Cómo declararte a tu crush...

Af AsdeTrebol08

121K 18.8K 4.9K

Brisa Galetto junto con sus compañeros de la preparatoria deciden, en su último año, hacer una cápsula del ti... Mere

Prefacio
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Confesión
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Confesión
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Confesión
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Confesión
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Epílogo

Capítulo 21

2K 403 123
Af AsdeTrebol08

Cuando despierto, mi madre y mi padre están desayunando juntos. Christian va subiendo las escaleras, así que me lo encuentro a medio camino. Me hace una seña de saludo mientras entra casi corriendo al baño.

En cuanto hago acto de presencia, la charla de mis padres se interrumpe, intercambian una mirada y posteriormente adoptan una posición erguida. Eso es raro, no me siento cómoda con la vista de ambos clavada en mí.

―Brisa, por favor siéntate ―dice mi padre con voz severa, pero tranquila―. Necesitamos hablar contigo.

Si esto se trata del video y la consecuente participación en el juicio, puedo entenderlo. Sinceramente, me sorprende que el regaño no llegara desde antes. Estuve agradecida por haber tenido unos días de paz, la verdad, ni ellos ni yo discutiríamos durante mi estancia en el hospital. Y ahora es momento de aclarar todo.

―Me enteré de tu participación en el juicio ―explica mi madre, no se ve enojada, no sé si tomarlo como una buena señal―. El chistecito del video llegó más lejos, Brisa. Yo no estoy en contra de que testifiques, pero estoy en contra de que nos mientas.

No fue una mentira, fue una omisión. Aunque, ciertamente, existen las mentiras por omisión. Ahora dice que no está en contra de que testifique, pero de haberle pedido permiso, la respuesta habría sido negativa. Estoy segura.

―Tienes que avisar, ese día estuve ahí por suerte, pero ¿qué tal si no? ―vaya, empezaron las lecciones de vida―. Además, el abogado de ese chico Alfredo ha armado mucho revuelo, no conviene que te juntes con gente así ―sube el tono de voz, comienza a enojarse―. Quiero que retires tus videos de internet inmediatamente ―sabía que la madre enfadada aparecería tarde o temprano―. ¿No pensaste en tu reputación? ¿En la pobre chica a la que acusaste de lesbianismo? Tienes suerte de que el doctor no levante una denuncia por el robo a la receta.

Aguanta. No acusé a nadie. Relaté los sucesos tal cual acontecieron, a Joelle no le gustan los hombres, es un hecho. Y sí, que una loca que graba videos sea quien grite al mundo que eres homosexual está de la mierda, pero no fue mi culpa. Además, ¿mi madre cree que lo inventé?

―No fue una acusación, todo lo que relato fue real ―al ver el rostro de mi madre adquirir una expresión de desconcierto, casi río―. Sí, besé a una chica, sí me gustó Joelle―papá está tranquilo, pero aparta la mirada―. Y devolví la receta, así que...solo la devolví.

Me levanto de la mesa entre enojada, sentida y algo cohibida. No puedo creer que hayan visto los videos, fue una invasión a mi privacidad. Desde que otra persona se adueñó de mi USB, se inmiscuyeron en mi intimidad, pero un desconocido me puede juzgar y no me va a importar, además da igual que sepan si me besé con Fabrizio o con Joelle, pero que mis padres lo sepan es más de lo que puedo soportar. Si se enteran de lo de David, será vergonzoso, pero no se compara con lo que ocurriría si se enteran sobre Abel. Además del daño que causaría en Abel.

―Les recuerdo que no era mi intención que se supiera, era privado, pero alguien robó los videos y los subió, hasta que no descubra quién lo hizo, no puedo hacer nada.

Me cruzo de brazos y entonces se me ocurre una brillante idea.

―Tú eres abogada, debes conocer a alguien que sepa de computadoras ―las mejillas de mi madre adquieren un tono rojizo―. ¿Por qué no le pides que rastreé a quien los está subiendo?

―No es legal, a menos que se trate de un crimen.

Así es, entonces que deje de molestarme. Casi pareciera que creen que estoy contenta con la situación. Lo único que quería era unos últimos meses tranquilos, pero terminaron siendo los meses más descabellados de mi vida.

