Ángel 234(I&II)

By Mariansosaaa

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Un caos apocalíptico, podría ser su definición. Eso era él. Cómo quizá podría ser un torbellino lleno de colo... More

Nota.
Antes de comenzar a leer.
Protagonistas.
Sipnosis.
Capítulo 1: El principio de todo.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24: Ángel 234.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29: El final de un nuevo comienzo
Epílogo
/Segunda parte/ Ángel 234: Tiempos Oscuros.
Prefacio.
Capítulo 1.
Capítulo 2: Chica batido.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5: "Eres un problema"
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8: Rompo todo lo que toco.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11: Píntame.
Capítulo 12: ¿Quién era Hult Sullivan?
Capítulo 13.
Capítulo 14
Capítulo 15: Soy completamente de ti.
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18: Todo mi amor para ti, Gwen
Capítulo 19
Capítulo 20: Alma por otra alma
Capítulo 21
Capítulo 22: Quizás
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Epílogo
¡ATOM!
EXTRA

Capítulo 26: Capítulo Final

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By Mariansosaaa

                              Capítulo 26.


Hult Sullivan

Encontré de qué nos disfrazaremos para este Halloween —manifestaba Callum, mientras se movía de un lado a otro por la cocina, buscando ingredientes para la pasta.

—¿Disfrazarnos? —indagó Atom con un plato en la mano, el cual limpiaba en el fregadero.

—¿Te haz disfrazado antes? Yo no, debe ser increíble —dijo el entusiasta Callum. Yo me limitaba a escucharlos desde la mesa de la cocina, consumiendo un cigarrillo.

—El Halloween es para niños, nos veremos muy ridículos —le respondió Atom

—Ni te imaginas que más ridícula es su idea —carcajeé. Callum me había mencionado su idea con anterioridad.

—¿Y cuál es? —Atom lo miró.

—Nos disfrazaremos de Monsters Inc. Hult, será Sullivan —Callum me señaló—, ¿muy ingenioso no? Mismo apellido, y los dos se encariñaron de una niña, cuando está prohibido.

Otra carcajada más fuerte salió de mi boca, aparte de la estúpida idea de Callum, lo más épico era la cara contraída de Atom. Él casi nunca reía, y era un milagro verlo de esta forma.

—Tú, amigo mío, serás Mike Wazowski —ahora Callum apuntaba hacia Atom, alzando las cejas sugestivamente —Porque siempre andas reprochando a Sullivan, sobre el error de la niña... ¡¿No es fantástico?! ¡Es lo mejor que he pensando! —agitaba sus brazos por encima de la cabeza, con una paleta de cocinar entre su mano.

—Si Sullivan, será Sullivan. Y yo, seré Mike. ¿Tú serás....? —Atom entrecerró un ojo, esperando que Callum le respondiera.

—Callum será Celia —me lancé a reír. Por el otro lado escuchaba las carcajadas de mis amigos. No era broma, era un hecho. Toda la idea de Callum estaba concluida, él sería Celia.

—Te gritaré cuchurrumin, ¿acaso no te encanta? —le preguntaba Callum divertidamente.


Esos momentos, pasaron a ser de simples a importantes recuerdos. Callum ya no nos arrastraría a sus locuras. Imaginé que, él estuviese sufriendo por mi muerte y yo no por la suya. Puedo asegurar que Atom también lo pensaba.

Ahora nos encontrábamos de pie, en frente de su lápida. Donde finalmente está su cuerpo, desde varios metros bajo tierra. Esta era la vida, la cruel naturaleza. En la autopsia no encontraron huellas, ni nada que les dijera quién lo había asesinado. Pero al menos yo ya sabía la verdad, sabía que todo por fin acabó. No de la mejor manera, pero terminó. Era hora, todo llega a su fin. Los tiempos oscuros cesaron, y esperaba que permaneciera de este modo hasta mi último respiro. Me encargué de desechar el celular de Callum, desapareciendo así, los menajes de Beans, eso solo despertaría la curiosidad de los policías. Y las personas son muy estúpidas para entender que el culpable no era algo humano. Las personas temen a lo desconocido, a lo que no pueden controlar. Justamente eso, era lo que volvía igual a los Ángeles y a los humanos.


