A Twist of Fate (Adrinette)

By Nilsa-Lightwood

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Summary: Marinette está encerrada en su propio mundo... puede sentir, puede escuchar, pero no puede responder... More

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By Nilsa-Lightwood

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Title: A Twist of Fate

Ship: Adrinette

Genre: AT, fantasy, romance, fluff, Angust, mucho, mucho, muuuucho Angust

Word Count per chapter: 6,600+

Word Count: 86,000+

Rating: NC-17

Chapters: 16/24

Beta: Un-betated

Disclaimer: No son míos, si lo fueran, esto sería vídeo!!!

Music: LIKE YOU by Jin Akanishi

Los comentarios, estrellitas, y las galletitas, me hacen feliz.

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La lluvia estaba cayendo, pero a Chloé no le importó y siguió adentrándose en el cementerio con un ramo de flores. Aún no podía digerir totalmente lo que había pasado, pero parecía que las personas nunca lograban entender lo que sucedía a sus alrededores.

Solo le había contado de esto a Marinette y a Adrien, porque confiaba en ellos y sabía que después de todo por lo que ambos habían pasado, no creerían que estaba bromeando.

Y bueno, ahí estaba. Ahí estaba la lápida con el nombre de Jean Pierre y una foto del hombre. La rubia dejó las flores, cuidadosamente, en el florero.

—Hey, no fue agradable que no nos dijeras que vendrías. —Escuchó una familiar voz proviniendo desde atrás y viró, encontrándose con Marinette y Adrien bajo un paraguas, ella estaba acurrucada al lado de Adrien quien sostenía el objeto cubriéndolos de la lluvia.

Ella era la menos sorprendida de que estas cosas sucedieran. Caminó hacia la lápida con Adrien, arrodillándose, dejando una grulla de papel bajo las flores sin dejar que las gotas de lluvia la mojaran. Adrien sonrió y dejó otra grulla al lado del anterior.

—Al final, encontraré la paz interna.

—Alas nuevas están creciendo esta noche.

Eran las dos oraciones escritas en las grullas, una de Adrien y la otra de Marinette. Chloé no podía leerlas ya que estaban envueltas en las alas de los pequeños regalos, estando escondidos del mundo, pero aún ahí. De la misma forma en la que el hombre probó que las cosas funcionaban y que nadie debería perder la fe ante lo desconocido.

Por algunos minutos, solo estuvieron ahí de pie, escuchando la música de la lluvia en el aire, terminando su camino y siendo uno con la tierra, embriagando a tantas plantas sedientas por florecer y volverse un velo, viajando por el cielo solo para volver a caer. El círculo de la vida. ¿Las personas no eran igual? No había diferencia. Las gotas de lluvia no podían decidir sus destinos, no podían oponerse a la gravedad, no podían rebelarse, pero las personas sí.

Las personas podían decidir qué hacer con su tiempo en este planeta y eso hizo que Adrien recordara el encuentro que pronto tendrían que enfrentar: el gran jefe. Apretó más cerca a Marinette y ella no dijo nada solo recostó su cabeza en el hombro de Adrien. Con una pequeña oración en su mente, agradeció a Fu y los Kwamis por su ayuda.





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No tenían miedo ni preocupaciones. Su jefe no podía hacerles nada. Lo que sea que Gabriel fuera a decirles, ellos se había jurado que no terminarían su relación y escogerían el camino fácil. El camino de esta relación ya había tenido muchos sobresaltos, llenos de giros y montañas en medio, pero ellos habían logrado subir y crear un lazo que no podía ser explicado lógicamente. Ninguna criatura viva podía romper esta cadena.

No necesitaban verse, ni tampoco hablar, solo unieron sus manos, entrelazando sus dedos tan pronto como entraron al elevador.

Este accidente cambió también a Marinette. Ella siempre quería lucir perfecta, hacer a plenitud su trabajo, crear buenas impresiones para no ser una vergüenza de la sociedad y de su empresa.

¿Pero de eso se trataba la vida? ¿Vivir solo para trabajar o trabajar solo para vivir?

Se dio cuenta que en la categoría de vivir para trabajar los sentimientos no tenían lugar. Y ella no quería ser un robot.

¿Qué le importa lo que gente que ni conocía, decía o pensaba de ella? ¿A quién le importaba ser perfecto 24/7?

Lo único importante era vivir la vida al máximo. Y eso incluye los sentimientos, incluye tiempo para uno mismo. Por algo se llamaba libertad. Si solo seguía trabajando y trabajando, ¿qué sería de ella cuando fuera una mujer adulta? ¿A qué podría llamarle diversión en su vida? ¿Al trabajo? Nah, lo único que podría decirse a sí misma en ese momento era el dicho que ella encontraba tonto: no dejes que la vida te viva.

Llegaron al piso donde estaba la oficina de Gabriel, y se sonrieron el uno al otro. Aún sin decir nada, pero esa sonrisa decía mucho. Soltaron la mano del otro y entraron a la oficina de su jefe.

