Tiempo ᵈᵉ ρᥱdιr Ƥєя∂σ́η

De Depressionball

11.3K 938 704

─── · · · E̷ r̷ r̷o̷ r̷ e̷ s̷ · · · ─── 🌷࡙͡⃝; ғᴜᴇʀᴏɴ ᴀ ᴇxᴘʟᴏʀᴀʀ ʟᴀs ᴛɪᴇʀʀᴀs ᴅᴇsᴄᴏɴᴏᴄɪᴅᴀs ᴇɴ ʙ... Mais

˗ ˎˊ◍〔⸙͎O1⸙͎〕◍ ˎˊ˗
˗ ˎˊ◍〔⸙͎O2⸙͎〕◍ ˎˊ˗
˗ ˎˊ◍〔⸙͎O3⸙͎〕◍ ˎˊ˗
˗ ˎˊ◍〔⸙͎O4⸙͎〕ˎˊ˗
˗ ˎˊ◍〔⸙͎O5⸙͎〕◍ ˎˊ˗
˗ ˎˊ◍〔⸙͎O6⸙͎〕◍ ˎˊ˗
˗ ˎˊ◍〔⸙͎O8⸙͎〕◍ ˎˊ˗
˗ ˎˊ◍〔⸙͎O9⸙͎〕◍ ˎˊ˗,

˗ ˎˊ◍〔⸙͎O7⸙͎〕◍ ˎˊ˗

945 81 49
De Depressionball

Se encontraba tirado en el suelo sobre el pasto con un brazo herido sangrandole por la garra del puma que lo había alcanzado en un intento inútil por escapar de él.

Tenía la vista nublada por el impacto que había recibido su cabeza contra una de las tantas piedras que había en ese bosque al dar un mal paso mientras corría del animal salvaje.

Estaba cegado, sumido en la oscuridad y sin capacidad de ver tan siquiera un poco de luz en toda es inmensa oscuridad que ahora reinaba a donde fuera que tratar de mirar para ver algo. La cabeza le dolía cómo el infierno al igual que su brazo por la herida abierta que le había hecho el Puma con sus garras.






Estaba perdido





Tenía mucho miedo y lo único que pasaba por su mente era que moriría devorado en cuestión de segundos al estar en esa condición tan deplorable y lamentable, todo por un poco de oro.

<< N-No quiero morir aquí..>>


Pensó empezando a llorar por lo impotente que se sentía al no poder haber nada en su estado, su búsqueda no lo había llevado a ningún lado y no podría hacer sentir orgulloso a su padre.

Lo iba a dejar en vergüenza en cuanto todos supieran que si hijo murió a manos de un puma en su primera misión.

Pero no pasó de su llanto, sólo lloraba de forma casi silenciosa sin tan siquiera poder gritar ya que estaba totalmente asustado.

No podía ver al puma pero lo escuchaba olfateandolo, gruñendo y lamiendose deseoso por poder devorarlo de una vez.

── N-No.. ── Jadeo tratando de alcanzar con las mamos su arma, pero por más que tocaba de un lado a otro no sentía nada más que el pasto y piedras.── N-No.. d-debe estar por aquí.. ── Murmuró entre sollozos tratando de tocar su arma, pero no había suerte.

El puma seguía oliendolo a la par de que gruñia, sus patas estaba sobre el pecho de España dificultando su capacidad de respirar por el peso extra del animal que ahora se encontraba lamiendo su brazo, degustando la sangre para saber si le gustaría su presa o no.

Él animal se relamio al probar la sangre y abrió su hocico listo para arrancarle el brazo a España.

── ¡NOOO! ── Gritó él adivinando la acción del puma escondiendo su brazo detrás de su espalda.── ¡Lo encontré..! ── Exclamó al sentir su arma detrás de su espalda.

España rápidamente la sacó y guiándose por su dedos rápidamente fue hacía él gatillo para dispararle al animal, pero muy tarde recordó que no la había cargado con pólvora.

Él puma al ver ese movimiento tan rápido se sintió amenazado y hundiendo sus patas sobre España procedió a morderlo con su hocico esperando haber matado de una buena vez a su presa para que se dejará de mover. Pero en un movimiento por el miedo de España, este colocó su arma entre los dientes del animal causando que en cuanto cerrará el hocico el arma se rompiera.

── ¡¡WaAaAaA!! ── Gritó totalmente abatido por el miedo de saber cómo terminaría esto.

España cerró sus ojos cristalinos fuertemente, su corazón estaba acelerado al máximo y el dolor de su cabeza y su brazo rasguñado lo hacían aún peor porqué moriría de una forma extremadamente dolorosa en cuestión de segundos.

Espero, espero y espero pero la mordida jamás llegó a él y en su lugar escuchó un fuerte gruñido al cuál pudo notarle dolór.

Unos pasos rápidos sobre la hierba le dijeron que había alguien más con él, aunque escuchó 4 más de diferentes direcciones.

── ¡España! ── Escuchó una voz que claramente pudo identificar de quien era, ya la había oído muchas veces.

Pero está vez era totalmente diferente a las anteriores, porqué nunca había estado tan feliz de escuchar que estaba junto a él porqué sabía que estaría a salvó.

