Decisiones y arrepentimientos

By DalhiaOkazaki

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Levi vuelve agotado tras perder a Farlan e Isabel. Intentando comprender cuál debe ser su razón para luchar e... More

Añoranza
Una obsesión con la limpieza
El examen
Antes de partir
Reconocimiento
La nota
Calor humano
Misión suicida
Moblit Berner
Monstruo
Gracias
La habitación de al lado
El escuadrón de Levi
Bienvenido de vuelta, capitán
Muros y piedras
Dos palabras
Después de la caída
Infiltrados
El séptimo
Capitán Kenny Ackerman
Carnada
Narcolepsia
Enterrada
Palabras ahogadas
Fase 1
Fase 2
Fase 3
Estrategia
Perseguida
Cádaver vacío
Para siempre

Gestación

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By DalhiaOkazaki


Snk pertenece a Hajime Isayama.

Lo prometido es deuda, os traigo el especial del embarazo de Hanji. Espero que lo disfrutéis. Comenzaremos este fic por el momento en el que deciden tener a su hijo.

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Sus manos habían permanecido abrazadas a su abdomen durante todo su letargo. Las horas de la noche habían acaecido sin pausa hasta que decayeron totalmente. Pero aquel dulce agarre no desaparecía. No importaba las horas que pasasen. Ni la incomodidad de aquella postura. Sus manos permanecían pegadas a aquella vida que sería extinguida pronto.

¿Aquella decisión era la correcta? ¿Realmente había una decisión correcta? Dudas y más dudas se generaban mientras sus fuertes manos acariciaban de manera inconsciente una vida que probablemente no poseyese un tamaño mayor a una de sus falanges. Había cometido muchos errores. Era una científica. Su trabajo consistía en un constante prueba-ensayo-error. Aprender de sus propias equivocaciones, hasta dar en la ecuación correcta.

Pero una vida humana no era comparable a una plaqueta de laboratorio. Aquella vida había sido gestada mediante el afecto que había llegado a profesarle aquella persona que continuaba abrazandola. Y se aferraba a aquella existencia que apenas había conocido hacía unas horas.

Decisiones. Tal vez, aquella vida fuese lo único que pudiese quedar como prueba existente de lo que había sucedido a lo largo de aquellos años. Un remanente que pudiese continuar cuando ellos ya no fueran capaces de continuar.

La prueba de su vínculo irrompible. Intentó deshacer sin éxito aquel eterno abrazo. Se giró con cuidado hacia Levi que continuaba despierto mirandola con los ojos pensativos. Intentando asimilar la decisión que le había comunicado horas atrás.

- Levi, ¿me odias?

- ¿Por qué debería hacerlo? -preguntó mientras se apegaba más a ella, dejando que su cabeza entrase en contacto con su abdomen.

- Por decidir quitarle la vida.

- Es díficil de asimilar. Pero.......lo entiendo. Solo.... será difícil.

- Levi, yo.......

- ..... - sus ojos grisáceos parecían suspirar mientras se encontraban con los de ella, esperando que hablase.

- Realmente no quiero matar niños.

- Nadie quiere esa sangre entre sus manos. Por eso te dije que lo haré yo.

- Tampoco quiero que te las manches tú.

- ¿Acaso quieres involucrar a alguien más en esto? Aquella enfermera sigue inconsciente en mi cama. No despertará en días. O tal vez semanas.

- Puede que si sea necesario involucrar a alguien. Pero no de esa manera. Será demasiado complicado. Y tendremos que renunciar a nuestro hijo igualmente.

- No te entiendo, se clara.

- Hay una manera de que él viva. Y no sea perseguido por nuestros enemigos.

- ¿Cuál?

- Negando su existencia.

- ....... - frunció el ceño mientras volvía a colocar su mano sobre su estómago ligeramente abultado –Pero él si existe.

- Solo para nosotros dos..... y quién pueda ayudarnos a encubrir su vida.

- ¿Podremos........ tenerlo? - un hálito de esperanza se formaba en sus ojos, llenos de vida de nuevo.

- No, él podrá vivir. Pero no podremos reconocer su parentezco con nosotros.

- ¿A qué te refieres?

- Será complicado, pero tenemos que mantener en secreto mi embarazo hasta que nazca. Después...

- ¿Vamos a abandonarlo?

- Irán tras él si saben que es nuestro hijo. Es la única manera que podemos protegerlo. Encontraremos un hogar adecuado para que cuiden de él. Tal vez no podamos visitarlo mientras crezca, pero estará bien cuidado.

- Pero, tu embarazo... ¿cómo?

- Tal vez me odies por esto. Pero debería salir en la próxima misión el mes que viene. Antes de que se haga demasiado evidente.

- Quédate en la retaguardia, me encargaré que ningún titán se acerque a tí – comentó asimilando que no podrían evitar esa misión. Demasiadas sospechas si ella desaparecía justo después de aquella cruenta batalla horas atrás.

- No podré quedarme siempre en la retaguardia, Levi.

- Sólo hasta que él nazca.

- Levi – su sonrisa se volvió nostálgica mientras su mano ascendía hasta su mejilla, acariciándola con cuidado – Deberás estar centrado. Probablemente aún me quede medio año de gestación. Deberé permanecer oculta y a la vista al mismo tiempo.

- ¿Cómo ocultaremos tu estado?

- Buscaré alguien de confianza. Se que ellos nos vigilan a través de mis investigaciones. Así que tendré que permanecer demasiado tiempo escondida. Y mantenerles entretenidos.

- Hablaré con Erwin. Nos ayudará.

- Levi, quiero que me hagas una promesa.

- No se si podré cumplirla.

- Quiero que él sobreviva. No se cuando podremos ser finalmente libres. Pero... si alguno de nosotros no puede llegar. O incluso nosotros dos..... Él debe sobrevivir. Prométeme que harás lo que sea necesario para que pueda tener un futuro fuera de estas murallas.

- Lo prometo.

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Mientras leía aquellas anotaciones sentía que la tristeza le invadía en cada hálito de su ser. ¿Cuándo se había estatificado la renuncia a ser seres humanos? ¿Qué les quedaba a aquellos dos? Erwin se paseó por su escritorio hasta encontrarse con Levi, esperando órdenes tras aquella respuesta semanas atrás.

- Hanji le ha pedido a Moblit que la ayude a encubrirla estos meses... - enunció Levi tras desplazar su voz hasta un tono audible – Él conoce su trabajo, será capaz de engañar al enemigo mientras no puede estar en activo.

- ¿Ha vuelto a visitar el orfanato? Es la quinta ocasión en el último mes.

- Aún se siente culpable. Le pedí que se casase conmigo. Abandonar el ejército. Tener nuestro hijo. Vivir una vida apacible. Olvidar esta lucha, pero...

- Pero sabes que no serías feliz con esa decisión.