Gabriel — como siempre — estaba mirando la ventana dando la espalda hacia ambos. De cualquier forma, cuando escuchó que la puerta se cerraba tras ellos, giró la silla, mirándolos por unos segundos, estudiándolos. Ambos lucían felices y la calma rodeaba a Adrien, tanto que incluso Gabriel se sorprendió aunque no dijo nada al respecto. Solo llevaba la misma cara de poker de siempre.

—Bienvenida Marinette —Dijo formalmente, pero dentro estaba feliz de que ella esté bien.

—Gracias, señor. —Marinette asintió un poco y sonrió un poco.

—Iré directo al grano. —Dijo Gabriel y eso hizo que Marinette se tensara un poco. El tono en la voz de su jefe estaba sin emociones, ninguno sabía qué esperar. —No necesito preguntar qué tipo de relación tienen. —Los miró. —Pero no se preocupen, no intento decirles que lo dejen, ni tampoco intento echarlos de la empresa.

Esto los alivió pero sabían que la palabra 'pero' estaba por llegar.

—Pero con una condición. No lo harán público. Actuarán fríamente con el otro. Marinette actuará como si no hubiera perdonado a Adrien por lo que le dijo a la prensa y Adrien se disculpará y dirá que todo lo que dijo en la conferencia fue algo publicitario y arreglado, Adrien será mi sucesor, lo he decidido.

Esto fue como un cubo de agua fría para ambos. Era congelante. Después de todo lo que habían tenido que pasar, ¿tenían que mentir? ¿Después de que Adrien fue tan directo en la conferencia, declarando al mundo entero, ahora debían retractarse? ¿De todos modos, qué esperaban? Así era el mundo.

No podían cantar victoria, gritar con orgullo sus sentimientos, diciendo 'sí, es cierto. Somos pareja.'

No. El mundo real no era tan amable. A veces tenías que callar para proteger algo preciado para ti. Los verdaderos sentimientos tenían que estar enterrados bajo la superficie de una imagen fabricada. Esto era un negocio, de eso se trataba todo. Cuando ellos entraron ahí, eran unos niños con ojos brillantes, sin saber cuán estricto y cruel era el mundo en el que estaban. Un sueño se volvió una pesadilla, un laberinto de mentiras sin escape.

Adrien quería gritar. Golpear la mesa de enojo, golpear a Gabriel o hacer un jaleo. Pero no. Era más sabio y más sereno.

Todo por lo que había pasado lo había hecho más fuerte pero también había destruido algo dentro de él. Para ganar lo que tenía, había perdido algo. Había peleas que uno no podía ganar. Había reglas en el mundo, en el trabajo. Y bueno, también en la vida.

Quién miente obtiene lo peor de ello. Para ser honesto, para esclarecer su falsa imagen... eso era algo que nunca podría haber. Al pensar más en ello, notaba que no era ni siquiera importante.

Los fans eran superficiales, ellos creían todo. Y para Adrien, ¿qué diferencia haría si ellos lo supieran? Gabriel había ganado esta pelea. Pero la pelea más grande, la había ganado él.

Vivir en una mentira para el exterior no quería decir que vivía una mentira en su propio mundo, las personas cercanas y de su confianza, lo sabían. Y las personas más allá de eso, no valían el riesgo.

Marinette ni siquiera tenía miedo de que Adrien se saliera de control y antes de que pudiera decir algo, Adrien asintió y dijo con voz monótona.

—Entendemos Gabriel. Haremos lo que usted dice. Esto es un trabajo después de todo. —Esta oración hizo que Marinette se diera cuenta lo mucho que Adrien había cambiado. El Adrien de antes, se habría quejado y habría tirado la mesa. Pero este Adrien era maduro, tranquilo y entendía. Aunque ella sabía la verdad no dicha, con esto nada terminaba. Solo estaban dejando que los demás creyeran lo que quisieran en tanto ELLOS supieran la verdad.

—Puede contar con nosotros señor Gabriel y gracias por entender. Haré de todo para actuar fría con Adrien, felicidades Adrien, en serio felicidades por la sucesión. —Dijo con una reverencia, determinada a proteger lo que tenían. Aún si solo fuera un secreto que solo ellos fueran a compartir, aún si tuvieran que mentir al mundo entero, estaba lista para ello.

El hombre los vio en silencio, escuchando y asintiendo.

—Sí, cuento con ambos. Marinette, puedes regresar a las actividades en cuanto tu doctor lo diga. De hecho, estoy planeando un evento de bienvenida, el cual también incrementará el presupuesto. Ya te informaré de ello y también consultare con tu doctor. Por ahora, puedes tener unas semanas de vacaciones mientras te recuperas. —La miró mientras hablaba antes de mirar a Adrien. —Mientras que contigo, tenemos que seguir con la imagen y la mentira, no estés sorprendido pero los periódicos estarán hablando de ti sobre una suspensión de la empresa y tu castigo. Pero la verdad es que puedes descansar una semana y recomponerte hijo, luego podrás regresar. —Viró la silla, indicándoles que se retiraran. Ambos asistieron, agradeciendo con alivio en sus corazones y cuando estuvieron por salir, fueron nuevamente detenidos.

—Espero profesionalismo al máximo por parte de ambos ante cualquier escenario que les ponga. No se olviden que son profesionales. ¿Entendido?