Me retiro del comedor y nadie me detiene. Ahora, lo único que quiero, es ir a mi entrevista en Mazca.

André pasa por mí a la hora acordada, ni un minuto más ni uno menos, Tan puntual como un reloj. Me sorprendo cuando, en lugar de la motocicleta, llega en un automóvil.

―Ayer tus padres dejaron en claro que odian las motos ―dice al ver mi expresión de confusión―. Es de Gerardo, está sucio, pero es que casi no lo usa.

¿Y a quién le importa si está sucio? En cuanto termina la oración, salto hacia él y uno mis labios a los suyos. Sus brazos se enrollan en torno a mi cintura, su lengua se abre paso hacia la mía mientras acaricio su cuello.

―Sí, bueno, yo solo venía a darte esto.

Christian nos interrumpe, nos mira con expresión burlona. Me extiende una hoja de papel y al verla me doy cuenta de que es el formato de la entrevista de hoy. Por poco la olvido. Le agradezco a mi hermano y entonces subo al automóvil.

El camino a Mazca no es tan largo, sin embargo, se puede hacer más de una hora cuando hay tránsito pesado, hoy es día de suerte y llegamos en cuarenta minutos. Conocí la universidad por las fotografías de la página web, siempre me pareció un campus bonito y amplio, no tan amplio como otras universidades estilo Yesca, pero si hablamos de universidades públicas, esta es perfecta.

André y yo recorremos el camino hasta la recepción, tomados de la mano. Su agarre firme me ayuda a mantenerme estable, de lo contrario, temblaría tan brusco, que parecería estar sufriendo una crisis epiléptica. Algunos estudiantes descansan en el pasto, algunos están en grupos de cuatro o cinco, otros toman una siesta en solitario y algunas parejas melosas se esconden bajo chamarras y suéteres. Todos se ven tranquilos, felices, despreocupados. Hay de todo, lo sé cuando un chico alto, delgado y despeinado pasa corriendo al lado de nosotros, otra chica le grita desde lejos que se apure porque ya empezó la clase.

Esto es increíble, la vida universitaria dista mucho de la preparatoria, aquí no hay abeja reina, no hay deportistas que siempre se acompañan de séquitos. Hay jugadores de americano, lo noto en su uniforme, sin embargo, nadie los mira embelesados ni parecen idolatrarlos. Acá, cada quién se preocupa por su vida, por sus metas.

―¿Disfrutaste tu vida universitaria? ―creo que metí la pata―. Cuando no te estabas...

―Drogando.

No me atreví a decir la palabra, pero André lo dice como si nada. Me quedó en claro que superó esa etapa y quiso alejarse para empezar de nuevo, pero esa parte de su vida ocurrió y siempre estará con él. Y la acepta, es consciente de lo que pasó, vive con ello a diario, pero no permite que eso lo defina. Somos humanos, cometemos errores y los errores te forman, pero no te definen.

―Fue divertido, pero sufría ―arruga la nariz―. Te daría el consejo de no dejar todo al último minuto, pero creo que es el mantra de cualquier estudiante.

Río. Es increíble que, a pesar de saber que estaremos sufriendo un día antes por un trabajo o un examen, no adelantamos. Venga, la procrastinación es una forma de vida.

En la recepción, le piden a André que espere afuera, dado que el espacio solo es para los "futuros estudiantes", quiero pensar que eso significa que independientemente del resultado de la entrevista, mi lugar sigue asegurado. ¿Qué tanto hay que arruinar una entrevista para que te expulsen incluso antes de haber ingresado? No quiero averiguarlo.

Un estudiante de último año llamado Felipe, recibe las hojas de todos los que vienen a la entrevista, al menos somos doce. El chico no para de parlotear sobre lo afortunados que somos por haber entrado a la mejor universidad (pública) del país. Nos habla sobre las mil actividades extracurriculares, sobre los programas de intercambio y los hermosos jardines donde muchos van a descansar.

―Yo vine por las pedas masivas con alcohol ilimitado.

Un chico susurra lo suficientemente fuerte como para que escuchemos los que estamos cerca, pero no Felipe. Algunos ríen, otra chica admite que vino por lo mismo. Vaya, veo a dos amigos potenciales, pues se ponen a platicar.