Su corazón se sintió más tranquilo, su cabeza le dejó de doler al igual que su brazo rasguñado, pero aún así sentía unas inconmensurables ganas de llorar por la situación y el miedo que estaba viviendo en carne propia.

── ¡España! ── Volvió a llamarlo la voz de Tahuantinsuyo estaba vez más cerca.── ¡Te dije que no debías venir aquí..! ── Lo reprendió pero lo dejo a un lado al ver cómo estaba perdiendo sangre en un brazo y en su cabeza había una herida de un tamaño algo considerable.── ¡Maldita sea..! ── Gruño al ver que había llegado tarde.── ¡Matenlo! ── Ordenó, asustando a España pues pensó que se refería a él.

── ¿U-Uh..? ── Dejó escapar un pequeño gemido de dolór y confusión antes esa palabra dicha por Tahuantinsuyo.

Tahuantinsuyo volvió a dirigir su mirada hacía el cuerpo de España, parte de su ropa estaba algo manchada por la sangre y ni hablar de las heridas que tenía. Simplemente lo preocupaban demasiado haciendo que deje de lado sus diferencias por la pugna que habían tenido hace poco.

── ¿Estás.. bien? ── Preguntó tocando su rostro delicadamente.── Estas frío.. pierdes tú calor.. esto no es bueno.── Murmuró empezando a acomodar el cuerpo del Español en su regazo para poder llevarlo cargando.── Por favor habla conmigo, sólo así sabré que sigues aquí.

<< Cálido.. >>

Pensó para sus adentros sin poder evitar sentir tristeza al haberlo estado tratandolo mal todo ese tiempo cuando su única intención era cuidarlo y mantenerlo a salvó.

── P-Perdón...── Jadeo con un hilo de voz moviendo su manos hasta llegar a su cuello para aferrarse a él en un abrazó que lo dejo totalmente sorprendido.

Tahuantinsuyo no supo cómo reaccionar a esa repentina acción y lentamente sintiendo algo de miedo empezó a llevar sus manos a la espalda de España y a darle suaves pasadas, inseguro de cada movimiento que estaba hacíendo pues era la primera vez que lo abrazaba de forma voluntaria y sin sentirse incómodo.



[ Se disculpó.. ]




[ ¿Pero por qué? ]






A pesar de eso Tahuantinsuyo no lo iba a perdonar asumiendo que se refería a lo que había estado haciéndole, tendría que ser más específico aunque eso claro, sólo cuando ya estuviera bien. Por ahora no importaba de que se disculpara, sólo tenía que recuperarse de los daños hechos por él puma.

Tahuantinsuyo procedió a correr con España en sus brazos por la alerta de que el escándalo podría atraer a los demás pumas del lugar hasta allí.

── ¡Hagan fuego y quemen este lugar para que no quede más de ellos! ── Ordenó estando ya a una distancia considerable con España en sus brazos.

Pero era el líder, era el padre de todos ellos y dejarlos allí solos combatiendo no era lo que en verdad quería. No deseaba perder a más de sus hijos sólo por esto y en su lugar prefería ser él quien combatiera mientras que los demás se llevaban a España.

── ¡Sayri! ── Llamo a uno de sus hijos que rápidamente fue corriendo hasta donde Tahuantinsuyo se encontraba.── Llevate a España y traten sus heridas, yo quemare el bosqué.

── ¡Sí, padre! ── Contesto el muchacho extendiendo sus brazos para tomar a España y poder llevárselo consigo a una de las tantas casitas.

Pero España no quería eso, seguía asustado y abrumado por todo lo que ocurría, era demasiado rápido para él y no podía llevar el ritmo de las cosas. Con fuerza, casi llorando se aferraba al cuello de Tahuantinsuyo negándose a soltarlo por más que trataban de separarlos.

── ¡Señor España, por favor suelte a mi padre! ¡Le prometo que estará bien! ── Suplicó Sayri tratando de separar las manos de España que estaban aferradas al cuello del multicolor.── ¡Por favor! ── Suplicó sin obtener nada más que un sollozos de su parte.── ¿Qué hacemos..? ── Le preguntó a Tahuantinsuyo al ver que no cedía

── Cuando diga ya, le separo las manos y te lo llevas.── Aquéllo lo había dicho en quechua por lo cuál España no había entendido más apretó su agarré al cuello.── ¡Ya! ── Exclamó quitando sus manos de las caderas y piernas de España para llevarlas a sus manos y tratar de separarlas.

── ¡Aahhh! ── Gimio de dolór sin soltar sus manos.── ¡No por favor! ── Suplicó a Tahuantinsuyo con los ojos llorosos.── ¡T-Tengo miedo.. no veo nada..! ── Sollozo con los labios y los párpados temblorosos.── P-Por favor.. no me sueltes..!

── ¿Estás ciego? ── Preguntó Tahuantinsuyo volviendo a tomarlo en sus brazos.── No es posible.. ¿S-Sus garras tocaron tus ojos? ── Preguntó sintiendo cómo su mundo se venía a bajo de tan sólo pensar que España nunca más volvería a ver nada.

── Papá, no te preocupes yo quemare el bosqué y vengare a España por el daño que le hicieron los pumas! ── Interrumpió Sayri empezando a correr con un par de piedras en mano.

── ¡No, espera no vayas allí! ── Pidió Tahuantinsuyo entrando en una crisis nerviosa por no saber que hacer en esta situación.

