OJALÁ...

By LeslieLaFuente

1.4M 110K 12.9K

Él necesitaba una esposa, ella necesitaba dinero. Enamorarse no era una opción...pero el destino tenía otros... More

Sinopsis
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 6
Personajes
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Asesino: Parte 1
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Asesino: Parte 2
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Asesino: Parte 3
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Ian
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Epílogo
Extra - Ian
Booktrailer
Extra II: Ian.

Capítulo 5

35.2K 2.6K 624
By LeslieLaFuente

Debo admitir que la sensación de estar volando, junto con las vistas del cielo azul celeste, compensan todas las torturas sufridas en el aeropuerto. El viaje de Nueva Orleans, Luisiana, hasta Houston, Texas, duraría un aproximado una hora con veinte minutos; es demasiado tiempo como para estar sentada en uno de los incómodos asientos de avión sin hacer nada, y la verdad, luego de cinco minutos en el aire ya es aburrido mirar por la ventanilla. Algunos de los pasajeros, por no decir casi todos, reclinaron sus butacas hacia atrás con la intensión de tomar una pequeña siesta apenas habíamos despegado, intento seguir su ejemplo, pero, aunque el descanso me hubiese venido de maravilla, no encuentro una posición lo suficientemente cómoda para dormir en el pequeño espacio.

Aún queda la opción de intentar entablar una nueva conversación con Ian, pero tampoco me apetece ni una pisca. Continúa molestándome su altanería y egocentrismo de nuestra última charla, o para ser más exactos en todas las veces que hemos hablado, y supongo que él también está sorprendido por mis respuestas.

«Ian me necesita tanto como yo a él; será mejor que cambiase su mala educación de Neanderthal y comience a ser un poco más cordial».

Gracias a Dios, no envié todas mis pertenencias junto con el equipaje en la parte inferior del avión, sino que conservé conmigo mi pequeña mochila donde suelo guardar la agenda de notas para trabajar en mis novelas. Saco la pequeña libreta y un bolígrafo, ojeo el encuadernado hasta que hallo algunas hojas en blanco.

Una hora de viaje sería más que suficiente para que se me ocurriesen algunas ideas para mi novela. Agarro fuertemente el bolígrafo dispuesta a escribir; no obstante, mi mente se mantiene en blanco, es como si tuviese alguna especie de bloqueo creativo.

Disimuladamente, observo que se encuentra haciendo Ian a mi lado. Esperaba verle dormir al igual que el resto de pasajeros, sin embargo, en lugar de ello se halla leyendo unos papeles, parece sumamente concentrado en su faena. Me enoja un poco la facilidad que muestra para concentrarse en su trabajo, a pesar de todas las emociones vividas en las últimas veinticuatro horas, cuando yo no logro hacerlo.

Regreso mi atención a la agenda y reflejo en ella toda mi frustración, no obstante, para mayor pesar, solo escribo las mismas palabras repetidas varias veces a lo largo y ancho de las hojas en blanco, dos simples palabras escritas en todos los tamaños posibles: vikingo diabólico. Luego de no dejar ni un solo espacio en blanco sobre las encuadernadas hojas, levanto la vista un poco más tranquila y libre de tensión.

— ¿Relajada?

Vuelvo a mirar a mi acompañante esperando recibir de él un nuevo intento de egocentrismo, pero continúa con la vista fija en los papeles que sostiene entre sus manos.

—Parecías una asesina a sueldo apuñalando a la pobre libreta con el bolígrafo ¿Qué te ha hecho la desdichada para invocar tu furia?

El sonrojo invade mi rostro y siento las mejillas arder, si vio eso, puede que también haya observado lo que estaba escribiendo en la agenda y ya había escuchado esta mañana como yo le llamaba así; no sería raro que asociase que me refería a él con las palabras. Le observo nerviosa por unos segundos, pero me relajo cuando veo la serenidad en él, no parece haber visto el contenido de mis garabatos, y de haberlo hecho no lo ha sacado a relucir.

—No me ha hecho nada—contesto finalmente a su pregunta—. Tan solo intento que se me ocurra una buena idea para escribir.

—Entiendo.

No vuelve a dirigirme la palabra y yo tampoco busco continuar con nuestra fantasmal charla. Por unos instantes considero la opción de arrancar la página en la que garabatee el loco apodo, pero no me gustaba la idea de mantener las rotas hojas en mi mochila hasta que descendiésemos del avión, lo más probable es que terminase olvidando arrojarlas y continuaran en el bolso algunos meses. En lugar de ello volteo la página en busca de una nueva hoja en blanco para comenzar a escribir, puede que no tuviese ni idea de lo que trataría la trama o como serían los personajes, pero de algo si estaba segura, el protagonista masculino debería ser todo lo contrario al vikingo diabólico.

