Luz entre la oscuridad [RenSh...

-Louli tarafından

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Kyoujuro Rengoku era esa luz entre la oscuridad atemorizante en la que vivía su día a día Shinobu, tan capaz... Daha Fazla

Único capítulo

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-Louli tarafından

Título: Luz entre la oscuridad.

Cantidad de palabras: 3.148

Pareja: RenShino.

Advertencias: AU normal.

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"El señor Kyoujuro Rengoku ha muerto, lo lamentamos, Kocho."

    ¿Conocen lo que se siente que se te caiga el mundo, que tu corazón se rompa como un frágil pétalo y que tu garganta tenga un nudo, pero aún así simular que no pasa nada?

    Porque Shinobu siempre lo experimentó desde que perdió a manos de asesinos a toda su familia, aquella que fue buscada una por una solo por las riquezas que tenían.

    Aún recordaba la muerte de su hermana mayor, quien una noche repentinamente la dejó al cuidado de la familia Tomioka, para ser encontrada muerta horas más tardes. Desde ese momento, su actitud arrogante y egoísta cambió, mostrando una ligera y falsa calma ante las situaciones y afrontando la muerte de cada uno de los Tomioka solo por protegerla.
Todo fue cuestión de tiempo como para que dejen de buscarla, sabiendo que no había heredado nada y ni ella sabía dónde se encontraba el dinero que tanto ansiaban.

    Pasó la tortura de ver morir a todas las personas que amaba, hasta alguien como Giyuu —que había aprendido desde antes que llegara que las muertes a veces eran inevitables— tuvo fe en ella. Él antes de morir tomó su mano susurrando "llora, ríe, abre tu corazón y grita, pero deja de fingir que eres fuerte, ya no mientas y no niegues tus sentimientos, eso solo te hará alguien tan odiable como yo, Shinobu. Mi muerte es inevitable, la tuya se puede postergar."

    Esa noche luego de esconderlo por mucho tiempo, gritó y lloró, sosteniendo el cuerpo inerte de aquel que la cuidó. Pero no fue capaz de hacerle caso a sus palabras, no era capaz de abrir su corazón ni con su propia amiga. Temía demasiado, pensaba que si le mostraba todo lo que llevaba dentro, aquella sensible joven quedaría traumada o se la llevaría la tan odiada muerte, como siempre ocurría.

    No quería sacrificar más vidas. Odiaba ser un ángel envenenado por la sangre del diablo.

    Mas, tal como su hermana alguna vez sentenció, conoció a Kyoujuro Rengoku y sus descoloridos ojos tomaron un rumbo diferente. Los matices que antes eran blanco y negro se transformaron en colores cálidos, llenos de vida y sin rastros de sangre. Era un hombre tan hermoso y amable que la dejaba sin palabras, nunca conoció a alguien tan puro, aquel que no fingía para luego llevársela a la cama.

    “Buenos días Kocho Shinobu, soy el policía que investigará tu caso. Llámame Rengoku y a cambio déjame tratarte por tu apellido ¿quieres? Vayamos de a poco, esto será difícil, pero juro que haré justicia”

    27 años, voz calmada a la hora de tratar temas serio, manos grandes que acariciaban las suyas buscando calma en su mirada y ojos llenos de esperanzas. Encantador, apuesto y con la sonrisa de un ángel.

    Pero él era un ángel diferente a ella, porque no había ni una pizca de mentira en sus actitudes, todo salía directo de su corazón. Se notaba que era alguien que no había experimentado traumas fuertes o al menos los había superado con una notable fuerza de voluntad.

    Fue justo lo que Shinobu necesitaba para sanar su corazón, una persona que sea capaz de amar de una manera tan pura como su forma de pensar.

    Lo veía día sí y día también, a veces por su caso y otras porque simplemente le apetecía invitarlo a salir, tomar un café, quedar en una plaza. Pequeñas cosas que sabía le encantaba hacer con alguien como él, incapaz de negarse hasta a sus caprichos más tontos.