Era dejar a España a la merced de quien estuviera cerca o ir tras Sayri a detenerlo de quemar el bosqué el sólo.

Este tipo de situaciones no serían tan difíciles de no ser porqué tenía que pensar en los sentimientos de España, que le suplicaba que no lo dejara sólo por estar ciego y con miedo por todo esto.

── Que hago.. ── Jadeo sentándose en una piedra mientras que le frotaba la cabeza a España para hacerlo sentir seguro y que el miedo se le pasará.── Que hago.. ── Murmuró volteando la cabeza la sentir el olor del humo de eucaliptos quemandose.

── Tengo miedo.. ── Escuchó sollozar a España.── N-No veo.. ── Lloró apretando con fuerza la ropa de Tahuantinsuyo que lo miraba con pena por su situación.── No me dejes.. ── Suplicó aferrandose a su pecho con las manos.

Tahuantinsuyo sintió cómo le dolía el corazón al verlo sufrir pero sobretodo al escucharlo decir eso, escuchar que lo necesitaba y no quería que lo dejara sólo era tierno pero a la vez doloroso ya que sólo de esa forma podía "hablar" con él y podía sentirlo cómo una pareja.

── No te preocupes.. no te dejaré sólo.. ── Le susurró sentandolo en sus piernas para darle un cálido abrazó.

España volvió a unir sus manos detrás de su cuello y sin poder evitarlo lloró, lloró con unas ganas que hasta a Tahuantinsuyo lo empezó a asustar pues pensó que se estaba muriendo o algo de tanto que gemía, jadeaba y lloraba hundiendo su rostro en su nuca.

Con cuidado le frotaba la espalda y ocasionalmente le depositaba un beso en la frente, susurrando en su oreja que todo iba a estar bien y que si gustaba podía llorar todo lo que quisiera porqué estaría allí para secar sus lágrimas y sacarle una sonrisa.

España parecía un niño actuando de esa manera pero por la diferencia de edad no le importaba, para Tahuantinsuyo lo era así que no era nada de otro mundo, había cuidado tantos niños que calmar un llanto era algo a lo que estaba acostumbrado, pero calmar el llanto de alguien que hizo latir su corazón era complicado y divertido.

Podía probar otras cosas que con niños o familia no podía cómo besos, palabras lindas de pareja, besos en otras partes fuera de la frente y la mejilla. Mostrar más amor de lo habitual y a lo que estaba acostumbrado pero también tenía que descubrir cosas nuevas de esa persona.

España al ser menor que Tahuantinsuyo provocaba que sacará su lado paternal ya que era cómo un niño al cuál habían hecho hostil y recién se estaba acostumbrando al cariño.

Era un desconocido pese a ya llevar un tiempo en sus tierras, venía de otras tierras con más conocimiento, ropa extraña, idioma extraño y "libros".

No terminaba de conocerlo y eso era parte del problema de su "relación" porque al saber tan poco de él no estaba seguro de cómo tratarlo, que decirle o que le interesaba.

Tenía que descubrir poco a poco, lentamente, que era lo que le gustaba, que odiaba y cuales eran sus problemas para tratar de ayudarlo.

── ¿Te duele aquí? ── Preguntó mientras que con una mano revolvia una mezcla creada por los médicos incaicos para las heridas que consistía en un bálsamo de leguminosas.

── Sí.. ── Contestó España tomando la mano libre de Tahuantinsuyo para poder sentir que si estaba con él.── ¿Q-Qué estás haciendo? ── Preguntó.

── Te pondré una.. krema..? ── Contestó sintiéndose confuso pues aún habían algunas palabras en Español que no entendía o sabía la pronunciación correcta.

España asintió no dándole mucha importancia, le reconfortaba sentir su cálida y gran mano junto a la suya pues lo hacía sentir más seguro a pesar de sólo ver oscuridad en cualquier parte.

Tahuantinsuyo procedió a soltar su mano, alterandolo pues no quería estar sólo sin poder ver nada.

── ¡No! ── Gritó sentándose en la cama cómo podía.── ¡No te vayas! ── Suplicó trabajo de buscarlo con sus manos levantadas al aire.

Eso le pareció muy tierno a Tahuantinsuyo porqué parecía un pequeño niño que buscaba desesperadamente a su madre para no está sólo.

── No te preocupes, sigo aquí.── Le aviso dejando a un lado el recipiente de barro para volver a acostarlo.── No te levantes, debo ponerte la krema en el brazo para que no te enfermes.

Tahuantinsuyo sabía que allí debía decir: Para que no te mueras. Pero sentía que eso era muy fuerte y podría asustarlo por lo sensible y vulnerable que estaba.

Nadie debía saber que le había ocurrido a España, al menos no su gente ya que su "enfermedad" haría que lo vieran muy mal porqué según sus creencias, las personas se enfermaban por sus malas acciones y no quería que empezarán a acusar a España de ser una mala persona.

── Pero no sueltes mi mano..── Pidió tratando de volver a tocarlo con una mano al aire en busca de poder agarrar algo de él aunque no había suerte ya que Tahuantinsuyo se había estirado hacía atrás para agarrar el recipiente de barro con el bálsamo de leguminosas y demás hierbas medicinales del momento.── ¿Tahuantinsuyo..? ── Preguntó volviendo a sentirse inseguro.