- Hanji tampoco lo sería. Erwin, ¿crees que los tres estaremos en pie cuando todo esto acabe?

- Creía que jamás me preguntarías eso.

- No soy inmortal. Ninguno de nosotros lo somos. Cuando me introduje en este ejército, lo sabía. Sabía que no sobreviviría por siempre. Mi vida tiene un límite. No se cuando llegará. Pero prefiero aprovecharla hasta mi último aliento.

- A veces creo que es egoísta por mi parte demandaros que abandonéis vuestro futuro por una realidad que no se si alcanzaré.

- Tu me mostraste la auténtica libertad cuando salí por primera vez. Deja que sea yo esta vez quién os lo muestre a vosotros.

- Espero ansioso por ese momento.

- Aunque tenga que arrastrarte desde el infierno a nuestro mundo, te juro que te enseñaré aquello por lo que hemos luchado durante tantos años.

- Supongo que deberé tomar tu palabra. Observaré impaciente hasta el final.

.

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Aquellas prendas pesaban sobre sus brazos, y comenzaban a arrugarse por la fricción de ser cargadas junto a demasiados libros. Sus pasos avanzaban sin descanso buscando el destino. Una habitación perpetuamente ocupada por alguien especial.

Alguien que cada día que pasaba exigía más salir de aquella estancia. Y sabía que no podría retenerla por siempre entre aquellas paredes. Moblit suspiró mientras aferraba aquellas ropas aún más contra él. Necesitaría todo su coraje para convencerla de aquello. Y ya sabía que su negativa sería insondable.

Se detuvo frente a su habitación. Durante las últimas seis semanas había recorrido aquel camino a diario. Acompañandola al laboratorio y en el campo de batalla. Procurando que su estado no se viese afectado y aquel infante naciera sin peligro. Pero las últimas dos semanas él comandante había dado la orden de que no podía salir de sus aposentos si no era capaz de ocultar su estado.

¿Cuántos meses ya? Rondaba los cuatro meses de embarazo. Y aquel vientre crecía con hermosura cada día más. Pero aquella belleza, comenzaba a destacar demasiado.

Tocó con delicadeza esperando que los ocupantes diesen su aprobado. Abrió con cautela y se encontró a su capitán cepillando el cabello de la mujer. Seguramente haría poco que había salido del baño. Usualmente su capitana se escaqueaba de sus propias tareas de higiene debido a su trabajo en el laboratorio. Pero desde que debía guardar reposo, no podía librarse tan fácilmente de aquellos baños por parte de su capitán.

- B-buenos días, capitana.... - dirigió una mirada hacia la habitación, completamente impoluta. Apenas parecía su cuarto – Veo que está siguiendo las indicaciones del comandante.

- Erwin insistió demasiado y Levi es demasiado obediente. ¿Cuándo me vais a dejar salir? Aún no se nota tanto.

- Respecto a eso ... -continuó mientras dejaba los libros sobre el escritorio más cercano– He traído esto.

Comenzó a desdoblar aquella masa de tejido trenzado que había transportado consigo todo el camino. Un color algo oscuro, similar al tono que tenía la tierra en las zonas que recorrían en su campo de batalla. Ajustado en la zona del pecho y que caía con un vuelo similar al corte de princesa que observaba en las altas esferas. Una preciosa lazada adornaba la zona del torso y unas mangas pequeñas y escasas.

Hanji frunció el ceño con desaprobación. Aquella prenda no parecía en absoluto nada que ella usualmente vistiese. La tela ni siquiera parecía resistente. No conocía el coste de aquella vestimenta, pero probablemente sería mayor a lo que ocupaba actualmente su armario.

- Ese vestido parece inútil para cabalgar, Moblit – finalizó indicando su desaprobación.

- Idiota – murmuró Levi mientras comenzaba a recoger el cabello de ella en una fina trenza –No es para que montes a caballo. Se supone que a partir del mes siguiente tendrás que dejar tu maldito culo inquieto. Es para disimular tu vientre.

- Tampoco creo que pueda utilizar demasiado bien el equipo tridimensional con él puesto. Estos faldones se enredarían con mis ganchos.

- No vas a volar por ahí con nuestro hijo ahí dentro.

- El combate cuerpo a cuerpo también será absurdo, me podría tropezar con la falda y-

- ¡No vas a luchar con este maldito vestido, cuatro ojos!

- P-pero...

- Cállate y pontelo de una vez. Si sigues negándote, pediré a Erwin que no te deje entrar ni un día más en ese estúpido laboratorio hasta que nazca.

- ¿Debo creer que hay una razón además por la cual quieres que lleve este vestido aparte de mi embarazo?

- ....

Hanji sonrió de costado mientras no dejaba de mirar al hombre. Sujetó la prenda entre sus manos y se resignó a vestirse con ella. El hombre más pequeño la guió hacia la habitación contigua, indicándole que se cambiase fuera de la vista de aquel espectador que también parecía impaciente por vislumbrar aquel cambio.

Levi volvió sobre sus pasos y se dirigió hacia una mesa cercana buscando una pequeña tetera.

- Esa idiota tardará en ponerse eso, ¿quieres un té?

- Se lo agradezco, capitán.

- Bien – le ignoró mientras comenzaba a acariciar una taza de acero y buscaba las hierbas adecuadas para hervir.

- Capitán.... Se que hace un par de meses que acepté ayudarles en esto... Pero...

- Dentro de poco Hanji no podrá corretear por este cuartel y fingir que sigue en activo. Hasta ahora has copiado perfectamente su letra y sus palabras. Solo te pedimos que los últimos meses finjas ser ella.

- Sí, lo sé. No es la primera vez que he hecho esto por la capitana. Así que supongo que por esa razón me habéis pedido mi interacción.

- No exactamente.

- ¿Cómo?

- Incluso yo puedo imitar su maldita letra. Pero tú eres el único que puede ayudarnos en esta maldita mierda.

- Ni siquiera se cómo empezó todo esto, así que no se porqué supongo una diferencia.

- ¿Empezar? Tienes unos intereses jodidamente extraños - frunció el ceño mientras le acercaba una taza humeante – Hace cuatro meses, en esta misma cama...

- ¡N-no me refiero a eso! -sus mejillas adquirieron un tono rojizo, manos tambaleantes esquivando aquella avergonzante situación – Q-quiero decir... ¿porqué decidieron tenerlo?

- No soy inmortal. Hanji tampoco. Ni siquiera sabemos si alguno de nosotros llegará a ver la maldita libertad antes de morir.

- Soy consciente de ello.

- Cuando nos acostamos meses atrás, no pretendíamos que ella se quedase embarazada.

- Es por ello que me resulta extraña su decisión final.

- Tal vez él pueda verla. Cuando ninguno de los dos esté. La maldita libertad. ¿Por qué arrebatarle esa visión a mi propio hijo? Aunque ninguno de nosotros pueda verla, quedará mi propia sangre que podrá ver el futuro al que yo no tengo acceso.

