Capítulo 5:
Un íncubo buscador de luciérnagas.
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El aire fresco mecía con suavidad las amarillentas hojas de los gigantescos y milenarios árboles. Desprendiendo, de vez en cuando, unas cuantas y haciéndolas caer al verde pasto.
Un hombre de negros cabellos observaba con una sonrisa el caer de las hojas, sintiéndose relajado ante la preciosa vista. Sus hoyuelos se marcaban de una manera adorable en su rostro, dándole un aspecto falsamente inofensivo al hombre.
— Esto es aburrido. — bufó alguien, junto al hombre de piel un tanto morena.
Él hombre soltó un suspiro, negando resignado sin borrar la sonrisa en su rostro. Acostumbrado a aquello.
— Prefiero jugar todo el día a ser un humano patético a estar mirando como caen las hojas, NamJoon. — insistió él otro hombre, mirando a quien se hacía llamar su hermano, enfurruñado.
Sus brazos se encontraban cruzados sobre su pecho, mientras en sus labios se dibujaba un puchero y su seño se encontraba fruncido.
Infantil. Esa, era la palabra que NamJoon utilizaba para definir a su autoproclamado hermano.
Taehyung, era un demonio de—hasta el momento—, clase baja e hijo adoptivo de Asmodeo, él pecado de la lujuria. Él demonio, era dueño de un cuerpo perfecto y bien trabajado, de unos pómulos marcados y facciones bien definidas, así como también de unas cejas pobladas y de un desordenado cabello negro azabache. Poseía, además, unos profundos ojos negros como el carbón que te hacían perderte en ellos cuando lo mirabas y una gruesa voz intimidante que solía volver loca a las mujeres cuando lo escuchaban. Él demonio de rango menor, emanaba sensualidad y virilidad, junto con un aire lujurioso, volviendo su sola presencia tan atrayente para quien lo viese.
Era tal y como un íncubo debía de serlo. Sin embargo, su personalidad...
NamJoon bufó, su querido amigo aún tenía mucho por aprender y un largo camino que recorrer, a pesar de todos sus logros.
— No puedes hacer eso. Lo sabes.— le recordó NamJoon, bebiendo un poco de su aromático té de hierbas con la elegancia propia que alguien de la realeza poseía.
Y eso es lo que NamJoon era. Alguien de la realeza. Un demonio de clase alta, hijo del mismísimo Amon, era el futuro pecado de la ira y él demonio que pronto heredaría el principado para utilizar el lugar que le pertenecía a su padre.
Taehyung, arqueó una ceja mirando a su amigo.
— Él arcángel Gabriel vino a reclamar junto a otros ángeles porque alterabas el orden del mundo mortal con tus fechorías. — continuó hablando NamJoon, relajado.
— Mi padre esta orgulloso.— le cortó él íncubo, sonríendo arrogante.
NamJoon rodó los ojos.— No me interrumpas cuando hablo.— le regañó. NamJoon odiaba que hiciesen eso.— Y es bastante obvio que él príncipe Asmodeo, este orgulloso de aquello. Te recuerdo que a nuestros padres le enorgullecerá que hagamos cualquier cosa que moleste a los ángeles, y si tenemos suerte, al mismo Díos. — comentó con obviedad, deteniéndose unos momentos para beber más de su té favorito.— Sabes la rivalidad, o más bien, guerra por el poder, que ellos tienen con Díos.— continuó.— Por lo demás, eres él favorito de tu padre desde que fuiste expulsado del paraíso y días después, acabaste con esa princesa sin recibir un castigo o una maldición de las brujas que protegen a la realeza del mundo mortal.
— ¿Por qué te enojas entonces?—preguntó divertido Taehyung. Una sonrisa socarrona bailando en sus labios.— No debería de importarte que juegue en las aldeas de los humanos.
— No me molesta, ni me enoja.— rebatió NamJoon.— Solo pienso que deberías tener cuidado.
— ¿Por qué? Son solo mortales, no me harán nada más que pedirles que no lo mate y ese tipo de mierdas repetitivas que dicen.
— Pero tu no los amenazas con eso.— NamJoon lo miró con los ojos entrecerrados.— No los amenazas con asesinarlos.— aseguró.
— No, pero oí que los demás lo hacían y les respondían así. — sonrió él íncubo, una sonrisa demasiado inocente para un demonio.— Yo solo busco comida.
— Eres un glotón. — se quejó él mayor de ambos. Segundos después agregó:— Pero, en realidad, ambos sabemos que tu solo estas buscando a esa mortal.— se burló.— A tu luciérnaga.