── Aquí estoy.. ── Respondió soltando una pequeña risita acercándose a su rostro para darle un beso en la mejilla.── Puedes agarrar mi cabello o agarrar alguna otra parte de mi cuerpo mientras no sean mis brazos o mis manos porque las necesito para ponerle la krema.── Le dijo con mucha calma poniéndose por encima del cuerpo recostado de España para tener más cercanía con la herida del brazo.

España entendió y con la mano libre siguió buscando por el aire alguna parte del cuerpo de Tahuantinsuyo para tocar pero aún sin tener suerte porque la había levantado por completó mientras que Tahuantinsuyo estaba encima de su cuerpo aunque sin llegar a tocarlo.

Ver cómo con su mano trataba de tocar algo hasta utilizar todo su brazo le produjo ternura por su torpeza y pureza en esa acción.

── Aquí estoy~ ── Murmuró tomando la mano que se encontraba en el aire poniéndola en su espalda.── ¿Puedes sentirme..? ── Preguntó con cariño cómo si le hablará a un niño pequeño.

España parpadeo sorprendido por lo bajo que se encontraba el cuerpo del multicolor, recordando lo alto que el estaba buscando tocar.

── Sí.. ── Respondió riendo por haber estado buscando tan alto.

Tahuantinsuyo procedió a utilizar una ramita con una bolita de lana en la punta para ponerle el bálsamo de leguminosas en la herida causando que España temblara un poco pues estaba frío.

── E-Es muy frío.. ── Murmuró temblando al sentir cómo iba llenando cada parte de su piel algo abierta.

── Lo siento.── Se disculpó Tahuantinsuyo dejando de ponerle el bálsamo.── Me levantaré pero seguiré aquí cerca, ¿Vale? ── Cuestionó antes de ponerse de pie para saber que España no se movería en lo que él hacía algo.

── Vale.. ── Contestó quitando lentamente su mano de la cálida espalda de Tahuantinsuyo.

Tahuantinsuyo procedió a levantarse y con cuidado se bajo de la cama para ir caminando rumbo a la puerta de ramas de la chosa haciendo algo de ruido al cerrar la puerta.

Estando a fuera utilizó unas piedras para obtener fuego y acomodando dos piedras de tamaño considerable en cada lado procedió a poner encima de ellas una olla de barro con agua para calentar.

── Que inteligente soy.── Murmuró jugando con un mechón verde de su cabellera colorida.── Sólo será esperar.. ── Se dijo soltando un suspiro antes de sentarse en el suelo.

Tahuantinsuyo sumergia sus dedos en el agua cada 7 minutos por lo desesperado que estaba en regresar al interior de la chosa, no quería que hirviera, sólo que estuviera un poco caliente para poder utilizarlo.

Iba a tardar algo de tiempo así que para no estar sin hacer nada a paso lento se fue alejando de la chosa para ir a ver a sus hijos, podía oler el humo del eucalipto quemado pero quería asegurarse de que todos estuvieran bien y nadie haya quedado atrás por cumplir su orden.

Conforme más se iba acercando al pequeño pueblito podía ver a muchos incas acumulados en un círculo y eso lo preocupa pues podía ser que algunos hayan resultado lastimados al estar en el territorio de los pumas para ayudarlo a encontrar a España.

── ¿Qué está pasando? ── Preguntó acercándose a ellos para poder ver que había en el círculo de personas.

Aprovechando tener 13 centímetros más que sus hijos logró divisar en medio de ellos a una pequeña niñita incaica con raspones en las piernas, brazos y un ojo algo lastimado, teniendo en sus brazos lo que a simple vista podría ser confundido con un gato, pero era en realidad una cría puma.

── Se niega a soltarlo por más que se lo exigimos, estamos pensando en matarla por ser un peligro pero la madre no quiere.── Contó uno de sus hijos con una honda en la mano.── ¿Qué deberíamos hacer, padre?

Tahuantinsuyo miro a sus hijos mayores rodeando a la niña herida y luego observo más detenidamente a la pequeña que abrazaba a la cría de los pumas. Tenía una debilidad con los niños y verla asustada, herida y sin poder hacer nada para defenderse hizo que su corazón se estremeciera por pena aunque también debía tener en cuenta que mantener a ese animal entre tantas personas era peligroso porque si quedaban algunos pumas podrían venir a reclamar al cachorro o él mismo cachorro podría tratar de atacarlos en un futuro.

Tahuantinsuyo hizo unos movimientos con las manos para que sus hijos deshicieran el círculo que habían hecho para rodear a la niña y se agachó hasta quedar a su altura para poder hablar con ella.

── Hola pequeña, ¿Podrías darme a ese cachorro? ── Preguntó de forma amable para no asustarla ni hacerla sentir amenazada.

── N-No.. ── Murmuró poniendo detrás de su espalda al cachorro de puma.

Todos los incas se quedaron anonadados por la respuesta de la pequeña a hacía su padre y también soberano pues esperaban que al menos ante él accediera a entregar al cachorro.

Pero esa respuesta no sorprendió a Tahuantinsuyo en lo absoluto y de hecho lo estaba esperando, ella sólo era una niña y obviamente no podría entender río complejo y delicado que era tener a un animal salvaje y tan peligroso cómo el que ella tenía en sus brazos.

