Antes del amanecer los tres caballeros que permanecieron en la mansión de Saori se despertaron para recibirla en una zona cercana que tenían para ocasiones así.
Aquel cosmo oscuro del rey del inframundo en algún momento de la noche había desaparecido sin dejar ningún rastro cuando despertaron, se les hizo bastante extraño pero preguntándose a si mismos no lograrían nada.
Fue al amanecer cuando vieron por fin el jet privado de Saori aterrizar. Él primero en salir fue Seiya que abalanzó a los brazos de los tres en cuanto los vio, llevaba su armadura nuevamente en su caja de pandora al igual que otra en sus manos perteneciente al menor de ellos, luego bajaron Shaina y Marin con sus armaduras puestas y las otras dos que pertenecían al dragon y al cisne que no tardaron en entregar a sus respectivos dueños.
Shun- ¿se van a quedar?- pregunto a ambas amazonas que voltearon a verlo asintiendo.
Marin- es mejor así, debemos de ser precavidos en todo momento y más con... la situación.
Al escuchar las últimas dos palabras Seiya se tenso bastante y se dirigió a ver a Shun que había dejado su caja de armadura en el suelo como sus amigos y que al sentir su mirada también volteó a verlo con duda.
Seiya- amm, Shun, creo que hay algo que tengo que decirles a todos viendo que nadie más quiere hacerlo- notó a todos acercarse a él con excepción de las chicas que se quedaron al margen de la situación algo tensas- verán, antes de que todos pierdan la cabeza tengo que decirles que Saori y los demás dioses quedaron de acuerdo en que...
Unos cuantos pasos más se escucharon pero no eran los de Saori solamente, la diosa fue la primera en salir, desprovista de sus ropajes de diosa con un atuendo más casual y detrás de ella apareció el ser que menos esperaban. Un joven hombre de cabello negro recogido, ojos azul claro y piel blanca que vestía ropa por demás común pero elegante y a simple vista cara, a pesar de ese estilo más humano era casi pecado no reconocer quien era.
Hyoga- ¡Hades!
Con un efecto algo atrasado los tres que no tenían ni idea de lo que pasaba se pusieron en alerta de forma instintiva. Seiya se puso enfrente de ellos de inmediato.
Seiya- esperen chicos, es lo que quería decirles...
Saori tocó suelo y fue hasta sus caballeros para calmarlos mientras el otro dios veía con algo parecido a la duda y curiosidad al medio por el cual habían viajado desde Grecia a Japón sin prestar la más mínima atención a los caballeros que permanecían en posición de ataque por su presencia, no le preocupaba, su muerte quedaría sobre los hombros de su sobrina en todo caso y librarse de ese conflicto no le sería desagradable por completo.
Saori- Hades se quedará con nosotros mientras no arreglemos el conflicto, fue desicion unánime de los dioses.
Los demás que no estaban enterados se vieron sorprendidos por las palabras de Saori, pensaron en un inicio que de haber revivido a Hades este se quedaría en el inframundo nuevamente buscando a quien sea que ahora amenaza la paz en la tierra pero quedarse con ellos, era extraño que ella lo aceptara, más teniendo a Shun con ellos y con Ikki fuera.
Saori- les explicaré cuando estemos en la mansión, Shun ¿tú tienes algún problema con esto? Si es así podemos...
Rápidamente negó, no quería interferir en los planes de su diosa al poner primero sus intereses personales aunque así lo quisiera, después de todo ¿no había sido él quien le dio la autorización para que lo incluyera en los asuntos referentes a Hades? Si, así había sido, y no iba a hacerse para atrás.
Shun- estoy bien, ya le había dicho que no me importaba que me incluyera en los asuntos referentes a... a él.
No hablaron más por el momento y una vez Hades dejo de contemplar el pequeño pero lujoso avión que los transportó, todos ellos se fueron a la mansión para hablar del tema con mayor tranquilidad.
Fueron al mismo lugar donde habían tratado el tema por primera vez entre todos, el dios del averno se sentó en un lugar alejado dando espacio a su sobrina para hablar con sus caballeros y aunque no era su intención hacer daño, las dos amazonas que los acompañaron de regreso se pusieron cerca suyo como custodiandolo, cosa que claramente le incómodo pero no lo sacó a relucir.
