Un Corazón Para La Realeza.-C...

By Kuquiss_Soria

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- Me enamoré, me enamoré sin medida, y en lugar de estar brincando en un pie de la felicidad, estoy aquí, enc... More

Prólogo.
La Historia De Mamá Valiente.
Capítulo 1: Retratos hipócritas.
Capítulo 2: Ni Rey, Ni Princesa.
Capítulo 3: Dos Bombones Colombianos.
Capítulo 4: Semen De Pitufo.
Capítulo 5: Libre Al Fin
Capítulo 6: Valentina
Capítulo 7: Beso A La Manzana
Capítulo 8: Tú cara me suena.
Capítulo 9: Quiéreme Mientras Se Pueda.
Capítulo 10: Marquesa
Capítulo 11: El secreto de palacio.
Capítulo 12: Honor y Respeto
Capítulo 13: La primera del ganado
Capítulo 14: A la antigua
Capítulo 15: Algo extraño.
Capítulo 16: Arte
Capítulo 17: Love Story.
Capítulo 19: No es casualidad.
Capítulo 20: Primer beso real.
Capítulo 21: Prohibido.
Capítulo 22: El parlamento.
Capítulo 23: La primera mujer en un mundo de hombres.
Capítulo 24: Cambiando la historia.
Capítulo 25: Así se siente.
Capítulo 26: Acepto.
Mamá pensativa
Capítulo 27: Por primera vez
Capítulo 28: Millones.
Capítulo 29: Una confesión.
MEDIO MILLON DE LECTURAS!
Capítulo 30: El Pueblo.
Mamá y Una Reina.
Capítulo 31: Yo Propongo.
Aviso de suma importancia
ENTRE EL CIELO Y TÚ.
Buenas.
Hola Otra Vez

Capítulo 18: Víboras.

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By Kuquiss_Soria


⚜️

El salón se inundó de un silencio sepulcral a causa del comentario de mi madre, que más de unas simples palabras había sonado como una amenaza hacía la chica a mi lado quien se mantenía con una sonrisa de labios cerrados y su cuerpo completamente recto sobre el respaldo de la silla. 

-No tiene de que preocuparse, majestad. No podría fallarle nunca al rey Germán, mucho menos a la princesa Daniela, por lo tanto tampoco a usted o a la princesa Juliana. Tenga por seguro que la familia real tiene mi completo respeto y agradecimiento. - Finalizó con una sonrisa.

-Poché. - Mis ojos se entrecerraron en cuanto Annabel llamó su atención, nada con relación a mi prima podría salir bien.

-¿Si, excelencia? -

-Deja las formalidades, solo llamame Anna. -

-Excelencia está bien. - Respondió.

-¿Qué es lo que te trajo a Freely?

-Mi hermanita. - Respondió sin pensarlo. -Gracias a la beca que le otorgaron, le dieron la oportunidad de que yo podría acompañarla. 

-Tenemos que darle creditos a la princesa ¿No es así, primita? - María José me miró confundida. -Fue ella quien le dio la idea al rey para que ambas vinieran a Freely. -

-¿De verdad? -Preguntó dirigiéndose a mí sin dejar de sonreír, asentí. -Pues muchas gracias, alteza. No sé que habría sido de mí si me hubiesen separado de lo único que tengo.

-Me gustaría saber cual fue la razón por la que mi prima hizo una excepción tan grande.

-¿Por qué haría alguna excepción?- Cada uno de los asistentes se encontraban en su mundo hablando de cualquier cosa, a mediados de la mesa, Annabel acompañada de Clarise, esparcían su veneno como si de un perfume se tratara. La ojiverde me miró.

-Es lo que me gustaría saber ¿Por qué con ellas sí, y con los demás no?

-No sé que es lo que quieres demostrar con tu interrogatorio, Anna. Lo que sí sé es que no eres mi consejera real, ni mi asistente, ni mi dama de compañía. Por lo tanto, no tengo porqué darte explicaciones sobre las decisiones que tome o no en Freely. 

-¿Por qué habrías de explicarle tal cosa a tu dama de compañía? 