—Lo que hicimos está bien ¿verdad? Estar aquí. Somos alguien —espetaba mi amigo con mucho entusiasmo. Metió sus manos en los bolsillos del pantalón y pegó su espalda en las puertas de mi armario.

—¿Sientes que perteneces aquí?— indagué. Me miró con sus cejas levantadas.

—Amo esta vida, viejo. Ya entiendo por qué desafiaste las reglas. Querer a alguien es fantástico. Vivir lo es... Tenía miedo a no morir nunca.

—Bueno, admito que lo más duro es cambiar a un simple mortal —reí por lo bajo. Callum se limitó a solo sonreír y negó levemente con su cabeza.

—Hermano, el número marcado en mi espalda, es la clara razón de mi lealtad hacia ti. De mi razón de estar aquí. Es donde pertenecemos, gracias a ti. Gracias a tus sentimientos por Gwen. No lo arruines, y mueve tu jodido culo y ve a bailar con esa chica. Son una misma alma, es imposible alejar lo que te da la vida.

"Lo que hicimos está bien ¿verdad? Estar aquí. Somos alguien"


Él estaba feliz, lo dejó en claro el día que Beans robó su vida. Y yo no podía hacer nada, ni devolver las horas ni los días. Lo hecho ya estaba hecho, solo debía seguir adelante. Seguir adelante por Gwen, eso es todo.

—Nos vemos en otra vida, viejo —espetaba Atom hacia su tumba. Callum siempre nos decía "viejo". Era su típica palabra. Jamás vi a Atom tan afectado, como por la muerte de Callum. Dejó de mirar la lápida, para mirarme a mí.

—¿Te veré por ahí?— indagué, él no solía sonreír nunca, pero ésta vez ladeó una pequeña sonrisa.

—Te estaré vigilando Sullivan. Nada de alcohol, ni chicas en la casa ¿eh?— me apuntó con su dedo en severidad. Reí negando unas cuantas veces con la cabeza.

Me acerqué y le di un abrazo, si no me equivoco, el primer abrazo que le daba a Atom. Que lo correspondió lentamente, ninguno de los dos estaba acostumbrado al afecto de esta forma —Gracias por... Literalmente todo —dije mientras me separaba de él.

Se pasaba una mano de arriba hacia abajo por su cabello, que ahora llegaba más abajo de sus orejas.

—No es nada. Yo, siempre te culpé por cada cosa que sucedía. Eras como cuidar a un niño que deseaba tocar cada adorno de una casa de cristal. Al final me di cuenta que... No puedes cambiar los pensamientos de alguien, no cuando lo hace con su corazón —se alzó ligeramente de hombros.

—Si no lo hubieras hecho, fuera menos racional de lo que soy ahora —hice una mueca de lado. Atom rió bajito y lanzó una flor sobre la tumba de Callum.

Se giró, dándome la espalda y dio unos cuantos pasos adelante. Habló sin voltear —Me despides de Gwen por mi parte. Sé que nos veremos por ahí, Sullivan —sin más, Atom desapareció ante mis ojos. Finalmente se había ido, y era tan poco probable que lo volviera a ver.

Respiré por mi boca, mirando una vez más la lápida. Diciéndole con la mirada, adiós a Callum. Para girar sobre mis talones y dirigirme hacia mi auto, donde Camille esperaba por mí. Quiso acompañarme hoy, y se quedó en mi auto para darme privacidad con Atom. Debía volver al hospital, del lugar que no he salido desde hace dos semanas. Dos semanas y Gwen no despierta, sin embargo, dio un gran paso cuando hace algunos días le quitaron el respirador. Ahora respiraba por su propia cuenta, y nada me hizo tan feliz que eso. Ella mejoraría, estaría bien. No la perdería. Tampoco la alejaría otra vez, ya no más.

