un viaje al pasado

By andromeda41

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Ha pasado tiempo desde la batalla contra Hades y los caballeros viven en paz después las batallas continuas q... More

EL VIAJE
CONOCIENDO
CONOCIENDO A INUYASHA
BAJO LA SOMBRA DE UN ANTEPASADO
EL PESO SOBRE TUS HOMBROS
Un regreso
Resurgir
Secreto sobre secreto
El último día
Mundos bajo tierra
Revelaciónes
Viejos recuerdos
Último tiempo de paz
El fin de la paz
Declaración de guerra
Un pequeño sentimiento
Viaje hace quinientos años

Los secretos no siempre permanecen escondidos

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By andromeda41

Las olas golpeaban con fuerza las rocas de la orilla y la arena blanca que permanecía casi intacta al contacto de seres humanos, haciendo que el sonido provocado le relajara, era natural que así fuera, el océano era su dominio y territorio.

En esa playa virgen podía sentir algo inquietante y poco usual, un cosmo que estaba seguro de que nadie más podría sentir que lo llamaba. Conocía a lo que se enfrentaría porque esa presencia era inquietante, poco usual pero no por ello desconocida.

El lugar que estaba pisando era uno que no se encontraba a la vista de los seres humanos pero que contenía algo muy importante, demasiado para esperar, en cuanto lo supo se encargó de dejar un mensaje para el resto de los dioses a una de sus pocas sirenas sobrevivientes y partió de inmediato.

Aquella isla con gran extensión de tierra, oculta por el cosmo imperceptible de los dioses tenía algo que aquel ser recién liberado no debía de siquiera tocar, estarían en problemas si lo hiciera.

Sus pasos lo guiaron hasta un templo oculto en lo profundo de la isla entre árboles con un estilo diferente al que estaba acostumbrado, las columnas no eran de un estilo griego ni tenía el tipo de decoración ni estilo, más bien eran de otro tipo.

Piedra café tallada con esmero y cuidado pero descuidado en cuanto a los detalles estéticos, siendo contrarrestado con las estatuas de la misma piedra, serpientes adornadas con plumas, varias de ellas alrededor del templo y una gigante que parecía custodiar desde el techo del templo el lugar. Abandonado pero no tan destruido por el tiempo como debería de estar.

Al estar en el interior un escalofrío paso por todo su cuerpo humano y al instante las antorchas que permanecían apagadas a los lados de los muros de la entrada y muros que iban en una dirección fija que no dudo en seguir.

Una cámara única dentro de aquel templo, y un altar que parecía congelado en piedra, en cuyo centro se notaba con extrema facilidad un ave gigante mucho más detallada, de cuerpo pequeño y frágil, alas lo suficientemente grandes para su pequeño cuerpo con plumas de cola más grandes que todo su cuerpo, el doble, casi el triple de largo.

Frente al ave, sentado de manera tranquila y cepillando su rojizo cabello largo con un simple peine de madera en colores llamativos, fuertes y vivaces, estaba a quien menos quería ver en ese lugar que era el que menos deseaba visitar en un momento totalmente inapropiado.

- No pareces contento de verme.

Ambos tonos de azul chocaron al encontrarse, azul entre morado de las dos almas que permanecían en ese cuerpo humano, y el azul como el cielo y océano del dios de los mares, Poseidón. Un par de miradas que no expresaban más que desagrado mutuo.

Poseidón- por supuesto que no, quizás hubo un tiempo en el que me hubiese gustado verte, pero esos tiempos están en el olvido para ambos.

El aire hostil que se percibía tan solo en el aire era bastante pesado, mientras que Poseidón simplemente veía el lugar donde él estaba sentado <demasiado cerca> era lo único que pensaba y trataba de encontrar una manera en la que pudiera alejarlo de aquel lugar lo suficiente para no dañar nada.

Azael- sabes lo que hay en este lugar.- señaló con sus manos todo el templo de manera casi exagerada- y sabes lo que es esto...- señaló está vez al ave de piedra con una mano de forma elegante.- ¿me equívoco?

Poseidón- dejate de juegos, ¿qué haces aquí? Estoy seguro de que no llegaste de casualidad a este lugar.

Sintió diversión al escuchar esas palabras, tan agresivas que podía darse cuenta a pesar del tono pasivo que uso, tan común en él. Sabía que Poseidón aún enojado usaba siempre un tono tranquilo según recordaba, hay cosas que nunca cambian.

Azael- tienes razón, no vine por casualidad.