── Está bien, hagamos un trato ¿Aceptas? ── Preguntó ofreciéndole su mano tal cómo hizo España con él a lo que la pequeña algo confundida aceptó.── Bien, podrás quedarte con ese cachorro pero si en un futuro ataca a alguien tú serás responsable y lo matarás sin piedad.── Propuso a lo que la niña se quedó en silencio tratando de analizar sus palabras.

La pequeña observo al puma y lo alzó en sus brazos para verlo aún mejor, era lindo y parecía un gatito según ella, además de verse inofensivo.

── Sí.. ── Contestó ella en una voz casi inaudible por los golpes en todo el cuerpo que le habían dado para que soltara al animal y lo pudieran matar.

── ¡Bravo! ── Exclamó Tahuantinsuyo dando unos aplausos alegremente.── Ahora tengo un par de preguntas antes de regresar por donde vine y quiero que me respondan con total honestidad.

── ¡Sí! ── Respondieron todos los incas presentes y hasta los que estaban llegando al lugar por la presencia de Tahuantinsuyo.

── ¿Cómo termino la orden que dí hace unos momentos? ── Preguntó.

── Fue excelente. ── Contestaron utilizando una de las tantas palabras que los Españoles les habían enseñado.

── De acuerdo, ¿Hubo algún herido en medio de mi orden o falta alguien de los que estuvieron en el bosque? ── Preguntó.

── Estamos todos aquí pero Sayri.. ── Escucharlos decir eso y en tal tono de voz bajo lo preocupó pues lo hizo pensar en lo peor.── Esta llegando.──  Terminaron de decir haciendo que Tahuantinsuyo los vea de forma divertida pues habían copiado su humor.

── ¡Padre! ── Lo escuchó llegar detrás de él.── ¡Lo logre, cumplí tú orden y todo se está quemando! ── Exclamó alegremente mientras saltaba a abrazar al multicolor que muy gustoso correspondió.

── Me alegra, me alegra, pero ahora me preocupa que todo se queme si el fuego no es apagado a tiempo..── Murmuró viendo los árboles de eucalipto empezando a caer cómo cenizas.

── De eso no hay porque preocuparse, él chamán dijo que en poco tiempo lloverá para apagar el fuego.── Contestó Sayri poniéndose firme.── ¿Cómo está él señor España?

── Pues eso iré a ver ahora mismo, sí no llueve y el fuego empieza a ir por otras partes doy la orden de empezar a lanzar agua para apagarlo.── Les aviso mientras se acercaba a la pequeña niña que aún traía al puma en sus brazos.── Y también que alguien cuide de la pequeña, no es necesario utilizar la violencia, hablando se puede llegar a algo con ellos.

Los incas asintieron tomando las palabras de su padre cómo las del mismo Inti, prometiendo ponerlas en práctica para cuando se de una situación similar uno de estos días.

── Así lo haremos, padre.── Contestaron todos al unísono.── Esperamos que el señor España se encuentre mejor y si necesita algo por favor diganos para traerlo inmediatamente.

── Lo agradezco.── Contesto haciendo un leve movimiento a forma de demostrar lo agradecido que estaba de poder contar con ellos.

Tahuantinsuyo se dio la vuelta y empezó a caminar de regreso por donde vino, aún le preocupaba lo del fuego pero creía que el chamán no podía equivocarse con su predicción además de que en caso de haber algún error ya había dado la orden de apagar el fuego si empezaba a quemar otras partes.

Podía regresar tranquilo a la choza que compartía junto a España mientras que de camino pensaba en el tamaño del lugar, a él no le importaba mucho el tamaño ya que antes sólo vivía el allí. Pero ahora que estaba España quizás a él no le gustará que fuera así de pequeño el lugar que le ofrecía para vivir, quizás algo más grande y más bonito a la vista podría ser de su agrado. O al menos eso pensaba el pues nunca había visto algo más grande que una cueva, que era de donde también vivían algunos de sus hijos.

Pensaba en utilizar piedras para hacer muchos cuartos, el techo ya no sólo podía ser de paja y heno, quizás si le ponían una capa de barro delgado por encima podría ser más agradable a la vista. Decorar con algunas flores y hojas podría hacerlo más bonito, sí, eso iba a hacer.

── Pero para eso hasta entonces tendré que ocultarselo a España..── Murmuró pensando en que sería una gran idea que España no estuviera enterado para que la sorpresa fuese mayor.── Sí.. pero además de eso.. también tengo que pensar en.. ella..

Repentinamente Tahuantinsuyo se puso triste al recordarse que él no era un hombre libre de compromisos sólo por España. Tenía que mantener y cuidar de alguien más, alguien a quien había conocido mucho antes que España.

Era alguien que había creído muy especial para él pero sólo se había estado engañando para hacer feliz a todo el mundo y por eso ahora que veían que España de verdad lo estaba hacíendo sentir así no decían nada al respecto sobre ella con el fin de no arruinar su felicidad ahora que se encontraba mejor que antes.

No podía simplemente eliminarla porque ya habían hecho muchas cosas a la vista de todo el mundo según él pidió con tal de hacer creer a todos que se encontraba bien y felíz.

Ya habían pasado unos años juntos cómo para negar que no la conociera y ahora eso le estaba doliendo desde hace ya un buen tiempo, él sólo quería ser felíz junto a alguien que de verdad lo hiciera sentir eso que llaman amor y a pesar de que ella no lo hacía sentir así estaban juntos por su gente.

