Un Amor Declarado y Personal

Autorstwa YIZHAN_2MIN

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Si quería seguir adelante con esa farsa relación, tendría que comportarse como un esposo leal... tanto en la... Więcej

Sinopsis
Falsa Noticia
Acepto
Tirano
Plan
Baijiu (licor de arroz)
Tatuaje
Anillo de compromiso
Reinvención
Carácter
Nuevo hogar
Equivocación
Química
Chocolate
¿Arrepentido?
Hielo
Princesa
Matrimonio
Noche de bodas
Miedos
Ya no te amo
TE AMO (Final)

Deseos

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Autorstwa YIZHAN_2MIN

El menor permaneció en el borde de la encimera, dejando que Zhan-Ge marcara el ritmo y la intensidad con sus labios y lengua. Sentía el sabor salado de las lágrimas en su boca y la tristeza que emanaba su aliento. Se moría por tomar el control y besarlo con toda la pasión y la angustia que albergaba en su interior y que amenazaban con abrirse camino hasta la superficie de cualquier manera. Pero no podía permitirlo. Aquello era por ZhanZhan.
Le daría lo que él deseaba, pero sin perder la cabeza.

El mayor se apartó de Yibo, con el corazón desbocado y las piernas temblorosas. No sabía qué le había pasado ni en qué había estado pensando. Solo sabía que quería sentir algo intenso y real, y que Yibo confirmara sus palabras con hechos. Quería demostrar que era un hombre capaz de desear y ser deseado. Que no era una broma.

Quería a aquel hombre hermoso e inalcanzable para el solo. No quería promesas de amor eterno. Ni quería darle las gracias por su apoyo y comprensión. Era otra cosa...

Una necesidad tan profunda y salvaje que apenas podía entenderla. Lo único que sabía con seguridad era que aquel beso sanaría las heridas y confirmaría todo lo que el menor le había dicho. Se demostraría a sí mismo que los hombres podían desearlo y tomarlo en serio.

Le acarició el pecho, sintiendo su fuerza y calor. La piel le hacía cosquillas en las palmas. Era un hombre extremadamente sexy y varonil.

—Te deseo —le confesó sin dejar de besarlo.

El silencio que siguió a sus palabras pareció durar una eternidad. Seguramente Yibo lo rechazaría, pero por primera vez en su vida Xiao Zhan había estado dispuesto a arriesgarse. Era como si se hubiera liberado de unas cadenas que arrastraba desde siempre.

Yibo se bajó de la encimera y le rodeó la cintura con un brazo.

—¿Quieres besarme? ¿O quieres algo más? —preguntó con una voz ronca

—Qui... quiero más.

—Dime qué quieres —lo apremió el menor—. Quiero oírlo.

—Quiero... acostarme contigo —una terrorífica posibilidad lo asaltó de repente—. A menos que tú no desees hacerlo —¿por qué iba a desearlo? Era un dios divino con un físico espectacular que podría tener a quien deseara. Tenía años de experiencia sexual a sus espaldas y se había apartado cada vez que se besaban.

Zhan había fantaseado brevemente con la idea de tenerlo, pero una vez más se había engañado a sí mismo.

Wang se rió amargamente.

—¿Cómo puedes pensar que no te deseo?

—Soy uno del montón, ¿recuerdas?

Yibo entrelazó una mano en sus cabellos y le acarició el tatuaje.

—Nunca he conocido a nadie como tú, así que esa descripción no te hace justicia.

—Odias mi tatuaje.

–Cada vez me gusta más —replicó él.

Le puso la otra mano en la parte inferior de la espalda y lo atrajo a su cuerpo y erección.

—Tú me deseas... —dijo Zhan-Ge, abriendo los ojos como platos.

—Lo siento si te resulta difícil creerlo, pero espero que mañana pienses de otra manera.

Xiao Zhan intentó pensar en alguna respuesta ingeniosa que aliviara la tensión y las palpitaciones de su miembro, pero no se le ocurrió nada. Su cerebro estaba demasiado ocupado con todas las cosas que Yibo podía enseñarle. Nunca se había percatado de lo importante que era todo aquello que desconocía sobre el sexo.