- Ya veo.... ¿Volverán a por él?

- Si... sobrevivimos...Cuando todo acabe.

La habitación quedó en silencio. Una tonada triste que era inaudible para aquellos cuyo corazón permanecía encerrado en un bloque de piedra. Pero Moblit podía oírlo. Aquellos dos habían permanecido demasiado tiempo en la sombra, olvidando pensar en un futuro juntos. Tal vez doliese menos así. Una relación de años de estrecha confianza que se había convertido en algo mucho más carnal. Pero sin un nombre definido.

Recordaba que él mismo había intentado definir aquellos esporádicos encuentros que observaba desde la lejanía. Un vínculo que ni siquiera él mismo había experimentado con Mai. No era tan simple como utilizar una palabra anticuada que él utilizaba demasiado. Amor. No era simplemente eso. Era algo mucho más profundo. Como una fusión entre el hilo invisible que anudaba sus almas. Irrompible. Con una densidad colosal. Incapaz de ser destruído ni con el fallecimiento de uno de ellos.

Así de estrecha se había vuelto su relación. Tal vez algunos la contemplasen como un simple affair. Encuentros nocturnos entre las arrugadas sábanas de su cama. Pero Moblit sabía que no era solamente eso. Tal vez el acto que habían hecho meses atrás no buscase la creación de una nueva vida. Pero sin duda no fue solamente sexo. Había algo más en aquella escena. Su imaginación le impedía vislumbrar aquella escena en la que había sido gestado su hijo. Pero estaba completamente seguro de que ambos la revivían diariamente.

- ¿Se arrepiente, capitán?- enunció al fin mientras dejaba su taza vacía sobre el escritorio.

- Que un hijo no sea buscado no significa que no pueda ser querido – un amargo recuerdo cruzaba su paladar. Él tampoco fue un hijo planeado, pero los escasos años que interactuó con su propia madre no le indicaron que hubiese afecto.

- Entiendo.

- Yo fui quien le propuso a Hanji que te pidiese ayuda con esto – sus palabras sonaron repentinas.

- ¿Cómo? - exclamó algo confuso por esa afirmación.

- No me importa si sabes imitar su letra o no. Pero llevas años cuidando de ella. Se que la mantendrás a salvo hasta que él nazca. Aunque eso implique...

- Interponer mi vida –sentenció.

- No se a través de que mira estamos siendo vigilados. Pero cada día me siento como si tuviera una diana en la frente. Prefiero retirar ese maldito punto rojo de la frente de esa idiota. Al menos hasta que mi hijo nazca.

- ¿Por esa razón está entrenando con su escuadrón en la ciudad, capitán?

- Necesito un señuelo para manetenerlos entretenidos estos meses. Si solamente fijan su mirada en mí me costará menos retener sus balas.

- Así que soy parte de la carnada...

- No pareces ofendido.

- Presuponía que algún día me tocaría actuar de escudo. Me enorgullece que mi miserable existencia pueda salvar la de dos personas.

- Una vida es igual a otra. Pero eso no la hace más miserable. Recuerda eso.

- Entiendo capitán.

- Además... - torció el gesto algo inexpresivo mientras se confrontaba con su mirada – Ten cuidado, no se si intentarán agredirte cuando tengas que exponer en el gobierno alguno de sus avances. Por muy minúscula que sea nuestra vida forma parte de este ejército. No hay piezas inservibles. Si estás desesperado por palmarla no te detendré. Pero es díficil encontrar buenos soldados.

- Capitán....

Unos nudillos tocaron a la puerta de manera despreocupada. La puerta se abrió y Hanji apareció con una sonrisa algo confusa mientras sujetaba su falda enseñando su nuevo aspecto durante los meses que mantuviese aquel físico. Su estómago desaparecía completamente entre las capas de vuelo de la falda. Su pecho parecía aún más acentuado en aquella elástica prenda. Y sus rodillas emergían desnudas y unidas a unas piernas largas y sensuales.

Una auténtica diosa cubierta de una tela color tierra que hacía juego con su cabello. Cada vez que veía a su capitana con ropas distintas del uniforme del ejército una visión del paraíso se trasladaba a sus retinas. Sin duda, era una mujer hermosa. Por mucho que otros se negasen a reconocerlo, ella irradiaba belleza. Solamente percibible para aquellos dispuestos a reconocerlo. Como aquel hombre que permanecía a su costado aún impresionado por aquella visión.

- Buen... trabajo, Moblit –susurró sin dejar de mirarla.

- ¿Crees que este vestido me servirá hasta que de a luz? - Hanji seguía jugando con los faldones sin dejar de dar vueltas y comprobando como su figura cambiaba con aquella prenda – Supongo que no es tan terrible como parecía. Podría acostumbrarme rápido.

- T-traeré otros vestidos capitana. No debería de abusar de la misma prenda. Podría estropearse y será necesario lavarla de vez en cuando.

- Gracias Moblit.

Buscó asiento junto al pequeño hombre quien comenzaba a examinar el tejido algo obnubilado. Hanji buscó uno de los libros que había traído Moblit y comenzó a leer con calma.

- ¿Si seguimos los pasos que indican estos libros nos aseguraremos de que él nazca sano?

- B-bueno. Los he leído y seleccionado previamente capitana, todos ellos. Son los que más utilidad presentan. Aunque, tal vez deberíamos buscar a un médico fuera del ejército para asesorarnos.

- Es demasiado arriesgado. Ni siquiera podemos contar con tu novia la enfermera – escupió con desgana Levi – será mejor que los repases porque ese día solo estaremos tú y yo para ayudarla. No podemos involucrar a nadie más.

- Técnicas y recomendaciones para la gestación – comenzó a leer Hanji ignorando su conversación – Veo que hace mucho hincapié en la alimentación y el aseo.

-Perfecto, a ver si ese maldito libro consigue hacer que te conciencies de lavarte más a menudo.

- Oh, sí, ese es muy interesante. Hay incluso algunos tipos de ejercicio sque ayudan a mantener al bebé más tranquilo y a desarrollarse adecuadamente. Estiramientos, ejercicios de relajación; muchos de ellos ayudan a recuperar la figura más rápidamente después del embarazo. Incluso ayudan a reducir los dolores de espalda. Aumentan el nivel de optimismo y musculatura.

-Supongo que son distintos de los que hago habitualmente.

- Por supuesto, capitana, sería peligroso que hiciese abdominales de la manera habitual estando embarazada. Nada del ejercicio que haga habitualmente es adecuado en su estado. Aunque hay ejercicios específicos que si podría hacerlos.

- Bien, mientras yo esté fuera por órdenes de Erwin, tú Moblit, tendrás que asegurarte que ella los haga todos.

