Esposa del CEO

By EliseCastro

1.1M 60.4K 2.6K

Una bebida alcholizada y una habitación equivocada será más que suficiente para cambiarle la vida a la retraí... More

Prólogo
Capítulo Uno
Capítulo Dos
Capítulo Tres
Capítulo Cuatro
Capítulo Cinco
Capítulo seis
Capítulo siete
Capítulo ocho
Capítulo diez
Capítulo once
Capítulo doce
Capítulo trece
Capítulo catorce
Capítulo quince
Capítulo dieciséis
Capítulo diecisiete
Capítulo dieciocho
Capítulo diecinueve
Capítulo veinte
Capítulo veintiuno
Capítulo veintidós
Capítulo veintitrés
Capítulo veinticuatro
Capítulo veinticinco
Capítulo veintiséis
Capítulo veintisiete
Capítulo veintiocho
Capítulo veintinueve
Capítulo treinta
Capítulo treinta y uno
Capítulo treinta y dos
Capítulo treinta y tres
Capítulo treinta y cuatro
Capítulo treinta y cinco
Capítulo treinta y seis
Capítulo treinta y siete
Capítulo treinta y ocho
Capítulo treinta y nueve
Capítulo cuarenta
Capítulo cuarenta y uno
Capítulo cuarenta y dos
Final
Segundo libro
¡2da parte disponible!

Capítulo nueve

29.5K 1.6K 111
By EliseCastro

— Por favor, señorita, debe salir y comer algo. — La voz llamándola del otro lado de la puerta sonaba preocupada, a Anastasia ni siquiera le importó. — Ya ha pasado una semana desde que llegó aquí y no ha salido de su habitación, podría enfermarse.

— ¿Una semana? — Levantó perezosamente la cabeza de la almohada, contemplando de nuevo las desconocidas paredes color melón. — El tiempo sí que va más lento cuando estás en el infierno.

— No diga eso, el señor Russo se ha encargado de usted desde que llegó.

— ¿Cuánto fue? — Anastasia abrió la puerta.

— ¿Disculpe? — Preguntó de vuelta la mucama, Emily, a quien habían asignado como cuidadora.

Anastasia no retrocedió. — Quiero saber cuánto te pagó Erick para que dijeras eso.

Emily era una mujer joven, con un bonito cabello castaño ondulado, debía tener serios problemas financieros si terminó aceptando trabajar como mucama de alguien casi contemporánea a ella. — No hizo tal cosa, señorita. — Suspiró, tratando de extender la bandeja con comida hacia Anastasia, quien la rechazó de nuevo solo con la mirada

Por supuesto, era obvio que no lo admitiría.

— No tengo hambre.

— Pero se va a enfermar si...

— ¡Dije que no tengo hambre! — Azotó la puerta al volver a cerrarla.

Erick no había intentado nada más desde que la llevó a su casa luego de comprarla como a una propiedad cualquiera, tampoco era como si quisiese verlo, seguía en estado de shock luego de ser vendida por Axel y llevada a la fuerza a donde sería su nueva casa, bajo el mismo techo que su jefe.

Estaba loco si creía que se quedaría ahí de brazos y se casaría con él.

* * *

— ¿Todavía no sale?

Emily negó. — Dice que se morirá de hambre si es necesario para salir de aquí.

— Deja su comida en el refrigerador. — Erick miró la copa de su vino tinto y el otro extremo vacío de la mesa con notoria indiferencia. — La necesito con vida, asegúrate que no muera de hambre. — Tras levantarse de la silla la siguió de largo. — Dijiste que le diera su espacio y naturalmente se adaptaría ¿Por qué aun no lo hace?

— Debe comprenderla, señor. — Respondió Emily. — Usted le tendió una trampa para traerla aquí en contra de su voluntad sin tomar en cuenta sus sentimientos o lo que opinaba al respecto, es natural que no quiera ni siquiera verle la cara.

— ¿Siempre eres tan directa con lo que dices? — Se echó de mala gana en el sillón. — Si no necesitara de ella ya la hubiera echado a la calle.

— ¿Y por qué no trata de tener un gesto con la señorita? Justo ahora ella lo ve como el enemigo, si tiene un detalle para con ella tal vez de esa manera se gane un poco de su confianza.

Erick se lo iba a pensar.