Saori- durante la noche tanto yo como parte de los dioses principales fuimos al inframundo para saber si podíamos terminar este asunto con rapidez, en el mejor de los casos nuestro enemigo se encontraría sólo, débil por su encierro y seguiría vagando por esas tierras sin encontrar forma para salir.
Todos prestaron atención a lo dicho y se imaginaron que por esa visita la energía de Hades se habría dejado de sentir.
Saori- no encontramos rastros de su cosmo, sólo en dos lugares, la prisión de donde se liberó y el lugar donde sus seguidores fueron encarcelados y sellados, tenemos razones suficientes para creer que realmente se fue.
Cada uno tenía ideas propias en sus cabezas por el momento, y todas con cierta relación a lo que sucedía. Shiryu trataba de analizar la información que recibió, Hyoga estaba igual y Shun estaba más que abrumado e incómodo no exactamente por las palabras de Saori sino por la presencia del otro dios que parecía haber elegido un lugar alejado de donde él estaba, trataba de decirse que está vez sería diferente a antes porque pelearian lado a lado.
Saori- no encontramos una de las reliquias más importantes que guardaba Hades, y el nuevo paradero de nuestro enemigo creemos que es alguna parte de un espacio entre dimensiones que nosotros no conocemos.
Hyoga alzó la mirada hacia Saori queriendo entender la situación mejor, si atraparlo en el inframundo no era ya viable entonces ¿qué tenían que hacer? ¿tenía relación con la estadía de Hades en la mansión?
Hyoga- ¿qué haremos entonces? ¿qué hará Hades aquí?
Saori- esperar, Hades podrá incluso desde aquí poner en reconstrucción lo que dañamos en el inframundo, algunos sirvientes de los dioses quitaran el sello de los espectros para tener más control, también hay algunos más que se ofrecieron a investigar ese espacio entre dimensiones, yo misma ofrecí a algunos caballeros de plata.
Otra vez no harían nada básicamente, eso los frustraba, porque no tenían ni idea de donde estaba su enemigo como normalmente pasaba, el punto era hacer rodar la cabeza del dios que desafiara a su diosa cada vez que no de podía razonar con ellos.
Shiryu- ¿porque él debe quedarse aquí?- hizo un movimiento de cabeza para señalar al dios.
Saori- creemos que el primer lugar al que irá nuestro enemigo será aquí en la tierra, así que Poseidón se encargará de hacer uso de su empresa para poder vigilar mar y parte de la tierra, yo y otros dioses que encarnaron haremos lo mismo pero en tierra, Hades se quedará con nosotros para poder mantener oculto su cosmo.
Basta decir que los tres caballeros que no habían estado enterados de esto no fueron los únicos confundidos, Shaina y Marin sólo habían estado enteradas de ciertas cosas pero no del todo.
Y al sentir su confusión, Saori volvió a hablar con las palabras que consideró correctas.
Saori- sera como un encubrimiento, todos ustedes perciben el cosmo de alguien más incluso a distancia, más tratándose de un dios o representante como Hilda, nosotros somos los que contamos con más guerreros que el resto así que sus cosmos y el mío cubrirán al de Hades por un tiempo, es una forma de garantizar que no se detecte su energía por si acaso.
Estuvieron de acuerdo y no preguntaron más, Hades parecía reservado en cuanto a ellos, fueron justamente ellos los que lo mataron en primer lugar así que creían que era lógico que al no poder matarse entre si solamente tomaran distancia los unos de los otros.
Saori- una cosa más, Hades de aquí en más sólo usará su verdadero cuerpo como la mayoría de los dioses a menos que alguien le ofrezca con total voluntad el suyo, así que Shun- el mencionado la volteó a ver- no tienes nada que temer en cuanto a eso.
