Esposa del CEO

By EliseCastro

1.1M 60.4K 2.6K

Una bebida alcholizada y una habitación equivocada será más que suficiente para cambiarle la vida a la retraí... More

Prólogo
Capítulo Uno
Capítulo Dos
Capítulo Tres
Capítulo Cuatro
Capítulo Cinco
Capítulo seis
Capítulo siete
Capítulo ocho
Capítulo nueve
Capítulo diez
Capítulo once
Capítulo doce
Capítulo trece
Capítulo catorce
Capítulo quince
Capítulo dieciséis
Capítulo diecisiete
Capítulo dieciocho
Capítulo diecinueve
Capítulo veinte
Capítulo veintiuno
Capítulo veintidós
Capítulo veintitrés
Capítulo veinticuatro
Capítulo veinticinco
Capítulo veintiséis
Capítulo veintisiete
Capítulo veintiocho
Capítulo veintinueve
Capítulo treinta
Capítulo treinta y uno
Capítulo treinta y dos
Capítulo treinta y cuatro
Capítulo treinta y cinco
Capítulo treinta y seis
Capítulo treinta y siete
Capítulo treinta y ocho
Capítulo treinta y nueve
Capítulo cuarenta
Capítulo cuarenta y uno
Capítulo cuarenta y dos
Final
Segundo libro
¡2da parte disponible!

Capítulo treinta y tres

17K 975 59
By EliseCastro

— Traer niños desde el orfanato ¿En qué cabeza cabe? — Sentado justo al fondo, apartado de los demás estaba Anthony Russo, riéndose de las ocurrencias de su hijo con un tabaco en la mano. — Solo lo está haciendo para impresionar a esa secretaria.

— Me jugaría mi sueldo entero a que cuando ella lo deje se arrepentirá de la humillación que se está haciendo a sí mismo en este momento. — Añadió otro hombre de edad avanzada. — Esperemos que entre en razón antes de que haga algo alocado durante el aniversario fúnebre de Máximo.

— No se preocupen, mi hijo no sería tan estúpido como para arruinarlo. — Comentó con seriedad Anthony, mirando a los demás llevando y rayendo cajas misteriosas. — Que de eso me encargo yo. Esa chiquilla ya se ha entrometido bastante en los asuntos de esta familia.

Ante sus ojos Anastasia era un obstáculo complicado, pero no imposible de quitar de en medio. Anthony Russo no se daría por vencido y usaría todas sus fuerzas para recuperar la normalidad de su familia y su vida, restableciendo las cosas a como eran antes de que Anastasia llegara: Cuando todavía tenía a Erick en la palma de su mano.

— Señor Russo, es un placer finalmente conocerlo. Soy Edith Donaire. — Estiró la mano hacia Anthony con una sonrisa, él tardó antes de aceptarla, sin saber quién era. — Soy la Exnovia de su hijo, planeábamos casarnos antes de que Anastasia llegara.

El hombre que estaba la izquierda de Anthony la reconoció de inmediato. — Ella es Edith, de la familia Donaire, se dice que su padre es un hombre exitoso de negocios y su madre fue modelo internacional durante su juventud. La joven Donaire se graduó en una de las academias más prestigiosas con notas perfectas y ganó incontables concursos de belleza cuando era una niña.

— Señorita Donaire, vaya. Al parecer ha heredado la belleza de su madre. — Anthony mostró su sonrisa a la chica. — Es una pena que mi hijo no haya sabido aprovechar tan buen partido como lo es usted ¿A qué debo el honor de tu presencia?

Edith rechazó una copa de vino al mesero. — ¿Cree que podamos hablar en privado? — Preguntó. — Lo que tengo para decirle es muy importante, tiene que ver con el futuro de la familia.

Anthony se lo pensó, sus ojos se enfocaron en Anastasia a la distancia y luego en Edith cerca de él, entonces sonrió. — Por supuesto ¿Por qué habría de negarle nada?

Ambos se retiraron un poco del bullicio, sin embargo, los escoltas de Anthony todavía lo seguían a algunos pasos de distancia.

— ¿De qué querías hablar, pequeña señorita?

— Señor Russo, yo siempre he querido lo mejor para su familia y la mía. — Comentó Edith. — No quiero que tome a mal lo que voy a decir porque usted debe apreciar mucho a su nuera — Vio con satisfacción la pequeña mueca que hizo Anthony al mencionarla. — Pero estoy completamente segura de que Erick no ama a esa mujer y de que lo está utilizando para hacerse con la fortuna de la familia, ella tiene un amante.

— Señorita Donaire, ¿Conoce usted la magnitud de la acusación que está lanzando? — Preguntó Anthony. — El hecho de que yo acepte o no a mi nuera no me da el derecho para levantar falsos contra ella y manchar el nombre de esta familia, creí que usted era mejor que eso.