Dejo aquel peine que parecía hecho y pintado a mano como una artesanía de lugares turísticos, y lo cambio por la daga cuya hoja resplandecia como obsidiana negra, el mango dorado iluminado con la luz de algunas aberturas que dejaban entrar la luz del sol, y la gema azul como zafiro.

Aquel objeto llamo bastante la atención del dios de los mares, y su cosmo en acto posterior se elevó por unos momentos hasta que se tranquilizó, Azael le dio tiempo para calmarse y en todo ese tiempo no perdió su sonrisa, entendía lo que ese dios sentía al ver semejante objeto en sus manos, uno de los más preciados para esas divinidades y de la cual los humanos no tenían conocimiento.

Poseidón- ¿dónde conseguiste eso?

Azael- no fue fácil encontrarla entre tantos escombros en el inframundo.

Se paró de donde estaba y vio de frente al dios, sintiendo con cierta dificultad unas cinco presencias acercándose por diferentes partes del templo hasta donde estaban, no había escondido su cosmo para ser encontrado con facilidad por ese dios en particular, necesitaba verlo para probar que la información que le dieron era correcta, él estaba débil como la mayoría de los dioses olímpicos por los conflictos constantes que les costó bastantes de sus mejores guerreros en los últimos años.

No parecía muy perturbado por la cercanía de esos otros que también parecían haber acompañado a su deidad, al contrario, le complacia enormemente, los esperaría un poco más, mientras jugaría un poco con la situación.

Azael- hay varias formas ocultas de salir del inframundo, pero tú sabes bien que sólo existe una forma de ir a ese limbo, ya sabías que la tenía de todas maneras ¿no?

Estaban muy cerca ahora, simplemente no se dejaban ver, soltó un suspiro de resignación al saber que no podría quedarse a hablar un poco más, no tenían mucho que contarse de cualquier forma, tenía una conversación mucho más importante que atender con alguien que no necesariamente le tendría nada más que rencor y odio intenso.

Poseidón- será mejor que te alejes de este lugar.

Se dejaron ver, dos hombres y dos mujeres que poseían armaduras azules propias de la guardia de los marinos, y del mismo pasillo que uso el dios llegó una marina más de armadura color coral y cabello rubio que se puso al lado de su señor.

Sin necesidad de ningúna orden ni palabra, dos de ellos se fueron en contra suya ahora que estaba más lejos de aquella estatua, lo suficiente para no dañarla con la pelea.

Una de las mujeres fue la primera con la que tuvo contacto, paraba sus golpes que tenían rapidez pero carecían un poco de fuerza por la falta de uso del cosmo, parecían aprendices simples, su otro atacante era un hombre con la fuerza de la que su compañera no estaba provista, ambos armados como los otros de tridentes menos voluminosos que su dios pero que sabían usar bien moviendolos en sincronía para causar a su cuerpo alguna herida, pero no era su intención pelear con esos humanos.

Con una de las estocadas ajenas aprovechó para lanzar la única arma que tenía, dándole impulso con su propio cosmo, los ataques cesaron para ver que la hoja negra de la pequeña arma se había incrustado en la cabeza de aquella hermosa ave, justo en la mitad entre ambos ojos y sobre el fino pico pequeño.

Poseidón- maldita sea- susurro al ver como una grieta se extendía desde donde permanecía clavada aquella hoja negra hasta ir aumentando su tamaño pasando hasta los ojos y gradualmente un poco más abajo.

Tetis había sido de las únicas que sobrevivieron contra la batalla con Athena junto a Sorrento que se había mantenido afuera para evitar problemas o interrupciones fuera del templo.

La rubia se lanzó de inmediato contra el otro dios que de una patada mando a volar a uno de aquellos guerreros, tomando entre sus manos el arma ajena y parando el ataque de la sirena conjunto con el de su compañero, los últimos dos estaban dispuestos también a atacar en conjunto con intención de herirlo con el tercero que comenzaba a recobrarse.

<¿tan débil te has vuelto Poseidón?> dio una vuelta, llevándose consigo a la mujer que le hacía frente, apartando con el tridente robado a la otra sirena, y haciendo que su compañera se estrellara contra la estatua cuyas grietas habían dejado de crecer, pero que ahora con el nuevo impacto más grietas aparecieron, algunas pequeñas partes de piedra cayeron al suelo haciendo que una expresión satisfactoria se pusiera en su rostro <sólo una vez más> un sólo golpe más y podría bastar, pero los tenía que hacer retroceder.