Él asintió pero no sentía temor, sólo incomodidad, cuando él bajo del avión detrás de Saori supo de alguna manera que no tenía que temer por eso, no sería poseído en contra de su voluntad otra vez, lo agradecía pero cada que intentaba ver a su nuevo aliado se sentía extraño en una forma un poco desagradable, era en esos momentos cuando divagaba en sus recuerdos hasta la época antigua donde estaba Aome y los demás que le ofrecieron tranquilidad en días tan turbios como esos.
Saori se retiró luego de eso seguida por el otro dios al que había asignado ya un lugar en su mansión que le enseñó dejando que sus caballeros procesaran lo dicho entre ellos.
Seiya- ya que nadie más lo va a decir lo haré yo, esto fue muy incómodo ¿o fui sólo yo?
Para sorpresa de Shun no fue el único que coincidio con eso, y como no hacerlo, el más grande enemigo de Athena desde hace varios siglos ahora se quedaría bajo el mismo techo que ella y ellos, teniendo una muy reciente guerra Santa entre todos que les arrebató a más de un caballero.
Shun- estaré afuera.
Decidió darse un tiempo a solas, fue a los jardines que permanecían alrededor de la mansión y se quedó entre algunos árboles como cuando se encontraba con Aome, se preguntaba que estaría haciendo ahora, quizás aquel chico perro había vuelto y todos estarían de camino a otra aldea para eliminar a otro demonio o quizás estuviera disfrutando del día tal y como él pero con menos preocupaciones encima.
Porque sentía más tranquilidad de la que pensó teniendo a Hades tan cerca era su dilema, trato de matarlo y ellos a él, ¿tan grave era todo esto para dejar completamente atrás cualquier resentimiento previo? Casi le daban ganas de reír cuando pensaba en eso, tantos años en guerra para lograr paz entre ellos en menos de un día. Así se sentían todos los soldados tras una guerra ¿cierto? Y por eso suelen guardar rencor a los contrarios, tanto por nada.
No supo cuanto tiempo se quedó allí sentado y de vez en cuando cerraba sus ojos para sentir el aire puro que había en los alrededores por la basta naturaleza que predominaba en los alrededores de la mansión, un poco distinto al de la ciudad pero tranquilizante.
- no deberías quedarte sólo en estos momentos, más teniendo un enemigo dentro de tu casa.
Aquella fuerte voz le hizo voltear de inmediato, autoritaria, fuerte y grave, así era como sonaba, tal y como la recordaba...
Shun- ¿debo preocuparme?
Pese a que sus palabras las logró decir sin tartamudear o vacilar en realidad se sentía por primera vez desde que lo volvió a ver, algo asustado, ¿cómo no hacerlo? No había nadie cerca, sus amigos se mantenían alejados de él cuando lo pedía y esta de seguro no sería la excepción.
Hades- en absoluto, no vine a hacer daño ni a buscar problemas.
¿Qué debería decir? No estaba seguro, ni tampoco sabía que sentir, ¿había una emoción que fuera correcta para este momento? El dios que lo poseyó contra su voluntad y casi lo obliga a matar a sus amigos estaba frente a él con el cuerpo que se rehusó a usar por tanto tiempo y por el cual tomó el suyo, vestido con ropa fina pero humana y disimulando su condición divina.
Cualquiera que lo supiera pensaría que es una muy mala jugada del destino, casi era cruel.
Pero no faltó que dijera nada, solamente bastó que observara sus acciones, y no espero que el dios de la muerte se sentara como si nada cerca de él pero no lo suficiente para incomodarlo más.
Hades- eres el que tiene mayores razones para guardarme rencor, ¿porque no le pediste a tu diosa que me mantuviera lejos?
Curiosidad, un sentimiento tan humano que dudo al momento de decidir si satisfacerla o no, escuchó las palabras del caballero de corazón puro cuando Athena le propuso hacer algo para mantenerlos alejados, y su negativa a alejarlo, era lógico que le odiara, pero ¿podía un corazón así de blanco odiar realmente a alguien que le hizo tanto daño? Algo le dijo con sus palabras que era posible que no.
Shun- y-yo no iba a complicar los planes que ya tenían, era mejor así.