-Porque soy la p...-

-¡Laura! - Exclamé. -No hablaba literalmente, Annabel, de igual forma, a Laura sí le contaría todo porque tiene mi entera confianza, en cambio tú.

-¡Eso mamona! -Susurró mi mejor amiga golpeando su puño junto al de la chiquita a mi lado que sonreía ampliamente. 

-Mire, su excelencia. A mí no me incumbe como fue que el rey y la princesa llegaron a tal acuerdo, son asuntos de la casa real. A mí solo me queda agradecer  el que me hubiesen tomado en cuenta para permanecer junto a mi hermanita y Ramón, que son todo lo que tengo en la vida, o bueno, lo todo lo que tenía hasta ese momento, ahora tengo a una personita muy especial que me hace ser feliz. - Sus ojos no perdieron contacto de los míos mientras decía la última frase que me robó el aliento. 

-No deberías confiar en desconocidos, Pochis.-

-Poché para usted. Y en ese caso tampoco debería confiar en sus palabras.- 

-¿Poché? -Esta vez fue la voz de Clarise. 

-¿Si, Ilustrísima? -

-¿Eres de Colombia, cierto? - 

-En efecto.-

-¿Cómo fue que tú y Dani se conocieron? 

Inmediatamente nos miramos una a una, Laura permanecía con los ojos abiertos como platos como si buscara alguna escusa para explicar dicha respuesta. Jamás se me habría pasado por la cabeza que alguien llegara a formularnos esa pregunta en especifico, por lo tanto, no pensamos en alguna respuesta alterna a la realidad de como pasó.

-En una cafetería. -María José se encogió de hombros como si le restara importancia a la situación, la miré con el ceño fruncido sin saber que era lo que planeaba. -Pero solo me tocó atenderla, después fue casualidad que nos encontraramos acá. ¿Cierto, Dani?

—Sí, así nos conocimos. —

—¿Y nunca se juntaron en Colombia? —Después de darle un leve trago a su copa, Maria José respondió.

—Nunca. ¿Por qué tanto interés? —

—Simple curiosidad. —

—¿Cómo está Vale? —Pregunté cambiando de tema, y evitando que cualquiera del par siguiera haciendo preguntas que no venían al caso.

El almuerzo continúo de manera tranquila, Maria José interactuaba de vez en cuando con mi papá que le hacía preguntas sobre lo que necesitaría en el taller o sobre su vida, sin profundizar mucho. Su mano izquierda se mantenía sujetando la mía debajo de la mesa dificultándonos un poco los movimiento para poder ingerir los alimentos, pero eso no fue obstáculo para soltarnos.

Las miradas que nos daba mi madre la intimidaba un poco, pues, no eran miradas simples, era como si tratara de leer sus pensamientos, como si quisiera llegar al fondo de algo que la mantenía inquieta.

—¿María José? —De nuevo la llamó la reina.

—¿Si? —

—¿Cuál es tu profesión? —Reprimí un suspiro al escucharla.

—Fui barista, cumplía turnos de ocho horas durante el día en una cafetería, y por la noche mantenía el mismo puesto en un bar en el centro de la ciudad. —

—¿Estudiaste?

—No, majestad. Mi prioridad es que mi hermana Valentina pueda ser alguien importante en la vida, y desde que faltaron nuestros papás, ella es mi responsabilidad. —Carraspeó su garganta, atraje su atención dándole un leve apretón en su mano, sonriéndole. Cada vez, cada día que pasaba, mi admiración por ella crecía. 

—¿En tus momentos libres, que haces? —

—Realmente no tenía muchos ratos libres, y las pocas horas que tenía, o los días de descanso, los aprovechaba para ayudar a mi hermana con sus tareas o llevarla a algún lugar para que no estuviera todo el tiempo encerrada. —

—¿No salías como todos los jóvenes de tu edad? —

—No, el tiempo que pasaba con mis amigos era en el bar, ellos iban a beber y los atendía, ese era nuestro plan. —

—¿Solo trabajas como barista, no eras una de esas mujeres que venden su cuerpo? —La ojiverde sonrió negando con su cabeza.