- ¡No puedo hacer eso capitán!

- No intentes escaquearte de tu deber. Es una maldita orden, quiero que hagas absolutamente toda la mierda que hay ahí con ella y asegurarte que nazca mi hijo bien.

-¿T-todos?

- Toda la mierda que salga ahí.

- Sería mejor que le echase un vistazo al libro antes de dar ese tipo de órden, capitán. Hay algunos ejercicios muy recomendados y bastante intrusivos para la capitana.

- ¿Qué ejercicios propone tu maldito libro?

- L-la natación...Caminar....Ejercicios posturales...

- No parece nada intrusivo caminar con esta idiota.

- Hay otros ejercicio más intrusivos capitan.... muy.......... recomendados, pero aún así....

- Me da igual que sea intrusivo, si va a asegurar que esta idiota pase estos malditos meses mejor, ¡hazlo! ¿Qué es? ¿Algún tipo de masaje o mierda similar?

- N-no.

-¡¿Entonces qué?!

-El..............sexo.............

- .... - sus ojos se abrieron con sorpesa y se giró hacia la mujer que parecía haber llegado al capítulo mencionado en el libro - ¿Se puede hacer mientras ella esté embarazada?

- Hay...... estudios que demuestran que es...... beneficioso........ - continuó girando su cabeza con aquel rubor sin desaparecer.

- No sabía que pudiese tener relaciones mientras estuviese gestando. Que interesante –añadió Hanji.

- Yo no...n-no.... n-no puedo hacer ese ejercicio, capitán – continuó ruborizándose –Será mejor que se encargue el padre....

- Ya veo.... - súbitamente cogió a Hanji en brazos y la levantó de su silla.

- ¿¡Levi, qué haces!? Estoy leyendo.

- Gracias por tu trabajo por hoy, Moblit, puedes retirarte.

- ¿C-cómo?

- He dicho que te largues. Tú mismo lo has dicho. Yo soy el padre y voy a encargarme de la parte que me confiere.

- ¡A-aún no es necesario que ella haga todos los ejercicios descritos por el libro! En el tercer trimestre del embarazo...

- No repetiré mi orden, Moblit. Desaparece de mi vista. Necesitamos intimidad.

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Las pisadas eran aceleradas y ruidosas por el extenso pasillo. Cada vez más audibles y molestas. Erwin sonrió escuetamente identificando aquel juego de pisadas. Sel evantó de su asiento y se dirigió hacia el otro costado de la habitación buscando tres tazas en las que comenzó a servir aquel líquido caliente con parsimonia.

Cada vez más cerca y sonoras. Aquellas pisadas que corrían a toda velocidad. Ni siquiera se sobresaltó cuando la puerta se abrió de golpe. Una mujer vestida con un vestido algo ancho que parecía haber llegado corriendo desde el otro extremo del patio central. Cerca de la zona de los barracones. Posiblemente desde su propia habitación. Y ahora había alcanzado su destino.

- No deberías correr en tu estado, Hanji – advirtió mientras le indicaba que tomase asiento con tranquilidad y le acercaba una taza hasta ella.

- No me ha hecho caso, Erwin. Sabes que es indomable.

Aquella pareja siempre se le había antojado extraña. En el momento que le confesaron su decisión de tener a su hijo y esconderlo de su enemigo mientras su batalla durase, vislumbró por primera vez algo que jamás había identificado. Esperanza. Algo que inconscientemente había infundado en ellos poco a poco. La esperanza de que al menos aquel que habían engendrado ambos pudiese ver el auténtico motivo de su eterna lucha.

Aunque la desgraciada fortuna había hecho que tuviese que admirar la fiera batalla de sus padres desde kilómetros de distancia. Sin tan siquiera conocer de su existencia.

Meses desde que aquella decisión había sido tomada. En la que habían tenido que fingir que Hanji se encontraba lo suficientemente preparada para salir en una última expedición antes del parto. Preservando su seguridad ante todo. No les quedaba demasiado tiempo. Tal vez antes de que acabase el año tuviesen que volver a salir a campo abierto. Y no podría ocultar la ausencia de Hanji en ese momento. Si aquel enrevesado plan salía como debía, nadie notaría que aquella mujer que pasaba meses encerrada en su despacho había comenzado a encerrarse en otra habitación mucho más pequeña. Con una pequeña vida entre sus brazos.

- ¿Por qué razón habéis venido hasta aquí corriendo? ¿Ha habido alguna complicación?

- Acércate Erwin, ven –insinuó la mujer mientras hacía exagerados ademanes.

- ¿Qué sucede, Hanji? Si el enemigo sospecha de tu estado no les temblará la mano de asesinar a una mujer embarazada.

- He revisado la zona diariamente. No han dado ninguna pista. Posiblemente estén trabajando en algo a nuestras espaldas y no les interesamos demasiado en este momento. - farfulló Levi.

- Mike volvió a las zonas que sitiamos en nuestra última incursión. Parece que volvieron a borrar su rastro.

- Lo sé, Nanaba inspeccionó la zona norte y esos malditos cabrones se aseguraron de borrar hasta las bajas que les generamos.

- ¿Tal vez no querían que el gobierno identificase los cadáveres?

- Posiblemente no fueran simples mercenarios. Y es mejor evitar dar explicaciones.

- En tal caso, tal vez ni siquiera cuenten con el apoyo total del gobierno ... - repuso Erwin pensativo.

- Los hombres aburridos siempre hablan de temas aburridos – interrumpió Hanji – Ven, Erwin – sujetó su mano y la dirigió hacia su vientre - ¿Lo notas?

- Notar...

Una extraña palpitación emergió de aquella capa de tejido. Presionó suavemente y volvió a notar aquella vibración. Pocas veces había sentido aquel pequeño golpeteo que emergía desde dentro de su interior, pero sabía reconocer perfectamente que aquel infante estaba moviéndose.

- Está dando patadas, Erwin.

- Eso es magnífico. Parece contento, ¿cuando sucedió?

- Hace unos minutos. Se ha animado mucho, no ha parado desde entonces. ¿Crees que intenta comunicarse? Desearía poseer alguna máquina que me permita verlo. Pero la piel es demasiado gruesa y el microscopio no me sirve.

- Estoy seguro que algún día podrás inventar algo similar que te ayude. No parece parar, ¿le habéis estimulado de alguna manera?

- Nada fuera de la rutina diaria.

- ¿Rutina diaria?

- Ya sabes, todo lo que Moblit nos indicó que favorecería el nacimiento del niño. Alimentación, descanso, aseo, ejercicio...

- Se clara, Hanji –interrumpió Levi – No se ha puesto a dar patadas porque estuvieses quitandote roña de encima. - dirigió una mirada esquiva a Erwin sin confrontarle directamente – No necesitas que te explique que estábamos haciendo.

- Ya veo.....