La mirada que observo en esos ojos verde esmeralda mostraba un cierto miedo en ellos, al igual que intranquilidad y nerviosismo con una chispa de rencor en toda esa maraña de emociones, pero no odio. No espero encontrarse con sentimientos así de débiles en alguien que tratándose de otra persona lo vería con el más intenso miedo y el odio más profundo que pudiera encontrar en su alma.
Hades- puro sentido del deber, cualquiera mandaría al infierno el deber cuando ya ha sido poseído de esa manera.
No tenía caso ser delicado, quería saber la razón que tenía para aceptarlo aún después de lo vivido, no estaría tranquilo de no saberlo, sintió su miedo cuando tomó el control de su cuerpo, aquella necesidad casi asfixiante de salir de su control, la negación que expresó para no dejarse influenciar por las ideas sobre salvación que la mayoría de sus anteriores cuerpos aceptaron sin dudar ni un segundo. No tenía sentido que incluso se ofreciera a tratar con él por el lazo que compartían en ese mundo.
Shun- yo no iba a hacerme para atrás sólo por eso, en esta situación lo de menos son los rencores.- dijo decidido y sin la menor duda visible en sus palabras dejando de lado por un momento sus demás sentires.- por eso también estas aquí ¿verdad?
Hades- ¿y no temes porque yo este aquí?
Si, no guardaría rencor en esta situación, era lo suficientemente consciente y maduro como para saber cuando debía reprimir sus propios deseos, cuando dejar de lado sus peleas para pactar incluso con viejos enemigos.
Shun- no, digo, por alguna razón no me siento tan intranquilo como creí.
Casi de inmediato después de haber dicho eso se arrepintió, no tenía porque decir eso, no era algo malo pero no estaba bien decir las cosas así como si nada, estaban solos pero no era algo muy natural.
Hades- no entiendo a los humanos- susurro lo suficientemente alto para que Shun también lo escuchara- y parece que ellos tampoco se entienden a si mismos.
Se paró después de eso y se alejo de donde estaba, alejándose del joven caballero que solo pudo observar confundido por sus acciones. Antes de alejarse por completo se detuvo.
Hades- deberías mantenerte más al tanto de este tiempo.
Siguió caminando. La confusión se convirtió en pánico al recordar a Aome y la otra época, mantenerse más al tanto de este tiempo, no podía ser que él teniendo poco tiempo de haber regresado se diera cuenta de que había estado haciendo.
Quizás fue retórico, no sabía cuanto tiempo paso cuando Hades llegó pero ya llevaba rato en ese lugar, quizás sólo le decía que no perdiera tanto el tiempo. Si, quizás no era necesario que hiciera nada mas que ignorarlo y sólo volver con los demás lo antes posible.
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Inuyasha no había querido hablar con ella acerca de lo referente a su espada, la evadia cada vez que podía o cambiaba de tema con algo que le llamara la atención, lo cual usaba para escapar de la situación.
Rin y el demonio verde que hacía de sirviente del hermano de Inuyasha se mantuvieron en la aldea con la anciana Kaede tal y como la pequeña niña había dicho, eso no evitó que ella saliera un par de veces de los límites de la aldea para pasar el mayor tiempo posible con su señor que apenas se acercaba a los límites, y aun con eso no bastaba para mantener tranquilos a los aldeanos que no dejaban de susurrar palabras preocupadas por lo que podría pasarle a Rin estando con un demonio como él. Aceptaban a Inuyasha pero él tenía sangre humana, mestiza y probó no tener intenciones de dañar a nadie mientras no atentaran en su contra, Sesshomaru era otra cuestión.
Aome- ¡Inuyasha! ¡Baja del tejado de una vez! La anciana Kaede dice que no va a dejar que te quedes allí más tiempo sin hacer nada.
El comportamiento del Hanyo desde el día anterior era extraño, no salía de los límites, se la paso lo más adentro de la aldea como fuera posible y ahora no se despegaba del techo de la anciana Kaede por más que le gritara ya sea ella o alguien más y eso la exasperaba.