"Son una misma alma, es imposible alejar lo que te da la vida"

Es razonable, lo sabía. Pero pensaba que la protegía, ese siempre fue mi deber y mi razón. Proteger a Gwen. Proteger a esa pequeña niña que me jalaba el cabello cuando se molestaba.


—Me tengo que ir niña, ya no puedo seguir aquí —le decía a Gwen, evitando que de sus ojos cayeran esas lágrimas que me avisaban que venían por la forma en que su labio superior salía y su nariz se arrugaba.

—¡No! ¡Por favor quédate! —suplicó.

No quería hacer esto, no quería mentirle porque sabía que no la volvería a ver. Evan me delató, imbécil. Ahora sería uno de esos Ángeles desterrados, un rebelde —Yo... Yo estaré contigo, solo que tú no me podrás ver.

—¡Pero dijiste que nunca te irías de mi lado! —rompió en llanto, haciendo más difícil la situación. Situación que no recordaría, dolor que ya no sentiría, porque le borrarían sus recuerdos de mí.

—Yo sé lo que dije niña, lo sé —suspiré con frustración. Sus brazos buscaron enredarse por mi cuello, para abrazarme, pero la alejé. Se me hacía una costumbre sus pequeños abrazos, la primera persona que me ha abrazado en todo mi tiempo de vida, era Gwen, y los ángeles no debemos tener ese afecto. Pero se sentía bien, ¿qué estaba mal conmigo? ¿Por qué tenía que ser diferente a los demás? Quería destruir este sentimiento de ternura en mi interior. Este sentimiento que ocasionó este problema —¿Te acuerdas cuando te dije que las cosas no siempre resultan como las planeas?

Ella asintió, sonando su nariz al inhalar —Lo recuerdo.

—Bueno niña, no todo el tiempo la vida es como queremos y aunque yo me encuentre lejos de ti, mi corazón jamás podría abandonarte. ¿No lo olvides sí? —con sus ojos cristalizados, asintió una vez más. Mirando con recelo por encima de mi hombro, a Evan.

—Lo prometo por el meñique —alzó su dedo. Lo miré con duda, pero Evan no dio el tiempo necesario, posando su mano en la cabeza de Gwen, instantáneamente cayó en mis brazos, dormida. Todos su recuerdos eran extraídos para siempre.


(...)


—No es normal, yo no soy normal. Quiero ser igual a ellos, y ahora paso por esto —le comentaba frustradamente a Jenna, al menos la podía ver a ella. Sirvió té en una taza y me lo entregó.

—Tienes un corazón, como yo, y como cualquier otra persona. De una forma u otra, estás vivo, y sientes, todos sentimos. Hasta el ser más duro —explicaba ella. Jenna había cambiado mucho, de conocerla haciendo sus berrinches, ahora veía como le salían canas en su raíz del cabello.

—En un principio solo le tenía cariño, ternura por una niña tan pequeña. Primer humana que siente amor por mí, amor puro. Pero creció Jenna, tu nieta creció y se ve diferente. ¿Cómo evito esto?

Ella rió con gracia —¿Evitar sentimientos? Eso es imposible, cielo.

—¡No quiero amarla!— bufé irritado, logrando que el líquido en mi taza se removiera y salpicara mi pantalón. Ésta segunda oportunidad que la legión me dio, no la desaprovecharía —No me gusta el amor, ni sentirlo, es patético. Desagradable, solo te hace sentir débil. Si amas, eres débil.

—Pero ya lo haces, ¿o no? —elevó una ceja. Ahora Gwen me gustaba. O así lo creía.

—Jenna, carajo. Ayúdame, no me incites a que me enamore de tu jodida nieta— exclamé de una forma que sabía que no le iba parecer correcta a esta señora, que ahora tenía ambas manos en su cadera. Con esa mirada de disgusto.

—No hables de esa forma, jovencito —reprendió, actuaba como si fuese mi abuela y no la de Gwen.

—No me jo...—cerré inmediatamente la boca cuando me dio esa mirada de muerte —Mira, escribiste ese libro para que ella pudiese recordar. Más el cambio de su casillero, al 234, más tus propias historias. Y ella no me recuerda, ¿de qué me sirve? Sigo esperando que lo haga, y a la vez no. Una parte de mí, la desea, mientras la otra huye de ella.