* * *

Anastasia estaba mirando el techo alto de aquella habitación, probablemente costaba más que toda la casa donde solía vivir. Estaba bien decorada, era la única habitación que no estaba vacía o llena de cajas y polvo. Todas sus pocas pertenencias estaban también apiladas en un rincón, dentro de cajas.

Ni siquiera sabía dónde ponerlas, el armario de la habitación estaba lleno de ropa nueva y de mejores marcas.

Igual que los zapatos, no había lugar para unos viejos y gastados tenis dentro de una colección tacón de aguja de diseñador.

Nada se sentía familiar en aquella casa, la única esperanza que le quedaba era Félix, a pesar de todas las cosas que habían pasado entre ellos realmente era el único que se quedaba a su lado, nadie más.

Tal vez, si solo tal vez pudiera decirle dónde estaba él iría a rescatarla y se marcharían lejos.

Pero a esas alturas temía que Erick se hubiera deshecho de él.

Eran las 10pm, por lo que había podido analizar a esas horas todos ya estaban durmiendo. Anastasia aprovechaba esos momentos para salir de su alcoba e ir a comer algo, siempre encontraba buenos platillos dentro del refrigerador y algunos dulces que guardaba para el día siguiente.

Su estómago gruñó ansioso cuando un delicioso aroma atravesó sus fosas nasales, había alguien en la cocina, al asomar la cabeza vio una mesa perfectamente decorada con un platillo que no reconoció y un florero en el centro de la mesa.

— ¿Piensas quedarte mirando durante toda tu vida? — Erick ya sabía que estaba ahí sin la necesidad de voltearse. — Ya se me hacía extraño que no comieras, vienes por las noches ¿No es así? — Anastasia no le respondió. — ¿Por qué mejor no hacemos las paces? He cocinado para ti como muestra de que quiero paz ¿Lo ves?

Contempló la mesa en silencio. — No viniste a verme, ni siquiera una sola vez desde que llegué aquí por tú culpa.

— Creí que necesitarías tu espacio.

— ¿Ahora sí piensas en mis sentimientos? Eres un descarado.

— ¿Por qué tendría que andar detrás de ti? — Su pregunta la irritó por completo.

— ¡Porque tú fuiste quien me trajo! — Gritó, furiosa. — ¡Me traes, me tiras dentro de tu casa para que viva en ella y ni siquiera tienes la cara de aparecer para comprobar si no me he suicidado!

— Pero te he dado a Emily.

— ¡Yo no quiero a Emily, quiero regresar a mi casa! — Desvió la mirada hacia la comida y frunció el ceño. — No quiero tener nada que ver contigo, no quiero nada de ti ¡¿Me escuchas?! ¡NADA! — Exclamó— Ni siquiera tu comida.

Podía ver la ira en su máxima expresión en la mirada de Erick, quien apretaba los labios como si en cualquier momento fuese a golpearla. Pasó una milésima de segundo cuando lo vio destruir su propia mesa de un golpe, echándola abajo con todo y lo que había preparado. — ¡Pues bien, muérete de hambre si eso es lo que quieres! ¡Haz lo que quieras! Como si tuvieras otro lugar a dónde ir ahora.

Erick se marchó luego de su espectáculo, dejando a Anastasia llorando sola desde la cocina.

Solo quería que todo volviera a ser como antes.

* * *

Su deseo no fue concedido, las cosas entre Erick y ella empeoraron con el avanzar de los días. Solo podía ir de la casa al trabajo y viceversa, siempre escoltada por uno de los perros guardianes de Erick. Las miradas de burla y lástima no habían hecho nada más que crecer cuando llegó al trabajo y había otra mujer sentada en su escritorio, estaba demás describir su increíble físico.

— ¿Qué diablos está pasando? ¿Por qué hay otra mujer sentada en mi escritorio? — Encima del escritorio de Erick había un par de cajas, Anastasia supo de quién eran al ver las fotografías adentro. — ¡¿Por qué mis cosas están aquí?!

Erick alzó una ceja, su mirada era mucho más dura que antes. — No vas a seguir trabajando.

— ¡¿Qué?!

— Es de mal gusto que la futura señora Russo trabaje en una compañía de tan poca credibilidad. — Se recargó sobre el espaldar de su silla. — Es por eso que no necesitarás venir aquí de nuevo, puedes llevarte tus cosas.

