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By DaniiAlbarn

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Ha pasado mucho tiempo desde que Ayane dejรณ atrรกs la aldea, pero ha decidido que es hora de volver al lugar... More

Prรณlogo
Capรญtulo 1: Regreso inesperado
Capรญtulo 2: ยฟPaternidad?
Capรญtulo 3: Noche de trabajo
Capรญtulo 4: Peligro en el bosque
Capรญtulo 5: Situaciones imprevistas
Capรญtulo 6: Sobreprotecciรณn
Capรญtulo 7: Reuniรณn en el hospital
Capรญtulo 8: El sentir del Hokage
Capรญtulo 9: ร“rdenes del Hokage
Capรญtulo 10: "No siempre debe salir mal, Kakashi"
Capรญtulo 11: Una vieja sensaciรณn familiar
Capรญtulo 12. Cambio de planes
Capรญtulo 13 Segundas intenciones
Capรญtulo 14: Se acerca una tormenta
Capรญtulo 15: El largo camino a casa
Capรญtulo 17: Visiรณn futura.
Capรญtulo 18
GALERIA

Capรญtulo 16: La mano negra del destino

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By DaniiAlbarn

Seiryú avanzaba veloz a través de los diferentes paisajes que su viaje de regreso a casa le presentaban. Paisajes que pasaban desapercibidos ante su mirada, pues esta se mantenía estática hacia adelante. A ese ritmo y haciendo uso de su poder, no le tomó mucho estar de nuevo en Konoha al amanecer. Conforme más se acercaba a donde se encontraba Ayane, más notaba que ella se encontraba debilitándose a cada segundo que pasaba.

Ayane: B-bienvenido de vuelta... Esperaba verte antes. -Dirigió su mirada a la ventana de la estancia, a la par que esta se abría súbitamente dando paso al voluptuoso cuerpo humano del dragón.

Seiryú: ¡!

Ayane: Lo sé, estaba tan sorprendida como tú cuando desperté. Nunca antes el jutsu se había roto de esta manera. Ya lo resolveremos luego, ¿te importaría devolverme mi chakra?

Seiryú: Sí, lo lamento. -A través de posiciones de mano, volvió a sincronizarse con ella.

Ayane: ¡Ah, mucho mejor! -En cuestión de segundos, volvió a la normalidad. – Pakkun me puso al tanto de la situación, ¿dónde está Kakashi? Tenía entendido que volverían juntos. -Seiryú apartó su vista de la de ella y permaneció callado.

Gai: ¿O-ocurrió algo? -Al notar su reacción, decidió intervenir entre ambos, temiendo lo peor.

Seiryú: Nada de qué preocuparse. Lo único que ocurre es que Ayane tiene como prometido a un engreído.

Gai: -suspiró aliviado. -Y no lo conociste de niño...

Ayane: ¿Tuvieron diferencias?

Seiryú: Algo así. Estará aquí, cálculo que al anochecer. -Sin decir nada más, dirigió su andar hacia Raiden, quien dormía recostado sobre el regazo de Ayane. -No te preocupes, él está bien.

Ayane: Lo sé, no estarías tan tranquilo si fuera de otra manera. Pero, quiero saber qué ocurrió entre ustedes.

Gai: Creo que ustedes dos tienen mucho de qué hablar, regresaré con Lee.

Ayane: Gracias, Gai.

Gai: Si necesitas algo más, házmelo saber. -Sonrió con su pulgar en alto y regresó a la habitación de Kakashi. Habitación que Ayane dejó que ocuparán mientras ella esperaba el regreso de Seiryú en la sala.

Seiryú: Quizá deberías descansar también.

Ayane: Nah, estoy bien, dormí por una semana y ahora me siento como nueva. ¿Y bien? Soy todo oídos...