- ¿Crees que el niño percibe el cambio hormonal cuando estamos mantiendo relaciones sexuales y eso influye en su conexión con el portador, es decir, la madre? Sería interesante poder tener algunos datos para cotejar cómo cambian sus niveles de estrés en la placenta en función de la cantidad de relaciones que yo mantenga con Levi.

- Te prohíbo terminantemente que hagas ningún experimento con tu hijo, Hanji –ordenó Erwin sin dejarle hablar – Se que te causa interés el crecimiento de la criatura, pero podrías lastimarte y no disponemos de ninguna persona externa para cotejar esos datos.

- Yo le apoyo. Cuando la guerra acabe y tengamos otro puedes comparar todo lo que quieras entre ellos.

- ¿Tener otro? - musitó extrañada.

- Necesitaré a más de uno. No podré manejarte yo solo.

- Es agradable – comenzó a verbalizar Erwin mientras se sentaba frente a ellos, sin quitar la vista en cómo Levi colocaba su mano sobre aquel palpitante vientre que mandaba saludos en código morse.

- ¿El qué?

- Bajo mis pies camino sobre un reguero de cadáveres. A veces me pregunto si mi lucha podrá generar algo más que desesperación. Pero vosotros sois la prueba de que detrás de tanta sangre derramada aún puede emerger algo más.

- Las cenizas son sólo cenizas, Erwin – interfirió Levi mientras buscaba la mano de Hanji y acariciaba su dedo anular – Pero hasta en un pasto ardiendo puede volver a nacer la vegetación de nuevo.

- Me alegra oír esas palabras, Levi.

- Será mejor que te vayas preparando. No bromeaba cuando dije que no podria controlar yo sólo a esta idiota. Se perfectamente que tres o cuatro hijos nuestros tampoco serán suficientes.

- ¿Qué quieres decir?

- Seré claro Erwin, quiero que seas el padrino de mis hijos. Nosotros somos peones en tu tablero. Tarde o temprano caeremos. Así que asegurate de llegar a la maldita libertad y enseñársela a mis hijos. Se que harás un buen trabajo.

- Siempre depositas demasiado peso en mis espaldas.

- Tu espalda es lo suficientemente ancha para cargarlo.

- Me idolatras demasiado, Levi.

- En absoluto. Por culpa de tus malditas ideas acabé involucrándome con esta idiota. Si no te dejase cagarla de vez en cuando, no podría verte como un ser humano. Así que si yo voy a estar con ella hasta que acabe nuestra vida, me aseguraré de que tú cuides a nuestros vástagos.

- En tal caso, estaré encantado de ello.

.

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Aquellos días se estaban convirtiendo en una rutina. Levantarse envuelta entre los fuertes brazos del padre de la criatura que llevaba en su vientre. Bajar al comedor portando uno de aquellos vestidos. Moblit y Levi no desaparecían de su mesa hasta que vaciaba completamente su plato. Acto seguido debía dirigirse con presteza a las habituales reuniones del gobierno. Recoger suministros y presentar algunos de los últimos informes.

A partir de ese mes las náuseas le impedían permanecer demasiado tiempo en el laboratorio. El olor químico afectaba demasiado a sus sentidos potenciados por su embarazo. De nuevo aquel ritual en el que sentía sus miradas subversivas durante el almuerzo. Hasta que desaparecía el último gramo de su comida.

Durante la tarde debía ejercitarse como le habían aconsejado. Moblit era su habitual perro guardian en ello, pero cada día mostraba la misma mirada nerviosa mientras no dejaba de mirar hacia el cielo constatando las horas que pasaban. Asegurándose de espaciar los ejercicios. Habían trasladado con tanta naturalidad aquellos meses que el resto del ejército ni siquiera se ponderaba su extraña exclusión del entrenamientohabitual. Había oído algunos rumores de que estaba herida y estaba haciendo rehabilitación y se ocultaba por la vergüenza de permanecer herida tanto tiempo con su cargo. Obviamente no era cierto, pero cualquiera de aquellas absurdas excusas le servía para ocultarse el tiempo suficiente.

¿Durante cuanto tiempo vería aquel cielo despejado? Tal vez en algún momento, su enemigo apareciera tras aquellas nubes y clavase una espada en su pecho. No era capaz de verbalizarlo, pero aquel pensamiento le atacaba a diario. ¿Cuando acabaría aquella inevitable cuenta atrás?

Sus ojos se dirigieron hacia su subordinado, quién comenzaba a recoger aquellos utensilios para mantener su forma y ayudarla con los futuros dolores de parto. Por un momento se preguntó quién sería la última persona que contemplarían sus retinas. Tal vez algo ilusa, deseaba que fuese una persona concreta, la misma que permanecía abrazada a ella cada noche.

Y aquel miedo insondable la acompañaba continuamente.

Sus manos se posaron sobre su vientre acariciando a aquella persona que tal vez jamás conocería. ¿Sentiría rechazo? ¿Sería capaz de darle la vida que deseaba alguna vez en su vida?

Aquellas palpitaciones solo le enviaban dudas, ¿acaso sería la decisión correcta? ¿Realmente estaría a salvo? ¿Sería capaz de decirle algún día aquellos sentimientos que habían crecido rápidamente durante toda aquella gestación?

Las vibraciones en su vientre le enviaban respuestas sin sonido. Tal vez no fuesen palabras. Pero estaba segura que aquellas ligeras patadas le mandaban una pequeña señal de disculpa. Inconscientemente aquella vida parecía contactarle en un mensaje ininteligible.

- Dime pequeño, ¿serás capaz de perdonarme?

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.

.

- Yo creo que será una niña.

- Tché. Una pequeña versión de tí misma. No se si podré sobrellevar eso en el futuro.

- Tal vez se parezca a tí. No se si podré sobrellevar eso en el futuro.

- Idiota.

- Empezaste tú – sus dedos se alojaron en su oscura melena. Levi permanecía acostado mientras oía los latidos difusos de aquella vida que crecía dentro de ella – Me gustaría que tuviera tus ojos.

- A mi no.

- ¿Por qué? Son de un tono gris azulado poco común.

- La gente huye cuando les miro a los ojos. No quiero eso para mi hija.

- Yo no huí de tí.

- Preferiría que tuviera los tuyos – se incorporó hasta encontrarse con su brillante mirada, siempre con aquella intensidad fuese la situación que fuese– Probablemente tambien herede tu maldita ceguera.

- Ja, ja, ja. Puede ser.

- Hanji. No hemos hablado del momento del parto.

- Supongo que será algo complicado. Aunque los libros que he estado leyendo últimamente no me dan muchos datos. Esta situación me recuerda a cuando era recluta y aquellos aburridos libros acerca de sexualidad que apenas contaban nada útil.

- Lo sé. Yo también he leído esa basura. - sus labios permanecían fruncidos, tomando una determinación que no le agradaba demasiado – Necesitamos que alguien nos ayude ese día.