Él matrimonio era algo que mantenía preocupado a su gente o mejor dicho sus hijos, cada año se acudía a la plaza principal de cada capital de provincia, una fila de hombres y otra de mujeres,  era el monarca inca quien decidiría con quien iba a estar cada hombre y cada mujer y se les ponía a prueba en un matrimonio servinacuy que era el matrimonio a prueba. La pareja convivía durante un tiempo y si este era positivo confirmaban la unión. En este periodo se practicaba el sexo sin ninguna cortapisa e incluso se podía tener hijos. Si el servinacuy acababa con ruptura, estos hijos eran aceptados y se iban con su madre de regreso a su hogar materno dejando al hombre libre.

Pero él había demostrado que de verdad estaba interesada en ella y se había confirmado la unión, estaba atado a ella aunque al ser el monarca más importante fácilmente podía tener varias esposas porque no se le prohibía, más aún así no le agradaba mucho esa idea ya que sentía mal de hacerle eso a ambos.

── Espera, espera.. me estoy adelantando demasiado, el aún no se disculpó cómo debe ser, no debería pensar en estas cosas ahora.── Se regaño dándose un tirón de cabello arrancando dos mechones rojos en el proceso.── Sólo tengo que cuidarlo un poco y esperar.. ── Murmuró mojando su rostro en el agua de un pequeño río antes de seguir su camino de regreso a casa.

No quería pensar en nada más que ponerle el bálsamo de leguminosas y dejar que descanse, ya cuando estuviera más calmado y sin miedo trataría de hablar con él dándole una última oportunidad para que pidiera perdón por sus acciones, sí no lo hacía entonces le pediría que se retirará de sus tierras de forma pacífica.

De ahí en más todo dependería de que ocurriera los próximos días a partir de ahora, dependería del mismo España que ocurriera.

Por el momento su gente no había hecho nada malo después de que España hablará con ellos para que no los tratarán cómo esclavos o sirvientes, si quería algo preguntaban de forma amable y se retiraban.

Eso era algo extraño pero lo aceptaba, era preferible eso a tener que pelear diariamente por cualquier cosa.

Sus hijos: Atahualpa y Huáscar no se encontraban en Cusco por el momento pero un mensaje aviso que vendrían pronto así que debía prepararse porque estaba seguro de que a ellos no les parecería bien que extraños estuvieran en sus tierras.

Eran demasiadas cosas que pensar, pero por ahora no quería pensar en eso y lo quería dejar para mañana.

El agua estaba hirviendo pero eso no había arruinado sus planes, sólo tendría que utilizar menos y hacer cálida la mezcla del bálsamo para hacer felíz a España y irse dejándolo acostado para regresar mañana a ver cómo se encontraba porque permanecer junto a él seguramente lo molestaría.

Tahuantinsuyo abrió la puerta de ramas hacíendo algo de ruido que España obviamente escuchó y inmediatamente se cubrió con una manta por un motivo que él multicolor desconocía.

── No te preocupes sólo soy yo.── Le aviso por si su susto se debía a haber pensado que un extraño había ingresado a la choza.── Tengo el agua caliente así que por favor quítate esa manta y vuelve a tú posición para que pueda ponerte la krema.── Pidió acercándose al lugar donde había dejado el recipiente de barro con el bálsamo.

No sabía si España lo había obedecido o no porque estaba de espaldas mezclando un poco del agua con el bálsamo pero esperaba que así fuera ya que era tarde y tendría que irse pronto antes de que oscureciera más y el entorno se pusiera peligroso.

── España.── Volvió a llamarlo esta vez ya de pié con él recipiente de barro en sus manos tibio.── Se que no estás dormido así que es inútil que finjas que lo hagas, por favor quítate eso.── Pidió acercándose a la cama.

España parecía absorber algo y unos pequeños jadeos llegaron a los oídos de Tahuantinsuyo que hasta ese momento se había mantenido tranquilo y paciente.

── ¿Estás llorando? ── Preguntó acariciando su cabeza por encima de la manta a colores.── Oye.. todo está bien, no te preguntaré para no hacerte sentir incómodo, sólo quiero ponerte la krema para poder irme y dejarte en paz.── Dijo para convencerlo de que se quitará la manta.

── No quiero.. ── Lo escucho decir con un hilo de voz bastante frágil.

── Te prometo que no tardaré mucho, terminó y me voy para no molestar.── Trató de convencerlo.

Pero eso no hacía que se sintiera mejor, lo hacía sentir abandonado y muy triste porque se quedaría sólo por quien sabe cuánto tiempo sin poder ver absolutamente nada.

── ⁿᵒ ᵠᵘⁱᵉʳᵒ ...! ── Lo escuchó sollozar apretando la manta a su pecho casi cómo si estuviera agonizando de dolór.

── ¿Qué es lo que no quieres? ── Cuestionó dejando a un lado el recipiente de barro.── ¿No quieres que te ponga la krema? ¿No quieres que te vea? ¿O no quieres que me vaya?

España guardo silencio después de eso, decir que era lo que quería lo avergonzaba pero sólo así evitaría quedarse sólo. Soltó un jadeo seguido por un sollozoso y se subió la sabana más arriba con tal de ocultar más su cabeza en ella.