Algo harta de no lograr la atención de Inuyasha se dirigió al único medio que tenía para viajar entre las épocas de sus amigos y la propia. Por alguna razón el recuerdo de Shun llegó a su cabeza fugazmente y las palabras de lo que hablaron volvieron a resonar en su mente, no podía visitarlo hasta que él la fuera a ver, le había dicho que eso quizá tardará un par de días por la situación en la que estaban así que soltó un suspiro de resignación antes de darse cuenta de que estaba a las afueras de la aldea.
No pasó mucho tiempo antes de que detuviera su caminata abruptamente una vez logró divisar el pozo y al mismo tiempo el lugar donde Shun había hecho frente a aquel demonio de categoría baja. No era para menos pues vio de inmediato a alguien que aún después de ese tiempo le seguía causando escalofríos con sólo una mirada.
Sesshomaru estaba allí, no estaba sólo pues Rin se la pasaba a su alrededor revoloteando como mariposa sin miedo alguno ante él con varias flores que aventaba a sus pies y a cada lugar que el mayor pisaba como si ese lugar se convirtiera de inmediato en un lugar sagrado para ella, incluso vio una que otra flor en el cabello plateado del antes despiadado demonio o en sus ropas que quitaba con delicadeza y ponía en el suelo hasta quedar limpio, una imagen que enterneceria o mataria de miedo a cualquiera por semejante acercamiento entre ambos. Si la madre de Rin todavía viviera se estaría muriendo de angustia por ella al verla tan cercana a un ser que muchos considerarían peligroso.
Aquella gélida y calculadora mirada se posó en ella casi de inmediato, sintió como si fuera analizada de pies a cabeza y un escalofrío recorrió su cuerpo hasta que vio a la pequeña acercarse a ella al notar su presencia.
Rin- Hola señorita Aome, le estaba mostrando al amo Sesshomaru el pozo que usa usted para poder viajar.
Él no parecía poner ahora mucha atención a Rin, estaba analizando su único pasaje a esta y la otra época con un semblante que no reflejaba nada y que no movió hasta que su protegida se puso a su lado nuevamente, sólo hasta entonces y sin cambiar para nada ninguna de sus facciones volteó a verla nuevamente.
Sesshomaru- ¿qué pasó aquí?
Una pregunta que exigió directamente una respuesta, ella se sintió por un tiempo algo confundida hasta que volvió a recordar aquella pelea que ya había dado bastantes vueltas en su cabeza. Dudo en responder pues aunque sabía que él demonio mayor no la fuera a matar, el miedo que inspiraba aún seguía allí, sólo Inuyasha tenía el valor de hacerle frente.
Pero ante su ligera tardanza ya no tuvo que responder, aquel demonio sólo dejo de verla para comenzar a caminar hacia los árboles, la niña solamente se apresuró a seguirlo sin extrañarse ni un poco de la actitud que él mayor tuvo, sólo se dedicó a lanzar al aire las flores que aún tenía en los brazos tal y como antes de que llegara. Admiraba a esa niña, de verdad lo hacía y su facilidad de juzgar a alguien así como bueno sin la más mínima pizca de miedo.
Ahora que lo pensaba ¿dónde estaba el demonio verde que siempre se la pasaba siguiendolos?
- ¡Rin! ¡Amo bonito! ¡Esperenme!
Lo vio aparecer justo en la dirección opuesta a la que habían tomado los otros dos, se veía cansado pero aún así no le presto atención a ella y siguió corriendo para dar alcance a sus compañeros de viaje ¿lo estaban evitando? No... ¿o si?
Saco esas ideas de su cabeza y volvió a dirigirse al pozo con tal de regresar a su época, iba a volver pues era fin de semana y luego de tener permitido ir y volver sin ninguna presión como la busqueda de los fragmentos de Shikon entre ambos tiempos iba mucho mejor en sus clases, pronto tendría vacaciones ahora que lo recordaba.