Nos van llamando de dos en dos, las primeras son chicas, ambas se ven nerviosas. Cuando salen de los despachos, Felipe les pide que se retiren sin hablar con nadie puesto que no se vale "spoilear". Siento que el tiempo se mueve más lento que una tortuga de tierra, no soy la única nerviosa, puedo ver a varios chicos tan inquietos como yo. Hay una chica que parece tan tranquila como el mar sin viento, incluso bosteza. Ya quisiera yo sentirme tan calmada.

Un hombre de barba, vestido de traje y cabello oscuro abre la puerta de su despacho y anuncia mi nombre. Oh, santa papaya, mi momento ha llegado.

Me levanto y con la cabeza erguida, camino hacia el interior de la oficina. El hombre ni siquiera sonríe, es más imponente si solo me mira seriamente.

―Mucho gusto, Brisa Galetto ―me extiende su mano y la estrecho―. Soy Ismael Bernal, trabajo en admisión.

Sigue sin sonreír, ¿tanto cuesta esbozar una simple sonrisa? Después de las formalidades, arranca con la primera pregunta.

―¿Qué estudiarás?

Tiene mi expediente enfrente, mi jodida solicitud, dios, claro que quiere que responda, sirve para ver mi reacción.

―Fisioterapia ―antes de que haga la siguiente pregunta, me adelanto―. Me interesa el cuerpo humano, pero no lo suficiente para estudiar medicina. Prefiero centrarme en la rehabilitación, ayudar a otros a sobrepasar los obstáculos.

Sonó a respuesta ensayada, la verdad es que la ensayé. Siendo sincera, elegí fisioterapia porque fue de las primeras en llamarme la atención. Decidí aplicar a la universidad por un arranque de locura y en ese arranque, me decidí por una licenciatura en la que se puede ayudar a los demás.

―¿Por qué elegiste esta universidad?

―Es prestigiosa, la mejor del país ―el hombre me mira atentamente―. Además, no queda tan lejos de mi casa.

―¿Te da miedo tener que dejar a tu familia?

Uh, oh. Creo que estas son las preguntas importantes.

―No, sé que en algún momento deberé alejarme ―como el día de mi muerte, por ejemplo―. Es un punto a favor que quede cerca de mi casa.

El hombre asiente dando a entender que captó la idea. Junta sus dedos índices mientras parece meditar la siguiente pregunta. Incluso aprieta los labios.

―Sabes, Brisa, muchos aspiran estudiar en Mazca ―su voz es ronca, casi parece una advertencia―. Tenemos lista de espera, los que están en ella ruegan porque alguien pida una baja y así ellos puedan entrar ―sus ojos oscuros brillan, me miran como si me analizara―. ¿Qué puedes ofrecer tú que los demás no? ¿Por qué Mazca habría de enorgullecerse con tu matrícula?

En realidad, creo que no deberían aceptarme. Soy una chica de dieciocho años, con leucemia, ya no tengo opción de tratamiento para remisión. En un ataque de inmadurez e infantilismo grabé un video para hacer sentir culpables a los que no me quisieron. Pero no fue su culpa, no se puede obligar a nadie a enamorarse, a veces, uno ansí con tanto fervor algo o a alguien, pero no siempre está destinado a uno. Y hay que aprender a aceptar y dejar ir, porque si no, podemos llegar a amargarnos. No soy deportista, ya no; lo único que puedo decir de mí, es que soy estudiosa y que sé aferrarme a la vida, pues, aunque debí morir hace catorce años, aquí sigo.

―Sé organizar mi tiempo, siempre ordeno de la mejor forma mis prioridades ―dejo de mirar al hombre―. Eso lo puede hacer cualquiera, lo sé. Pero en mi vida se han presentado obstáculos, cada uno con un grado de diferencia distinto, hubo veces en las que pensé que no lograría salir adelante y aún así lo hice ―trago saliva―. Recibí ayuda de mi familia, mis amigos, pero al final, creo que fui yo quien se encargó de avanzar. Sé afrontar las consecuencias de mis actos, No voy a decir que soy perfecta y que no cometo errores, a veces hago cosas de las que luego me arrepiento, pero afronto la reacción a mis acciones. He caído muchas veces, pero lo importante es no quedarse tirado, si no levantarse. Lento, rápido, a paso medio, lo principal es erguirse de nuevo.