Sus ojos se volvieron azul marino por completo, aisló el alma del humano y tomó control total del cuerpo y mente de aquel cuerpo. Antes de que se diera un nuevo impacto entre él y cualquiera de los marinos de Poseidón el fuego se interpuso entre todos, los rodeo, incluso al dios y el calor generado evitó que cualquiera se moviera con la excepción del causante.

Azael- un arma del carcelero será suficiente para romper el sello ¿cierto?.- susurro para no ser escuchado por los otros.

Dio dos vueltas al tridente en su mano mientras escuchó un grito del dios de los mares a sus marinos, apuntó al pecho del ave y con increíble fuerza lo incrustó como una jabalina en el blanco.

Un temblor fuerte sacudió todo el lugar cuando la estatua cayó, cuando la tierra se calmó su fuego se extinguió de la misma manera y al instante levantó las manos como en señal de rendición.

Obviamente Poseidón estaba molesto y se acercó a los escombros de la estatua mientras sus marinos se acercaban con cuidado a su enemigo que no quitaba su sonrisa. Tomó con sus manos la daga que tenía antes Azael y al disponerse a tocar la roca destruida con la intención de restaurar lo dañado con su cosmo algo lo alejó en un certero y fuerte golpe.

Se logró mantener de pie pero había sido alejado por alguien que no tenía relación con el dios sin nombre, entonces eso quería decir que...

- ¡POSEIDÓN!

Aquella voz...

Levantando aún más polvo una figura salió con rapidez y mando a volar a los marinos que estaban cerca de Azael, dándole tiempo de sobra para volver a recoger la daga enterrada entre la pila de rocas. La sirena con escamas color coral fue la única que estuvo más intacta, viva. El resto de marinos, una vez aterrizaron se hallaron sin vida, dos cráneos rotos y otros dos con sus armaduras rotas en algún lugar donde fueron golpeados, de seguro sus huesos se habían quebrado con el impacto, dañando lo suficiente para matarlos.

Después se dirigió al dios de los mares, él llevaba su tridente así que paró en un reflejo el arma que iba dirigida con fuerza a su cabeza. Con el polvo dispersado pudo ver una hilera de piedras negras apuntandole a sólo unos centímetros. Pudo verlo.

El medio círculo de plumas verdes y azuladas como corona sobre su cabello, rubio como la luz del sol y adornado de piedras preciosas ambarinas, la piel morena cubierta con ropas ligeras en diferentes piezas permitiendo plena libertad para moverse sin estorbar, brazaletes y adornos de oro, y sus ojos verde brillante rebosantes de vida y... odio.

Poseidón- tú...

Una sonrisa llena de diversión fue dirigida al dios de los mares y luego ambos pusieron fuerza para apartar al otro un par de metros.

- ¡Maldito traidor cobarde!

Su voz calaba en lo más profundo del alma de Poseidón porque recordaba con exactitud quien era ese que tenía enfrente, la culpa volvió a envolverlo como no había sentido desde hace siglos y la tristeza repentinamente le hizo sentir un poco más pequeño... Pero ¿porque?

Azael- dios principal de mesoamerica.

No mencionó su nombre por respeto, pero no podía evitar sentirse dichoso al ver la expresión totalmente frustrada de su rival, no diría nada más por ahora y lo único que le quedaba era esperar a ver como se daban las cosas, con la esperanza de que se dieran a su favor.

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Volvieron a Japón luego de no encontrar nada relevante que les sirviera, la preocupación de Saori iba en aumento al igual que la preocupación de sus caballeros con ella, en especial Shun que se distraía bastante con las palabras dichas por el dios que se dijo llamar Azael, no tenía otra forma de llamarlo así que se tendría que conformar.

Se sentía incómodo al pensar en todo ahora, pensaba en Aome, la cercanía que tuvo con ella y la verdad es que se sentía algo avergonzado, pero no tenía razón para estar así ¿verdad? Eran amigos, por alguna razón también estaba consciente de la cercanía entre la chica y el otro con orejas de... ¿perro? Parecían también como de gato ahora que lo pensaba, pero eso era lo de menos, no debía de sentirse así ¿o si? No habían pasado muchos días, pero la extrañaba, extrañaba estar con ella y un poco a los demás pero...

