que Nam era así desde la secundaria? —Remarqué lo mencionado.

Se tocó un poco el flequillo y luego asintió. —Parece que también estás al tanto de su forma de ser.

  —¿Cuál es según tú? —Arqueé una ceja.

  —Ella tiene... —Se mordió suavemente el labio, pero continuó. —Un problema psicológico que la mueve a buscar tanta atención como pueda, más que todo atención masculina. Es como una adicción que no puede parar y necesita más y más.

Coloqué mi mano en la frente, cubriendo parcialmente mis ojos. —Ah, yo, esto tampoco me lo esperaba.

  —¿No lo sabías? —preguntó sorprendida.

Negué con lentitud. —No. Es decir, me habían comentado que ella actuaba de una forma no convencional y que tenía un cierto problema, pero no creí hasta el punto de ser psicológica.

  —Nunca me llegó a hablar de ello. En realidad esto lo supe gracias a uno de sus padres. Me había dicho que le tuviera paciencia porque Siyeon no era tan estable psicológicamente, pero que no resultaba un peligro.

  —¿Te dijo el nombre del trastorno?

Se quedó en silencio, recordando el nombre. —Es un trastorno llamado histriónico de la personalidad.

Al escucharlo, lo repetí varias veces en mi mente, sería algo que buscaría más tarde. Relamí mis labios. —¿Por qué me cuentas esto?

Haneul sonrío levemente. —Ya te lo dije, quiero ser tu amiga. Y quiero advertirte de Siyeon. Aunque uno de sus padres me haya asegurado que Siyeon no presentaba ningún peligro, ella con el tiempo cambió. Una vez ella se obsesionó tanto con un chico y a pesar de que a escondidas atraía la atención de otros, este en particular era su favorito. Un día el chico se enteró por otro que Siyeon coqueteaba con varios a la vez y este quiso cortar la progresiva relación que llevaban. A Siyeon no le sentó bien eso. Hubo pijamadas en su casa en la que presencié sin querer un cuadro donde ella tenía anotado meticulosamente el horario y lo que hacía el chico. Ella lo ocultó cuando me vio en su cuarto, pero ya lo había visto.

»Planeó por meses ser una persona nueva y demostrarle al chico que había cambiado. Todo para capturar de nuevo su atención. Hasta que un día él conoció a alguien más. Y se volvió loca cuando se enteró que él salía con ella.

»En otra ocasión en la que fui a su casa, descubrí planes suyos de cómo simular que algo parezca accidentado. Allí fue cuando entendí que Siyeon estaba yendo demasiado lejos. Y se lo hice saber a sus padres antes de que ella hiciera algo de lo que se arrepentiría.

Tragué saliva y la sentí seca de repente. Pero Haneul continuó hablando.

  —Ella fue a terapia por un año. Y cuando regresó porque según mejoraba, parecía alguien completamente nueva. Ingresó a la universidad, al contrario de mí, que quise tomar un descanso antes de asistir, gracias a la distancia y que poco nos veíamos, nos alejamos. Creí para entonces que ella estaría bien, en una ocasión supe que conoció a Kim Taehyung. Al principio percibí que su relación iba bien. Normal. Y me alegré por ello. Para cuando ingresé, ellos ya llevaban un año de relación.

  —Y pensaste que ella había superado bien su problema —deduje, absorta a sus palabras.

  —Así es. Pero porque la observaba de vez en cuando, noté que algunos chicos jugueteaban con ella en broma, dándole piropos o frasecitas de adulación. Eran bromas inocentes, pero me preocupé porque conozco su historial. Ella se lo tomaba bien y me sorprendió, pero poco a poco empezaba a caer. Lo notaba, porque en algunas ocasiones usaba los mismos trucos de coqueteo que hacía en la secundaria. Pero con la diferencia de que se reprimía, quizás por Kim Taehyung.

Toqué con mis dedos la sien y masajeé un poco. Era mucha información que asimilar.

  —Entonces como conclusión, pasó un año de esa forma hasta que Tae se dio cuenta que algo andaba mal con ella y le terminó.

  —Es lo que supe. Desde las sombras uno no conoce bien los detalles, pero sabiendo que Siyeon comenzaba a comportarse como en el pasado, me hice una idea. Es por eso que el sábado noté que las cosas no iban bien. Y quise advertirte para que tuvieras cuidado, porque creo que Siyeon está otra vez obsesionada, pero con Kim. No sé si aquellos planes que vi iban para aquel chico o a su pareja. Pero es mejor prevenir que lamentar.

