El vehículo aceleró y se marchó con Félix en él, llevándose todas las esperanzas que le quedaban a Anastasia.
— ¿Qué decías sobre el amor que todo lo puede? — La burla en el tono de voz de Erick la sacó de quicio.
— ¡Eres un descorazonado! ¡¿Por qué tienes que arruinarlo todo?! — Dentro de su mismo dolor y las lágrimas que no dejaban de caer por sus ojos tristes comenzó a lanzar golpes contra el pecho de Erick, quien no se movió en lo más mínimo. — ¿Por qué siempre tienes que salirte con la tuya?
Sintió los brazos de Erick rodeándola en cuanto su llanto se hizo casi imparable, transmitiéndole el calor de su cuerpo. — Eso es porque sigues confiando en las personas equivocadas.
— ¿Y en quién se supone que debería confiar? ¿En ti? No me hagas reír — Anastasia lo apartó, secándose las lágrimas combinadas con maquillaje corrido en su rostro. — Lo conseguiste, me has capturado ¿Estás contento ahora? ¡Bien! Continuemos con esta maldita farsa y terminemos con todo ¡¿Qué más da?! Ya arruinaste mi vida ¿Qué más puedes empeorar ahora?
No se dio el tiempo para escuchar la respuesta de Erick, sumergida dentro de su misma furia arrastró el vestido de regreso.
— ¡Dios mío! ¡¿Pero qué te ha pasado?! — Los gritos de Gael regañándola resonaban por todo el edificio. — ¡De nuevo te ves como un mapache! Y tú cabello... ¡¿Por qué sigues llorando?! ¡Sécate las lágrimas antes de que todo mi trabajo se arruine más!
Y por ese pequeño incidente la boda se retrasó un par de horas más.
* * *
Nunca había asistido a una boda donde la novia no fuera escoltada por su padre, tampoco había damas de honor caminando delante de ella ni pequeños niños tratando de no dejar caer los anillos mientras caminaban. La inmensa puerta de madera se abrió para ella al inicio de la tradicional música para bodas, en los oídos de Anastasia se sentía como si tuviera un martillo golpeándole la cabeza sin piedad en un recordatorio constante de su sacrificio.
Erick ya estaba esperándola al final de su recorrido sobre una alfombra roja en medio de hileras de sillas vacías, además de los novios y quien los iba a casar solo estaban Emily y Gael sentados en la primera fila, en su rostro había una gran decepción, lo comprendía, Anastasia tampoco se esperó que no hubiera ningún invitado además de algunos paparazzis colados al final, casi imperceptibles.
Y allí estaba, luciendo hermosa para alguien que jamás lo valoraría. Caminando hacia al altar de la mano de nadie, porque no había nadie para entregarla, rumbo hacia su nuevo futuro donde se convertía en la marioneta legal de Erick.
Por un momento quiso salir corriendo, sin embargo ¿A dónde huiría? No tenía trabajo, ni casa propia, tampoco familia ni amigos que pudieran tenderle la mano, Erick se había encargado de ponerla en una posición donde no le quedara de otra que aceptar su ayuda.
— Estamos aquí reunidos para... — Anastasia se aburrió en cuanto comenzó el discurso, decidiendo no escuchar semejante mentira. Erick la tenía tomada de la mano, no podía quitarla mientras las cámaras estuvieran apuntando a ellos, solo sonrió y siguió pretendiendo que no era el día más espantoso de su vida. — Bien, Erick Alexander Russo ¿Aceptas a Anastasia como tu legítima esposa, para amarla y cuidarla en la salud y la enfermedad hasta que la muerte los separe?
Erick mostró una sonrisa, la típica de alguien que ha alcanzado un nuevo logro. — Acepto.
