Nunca lo comprendió, pasó todo tan rápido, tan fugaz que ahora sólo parece un vago recuerdo.
Su existencia evidentemente tocó la suya, pero le dejó una herida que no sanara con facilidad.
Su lenguaje era simplemente otro, uno que al parecer el nunca llegó a entender y ella nunca quiso explicar.
El recuerdo tormentoso de las promesas que no se van a cumplir se agolpan en su memoria, buscando una salida.
Nada será igual, pero la ironía de los acontecimientos le hacen comprender que con cada relación fallida, él se pierde un poco más.
Ahora no desea otra cosa que la propia extinción, de igual manera nadie vive de recuerdos, ni eternamente.
Pues su ausencia, su silencio quema como vela que se derrite lentamente sobre la piel.
Ella no está, sus alas alzaron vuelo y el se quedó en tierra, ella se fue en el momento en el que se volvió fría, confusa y dilato tanto las cosas que simplemente como una capa de hielo en un lago congelado, éste se rompió.
¿Volverán? Tal vez, o simplemente ninguno tenga el valor de reconocer su error y que están tan unidos que la separación los desgarró por dentro, abriendo una brecha, una herida que sólo el otro puede sanar…