El menor volvió a besarlo, con más pasión. Bajó la mano a la cintura del pantalón y deslizó los dedos bajo la franela hasta agarrarle el trasero. Su tacto era áspero y brutal. Perfecto. Lo apretó con fuerza y una corriente de calor líquido brotó del miembro erecto de ZhanZhan. Se arqueó para frotarse contra su torso, buscando la manera de aliviar las palpitaciones que crecían entre sus muslos con intensidad.

—Tenemos que encontrar una cama —dijo con voz jadeante mientras se separaba de él.

—No nos hace falta una cama —respondió él, inclinándose para besarlo en el cuello.

Zhan-Ge gimió y por un momento se le quedó la mente en blanco.

—Sí, claro que sí. Soy... —no iba a decir "virgen". Iba a evitar aquella palabra a toda costa—. Soy bastante torpe. Necesito algo más cómodo y seguro por si me caigo.

—No dejaré que te caigas.

"Quizá no puedas impedirlo"

Las palabras se le quedaron en la 
punta de la lengua, pero no se atrevió a decirlas. Ni siquiera sabía lo que significaban. Únicamente sabía que lo llenaban de temores.

—Lo sé, pero aun así... Por favor.

Wang asintió y lo levantó en sus brazos para llevarlo hacia la escalera. Xiao Zhan chilló y se aferró a su cuello mientras Yibo subía los escalones de dos en dos. No lo dejó en el suelo hasta llegar a su habitación.

—¿Esta cama servirá?

El mayor asintió. Tenía la garganta seca.

—Sí... Y ahora ven y bésame. Te prometo que no te mancharé de brillos.

—Como desees —se acercó y le acarició la mejilla con el dedo, antes de comenzar a besarlo con sensualidad y pasión.

Le recorrió su cuerpo con las manos, le subió la camiseta, lo volvió a recorrer hasta devolverse a su pecho. Le agarró los pezones con su lengua y su mano y se los endureció con el ligero tacto a ambos, avivando el deseo que lo consumía. Le quitó la camiseta por encima de la cabeza. Xiao Zhan sintió el aire fresco en su torso, pero no tuvo tiempo para sentirse cohibido porque Yibo lo apretó de nuevo contra su torso y el calor de su piel lo calentó de arriba abajo.
A continuación le bajó el pantalón y los bóxer, hasta que cayeron a sus pies. Zhan-Ge agradeció que no se hubiera detenido a mirar su ropa interior. No había pensado en un encuentro erótico cuando escogió la prenda con personajes de One Piece de algodón.

Quería arrancarle la ropa, pero las manos no le respondían. Las sentía torpes y pesadas. Yibo era perfecto en todos los sentidos, y ZhanZhan no quería estropear el momento. No sabía si moverse o no, o si a él le gustaba que lo desnudaran.

Por suerte, el menor estaba más que dispuesto a desnudarse por sí mismo. Se metió en el baño unos breves instantes y regresó con una gloriosa erección y un paquete de preservativos.
Zhan-Ge quedó impresionado al contemplar su desnudez y su miembro erecto. Nunca había visto a un hombre desnudo a parte de verse a sí mismo en un espejo o en películas porno, pero en persona, en vivo y en directo era distinto, y ninguna estatua clásica podría hacerle justicia a Yibo.

—Quiero tocarte —le dijo, asombrado por su descaro.

Todos sus nervios se habían esfumado desde que él volvió al dormitorio. Estaba ante Yibo, los dos desnudos y a punto de hacer el acto más íntimo que dos personas podían compartir. No había lugar para el miedo ni la vergüenza. Estaba seguro de lo que quería hacer.

Era una sensación desconocida para Xiao, pero con Yibo no había razón para tener miedo.

—Estoy en tus manos —le dijo Wang.

ZhanZhan se acercó y le acarició el pecho y el abdomen. Descendió por la línea entre sus abdominales hacia la ingle y le rodeó el miembro con los dedos, duro y grueso.

—¿Qué quieres que te haga? —le preguntó. El corazón le golpeaba furiosamente las costillas.

—Lo que estás haciendo —respondió Yibo entre dientes.

—¿Tocarte, tan solo?

—Sí —su respiración se aceleró.

—¿Y esto? —lo apretó suavemente y le arrancó un gemido.