—Acércate a ella, ¿qué es lo que esperas? —Jenna mostraba total tranquilidad desde su sillón, con una taza de té en su mano y una revista entre sus piernas. Parecía una jodida broma.

—¿Acercarme más? Me acabo de inscribir en su jodido instituto Jenna, soy un maldito psicópata —bufé, me lanzó una mirada divertida.

—Sé su amigo, no lo sé... Ustedes los jóvenes tienen miles de formas para comunicarse y expresarse. Invítala al cine o a tomarse una soda

—¡Ese es justo el problema! Yo no soy una persona, y me estoy arriesgando otra vez. Soy un jodido ángel Jenna.

Jenna siempre se refería a mí, como un joven, o una persona. Sabía que era parte de su psicología inversa para hacerme comprender a mí mismo. Que yo era más humano que otra cosa.

—Entonces, sigue siendo ese ángel infeliz —lanzó esa sonrisa astuta.


Seguí la dirección a mi auto, desde el parabrisas podía ver a Camille distraída con su celular. Me dio su atención cuando entré al auto, dejando las llaves y mi celular en esa caja entre los dos asientos.

—¿Estás bien Sully? —musitó, le di una sonrisa ligeramente forzada en respuesta a su pregunta.

—¿Tú qué crees? —suspiré, mirando el volante. Pasó su mano junto con sus largas uñas de color rojo intenso por mi hombro, en forma de confort.

—¿Sabes qué creo? Que deberíamos ir a tomarnos un café antes de volver al hospital —propuso ella.

Quería volver lo más rápido al hospital, pero un café no estaba mal —Callum me mencionó un cafetín al aire libre cerca del hospital, una vez creo, ¿sabes cuál es?

—Sí, Wells me llevó una vez allí. Podemos ir a ese lugar —respondió con una sonrisa puesta. Asentí levemente y coloqué el auto en marcha. Guardamos silencio cuanto tomé la autopista que me dirigía a la ciudad. Camille buscaba en la radio alguna canción que dejar, pero solo las pasaba y las pasaba. Ojeé mi celular en el momento que me llegó un mensaje del papá de Gwen, preguntándome si podía ir en la tarde y quedarme con ella. Ellos tenían que adelantar sus trabajos, todo lo que han acumulado éstas semanas. Ya tenía pensado volver, así que no fue un problema responderle que sí.

Al llegar al cafetín, pedimos un par de capuccinos, eran nuestros cafés favoritos, y nos sentamos en una esquina del lugar. Camille hacía morisquetas para cambiar mi cara larga.

—La gente nos ve como raros, mira ese niño —apunté disimuladamente hacia un niño que nos miraba con su ceño fruncido, tratando se comprender las extrañas caras de Camille.

—Anímate solo un poco, no es el mejor momento para hacerlo, pero no te quiero ver decaído —encorvó sus labios.

Le di un sorbo a mi café, que no tenía muy buena calidad. El sabor era terrible, nada como los de Jim'S —Iba a ser papá —solté de la nada, de pronto sus facciones divertidas se esfumaron, guardando recelo a mi comentario. Sus brazos estaban posados encima de la mesa, con el vaso de café entre sus manos que le daba vueltas.

—Wells me contó que Gwen lo sospechaba unos días antes del accidente— mencionó.

—¿Y por qué no me lo dijo? —cuestioné con disgusto.

—Bueno Sully, tú le dijiste que se alejara y bloqueaste su número —decía razonablemente. Le había contado a Camille lo que sucedió entre Gwen y yo en el funeral de Callum, casi todo.

—No quería esto para ella, nada de esto. Ni dejarla embarazada, ¿ahora cómo la veré a la cara cuándo despierte? —buscaba cómo disculparme con ella, qué decirle apenas despierte. ¿Ella me querría hablar de nuevo? Temía a que no quisiera hacerlo —Me jode, porque tenía todo con ella.

