Kristal Derricks
Aquel cruce de palabras entre Víctor y yo como era costumbre desató una gran disputa, y entre gritos y empujones por parte de él dio por finalizada nuestra conversación cuando uno de sus hombres lo llamó
Segundos después escuché como la puerta era abierta nuevamente y cerrada en el mismo instante. Estaba bastante nerviosa, sentía la presencia de otra persona en la habitación y incluso temía voltear o hablar, así que solo agaché la cabeza un poco temblorosa y esperé a que aquella persona diera el primer paso
—¿Kristal?—Cuestionó con algo de temor
—¿¡Christopher!?—Pregunté sorprendida mientras me daba la vuelta inmediatamente, y ahí lo vi, se notaba desorientado, y bueno como no estarlo con los ojos vendados y unas esposas en tus muñecas—¿Q-Qué haces aquí?—En ese momento se quitó la venda y miró la habitación con confusión
—Bueno, me dijeron que me trajeron para disfrutar del espectáculo, pero dudo mucho que sea algo bueno—Comentó mientras caminaba hasta estar en frente de mí, observó las mis cadenas con algo de tristeza—Nunca hubiera querido verte así Kris—Susurró para luego apretar los labios con frustración, se agachó frente a mí—Pero prometo que saldremos de aquí, sí?—Acarició mi mejilla levemente y dejo un corto beso en mis labios
—Sabes que confió en ti, cariño—Apodé cariñosamente a lo que la sonrisa de Chris se hizo presente
—¡Te amo, te amo, te amo!—Repetía mientras repartía besos por todo mi rostro
—¡Y-Ya basta!—Me quejaba con algo de vergüenza mientras intentaba detenerlo débilmente, aunque sinceramente no me molestaba en lo absoluto, de hecho lo amaba, lo amaba tanto...
—Eres lo mejor que me a pasado en la vida, Kris—Murmuró en un tono tierno mirándome fijamente, y con esa mirada logró enamorarme y tenerme a su merced en ese instante
Como siempre el momento se vio arruinado por Víctor, y Dios, sin duda ese desgraciado me las pagaría todas
—Bien par de imbéciles, esto se acaba hoy—Informó mientras se estiraba y una manada de hombres se aproximaba a sostener a Christopher con fuerza, cosa que inmediatamente me dio muy mala espina
—¿Qué demonios?, ¡suéltenlo ya!—Gritaba mientras sentía como cada cadena era retirada, y en mis cinco segundos de libertad logré darle un codazo en el mentón a mi queridisimo hermano, cosa que sin duda alguna disfruté, mirar como su mirada se llenaba de completo odio hacia mi hizo que aquel sentimiento de venganza creciera dentro de mi. Por todos esos días de comer sobras y apenas unas pocas gotas de agua cuales perros, por esas cadenas que me han apresado a mi y al posible amor de mi vida y por todo el sufrimiento causado—Te lo mereces—Susurré entre dientes
—Hija de puta—Murmuró para luego cargarme cual saco de papas y empezar a caminar agresivamente hacia una dirección que de verdad no tenía clara, mientras tanto yo solo protestaba y él me repetía que me callara
—¡Suéltame ya, animal!—Gritaba sin parar mientras golpeaba su espalda y pataleaba con fuerza
—¡Esto se acaba hoy, jodida perra!—Decretó tirándome con fuerza en una camilla parecida a la de un hospital—¡Me tienes harto!, ¿me oyes?, ¡harto!
—¡Y así te atormentaré durante toda tu vida!—Aseguré mientras sentía como ajustaba mis manos con unas correas, las apretó con fuerza logrando que inevitablemente gruñera y intentara escapar, pero así como lograron ponerme una, lo hicieron con mi otra mano y mis piernas, esta vez si estaba jodida
—Primero, te haré sufrir un poco—Susurró con una sonrisa siniestra, mostrandome un sello de hierro, lo miré con confusión—¿Dónde lo quieres?—Cuestionó mientras pasaba su mano por mi cuerpo
—¿Qué demonios estas diciendo?, ¡deja de tocarme!
—¿Qué te parece aquí?—Preguntó ignorando mis exigencias mientras señalaba mi muñeca izquierda—Aquí quedaría magnifico, ¿no crees?
—¿Q-Qué?