    Se sentía segura a su lado y hasta la entrenaba para tener algunas técnicas al menos, en caso de emergencia. Además, ella nunca dependió de nadie ni lo haría teniendo 25 años, quería entender las situaciones por sí misma. Solía fallar en los entrenamientos cuerpo a cuerpo, siendo derrotada fácilmente por alguien que mínimo la pasaba por 20 centímetros. Caía al suelo, una, otra y otra vez, pero aún así él la levantaba y curaba sus heridas.

    Porque Kyoujuro era el ángel con el que Shinobu soñó en cada tragedia de su vida y la estuvo ayudando a mano firme durante 3 años. Era su prometido, se iba a casar con él en un mes, un mes antes de que le avisaran su muerte.

    Él le dijo que no la abandonaría, que volvería. A pesar de sus malos presentimientos besó su frente y sentenció su ida. Solo debía quedarse, dejar morir a esa familia de gente rica a manos de los ladrones, ¿era tan difícil? Con ella siempre fue así, la justicia nunca llegó a tiempo.

    ¿Por qué no dejaba que hubieran más personas como ella?

    Oh, claro, porque él se había predispuesto a salvar vidas como principal objetivo, no era un cobarde que huiría de su destino. Shinobu se lo tuvo que esperar, pero se había encariñado tanto con él que prefirió hacer oídos sordos.

    Sabía que algún día sus buenas intenciones lo iban a llevar al encuentro predestinado con el paraíso, porque él acababa de cumplir su misión. Guiarla hacia su propio camino cuan ángel guardian.

    Y era doloroso, porque ella no podía terminar de tragarlo. ¿Kyoujuro salvó a todos él solo? Eran como 10 rehenes allí, exparsidos por todos lados, se pretendía imposible.

    —Es como alguna vez le dije: tus acciones buenas te van a llevar a la perdición —musitó apretando su blusa en la parte del pecho—. Pero lo que era perdición para mí, para él significaba "hogar".

    —Shinobu —llamó a su amiga ante el tono débil.

    —Me siento mal, realmente mal —confesó dejando caer las lágrimas por su rostro mientras sus piernas flaqueaban, cayendo directas al suelo—. Quiero vivir... Pero no así, por Dios.

    A Mitsuri la conmocionó oír a su amiga hablar acerca de cómo se sentía, suponiendo que siempre mentía al respecto; y el simple acto de caer, sosteniendo la placa de policía de su pareja, provocó un picor en la garganta de la contraria, quien se atrevió a abrazarla con todas sus fuerzas.

    Y Shinobu estaba cansada de oír "Todo algún día estará bien" porque parecía destinada a perder todo aquello que amaba. Ya no quería que todo algún día se solucione, lo necesitaba en ese momento, cuando los policías la observaban con lástima y Obanai, el compañero que llegó tarde a la escena, mordía sus labios con fuerza bruta.

    Todos le dieron su espacio a ambas mujeres, yéndose de la zona y dejando solo a Obanai junto a aquellas. Unos minutos Shinobu siguió llorando en el pecho de su amiga, entre que reflexionaba en la sonrisa del que iba a ser su marido y lo que ahora sería verlo con completa calma, despidiéndolo para siempre.

    Aún no estaba preparada para ver su rostro pálido, las ciento de personas que ha salvado llorando y su padre aferrándose a ella, pidiendo perdón como si fuera su culpa. Ya lo podía imaginar a Shinjuro, luego del trato horrible que le dio tanto a ella como a su hijo, pero no sentía resentimiento, ese hombre al menos era más humano que ella.

    Finalmente se despegó de Mitsuri, incapaz de mirarla a los ojos por todo el orgullo acumulado en la punta de su corazón. Nunca lloró delante de alguien más que Kyoujuro, ni siquiera delante de los Tomioka y estaba tan poco acostumbrada a mostrar ese lado débil que creía que sería juzgada.

    Porque alguien tan horrible como ella no debía de dar ese tipo de lástima.