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Hubo algo en ese lugar cerca del pozo que Rin le había enseñado que no era normal, sintió algo que no había sentido antes en demonios o en humanos desde hace mucho, era normal para él haber percibido el aroma a sangre de demonio, no era raro que alguno hubiera tenido deseos de atacar la aldea con intenciones de conseguir algo, lo que no le importaba, sintió también el aroma de la sacerdotisa que acompañaba a su hermano casi siempre por lo que cuando la vio supuso que sabría algo. Él no era alguien a quien debían hacer esperar, y al ver que aquella mujer no respondía fue mejor alejarse.
De todas maneras tenía sus dudas, además de aquel demonio que juzgo como débil y el aroma de esa mujer hubo otro diferente que no conocía, era en esencia humano pero aquel olor se mezclaba con eso extraño que percibió, una energía que no pertenecía a ningún ser maligno, demonio, espíritu o ser humano, incluso los que tenían poder espiritual usaban su poder de forma distinta a la que percibió, ellos purificaban y esto se percibía como una explosión de energía, más allá de los estándares normales que los humanos seguían.
Rin- amo Sesshomaru ¿Cuánto tiempo nos vamos a quedar en la aldea el señor Jaken y yo?
Su atención fue a la niña de inmediato, y aunque no la volteo a ver ella de alguna manera sabía que estaba escuchando.
Sesshomaru- ¿No te gusta estar allí?
Ella nego, si le gustaba, se divertía mucho con los demás aldeanos quienes por alguna razón jamás le negaban nada, tratar con los niños era otra cosa, creía que eran infantiles y además de eso decían cosas malas acerca de los demonios, por eso prefería la compañía del hermano menor de su señor y el resto de su grupo, Shippo era divertido al igual que Kohaku cuando se encontraba en la aldea.
Rin- Rin prefiere acompañarlo amo, me gusta estar con usted.
No podía llevarla consigo como antes, si bien antes se lo había permitido era porque a sus ojos Naraku no presentaba mayor problema que el de encontrarlo y hacer que se estuviera quieto para poder matarlo, esto implicaba un nivel diferente y no tenía intenciones de que Rin muriera ni tampoco su inútil pero leal sirviente.
Sesshomaru- es mejor que se queden.
Ella sonrió al ver que su señor le dirigía la mirada solo por un momento y confío en él, sabía que su amo Sesshomaru no la abandonaría en esa aldea solo así, sea lo que fuera ella obedeceria a sus órdenes, era por su seguridad después de todo y él siempre parecía tolerante con cualquier desición que ella tomara como cuando le dió la oportunidad de irse con aquel monje a una aldea humana cuando fue secuestrada o de quedarse a su lado, o la vez en que se quedó por un tiempo en la aldea y después decidió volver a su lado.
Para ella era especial que él se preocupara por ella y los que decidían acompañarlo.
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Escuchaba una voz desde que despertó, una voz que le hablaba llamándolo de vez en cuando. Cuando despertó al lado de Iris y la vio a su lado no pudo evitar sentirse feliz por tenerla a su lado, ella era especial para él, lo hacía sentir dichoso de poder tener a alguien así en su vida. Era amable, cariñosa, bondadosa, algo explosiva de vez en cuando pero también era lista y sabía cuando controlarse, tenía un corazón compasivo y eso mismo hizo que ambos se juntaran ya hace años.
¿estas seguro de lo que dices? ¿te sientes feliz?
El tiempo que pasaron ese día fue casi irreal, una felicidad casi empalagosa lo acompañaba a cada momento de aquel día, desde el desayuno preparado por ella, el paseo matutino en los alrededores y hasta ese momento en una ida al lago para poder nadar, en ningún momento se separaron y compartieron una alegría que ni siquiera en su niñez logró alcanzar.
¿eres feliz?
En esos momentos claro que lo era, podría quedarse por siempre en ese lugar junto a ella por la eternidad si se le permitiera, si tan sólo pudiera, sin tener que soportar los horrores de los días diarios en una sociedad que lo acaparaba hasta hacerlo explotar de cansancio y no dejarle pasar el tiempo debido con esa persona tan especial para él.
¿estas seguro de lo quieres?
Lo estaba y en esos momentos solo quería poder detener el tiempo en ese día para poder vivirlo por siempre.
Maldita y horrible realidad.