Sonrió mientras se alejaba momentáneamente de mi, intenté mirar pero no logré observar nada que me sirviera
—Esto te va a encantar—Murmuró mientras me enseñaba el sello nuevamente, pero esta vez, mierda, esta vez estaba al rojo vivo. El sello era simple, un triangulo con una gran "V" dentro de él
—N-No lo hagas...—Pedí desesperada intentando removerme, pero era imposible ya. Desató la correa izquierda, con una mano tomó con fuerza mi brazo para que no me moviera y en la otra sostenía aquel sello, y luego simplemente ocurrió, la sensación más horrible y dolorosa que había experimentado, el hierro caliente chocando contra mi piel y dejandome una marca permanente en aquel lugar
Mientras yo gritaba de dolor él solo lo presionaba más contra mi piel, sentía que iba a desmayarme o incluso morirme de tanto dolor junto
—¿Ves?, quedo perfecto—Refunfuñó claramente complacido por mi dolor, mientras agonizaba movió un poco las correas para no dañar aquella marca, aun sentía como esta me quemaba más y más, por lo cual me era imposible dejar de quejarme o llorar
Miraba el techo del lugar atontada al momento que sentí que estaba sola, quería morir de una vez y ya dejar de sentir y causar tanto dolor
—¿Kris?, ¡Kristal!—Escuché la voz desesperada de Christopher algo cerca, ¿le iban a mostrar como me hacían daño?, de verdad que eran unos mal nacidos
—Quise traer a tu amado para que disfrutara del "espectáculo" en primera fila, espero no te moleste—Comentó Víctor mientras de igual manera lo apresaban en aquellas sillas con cadenas, lo poco que vi fue que lo sentaron frente a mi, pero yo aun estaba atontada por el dolor—Espero que estés lista para el segundo y último round—Me susurró esta vez en el oído
Oí algunas cosas metálicas sonar, y luego sentí nuevamente su presencia a mi lado
—Este es un martillo—Me mostró aquel objeto pesado y de hierro puro—Y esta es tu cabeza—Acarició ligeramente mi cabello—Espero que mi idea este quedando ligeramente clara, ¿y sabes?, quizá ya esto no es por dinero, me di cuenta de que lo que más me a dejado satisfecho, es tu dolor Kristal, me encanta verte sufrir. Cada una de tus lágrimas hace que cada uno de estos malditos segundos valga la pena para mi—Mencionó. Y entre mis pocas lágrimas pude notar su sonrisa, pero también sus ojos llorosos, y en ese momento sólo quise que ya acabara
—Hazlo—Cerré los ojos con fuerza
—¿K-Kris?—Oí a Christopher pronunciar, mi corazón se estrujó pero no cedí
—Te quiero—Susurré mientras mi mundo se detenía, sólo quería terminar con aquel cuento sin final, quería liberarlos a todos, quería ponerle punto y final...
Y en el momento que pensé que mi vida se había acabado, escuché a mi salvación
—¡Alto ahí!—El gritó de Jackson se hizo presente en la habitación—¡Alejate de ella bastardo!—Amenazó mientras escuchaba como cargaba un arma
—¡Jackson!—Chillé con temor mientras que sentía como Víctor desataba con desespero las correas que me mantenían presa y me apegaba a su pecho de espaldas, colocando un brazo en mi cuello para asegurarse de tenerme bien sujetada, sacó su arma y sin dudarlo le apuntó a mi cabeza
—Si se acercan un paso más, la mato—Amenazó en un tono seco y frío, miré el terror en los ojos de Jackson
—Saquen a Christopher de aquí, por favor—Pedí con la voz quebrada mientras le sonreía con tristeza—Si yo no salgo, tú si lo harás—Murmuré al notar que este empezaba a negar
Jackson llamó a Harry quien atónito fue hasta donde el muchacho estaba y empezó a intentar abrir aquellas cerraduras con un pequeño objeto que en ese momento no pude percibir que era
—¡De aquí salimos los dos!—Gritó Christopher quien al momento de estar libre le arrebató el arma a Harry y le apuntó a Víctor. Y miré pasar todo en cámara lenta
Dos balas yendo en direcciones contrarias
La primera chocando contra el cuerpo de Víctor y la segunda, contra el de Christopher
Sentí como la presión en mi cuello bajaba y el sujeto que me mantenía presa, caía, con una bala incrustada entre ceja y ceja
Pero mis piernas flaquearon y mi corazón se hizo trizas en el instante que vi a la persona más importante en mi vida caer al suelo
—¡No!—Grité con fuerza mientras corría hacia él—¡Tú no, tú no, mierda no!—Balbuceaba con un dolor inexplicable en mi pecho—Por favor Christopher, no me dejes, prometiste que no lo harías—Pedí mientras cada una de mis esperanzas se rompía
—T-Te amo Kris—Susurró para luego toser un poco—Nunca m-me olvides
Negué con el alma en un hilo, él no podía dejarme, él no podía irse, él debía vivir
Pero a pesar de que el torbellino de sentimientos que había dentro de mi crecía más y más, le sonreí y respondí:
—Siempre te recordaré
FIN