—Sí...

—¿Más fuerte?

Él le puso una mano sobre la suya para detenerlo.

—Solo si quieres que llegue en cuestión de segundos.

El mayor retiró rápidamente la mano.

—No, todavía no. Aún no tienes permiso para ello.

—Me lo suponía —le capturó los labios con un beso fogoso y voraz y lo tumbó en la cama.

ZhanZhan le rodeó la cadera con el muslo, abriéndose para él. Empezaron a frotarse y cada roce de sus erecciones le prendía una llamarada por todo el cuerpo.
Yibo agachó la cabeza y comenzó a succionarle un pezón. A Xiao Zhan se le escapó un gemido y le clavó las cortas uñas en los hombros, aferrándose con todas sus fuerzas cuando él levantó la cabeza.

—No te pares... —lo apuro, y él no se hizo de rogar y siguió lamiéndole los pezones hasta llevarlo al límite de su resistencia.

Pero en vez de empujarlo al orgasmo, lo sujetó con fuerza por las caderas y fue bajando con la boca hasta llegar al punto más palpitante de su cuerpo. Y cuando le tocó la punta de su miembro con la lengua, ZhanZhan levantó las caderas y se abandonó a una sensación tan intensa que no podía permanecer quieto. Se sacudió, estremeció y revolvió, pero él lo sujetó con fuerza y lo redujo al placer del momento.

Entrelazó los dedos en el pelo de Yibo para mantenerlo pegado a su cuerpo, sin ofrecer la menor resistencia a la abundancia de sensaciones que lo inundaban.
Él lo soltó y le introdujo un dedo en su entrada rosa mientras seguía lamiéndo y succionando su ya erección. Una explosión de placer estalló tras sus párpados cerrados, colmandolo de luz y calor, fue ahí donde Yibo aprovechó de meter un segundo dedo. Su cuerpo se vio sacudido por una oleada tras otra de un placer incomparable luego un tercer dedo y Zhan-Ge no aguanto más y llegó al clímax derramando su semilla. 
Yibo trago su esencia y luego levantó la cabeza y lo besó en la cadera, bajo el ombligo, en el vientre, en su pecho. Entonces se colocó entre sus muslos y 
llevó su erección al medio de su trasero. Se detuvo un momento, maldijo en voz baja y agarró los preservativos. Abrió uno rápidamente y se lo colocó en cuestión de segundos. Zhan-Ge agradeció que no le hubiera pedido hacerlo a el, ya que sus manos hubieran demostrado su nerviosismo. Se colocó de nuevo en posición y lo penetró. El mayor sintió un dolor breve y agudo mientras las paredes de su entrada se estiraban para recibirlo.
Yibo volvió a detenerse.
Los ojos le ardían y tenía el rostro desencajado. El menor sacudió la cabeza. Y en vez de hablar, él empujó hasta el fondo, haciendo contacto donde ZhanZhan más lo necesitaba, borrando el dolor con placer. Muy despacio, pero imparable. Se retiró y volvió a penetrarlo, marcando un ritmo constante que avivaba las sensaciones y la necesidad de alcanzar la plenitud en un arrebato compartido. Xiao Zhan recibía cada embestida y se movía con él en busca de la culminación mientras todo se volvía difuso e irreal a su alrededor.
Los movimientos del menor se volvieron más irregulares, señal de que estaba perdiendo el control, y lo mismo empezó a ocurrirle a Zhan. Perdió la noción de la realidad y juntos alcanzaron el éxtasis con delirantes gritos de placer y abandono.
Cuando Yibo dejó de temblar, exhaló una profunda espiración y apoyó la frente en el pecho de Zhan-Ge.

El mayor lo rodeó con los brazos y lo mantuvo allí, pegado a su cuerpo, piel contra piel. No quería hablar. No quería moverse. No quería enfrentarse a la realidad.

Sabía que tarde o temprano tendrían que hacerlo.
Pero aún no.

👶👨‍❤️‍👨👶👨‍❤️‍👨👶👨‍❤️‍👨👶👨‍❤️‍👨👶👨‍❤️‍👨👶

🔥Sin comentarios...🔥
Hasta el próximo capítulo!
😊

Créditos a quien corresponda ♥️🙌

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