Y luego se dirigieron a ella. — Y tú, Anastasia Carolina Wilde, ¿Aceptas a Erick como tu legítimo esposo, para amarlo y cuidarlo en la salud y la enfermedad hasta que la muerte los separe? — El corazón le golpeó dentro del pecho, ese era el momento decisivo, Anastasia miró a los alrededores, Erick lucía tan tenso como Emily y Gael al ver que seguía sin responder. — ¿Anastasia?
— Sí, acepto. — Reaccionó, soltando todo el aire que contenía en sus pulmones poco después, con increíbles ganas de llorar.
— Entonces, si nadie tiene un motivo para que estas dos personas deban unirse en matrimonio podremos proceder a la parte legal. — Aquel hombre prosiguió a entregarles las actas de matrimonio y un bolígrafo que tendió a Anastasia, en su mueca preocupada trataba de preguntarle si las cosas estaban bien, pero ella lo ignoró y firmó con los ojos cerrados, casi aventándole el bolígrafo a Erick tras hacerlo, él también firmó. — Entonces, por medio de la autoridad que se me ha concedido en el estado, yo los declaro, señor y señora Russo. Ehm, p-puede besar a la novia.
— ¿Tengo qué?
La respuesta que recibió Anastasia fue Erick tomándola de las mejillas al besarla, fue mucho más sutil de lo que se esperó y no duró demasiado. Ana se quedó mirando esa expresión en sus ojos, no lucían vacíos como de costumbre, un brillo inusual los adornaba.
Los únicos aplausos que se escucharon fueron la horda de paparazzis entrando a escena, con los flashes de sus cámaras fotográficas retratándolos desde todos los ángulos posibles.
Erick le había mencionado con anterioridad que no tendrían una ceremonia luego de eso, solo necesitaba que se casaran y exhibirse un poco a los medios, por eso decidió hacer el protocolo más formal de lo que tenía pensado, dentro de sus planes originales solo irían al registro civil vestidos en Jeans y camisas a juego.
Anastasia no se sorprendió, ya sabía que la boda solo se trataba de una exhibición y su debut al retorcido mundo dentro de la fama como la esposa del heredero legítimo de la familia Russo. Ahora las miradas estarían centradas en la mujer que ''Capturó el corazón de Erick'' Envidia, odio, molestia, Anastasia se estaba preparando para recibir todas esas emociones.
Y pronto la noticia de la boda de Erick Russo fue noticia internacional.
* * *
Anastasia continuaba mirando el techo de su habitación, en tan poco tiempo habían ocurrido un montón de cosas.
Jamás creyó que el día de su boda sería tan malo y no cambiaría nada, al final solo entró en el auto y Erick la llevó de regreso a casa donde la esperaba su habitación vacía. No hubo pláticas en el proceso, ahora eran un matrimonio formal, sin embargo, seguían siendo dos desconocidos viviendo bajo el mismo techo.
Dos días después de la boda la mañana estaba más movida de lo normal, el personal que trabajaba para mantener la casa de Erick estaba limpiando con más esmero que de costumbre, podía escuchar risas en el comedor mientras bajaba por la cocina, algo temerosa apenas asomó la cabeza, encontrándose con Erick junto a otros tres hombres sentados mientras desayunaban.
La única similitud entre todos era el color de cabello; Castaño.
— Así que esta es nuestra nueva cuñada, que escondida te la tenías, Erick ¿Acaso tenías miedo de que le gustara más que tú y te abandonara por eso? — El tipo de las imprudentes palabras era joven, probablemente rondaba en los veinte, tenía el cabello medianamente largo y vestía ropa un poco extravagante. — Mucho gusto, mi nombre es ''Kai''.
Anastasia no entendió por qué enfatizó tanto su nombre, solo retiró la mano que él se atrevió a besar.
Erick lo interrumpió dándole un zape. — Regresa a tu asiento, Kailani. Es mi esposa, no una de tus admiradoras. — Le cedió la silla a Anastasia, tomando la que estaba junto a ella.
— ¡Mi nombre es Kai, no Kailani! — Escuchó quejarse al mismo chico de recién.