Una de sus dulces sonrisas, se plasmó a un lado de su cara —¿Te imaginas como papá? —soltó una risita.

—No, la verdad no —le seguí la risa.

—Tendrías una larga barba, y fueras de esos papás que siempre andan con su ceño fruncido —pasó un dedo por mi ceño fruncido que se formaba solo, lo trataba de disipar —De esos papás groseros y divertidos, los que cambian de cigarros a tabacos. Tu hijo repetiría tus groserías, y tú alzarías el dedo con severidad y le dirías: No Hult Junior, no repitas lo que yo digo —hizo una pequeña demostración, con su dedo agitándose y cambiando su voz por una más gruesa, no me resistí a reír.

—¿Hult Junior? Es un nombre horrible —hice una mueca de desagrado —Sus compañeros de clases se burlarían de él, todos los días.

—A ver, ¿y tú cómo lo llamarías? —levantó una ceja, en desafío por un nombre mejor.

—No lo sé, Dexter —me alcé de hombros, Camille ahora echaba su cabeza hacia atrás, expulsando una risa muy ruidosa.

—¿Dexter? ¿Cómo el laboratorio de Dexter?

—¿Qué tiene de malo? Será un genio —alardeé, logrando más risas por su parte.

—¿Y si fuera una niña? —preguntó. Ahora pensaba nombres para niña, qué estupidez.

—Lynn —sonreí —Me gusta ese nombre.

Camille sonrió a gusto por mi respuesta —¿Te sientes mejor?

Entendí que lo que Camille trataba de hacer, era hacerme desahogar eligiendo nombres para un bebé no nacido.

—Acepto que sí —volqué los ojos.

—Lo que quiero es ayudarte, así como tú lo has hecho conmigo desde que nos conocemos. ¡Eres mi mejor amigo! Te quiero Sully, y quiero que estés bien.


Necesitaba un café, siempre es buen momento para un café, y había encontrado este lugar. Jim'S Jimmy. Tenía un nombre ridículo, pero Callum me trajo ayer un café de aquí, y debo decir que era el mejor que había probado en mucho tiempo. Abrí la puerta, sonando una campana que avisaba a los empleados de un cliente entrando. El lugar estaba casi vacío, solo había un par de señoras con un bebé y ahora yo. Vi en el mostrador a una sola chica, con una uniforme rosa viejo y una gorra que decía el nombre del local. Lo primero que visualicé fueron sus increíbles piernas, que podía ver claramente a través de las vidrieras de los dulces. Sin embargo, ella no mostraba una sonrisa, ni se había dado cuenta que yo iba en su dirección por un pedido. Ésta chica parecía haber estado llorando, me di cuenta de eso cuando rápidamente alzó su vista para observarme.

Me observó de pies a cabeza, con los labios entreabiertos. Se giró como si estuviese buscando algo, y comenzó a limpiarse los ojos, para volver a su lugar y regalarme una sonrisa. Era morena, con ojos gigantes de color negro, poblados de pestañas. Su contextura era perfecta —Bienvenido a Jim'S Jimmy, donde los mejores dulces los encuentras aquí. ¿Desea ordenar algo?— cuestionó.

—¿En serio tienes que decir eso cada vez que alguien llega? —ladeé una sonrisa divertida, pensé que desviaría su mirada al suelo o tartamudearía por nervios, como lo hacen muchas. En cambio, ella me devolvió una sonrisa firme, tan firme como su postura.

—¿Harás preguntas obvias, o vas a ordenar algo? —atacó de forma divertida.

—Auch —musité —¿Tienes capuccino?

Miró hacia un cartel atrás de ella, con intensiones de que yo también lo hiciera. Donde decía que había capuccino —Leer te abre las puertas al mundo —se burló.

—Pues yo siempre tengo las puertas abiertas a mi disposición —levanté una ceja. Ella sin dejar su sonrisa, volcó los ojos al extender su mano.

—Son tres dólares con cincuenta.

Esperaba que le diera mi dinero, en cambio, le extendí mi mano en un apretón de saludo —Hult Sullivan —ella miró nuestras manos sin esperarse mi acción, que no tardó en devolver.