—Sí, señor. —Dijeron en perfecta sincronía, asintiendo. Actuar. De eso se trataba sus vidas, pero no podían cambiarlo y no tenía sentido hacerlo. En tanto pudieran estar juntos, lo que el mundo pudiera pensar, les daba lo mismo.

Giraron y con calma salieron de la oficina hacia sus propias vidas con planes y felicidad para el futuro.





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—¡Y le dije que no se atreviera a rendirse! ¡Estoy tan feliz de que por fin estén juntos y-  — oh come más, Marinette cariño! —la madre de Adrien sonrió y trajo más y más comida a la mesa. Adrien le había prometido a su familia que después de que todo se calmara, invitaría a su pareja a cenar con ellos.

Marinette rió ante el entusiasmo de la mujer, quien no podía dejar de ir y venir tratando de hacerla comer tanto como para no comer en una semana.

—Mamá, está bien, ¿no crees que te has excedido? —Adrien dijo, rascándose la parte posterior de la cabeza, sin querer dañar los sentimientos de su madre. De hecho, estaba feliz y agradecido con sus padres al haber aceptado todo y estar dándoles su apoyo — de una forma extraña la de su padre—. Pero ellos siempre eran así. Su primo, quien no siempre estaba en casa, casi nunca para ser exactos, era una buena persona y lo que más le importaba a Adrien era que también aceptaba a Marinette, ahora ya la veía como parte de la familia.

—Muchas gracias. —Marinette asintió con la cabeza cuando le dieron otra porción de comida. Una sopa caliente y muchos vegetales, ideales para la salud.

—Mamá, si nos disculpas, nuestro vuelo será pronto. —Adrien interrumpió la explicación de su madre sobre la comida, haciéndole mostrar un puchero.

—Pero hay tanta comida y Marinette necesita comer mucho para recuperar sus fuerzas. — Desordenó los cabellos de Marinette y rió antes de mirar a su hijo y achicar los ojos. —Si te atreves a hacerle ESO sin parar mientras están de vacaciones, ¡te castraré en cuanto regresen! Ella necesita descansar.

Adrien se sonrojó un poco y con un tono de 'como—puedes—pensar—eso', se opuso.

—¿Qué? Mamá, no soy tan tonto, ¡la dejaré comer entre descanso y descanso!

Ahora fue el turno de Marinette para sonrojarse.

Emilie alzó una mano.

—Te llamaré a cada hora. —Dijo en tono entre advertencia y diversión. No quería molestar a la joven pareja, solo estaba molestando a su hijo al ver que había regresado a ser quien era.

—Pues apagaré mi celular. —Adrien sacó la lengua y le guiñó un ojo a Marinette, tomándola de la mano. —Pero ahora, te la robaré. —Y con eso, jaló a una sorprendida Marinette para llevarla corriendo por las escaleras. Ella se tambaleó al principio, diciendo 'gracias por la comida', pero antes de poder expresar su gratitud apropiadamente, ya estaba de camino a la habitación de Adrien, quedándose a solas con su novio.

La sensación de entrar a esta habitación, después de tanto tiempo, hizo que Marinette se pusiera nostálgica y sonriera.

De alguna forma, la habitación había cambiado, pero no tanto, al menos no las cortinas, las cuales siempre había amado.

Mientras miraba alrededor casi lloró ante la ola de emociones. No debido a la tristeza, sino porque estaba conmovida y feliz. Había fotos de ellos en la cómoda, de cuando eran pequeños y habían otras fotos, todas ellas le hacían recordar los momentos preciados.

La última foto, la cual nunca había visto ahí, era de ella sonriéndole a la cámara, tomada hace años cuando aún solía salir con Adrien.

El pasado... lo fríos que eran con el otro, lo infantiles que reaccionaron a sus propios sentimientos en ese entonces y eso le había enseñado una lección. Pero ¿no estaba bien de esta forma? ¿Podrían haber desarrollado un lazo tan fuerte sin todo lo que les había pasado? Las personas a veces necesitaban perder lo que era importante para ellos para poder ver claro y entender el valor de las personas o cosas que ellos dan por sentado.

Nada es seguro.

Ni siquiera la vida.

Esto, Marinette lo sabía mejor que nadie. Si pensaba en lo mucho que había cambiado durante su tiempo en el hospital, incluso ella se sorprendía.

Ahora sentía que había renacido en un ser más fuerte que veía y sentía con claridad. De cierta forma, estaba agradecida con este accidente. Y podía asegurarse que los sentimientos de Adrien eran fuertes y serios como los suyos.

¿Adrien se le habría declarado aún si el accidente no hubiera pasado?

Lo dudaba.

Tal vez se hubieran alejado más y más, eventualmente yendo por caminos separados, pero ambos sintiéndose solo como si fueran mitad de persona por el resto de sus vidas.

—¿En qué piensas? —Adrien susurró en su oreja, abrazando a la frágil chica, por detrás, enterrando el rostro en el cuello de Marinette, cerrando los ojos y disfrutando de la dulce esencia y del hecho de que por fin podía hacerlo. Aún encontraba difícil de creer que Marinette estaba ahí con él y juró por su vida que eso no cambiaría nunca. La protegería aún si le costaba la vida.