- ¿Alguien? ¿Alguien del personal médico?

- No exactamente....

- Podría pedirle a Shadis que permitiese a Mai salir ese día de los barracones de entrenamiento. Pero sería complicado que no se enterase de mi estado.

- No es necesario implicar a esa enfermera; el enemigo ya la ha visto. Si ven que pulula a nuestro alrededor de nuevo volverá a estar en su punto de mira. He pensado... que hay alguien igual de cualificado que ella. Y no sería necesario implicar a nadie más.

- ¿Quién? ¿Erwin? Es el único que lo sabe aparte de nosotros. Se que Mike y Nanaba sospechan desde que empecé a ponerme estos vestidos. Pero Mike cree que es por todo nuestro tiempo en la granja y que me he acostumbrado a vestirme así. Aunque puede que al final lo descubran. No recuerdo si alguno de ellos tenía buenos conocimientos médicos más allá de los básicos del entrenamiento.

- Te olvidas de alguien.

- ¿De quién?

- Tu maldita niñera. Ha estado pegado al culo de esa enfermera desde que te traje inconsciente de un maldito ataúd.

- ¿Moblit? - Su mano se posó sobre su barbilla mientras parecía algo pensativa – En los entrenamientos destacaba mucho en sus labores de asistencia médica. Pero no estoy muy segura respecto a si sería capaz de asistir a una embarazada.

- Ya me aseguré de ello. Ese idiota se presenta siempre voluntario para ayudar en la dichosa enfermería. Probablemente para restregarse después con aquella enfermera. Se perfectamente que la ayudado con más de una de las esposas de los oficiales. Sabe como hacerlo.

- Oh, vaya. No sabía que Moblit pudiese hacer cosas así. Sin duda es un hombre bastante impresionante. Vale, de acuerdo. Me parece adecuado que Moblit nos ayude en el parto. Hablaré con él mañana.

- No es necesario. Hablé con él hace días. Me ha costado convencer a ese imbécil. Pero ha aceptado.

.

.

.

- No puedo concentrarme sino para de mirarme, capitán.

- Cállate y haz tu maldito trabajo.

Moblit resopló mientras paseaba la vista por la habitación. En el momento que aquel hombre fue a buscarlo a su barracon tuvo un mal presentimiento. Como si su vida fuese a detenerse si hacía un mal gesto. Pero no imaginaba aquella presión en su nuca. Recordaba aquella charla que había durado horas y horas.

En la cual había una serie de implicaciones que le generaban incomodidad. Por un lado, a pesar de que llevaba ciertos años ayudando en toda clase de prácticas clínicas. No tenía absolutos conocimientos certeros. Además de que el trato con mujeres encintas era posiblemente dónde su alcance era más escaso. Por lo que la responsabilidad de abordar un nacimientosin la correción de un personal médico profesional era colosal.

Por otro lado, la mujer a la que debía asistir era su inmediata superior. Con lo que aquella expectativa era cada vez más colosal. Inalcanzable. Sabía que ayudar a una mujer a dar a luz era algo memorable y honesto, pero el hecho de que la vida de su hijo dependiendiese de sus torpes conocimientos lo hacía aún mayor.

Luego estaban unos extraños sentimientos que aún percibía hacia ella. Que no podía ubicar. Distintos de los que tenía hacia aquella delicada mujer que estaba entrenando junto a su antiguo comandante. Tal vez no tan intensos, pero sin duda existentes. Y que no podía ignorar fácilmente.

Por no referir a las implicaciones que tenía desde aquel momento que se encargase de su gestación hasta el final. Implicaba romper una intimidad que jamás había experimentado con aquella mujer. Ver partes de su cuerpo que hasta ahora habían estado cubiertas con un uniforme. Y tener que tocar algunas de esas partes para poder extraer aquella vida de su cuerpo.

Y lo peor de todo, bostezó mientras se tensaba aún más. Tengo que hacer todo esto con el padre mirándome como si fuera a matarme continuamente.

-R-recuéstese, capitana – farfulló mientras sentía que Levi se acercaba más a él controlando cada uno de sus movimientos – I-iré explicando todo lo que voy h-haciendo para que comprenda. Si siente algún dolor, solamente dígalo. ¿D-d-d-de acuerdo?

- No te preocupes, Moblit – guiñó un ojo mientras se acostaba en la cama– Tómatelo cómo una práctica para cuando tengas que traer al mundo a tus propios hijos.

-C-capitana.... - sintió el sonrojo crecer en sus mejillas mientras notaba que las piernas de la mujer yacían desnudas frente a él –L-levántese la falda un poco....

- ¿Mai quiere tener hijos? - continuó mientras se subía la falda hasta dejar su estómago completamente desvestido – No recuerdo si alguna vez lo mencionó.

- N-no lo sé. - Moblit dirigió una mirada esquiva hacia el hombre a su lado, cada vez más cerca. Suspiró en voz baja y se confrontó con aquella zona íntima de la mujer - ¿N-nota el vientre algo más hinchado de lo habitual?

-Últimamente se mueve mucho, así que noto la zona más alta sobresalir más de lo habitual – comentó algo aburrida - ¿Y tú?

- ¿Yo?- frunció el ceño – S-separe un poco más las piernas, capitana.

-¿Quieres tener hijos, Moblit?

Aquella pregunta le dejó sin aliento. Frente a sí tenía una parte íntima de aquella mujer que presentaba un aspecto que no esperaba y hacía que se confrontase con cuán afortunado era el hombre a su costado. Probablemente él habría tenido aquel pensamiento cada vez que había observado aquella zona. Y eso hacía que aquel nerviosismo no cesase.

Sería mejor que alejase aquellos extraños pensamientos o no sería capaz de llevar su labor a cabo.

- ¿Qué se supone que estás mirando? - interrumpió aquel hombre sus pensamientos - ¿Se supone que tiene alguna cosa rara? ¿Una infección o algo así?

- N-no. E-el aspecto exterior parece común – mintió, mientras se confrontaba con la belleza que tenía en aquella humilde zona –R-respecto a lo de tener descendencia.... M-me gustaría casarme y tener un par de hijos... Tal vez suena un poco estúpido, ¿no? P-podría morir en la próxima expedición y-

-Tenemos que tener algún sueño. Si no, ¿que nos diferencia de nuestros enemigos? Hay algo por lo que debamos luchar. - interrumpió su capitana – Es un buen pensamiento tener alguien que nos espere a nuestra vuelta.

- Debe ser complicado para vosotros...

- Ah...Esa es una pregunta díficil de responder – Hanji esbozó una sonrisa triste mientras cruzaba la mirada con el hombre mencionado –  Tal vez este pequeño nos espere algún día. Aunque, de momento...Tendremos que conformarnos sólo con volver.