—Camille Rich —respondió, retirando su mano. Saqué el dinero de mi billetera y se lo entregué. Ella lo guardó en la caja registradora y se direccionó a la maquina de café, sacando de ella mi pedido con mucha espuma. Le colocó un pitillo y me lo entregó con un par de bolsas de azúcar —Disfrute su pedido y no dude en volver pronto.

Le di las gracias con una sonrisa —No desperdicies innecesariamente las lágrimas, las podrías necesitar para una razón verdadera —le guiñé el ojo. Antes de darme la vuelta me pude percatar como su rostro se paralizó por mi comentario. Estaba cerca de la puerta cuando la chica me llamó con un "hey".

—Las lágrimas siempre tienen una razón verdadera que deja de serlo con el tiempo —me regaló su opinión, con intensiones de llevarme la contraria —No dudes en volver pronto —sonrió. Dejé salir una pequeña risa, que fue más que aire salir por mis labios y me largué.

Fuimos un desliz por un largo tiempo, con el tiempo nuestro desliz fue formando una amistad. Donde yo la escuchaba y ella me escuchaba a mí. Por esas razones me costó decirle que me gustaba otra persona y no ella.

Cuando terminamos nuestros cafés, nos marchamos del lugar. La iba a dejar en su casa, pero ella insistió en acompañarme, a pesar de que Wells no estaba en el hospital, ya que se había ido a su casa para poder dormir. Wells tampoco le ha quitado el ojo ni un solo segundo a Gwen.


(...)


"Tienes que hablarle siempre como si estuviese despierta", era lo que me mencionaban siempre las enfermeras y su doctor. Le hablaba, le contaba de mi día y cualquier cosa en particular e insignificante que me haya sucedido. Estaba en la sala de espera, tal como se llama, esperando a que la enfermera saliera de su habitación. La estaba limpiando, hacía esto una vez al día, siempre en las tardes antes de que oscureciera. Luego le inyectaban hierro y más vitaminas que necesitaba hasta que estuviese en este estado. Sus brazos, alrededor de sus venas, se tornaban manchas moradas, por los hematomas que eran causados por cada inyección.

Solo yo sabía lo que sentía al verla así, toda golpeada, enyesada y esos morados por sus brazos. El fugor en mi corazón es imparable.

—¿Usted la acompañará ésta noche? —preguntó la enfermera que salía de su habitación. Asentí en respuesta —En unos minutos mi turno termina y mi otra compañera tuvo que faltar hoy. Dejé la pomada encima de la mesa, es para los hematomas, se la acabo de aplicar, pero tiene que ponérsela otra vez en la noche ¿está bien?

—Lo haré —respondí. La mujer asintió y me indicó a que ya podía entrar. Dejé a Camille en la sala y entré, volviendo a ver a mi Gwen, en muy mal estado. Al menos ese tubo no pasaba por su garganta, ni tenía esos cables conectados a su cuerpo, ni sueros intravenosos o alguna medicina por vía.

Mi necesidad de abrazarla, era bastante grande. O de tenerla haciéndome sus millones de preguntas, recibiendo pocas respuestas de mi parte.

Ella era mi destino, había descubierto que tenía uno. Pasé mi mano por su frente, en pequeñas caricias, mis ojos no evitaron mirarla completa. La veía y mi pecho se hundía —Hola Gwen —le susurré. Me incliné hasta sus labios donde dejé un corto beso. Sus labios seguían siendo los mismos —¿Recuerdas que te dije que enterraron el cuerpo de Callum? Hoy fui a visitarlo, estuve con Atom antes de que se fuera. Cuando estés bien iremos a visitar a Callum. Iremos a todas partes, tengo preparado mentalmente tantos lugares para ti, que ni te imaginas.

Sostuve su mano con la mía, y la besé en todos los nudillos.

—Solo no tardes en despertar... Te necesito, sin ti me siento solo —suspiré y dejé descansar mi cuerpo en la silla a su lado. Mi cuerpo se había acostumbrado a esa jodida silla. Descansé mi espalda en el respaldo.