    Mantuvo la cabeza baja, oyendo los pasos de Obanai acercarse con suma lentitud. Mentiría si dijera que en ese momento no lo odiaba, ese cobarde que se salvó el trasero dejando a uno de sus amigos solo, confiando en él como si fuera un todo poderoso.

    Maldito sea él y todos los demás que llegaron tarde. ¡Siempre todos llegaban tarde! Nadie era tan considerado como Kyoujuro, que no perdía ni un minuto de tiempo. Todos en esa comisaría eran unos conformistas, no pensaban en nadie más que en sí mismo y el dinero que ganaban haciendo agua.

    —Kocho, no me serviría de nada disculparme, sé que eso no va a traer a tu pareja...

    —Y a tu amigo, al menos recuerda eso —resaltó con filosas palabras.

    —Y a mi amigo, pero realmente el trabajo de Rengoku dio frutos, todos los informes respecto a tu caso fueron hechos por él mismo y entregados la mañana antes de irse. Tenemos todos los datos que necesitamos y estamos siguiendo su plan, si todo sale de acuerdo a lo escrito atraparemos a aquellos que destrozaron tu vida y la de cientos de personas más. Así que por favor déjame agradecerte por haber ayudado todo este tiempo, sin la fuente principal de información nunca hubieramos llegado a donde estamos.

    Shinobu pudo verlo haciendo una reverencia como si en serio tuviera que agradecerle a ella, alguien que deseó que Kyoujuro no salvase más vidas y se quedase a su lado por siempre, abandonando a la suerte de uno mismo a aquellos destinados a morir.

    ¿Cómo alguien tan bueno puede cambiar el destino de otros? ¿Cómo puede convertir muerte en vida? ¿Cómo siquiera pudo quitarla a ella de su abismo?

    ¿Es que acaso lo merecía?

    —Y si eso no es suficiente, planeo recompensarte, te daré una gran suma de dinero para que tú puedas vivir a gusto y sin preocupaciones mayores.

    —¿Dinero? —sus ojos finalmente se enfocaron en los que poseían heterocromía—. ¿Me estás tomando el pelo? ¡Tienes que estar bromeando! ¿Te piensas que quiero el dinero de una basura como tú, alguien que no es capaz de ayudar a los otros y mira con superioridad a los que sí hacen algo? Vete a la mierda, tuve que soportar tu actitud arrogante en mi hogar y verte denigrando a Uzui, alguien que salvó más vidas que tú al menos.

    Se dice que cuando uno guarda demasiado sus sentimientos, al momento de explotar lo hace de una manera aterradora y dice cada cosa hiriente que pasa por su cabeza. Shinobu era de esas personas, alguien que guarda sus aspectos negativos y malas opiniones simulando decirlas en forma humoristica, aquella que durante años no explotaba con nadie y con el único que lo hacía era con Kyoujuro en las pocas discusiones que tenía.

    Sabía que sus palabras al momento de enojarse eran hiriente, lo notó una vez que vio llorar a su pareja, preguntándose qué hizo mal. Él nunca lloraba, decía no tener motivos para hacerlo, pero la mayoría de veces que lo vio de esa forma fue por su culpa.

    Pero esta vez deseaba herir al imbécil en frente suyo.

    —Eres tan asesino como los que planean atrapar, tienes y tendrás por siempre tus manos manchadas de sangre inocente.

    —¡Basta Shinobu! Por favor, ya cálmate, vamos, iremos a mi casa.

    Mitsuri tomó de los hombros a su amiga que ya se había levantado, guiándola hacia la puerta, no sin antes ver la actitud de Iguro, quien observó sus manos y musitó una adolorida disculpa. Pobre, él creía hasta con los ojos cerrados en Kyoujuro.