—En nosotros. En el pasado, el presente y el futuro. —Marinette murmuró, tomando los cabellos de Adrien, enterrando sus dedos, acariciándolo, sonriendo. Era una sensación placentera el tener al hombre que había ansiado durante tantos años, a su lado.

—Bueno, nuestro futuro es ir a Marcella, a una casa que he rentado al lado del mar, especialmente para ti —Adrien rió y Marinette giró la cabeza, mirando sorprendida a Adrien, quien seguía descansado el mentón en su hombro, sonriéndole.

—¡Así que ahí es a dónde me llevarás! No sabía los detalles. —Marinette se sintió emocionada y como si fuera la primera cita en toda su vida. Ligera... con el corazón latiéndole a mil... como si fuera una niña esperando por su regalo.

Adrien la soltó, girándola y colocando sus brazos alrededor de la delgada silueta, presionando sus frentes.

—Pero si quieres podemos acampar en la playa. —Sonrió despertando dulces recuerdos de ambos. Marcella y Niza siempre fueron lugares especiales para ellos. Adrien empezó a pensar que sus sentimientos por Marinette habían nacido desde entonces. Aún recordaba que se había negado a dormir en la tienda de campaña, viendo el durmiente rostro de ella y lo adorable que pensaba que lucía. A la mañana siguiente, ellos habían terminado despertando en los brazos del otro, Adrien pensaba que no había sido solo debido al frío. ¡Qué tonto había sido! Pero más vale tarde que nunca. Esta vez cuando despertaran en Marcella, no solo se acurrucarían un poco, sería más que eso, sería un acto de promesa eterna.

Sus labios se unieron en un gentil pero profundo beso mientras que las manos de Adrien empezaban a acariciar la espalda de Marinette, ligeramente de arriba a abajo.

Marinette se acercó, más de ser posible, aun teniendo miedo de que fuera solo un sueño, sus dedos acariciaron los suaves cabellos de Adrien, mientras sus lenguas se entrelazaban en un dulce baile. Cuando ambos sintieron que la temperatura crecía en ellos y que ambos querían consumirse más y más, Adrien rompió el beso aunque le fue difícil. Con ojos nublados, aun permaneciendo cerca, susurró.

—Llegaremos tarde a nuestro vuelo si no nos vamos ahora.

Para Marinette el avión ya no importaba, nada importaba más que estar cerca de Adrien pero sabía que no se arrepentiría si se iban y tenían tiempo para ellos solos, en su propio mundo lejos de la ruidosa ciudad de París, de la masa de personas.

Asintió, sus ojos reflejaban lo feliz que estaba y lo afortunada que se sentía.

Adrien sostuvo su equipaje, colocando cosas dentro, no necesitaban preparar mucho para el camino. Ya podrían comprar lo que quisieran ahí, así que no tenían que hacer jaleos con los preparativos.

El rubio acababa de cerrar su equipaje cuando escuchó la sorprendida pero suave voz de su pareja.

—¡Adrien mira! Está nevando. —El rubio miró por la ventana, viendo los copos caer, aunque era inusual en esta época, ya estaban a fines de febrero y nadie esperaba una nevada. De cualquier forma, lo hizo sonreír e ir hacia Marinette, tomándola entre sus brazos.

Los recuerdos cayeron sobre él, cuando eran pequeños y estuvieron abrazados de la misma forma que ahora, solo que con inocencia y sin darse cuenta de lo que ella significaba para él. Pero también recordaba la vez en la que vio la primera nevada hace unos meses atrás, cuando estuvo en la casa de sus padres por primera vez en mucho tiempo, en ese entonces había estado desesperado y triste.

Al pensar en ello, sus brazos se apretaron alrededor de su pareja, enterrando su rostro en sus suaves cabellos, cerrando con fuerza los ojos.

No, no dejaría que el destino le volviera a arrebatar a Marinette. Nunca más volvería a ver la nieve caer en un estado de desesperación, rodeado de soledad y oscuridad.

Nunca más.

—Mientras estábamos escuchando a John Lennon

En una noche cuando la nieve caía en Tokyo

Ese día, tú y yo, miramos por la ventana cómo se apilaban

No me importa si no nos vemos mañana

Llévame lejos de este lugar.

Adrien escuchó la suave voz cantando y sus ojos se abrieron de golpe. Esa canción... era la misma que él estaba recordando aquel día. Marinette tampoco la había olvidado al parecer. Ambos atesoraban los mismos recuerdos, ansiando por lo mismo, sintiendo lo mismo...y comportándose de la misma fría forma. ¡Cuánto se parecían!

—Un mundo de azul cobalto, la blanca melodía de un piano...

Los cristales que caen bailando desde el cielo

Atrapémoslos juntos.

Adrien se unió al canto y cuando terminó, ambos estaban viendo sus reflejos en la ventana, mezclándose con la nieve, en plena armonía, paz y quietud que tal vez ni habían sentido antes. Complementándose como si empezaran a vivir. Se sentía tan diferente, tan intenso y tan bien. El amor podía causar un millón de dolor a las personas, pero también más de un millón de felicidad.