RASGOS CARACTERÍSTICOS DE MI PROTAGONISTA MASCULINO:

1-NO DEBE SER UN COMPLETO EGOCÉNTRICO COMO IAN CATES.

2-NO DEBE SER TAN MALEDUCADO COMO IAN CATES

3-NO SERÁ UN COMPLETO NEANTERTHAL COMO IAN CATES.

4-NO DEBE PARECERSE EN NADA A IAN CATES.

Puede que suene repetitivo, pero me relaja mucho la idea de crear un personaje del cual las lectoras se puedan enamorar ciegamente, y de seguro el hombre que tengo a mi lado, aunque estuviese hecho para el pecado y para pasar horas y horas en una cama, no sería el protagonista ideal de una historia de romance.

Es bien entrada la noche cuando aterrizamos en el aeropuerto de Houston, Texas. Nos encaminamos a recoger nuestras maletas sobre la cinta transportadora, Ian toma la suya primero, mientras la mía demora un poco más en salir. Cuando finalmente la obtengo, me giro para comunicarle al vikingo que podemos continuar nuestro camino, pero este ya no se encuentra a mi lado, sino conversando, un poco más adelante, con una de las azafatas que nos atendieron en el avión.

La chica parece ser contemporánea con mi edad, es alta y esbelta, fácilmente podría dedicarse al mundo del modelaje. Esta le sonríe de forma descarada, acercándose a él como en una insinuación. Ian no parece corresponder nada aun, pero tampoco se aleja de ella.

«¡Será sínico!, pensé que me dijo que cero coqueteos mientras durase nuestro año de matrimonio, ya sabrá él quien es Harley Medeiro, o mejor dicho Harley Cates».

— ¿Qué me dices? —le pregunta la morena azafata— Pasaré la noche en la ciudad, si te apetece podemos ir en busca de una copa y ya luego veremos que ocurre.

Ian va a contestar, pero de un salto estoy parada junto a él sujetándole del brazo sin ni siquiera darle tiempo a decir una palabra.

—Cariño ya tengo las maletas—digo fingiendo la voz más amorosa que sé hacer—. Apurémonos, los niños nos esperan fuera, están ansiosos por regresar a nuestra casa.

Esto último lo añado dirigiéndole la mirada y una sonrisa a la mujer, que abre los ojos de par en par y se marcha sin apenas despedirse. Ian, por su parte, continúa observándome perplejo, aunque en cuestiones de segundos frunce el ceño; está enojado y yo divertida.

— ¿Qué diablos ha sido eso?

—Lo mismo puedo preguntar yo, pensé que habías dicho que cero relaciones extramatrimoniales.

—No estaba haciendo nada.

—Eso dices tú.

No le doy tiempo a responder, pues esta vez soy yo quien comienza a caminar primero, puedo sentir a Ian pisándome los talones mientras resopla a mis espaldas y no puedo evitar soltar una sonrisa, por lo menos esta vez le he ganado yo la partida.

«Punto para Harley».

Ya fuera del aeropuerto me tomo cinco segundos para respirar la fresca brisa de la noche, es relajante sentir el aire en mi rostro luego de tanto tiempo encerrada en el avión. Veo que Ian sonríe al ver a un hombre rubio, vistiendo unos vaqueros y una simple playera negra.

—Por fin regresas. —El desconocido le abraza y luego, por primera vez, posa su mirada en mí—. Y por lo que veo bien acompañado.

Le dedico una tímida sonrisa al rubio, ahora que lo veo de cerca es muy alto, debía sobrepasar casi el metro ochenta de estatura. Su cuerpo es musculatura pura, como si estuviese acostumbrado al trabajo duro para ganarse la vida o pasara demasiadas horas en el gimnasio, sin embargo, a pesar de su intimidante figura, sus verdes ojos reflejaban la calidez ausente en las pupilas de Ian.

—Cooper, permíteme presentarte a mi esposa Harley, Harley cariño, este hombre de aquí es Cooper, es el jefe de mis trabajadores en la hacienda y un gran amigo, lo que necesites puedes contar con él.

«¿Harley cariño?». Como dicen en mi ciudad ¿Quién lo ha visto y quién lo ve? Al parecer acabamos de comenzar la actuación del matrimonio enamorado.

—Un placer Cooper.

Estrecho su mano en un saludo, su sincera sonrisa me dice que terminaríamos llevándonos bien.

—Muy guapa tu esposa. —Se gira hacia a mí para hablarme en un falso susurro—, Luego me tendrás que contar como este cabeza dura logró conquistarte, no entiendo como aguantas sus berrinches.

—Ni yo sabría explicarlo. —Me gano una mirada de reprimenda por parte de Ian por lo que rápidamente agrego—, Pero la verdad es que es un amor de persona, nunca he visto nadie más romántico que él.