El sol comenzaba a salir, parecía un buen momento para salir de la cama y emprender el viaje de regreso a casa. Recordó que había prometido alcanzar a Seiryú, pero aun estando en su mejor condición nunca lo hubiese logrado. Pero, a decir verdad, se sentía más aliviado al tener que viajar solo, su presencia y las diferencias que habían tenido, lo hacían sentirse incómodo, la personalidad y actitud cuando estaba lejos de Ayane, era totalmente diferente a la que mostraba estando ella presente y eso le disgustaba. -Bueno, al menos no tendré que volver a trabajar a solas con él. -Se dijo a sí mismo, al mismo tiempo que ajustaba su banda. Tan pronto estuvo listo, abandonó su habitación para reunirse con el Raikage, antes de irse, debía despedirse y agradecer su hospitalidad, además de recordarle, aquél "encargo" que le había hecho.

A medida que se alejaba del País del Rayo, el paisaje que se abría ante él se tornaba árido y rocoso, además de frío. Aceleró el paso para no perder demasiado tiempo en atravesar la frontera, pero a medida que avanzaba, el clima se tornaba nuboso, tanto, que era difícil poder ver a través de las espesas nubes que se presentaban ante él.

-Sin duda, esto dificultará mi andar... además, me pone en desventaja. -Pensó.

Volvió sobre sus pasos, miró a su alrededor y vio a lo lejos una bifurcación que se abría entre dos rocas y parecía no tener aquella misma y espesa bruma. Sin saber si aquél nuevo camino que se abría ante él, sería un atajo o un sendero sin salida, decidió tomarlo y arriesgarse a ver a dónde lo llevaba.

Logró adentrarse con facilidad, tal y como percibió de lejos, la vista era mejor a través de ese camino, pero con cada paso que daba, el espacio se tornaba más pequeño. Pronto tuvo que pegarse a una de las paredes para poder seguir avanzando. Avanzó un rato por las estrechas paredes hasta que llegó al final de ellas. Su único camino se había vuelto demasiado estrecho como para pasar a través de él; al otro lado apenas se alcanzaba a ver con claridad.

Se sintió frustrado por el tiempo que había perdido, pero inclusive estando en su situación, algo había despertado en él, el deseo de continuar, la incógnita era cómo. Hasta que se le ocurrió algo.

La situación era desventajosa, se encontraba atrapado entre dos rocas y apenas tenía espacio para moverse. Era imposible mover la parte superior de su cuerpo, en cambio, sus piernas contaban con mayor espacio, era como si aquel lugar fuese una "Y" invertida, o eso le parecía a Kakashi. Aquella estructura no supondría un peligro de derrumbe, así que, juntó chakra en la planta de sus pies y golpeó con fuerza la pared a sus espaldas.

¡Craaaack!

Todo retumbó a su alrededor. El sonido de las rocas abriéndose acompañadas de un montón de rocas fragmentadas desmoronándose detrás de él inundaron el lugar. Sintió como el muro que sostenía su espalda comenzaba aflojarse y agrietarse.

¡Craaaack! Volvió a golpear con más fuerza. Esta vez en cuanto tocó la débil estructura, esta se vino abajo. El cuerpo de Kakashi fue lanzado hacia atrás, a la par que caía sobre un montón de tierra y rocas. Se incorporó rápidamente, pues la brecha que acaba de abrir, continuaba dejando caer rocas, hasta que un pequeño derrumbe cerró nuevamente el camino. Al menos había conseguido salir del estrecho sendero.

Se sacudió el polvo de los pantalones y miró a su alrededor. El ambiente era húmedo y apenas podía ver. Bajo sus pies había agua estancada y el constante goteo de agua cayendo era lo único que se lograba escuchar. El País del Rayo estaba rodeado por rocas y nubes, pero lo que protegía la entrada a la aldea era el mar, seguramente aquel lugar era cubierto por la marea cuando esta subía.

Un rayo de luz pálida procedente de alguna parte de aquella cueva, iluminaba el agua y le regalaba un poco de visibilidad. Una vez que sus ojos se acostumbraron a la poca cantidad de luz, se percató de que lo que parecía no tener salida, contaba con un sendero por el que corría agua. Sin más opciones se dispuso a seguirlo casi de manera inconsciente. Una extraña sensación lo hacía continuar sin desistir y sin cuestionarse si era realmente la mejor de las ideas. Conforme avanzaba, aquel rayo de luz pálida tomaba fuerza, pronto dejó de ser un rayo y se volvió una luz cegadora. Los rayos del sol lo golpearon abruptamente cegándolo momentáneamente, acompañado de una suave y deliciosa pero helada brisa.

