Sus padres pasaban por una crisis, el divorcio se veía venir y Han su padre le había anticipado que se iría con él a otra ciudad porque ya no podría pagarle los estudios de la Universidad. Debido a eso, Xiao Zhan decidió dejar sus documentos en una agencia de empleo.
—Seguro no eres menor de edad, tienes un rostro muy jovial —dijo la evaluadora cuando le tocó su turno.
—No lo soy, puede comprobarlo en mi identificación.
—¿Experiencia de trabajo? —cuestionó bajándose los lentes negros que traía en su arrugada cara.
—Bueno, digitador, limpiar jardines... hem no, cuidar ancianos, atender mascotas. Sé hacer de todo y acepto lo que sea. Quizá de apoyo en una tienda.
—Hum, dudo podamos conseguirte algo como eso. Déjame ver en la base de datos. ¿Qué horarios dispones?
—Las tardes. Estudio todas las mañanas incluido los sábados y puedo trabajar a partir de las dos de la tarde hasta la noche, dependiendo de lo que me toque.
—¿Eres paciente con los niños?
—Los tolero.
—¿Has tenido experiencia cuidando niños? —Xiao Zhan pensó que si respondía a todo sí, le darían un empleo más rápido.
—Sí... bueno, a mis primos que son pequeños, los cuido a veces, mis tíos me pagan por eso.
—Ya veo. Bien, aquí tengo un pedido para un niñero, especifica que tiene que ser un joven con buen trato a los niños, experiencia en cuidarlos y que debe disponer tiempo en las tardes además que se le pagará por horas. —Xiao Zhan abrió los ojos con interés—. Tengo otro que es para cuidar dos ancianos, pero debes saber algo de medicina y además tener paciencia pues dice que uno de ellos es un poco conflictivo.
—Prefiero lo primero, el cuidar niños, ¿son varios?
—Según han referido, es uno de ocho años.
—¡Solo uno y de ocho años! —Xiao Zhan se emocionó pues la idea de no cambiar pañales o tener que cuidar a un niño como un bebé le desanimaba, mas ahora se animó a tomar ese trabajo—. ¡Lo quiero!
—A ver, déjame confirmar si sigue disponible y si es así está tarde te envío.
La señora hizo las llamadas correspondientes y confirmó el trabajo disponible. Xiao Zhan sonrió de oreja a oreja, no podía creerlo que al fin iba a trabajar.
Antes tuvo que pasar por las pruebas de rigor. No todo el que quería cuidar niños lo podía hacer, así que la evaluadora lo envió a exámenes psicológicos y médicos los cuales pasó con éxito y luego de todo eso le dio un papel con la dirección y un recibo de certificación que la agencia le estaba enviando e indicaba que estaba apto para ese trabajo.
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Cuando estuvo de regresó en su casa, se encontró con Han su padre y le conto que al fin tenía un trabajo.
—No daré más molestias, terminaré mis estudios y todo lo que me he propuesto. —Han lo miraba con duda— Sé que no me crees capaz de trabajar por mi cuenta, pero lo hare si o si.
—Está bien, lograste solucionar eso por ti mismo. Te felicito, pero eso no quiere decir que no nos mudaremos.
La separación de sus padres le había afectado en muchos sentidos. La idea de que no podría pagar sus estudios era la excusa perfecta para que Han se lo llevara de Shanghái a Pekín, pero Xiao Zhan deseaba quedarse con su mamá, aunque sabía que pasaría penurias. Por eso se prevenía y ahora que tenía un trabajo podía suspirar aliviado.
—No me voy, me quedo aquí. Soy lo suficientemente grande para tomar mis decisiones, quiero terminar mis estudios en la universidad y entrar a un magister en esta ciudad. No me cambiaré a otra.
—Zhan, es algo que debes pensar, no voy a mandar dinero a tu madre, ¿no entiendes? Conmigo estarás mejor.
Xiao Zhan torció la boca y prefirió dar por terminada la conversa he irse de la sala a su habitación su padre podía ser demasiado terco y como odiaba la gente así. A los minutos escucho la puerta principal Han había salido de la casa, no deseaba encontrarse con su exmujer ya ni podían verse.
Se dio una ducha y buscó algo de ropa que le hiciera lucir lo mejor posible para que pudieran llevarse la mejor impresión sus nuevos jefes. Su estilo por lo general eran pantalones ajustados y paleras con estampados exóticos y cosas raras que era lo que más llama la atención, pero sabía que no podía ponerse eso para cuidar a un niño.