Cerré los párpados al recordar algo. —Nam ya me amenazó.

  —¿En serio? —Su tono varió un poco con preocupación.

Asentí. —Lo hizo. Y puedo creer lo que dices porque varias cosas encajan ahora. Ella no solo me amenazó con que me alejara de Tae, también quería que lo hiciera con Jungkook.

  —¿Jungkook? —preguntó confundida.

  —Es amigo de Tae —dije simplemente y jugueteé con mis labios meditando—. Si dices que ella tiene un problema de querer atención de forma enfermiza. Entonces su obsesión actual sería Taehyung, el sábado quiso encontrarse con él porque quiere volver, actuó toda arrepentida como mencionaste que hizo con el varón del pasado. Y a las espaldas, ansía también que Jungkook la mire porque él no se la da y es como un reto para ella.

  —Podría volverse un problema más grande si no se detiene. —Frunció el ceño preocupada.

  —¿Que tal de avisarles a sus padres otra vez?

Haneul negó con tristeza. —No tenemos pruebas de que Siyeon recayó. Si quitamos su trastorno psicológico, ella es una persona dulce y amable con todos. Su actitud cambia cuando hablamos de chicos. En aquel entonces su familia creyó porque les dije que buscaran a fondo en las cosas de Siyeon, hallando todos los planes.

Entendía las palabras de Haneul. Porque podía ver que Siyeon tenía un aire de dulzura y delicadeza a su alrededor. También presencié sus cambios de actitud, tanto con Jungkook y Taehyung era amable, pero conmigo llegó a sacar un poco las garras.

  —Así que solo necesitamos pruebas —murmuré pensativa.

  —¿Ahora me crees? —Desperté de mi mirada ausente y la miré.

Sonreí anchamente y sentí que mis ojos se volvieron medialunas. —Te creo. Agradezco que me hayas contado. Ahora sé más o menos con lo que me estoy enfrentando.

Ella sonrió un tanto tímida. Y movió las manos para explicarse. —También me quiero disculpar por ofenderte. Yo de verdad creí que su relación no era real.

Permanecí callada por un momento y miré a ambos lados por el entorno. Seguíamos a solas. Acerqué un paso para susurrar. —Bueno, no estabas equivocada. Tae y yo en realidad no tenemos una relación.

Sus mejillas se volvieron rosadas por la vergüenza. Y apretó los labios. —¿Entonces de verdad lo estás ayudando?

Mordí un poco el labio inferior. —Algo así. Ahorita no puedo explicarte, pero me gustaría que no mencionaras nada. —Ella asintió enérgicamente y sonrío aliviada.

  —¿Somos amigas?

Sonreí con emoción. —Leí una vez que los amigos se pueden hacer de inmediato y creo que ambas hemos intercambiado mucha información para considerarnos amigas.

Estiró el brazo para ofrecer su mano. La cual estreché gustosamente. —Me alegro que lo seamos.

  —Y a mi me alegra que ahora seremos tres chicas. —Tanto Haneul como yo nos sobresaltamos al escuchar una tercera voz. Ambas giramos la cabeza por donde sonaba y vimos como Jiah salía detrás del árbol en un salto.

La miré horrorizada. —¡¿Estabas escuchando detrás del árbol?! —chillé y solté la mano de Haneul. Cuando Jiah se acercó con las manos en los bolsillos con una sonrisa despreocupada, golpeé la zona de su hombro. —Eso no se hace Jiah.

Ella fingió una mueca y sobó el hombro como si le doliera. —Me acabas de dislocar el brazo muñeca.

Rodé los ojos y coloqué los dedos en mi frente, empezaba a subir el nivel de estrés. No me preocupaba mucho que Jiah hubiera escuchado. Tarde o temprano lo sabría porque todavía tenía pendiente una conversación con ella. Pero, Haneul eso no lo sabía, así que cuando la miré, su cara estaba pálida y alternaba sus ojos tanto en mí como Jiah.

  —Oh, Haneul. No te preocupes por Jiah, es mi amiga y ella no dirá nada —hablé para tranquilizarla.