Cubrió sus ojos con su mano y poco a poco fue logrando ver mejor. Había salido de aquella cueva y ante él se abría un amplio bosque entre árboles verdes, naranjas y secos, situado entre rocas. Le pareció increíble como es que existiera algo así, era como tener todas las estaciones del año en un solo lugar. Nuevamente algo dentro de él lo hizo continuar, pero esta vez estaba seguro de que no era buena idea hacerlo, había algo en ese ambiente que lo hacían sentirse inseguro.

Durante su trayecto a través de los árboles, la silueta de un gran ave paso sobre él, llamando su atención. Sin detenerse, la miró. Su plumaje era amarillo casi dorado y su tamaño asemejaba al de una persona adulta.

-Bijon. - Recordó su nombre. -No hay duda, es el ave de la que Gai hablaba. No puedo creer que sea real... oh bueno, pues si ya estoy aquí, supongo que puedo cumplir con su reto.

Sin quitar la vista de aquella ave, siguió su camino con la intención de seguirla y poder obtener una de sus plumas, sin embargo, con cada paso que daba, su corazón palpitaba cada vez más rápido y un temor lo embargaba.

Ya había pasado algo de tiempo y Bijon no parecía tener intención alguna de detenerse. -Vamos, ¿cuánto tiempo me tendrás corriendo detrás de ti? -Dijo comenzando a impacientarse. Su percepción del tiempo se encontraba perdida, pero estaba seguro de que pronto oscurecería o eso creía, las estaciones combinadas de ese extraño lugar, dificultaban saber con exactitud en qué momento del día se encontraba. El ave soltó un graznido que lo sacó de sus pensamientos, al fin parecía frenarse. Se detuvo para observarlo y notó como se adentraba a lo alto de una cueva oculta sobre la zona más alta de un acantilado.

- No me lo vas a poner fácil, ¿verdad Gai? – Se dijo en tono sarcástico. De mala gana se dispuso a subir, después de todo ya había llegado hasta ahí. De manera ágil escaló cada peldaño hasta llegar a su objetivo. Antes de entrar, de manera cautelosa miró a través del borde, no sabía si aquella criatura supondría un peligro, por lo que tuvo cuidado. Observó como el ave extendía sus enormes alas y las dejaba caer.

-Kakashi Hatake, es un placer conocerte. Pasa querido, es de mala educación espiar. -La voz de una mujer mayor proveniente de ese lugar lo hizo sobresaltarse y sentir escalofríos. -Vamos, pasa, pasa.

Bijon dirigió su viste hacia él. Sus ojos eran diferentes, uno rojo y el otro negro, pero con una profunda e intimidante mirada. Sin más remedio, subió y cautelosamente entró buscando a la mujer que lo llamaba, sabía que el ave no pudo haberle hablado o de eso quería convencerse.

Kakashi: Me ha descubierto, muéstrese. -Preparó y empuñó con fuerza un kunai.

-Pero querido, no pensarás atacarme en mi propia casa, ¿verdad? – Avanzó hasta ponerse delante de él. -Mi nombre es Obaba Tengu y como ves, no soy más que una anciana, no presento ningún peligro para un ninja como tú.

La mujer sostenía una lámpara de aceite frente a ella, la tenue luz iluminaba la caverna en la que se encontraban. Echó un recorrido rápido a través del lugar, realmente la había acondicionado para vivir ahí. Platos, trapos viejos y unos cuantos muebles mal construidos estaban colocados por todos lados; de alguna manera, resultaba acogedor. Terminó por poner su vista sobre ella. Era una anciana,su nariz larga y afilada resaltaban por sobre todo su rostro el cual,  estaba cubierto de arrugas con la piel rosada, casi rojiza;  sus ojos permanecían cerrados, pero aún así podía sentir como si lo mirase. No parecía tener dientes , y sus ropas estaban desgastadas, al igual que su largo cabello canoso que caía sobre sus hombros. Realmente, le parecía increíble como alguien de su edad había logrado subir hasta ahí y sobrevivir sola.