—Podemos escuchar a John Lennon en el camino, así que ahora te llevaré conmigo y te prometo que no te arrepentirás. —Adrien murmuró en la oreja de Marinette en voz baja, haciéndola temblar de una forma agradable, con más emoción llenándola. No podía esperar a estar ahí.

Los pasos rápidos siguieron a las sonrisas que compartían mientras Adrien sostenía el equipaje y el de Marinette en sus manos, bajando las escaleras como si fueran una pareja yendo a su luna de miel.

—Adrien, Marinette, no olviden llevar sus abrigos, ¡está nevando! —su madre dijo preocupada y detuvo a la pareja, primero extendiéndole a Marinette su casaca, luego la de su hijo, pero Adrien estaba muy impaciente como para usarla, así que solo la lanzó a su hombro.

—¡Nos vemos cuando regresemos, Nathalie, mamá! —dijo y gritó en la sala. —¡Adiós, papá, prometo regresar a trabajar!

—Gracias por todo Señor Gabriel, yo... ¡ah! —Marinette no pudo decir más ya que Adrien sostuvo su brazo y la sacaba.

Nathalie sonrió al verlos.

—Niños... —dijo moviendo la cabeza, regresando a la sala con su familia, sonriendo.

La vida podía ser tan hermosa.

En otro lado, el puesto de periódicos estaba por cerrar para el break de media tarde, teniendo las noticias más emocionantes del día y quizá del año en el mundo del entretenimiento:

—Marinette Dupain—Cheng despertó; es incapaz de perdonar al traidor de Adrien Agreste al robarle la sucesión de GABRIEL'S. La guerra entre los dos diseñadores sigue ardiendo. ¿Su equipo se verá afectado por el odio que sienten entre ellos? ¿Tal vez se avecina una separación?






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No les importaba si alguien los veía mientras corrían por la orilla del mar con las manos entrelazadas.

No podían pensar en más que en ellos mismos. ¿Egoístas? ¡Pues vale! Pero la mayor parte de sus vidas la pasaban pensando en otros, así que tenían el derecho de disfrutar de su tiempo libre.

La habitación era amplia y tenía una cama doble y la pequeña casa tenía todas las facilidades. Lo único que les importaba era que por fin podían estar con el otro, sellar su amor, expresarse con acciones todo lo que las palabras no podían. Ambos tenían momentos duros esperándolos, pero Adrien insistía que esperaran hasta que Marinette estuviera completamente recuperada, no quería causar alguna complicación o cansarla más, pero ambos no podían reprimir las ansias de sentir al otro.

Adrien se prometió a sí mismo, que lo haría con calma, dio lo mejor de sí pero la vista de una tentadora y desnuda Marinette sobre las sábanas, mandó a volar su mente. De cualquier forma, esto no lo detuvo de ser tan cuidadoso como pudo.

Mientras sus temblorosas manos descubrían a Marinette por primera vez, ambos sintieron las emociones recorriendo sus cuerpos, mezclándolos en perfecta sincronía, y armonía, sus dedos no daban descanso.

Cuánto habían soñado por esto, ansiado por esto más que cualquier otra cosa en el mundo.

Sintieron la euforia cuando los labios de Adrien probaron y besaron la suave piel de Marinette cuidadosamente pero con pasión.

Sus mentes y corazones estaban llenos del otro y la necesidad de cercanía no podía reprimirse, cegaba sus mentes y dejaba que sus sentidos fueran más agudos, que los dominaran completamente.

Como una tormenta que es imparable y salvaje, como el mar que no tiene fin y es acogedor... cada caricia, cada pequeño beso o roce tenían tanto impacto en ellos, haciéndolos sentir fuera de este mundo, en el cielo en donde todo era posible, bueno y pacífico.

Suaves gemidos llenaron la habitación y Marinette recibió a Adrien en su interior, mirándolo a los ojos con tanto amor que Adrien sintió ganas de llorar de felicidad y alivio. Por fin, después de todo por lo que habían tenido que pasar... tenía a Marinette aquí, entre sus brazos, tocándola, besándola, haciéndole el amor. Perteneciéndole a ella y solo a ella.

Mientras empezaban su baile y Adrien embestía a la chica bajo él, descendió el rostro, sellando los labios de Marinette con los suyos en un afectuoso y apasionado beso, murmurando palabras de amor una y otra vez. Palabras verídicas siendo quemadas en el calor que incrementaba hasta hacerse intolerable, ardiente y arrebatador.

Querían transmitirle todo al otro, dejar que el otro se sienta mejor y a salvo.

Cuando dieron cara al más grande cielo, las emociones recorrieron sus cuerpos en campos de placer que ni siquiera sabían que existían, sus consciencias se derritieron juntas, llevándose todo y haciéndoles sentir completos. Fundiéndolos en un solo ser. Tembloroso... ardiente... increíble... todo era perfecto y destinado a ser. Juntos, para siempre, por siempre.





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Era cálido y cómodo, Marinette pensó mientras estuvo recostada en los brazos de Adrien, escuchando las olas rompiendo en el mar, sintiendo el subir y bajar del pecho de su pareja debido a su respiración al estar recostando la cabeza ahí.