Al final, salió con jeans negro, una camisa blanca y su pelo al natural. Dejó una nota en la mesa del comedor diciendo que llegaría por la noche.
Tomó un taxi hacia la dirección indicada en el papel y al llegar se sorprendió de la casa. Era muy grande y bonita, de seguro proveniente de familia con mucho dinero. Suspiró esperando no encontrar un niño caprichoso, y aún no sabía por qué estaban buscando un niñero y no una niñera.
—¿Diga? —respondió una voz por el interruptor.
—Buenas tardes, mi nombre es Xiao Zhan y vengo de parte de la agencia de empleos, para cuidar un niño.
—Un momento.
En minutos la puerta se abrió dando pase a una señora con facciones hermosa, su cabello esponjoso que lo miró de pies a cabeza y luego sonrió.
—Pasa, jovencito.
—Muchas gracias. —Le extendió el certificado de trabajo que la compañía le había dado juntamente con sus datos.
—Hum, ¿no tienes mucha experiencia en esto?
—No mucha, pero será difícil encontrar un chico que sea niñero.
—Tienes razón. ¡Si supieras! Bueno, tengo dos hijos, el mayor no está por ahora, te seré muy sincera pero mi hijo mayor siempre acosa a las niñeras que contrato, es por eso que esta vez solicité que sea un chico, aunque ya lo intenté con señoras, pero mi hijo menor se encariña mucho con ellas y eso tampoco lo veo sano además de que han intentado corregir al mayor ocasionando conflictos, por eso busco un chico joven. El niño que cuidarás tiene ocho años, en realidad podría quedarse solo, el detalle es que es flojo en hacer sus tareas y cumplir con sus responsabilidades en casa, por eso requiero que alguien lo esté cuidando. Espero seas paciente.
Ella le explicó sus funciones de trabajo mientras se adentraron en la casa pasando por un hermoso jardín para llegar a la sala.
—¡Jin! —llamó a su hijo menor —. Ven baja, te presentare a alguien.
Un lindo niño de pelo negro y piel blanca, bajó las escaleras y se quedó parado en la última grada mirando al chico sentado en uno de los sofás de la sala.
—¿Quién es él? —preguntó señalando con el dedo índice.
—Él es Xiao Zhan, tu nuevo cuidador.
—¡Qué! —Jin no lucía muy entusiasmado y Xiao Zhan torció la boca.
Parecía ser del tipo de niño engreído que no obedecía y siempre buscaba hacer travesuras, pero necesitaba ese trabajo con urgencia, así que sabía que tenía que ser empático.
—Hola —le sonrío—. Nos llevaremos bien. —El niño ladeó la cabeza, aún observándolo.
—Humm... ¿sabes jugar fútbol?
—Claro que sí.
—¿Playstation?
—Por su puesto. —Jin sonrió un poco.
—¿Odias el brócoli?
—Con todas mis fuerzas.
—¡Es genial! ¡Lo quiero! —gritó emocionado yendo hacia Xiao Zhan.
Carman vio positivo esa reacción de su hijo, al menos no le haría la vida imposible al niñero por ser un chico, pero debía darle órdenes.
—Un momento, ten esto. —Le pasó una nota a Xiao Zhan—. Deberás guiarte de esta lista, nada de jugar fútbol toda la tarde.
La señora Carman debía irse a trabajar, así que los dejó en la sala y Xiao Zhan suspiró resignado. Tenía el trabajo y no sabía qué tan bien le podría ir. Al menos el niño no reaccionó mal.
—¿Quieres conocer mi cuarto?
—Claro...
Jin tomó la mano de Xiao Zhan y lo guio escaleras arriba. La casa era increíblemente grande y muy bonita, tenía cuadros sofisticados en sus paredes y casi todo el piso estaba alfombrado.
—¿Con quiénes vives?
—Mamá y papá trabajan todo el día, son médicos y mi hermano a veces está en casa, dicen que es un vago. También está Arthur, es el chofer y el que se encarga de arreglar la casa, es divertido solo que no me permiten jugar con él y las otras personas mayores que no tengo mucho interés en ellas.
—Ya veo.
—Este es mi cuarto.
Abrió la puerta y se observó una gran habitación iluminada. Las cortinas eran cremas y había una bonita cama con cobertor de súper héroes, así como un armario grande en donde habían póster pegados de equipos deportivos.
—¿Quieres jugar? Tengo de todo aquí, ¿Qué quieres jugar?