También estaba el asunto con Hades, tenía la ligera, muy ligera necesidad de hablar con él acerca de la protección recibida por su cosmo el cual no podía sentir, además ¿en serio él lo estaba cuidando? ¿Hades estaba cuidando de él? Fue de los que colaboraron con Athena para matarlo, para destruir su cuerpo real, se reveló en su contra durante la posesión y lo alejó para volver al lado de Athena. Tenía sentido que Azael tratara de confundirlo con ciertas insinuaciones falsas.

No había nada de malo con aclarar ese asunto ¿cierto? No, claro que no, también aprovecharía para mejorar un poco la relación entre ambos, también podía aclarar las palabras del dios del inframundo la última (y única) vez que se hablaron.

Ahora mismo se encontraban en un avión privado de Saori lo suficientemente grande como para poder darles a todos espacio suficiente para no tener la necesidad que verse en caso de no quererlo, y entre todos ellos el único que tenía tener esas intensiones era el mismo Hades, a sus amigos no parecía importarles y tener tanto espacio con los lujos incluidos le daba un buen ambiente para poder conversar sin temer ser escuchados, el dios estaba al final del avión mientras ellos estaban al frente, muy cerca de la cabina donde estaba el piloto.

Nadie hablaba y estaban sumidos en sus propios pensamientos, tan distraídos que no notaron cuando Shun se paró de su asiento dispuesto a ir a donde pensaba que se encontraba el dios. No lo siguieron, lo dejaron ir.

El avión se dividía por secciones separadas por muros a las cuales se accedía por medio de puertas, lo que les daba privacidad cuando alguien deseaba no ser molestado. Lo encontró en la última, sentado en uno de los cómodos asientos que ofrecía aquel medio en el que viajaban, se veía tranquilo y sereno teniendo los ojos cerrados como si durmiera, claro que descartó la opción al escucharlo suspirar con frustración y que sus ojos se abrieran.

Hades- ¿qué quieres? Habla rápido.

De alguna manera era el mismo tono que uso la última vez, parecía como si juntara toda la paciencia que tenía y se la dedicara a él como un adulto que trata con el niño más problemático con el que ha tratado siendo bastante paciente.

Shun- yo... solamente quería saber algo, comprobar algo que me dijo él.

Sus miradas se cruzaron y esos ojos azul-acua le hicieron sentir un escalofrío que le hizo dudar de continuar, no se retractaria, ya estaba allí y tenía que terminar.

Hades- pensé que habías dicho todo referente a eso la última vez y tu diosa respondió las preguntas que hicieron, lo mejor que pudo- susurro la última parte pero sin dejar de mirar expectante a Shun.

Shun- Si, pero hay algo que tengo que aclarar.

No le llevó la contraria y se mantuvo en silencio para que el caballero pudiera saber que lo escuchaba, no es como si tuviera opción pero sentía curiosidad también. Le contó aquella parte de la historia que omitió a su diosa y se vio ligeramente sorprendido al saber que Azael podía detectar su energía en el joven caballero de Andrómeda.

Shun- ¿lo haces?

Hades- si - fue la corta respuesta que recibio Shun- desde que volví a la vida me encargué de cuidar también de tu bienestar.

¿debería sentirse normal? No lo estaba, sentía vergüenza repentina por sus palabras, Hades si cuidaba de él como había dicho Azael, no lo poseía pero mantenía su cuidado para él.

Shun- ¿desde cuándo tú...

Hades- toda tu vida básicamente, con la excepción del tiempo que permanecí muerto, yo siempre cuide de esta manera tu vida, incluso cuando te volviste en mi contra procure que no salieras muy lastimado.- interrumpió, sabiendo de ante mano lo que le quería decir, y no era mentira lo que decía.

Shun- ¿porque?- pregunto con simpleza buscando una explicación a las acciones del contrario.

Hades- ¿qué sentido tendría todo esto si el alma más pura de este mundo termina muriendo sin recibir nada a cambio de la sangre que derramó en nombre de un mundo que se dice justo? Que no pudieras disfrutar la victoria que con esfuerzo alcanzaste sólo me daría a entender que en realidad este mundo es incluso peor de lo que creí y merece la destrucción sin importar cuantos milagros se den, si no se pudo salvar a aquel que no odia ni guarda rencor ¿porque los demás que lo hacen merecen disfrutar a costa tuya?

Si eso era lo que pensaba en realidad, Shun sabía que aquel temido dios no era tan cruel en realidad, también era piadoso a su manera, lo había cuidado toda la vida, eso debía significar algo. Ante esa posibilidad pudo sonreír gentilmente y sin miedo o nerviosismo que interfiriera.