Sus ojos estaban cerrados, pero no tenía miedo de ya no poder abrirlos. Podía, estando con Adrien como quería, sentir los roces que siempre había anhelado sentir.

Pero pensando en ello, sin importar cuán difícil era, cuán doloroso era... cuánto habían tenido que soportar, si le diesen la oportunidad de regresar en el tiempo y hacer que el accidente no sucediera; no lo haría. Esto los hacía fuertes y tener un lazo que nadie más podría tener. Podían decir lo que pasaba por la mente del otro, estaban en tanta sincronía que dudaban que alguien más pudiera tener este tipo de cercanía con alguien más.

Eso le hacía apreciar más la vida.

Cada pequeña cosa, e incluso si no las conseguía, estaba segura que tenían significado.

Ambos necesitaban ser más maduros y aunque el destino escogió un cruel camino, ahora todo había resultado para bien... habían sido recompensados. Con la presencia del otro, con este amor eterno. Y tal vez eran muy tercos en sus propias mentes cerradas pero aún con un pequeño obstáculo, no se rendirían.

Algunas personas pueden cambiar si hay una pared tan alta que requiere de todas sus fuerzas para pasarla.

No solo empezó a entender y a conocer a Adrien durante su coma, sino que también llegó a saber los maravillosos amigos que tenía, cuán maravillosa familia tenía aunque su padre había estado reacio al inicio.

Marcella estaba cálida a pesar del frío. La suave brisa que se colaba por la ventana de la casa, acarició el rostro de Marinette e hizo que la cadena de grullas bailara.

1000 grullas de color rojo que Adrien y ella habían hecho juntos después de despertar... rojos... el color del amor. Una promesa eterna.

El viento los acarició con suaves ruidos, algo que las personas no notarían, pero los sentidos de Marinette eran más agudos debido al coma. Sonrió más. Se sintió feliz, ligera y libre. Como si estuviera echada en una nube, envuelta en suaves cobertores, cuando en realidad la única cosa que estaba rodeándola eran los brazos de Adrien. El lugar a donde pertenecía.

Lentamente alzó la mirada y vio el durmiente rostro del chico... del chico que había hecho tanto por ella. Del chico que le daba esperanzas cuando estuvo enferma, aquel que cuidó de ella, que estuvo ahí todo el tiempo. Aquel que no renunciaba sin importar lo difícil que era el camino, aquel que peleaba una batalla con pena y crueldad... y salió invicto. Sí, Adrien ganó la batalla, así como ella misma ganó la suya.

Ambos ganaron.

Estaba segura que no podía expresar lo agradecida que estaba con Adrien. Y ninguna palabra podría expresar lo que estaba sintiendo pero sabía que no necesitaban de ello, porque Adrien estaba sintiendo lo mismo con la misma intensidad.

Y aún si Marinette no creía en el destino hasta ahora, estaba empezando a creer en ello.

"El amor te eleva y te hace volar

Y te hace pensar que nunca morirás

Y es como vivir en el cielo

Y nunca jamás querrás bajar...

Porque el amor es, lo que el amor hace,

Y el verdadero amor, nunca termina"

Cerró los ojos, acurrucando el rostro en la curva del cuello de Adrien, sonriendo.

Sintió que su pareja se revolvía y los fuertes brazos de Adrien la jalaron en un apretado abrazo. Cuando Marinette alzó la mirada y sus ojos se encontraron, vio que los de Adrien brillaban. Reflejaban el mismo brillo que los suyos.

Esa mirada decía más que millones de palabras y Marinette se sintió contenta, bien y relajada.

Adrien aún no podía terminar de creerlo.

Todas las peleas, todas las cosas duras por lo que había pasado, valían la pena.

Nunca se rindió, aunque hubieron momentos en los que se sintió deprimido, cuando casi se doblega y destruyó todo, pero nunca perdió la fe: fe en que todo saldría bien. Que todo por lo que estaba esperando se haría realidad sin importar lo difícil que se viera.

Y había ganado.

Sostuvo a su querida Marinette entre sus brazos, siendo capaz de mirarla a los ojos, de ver su sonrisa, de escuchar su dulce voz otra vez. Se dio cuenta que nunca había sido más feliz en toda su vida. Nunca había estado así de contento. Todo por lo que habían pasado parecía ser solo una pesadilla. Una pesadilla que lo hizo madurar.

—Marinette... —susurró suavemente, amorosamente, empezando a acariciar la mejilla de su pareja y su expresión se hizo más cálida cuando vio que ella se inclinó en su roce, frotándose contra su mano. Estuvo un poco sorprendido cuando Marinette la atrapó y depositó un beso antes de mirarlo a los ojos.

—Gracias, Adrien... por no rendirte conmigo. Gracias por devolverme la luz. —Marinette susurró cariñosamente, entrelazando sus dedos y pronto sus labios también se volvieron uno en un profundo y amoroso beso.

—No solo eras tú quien vivió en la oscuridad, porque mi mundo sin ti también estaba a oscuras, sin importar donde esté. —Adrien susurró cuando sus labios volvieron a encontrar los de Marinette, besándola delicadamente. —Te amo, My Lady... —susurró contra los labios de ella y sintió que Marinette también susurraba.