—Bueno... —Xiao Zhan dio una vista a la lista y luego a su reloj.
Primero tenía que estudiar y hacer sus tareas hasta casi las seis de la tarde en donde cenaría algo que él debía preparar o calentar, habían indicaciones con respecto a eso, luego a eso de las siete, Jin tomaría un baño caliente, después podría ver televisión y a las nueve ir a su cama a dormir. Esa era su hora de salida y aún eran las cuatro y media.
—Espera, no podemos jugar nada, tu mamá me dio una lista.
—¡Pero ella no sabrá que pasamos de eso! Ninguna niñera ha seguido ese papel.
—Pues yo no soy ellas. Conmigo seguirás la lista —dijo serio, mirándolo a los ojos y luego tomó su mano haciendo que Jin frunciera el ceño.
—¡No quiero! —Se soltó de su agarre y Xiao Zhan no iba a soportar berrinches, debía hacer algo.
¿Qué hacía su madre cuando él de pequeño se ponía así? Un flash le vino a la mente y negó, no usaría la violencia, debía pensar en buenas opciones.
—Pues bien, estaré esperando en el comedor revisando tus cuadernos.
—¡Espera! ¡No! —Jin salió de la habitación y tomó su brazo queriendo jalarlo hacia dentro de la habitación—. ¡Jugaremos algo! ¡Ven! —Pero Xiao Zhan era más fuerte, así que siguió avanzando con el niño colgado de su brazo y no dijo nada, así bajó las escaleras—. ¡Te estoy hablando!
Llegó al comedor Jin lo dejó para ver cómo buscaba algo y cuando lo encontró el niño volvió a gritar.
—¡Son mis cosas! ¡Deja mis cosas! —Xiao Zhan no le decía nada. Vació la mochila sobre la mesa y cogió los cuadernos para abrirlos y buscar tareas—. Qué tonto eres, no tengo tareas...
—Resolver las hojas número setenta y cinco y setenta y seis del libro de práctica.
—¡No lo haré!
—Lo harás o te quedarás sin cenar, si no cenas no te bañarás, si no te bañas no verás televisión y si no ves televisión no podrás dormir, y cuando venga tu mamá le diré que no quisiste hacer nada, ¿entendiste? —Se miraron a los ojos por algunos segundos y Jin se cruzó de brazos para luego hacerle una mueca de indiferencia.
Xiao Zhan se sentó en el comedor dejando de verlo y centró su atención en las tareas del pequeño.
—No me simpatizas —dijo, pero Xiao Zhan no le respondió—. Le diré a mi mamá cuando venga. —Xiao Zhan comenzó a tararear una canción y luego de minutos Jin desapareció del comedor.
—Mocoso. —dijo votando todo el aire retenido.
Salió a buscarlo, tenía muy claro que no lo perseguiría ni le haría caso en sus niñerías o empezarían mal. Fue al jardín y ahí lo vio de espaldas a él. Estaba sentado en una de las bancas cerca a las flores y pateaba algunas rosas con frustración, se le acercó y se sentó a su lado sin decirle nada.
—Eres aburrido —dijo el niño, sin mirarlo.
—Soy adulto, pero puedo jugar contigo cuando termines la tarea y la cena después.
—Y luego toca el baño y no podré jugar.
—Pero luego en vez de ver televisión, quizá sí. —Jin le miró y sonrió.
Esa tarde el niño colaboró en hacer sus tareas, y pensó que Xiao Zhan no era como las niñeras aburridas que había tenido y de carácter infantil que luego terminaban en la cama de su hermano mayor y su mamá siempre armaba dramas por esas situaciones, por eso no podía confiar en cualquiera. Él parecía amable.
—Termina de pintar eso que voy a prepararte la cena.
El niño se quedó en la mesa obedeciendo y Xiao Zhan fue a la cocina y sacó la lista de su bolsillo, había un horario de comidas y ese día tocaba sándwich de pollo con batido de frutas.
Comenzó a buscar los ingredientes y cuando estuvo a punto de pedirle ayuda a Jin alguien entró a la cocina y se detuvo en seco al verlo.
—¿Quién eres tú? ¿Qué haces en la cocina y en mi casa? —el tipo no parecía amable y sus facciones lo decían todo y eso asusto a Xiao Zhan.
—Disculpa, Soy Xiao Zhan, el nuevo cuidador de Jin.
—¿Cuidador?
—Niñero. — dijo con una mueca de disgusto pues ese término no le gustaba.
—¿Qué? ¿¡Y Suna!?