— ¡Por supuesto que conozco el riesgo! ¿Creería que vendría a decirlo si no estuviese segura de lo que vi? — De un pequeño sobre de papel sacó algunas fotografías de un hombre borroso charlando con Anastasia a la entrada de la compañía y en otra donde ella le entregaba a él algunos papeles. — Este es su amante.

Pero Anthony solo alzó una ceja y se las regresó. — Ni siquiera se ve que son unidos, además, ¿Hablaría con su amante precisamente frente a la compañía donde trabaja su marido? Tan estúpido no soy, si quiere que tome cartas en el asunto necesitará pruebas más contundentes que eso.

— No se preocupe, yo se las daré. Porque solo quiero que se descubra el verdadero rostro de esa mujer malvada, quiero tener de vuelta a Erick. Nosotros nos amamos y es lo mejor para nuestras familias y su preciada compañía ¿Verdad? — Edith sonrió, entregándole a Anthony un documento adicional. — Además...estoy embarazada de él.

La expresión de Anthony se descolocó.

— Sería un verdadero escándalo que la prensa se enterara sobre mi embarazo y la infidelidad de Erick ¿Verdad? Por eso no he querido decir nada, he venido hasta aquí porque Erick no quiere escucharme y sabía que usted lo haría. — Edith suspiró, acariciándose el vientre. — Tiene que ayudarme, por favor. Ambos tenemos el mismo enemigo en común: La mujer que nos ha arrebatado el futuro de las manos, necesitamos aliarnos para poder vencerla.

— ¿Cómo es que sabías que iba a estar aquí?

— Porque sé perfectamente que ha venido a ver algo en específico con sus propios ojos. — Edith se encogió de hombros. — Usted es la única persona que puede ayudarme.

Pero Anthony comenzó a negar con la cabeza, incrédulo. — Estás... Estás diciendo tonterías, Erick sería incapaz de...

— Lo creíamos incapaz de matar una mosca y asesinó a su hermano. — Anexó Edith, deteniéndolo. — A mí no me pueden engañar, y si usted no quiere que abra la boca lo mejor para ambos será unir fuerzas.

— ¿Está usted amenazándome, señorita Donaire?

— Yo lo veo como salvar a la familia Russo de la perdición en la que caerá cuando todos se enteren de mi embarazo y la verdadera muerte de Máximo. Vamos, no tiene nada que perder.

Anthony se enfrentaba a un enemigo astuto, no podía dar paso en falso. — Tienes mi apoyo.

— Muchas gracias, de verdad. — Edith sonrió, estrechando su mano complacida. — Tenemos un trato, prometo ser la nuera que siempre quiso y su pequeño nieto o nieta lo adorará.

Anthony se frotó el entrecejo con los dedos, ahora tenía un gran dolor de cabeza encima.

Y, de nuevo, por culpa de Erick y su esposa.

Las voces de los participantes combinadas con los niños animaban el ambiente, Anastasia y Andrés habían ganado los primeros veinte puntos de la noche y se coronaron en primer lugar, seguidos de Charity yunto a su compañera Gilda en segundo lugar y el hiperactivo Kailani junto a su aún más hiperactivo compañero David.

La siguiente en subirse al escenario era una mujer de cabello castaño por encima de los hombros. — ¿Les ha gustado el primer juego? Porque todavía hay cuatro oportunidades más de ganar, yo soy Naomi Aguilar y el juego de esta noche se trata de algo que les gustará muchísimo, este juego se llama: Pelota por el embudo. A continuación nuestros ayudantes estarán colocando en medio de todos algunas bases con un embudo en la punta de cada una, a cada equipo se les dará un total de ocho pelotas, cuatro por cada participante, cada una de estas tiene como destino los embudos.

Cuando Anastasia revisó las pelotas se dio cuenta de que tenían su nombre y el de Andrés escrito en ellas.

— ¿Acaso mencioné que las pelotas serán lanzadas desde el escenario? — Dijo Naomi de repente, atrayendo la atención de todos. — Con antelación hemos organizado las mesas estratégicamente para hacer más fácil el juego, pero cada embudo tendrá su propio nivel de dificultad y estarán puntuados, a mayor distancia mayor puntuación. Luego se hará una suma y el equipo con el puntaje más alto será el vencedor de esta ronda, por supuesto, esta facilidad solamente es para los niños. — Se rió de repente, entonces entraron más hombres con embudos más pequeños y que colocaron más dispersos que los infantiles. — Estos embudos son para los adultos, ¿Qué dicen? ¿Ya están listos? ¡Pues a jugar!

Anastasia se giró de inmediato hacia Andrés. — ¿Preparado para ganar de nuevo?