Las personas tienen en la mente que el amor de tu vida es con quien encajas perfectamente, que es lo que desea la mayoría. Pero el amor de tu vida te saca todo lo que llevaste reprimido. El amor de tu vida es, la persona más importante que vayas a conocer en toda tu vida. Quien te devuelve la vista ayudándote a cambiar tu vida. Las almas gemelas no existen, todos somos distintos. Sin embargo, sí existe alguien destinado a ti.

La legión me dio una segunda oportunidad para saber que Gwen era lo que quería en mi vida. Me dieron una segunda oportunidad de vida, para disfrutarla. Llegué a ese punto medio en mi vida, en el que quería llegar desde antes de conocerla. Estar conforme, sentirme en paz. Bien dicen que después de la tormenta llega la calma. Y ahora lo único que escucho es, nada. Es realmente placentero.

Ya los ruidos de mis pensamientos pararon, la confusión se volvió clara. No temía, amaba amar. Y fue la mejor elección —La mejor forma de amar a una persona, es no haciéndolo. Pero mi corazón se niega a seguir esa forma cuando te escucho hablar —le dije muy bajito, sin esperar respuesta de su parte. Ahora ella era la callada.

Esa cierta sensación, de un leve apretón en mi mano, causó estrago en mi estómago. Me fijé en mi mano y la de Gwen juntas, y vi como sus dedos quisieron moverse forzadamente. Mis ojos se abrieron con grata sorpresa y veloz, tomé su cara con cuidado con mi otra mano libre —¿Gwen? —su nombre salió de mi boca como una pregunta, mi corazón palpitaba tan fuerte que mi pecho dolía.

Ella arrugó su nariz, y siéndole difícil trató de abrir los ojos. Sus jodidos ojos perfectos se estaban abriendo —Deja de llorar por mí Hult Sullivan... Te ves miserable —susurró con palabras arrastradas y débiles. No sabía si reír,  llorar, o besarla. Pero lo que si supe, fue que hice las primeras dos juntas.

—Carajo, despertaste. Estás despierta Gwen —dije con euforia, aferrándome más a su mano. Trazando movimientos por su mejilla con mi dedo. Hizo unas cuantas muecas de dolor al removerse en su cama, hasta finalmente abrir los ojos un poco más.

—Estás aquí —sonrió, con su jodida sonrisa alucinante. Hablaba bajo los efectos de los medicamentos, se veía adormilada todavía. No podía creerlo, esperé dos semanas esto y por fin ocurría.

—Para ti, siempre —dije, para luego darle un profundo beso en su mejilla.


"Lo que hicimos está bien ¿verdad? Estar aquí. Somos alguien"


Sí Callum, lo que hicimos estuvo bien.


Después de 473 años encontré la razón de mi vida. Únicamente ella, mi razón. Mi mundo, mis ojos, y mi alma.

Mi jodidamente perfecta, Gwen.


                             —Fin—


Con ésta segunda parte concluyo la historia de Ángel 234, escribiendo el último capítulo quería que no terminara jajaja:(. Pero debía tener su final definitivo. Deseo con mi alma que les haya gustado, y les vuelvo a dar las gracias por apoyarme. Tengan en claro que son un sol.

Contará con epílogo, pero el epílogo no tiene fecha porque será sorpresa ;)

Canciones que me ayudaron a escribir Ángel 234: Tiempos Oscuros.

1. Harry Styles- Lights Up.
2. The Weeknd ft Ed Sheeran- Dark Time.(digo que es la oficial de esta segunda parte)
3.The Weeknd- The Hill.
4.Post Malone- Sunflower.
5. The irrepresibles- In This Shirt.
6.Conan Gray- Heather.
7. Conan Gray- Maniac.
8.Lewis Capaldi- Lost On You.
9.Patrick Watson- Sit Down Beside Me.
10. Patrick Watson- Je Te Laisserai Des Mots.

Canciones super recomendadas para que las agreguen a su playlist.

¡Gracias por leer Ángel 234!

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