Más tarde, en la casa de Mitsuri, Shinobu se quitaba la blusa, dejándola caer en el frío suelo del baño, al lado de sus jeans y junto a su broche de cabello. Podía oír a Mitsuri cantando una canción desde afuera, mientras hacía sus deberes e intentaba alegrar el ambiente. Pero ella solo era capaz de mirar el espejo en frente suyo que mostraba su pequeño cuerpo desnudo, recordando las veces que su pareja se había bañado con ella, sin motivo más que gusto, o cuando solía acariciarla.

    Tenía algunas marcas en el vientre y pecho, pero estas habían sido realizadas por todas las veces que intentaron secuestrarla. Eran cicatrices horribles, pero él las acariciaba y besaba, diciendo que estas demostraban lo fuerte que había sido durante todo ese tiempo.

    Decía que ella era la mujer más hermosa que hubiera conocido... ¿O dijo venenosa? Por la dulzura con la que salía cada palabra, simplemente no podía recordarlo.

    Veía su rostro, estaba más decaído que de costumbre, se podían notar unas diminutas arrugas, de esas que se formaban cuando más enojada estaba. Solía ponerse una crema para que se no se notasen, pero hoy simplemente no tenía esas intenciones, hasta estaba llena de cansancio, mas se debía de bañar para despabilarse y distraerse un momento de la forzada actitud de Mitsuri al intentar animarla.

    La preocupaba tanto que era deprimente, porque los de su alrededor siempre se preocuparon más por ella que ella misma. Otro suspiro escapó de sus labios y finalmente sus pies danzaron por el peligroso y resbaladizo suelo, sin temor alguno a caer, si la muerte debía llegar entonces que llegue, no había forma de detenerla.

    Sus pies y manos hacían movimientos ligeros, tal como las danzas occidentales que realizaba de adolescente, esas a las cuales su hermana le encantaba ir a ver y que le daba muestras exclusivas a Kyoujuro. La sonrisa de su hermana y la de Kyo eran parecidas, no había ni una pizca de maldad en ellos ni tampoco falsedad. Hasta sonreían por tonterías, causando, en su momento, la risa de Shinobu, una mujer que no entiende el significado de sonreír sin motivos.

"¿Por qué sonríes?"

"Por la luna. ¿No te parece que está hermosa?"

"Está igual que siempre, no te puedo entender, Kyo."

"Yo creo que está más brillante por Kocho.
La luna está enamorada del sol, la única diferencia es que el sol no es capaz de percatarse, porque se siente ocultado por ella y su belleza. Todos prefieren el paisaje de la noche antes que el del sol, pero yo soy una excepción, me encanta pasar tiempo viéndolo. Amo la luz que él transmite incluso sin darse cuenta."

"Es una historia bonita."

"Algún día vas a entender quiénes son los protagonistas de esta."

    Finalmente cayó en la tina llena de agua, pero ni siquiera fue tan fuerte el impacto. No cayó con delicadeza ni se tropezó, todo fue apropósito, no quería ver la belleza de la luna porque ya entendía quienes eran los protagonistas de esta historia.

    Ella era el sol y él era la luna, la trágica historia, aquella que demuestra que ninguno de los dos pueden volver a tocarse, pero sí observarse desde atrás sin que el otro nunca se dé cuenta. Era amor al fin y al cabo, uno que ya no se podía dar porque estaban separados tras las circunstancias.

    Ahora ella había conseguido ver el brillo que transmitía, ese que Kyoujuro amaba como cuando su sonrisa era sincera. Pensaba en que de no haber sido por él nunca hubiera conseguido salir del círculo vicioso llamado "vida o muerte", y las lágrimas se volvían a derramar a pesar de que estuviese bajo agua.

    "¿Te imaginas tener un hijo con el brillo de tu sonrisa y la oscuridad de tus hermosos ojos?"

    "¿Brillo? Estás loco, Kyo, tú eres el único capaz de brillar solo con sonreír."

    "No, cariño, nunca fui el único."

    Podía recordar sus labios chocando con los suyos, en un beso nostálgico para calmar la tristeza dentro de ambos, para olvidar por un momento que en aquel entonces estaban pasando un momento díficil. Y se mantenía aún más bajo el agua, perdiendo el aire por cada burbuja que salía de su boca.