— ¿Qué? No se de que hablas, NamJoon. — habló con rapidez Taehyung, tras oír aquel apodo inventado por él.
— ¿Me vas a negar que solo vas a los pueblos para buscar a esa niña? — enarcó una ceja NamJoon, burlándose nuevamente.— Pobrecito, estas enamorado de una mocosa. TaeTae marcó a una niña, TaeTae se enamoró de una niña. — NamJoon comenzó a cantar, burlándose del menor.
— Yah, que no es por eso. —se quejó, haciendo una mueca.— A demás a esa niña solo la marque porque parecía una buena fuente de alimento en un futuro.— se excusó.—De seguro ahora es una mujer hermosa y con bastante energía.— él íncubo sonrió para sí mismo al recordarla.
— Si lo ponemos así suena bien.— NamJoon rió.— ¿Me dejaras probarla?— miró al chico con una sonrisa pícara, con intención de molestarlo, sabía lo celoso que solía ser Taehyung con su fuente de alimento.
Era tan glotón como posesivo.
— Vete a la mierda, NamJoon. A ella no la tocas.
Taehyung miró al mayor con molestia, estaba claro que solo quería molestarlo. Y normalmente lo dejaría pasar, pero la sola idea de que alguien que no fuera él tocara a su pequeña JiHye le disgustaba y provocaba un sabor amargo en la boca. Y no tenía idea de por qué.
— Puedes tomar a las otras, pero no a ella. —continuó, dandole una mirada despectiva a su amigo.
NamJoon lo observó con sorpresa. Realmente no se esparaba eso último por parte de Taehyung. Esperaba un golpe, un insulto, incluso una de esas miradas fulminantes del menor. Eso habría sido más normal, pero recibir una respuesta en donde ofrecía a otras a cambio de no molestar a la muchacha que había marcado como suya, estaba estaba mal. Estaba muy mal.
A Taehyung podría pasarle lo mismo que a Belfegor, él pecado de la pereza.
Taehyung por su parte, se levantó, ignorando la mirada pensativa de su hermano. Tomó una pequeña bolsita llena de oro y se fue. Dejando a un NamJoon serio, lleno de preocupación en su interior y con miles de pensamientos invadiendo su mente.
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—Por fin te encontré. — susurró Taehyung mirando la escena que trascurría a tan solo unos metros de él.
Había encontrado a su Jihye en compañía de unos hombres jugando, después de haber recorrido todo el pueblo buscándola.
Jihye se veía muy apegada a los hombres mientras nadaba y al parecer no traían ropa, eso no le había gustado para nada al demonio. Aunque no iba a negar que disfrutaba de la vista que tenía.
Sonrió tenuemente, su brillante luciérnaga había cambiado mucho físicamente.
Con curiosidad y latente sorpresa, observó como unas mujeres le coqueteaban a Jihye, y suspiró al recordar que ella fingía ser un varón. El razonamiento, de que quizás era por eso que le coqueteaban llegando a su mente. Todos creían que ella era un él.
Luego de que las mujeres se fueran, Jihye salió del agua juntó a sus amigos. Su piel desnuda brillando gracias a las gotas de agua que resbalaban por su cuerpo. Taehyung se deleitó viendo sus curvas y deseó que ella no trajera aquella molesta venda que tapaba sus pechos, ni aquella ropa interior que cubría su intimidad.
El demonio aprovechándose de sus habilidades, se acercó a los chicos aprovechando que no podían verlo y se paró detrás de JiHye. Sopló en el oído de la chica y acaricio su cintura con delicadeza, disfrutando como ella se estremecía ante su tacto.
Por su parte, la menor sintió su cuerpo arder ante la zona tocada por el demonio. Y se giró, quedando frente a frente con él mientras inútilmente lo buscaba con la mirada al tiempo en que su sensible nariz captaba un aroma mentolado y embriagador.
Ella no podía ver a Taehyung, porque él mismo como demonio, no se dejaba ver, sin embargo, podía sentirlo. Y su aura la intimidaba.
Jihye, su brillante luciérnaga, era mucho más bonita de cerca ante los ojos del íncubo.
Él, la siguió por toda la aldea, vió con sorpresa cómo ella entraba a una casa que por lo que sabía, pertenecía a personas importantes. Se preguntó mentalmente si aquella en realidad era la casa de la chica o si solo trabajaba allí.
— Yoongi Hyung, tu cama es cómoda. Me gusta mucho. — Jihye se acurrucó en la cama de su amigo.— Me casaría contigo solo por tu cama. — exageró riendo.