Shun- y respecto a antes, la última vez que hablamos...

Hades- no tienes que decirme nada, sé muy bien que tienes otras cosas por hacer fuera de tus usuales actividades como caballero, pude sentirlo en cuanto volví, encontrar grietas temporales no es un juego, y por ahora es mejor que te concentres en los problemas del ahora.

Shun- ¿cómo lo notaste? Quiero decir, recién habías vuelto y con todo lo que está sucediendo...

Él también sonrió al notar la duda que crecía en el chico que debía ser su cuerpo y que era el caballero de su sobrina, no pensó que "Azael" como ahora se decía llamar, le dijera acerca del cuidado que mantenía sobre su persona, de hecho, no tenía intenciones de que lo supiera a menos que fuera necesario.

Hades- Si, pero apenas volví pude darme cuenta de varias cosas, tu alma y la mía han estado unidas desde hace mucho tiempo y gracias a eso pude saber donde te encontrabas pese a tu viaje en el tiempo, después de eso me informaron acerca de lo que pasaba.

Ese fue el final de la conversación al parecer, nuevamente hubo silencio como al principio, Hades cerró sus ojos y pareció volver a su anterior estado de meditación, por su lado Shun se sentó cerca de él al no sentir su curiosidad saciada por algún motivo, si Hades sabía acerca de sus viajes, entonces ¿tenía sentido que se preocupara por eso? A pesar de saberlo, él no había mencionado nada a Saori, ¿podía confiar en él? Lo dudaba pero no tenía formas para poder borrar lo que el dios sabía y por lo tanto, confiar era lo único que le quedaba.

Hades- ¿qué quieres? Te dije lo que querías saber, ¿porque no te vas de una vez con tu diosa?

Shun- yo... quiero saber que piensas, sobre esto.

Con irritación, volvió a ver a Shun, no era muy común que le preguntaran su opinión acerca de eso, casi nadie lo hacía y era por una razón que todos sabían pero que también callaban.

Hades- no lo sé, no me corresponde dar opiniones sobre ese tema más de lo necesario.

Tenía razones, que los demás se encargaran de esas cosas, especulaciones y supuestas apariencias, casi parecían hablar de política cuando debatían sin importar que tema fuera el que trataran. Los demás dioses sabían del porque permanecía imparcial en cuanto a Azael se trataba, así como sus hermanos tenían sus propios temas tabú.

Shun- ¿y de lo que dijo para guiarnos?

Hades- habías encontrado una grieta temporal ¿cierto?

Asintió a sus palabras, pudo ver después que la seriedad en el rey del Inframundo era más notoria, parecía estar pensando.

Hades- ¿Puedo saber a dónde te lleva?

Y nuevamente sus pensamientos se dirigieron a Aome, esta vez sin quererlo realmente, ella le había dicho una aproximación del tiempo que había entre una época y la otra.

Shun- creo que quinientos años atrás.

Tuvo sentido, a ambos vinieron las palabras de Azael, hace quinientos años, la época a la que Aome viajaba la mayor parte del tiempo. Hades recordó el objeto que sabía que el otro se había llevado del Inframundo, una daga capaz de cortar las grietas temporales y el espacio mismo, tuvieron claro al menos la primera parte de lo que su enemigo queria que hicieran, pero el resto aún quedaba con un enigma que de seguro descifrarian después.

Hades- será mejor que le digas esto a Athena.

Shun- hablaré con ella después, antes tendría que hacer algo, ¿Podrías no comentarle nada? Yo se lo diré luego.

No lo cuestionó, lo dejo ser y simplemente se hizo a la idea de que Shun tendría sus razones para actuar, lo podía presentir como un sentido extra que les daba una ligera vista a los sentimientos del otro y a sus intenciones.

Hades- haz lo que quieras, pero toma en cuenta que esto que está pasando no se debe tomar a la ligera, las cosas que hagas o no, podrían perjudicar bastante.

Asintió una vez y después se paro de dónde estaba para volver con los demás y pensar un poco también. No faltaba mucho para el aterrizaje y después tendría que volver a ver a Aome para poder hablarle, no la había querido involucrar pero ella sabía de la época antigua más de lo que él sabía y si Azael quería ir a ese tiempo debería ser por algo.

Vio a los demonios que podían existir en ese lugar, el poder de Aome como sacerdotisa y la existencia de armas tan fuertes como la espada que ese chico agresivo y rebelde blandia como suya, ¿Buscaría algun arma?