—No lo sé, soy nuevo.
—¡Y eres hombre! —Xiao Zhan frunció el ceño, la conversación le estaba incomodando.
—Sí, la señora lo prefirió así, pero no se preocupe, pasé exámenes que me acreditan este trabajo.
—¡No puedo creerlo! mierda, qué asco. —Xiao Zhan alzó una ceja.
—Si me permite, debo preparar la cena de Jin.
—Uno para mí también, si hoy es sándwich le echas kétchup y no le pongas lechuga. Mi habitación está al lado de la de Jin, estaré ahí y si no me encuentras arriba estaré en la sala viendo televisión.
—Disculpe, pero solo prepararé la cena del niño.
—Estás trabajando en esta casa, tu deber es obedecer lo que te digan los demás.
—¿Y quién es usted?
—El hermano mayor de Jin. Wang Yibo mucho gusto, niñero.
A Xiao Zhan no le agradó en nada el hermano de Jin, le parecía malicioso y arrogante así que decidió estar firme en su decisión de no prepararle nada de comer.
—Tu mamá me dio una lista y me guiaré de ella. Solo prepararé el sándwich de Jin. —Yibo se le acercó y quiso tomar la nota que tenía en la mano, pero Xiao Zhan no se lo permitió poniéndola detrás de su espalda—. ¡Hey¡¿Qué haces?
Las manos de Yibo fueron a sus costados y lo acorraló contra la alacena, dejando su rostro a pocos centímetros del rostro de Xiao Zhan. el pelinegro comenzó a darle empujones y soltó la nota.
—Gracias niñero. —Yibo la tomó.
—¡Trae acá! —exclamó Xiao Zhan y Yibo hizo pedazos la nota ante su atenta mirada.
—Listo, no más de estas cosas. Espero mi sándwich. Ah, y el batido también.
Yibo le dio la espalda y salió para ir rumbo a su habitación.
Xiao Zhan sintió su enojo apoderarse de su cuerpo, ese chico Yibo era un maldito atrevido y de mal carácter. Pero no le dijo nada. Regresó su vista a la alacena y comenzó a buscar los ingredientes.
Jin apareció en la cocina y se notaba impaciente. Estaba jugando con sus lápices como tocando instrumentos de percusión, Xiao Zhan sonrió ante eso, llevó todo al comedor y Jin le siguió saltando de felicidad.
—¡Cena, cena!
—Antes debes guardar tus cuadernos.
—¡No! —desafió sentándose. Xiao Zhan frunció el ceño, le costaría dominar a ese niño.
—No habrá cena, te lo estoy advirtiendo.
—Ay, ya va. —A regañadientes comenzó a guardar sus cuadernos y lápices de colores en sus respectivos lugares y luego de eso Xiao Zhan le puso la cena sobre la mesa—. ¿No vas a cenar también? —preguntó el pequeño y Xiao Zhan se quedó pensando.
—No lo sé.
—Siempre las niñeras han comido lo mismo que yo.
—¿Alguna de ellas le ha preparado la cena a tu hermano? —Jin rió un poco.
—Sí, ellas siempre se iban con él y me dejaban solo, por eso mi mami se molestó.
—Vaya hermano que tienes.
—Anda y prepárate tu cena y vienes otra vez. —Xiao Zhan lo pensó e hizo caso porque tenía mucha hambre.
En la cocina se preparó un pan con mantequilla de maní y un té para pasar el resto de las horas que le quedaba de trabajo. Cuando estuvo por regresar al comedor escuchó los gritos de Jin y se angustió. Dejando a un lado su cena, corrió para ayudarlo y encontró a Yibo quitándole lo que le había preparado. Se comía el sándwich en grandes bocanadas y el niño gritaba golpeando parte de su pecho, pero Yibo lo alejaba con la otra mano.
—¡Cuál es tu problema! —hablo Xiao Zhan y tan rápido como pudo le arrebató lo que quedaba del panecillo.
—¡Hey, no te metas! Es mi hermano. —Jin estaba muy molesto, pero lo que menos quería Xiao Zhan era una pelea, así que tomó del brazo al más pequeño y lo sacó de ahí y lanzó sobre la mesa lo que quedaba del sándwich.
—Vamos Jin, si el cerdo de tu hermano quiere comerse eso, dejémoslo.
Yibo reía terminando de tomarse el jugo de piña mientras Jin se quejaba que siempre pasaba lo mismo.
—Es odioso, debiste darle algo de cenar.