— Siempre. — Contestó Andrés con una sonrisa.

El primero en pasar fue el voluntario Kailani junto a David, sin embargo su primera lanzada no llegó hasta los embudos, a pesar de eso él solamente sonrió y animó a David a seguirlo intentando.

— ¡Nosotros seremos los vencedores de la noche! — Gritó con entusiasmo Kailani cuando arrojó su última pelota, acertándola al puntaje más alto por mayor dificultad.

— ¡Eso sí que es posicionarse en la cima! ¿Podrá alguien superar esta racha ganadora? — Preguntó Naomi, pasando a los siguientes participantes.

Las cosas estaban tensas cuando fue el turno de subir para Anastasia y Andrés, muchos de los participantes habían fijado altas posiciones que iban anotadas en una pizarra acrílica de mayor a menor, Anastasia miró los embudos en los que a ella le correspondía meter la pelota, estaban entremezclados con los embudos dedicados a los niños, por lo que debía tener cuidado, si una de sus pelotas entraba allí le restarían puntos como ya habían hecho con varios.

— Aún si no ganamos me estoy divirtiendo mucho, Ana. — Escuchar decir eso a Andrés enterneció su corazón. — Es por eso que tú también debes divertirte.

Anastasia le sonrió. — Tienes razón, gracias.

Mientras Andrés lanzaba su mirada se desvió hacia Erick, él la estaba observando con una sonrisa pintada y la ceja alzada, como si se tratara de un padre orgulloso mirando a su hija divirtiéndose, ella rodó los ojos ante esa sensación y solo se rió.

Andrés lanzó la primera pelota, el embudo que alcanzó fue el central, uno no muy complicado y al que más le atinaban todos. Aun así fue aplaudido, al igual que los demás niños cuando lanzaban.

La segunda pelota cayó en la grama gracias a que la lanzó con demasiada fuerza y no alcanzó ningún embudo, Anastasia le dio apoyo con una sonrisa amigable, y para cuando lanzó la cuarta pelota Andrés alcanzó el embudo con mayor puntaje.

— ¡Sí! — Celebró Anastasia y ambos chocaron los cinco. — Ahora es mi turno.

Estaba un poco nerviosa, siempre que lanzaba pelotas alguien salía herido o se hería ella misma, pero mirar hacia el brillo de ilusión en el rostro de Andrés le hizo imposible echarse hacia atrás, así que solamente tomó impulso y lanzó, confiando en algo más que su instinto.

— El sexto lugar de esta ronda no es tan malo. — Dijo Andrés con una sonrisa, comiendo del helado que les habían entregado.

— Lamento tener tan mala puntería. — Se disculpó Anastasia entre lloriqueos luego de que dos de sus cuatro pelotas siguieran de largo el camino, terminando una salpicando en la sopa de un hombre y la otra rompiendo uno de los bombillos en una farola.

Incluso tuvieron que pasar el juego para cambiar el foco.

— La verdad es que lo hiciste bien. — Dijo Erick, quien se acercó a ellos después de verla jugando. — ¿Se están divirtiendo?

— Erick — Anastasia asintió, él se sentó a su lado. — Él es Andrés, mi compañero de juegos.

— Ho-Hola... — Dijo el niño con cierta timidez.

Erick le sonrió, despeinando su cabello. — Tienes muy buena puntería, campeón. Es una pena la clase de compañera que te ha tocado.

— ¡Hey! — Se quejó Anastasia.

— No es así, la señorita Anastasia es la mejor compañera que pueda tener. Es muy amable conmigo. — Contestó Andrés, apenado.

Erick alzó una ceja. — ¿Ella te gusta?

— ¡Erick! ¿Qué crees que le estás diciendo a un niño de siete años? — Le regañó Anastasia, pero él ignoró su llamado de atención.

Insistió un poco más en la respuesta de Andrés. — Me agrada. — Contestó el niño.

— Haces bien, ella no puede ni podrá gustarte jamás. Porque es completamente mía, estamos casados ¿Lo ves? — Mientras abrazaba a Anastasia con una mano usó la otra para enseñarle el anillo de matrimonio a Andrés. — Te la estoy prestando para que juegues pero me la tienes que regresar.

— ¿Te vas a poner a competir contra un niño de siete años? — Anastasia trató de apartarlo pero Erick solo afianzó más el agarre. — Erick, vamos. No me digas que estás celoso de un niño.

— Lo conoces desde hace media hora y le das más atención de la que me has dado a mí desde que nos conocemos. — Se quejó, capturando a Anastasia entre sus brazos. — Yo también quiero que me trates así.

— ¿También quieres que te trate como a un niño de siete años? — Erick se quedó en silencio. — Vamos, todo el mundo nos está viendo, ya suéltame. ¿Qué van a decir los niños?