— Esto es una venganza tuya ¿Verdad? ¿Acaso no puedes ser más infantil? — No iba a permitir que su orgullo fuera aplastado de esa forma. — Tienes miedo de que si junto mi propio dinero pueda liberarme de tus garras ¿Cierto? No eres estúpido, conocías el motivo por el que soporté tus malos tratos y tus gritos y ahora también lo usas para doblegarme ¿No te fue suficiente con mis padres? Quieres controlar cada cosa que hago y déjame decirte que no te lo permitiré, aún si me caso contigo jamás dejaré que hagas conmigo lo que quieras.

Luego de tomar sus cosas azotó la puerta al salir y Erick se rió. — Que niña tan idiota, ni siquiera se da cuenta de que ya está haciendo lo que quiero.

Llevar sus cosas en una caja y pasearla por todo el edificio hacia la salida fue la cosa más humillante que pudo haberle pasado, en ese preciso momento Anastasia juró que se las haría pagar a Erick, mientras tuviera oportunidad y una pequeña chispa de esperanza en ella no dejaría de luchar por su libertad.

— Llegó el momento de largarme de aquí. — Abrió el armario de su habitación en cuanto regresó a la casa, viendo la ropa destruida adentro de él.

* * *

Al volver a casa Erick tomó un baño con agua caliente y trató de calmar su estrés con una botella y música clásica, abriendo la ventana de su habitación para recibir la helada brisa nocturna, abrebocas del invierno que les caería pronto.

Podría haberse quedado dormido en ese preciso instante estando de pie si no hubiera sentido un trozo de tela colgante que le golpeó el rostro con la brisa, lo tomó de inmediato, era de color salmón y tenía un nudo fuerte que la ataba a otro trozo de tela larga en una escalera que ni siquiera llegaba hasta el piso.

— ¡¿Qué diablos está mal contigo?! — Al levantar la mirada vio a Anastasia colgando de las sábanas y demás ropas que usó como soga para escapar. — ¡¿Qué rayos haces, Anastasia?!

— ¡Voy a regresarme a casa! — Gritó de vuelta, aferrándose a las sábanas mientras trataba de seguir bajando.

Erick se sobresaltó al escuchar el crujir de la tela — ¡Idiota, tu cuerda ni siquiera llega hasta el piso! — Ella miró hacia abajo, al ver la manera en que palideció solo le confirmó una cosa. — ¡¿Ni siquiera miraste antes de empezar a bajar?!

Anastasia había entrado en pánico, las sábanas atadas no eran lo suficientemente fuertes como para resistir todo su peso, miró con horror la manera en que comenzaba a romperse la tela que la sujetaba y maldijo su imprudencia por primera vez en la vida.

— ¡Ven acá, te atraparé!

— ¡No te acerques! — Apartó el pie de golpe cuando sintió la mano de Erick sobre su tobillo, el movimiento imprudente hizo que la cuerda se rompiera aún más. — ¡Si no me dejas ir voy a soltarme, de verdad lo haré!

— ¡¿Acaso no tienes miedo de morir?! — Replicó Erick.

Ella se sorbió la nariz, apretando su agarre a las sábanas y aferrándose a su tonta idea para poder escapar. — ¡Prefiero morir a quedarme aquí! — Gritó hasta que sus pulmones se cansaron, dando paso a una voz más débil y cansada. — Me engañaste, eres un mentiroso. — La voz de Ana se quebró al hablar.

— Ana, vamos a hablarlo. No necesitas llegar a este extremo.

— ¡Ni siquiera vas a escucharme si no llego a este extremo!

Erick se detuvo. — Ana, ya basta. Vamos, cálmate un poco y toma mi mano, estarás bien. — Extendió su mano hacia ella, quien titubeó al tomarla de vuelta. — ¡Vamos, toma mi mano!

La tela que ella sujetaba terminó de romperse.

— ¡ANA!

Continue Reading

You'll Also Like

1M 65K 57
-Repítelo otra vez, que no estoy comprendiendo absolutamente nada... Tomo suficiente aire para darle primero una mirada a su hermana y luego a él, si...
1.1M 60.4K 46
Una bebida alcholizada y una habitación equivocada será más que suficiente para cambiarle la vida a la retraída Anastasia, quien hasta el día del inc...
288K 45K 68
Jungkook no se animaba a pedirle el numero de telefno a Taehyung, el chico guapo del Starbucks, él era mayor que Jungkook, pues tenía ocho años más...
2.1K 164 8
»Allan tiene una prima y ella tiene una amiga que es Lina. »Lina vivía en el departamento de su novio. »Allan y su prima comparten apartamento. »Lina...