El hombre me mira atentamente, medita, no dice palabra alguna, pero el silencio parece indicar que todo va mal. ¿Lo habré arruinado?

―Gracias por venir, Brisa ―en realidad, era de carácter obligatorio―. Espero que disfrutes tus años en la universidad.

Vuelve a darme la mano, vuelvo a estrecharla, sonrío por nervios, pero esta vez, el hombre me sonríe de nuevo.

Salgo del despacho, Felipe me indica el camino a la salida. Siento el calor en mi rostro, siento un hormigueo recorrer mis brazos, vaya, estaba sumamente nerviosa.

André está sentado en una banca, interactúa con su teléfono móvil. Una arruga se forma en su frente, parece concentrado. Me detengo un minúsculo instante para admirarlo, al inicio no lo veía tan atractivo, ahora, me parece el hombre más guapo del planeta. Una hoja cae del árbol bajo el que se encuentra, va a parar a su cabello, pero él no se da cuenta.

―¿Qué es tan interesante?

Pregunto en cuanto llego a él, tomo la hoja de su cabello y se la muestro. Él la toma en un acto reflejo, se le queda viendo durante un segundo para, posteriormente, mirarme.

―¿Es un regalo? ―espera, ¿qué?―. Gracias.

Encierra la hoja en su palma. Por un momento pienso que está bromeando, pero su mirada no tiene un brillo divertido, más bien agradecido. Su mirada reboza ternura. No tengo el coraje para decirle que cayó sobre su cabello, pero sí he pensado que necesito hacerle un regalo. Por dios, este hombre me preparó café cuando estuve a punto de colapsar el día en que me enteré de que mi video estaba en youtube.

Mi mirada cae sobre su teléfono móvil, noto un video, el video. Joder, soy yo y a juzgar por el hecho de que André lo está viendo, puedo jurar que se trata del video de David. Es lo único capaz de arruinarme el día.

―No quería verlo ―bloquea rápidamente el teléfono―. Apareció en el inicio y lo vi.

―¿Todo?

Asiente apenado, aparta la mirada.

―Da igual ―tomo asiento a su lado―. Si lo ve gente desconocida, no veo algo de malo en que lo veas tú.

Por suerte, no hablamos del video. Ahora me doy cuenta de que hay un patrón en la aparición de los videos, los suben cada maldito sábado. El próximo sábado saldrá a la luz el video de Abel y por su bien (y el mío), debo descubrir quién me está jugando esta broma de pésimo gusto.

―¿Y qué tal te fue, futura fisioterapeuta? ―me sonríe de forma pícara―. Sabes, un masaje con final feliz me vendría bien.

André me guiña el ojo antes de reír. Dios mío, una simple frase ya me hizo acalorar.

―Solo si te lo ganas.

Llego a casa por la noche, aprovecho la excusa de la entrevista para pasar el día con André. Gerardo no se apareció en momento alguno, así que supimos aprovechar el tiempo. Christian llega al mismo tiempo que yo, de forma que saluda a André con un movimiento de mano, le agradece por cuidarme, ¿en serio? Puedo cuidarme sola, pero gracias.

Cerca de la medianoche, Demi mi marca. Le marqué por la tarde, pero no me contestó. Supongo que estuvo muy ocupada con lo del examen.

―No sé ―es lo primero que dice―. Tuve varias dudas, tal vez no entré ―silencio―. Creo que no lo lograré.

Intento convencerla de que el resultado pudo haber sido bueno. Demi es inteligente, pero su inseguridad a veces es mayor. El problema es que se lamenta una y otra vez, su voz vacila, tal vez está por llorar. Después de media hora de intento por calmarla, cambiamos de tema. Hablamos sobre películas románticas, sabores exóticos de helado y concluimos lo mismo: Aunque no sea exótico, el helado de galleta siempre será el mejor.