— Que somos una pareja feliz. — Anastasia se rió de aquel absurdo comentario.

— ¿Por qué te comportas así de repente? No hemos terminado con los juegos — Dijo aún entre sus brazos, casi siendo cargada por él.

Erick suspiró. — Es cierto, aún no terminamos. — La dejó ir poco a poco hasta que Anastasia regresó a su asiento. — En ese caso los dejaré seguir compitiendo, pero la quiero de vuelta antes de la media noche ¿Entendido, joven? Aún tiene que bailar conmigo.

Andrés asintió entre risas infantiles.

Anastasia negó con la cabeza, divertida. — ¿A dónde vas? — Le preguntó a Erick

— Estoy haciendo un monitoreo entre los participantes para saber si el evento es de su agrado.

— ¿Eso quiere decir que también te vas a abrazar con los demás participantes?

Erick se rió. — Considera eso como un servicio VIP.

Anastasia le dejó marchar con una sonrisa en los labios.

— ¿Él es su esposo, señorita? — Preguntó Andrés, Anastasia afirmó. — Se ve tan genial, quisiera ser como él.

Ella le tomó de las manos. — Lo serás, cariño. Estoy segura de eso.

Andrés era un niño realmente encantador, disfrutaba de compartir con él y conocer más acerca de su vida, sus amigos en el orfanato y las cosas que le gustaban. Había muchos rasgos de él que le recordaban a Erick, como el fruncimiento de labios que hace cuando está concentrado o la manera en que brillan sus ojos cuando habla sobre algo que le gusta.

— Quisiera que mis futuros padres sean como ustedes. — Dijo de repente, haciéndola silenciar. — Muchos me han rechazado por estar en silla de ruedas y no poder hacer cosas igual a los niños normales, me había rendido... Ninguna de las personas que me visitaron quería cargar con la responsabilidad de alguien que no puede caminar. Pero estar aquí hoy contigo me ha enseñado a que no debo perder la esperanza de algún día poder tener una familia propia que me ame.

Anastasia sintió que el corazón le dio un vuelco al escucharle.

— Por supuesto que la encontrarás, eres el niño más valiente y dulce que jamás haya conocido... Los demás son unos tontos si no te quieren solo porque estás en silla de ruedas. — Andrés la miró con una esperanza y un deseo de algo que Anastasia no podía ofrecerle. — Sé que estás tratando de pedirme que te adopte, pero no puedo hacerlo...

— ¿Es porque no te agrado?

— Por supuesto que no es así, de verdad... — Ver las lágrimas en los ojos de él le dieron ganas de llorar, incluso su voz se quebraba al hablar. — Pero yo... Pronto me iré y no habrá nadie que te cuide, te quedarás solo en una enorme casa vacía, terminarás quedándote sin el afecto que tanto deseas.

— ¿Te vas a ir? ¿A dónde? ¿Por qué?

Anastasia no pudo responder a esas preguntas, solamente se sorbió la nariz, escuchando dentro de su cabeza el reloj marcándole el tiempo que le quedaba para marcharse lejos de Erick y de todo lo que habían vivido juntos.

Recordar eso le hacía saber lo mucho que deseaba quedarse.

— Pero me encargaré de que tu nueva familia sea la que siempre quisiste ¿De acuerdo? — Sonrió, secándose las lágrimas con un pañuelo.

No podía tener a Andrés dentro de un matrimonio creado por conveniencia y cuyo destino era terminar.

Andrés no siguió hablando del tema, aunque ella podía ver la mirada triste en sus ojos.

— Así que esforcémonos en ganar esta noche ¿De acuerdo? — Anastasia regresó a sonreírle. — Así tendremos algo con lo que recordar al otro.

Él sonrió de vuelta y asintió.

Los demás juegos fueron increíblemente entretenidos, requiriendo cierto nivel de destreza y concentración, pudieron completarlos contando con la ayuda del otro.

Y para cuando se dieron cuenta era hora del juego final: El que había organizado Erick.

Una búsqueda del tesoro.

Continue Reading

You'll Also Like

8.1K 1.5K 12
B O X R era la única revista de los Estados Unidos que escribía sobre un tema particular: Chismes literarios. La farándula literaria era algo fuera...
106K 7.3K 36
«Tras una serie de fracasos amorosos, Amanda, se ve arrastrada por sus amigas a cinco citas a ciegas. ¿Conquistarán su corazón o no está hecha para e...
5M 222K 54
Y es que el amor no necesita ser entendido, simplemente necesita ser demostrado #30 en romance #33 en romance #34 en romance #39 en romance #48 en r...
288K 45K 68
Jungkook no se animaba a pedirle el numero de telefno a Taehyung, el chico guapo del Starbucks, él era mayor que Jungkook, pues tenía ocho años más...