Kakashi: Lo lamento. -soltó su kunai, pero no bajó su guardia, había algo de ese lugar que no le agradaba ni lo hacía sentir tranquilo. -¿Cómo es que me conoce?

Obaba: Oh querido, dime quién no conoce al gran Kakashi Hatake, sexto Hokage, hijo del Colmillo Blanco de Konoha, el ninja que copia, y la lista sigue y sigue...

Escuchar que supiera quién era por medio de su padre, lo hizo sentir escalofríos. No era un secreto, pero definitivamente era algo que no cualquiera sabía. -Perdone que pregunte, pero ¿cómo es....

Obaba: ¿Que conozco a tu padre? -Lo interrumpió. -Lo conozco a él y a cada miembro de tu aldea. Cada ninja de cualquier nación. Pero ellos no importan hoy, sino tú. Encontrar este lugar no es coincidencia, querido, estaba escrito en tu línea del tiempo. Llámalo destino, si quieres, pero tú y yo debíamos encontrarnos aquí el día de hoy y no te irás de aquí hasta tomar una decisión.

Kakashi: ¿Qué eres y qué es este lugar? -Se preguntó más a sí mismo, estaba confundido, tratando de darle credibilidad a lo que estaba pasando. La mujer soltó una risilla.

Obaba: Soy una bruja del tiempo y mi deber en este mundo es cuidar que los sucesos escritos en la línea del tiempo se cumplan. Sé todo de todos, algunos con destinos ordinarios, pero otros, con un destino prometedor, capaz de cambiar el rumbo de la historia... Tú conocerás al chico de la profecía, aquél que trajo paz durante las guerras.

Kakashi: ¡Naruto!

Obaba: Sabía que lo conocías, después de todo estuviste ahí. Una pena que el gran Jiraiya no viera lo que el chico que él mismo formó, logró.

Kakashi: De acuerdo. Creo que ya entendí qué o quién eres... Ahora dime, ¿qué es lo que debo aprender aquí?

Obaba: Nada ocurre por casualidad, Kakashi. Sólo pocos logran encontrarme, aquellos como Jiraiya, en los que recae la responsabilidad de tomar la decisión de cambiar el rumbo de la historia. Él, como tú, estuvo aquí y tuvo que tomar la decisión de aceptar que las cosas pasaran como lo hicieron para que todo ocurriera del modo del que tú y los demás lo conocen. Una valiente y sabia decisión. Y como sabes, no puede haber un gran cambio sin un sacrificio.

Kakashi: Ya entiendo hacia donde va todo... ¿Qué es lo que debo hacer?

Obaba: Como recompensa por llegar hasta aquí, te dejaré echar un vistazo a la mejor variante de tu futuro, pero, me temo que no podré decirte qué decisión de las que tomes de ahora en adelante, te llevarán a él. Para cumplir con lo que marca la línea del tiempo, deberás ver un suceso en el que sólo tú podrás decidir qué es lo que debes hacer para no alterar el rumbo de las cosas.

Kakashi: Entiendo.

Obaba: Lamento que hayas sido tú el elegido para cumplir con esta nueva profecía. Pero nadie más que tú, sería capaz de aceptarlo, el conocimiento siempre tiene un precio. Si estás listo, empecemos, no quiero retrasarte más en tu viaje, hay alguien que espera con ansias tu regreso a Konoha.

Agobiado y resignado, tomó aire preparándose para lo que venía. -Adelante.

Sin decir nada más, Obaba tomó el rostro de Kakashi entre sus viejas y cálidas manos, lo miró fijamente, sus parpados se levantaron y dejaron ver los ojos bicolor de Bijon, los ojos del ave, ahora eran los suyos. 

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