—¿Es siempre así? Deberé decirle a tu mamá...
—Yo no haría eso, Yibo es de vengarse.
Xiao Zhan llegó a la cocina y otra vez tuvo que sacar los ingredientes para prepararle otro sándwich. Le dijo a Jin que no se moviera de la cocina, que ahí cenarían.
Yibo terminó de comer lo que quedaba y luego se cruzó de brazos pensando. Definitivamente no le caía bien el nuevo niñero. Extrañaba mucho a las anteriores chicas, al menos eran atentas con él y no le era difícil conquistarlas para pasar un buen rato.
—Debo hacer que se vaya —dijo con una mueca de disgusto—. Y que regrese Suna.
Se fue a su habitación y luego Xiao Zhan llevó a Jin arriba.
—Ya eres grande para bañarte por ti mismo, así que dime dónde está tu ropa de dormir, te la pondrás luego.
Jin le señaló su closet y Xiao Zhan sacó de ahí lo que necesitaba. —Ahora ve a bañarte y luego veremos televisión.
—¡No!, dijiste que iríamos a jugar futbol. —Xiao Zhan tomó aire inflando sus mejillas, estaba cansado pero se lo había prometido.
—Bien, aunque no saldremos, jugaremos aquí adentro, ya es de noche y podrías resfriarte.
—¡Sí! Entonces me bañaré rápido.
—Sí, ve.
El niño llevó su pijama y toalla hacia el cuarto de baño y Xiao Zhan se sentó en su cama sobando su sien, estaba estresado y apenas era el primer día.
—Hey niñero, quiero hablar contigo. —Yibo se asomó por la puerta y Xiao Zhan le puso mala cara. Terminó de entrar y se paró frente al pelinegro.
—¿Qué quieres?
—Seré claro, no me agradas. Además, no me parece que un chico cuide a mi hermanito, debe ser una niñera. Las mujeres saben más de esto que los hombres, así que quiero que lo dejes y regrese Suna, ella era buena. —Xiao Zhan alzó una ceja escuchando todo lo que dijo.
—Estoy acreditado para esto y necesito el trabajo, así que nada de lo que digas me hará pensar lo contrario.
—Te lo advertí, niñero.
Xiao Zhan se puso de pie y lo encaró, se acercó y lo miró fijamente. — No te tengo miedo.
Yibo torció la boca y sonrió con grandeza para luego salir de la habitación. Xiao Zhan cerró los ojos, suspirando por un momento. Yibo sería su pesadilla, debía estar al tanto de lo que pueda hacerle.
Jin terminó de bañarse y Xiao Zhan tomó la pelota que había en su cuarto y la llevó a la sala. El niño en pijamas saltaba de felicidad y jugó sobre la alfombra hasta que agitado, pidió ver televisión.
—No doy más, eres bueno —dijo y Xiao Zhan sonrió.
—También eres bueno en esto.
Xiao Zhan lo acompañó arriba y luego le encendió el televisor de su habitación. El niño se acostó en su cama y se tapó con los cobertores. —Hasta mañana Jin.
—Espera, no te vayas, no me gusta quedarme solo.
—Está bien. —Jaló una silla y se sentó al lado de la cama. En silencio, Jin se durmió y Xiao Zhan apagó todo para salir sin hacer mucho ruido.
Bajó a la sala y justo entró la señora Carman. Ya eran las nueve de la noche.
—¿Y cómo te fue? ¿Se portó bien contigo? —Xiao Zhan quería decirle que el problema fue su otro hijo, pero prefirió callar.
—Un poco difícil, pero cumplí con todo lo que me pidió, ahora descansa en su habitación.
—Me alegra saberlo. Ahora hablemos de tu pago, ¿quieres recibirlo diario o mensual? —Xiao Zhan pensó muy rápido.
—Mensual —respondió y Carman asintió.
—Entonces te espero mañana a las tres.
Xiao Zhan tomó su mochila y se despidió, al fin el trabajo había terminado y lo que más deseaba era regresar a casa, ducharse y dormir.
Carman subió las escaleras y fue a ver al menor de sus hijos, encontrándolo profundamente dormido, cerró la puerta de la habitación y en el pasillo se encontró con Yibo que la miraba serio.
—Es el colmo, ¿acaso no sabes que los hombres no deben cuidar niños? ¿Y si es un violador? No puedo creer que confíes así en un desconocido.
