Hace frío. Sentía cómo se iba colando en mi ropa, en mi piel, en mis huesos. Cristales rotos cubren el suelo, arañando mi cuerpo. No recuerdo cómo había llegado allí. Estoy tumbada, con las manos inmovilizadas detrás de la espalda, sin poder moverme. Siento un pinchazo en la sien. La oscuridad me acecha. Me da miedo. Intento no pensar en ello cantando la nana que Peter me susurraba al oído en las noches de tormenta. Solo prométeme, nunca te irás de nuevo; solo prométeme, siempre serás mi amiga.
Oh, Peter, mi pequeño Peter. No puedo evitar llorar. Lo fastidié todo. ¿Cómo he podido acabar así? Soy una estúpida. Más lágrimas de culpa bajan por mis mejillas hasta acabar en el agrietado suelo. Sé que es el fin, el fin de la fugitiva que jamás pudo escapar de su destino. Peter, consigo susurrar al vacío, te quiero.
N/a: ¡Eh, no encendáis las antorchas todavía! Esto no se ha acabado.
No sé si todos lo habéis entendido pero el que escribió la carta que recibió Peter preguntando sobre Fugitiva era M. Él apareció antes, en la segunda carta que Peter encuentra al principio entre las hojas del cuaderno azul. M decía ser su hermano. Si tenéis dudas, leedla de nuevo.
Bueno, eso es todo. Espero que os haya gustado. Y, por favor, no me matéis.