Uno de ellos la tenía sujeta a ella con su brazo apretando su cuello provocando que por dolor y miedo derramara varias lágrimas ¿Y que hacía él? Solo podía mirar al ser sujetado por otros dos hombres.
El dolor le calaba desde la piel que antes había sido golpeada, en sus costillas sentía un dolor aún más agudo, casi pensaba que le habían roto algún hueso, también en sus piernas que habían pateado para hacer que se arrodillara. No podía hacer nada más que crear sonidos inentendibles con su boca en lugar de palabras, estaba amordazado también y sus manos atadas.
- oye hombre rico ¿Porque no nos dices en dónde está el dinero que guardas? Sabemos que tienes mucho.
Quitaron aquella tela con la que lo silenciaban y sintió un alivio que le duró poco al sentir venir un nuevo golpe dirigido a su estómago que le robó el aire.
Azael- no... No sé de qué dinero hablan, no trajimos... Na-nada.
El dolor físico que sentía palideció cuando vio la expresión molesta de quién parecía el líder de esa banda de ¿ladrones? O quizás asesinos, no importaba en realidad. Aquel horrible sujeto saco una navaja para ponerla muy cerca del cuello de Iris que se quedó completamente helada al sentir la sensación fría de la hoja sobre su piel.
- no intentes jugar con nosotros.- acaricio su piel con la navaja de manera amenazante mientras sonreía- si no tenemos dinero en nuestras manos, tendremos que conformarnos con cortar el cuello de tu linda novia.
Esas palabras provocaron en él rabia y repulsión a tal grado que sentia su sangre hervir de ira pura, tenía ganas de liberarse y acabar con esos malditos, en verdad lo deseaba.
¿Estás seguro de lo que quieres?
Por supuesto que sí, eso quería, quería hacerles pagar por todo lo que estaban haciendo, podían hacerlo a él pero no tenían que hacerle daño a ella.
Azael- ¡Ya dije que no hay nada aquí!
Recibió un golpe en la cara por haber gritado y se burlaron de su dolor lo que le hizo rabiar más que antes, aquel dolor combinado con impotencia era una sensación que odiaba.
Puedo ponerle fin, ¿Quieres que lo termine?
<<Si>> <<por favor no puedo soportarlo>> y aquel sentir cobro fuerza al levantar la vista y notar el malestar que se lograba ver en la cara de aquel hombre para transformarse en una sonrisa deforme de placer.
- no te molestes en mentir, nadie va a venir aquí, se les ocurrió la increíble idea de venir a un lugar como este, un lugar en el cual nadie los escuchará por más que quieran gritar.- hablo el líder.
- cortamos cualquier comunicación entre la casa y cualquier otro lugar, no podrán tampoco pedir ayuda.- dijo uno de los hombres que estaban encapuchados.
La satisfacción que vio en los rostros de todos ellos era nauseabundo, pero su atención en realidad iba hacia la única persona que le importaba.
Azael- no tengo nada aquí pero puedo prometerles algo de dinero cuando salga de aquí, en cuanto nos dejen ir a los dos.
Su voz sonó lejana y muy débil por su dificultad para respirar como se debía, los golpes era claro que le afectaban, los sentía arder, arder con intensidad como metal en su máximo punto de fusión sobre su piel.
¿Los odias?
- oiga jefe, los demás revisaron toda la casa y no hay nada.
No pareció afectarle la noticia, solo tomo a Iris por el cuello esta vez con su mano lo suficientemente grande como para cubrir todo su cuello, lo próximo que vio fue el rostro de quién más amaba desfigurandose al comenzar a sentir la falta de aire. Los odiaba.
¿Cuánto daño deseas causarles?
Su búsqueda constante de aire no ayudaba en nada, cada vez parecía tener menos, la podía ver llorando por la repentina frustración y después de eso las lágrimas en su rostro por el miedo también. Quería hacerles tanto daño como fuera posible.
Precipitado, no quieres hacerles daño en realidad, solo estás muy enojado.
<<No, espera>> <<quiero hacerlo, no deseo que ella muera>> gritaba en su interior, aquella voz era extraña, la sentía meterse en su cabeza, y lo que dejaba a su paso lo sentía arder.