—Yo también te amo Gatito. Para siempre.





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Allan estaba viendo por la pequeña ventana de su celda. Todos enfrentaban obstáculos, pero eso no quería decir que tenían que calmarse y rendirse. Él no se rendiría. Él ya no quería a Adrien, pero la adicción de terminar su plan lo estaba quemando como un deseo pecaminoso. .

Sabía que sin importar aquella grabación, no podían tenerlo en prisión por mucho. Él no había hecho nada, no había matado, solo amenazado.

No podían tenerlo por muchos meses. Pero ¿y si podían? Él no se echaría para atrás. ¿Y si no tenía amigos? Tenía compañeros de crimen. ¿Cuál pesaba más? El mundo se hacía más y más corrupto. ¿A quién le importaba hacer el bien? Las personas vivían felices, pero solo si la cabeza del país o la familia lo querían así. ¿Cierto? Quien engaña, juega, soborna, obtiene lo mejor de la vida. Así era el mundo, ¿no? Entonces ¿por qué sería un pecado hacer cosas que el mundo hacía a diario? Él solo quería sobrevivir. Si la sociedad empezaba a ser así de asquerosa y rastrera, ¿porque él debería portarse bien y quedarse con lo peor de todo?

—Disfruta a tu Marinette ahora. Sabrán de mí tan pronto salga. Y juro que la alejaré de ti. Para siempre. Porque enfréntalo Adrien Agreste, la vida no es un cuento de hadas.





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En cuanto Adrien y Marinette regresaron a París, a la vida diaria y el doctor le dio permiso a Marinette para que siguiera trabajando, se reunieron con su manager y sostuvieron algunas charlas con los otros chicos. Ya les habían comunicado sus futuros planes y todo podía seguir como antes del accidente. Palabra por palabra.

El frío comportamiento entre ellos, la falsa imagen de sus peleas internas y compañeros de grupo sin estar en una buena relación con los otros. Las viejas mentiras coloreaban de negro sus trabajos y a veces se perdían en la espiral de sucesos.

Era difícil mostrar una personalidad diferente de la que tenía y Adrien estaba pensando que tal vez hubiera sido mejor ser escritor con Luka o productor con Marinette, para así renunciar a este mundo de hipocresías. De cualquier forma, sabía que no podía y entendía el hecho de tener responsabilidades y no solo tomar la salida fácil.

Tal vez si los otros opinaban lo mismo que él, eso los llevaría a una pelea con Gabriel y él no quería meter en problemas ni a sus amigos ni a su pareja. Ya les había causado suficientes problemas.

No podía hacer nada más, solo expresarse mediante las letras de sus canciones que le pasaba a Luka. Sabía que a nadie le importaría, sabía que aun cuando escribía con el alma, los fans seguirían estando ciegos. Pero él era Adrien Agreste y no podía quedarse sin hacer nada. Tenía que hacer esto. Quien lo conocía, lo entendería.

Quien no, qué más daba, pero él seguiría dando señales que no serían notadas, pero mientras a él supiera su significado, le seguiría dando paz.

—Hola a todos, soy Adrien Agreste. Como ya he dicho, lamento los inconvenientes que he causado y gracias por la espera. Como todos saben, he sido castigado, pero ya estoy de regreso y estoy trabajando en unas prendas nuevas, mi amigo Luka Couffaine se encargó se componer la letra y música para este nuevo proyecto. Me gustaría compartirles un poco de la letra, así que manténganse al tanto por el resto.

"One finger to the haters
Two fingers to the past
High five girl we made it
Yeah we made it

One finger to the haters
Two fingers to the past
High five girl we made it
Yeah we made it

Ain't nobody bad, mean
Micheal Jackson, Billy Jean
And I'm smashin' through the spleen
Cocaine I'm a fiend
She gets deeper than the ocean
We arrive and we cause a commotion
I'm alive and at awe of the notion
That we belong out in the open

And I don't give a damn who's around babe
No, yeah
'Cause rain or shine I'm holding you down babe
No, yeah

Can't nobody do it like you
Like me
Can't nobody do it like us
Like we

I don't give a damn what they do, what they try
'Cause ain't nobody fly enough to touch you
And I know, know, babe

Can't nobody do it like
Can't nobody do it like
Can't nobody do it like
Can't nobody do it like

No secret, no lies
Truth is, I'm busy all the time

You support any plan I devise
All your request I kindly oblige
When I'm ready, you be right there
With a hot plate and your high heels
It's a cold world when I'm lonely
You'll always be my one and only

And I don't give a damn who's around babe (noo, noo) , yeah
'Cause rain or shine I'm holding you down babe
Yeah yeah

Can't nobody do it like you
Like me
Can't nobody do it like us
Like we
No, noo

I don't give a damn what they do, what they try
'Cause ain't nobody fly enough to touch you
And I know, know, babe

Can't nobody do it like

One finger to the haters
Two fingers to the past
High five girl we made it
Look, look, look we made it
Oh yeah we the greatest, we the greatest
You know
I don't care what they do
They can't touch me and you

Can't nobody do it like you
Like me
Can't nobody do it like us
Like we
No, noo

I don't give a damn what they do, what they try
'Cause ain't nobody fly enough to touch you
And I know, know, babe

Can't nobody do it like
Can't nobody do it like
Can't nobody do it like
Can't nobody do it like

One finger to the haters
Two fingers to the past
High five girl we made it
Yeah we made it

One finger to the haters
Two fingers to the past
High five girl we made it
Yeah we made it"

Cliqueó 'enviar' y suspiró. ¿Habría alguien ahí afuera que sea lo inteligente suficiente como para notarlo? Si no era así, sabía que Marinette lo haría y ella estaría conmovida. Y siendo honesto, había hecho esto para su pareja, no para nadie más.