El aterrizaje fue cerca de la mansión, nadie había prestado atención a sus acciones. Le preocupaba pero no evitaba sentirse más tranquilo por saber que no sería interrogado. Al momento de tocar tierra, un cosmo conocido hizo que todos se pusieran alerta, pero no por temor a un ataque, más bien, era por la debilidad que sentían en esa energía lo que los preocupo y que venía del interior de la mansión.
~~~~~~~~~

El ambiente estaba rodeado de naturaleza, todo estaba tranquilo aparentemente y los únicos sonidos no pertenecientes al entorno natural eran varios gritos, gritos de euforia que expresaban felicidad.

- más de seiscientos años.

Decía una voz sumamente alegre proveniente de un hombre que se la pasaba admirando la belleza natural del lugar como si fuera la primera vez que lo hacía, siendo observado por un pelirrojo cuya sonrisa no desaparecía, veía las reacciones de su acompañante y le recordaba tanto a la forma en la que él mismo se sintió cuando se libero de sus cadenas y volvió a ver la luz.

Azael- me alegra ver que disfrutas de la libertad, ammm... ¿Cómo sería adecuado que te llame?

Dejo de admirar cuánto veía y puso atención a su liberador, alguien que había llegado también a combatir hace mucho y que ahora lo había sacado de su prisión de piedra tras haber sido también traicionado y engañado.

- Quetzalcóatl, por haberme liberado te permitiré dirigirte a mi por mi nombre.

Era lo único que pedía, aquel dios originario de América tenía poder, lo suficiente como para hacer frente a los olímpicos y al mismo Zeus, no quería tenerlo de enemigo, no después de saber de qué era capaz, la última vez fue durante la guerra que se dió en su contra y lo único que podía decir al respecto es que no quería volver a pasar por algo parecido, jamás.

Quetzal- ¿Y? ¿Que quieres? No me liberaste solo porque si.

No se había equivocado, aquella desconfianza que le profesaba era fundamentada y le enorgullecía que no fuera ingenuo, se decía que Quetzalcóatl era un dios bondadoso, pero tenía claro que no era tonto, eso pensaba.

Azael- quiero pedir tu ayuda, se que no tengo derecho a pedirla así que en caso de que decidas no hacerlo lo entenderé, no pretendo ganar más enemigos.

Quetzal- pero si aliados, si no consideras tener derecho a solicitar mi ayuda aún después de liberarme significa que en caso que te la brinde algo bueno puedo obtener.

Si no aceptaba de cualquier forma el Olimpo tendría un enemigo más suelto en el mundo, no importaba si no podía tenerlo de su parte, de hacerlo quizás pudiera ganar algo de ventaja en este juego en el que tenía bastantes pronósticos en su contra.

Azael- quizás venganza por tu encarcelamiento...

A diferencia de los otros dioses, él también se encontraba débil por la fuerza que tuvo que reunir y usar para liberarse, otra razón por la que usaba otro cuerpo hasta que el suyo se restableciera y sus fuerzas volvieran plenamente, no poseia un ejército ni un solo guerrero, estaba solo y de lo único a lo que tenía acceso era la daga que se había llevado del Inframundo y que tenía muy limitado poder debido a su propia debilidad.

Guardó silencio, unos instantes después Azael se dió cuenta de que su propuesta no era adecuada para aquel dios, pensó en otra cosa que pudiera querer lo suficiente como para que lo considerara un trato justo.

Azael- o por la privación de tu presencia a los humanos que te consideraron su dios.

Un dolor agudo se instalo en su pecho al escuchar esas palabras, los humanos que lo habían adorado y que él había amado, los dejo solos, pensar en eso ahora le hacía sentir culpable aunque no toda la culpa era suya, no podía dejar de lado esos sentimientos, simplemente no podía.

Quetzal- ¿Que tienes en mente?

Sus ojos verdes delataban el dolor y la tristeza que sentía, pero esos sentimientos se fueron, reemplazados por determinación, y también sintió alivio por eso.

Al menos no estaría en completa soledad y dejaría de hablar con la nada o el alma de aquel humano.

★★★★★★★★★★★★★★★★★

Aquí está su capitulo, tarde un poco más por la idea de poner e implicar más historia que encajara con la trama actual.

¿Que les pareció? ¿Les gusta que haya implicado a Quetzalcóatl?

Por cierto, en el siguiente capítulo habrán mas interacciones entre Shun y Aome, así como habrá más escenas de la época de Inuyasha o época antigua.

Hasta la siguiente actualización :D

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