—Libertad no es esa clase de bar, majestad. Es un bar fundado por la mamá de mi mejor amigo para que él pudiese sentirse en completa libertad, como su nombre lo dice. Y conviviera con más chicos como él.

—¿Por qué habría que sentirse en libertad?

—Es un bar de ambiente, el propósito de el es que los chicos se sientan acompañados.

—No entiendo el propósito de eso, pero me alegro que no seas esa clase de mujeres.

—¿El propósito de qué, majestad?

Bar de ambiente.

—Es un antro-bar de ambiente gay.

Silencio.

Eso fue lo que reinó justo en ese momento.

Las miradas de todos se posaron en ella que los veía con confusión.

Inmediatamente mi madre dejó sus cubiertos en un lado y posó toda su atención en la chica de ojos verdes que empezaba a temblar.

—¿Dije algo malo? —Me susurró.

—No dijiste nada que me haga sentir menos orgullosa de ti. —Le sonreí tratando de transmitirle un poco de calma.

—Entonces, antro-bar de ambiente gay. ¿Eso es legal? —Llegaba justo el momento en que mi madre comenzaba a esparcir su veneno.

—¿Por qué habría de ser ilegal? No están haciendo nada malo, majestad.

—¿Y tú eres parte de ese ambiente, gay? —Sus palabras salían con desprecio, desde el momento en que la había conocido gracias a qué me encontró a su lado, me di cuenta por su forma de mirarla, que no le había agradado mucho, y su actitud de estos momentos me lo confirmaba.

—Con todo respeto, reina María Fernanda. ¿Habría algún problema si fuese parte de el?

—No habría ningún problema, Poché. —Mi padre se adelantó a responder. —Es tu vida, y tú sabes cómo vivirla. Me gustaría que me informaras acerca de ese tema, me parece muy interesante hablar de situaciones que en Freely no se vean normalmente, yo sé de su existencia por tanto que he viajado, pero me he dado cuenta de que no es algo de lo que se hable mucho en el reino.

—Con gusto, majestad. Y solo para responder su pregunta. —Miró a mi madre —Y por educación. Sí, soy parte de esa comunidad, pero de una vez le informo que no es algo que se contagie. Con su permiso. —Soltó mi mano sin decir nada más levantándose de su lugar para abandonar el comedor.

—Me retiro. —Anunciaron Annabel y Clarise al mismo tiempo sin dar tiempo a recibir una respuesta.

Mi mente y corazón se debatían internamente en qué es lo que debería hacer, mi corazón me gritaba que la siguiera a dónde quiera que fuera, en cambio, mi cabeza me rogaba mantenerme en mi lugar, pues, no podía meterme en problemas con mi madre.

—No la quiero ver más en palacio, Germán.

En cuanto esas palabras dejaron los labios de mi mamá, todos los presentes dieron por terminado el almuerzo y fueron saliendo uno a uno en completo silencio para evitar interrupciones.

—No dentro, y mucho menos cerca de Daniela.

—Pero madre...

—Nada, Daniela. Esa clase de gente no está bien.

—Quien no está bien eres tú, María. —Habló mi padre. —Poché seguirá haciendo su trabajo, pues a demostrado ser una persona de confianza, y si Dani quiere acercarse a ella lo hará.

—Me niego a que mi hija se relacione con...

—Con esa clase de gente, ya lo mencionaste.

—Más vale que salgas en este momento detrás del bombón, porque Annabel y Clarise no perderán oportunidad. —Susurró Laura detrás de mí.

¿Cómo haría para salir?

—Mi amor. Ve con Laura al paseo del que hablamos, necesito un momento a solas con tu mamá. —Asentí de inmediato, saliendo detrás de Laura a toda prisa ignorando los comentarios de mi madre.

⚜️

Recorrimos el largo pasillo que llevaba al salón principal donde encontramos a María José, sentada sobre el suelo recargando su espalda sobre una de aquellas paredes. Clarise y Annabel se permanecían frente a ella como si tratarán de hacerla sentir mejor. Eso no me gustaba para nada.