Taehyung sonrió divertido.
Mientras que Yoongi la miro con una ceja alzada.
— De verdad, de verdad, lo haría. — insistió Jihye antes de estornudar con un sonido débil, parecido al de un pequeño gatito.
Yoongi chasqueo la lengua sorprendido. Jihye se había enfermado.
— Mierda, ¿Como haces para enfermarte tan rápido? — gruñó él hombre de ojos felinos y actitud malhumorada, acercándose a la menor.
Tocó su frente revisando su temperatura. Se enfadó y preocupó al mismo tiempo.
— Estas ardiendo. Tienes fiebre. — habló preocupado mientras alejaba la mano de la frente de su menor.— Avisaré a Jimin, tú no te muevas de la cama. Le diré a las criadas que preparen sopa y vayan por medicamentos. — avisó antes de irse, saliendo de la habitación con rapidez.
Taehyung se acerco sonriendo. Haciéndose visible solo a la vista de la menor. Se sentó junto a ella, mirándola.
— Los conejitos rosas son bonitos.— habló Jihye, comenzando a delirar.— Quiero abrazarlos y... ¿Quién es usted? — Jihye observó un tanto asustada y curiosa a Taehyung, quien solo le sonrió y acarició su mejilla. — ¿Qué... Qué cree que hace, señor?
— Toco lo que me parece lindo. —sonrió coqueto él íncubo. — ¿No me recuerdas, Jihye?
— ¿Lo conozco? — preguntó en su delirio la menor.
— ¿Que debería hacer? Te ves linda sonrojada, aún si es por la fiebre, ese color rojo en tus mejillas me atrae demasiado. — habló Taehyung, acercándose al rostro de la chica e ignorando su pregunta. — Me hace querer hacerte cosas insanas justo ahora.
— ¿Qué esta haciendo? ¡¿Lo conozco a caso?! — Jihye reclamó, tensandose ante la cercanía del hombre.
Aquello no le estaba gustando para nada. Quería darle un puñetazo al "señor" que estaba frente a ella.
— Taehyung. Soy Taehyung. — habló él demonio, embriagado ante el aroma de la chica. Rozó sus labios con los de ella. — Quiero besarte. ¿Puedo besarte? — preguntó. — ¿Qué se supone que hago? Eres mía, no debería preguntártelo. — bufó, con una sonrisita.
Se relamió los labios con una sonrisa ladina en el rostro. Jihye se enfadó.
— ¡Yo... Yo no soy su—
Taehyung unió sus labios con los de Jihye en un beso, impidiéndole hablar. La menor se quedó quieta, paralizada y sin saber que hacer.
Nunca la habían besado, aquello era nuevo para ella. En su interior, algo vibró y de pronto, ella por alguna razón, se sintió obligada a corresponder el beso, haciéndolo torpemente.
Algo dentro de ella Jihye se encendió en cuanto sus labios hicieron contacto con los de él demonio. Su cuerpo comenzó a reaccionar enseguida, como si estuviera hecho únicamente para él.
Eso la asustó, porque no entendía que estaba pasandole.
Soltó un quejido cuando Taehyung mordió su labio, permitiéndole al demonio adentrar su lengua en la boca de la menor. Jihye gimió, su cuerpo ardía. Se estaba quemando por dentro, no quería continuar, pero su cuerpo no le respondía. Y la sensación de querer más que un simple beso la invadía, al mismo tiempo, Jihye estaba embriagándose bajo las sensaciones que ese simple beso le transmitía junto con el aroma mentolado y varonil del hombre.
Ella, no sabía con seguridad que es lo que quería, su mente estaba pasando por un peligroso lapso que le impedía pensar con claridad. Taehyung, con esfuerzo, se alejó de ella soltando un gruñido.
— Es todo por ahora. — habló, su voz ronca intimidando aún más a Jihye, haciéndola encogerse sumisa ante él. — Te veré en la noche. — avisó, sin darle tiempo a responder.
Dejándola confundida, atontada y con unas ganas inmensas de seguir besandolo, pero al mismo tiempo con una angustia en su corazón.
Lágrimas cayeron de los expresivos ojos de Jihye después de unos largos segundos, le habían robado su primer beso y ella no había podido hacer nada para detenerlo. Se sentía mal, pero al mismo tiempo bien.
Jihye iba a adentrarse poco a poco en el pecado aunque al principio no lo quisiera, justo como Taehyung lo hizo alguna vez. Y, quizás, nadie podría salvarla.