MATEO
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Está preciosa, ese es el primer pensamiento que se me viene a la cabeza.
Me la quedo contemplando hasta que alguien se interpone en mi campo de visión.
¿Wos?
No me jodas.
— Melissa, ¿puedes quedarte aquí un segundo?
— Claro, tranquilo.
Le hago un gesto con la cabeza a Manu para que me siga, nos vamos al patio trasero y cuando veo que no hay nadie estallo.
— ¿¡Con Wos!? ¿A caso me está jodiendo? — pregunto alterado.
— Relájate loco, eres un exagerado — le lanzo una mirada asesina. — Serán amigos, además deberías de estar pendiente de Melissa que para algo te la presenté.
Respiro hondo unas cuantas veces.
Relájate, ella es pasado y Melissa presente. Pasa página de una puta vez.
— Es imposible pasar página si solo han pasado unas semanas — habla mi subconsciente.
— Silencio — digo en voz alta.
— ¿Cómo? Dios, ¿ahora también hablas solo? Esa chica te ha dejado trastornado — ríe.
— Volvamos dentro.
Me dirijo a la cocina a por bebidas para los tres.
En la mesa hay montones de botellines de cerveza y alguna que otra bebida más fuerte, estoy buscando los vasos cuando alguien entra.
— Mierda — escucho detrás mía en bajito.
Para cuando me giro ella ya está saliendo por la puerta.
— Tranquila si no tardo nada — hablo, tratando de mostrar indiferencia.
Encuentro los vasos y pillo la CocaCola, Dafne entra de nuevo y tira por el lavaplatos el contenido de su vaso.
A continuación coge el whisky y se sirve.
Cuando está a punto de salir por la puerta cuestiono:
— ¿No crees que has bajado un poco el listón? — me apoyo en la encimera.
Se da la vuelta y me mira.
— ¿Perdón?
— Solo digo que cambiarme a mi por Wos...
— El hecho de que estés aquí ya es una putada y si me hablas para decirme gilipolleces ya ni te cuento — se cruza de brazos.
— Vaya... — levanto las cejas mientras sonrío. — Nadie lo habría dicho viendo como me suplicabas por mensajes.
Espero su respuesta pero Valentín nos interrumpe.
— ¿Todo bien? — le rodea con el brazo por la cintura y ese gesto se me queda grabado en la mente.
— Sí, vamos — agarra su copa y se marchan.
Esta noche se me va a hacer muy larga.
DAFNE
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"Nadie lo habría dicho viendo cómo me suplicabas por mensaje."
¿Por qué no te vas a la mierda?
Tengo que tranquilizarme si no quiero escupirle en la cara al primero que me dirija la palabra.
— No sabía que estaría aquí, lo sie...
— No hay problema Valen, disfrutemos de la fiesta y ya — digo interrumpiéndole.
— Vale, en ese caso ven que te presente.
Vamos al salón y nos unimos al grupo.
— ¡Eh chiquitos, esta es De! — grita haciendo que le presten atención.
La mayoría le mira extrañado, todos menos Mateo que parece sorprendido.
— Soy Dafne aunque prefiero que me llamen Daf — aclaro.
Se escuchan unos cuantos ah y bienvenida.
— Ellos son Dani, Sara, Manu e Irina — me presenta mientras los señala.
— Y ella es Melissa — añade Mateo.
— Bien, una vez hechas las presentaciones ¿qué os parece si jugamos al juego de la botella? — interviene Dani.
— Mira que eres infantil... — dice Sara.
— A mi me apetece — concluye Irina.
Nos sentamos todos en un círculo.
— Empecemos — Manu es el encargado de girar la botella.
Con este juego di mi primer beso en quinto de primaria así que mal recuerdo no tengo.
— Daf, Dani. ¿Hacéis los honores de empezar?
Siento la mirada de todos encima mía, solo es un juego, ¿no?
Me bebo lo que queda en la copa y me acerco a Dani, agarro su cuello acercándole a mi y le beso sin pensármelo demasiado.
Empieza siendo un beso sin más hasta que nos calentamos, yo por la bebida y Dani...
Baja sus manos hasta mi culo y me pega más a su cuerpo, como si quisiera que fuéramos uno sólo.
Me incomoda un poco pero no me aparto.
— Joder ya es suficiente — habla Mateo en tono elevado.
Me separo de Dani y puedo notar como todo el mundo nos mira sin mediar palabra.
Vuelvo a mi sitio algo avergonzada.
— Vale, continuemos — carraspea Wos.
Hace girar la botella hasta que los extremos apuntan a los tortolitos y Mateo me mira con una expresión que claramente refleja venganza.
— Que comience el juego.