Jiah alzó la mano con dos dedos levantados en símbolo de paz y con una sonrisa ancha pegada de labios. —Sí. Piensen en mí como su guardaespaldas. Te vi a lo lejos con, ¿Haneul? Y me preocupé de que te estuviera dando problemas. Pero fue oír Siyeon y me oculté.

  —¿También conoce su condición? —preguntó Haneul a Jiah.

  —Hasta hace diez minutos no. Pero sospechaba de que algo no cuadraba con ella. —Una mano en forma de puño golpeó con la palma de la otra varias veces. —No se preocupen, puedo hallar pruebas. —Sonrió de modo malévola.

Haneul y yo nos miramos y reprimimos unas risas. Jiah entonces fue que abandonó su actitud al fijarse de nuevo en Haneul. —Oh, me presento. Soy Sung Jiah. —Como empezaba a entender que era característico de ella, no hizo la típica reverencia, dio un paso y la envolvió en un pequeño abrazo rápido para luego alejarse. Al menos tenía conciencia de no durar tanto con el contacto.

Haneul parpadeó, fue tomada por sorpresa porque no se esperaba el efusivo abrazo. Sin embargo, se aclaró la garganta y sonrío levemente. —Un placer señorita Sung. —Hizo una suave reverencia. —Soy Kang Haneul.

Jiah arrugó la nariz y negó con rapidez. —No por favor, no seas como Misuk, a mi también trátame sin honoríficos. Claro, si estás cómoda con ello, pero te digo que yo no lo estaré si decides ser formal.

Haneul rozó su flequillo. Empezaba a darme cuenta de que era como un tic nervioso de su parte. —No, me parece bien.

Jiah asintió. Y luego me miró. —Por cierto, Kookie te está buscando. Me dijo que si te veía, estaría por el salón vacío. —Alzó varias veces las cejas pícaramente.

Rodé los ojos, pero agradecí el mensaje. No lo veía desde el sábado y menos hablado decentemente. Miré a Haneul y luego a Jiah con cierto recelo. Pero Jiah pareció leer mi duda porque dijo—: No te preocupes por nosotras, ve. De todas formas quiero conocer a nuestra nueva amiga y hacerle unas preguntas.

Haneul aunque un poco cohibida, asintió estando de acuerdo. Podía imaginarme lo que haría Jiah con Haneul, pero sonreí. Alcé la mano para despedirme y caminé con unos pasos un tanto apresurados al interior del edificio.

Todavía estábamos en la hora de descanso y la mayoría estaría tanto en la cafetería o en el campus, lo cual quería decir que el tercer piso andaría casi desolado.

Fue dicho y hecho cuando ingresé a los pasillos, no había muchas personas por allí. Así que al aproximarme a la puerta del salón, por un golpe de suerte nadie estaba alrededor, por lo que entré rápidamente. Cerré la puerta y coloqué el seguro.

Al girar la cabeza, noté a Jungkook sentado en el fondo con los brazos cruzados sobre la mesa y su cabeza apoyada en estos. Parecía estar dormitando.

Con pisadas suaves, gracias a mis bailarinas manoletinas negras, acorté la distancia hasta llegar a él. Agarré cuidadosamente sin hacer ruido una silla y la puse al lado de la mesa.

Me senté para observarlo, su espalda bajaba y subía con parsimonia, demostrando que andaba en un ligero sueño. Noté su vestuario del día y era algo desaliñada, tenía una camisa a cuadros de color rojo y gris, con manga corta ancha. Vi que estaba desabotonada al completo, así que pensé que cargaba debajo una camiseta. Los pantalones eran unos jeans azul celeste, rotos por las rodillas, se veía desgastado. Por esta vez, no llevaba en su cabello su moño, estaba totalmente suelto y lleno de ondulaciones en sus puntas. Aún así se notaba sedoso.

Arrugué la nariz al percibir un aroma conocido. Cuando me incliné por inercia al cuerpo de Jungkook, el olor a vainilla invadió mis fosas nasales. Provenía de su cabello.

Sonreí por eso al recordar nuestra primera interacción. Parece que tomó en cuenta mis palabras. Observé su rostro con expresión calmosa, tenía algunos mechones cubriendo sus ojos y los labios ligeramente abiertos.

Se veía tan tranquilo que me daba pena despertarlo. Pero el descanso acabaría pronto y quería hablar con él. Así que con el dedo índice presioné un lado de su cachete varias veces.