-P-perdón por preguntar, capitana – volvió su vista hacia suvientre que se mostraba completamente hinchado – Tal vez tendríamos que haber empezado con este reconocimiento desde el primer mes. No tengo demasiados datos para poder comprobar si habrá algún problema en el parto.

- ¿Qué datos necesitas? ¿Síntomas?

-Bueno... Necesito saber si el cervix ha aumentado su tamaño para que pueda pasar el infante. Si no ha dilatado lo suficiente durante estos meses, podría ser necesaria una intervención mayor. Dependeríamos de una dilatación en el preparto, pero si el cervix no se ensancha, el parto se prolongará demasiado y eso haría peligrar su vida, capitana.

- No he entendido ni una maldita palabra. Traduce, cuatro ojos.

- Moblit tiene miedo de que mi conducto vaginal sea estrecho y no quepa el bebé.

- Agh, mierda. ¿Tendremos que operar entonces?

-¿Usualmente su cervix es estrecho, capitán? - frunció el ceño confuso.

- No se que es esa mierda, pero cada vez que la meto-

- N-n-no necesito esa clase de datos.... - agachó la cabeza algo avergonzado, aquella intervención sería más complicada – V-vale... Será mejor que... Capitán, ¿podría introducir un momento un dedo en la capitana?

-Maldito pervertido. No voy a masturbarle delante de tí.

- ¡No me refiero a eso! - se puso en pie airado sorprendiendo a los ocupantes de aquella habitación - ¡Habéis confiado en mí por ser el único que podéis pedirle este tipo de favores sin que se entere el gobierno! ¡Así que tendréis que obedecer cuando os digo que tenéis que hacer algo! Y ahora, necesito que palpe a la capitana para comprobar si hay alguna diferencia respecto a meses atrás.... -su mirada se cruzó con la de sus superiores que parecían bastantes orprendidos – P-por favor...

- No seas idiota Levi y haz lo que te dice.

- Tché– obedeció mientras se arrodillaba delante de ella y continuaba con el procedimiento que le había sido indicado - ¿Qué es lo que tengo que -? Oh.

- ¿Nota el recorrido mayor?

- Creía que las hormonas del embarazo hacían que entrara mejor pero pareces un maldito túnel – se giró hacia Moblit - ¿Esto es normal?

-A-asumo que la capitana es primeriza, así que ayudará en el momento del parto que su cuerpo esté haciendo las evoluciones adecuadas.

- Se sincero Moblit, ¿dolerá? - expresó confusa la mujer.

- La he visto recuperarse de ser enterrada viva, capitana. Se perfectamente que podrá con esto.

.

.

.

Hojas que caían de sus árboles mecidas por el viento. Simbolizando el constante cambio del tiempo. Mes tras mes. Sin apenas darse cuenta de que la brisa comenzaba a tornarse helada, aquellas brumas de hierba ya no abrigaban las ramas de los árboles.

Se meció entre los brazos protectores de aquel hombre. Cada vez que era abrazada por él se preguntaba cuáles serían los alcances de su cuerpo. ¿Cuántas horas podría permanecer abrazada por aquellos fuertes brazos antes de desfallecer? Tal vez de manera infinita ya que, cuando aquellas manos la acariciaban todas sus necesidades vitales desaparecían, y se veía imbuida en un limbo eterno que no desaparecía jamás.

Tan solo mermado por aquella alarma interna que le recordaba que debía atender a su deber. Pero sin embargo, aquella sensación de ser abrazada, sentir su respiración en su nuca no desaparecía. Ni siquiera mientras sus manos se manchaban de la sangre de aquellos que se interponían en su futuro. Había hablado demasiadas veces de aquello con Levi. Sabía que él percibía lo mismo.

Hanji se sujetó a los hombros de Levi mientras recostaba su cabeza en su hombro. Llevaban en aquella posición de pie, desde hacía varios minutos. Se había vuelto una pequeña rutina cada vez que se encontraban antes del anochecer. Cuando sus tareas habían quedado resueltas. Él acariciaba a su futuro hijo que nacería pronto. Hablaba con él durante varios minutos. Besando la fina capa de piel que le separaba de su vástago. Y posteriormente la abrazaba.

Pero aquella vez era diferente. Cuando había llegado solamente la había abrazado sin decir nada más. Ni decir absolutamente nada a su hijo. Solamente la habría abrazado y permanecía así sin moverse.

- ¿Estás bien, Levi?

- El idiota de tu subordinado me ha dicho algo que tu has evadido estos malditos meses.

- Sabía que no lo aceptarías. Solamente es una posibilidad. Tampoco es tan importante.

-¿¡Acaso no es importante que puedas morirte mientras traes a nuestro hijo al mundo!? Si hubiera sabido que había esa posibilidad...

-¿Hubieras matado a nuestro hijo meses atrás?

- .....

- Hay demasiadas posibilidades. Una hemorragia grave en el postparto, infecciones, preeclampsia, eclampsia... Aborto...

- Tal vez tengamos que hablar con alguien más y-

- No te preocupes, Levi. Moblit dijo que las posibilidades son ínfimas, pero tuve que hacerle partícipe de mi decisión si el parto se complicaba.

- Y has elegido a nuestro hijo.

- Era una decisión que sabía que tomaría desde el momento en que supe que quería tenerlo. Tendré a este niño pase lo que pase.

-Idiota...

Se abrazó con más fuerza hacia él mientras le reconfortaba con aquella posibilidad. Su embarazo había evolucionado adecuadamente. Pero aquella posibilidad existía por ínfima que fuera. Hanji besó su mejilla mientras sonreía para él. No parecía convencerse con ello y alzó la mano hasta sujetar la de ella. Dirigió la otra hacia su espalda y comenzó a mecerse con cuidado de un lado a otro. Siguiendo un compás imaginario que se guiaba por una melodía inexistente.

Sus pasos no le dirigían hacia ningún lado, solamente danzando con ella en aquel pequeño habítaculo.

- Es la primera vez que bailamos juntos, Levi.

- Y me aseguraré que no sea la última.

.

.

.

Su peso apenas era notable en sus brazos mientras corría por aquel laberíntico edificio. Giró con cuidado y continuó avanzando. Delante de él era guiado por un hombre de cabello castaño que parecía recordar mentalmente todo el procedimiento a seguir.

-¿C-cuando ha pasado?

- Ha roto aguas mientras desayunaba. La he sacado corriendo de allí antes de que entrasen más soldados. Creo que nadie se ha dado cuenta. Erwin estaba allí también, así que lo limpiará todo y se reunirá más tarde con nosotros.

-Levi...... Puedo andar, déjame en el suelo.

- Ni hablar, me niego a dejarte corretear con nuestro hijo colgando del cordón umbilical.

- S-será mejor que la deje andar, capitán. Ayudará a paliar las contracciones y promueve la dilatación. Solamente es necesario ir despacio.