—Ya sé a dónde quieres llegar con esta conversación, pero nada cambiará mi decisión. Ese joven está acreditado por una agencia de empleo y además están Arthur y tú para vigilarlo. Lo único que quieres es que contrate jovencitas para tu diversión, pues no será así.
—Ok, tú no piensas en Jin, lo hiciste por mí.
—Quien no piensa en él eres tú. Estoy cansada de decirte que hagas algo con tu vida.
—Si vas a empezar con eso mejor olvida lo que dije.
Carman pasó de su hijo mayor, estaba cansada de discutir siempre lo mismo.
Yibo había terminado los estudios y se supone que debía estar a la universidad, pero la dejo. Sus padres tenían muchas opciones para él ya que eran los dueños del hospital mas importante de Shanghái, pero ninguna le gustaba. Lo único que hacía para pasar el tiempo era desperdiciar su dinero en diversiones y a veces tanta era su flojera que se quedaba en casa buscando pasarla bien con alguna niñera y si no le gustaba hacía lo posible para que renunciara o perdiera el empleo y contrataran otra. Llevaba así más de un año.
—&—
Xiao Zhan llegó a casa y tomó una ducha. Cenó algo y su mamá se le acercó.
—Supe que conseguiste un trabajo, ¿te quedarás conmigo?
—Sí, podré aportar para no ser desalojados a fin de mes, nos quedaremos en esta casa. —Ella le sonrió apenas.
—Lamento que tengas que hacer esto cariño, sacrificarte tanto...
—Mamá, nada de eso, me siento capaz de hacerlo.
—Espero no descuides tus estudios. —Xiao Zhan bajó la cabeza recordando que no podía dormir sin antes repasar algo de calculo para el examen de mañana—. ¿Pasa algo?
—No, solo recordé que debo estudiar. Gracias por la cena, voy arriba.
—Antes que subas debo decirte que hoy salió el divorcio. Me llegó una carta y es oficial. —Xiao Zhan le miró serio y asintió—. Tu papá me ha insistido que vayas con él.
—Ya le dije que no. Tengo un empleo y me quedaré. Ya lo hablé.
—Está bien, solo quería que sepas esto.
Era oficial, el matrimonio de sus padres ya no existía más, pero no podía pensar en eso, no cuando tenía que estudiar para el día siguiente dar un examen y después ir al trabajo en la tarde.
—&—
Recogía sus reportes de nota al finalizar su examen. Miró con agrado sus notas, eran buenas y se sintió aliviado, un estrés menos en su vida.
—Hey Zhan—saludó Dilraba, una de sus compañeras con la que alguna vez había salido.
—Estaba pesando, ¿Qué te parece si salimos por ahí a comer algo para celebrar haber salido bien en los exámenes? —Xiao Zhan le sonrió.
—Me gustaría, pero no podré, todas las tardes estoy trabajando.
—¿De verdad? ¿En dónde? —Xiao Zhan estuvo a punto de hablar y luego se cohibió recordando lo particular de su trabajo.
—Luego te cuento. Debo irme.
A la hora indicada estuvo en la casa de los Wang. La señora Carman, vestida de médico, iba de salida y le dio otra lista.
Jin salió de la sala a su encuentro. Al parecer estaba gustoso de verlo otra vez y Xiao Zhan suspiró aliviado, esperaba que ese día no le diera problemas.
Entró al comedor, dejó su mochila a un lado y le pidió la suya a Jin.
Pasados los minutos, bajó Yibo y ambos intercambiaron miradas. Xiao Zhan esperaba que esta vez no decidiera arruinarle la tarde. Bajó la mirada al notarlo muy bien cambiado, quizá iba a salir y el olor de su perfume inundaba todo el comedor. Cuando alzó la vista para ver si ya se había ido, Yibo lo estaba asesinando con la mirada y Xiao Zhan dejó de verlo, sabía que no le simpatizaba y era mutuo.
—Voy a salir, pero eso no quiere decir que no espere mi cena niñero, déjala en el refrigerador.
—Pero qué...
—¡Gracias! —Y salió del comedor para ir por la sala directo a la puerta e irse.
Yibo tenía una cita con una amiga a la que no veía hace meses, esperaba encontrarla como la recordaba. Subió a su Audi y salió de casa. Poco le importaba la cena en realidad, estaba seguro de que regresaría al día siguiente. En casa se aburría y más al ver que su madre no cambiaría al niñero.
Pensando en cosas sin importancia, se distrajo por un momento y no vio cambiar la luz roja del semáforo. Segundos bastó para que impactara contra otro auto y luego todo su mundo se volviera oscuro.