    Extrañaba su olor a limón por la mañana a pesar de que hace dos días lo había sentido. Porque él siempre que volvía abría la puerta y corría a abrazarla como si se tratase de un niño pequeño, luego se dejaba peinar el cabello y de allí desprendía ese agradable aroma.

    Lo amaba demasiado y no podía terminar de entender porqué la había abandonado de esa manera tan heroica. Pero sabía que por mucho que se hundiera eso no lo volvería a la vida ni tampoco lo satisfacería saber que su amada murió ahogada por los fragmentos que quedaban de él. Esta vez deseaba devolverle el favor a Kyoujuro y vivir la vida que él ya no podría disfrutar; recorrer Inglaterra, el país que él deseaba explorar, probar el mate de Argentina, ese por el cual le agarró curiosidad tras algo tan trivial como ver un video en Youtube acerca de su preparación, y finalmente formar una familia tal como la que soñaron últimamente tras la emoción de estar por casarse y el atraso de Shinobu.

    ¿Ella y un hijo? Sí, nunca lo hubiera pensado así, vivir con el descendiente de su pareja, eso sonaba bien, aunque fuese imposible...

    Finalmente salió del agua, respirando profundamente y viendo la puerta abrirse de golpe junto al grito de Mitsuri quien la llamaba desesperada. Aturdida y confundida parpadeó un par de veces hasta estar segura de qué le había picado a su amiga.

    —¡Shinobu, por Dios, no me asustes así!


    —¿Qué hice?

    —Te estuve llamando por ocho minutos y no contestabas, pensé que te habías ahogado —comentó con su voz rompiéndose y las lágrimas cayendo, siendo tan sensible como siempre—. Creí que te irías, no me asustes así.

    —Mitsuri, lo lamento, no había oído nada y sabes que no te dejaría. ¿Quieres quedarte aquí hablando? Debo terminar de bañarme, pero no quiero que te preocupes.

    —¡Ah, verdad, estás desnuda, lo lamento! —comentó entre lágrimas y un sonrojo por ver el cuerpo de su amiga.

    —No pasa nada, no tengo pudor porque veas mi cuerpo desnudo, eres como mi hermana así que siéntate por ahí y háblame de lo que quieras.

    El tono calmado que transmitía, completamente diferente al de hace unas horas, provocó que la Kanroji se sintiera engañada otra vez, como si ella mintiera. Pero podía notar por sus ojos que estos realmente no eran tan oscuros sino que más bien marcaban un lila iluminado por la luz de la luna. Esta vez, un poco más confiada, se acercó y se sentó al lado de la tina, notando que el suelo estaba un poco mojado, pero sin importarle.

    Observó el rostro de su amiga, parecía mirarla con ternura, pero aún las lágrimas caían de esos ojos, simulando ser simples gotas de agua que contenía la tina.

    —Shinobu, todo va a estar bien.

    —Algún día.

    —No, desde hoy todo va a estar bien, no puedo prometer porque no conozco qué quiere el destino, ¡pero si es por Shinobu yo voy a luchar para que ella sea feliz y pueda reencontrarse algún día con alguien que haga latir su corazón con tanta velocidad!

    Shinobu le dio una sonrisa sincera, agradecida por la determinación de la muchacha y tomando la mano de esta, llegando a entrelazar sus dedos.

    —Gracias por ser mi amiga, Mitsuri y no temer por tu vida ante el peligro que soy.

    —A veces temo, pero mi amistad con Shinobu es más importante que cualquier miedo. Por eso me quedaré aquí, todo el tiempo que necesites y te haré saber que ahora tú llevas la luz capaz de iluminar cualquier oscuridad. Llevas la luz de Rengoku.

Nota de autor: Tengo el combo completo de las historias RenShino. City of stars, la historia medianamente larga, I love you, la historia corta y Luz entre la oscuridad que permanecerá como one-shot. Espero les haya gustado tanto como a mí ♡

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