── No quiero que te vayas..! ── Gimio con el cuerpo temblandole, aún mantiendo en él su miedo por el ataque del puma.

Él muy ingenuamente se había metido al territorio de los pumas y piso tantas ramas secas que era inevitable no llamar la atención de algunos animales, creyó haber encontrado un fragmento de oro y se agachó por completo a recogerlo y examinarlo desde el suelo antes de que una inmensa oscuridad debido a la sombra del gran animal lo dejara confundido.

── ¿Queeee..? ── Preguntó Tahuantinsuyo de forma incrédula.

── Y-Ya.. ── Jadeo España empezando a llorar mientras abrazaba la manta.── D-Dejame en paz sobre esto.. ── Lloró empezando a quitar la manta de su rostro, dejando ver unos ojos llorosos.── No veo nada.. ── Gritó entre llantos incontenibles.── ¡Tengo miedo..! ── Agregó rompiendo en llanto frente a Tahuantinsuyo.

No era nada fuera de lo normal que llorara, no era nada fuera de lo normal que su corazón se volviera a hacer blando por él, pero esta vez era un motivo diferente porque estaba sin capacidad de poder ver tan siquiera un poco de luz y estar a la merced de cualquier desgracia si lo dejaba sólo.

Así que nuevamente fue a consolarlo en su sufrimiento para que dejará de llorar y durmiera un poco, quizás su vista podría regresar si mantenía los ojos descansando y totalmente cubiertos para que la luz no molestará incluso si no podía ver nada.

── No llores..── Murmuró volviendo a recostarlo mientras que con sus pulgares le secaba las lágrimas.── Sólo descansa para que pronto puedas recuperar la vista.── Al decir eso ponía sus manos sobre en medio del pecho de España para calmar su latidos.

España sólo asentía al no saber que más decir por lo marcado que le había quedado el susto dado por él puma, o mejor dicho el trauma que este le había dejado.

Tahuantinsuyo empezaba a esparcir en la herida abierta el bálsamo tratando de hacerle sentir lo menos incómodo y luego envolvía delicadamente  la parte afectada con piel de conejo a manera de gasa.

Tener a España de esa forma era extrañamente reconfortante porque dependía de él y lo necesitaba consigo, no cómo cuando estaba bien y era de lo más agresivo con su persona para que no se le acercará.

Eso lo dejaba confundido sobre lo que estaba sintiendo pues no sentía que fuera lo correcto por su pensamiento de que nunca se le desea el mal a quien se ama, no lo estaba haciendo, no deseaba que se lastimara, no deseaba que muriera ni nada parecido.

Pero se sentía extraño al agradarle el estado actual de España.

Pero ya, ya no quería sumergirse tanto en eso, quería pensar que a la mañana siguiente ya no pensaría eso y todo estaría relativamente bien.

No estaba seguro de si hacerlo o no, pero al notar que España no soltaria su mano y recordar que le había pedido que no se fuera decidió acostarse junto a él pero al hacerlo prefirió envolver a España tal cómo alguna vez ya lo había hecho para que estuviera bien abrigado y no pasará frío.

── ¿Tú también estas cubierto..? ── Preguntó España murmurando.

Tahuantinsuyo había puesto su mano sobre los párpados de España para evitar que los abriera al menos hasta mañana, necesitaban descansar después de haber llorado tanto.

── Sí.. ── Mintió para no preocuparlo.── Dame tus manos para calentarlas.── Pidió tocando sus muñecas para que pudiera sentirlo.

España tanteo  con sus manos las de Tahuantinsuyo y simplemente se sumergió en la oscuridad para quedarse dormido mientras que Tahuantinsuyo aún se debatía mentalmente sobre su extraño pensamiento de gustarle el estado actual de España.

No sentía que fuera lo correcto porque en el amor sólo se desea el bienestar del otro, pero lo de "ellos" o era amor porque ambas partes no se querían por igual.

España sólo lo quería por su oro y luego de que obtuviera lo que quería se marchará para nunca regresar, eso era todo, así sería cómo terminaría el contrato tiempo después  o quizás en cuestión de semanas.


[ ¿Esto es lo que quiero? ]


Se preguntó cerrando los ojos para tratar de dormir pero sintió cómo el cuerpo entero de España temblaba y empezaba a agitarse.

── ¡N-No..! ── Lo escuchó sollozar, posiblemente teniendo una pesadilla.

Sin perder tiempo se sentó en la cama de paja y trato de despertar a España a base de movimientos suaves para no asustarlo más de lo que su pesadilla lo estaba hacíendo. Le hablaba en murmullos para no hacer que se asustara y trataba de hacer que despertará de las formas más suave su calmada posibles.

── España, España despierta.── Le murmuraba con dulzura en un oído para no asustarlo o estremecerlo.

── ¡HAAAA..! ── Exhalo totalmente agitado.── ¡Todo está negro! ¡Todo está negro! ¡No veo, no veo! ── Empezó a gritar desconsolado tratando de agarrarse de algo.── ¡Tahuantinsuyo, Tahuantinsuyo! ── Empezó a llamarlo con la voz quebrada por él miedo sin saber que estaba siendo observado.

Tahuantinsuyo sólo guardo silencio y con cuidado recosto a España en su regazo haciendo que guardará silencio y empezará a tocarlo con sus manos.

