Tan pronto como se abrió la puerta, Wen Qing tiró del cuello de Wen Bai y comenzó a besar a la otra persona con el cuello arqueado hacia atrás.
Wen Bai usó una mano y la envolvió alrededor de la cintura de Wen Qing. Su mano, que estaba libre, cerró la puerta antes de pasar sus dedos por el cabello de Wen Qing.
Las dos personas se besaron hasta la cama del dormitorio mientras los sensuales sonidos del agua resonaban a su alrededor. Wen Qing se sentó a horcajadas sobre el cuerpo de Wen Bai y sus dos manos alcanzaron el cinturón ajeno.
Wen Bai de repente extendió su mano, y sostuvo las manos de Wen Qing hacia abajo.
Wen Qing se detuvo y escapó de las manos de Wen Bai. Sus manos estaban apoyadas a ambos lados del cuello ajeno, mientras miraba al otro. —¿Qué? ¿Te arrepientes de haber venido hasta aquí?
Wen Bai tomó con sus manos el rostro de Wen Qing. —¿Estás interesado en decirme qué te pasa?
Wen Qing se rió suavemente. —No estoy interesado. Y si no quieres hacerlo, entonces no me importa.
Lo dejó de tocar y estaba listo para levantarse de la cama. Sin embargo, Bai detuvo los movimientos de Wen Qing antes de voltearlo para atrapar a Wen Qing hacia debajo de él. Y le susurró al oído. —Quiero hacerlo, ¿por qué no? —. Y luego comenzó a besar meticulosamente la parte posterior de su cuello.
El cuello de Wen Qing era la parte más sensible de su cuerpo, y por ello comenzó a temblar incontrolablemente.
Wen Qing se sintió un poco impaciente y exclamó suavemente: —Si quieres hacerlo, solo hazlo. Piensas en tantos asuntos insignificantes.
Y esa fue la última frase que Wen Qing pronunció esa noche.
Antes de perder la conciencia, vio vagamente hacia la luz de la lámpara en la mesita de noche y estaba considerando si debía o no decirle a Wen Bai que la apagara.
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Cuando Wen Qing se despertó, su visión se cubría por un campo de oscuridad. Su conciencia todavía estaba un poco borrosa cuando la voz de Wen Bai resonó por encima de su cabeza: —¿Ya has despertado?
—Sí, ¿todavía no es de día?
—Ya es tarde, y cerré las cortinas —. Haciendo una pausa por un momento, Wen Bai bajó su voz y continuó con un tono extremadamente dudoso: —Estabas muy cansado anoche. Duerme un poco más.
Wen Qing se puso rígido. —¡¿Ya es tarde?! ¿Dónde está mi celular?
Wen Bai le pasó su teléfono, que se encontraba en la mesita de noche. —¿Por qué tienes tanta prisa? Ya he llamado al trabajo.
Wen Qing agarró su teléfono. Y notó que no había ningún registro de llamadas perdidas de Yan Han.
Wen Qing levantó su mano y se tapó los ojos. Pasó mucho tiempo antes de que le preguntara a Wen Bai: —¿Me ayudaste a atender una llamada en la mañana?
Wen Bai entrecerró sus ojos y se rio. —No.
Wen Bai tiró de la mano de Wen Qing que estaba cubriendo sus ojos. Miró hacia la expresión de Wen Qing y levantó las comisuras de su boca. —¿Por qué? ¿Deseas que haya alguien que tenga un problema con que tú y yo estemos juntos o tienes miedo de que alguien se entere?
Wen Qing desvió su mirada. —Deberías ya irte.
Wen Bai extendió su mano y tocó la comisura de los labios de Wen Qing. —¿No vas a volver conmigo?
Wen Qing le negó con la cabeza. —No, me voy solo.
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