No tienes lo necesario, eres débil y ella morirá por eso.
Cansado de jugar con esa mujer, acerco la navaja y con expresión extasiada cortó un poco aquella suave piel, una gota de sangre paso por su cuello llendo más abajo, lo hizo lento, tortuosamente lento.
- oiga jefe, si va a hacerlo sería mejor que fuera rápido.
Ninguno de esos hombres se inmutó ante el macabro espectáculo, al contrario, unos eran indiferentes y otros tenían una sonrisa ligera en el rostro. Su líder hizo un asentimiento e hizo que él viera directamente a ambos.
- mira a tu novia por última vez porque solo la encontrarás de nuevo en el otro mundo.
Y para su desgracia eso hizo, el rostro vivaz de la mujer que amo desfigurado y marcado por el dolor y las lágrimas que no dejaban de salir. Un movimiento rápido y aquella gota de sangre se convirtió en río carmesí empapando la ropa tanto del hombre que aún sostenía la navaja como la de la chica. Sus ojos antes llenos de vida los vio apagarse lentamente, aquellos dos ojos que parecían soles en su vida perdían su brillo.
Aquella impotencia se convirtió en furia, ira, odio y rencor.
¿Que deseas?
Deseaba ahora no la muerte de esos hombres, deseaba su sangre y sufrimiento.
Puedes odiarlos por la eternidad si lo deseas, yo puedo darte sus vidas, solo quiero una cosa a cambio.
Una sensación extraña recorrió su cuerpo y cuando sintió las manos de aquel hombre su propia piel un fuego abrasador nació de aquel contacto, paso por sus venas y cada parte de su cuerpo hasta que el dolor se fue, sintió alivio y luego de eso éxtasis profundo.
Los ojos violetas se oscurecieron en azul profundo y una sonrisa cruzo por sus labios confundiendo al líder de aquellas personas que sintió un escalofrío por todo su cuerpo.
- ¿Que te pasa? De seguro ya perdiste la cordura al ver a tu compañera muerta.
Su cabeza, separada de su cuerpo fue a dar al suelo, una mancha roja cubrió el suelo de madera clara iluminada aún por la luz del sol. Antes de que cualquiera de los demás tomara represalias en contra suya sintió una chispa que encendió su alrededor en color naranja y azul.
- ¡Es fuego! ¡Vámonos de aquí! ¡Esto no vale la pena!
- De nada servirá.
Como una explosión aquel fuego intenso se expandió y los atrapó a todos ellos haciendo que sus pieles se quemaran y sufrieran de un dolor extremo antes de ser totalmente carbonizados.
La casa cedió ante las llamas y se hizo cenizas al igual que algunos árboles cercanos que al estar bastante cerca de otros también se prendieron en una reacción en cadena que se seguía expandiendo con rapidez inusual.
Tiempo después llegaron medios para poder contener aquel incendio lo cual fue muy complicado, buena parte de aquel bosque había casi desaparecido y tan rápido como se expandió también en algún punto las llamas se sofocaron sin ningún medio.
Cuando encontraron los pocos restos de aquella cabaña solo pudieron ver unos pocos huesos negros sin nada de piel, a muy pocos de ellos se les pudo reconocer pues los demás estaban tan dañados que no era posible dar con sus identidades.
Una pandilla buscada en el país con al parecer todos sus integrantes ahora muertos, y una chica joven de al menos veinte años de familia adinerada con nacionalidad latina y de estrecha relación con otra familia con las mismas condiciones y cuyo cuerpo fue encontrado en condiciones extrañas, todos los demás parecían haber sucumbido al fuego pero el suyo permaneció sin rastro alguno de quemaduras y con el cuello cortado como causa de muerte.
Se pensaba que estaba de viaje con su futuro prometido pero no se encontró rastro alguno de aquel hombre pese a que muchos afirmaban que él se encontraba con la chica en aquella casa.
Ahora que los has matado con mi fuerza es hora de que tomes un descanso.
Espero que lo hayan sentido, porque está es mi proclamación de guerra.