── ¡Tahuantinsuyo no veo! ── Contó llorando en su pecho con su respiración empezando a hacerse pesada.

── No te preocupes.. pronto..  podrás ver.── Le aseguró acariciando sus cabellos para reconfortarlo y hacerlo sentir seguro en sus brazos mientras lloraba muy asustado.── Shhh.. todo está bien.. yo.. estoy contigo.── Le murmuró secando sus lágrimas manteniendo una mano en sus párpados para que no los pudiera abrir.

── ¡P-Pero yo..! ── España no pudo terminar de hablar debido a que un ataque de hipo le había empezado de tanto llorar y agitarse.── ¡T-odo..!... e-sta..!...

── Shhh.. sólo duerme.. ── Murmuró volviendo a recostarlo atrapandolo en un abrazo para calmar los temblores de su cuerpo asustado y frágil.

── P-ero...!.... ¡N-o..!... veo..! ¡T...!..engo.. mi..edo.! ── Trato de explicar mojando la ropa de Tahuantinsuyo con sus lágrimas.

España sollozo y lloro por un rato abrazado a Tahuantinsuyo, en su pesadilla el puma le estaba comiendo las piernas y no tenía con que defenderse por más que gritaba y trataba de pegarle con algo.

Estaba muy asustados con el cuerpo temblandole y sacudiendose cada pocos minutos por él hipo, pero nada que Tahuantinsuyo no podía tolerar, al ser su menor lo seguía viendo cómo un niño así que no había mayor problema en tener que cuidarlo a demás de ser más delicado, un niño inca se cae de cabeza contra una piedra y la piedra se hace polvo, España se caía de cabeza y lo perdieron.

Era delicado pero esa era parte de su belleza, su apariencia delicada y frágil daba ganas de tenerlo y cuidar de él cómo lo más hermoso existente y por existir a pesar de su actitud a veces mandona y agresiva.

No era normal y ese era su encanto pues cuando uno piensa en un hombre se hace la idea de alguien fuerte, de carácter duro y cero hostil.

Pero España era diferente a lo que todos tenían pensando sobre él, por su apariencia uno podría creer que era un líder serio, callado y reservado pero conociendolo un poco mejor todo eso eliminaba, sólo era alguien carente de cariño y con muchas inseguridades por algo que Tahuantinsuyo desconocida.

Justo ahora España dormía tranquilamente sobre su pecho agarrando su mano para no sentirse abandonado y era tierno, pero no normal ni bueno ya que era porque lo necesitaba, necesitaba alguien que lo cuide y lo proteja así cómo él necesitaba alguien que lo quisiera y lo amara.

Ahora podía tener eso ya que si España se quedaba ciego permanentemente necesitaría de alguien quien lo cuide y ayude, eso lo podía hacer el y quizás así lograría que lo amara pero esos pensamientos lo hacían sentir enfermo por preferir que sufriera para que se quedará con él a que estuviera bien pero lejos de su alcance.

── ¿Qué hago contigo... ── Murmuró viendo el rostro pacífico de España durmiendo.── ¿Por qué me haces sentir así..? ── Murmuró cerrando los ojos para tratar de dormir y apagar su cerebro.

Horas más tarde le había dado hambre y se trató de levantar pero sólo provocó que España llorara y se aferrara a él cómo si su vida dependiera de ello. Se sentía tan confuso de sentirse bien  porque España lo necesitará y lo quisiera consigo ahora.

Un par de veces más se repitió lo mismo de España teniendo una pesadilla o quejándose de que le dolía mucho la cabeza, haciendo que recordará que no habría tratado la herida por el golpe en la piedra pero era inútil ya que cuando trataba de limpiar esa pequeña parte España no resistía el dolór y tenía hacerle daño dejando simplemente la herida protegida por piel de conejo limpia.

Daba masajes a su cabeza con suavidad para no perturbarlo ni hacerlo doler, le decía palabras dulces para hacerlo sentir bien y seguro, le hacía promesas y juramentos, pero sólo era algo efímero para calmarlo.

En realidad quería llorar porque nada aseguraba que de verdad pudiera a volver a ver con semejante golpe en la cabeza, pero no podía hacerlo, no podía quebrarse frente a España porque debía ser él quien se mantuviera fuerte para consolarlo, debía ser él quien lo mantuviera alegre y le diera esperanzas.

Si el lloraba España lloraria, y por eso se negaba a hacerlo. No quería verlo sufrir, no quería arruinar sus esperanzas.





[ ¿Cuándo dirás lo que quiero escuchar? ]








[ Dímelo ya..]





Continue lendo

Você também vai gostar

155K 21.5K 21
Viajar al Amazonas a pesar de su disgusto le abrió los ojos para darse cuenta que al final... Todavía no era verdaderamente libre. . . . No. 1 en #t...
73.8K 8K 54
☆ y me pueden decir diez mil cosa' de ti pero yo pongo mi alma en el fuego por ti nadie sabe, lo que yo haría no saben que ni con cien mencione' van...
182K 10.3K 25
Chiara se muda a Madrid en busca de nuevas oportunidades para lanzar su carrera como artista. Violeta se dedica al periodismo musical, trabajando en...
589K 79.2K 46
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ¿Un embarazo? ¡Imposible!