Tras varios minutos recorriendo aquellos pasillos, alcanzaron finalmente la habitación designada. Algo apartada y oculta en el subsuelo.

- Tal vez no sea el sitio más confortable, pero necesito que tengamos la mayor privacidad, capitana. Las habitaciones de los superiores están demasiado expuestas.

-Cualquier sitio está bien Moblit - sentenció ella.

Levi se introdujo en aquella habitación de la mano de Hanji mientras la evaluaba. Probablemente desde que había salido de cuentas, su subordinado la limpiaba y organizaba a diario, asegurándose de estar preparado llegado el momento. Había tardado más de una semana de lo planeado en llegar el momento. Pero no parecía que faltase absolutamente nada.

Un colchón mullido y un almohadón. Varios juegos de sábanas y toallas. Una pequeña cubeta amplia en la que poder derramar agua caliente. Así cómo algunos elementos y utensilios de sutura de ser necesaria una intervención. Levi parecía impresionado con la profesionalidad que manifestaba. Comenzó a colocar una pequeña bolsa de suero a un costado de la cama y buscaba un dial que conectae al brazo de Hanji. Había dudado si sería el más indicado para aquella labor, y en aquel momento se daba cuenta de que no había errado en su decisión.

- Iré a buscar agua, capitán.

- ¿Te duele? - ignoró a su subordinado mientras sujetaba la mano de su amada, ella sudaba nerviosa mientras respiraba pausadamente.

- No tanto cómo cuando me clavé una rama en el tórax.

- Si necesitas algo, sólo dilo. Estaré contigo hasta el final.

Moblit sonrió mientras abandonaba la estancia dejando un pequeño momento de privacidad a la pareja. Sintió cierta envidia por aquella relación. Jamás definida por una palabra que él conociese, pero que era más intensa que nada que había podido experimentar en toda su vida. Al lado de aquellos dos, el amor parecía un simple juego de niños.

.

.

.

El sudor recorría su espalda hasta su espina dorsal. Se tensó hacia atrás mientras se agarraba a las sábanas. Los brazos de Levi la abrazaban por detrás. Notaba sus partes bajas húmedas y sangrantes. Aquel dolor lacerante no cesaba y aumentaba cada vez con más intensidad.

-Respira, Hanji, respira – susurraba en su oído mientras acariciaba sus hombros - ¿Cómo va?

- Ha dilatado lo suficiente .. - frunció el ceño con desaprobación –Quiero que empiece a empujar, coja aire y reténgalo, cuando lo suelte, quiero que empuje con todas su fuerzas, capitana.

- ¡Agh, maldita sea! - bravó mientras sentía que sus entrañas ardían -¡Aaaaah!

- Muy bien, respire, capitana. Volveremos a intentarlo. Respire hondo y empuje.

- ¡Ahhh, mierda!

- Vamos, Hanji, se que puedes. Te he visto cargarte a media docena de diez metros tu sola, un niño no podrá contigo. - le alicientaba mientras aumentaba la presión del abrazo.

- Siga así, capitana... - imitó la respiración de la mujer mientras continuaba observando el estado de su interior, donde una pequeña masa de carne parecía emerger – Está comenzando a asomar. Necesito que empuje fuerte para que salga la cabeza.

-Respira hondo, Hanji. Estoy contigo – sus dedos se cruzaron con los de ella mientras la miraba a los ojos, sus labios se interpusieron con los de ella, un último aliento para aquel duro final – Juntos hasta el final.

Aquel alarido reverberó por toda la habitación. Sus manos sudadas seguían entrelazadas con las de Levi. Moblit sujetó con cuidado la cabeza del infante y presionó para que el resto de su cuerpo cayera sobre la toalla colocada con cuidado. Una pequeña masa de vida que no paraba de llorar. Cubierta en sangre.

Buscó unas tijeras y procedió a cortar el cordón umbilical. Notaba la impaciencia de sus progenitores que permanecían abrazados en aquella cama mientras ella respiraba dolorosamente y de manera demasiado acelerada.

-Tranquílicese,  capitana, ella ha nacido bien.

- ¿Ella?- musitó mientras intentaba recuperar el aliento – Te lo dije Levi, sería una niña.

- Je –sonrió mientras se abrazaba a ella y Moblit depositaba con cuidado a aquella pequeña criatura entre sus brazos – Y yo te dije que tendría tus ojos.

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Desde el momento en que tomó aquella decisión supo que aquel momento sería el más doloroso de todo el proceso de gestación. Mayor que él de su parto. Mucho mayor. Durante los últimos meses había disfrutado de la sensación de aquella pequeña cabeza mamando con ferocidad. Seguramente sería una niña fuerte, y sobreviviría.

Besó la parte superior de su cabeza por última vez y dejó que su cuerpo fuera sostenido por su subordinado, cuyo ojos evitaban confrontarla para evitar sugerirle alguna locura que acabaría poniéndo en peligro a aquella vida.

Levi puso su mano en su cintura. Notaba que temblaba sin ser capaz de derramar ni una sola lágrima. El amanecer se había postergado para darles privacidad. Moblit se alejó de allí con paso cauteloso mientras se ocultaba bajo las sombras. Recibiría buenos cuidados. Estaría protegida. Estaba segura de ello. Y cuando fuese el momento indicado, volvería a acunarla entre sus brazos como aquellos últimos meses.

- No puedo hacerlo sola, Levi.

- No te preocupes, Hanji – sus brazos la rodearon mientras dejaba que los de ella se alojasen entre su cuello – Te lo prometí, no vas a pasar por esto tú sola.

Cernió su abrazo sobre ella mientras pequeñas gotas cristalinas se derramaban desde sus claros ojos plateados, creando un surco que llevaba años sin recorrer. Desde que la pérdida de su primer ser querido le había obligado a secar aquellas cuencas durante la eternidad. Y de nuevo otra pérdida. Aunque aquella vez, pensaba recuperarla. Cuando aquellos bloques de piedra infinita cayeran, sujetaría la mano de su futura esposa y su hija y caminaría una vez más por aquellos prados que había recorrido infinidad de veces. Aspirando el aroma de su ansiada libertad. Una decisión de la que no se arrepentiría jamás.

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Lamento la demora, pero entre el capítulo último del manga que me ha destrozado viva, y que he tenido unas semanas horribles en el trabajo me ha costado mucho escribir. La verdad es que llevaba meses que apenas podía escribir una línea debido al bloqueo. Sentía que aunque escribiera prácticamente nadie me leía. No esperaba que el último capítulo de mi fic generase tanta expectación y tantas personas votasen en el especial de Hanji embarazada. Espero que lo disfrutéis. Lo hice muy largo porque no quise omitir detalle de los meses que han supuesto para Hanji y Levi toda su gestación.

Espero que me apoyéis tambien en mis otras historias.

¡Nos leemos!


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