—Entonces te van las chicas. —

—Discúlpeme, Ilustrísima, pero no me apetece hablar sobre eso en este momento. —Respondió.

Con cuidado, me acerque a ella ignorando las miradas curiosas de las otras dos chicas frente a mí.

—Hola. —Me coloqué en cuclillas a su lado.

—Es mejor que no te acerques a mí, Daniela. —Mi corazón se estrujó.

—¿Por qué dices eso?

—Eres una Princesa, no debes romper las reglas, y estoy segura de que la reina te va a prohibir acercarte mí, así que hay que facilitar el trabajo. ¿No crees?

—Pero yo no pienso igual a mi mamá. Yo...

—No, Dani. Es lo mejor, créeme. Yo sé por lo que se tiene que pasar.

—¿Ustedes dos? —Exclamó La marquesa.

—Ustedes dos se van de aquí, víboras con patas. —Laura tomó las manos de ambas espectadoras sacándolas de aquel salón.

—María José, por favor. —Tomé su rostro entre mis manos.

—No, princesa. No puedo hacerte esto a ti. —Lágrimas bajan por sus mejillas haciendo que mi corazón se estrujara más. —No quiero que pases por todo ese proceso, no quiero que sufras. —

—¿De qué proceso hablas?

—Lo que implica ser parte de la comunidad LGBTQ+, Dani.

—Eso no lo decides tú, María José.

—No quiero que alguien intente separarnos. No quiero perderte a ti también.

—No me vas a perder. —Besé su frente. —Por favor no me alejes de ti.

—No quiero que decepciones a tu mamá por mí culpa.

—De igual forma se va a decepcionar de mí, María José. Y quiero que estés a mí lado en ese momento, por favor no tengas miedo.

—Yo no quiero que cuando veas todo lo que se vive te alejes de mí o que te arrepientas. Déjame ir antes que sea demasiado tarde. —Mi corazón y mi mente se negaban rotundamente a dejarla ir, no podía aceptar que se fuera, quería tenerla siempre a mí lado.

Quitó mis manos de su rostro cortando el contacto de nuestras miradas. Se levantó sin mirarme y se alejó, poco a poco hacia la salida.

—¡Poché, por favor! —Grité con la poca voz que me quedaba.

—Es lo mejor, alteza. —

Y al final, se alejó, huyendo por dónde había llegado, dejándome con el corazón estrujado y unas inmensas ganas de llorar.

Ella se había ganado mi corazón en poco tiempo, así como en poco tiempo estaba aprendiendo a quererla, me gusta, me gusta la persona en la que me convierte, me gusta estar a su lado, solo ella me transmite paz, amor, libertad y felicidad con el solo roce de su piel con la mía, o con solo mirarla a los ojos.

—¿Y el bombón? —Preguntó Laura entrando al salón.

—Se fue. —Sollocé.

—Dani. —Sus brazos rodearon mi cuerpo permitiéndome derrumbarme en ellos.

Es horrible el sentimiento de sentir que tienes todo, y de un momento a otro lo pierdes. Yo no podía dejar que ella se fuera así como así, yo sí confiaba en que si coincidíamos era por algo, necesitaba a María José Garzón en mi vida, y la tendría en ella de la forma y de la manera que sea.

Si planeaba reinar sola, sin la necesidad de un hombre, debía empezar a hacer las cosas sola, o al menos, con solo la ayuda de mi mejor amiga, no dejaría que los comentarios de la reina quebraran la primera cosas bonita que sucedía en mi vida.

La chica de ojos verdes tenía que estar en mi vida, y si algo fuerte pasaba, haría lo que fuera porque permanezca a mi lado.

Mientras esos pensamientos llegaban a mi mente, me permití llorar en los brazos de mi mejor amiga que me susurraba "Todo estará bien".

—¿Me explicas qué fue eso, Dani?

La voz de mi padre sonó dentro de aquellas paredes.

Me tembló todo.










HOLAAAAAAA!!!

¿Qué creen que pase?






Kuquiss Soria ❤️

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