— Sí, como digas, Kailani. — Vio a Erick suspirando, los demás estaban callados. — Ana, ellos son mis hermanos, Hunter, trabaja como actor, era el mayor de todos. — Luego señaló a otro hombre de más o menos la edad de Erick, tenía un lindo rostro además de un buen cuerpo. Se le hizo conocido de repente, lo había visto modelando ropa interior para caballeros en una revista — Zathrian, es el tercer hijo y trabaja como modelo para una prestigiosa marca. — Zathrian apenas levantó la cabeza para verla, podía distinguir la desconfianza en su mirada. — y el bocón que terminas de saludar recién es Kailani, nuestro hermano menor.
— Y vocalista de la famosísima banda, Phoenix. Soy Kai y es un placer ¿Quieres un autógrafo? Puedo darte un autógrafo. — Kailani en seguida anotó su pseudónimo en una servilleta y se lo entregó. — Eso valdría millones ¿Sabes?
— ¿Un simple trozo de servilleta? No lo creo. — Erick de inmediato la rompió en trocitos. — ¿No ves que no está interesada?
— Eso es imposible, no hay persona en el mundo que no conozca Phoenix ¡Ganamos un premio! Dime, cuñada ¿Cuál es tu canción favorita? ¡La grabaré en tu móvil para que la pongas como tono de llamada!
Anastasia se sintió mal por ver la chispa de emoción en los ojos de Kailani. — Lo siento, pero no conozco Phoenix.
Decir aquello fue como si le dijeran que el mundo se está acabando. — Mientes, seguro Erick te convenció de fingir porque tiene miedo de que yo te guste más que él porque está viejo y solo y si te vas se suicidará por la depresión.
— Nadie escucharía cantar a un triste bebito llorón e inmaduro como tú, tus fans solo son adolescentes con problemas hormonales. — Zathrian fue el dueño de aquellas palabras, por otro lado Hunter bebía elegantemente una taza de té.
— Todo lo que sale de su boca son insultos. — Escuchó la breve introducción de Erick hacia su hermano.
— Ya veo el parentesco entre ustedes. — Murmuró Anastasia de vuelta, contemplando la manera penetrante en que Hunter la miraba.
— Nos hemos desviado del tema. — Erick carraspeó la garganta para interrumpir la repentina discusión entre sus dos hermanos menores. — ¿A qué vinieron?
— ¿A qué más? Nuestro hermano que no ha sido capaz de contactarnos en todo el año ni de ir a comprobar la salud de todos en casa de repente es visto con una mujer desconocida y aparece en los medios casándose la semana siguiente, sin siquiera avisarnos o invitarnos a la boda ¿No es suficiente motivo para venir? — Zathrian impuso silencio en el lugar, dejando la taza sobre la mesa, era un hombre muy elegante. Su mirada se clavó en Anastasia y le dejó clara la idea de que ella jamás podría ser su amiga. — ¿Quién eres? ¿De dónde vienes? No sabemos nada sobre ti, esa es la verdad.
— Zath, estás siendo grosero con ella. — Mencionó Kailani cuando el ambiente se puso más tenso debido al silencio.
Pero Anastasia no dejó que Erick respondiera por ella, comprendiendo que había peleas que debía batallar sola. Se puso de pie y tomó aire para generarse confianza. — Mi nombre es Anastasia, tengo veintisiete años, soy de esta ciudad desde que nací y espero llevarme bien con todos.
— Parece una presentación en el primer día del kínder. — Erick estaba tratando de contener la risa, haciendo un ademán con la mano para que Ana tomar asiento. — Como sus pequeños cerebros pudieron comprender, ella es Anastasia Russo a partir de ahora, una miembro más de nuestra familia, mi esposa.
Era realmente extraño escucharlo decir aquello.
Y, aunque Zathrian siguió indiferente, Kailani y Hunter la aceptaron rápido como a su cuñada.