Antes de dormir, noto la presencia de un mensaje, el remitente es Alfredo. "Gracias por todo, perdimos el juicio, pero me alegra saber que han anulado el contrato de Fabrizio con los Dorados Anteles". Oh, por la santa papaya. Un contrato anulado no es cualquier cosa, perdieron el juicio, pero debido a todo el alboroto causado y los rumores sobre Fabrizio, el equipo decidió no tenerlo como integrante del equipo.

Me meto a revisar los chismorreos, las páginas escolares son las mejores si de informarte se trata. Fabrizio no ha salido a dar una opinión o a desmentir, pero no hay nada que desmentir, pues encuentro la noticia en un blog que tiene muy pocas vistas: "Equipo de fútbol americano retira contrato". No dicen el nombre de Fabrizio, solo mencionan que se trata de un joven que se uniría para la nueva temporada.

Un remolino de sentimientos me invade: Culpa, triunfo, angustia, satisfacción. No soy quien para decir si Fabrizio lo merecía o no, pero la carrera de un joven deportista ha sido arruinada. Y yo quien detonó la situación. "Si ese video no hubiese salido a la luz, no estaríamos aquí". Y el abogado defensor tenía razón, porque mi intención nunca fue exhibir, pero todo terminó en desastre.

Fabrizio es buen jugador, nadie puede negar eso, tal vez le cueste conseguir otro contrato con equipos profesionales, pero en la universidad podrá rehacerse. Además, tiene mucho apoyo de admiradoras y amigos, tampoco es que esté solo. Todo lo que tuve que soportar en la escuela para que terminara en un juicio fallido, no cabe duda de que la vida no siempre es justa.

El domingo por la tarde, una llamada me hace el día. Se trata de Abel. Al principio hace alusión al video de David, habla de que jamás imaginó que un tipo como él pudiera gustarme. Respondo con la afirmación de que Abel tampoco es exactamente mi tipo, siendo sincera, no sé cuál es mi tipo. André es tu único tipo. De hecho, sí.

―¿Dirás alguna aportación o solo quieres hablar de David? ―pregunto mientras muerdo una manzana―. Parece que te gusta.

Es extraño, una parte de mí sigue queriendo a Abel, pero es un amor de amistad, creo que todo el tiempo fue un amor de amistad. Los amigos no tienen sexo. Ay, claro que tienen, siempre hay confusiones, me aferré tanto a él por el momento difícil que atravesaba y lo confundí con amor. Pero sí, es un chico que sabe sacarte una sonrisa y que siempre va a aportar algo a las pláticas. Es poco la gente a la que no soporto, pero se ganan el primer lugar aquellas personas con las que hablas y no te aportan nada.

―Conseguí a nuestro hacker ―explica orgulloso―. Cortesía de Lucho, claro.

―¿Mañana sin falta?

―Hecho.

Bien, no sé qué tan complicado sea rastrear una dirección IP, pero yo de eso no tengo la más mínima idea. Pero la ayuda al fin llegó, es momento de terminar este tormento. 

**Les dejo el capítulo semanal, espero que les guste. Quiero comentarles que leí los comentarios del prefacio y el primer capítulo, pienso responderlos mañana con tiempo. Y leí uno que hablaba de un #crushchallenge jaja lo he meditado mucho y creo que voy a hacerlo. Si Brisa puede, ¿por qué yo no? Lo subiré a Instagram, si me siguen podrán verlo. Por el momento no tengo crush, pero he tenido, así que...bueno, esperemos que no salga mal. 

Saludos, AdeT🍀**

Fortsæt med at læse

You'll Also Like

Absalón Af Aimeé

Historisk fiktion

23.8K 1.1K 10
Esta es mi versión del relato bíblico de la historia de Absalón, el príncipe rebelde. Todo comienza cuando Amnón, el primogénito del Rey David se ena...
99 65 9
Un joven hibrido es la llave de una puerta a llegar a god en lo cual es perseguido por 7 villanos e complice de ello en donde si logran conseguirlo p...
31.7K 1K 43
"me gustaría ser más cercana los chicos del club, pero supongo que todo seguirá siendo igual, no?"
5.6K 865 26
Hay un lugar donde el Diablo llega a planear sus fechorías, un centro de maldad que ha existido desde el principio del tiempo y toma la forma de una...