—¿Qué estás haciendo, Adrien? —Marinette dijo tras él, sonriendo y rodeando desde atrás el cuello de su pareja. De refilón vio a Adrien bajando su celular.

—Nada, Buginette. —Respondió con una sonrisa, inclinándose en el roce, sus dedos recorrieron el brazo que lo rodeaba. —Vamos.

Marinette aún se preguntaba lo que estaba haciendo su novio, y algo dentro de ella le decía que era relacionado con la FE y sus fans, pero no le importaba.

Cosas como estas habían perdido su significado.

La Marinette de antes del accidente habría tenido miedo, preguntando qué cosa tonta había hecho Agreste, pero ya no.

Había cambiado.

Había cosas más importantes que el trabajo. Y a pesar de la fuerte imagen que tenían ahora, nadie podía ver entre líneas, el secreto estaba a salvo con ellos. Y lo que sea que hicieran, sabían, que nadie creería lo opuesto a lo que la empresa decía de ellos.

Enemigos jurados, rivales eternos.

Asintió con una sonrisa y tomó su casaca, lista para ir a trabajar.





✩ ─── 「༻ ☪ ༺」─── ✩





Vincent estaba dividido entre qué hacer. Había sido llamado por Allan y le había pedido que lo visitara.

Quería darle una última oportunidad, quería hacerle entrar en razón, quería mostrarle algo.

El más reciente photobook de Adrien, el cual se había agotado ese mismo día, contenía una canción que apretaba su corazón y llenaba de culpa por lo que habían hecho.

Él entendía el significado oculto y quería que su ex mejor amigo lo entendiera y también lo aceptara. No quería que se vengara o que hiciera algo malo. Quería hacerle darse cuenta que lo que Adrien sentía estaba escrito para que todos lo escucharan.

Al leer la letra de la canción, empezó a respetar a Agreste y sonrió, sosteniendo el photobook en la mano en la página de Adrien y volvió a leer la letra. Decía 'by Luka Couffaine'.

—Me gusta Marinette, pero si es Adrien quien se la queda, entonces no hay problema. —Esperó que fueran felices, y deseaba que Allan pensara igual. Tenía fe en salvarlo, sabía que dentro de él, su amigo no era un alma podrida, solo estaba desesperado y decepcionado.

Asintió y salió de la tienda, colocando el libro en su bolso y con un gran suspiro, detuvo un taxi.

No se rendiría hasta regresarle la luz a su amigo.

—Buenas tardes. —Dijo educadamente dando la dirección y sonriendo al taxista de mediana edad.

El hombre asintió, poniendo en marcha el vehículo. Echó una mirada y sonrió por el espejo retrovisor y luego se concentró en el camino.





✩ ─── 「༻ ☪ ༺」─── ✩





¿Sobre la vida y carrera de Adrien y su equipo?

Sí, bueno... se rebelaron.

En su propia forma, gritando la verdad y esta vez no solo Adrien, sino todos ellos.

Sus corazones tenían la misma meta.

Sabían que las letras y la ropa se perderían entre los gritos, el verdadero significado dormiría y nunca sería entendido. Pero en este injusto mundo, era lo único que podían hacer. No era que se habían rendido o cedido, ni Adrien ni Marinette ni los demás, quienes eran más que solo compañeros de grupo. Cada suceso malo tenía su lado bueno, y este, hizo que un fuerte lazo cobrara vida. Y este lazo jamás desaparecería.

El sol brillaba por la ventana sobre un cuaderno en el escritorio del vestidor, que unos chicos dejaron.

Le pertenecía a los integrantes, ellos solían escribir sus ideas para la ropa, partes de letras, usualmente solo unas pequeñas partes para que los otros pudieran leerlo y agregar o comentar que le gustaba o no le gustaba de ello. Pero esta vez, era la letra entera, tatuada con tinta y escrita por una familiar caligrafía.

La brisa se hizo más fuerte y pasó las hojas, cerrando el cuaderno sobre la mesa hasta que alguien volviera a abrirlo.

THE END.


Al fin lo terminamos!

Espero lo hayan disfrutado tanto como yo, fue de mis primeros Alternative Timeline y le faltaba un poco de edición y continuidad, pero ahora estoy satisfecha con el resultado, espero ustedes también.

Muchas gracias por quedarse hasta el final!!!!

Besitos de murciélago para todos~

💖🖤😈💜✨☠️🌹💋🫀💀🤘🏻❤

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