«Sobre todo con las azafatas morenas», pienso. Cooper suelta una carcajada, parece notar el sarcasmo en mi voz.

Montamos todos en una camioneta roja, ambos hombres en la parte delantera y yo en los asientos traseros, el sueño lucha por ganarme la batalla, pero la curiosidad por observar una ciudad que no conozco me motiva a mantenerme despierta. Siempre pensé en Texas como un país de vaqueros, algo muy al estilo del lejano oeste con desiertos y demás, pero la verdad es que estaba fascinada por sus rascacielos, luces y vida nocturna. A medida que transcurre el tiempo, Cooper continúa conduciendo y dejamos la ajetreada ciudad atrás, lo cual me contradice un poco, por lo visto aún falta para llegar a nuestro destino.

—Todos te hemos echado de menos, principalmente Holmes. —le dice el rubio al vikingo—. Sabes que siempre se pone muy triste cuando te marchas.

«¿Holmes?» Ese nombre despierta un poco mi curiosidad, sea quien sea, no puedo evitar pensar en lo irónico del nombre con respecto al pasado de Ian.

—Yo también lo he extrañado mucho, muero por verle—responde este, pero no da más información.

Seguimos en la camioneta casi que una hora más, conduciendo por una desolada carretera, girando en alguna que otra curva, ya comenzaba a quedarme dormida cuando los focos del coche iluminan una enorme casa a lo lejos. Me sorprendo cuando el auto se detiene justo en frente de ella, es tan grande que incluso me atrevería a decir que parece una mansión.

Ambos hombres bajan las maletas del coche y antes de despedirse Ian le dice a Cooper.

—Mañana comenzamos a trabajar temprano con los nuevos potros, tenemos muchas cosas que hacer.

—Por supuesto.

Una vez que Cooper se marcha, entramos en la casa, debido a la oscuridad de la noche y el cansancio de mi cuerpo no me fijo bien en todos los detalles, solo sé que mi apartamento cabría en una de sus habitaciones. Ahora que volvemos a estar solos, Ian retoma nuestro distanciamiento social volviendo a su fría actitud usual, por lo que cargo mi maleta yo misma.

De repente, una gigantesca masa de pelos salta sobre mí arrojándome al suelo y provocando que un sonoro grito escape de mi garganta.

—No seas tan ruidosa, tan solo es Holmes.

Estoy en una mezcla entre confusión y miedo por lo que pueda ser Holmes, hasta que, finalmente, Ian enciende las luces de la estancia y me percato que la gran masa sobre mi regazo es nada más y nada menos que un hermoso labrador de pelaje negro. Sin poder evitarlo comienzo a acariciarle detrás de las orejas.

—Es hermoso, ¿qué tiempo tiene?

—Apenas cinco años, aun es pequeño. —La emoción y el orgullo se notaban en la voz de Ian, por lo visto el cachorro era realmente especial para él.

Pienso en la edad del labrador y me percato que ha estado junto a Ian exactamente desde el año del asesinato de su ex – esposa, la pregunta era si antes o después del trágico acontecimiento. No obstante, no quiero parecer metiche, por lo que prefiero no preguntar. Holmes continúa olisqueándome todo el rostro mientras menea su cola de un lado a otro en señal de alegría.

— ¡Qué lindo! —exclama Ian —, Muchos mimos a la desconocida y a tu papá ni un simple hola.

—Generalmente le caigo bien a los perros.

—Ya veo. —Me divierte pensar que está un poco celoso, pero prefiero no sacarlo a relucir—. Será mejor que me sigas, ha sido un viaje largo y debes estar cansada.

Me levanto del suelo, vuelvo a recoger mi equipaje y sigo a Ian por las escaleras hacia la planta superior, no parece haber tantas habitaciones como abajo, pero una en particular llama mi atención. La puerta es de una hermosa madera caoba y lo que la convierte en especial y distinta a las demás es que se halla sellada con una cinta policial. Debe ser la habitación de la muerta. ¿Por qué continuará con la cinta?

—Este es nuestro dormitorio—señala el vikingo ante una nueva puerta.

— ¿Nuestro? —No puedo evitar hacer énfasis en esa palabra.

Ian entra a la habitación, obligándome a seguirle, Holmes aun continúa junto a nosotros meneando su cola de felicidad.

—Sí, nuestro, eres mi esposa y por ende dormiremos juntos.

—Pensé que dormiría en un cuarto de invitados o algo por el estilo.