Frunció el ceño y sus labios se cerraron. Pero seguía sin despertar, por lo que apreté con fuerza su mejilla, moviéndola un poco.

  —Au —susurró sin despegar los párpados e inmóvil.

  —Despierta Jungkook. —Solté su cachete.

Él se incorporó con lentitud y mostró solo un ojo, a la vez que estiraba los brazos y giraba la cabeza para que no lo viera bostezar.

Con cara de somñolencia me miró y sonrió con los labios pegados. —Que bonita forma de despertar a alguien. —Sonó un tanto ronco.

  —Y fue de lo más amable —refuté. —¿Llevas mucho tiempo esperando?

Vio el reloj de muñeca y negó con la cabeza. —Solo unos veinte minutos.

Arrugué el entrecejo. —¿Estabas cansado?

Alzó la mano y llevó los mechones que le obstruía la vista hacia atrás, quedando ahora por los lados. —Solo un poco.

  —Jiah me dijo que me estabas buscando.

Él asintió y pronto la seriedad le cubrió la cara. Me miró fijamente, colocando un codo en la mesa y sosteniendo su cabeza con la mano. —Dijiste que no ayudarías a Tae de esa forma.

Pestañeé porque por un momento no sabía a lo que se refería, hasta que recordé lo del sábado. —¿Tae te contó?

  —Porque se lo pregunté. Me intrigó que estuvieran juntos cuando lo último que escuché en la llamada de aquella vez fue que pronunciara tu nombre.

Puse el dedo índice en el surco de la nariz. —Supongo que sabes los detalles.

  —De su versión, pero me gustaría saber la tuya noona. —Sonrió de lado.

Deslicé el dedo sobre la mesa para distraerme. —No iba ayudarlo en ese momento, pero escuchar a Siyeon fue suficiente para intervenir y saber que sus palabras no eran sinceras.

Asintió teniendo clavado sus ojos en cómo deslizaba el dedo. —Sí. No lo eran. Tae estuvo a punto de sucumbir, pero lo ayudaste. Gracias. —Sonrió levemente.

  —Si... Ahora no estoy segura si fue lo acertado.

  —¿Por qué? —Unió su dedo de la otra mano para deslizarlo igual que yo.

Hacía formas geométricas y él intentaba copiarme. —Hay cosas que me enteré hoy. Todavía no te puedo contar porque necesito asimilarlo.

En un punto, nuestros dedos rozaban cuando intentábamos hacer una competencia de quién hacía una figura geométrica más rápida.

  —¿Sobre Siyeon?

  —Sí.

  —¿Es algo malo?

  —No sabría decirlo... —Tenía en la punta de la lengua preguntarle sobre cómo estaba. Dudé unos segundos más, hasta que terminé soltando la pregunta. —¿Y tú estás bien?

Su mano justo se detuvo al lado de la mía, provocando que ambas manos se tocaran suavemente. No la aparté y él tampoco. Los dos sabíamos que no era una simple pregunta.

  —Lo estoy —dijo simplemente.

  —No te vi ayer.

  —No vine.

Entonces lo miré por fin y agarré su cercana mano presionando con cuidado. Él observó un momento nuestras manos para luego mirarme a los ojos. —¿De verdad todo está bien?

Se mantuvo callado, alternado sus ojos sobre los míos, para luego volverlos media luna y sonreír mostrando todos sus relucientes dientes. —No estés preocupada noona. —Se irguió para utilizar la otra mano y posarla sobre la mía. —Yo también necesito asimilar una información. Así que luego te contaré.

Hice un pequeño puchero. —No te fuerzo a contarlo, sólo quiero saber si todo está bien.

Sentí varias caricias en el dorso de mi mano, pero no me molesté en mirar. —Pero te mueres de curiosidad, ¿verdad?

Desvié entonces la mirada, no lo quería admitir, pero así era. —Por supuesto que sí, pero intento ser una dama que no se entromete en los asuntos ajenos.

Jungkook se rió y apretó mi mano con cuidado. —¿Y cómo te va con eso? —preguntó irónicamente.

  —Muy mal obviamente.

Ambos nos miramos y luego nos reímos de nosotros mismos. La verdad, nos pasamos lo que quedaba del descanso hablando en el salón. No tocamos ningún tema relevante, si no de las cosas cotidianas.

Cada vez me sentía más cómoda con su cercanía.

Y eso lo demostró las manos que permanecieron unidas hasta el final.



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