—Escucha Harley, te lo explicaré sencillamente—señala tratando de no sonar irritado ante todas mis preguntas—. En esta hacienda, además de nosotros, también viven alguno de mis trabajadores, tu y yo supuestamente estamos muy enamorados y sería demasiado raro que una pareja recién casada durmiese en cuartos separados, para traer otra cama a la recamara necesitaría ayuda y eso también llamaría demasiado la atención. Tenemos un cuarto de baño para nosotros solos justo al lado y podemos acceder desde el pasillo exterior o, desde aquí mismo, por la puerta junto a la cama, nos turnaremos para utilizarlo. Con respecto a donde dormiremos, tan solo hay una cama y un pequeño sofá aquí dentro—dice señalando ambos muebles—, Puedes compartir la cama conmigo o dormir en el sofá, es decisión tuya.

— ¿Y porque no duermes tú en el sofá?

Mi pregunta no es con malas intenciones, sino con auténtica curiosidad, Ian parece notarlo por lo que intenta no parecer muy maleducado al responder.

—No voy a renunciar a la comodidad de mi cama por un incómodo sofá, no me molesta compartir cama contigo, ya te he dicho que no tengo interés en ti, pero te doy la opción de elegir donde te sentirás más cómoda.

Era como si me hiciesen una pregunta trampa: Si dormía en la cama el colchón estaría lo suficientemente cómodo, pero de seguro no dormiría por los nervios de tener el cuerpo del vikingo diabólico tan cerca; en cambio, si elijo el sofá estaría más relajada con respecto a esto último, aunque algo me dice que amanecería en la mañana con un severo dolor de espaldas. Observo silenciosamente el incómodo sofá, en el que de seguro parte de mi cuerpo quedaría fuera, y vuelvo a mirar la cama. La decisión me parece sencilla.

—Elijo el sofá.

—Estupendo, te aconsejo que te acuestes pronto.

— ¿Puedo tomar primero un baño?

—Estás en tu casa.

Arrojo mi maleta en el suelo junto a mi nueva cama-sofá y busco rápidamente mi neceser con los accesorios de aseo personal, una toalla para secarme y un pijama. A mala hora permití que Ana renovase mi closet y me comprase solamente ropa de cama con shorts cortos o camisones transparentes.

Luego de una rápida ducha, regreso a habitación donde Ian espera su turno para el baño. No dice nada ante mi atuendo, pero puedo ver como se tensa y traga en seco antes de llegar al baño. Vuelve a salir un momento y me dice:

—Por cierto, el sofá era de Holmes, tendrás que compartirlo con él.

Vuelve a entrar al cuarto de baño dejándome con la boca abierta de par en par, será capullo el tío este. Miro al labrador ya acostado sobre los cojines del sofá, el animalito levanta la cabeza para observarme a mí, es como si leyese mis pensamientos.

—Hazte a un lado pulgoso, —le digo en tono gentil—. A partir de ahora compartimos cama.

Encuentro algunas sábanas limpias sobre mi maleta, Ian debió colocarlas ahí para mí, por lo menos tuvo un pequeño detalle de gentileza. Tomo uno de los almohadones sobre su cama e improviso una cama personal en el sofá, luego de las sabanas y demás, ya el mueble tiene mejor pinta. Me acuesto con la intensión de dormir, pero solo consigo dar vueltas de un lado a otro entre la incomodidad y la sensación de hallarme en un lugar nuevo.

Luego de varios minutos escucho como el agua de la ducha se detiene e Ian regresa a la habitación con el torso completamente desnudo y la toalla sujeta alrededor de su cintura. Ve que aún estoy despierta y me dice:

—Suelo dormir en calzones o desnudo debido al calor, espero que no te incomode.

— ¿Y si me incomoda? —pregunto a la vez que me sonrojo, aunque creo conocer la respuesta.

—Pues te aguantas.

—Capullo—contesto sin importarme esta vez sí me escucha o no.

—Será mejor que duermas, hay mucho que mostrarte mañana, y aquí solemos madrugar.

Apaga todas las luces y se acuesta en su cama, yo no puedo dejar de mirar su hermoso torso desnudo, es imposible apartar la vista de su ancha espalda.

—Bienvenida a tu nuevo hogar Harley Cates.

Continue Reading

You'll Also Like

835K 48.3K 45
Hace tres años la mejor amiga de Ethan Heyer se da cuenta de que esta embarazada de su novio, quien huye al saberlo, culpando a Ethan de tal cosa. Et...
81.8K 4.1K 25
Segunda parte de Quédate Conmigo. Arlet Kavanna se había ido a Londres después de haber terminado se relación amorosa con Kilian Arset, quien la habí...
530K 35.4K 40
Las mentiras envenenaron los corazones de aquellas dos personas malditas. Lu va en su 4to año en Hogwarts. Parecía que su vida iba normal, claro, su...
1.5M 246K 160
4 volúmenes + 30 extras (+19) Autor: 상승대대 Fui poseído por el villano que muere mientras atormenta al protagonista en la novela Omegaverse. ¡Y eso jus...