Un Amor Declarado y Personal

By YIZHAN_2MIN

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Si quería seguir adelante con esa farsa relación, tendría que comportarse como un esposo leal... tanto en la... More

Sinopsis
Acepto
Tirano
Plan
Baijiu (licor de arroz)
Tatuaje
Anillo de compromiso
Reinvención
Carácter
Nuevo hogar
Equivocación
Química
Chocolate
Deseos
¿Arrepentido?
Hielo
Princesa
Matrimonio
Noche de bodas
Miedos
Ya no te amo
TE AMO (Final)

Falsa Noticia

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By YIZHAN_2MIN


—Explícame esto o ya puedes darte por despedido e ir recogiendo tus cosas y largarte de aquí.

Xiao Zhan levantó la mirada hacia los ojos enfurecidos de su jefe. Tenerlo allí, en su despacho, bastaba para dejarlo sin aliento y sin habla. De lejos era muy atractivo, pero de cerca era irresistible.

Le costó un enorme esfuerzo apartar la mirada y fijarse en el periódico que él había arrojado sobre su escritorio. Al hacerlo se le formó un nudo en el estómago.

—Eh... —murmuró, agarrando el periódico—. Yo...

—¿No tienes nada que decir?

—Es que...

—Te estoy exigiendo una explicación, secretario Xiao. Y tus silabeos no me están explicando nada —se cruzó de brazos y Zhan se sintió diminuto en su asiento.

—Yo... —volvió a mirar el periódico, abierto por la sección de sociedad, y leyó el titular. "Wang Yibo se compromete con su secretario personal", y bajo el titular dos fotos, una del empresario, impecablemente vestido con un traje hecho a medida, y otra suya, subido a una escalera de mano, colgando los adornos para preparar la temporada navideña en las tiendas Wang&Tuan—. Yo... —balbuceó de nuevo mientras leía rápidamente el artículo.

Wang Yibo, el joven despiadado del imperio comercial Wang&Tuan, quien la semana pasada llenó los titulares tras despedir a un alto ejecutivo, hombre de familia y sustituirlo por un joven sin responsabilidades familiares, se ha comprometido con uno de sus empleados. Cabe preguntarse si el pasatiempo favorito de este despreciable empresario no será jugar a su antojo con su personal.

O los despide o los desposa.

A Zhan se le revolvió el estómago. No se explicaba cómo había llegado el rumor a los medios de comunicación. Le había contado una mentira a la trabajadora social, pero confiaba en tener un poco de tiempo para deshacer la farsa. Nunca, ni en sus peores sueños, se imaginó que llegaría a verse en esa situación. Y sin embargo allí estaba, leyendo la mentira del siglo.

—Estoy esperando —lo apresuró su jefe.

—Mentí —confesó él.

Wang miró a su alrededor y Xiao Zhan siguió su mirada sobre los montones de recortes distintos de telas, cajas llenas de mostacillas, aerosoles de pintura y accesorios navideños desperdigados por todas partes.

—Pensándolo bien —dijo Yibo, mirándolo de nuevo—, es mejor que no recojas nada y te largues ahora mismo. Pediré que envíen tus cosas por correo.

—Espere, no... —perder su empleo era impensable, tanto como que descubrieran su mentira. Lo último que necesitaba era que los de servicios sociales descubrieran que le había mentido a Zhang JingTong en la entrevista de adopción.

Siguió leyendo el artículo.

Cuesta creer que alguien que fue capaz de despedir a un empleado por dedicarle más tiempo a su familia que al trabajo pueda sentar cabeza y convertirse en un hombre de familia. La pregunta es ¿podrá esta persona del montón cambiar al despiadado joven empresario o será uno más en la larga lista de víctimas que Wang Yibo deja a su paso?

Uno del montón... Sí, así era él.

Incluso al mentir diciendo que estaba comprometido con el multimillonario más sexy de la ciudad se presentaba a sí mismo como un chico del montón.
Tragó saliva y se enfrentó a la airada expresión de su jefe.

—No es más que un rumor de la prensa rosa. Nada que pueda tomarse en serio.

—¿Qué esperabas conseguir con esto? —espetó Wang con dureza—. ¿Tan ingenuo eres que no pensaste en las consecuencias? ¿O lo has provocado deliberadamente?

Xiao Zhan se levantó. Las rodillas apenas podían sostenerlo.

—No, yo solo...

—Puede que tú no seas merecedor de aparecer en los medios, secretario Zhan, pero yo sí.

—¡Eh! —protestó el pelinegro, aunque su jefe tenía razón. No había más que mirar las fotos para ver las diferencias.

—¿Qué? ¿Te he ofendido?

—Un poco.

—Pues imagínate cómo me siento yo al venir a la empresa y descubrir que estoy comprometido con alguien con quien apenas he cruzado cuatro palabras o lo justo y necesario en el día.

—Los dos estamos en la misma situación. No creía que esto pudiera filtrarse a los medios de comunicación. No... no esperaba que nadie lo descubriera.

—Pues te equivocaste. Lo han descubierto. Y será mejor que te marches enseguida y no me obligues a llamar a los de seguridad —se giró y se encaminó hacia la puerta, dejando a Zhan con un nudo en el pecho.

—Señor Wang —lo llamó, desesperado—. Escúcheme, por favor —no se avergonzaba por tener que suplicarle. Estaba dispuesto a incluso ponerse de rodillas si era necesario.

—Es inútil. No me interesa nada de lo que tengas que decir.

—Porque no sé por dónde empezar.

—Podrías empezar por el principio.

Xiao Zhan respiró hondo.

—A la señora Zhang JingTong no le gustan los padres solteros en general. A ninguna trabajadora social le suelen gustar, pero esta mujer me preguntó por qué MeiLing estaría mejor conmigo en vez de con una familia normal, con un padre y una madre, y yo le dije que tendría dos padres porque iba a casarme. Y entonces dije su nombre porque... Bueno, porque trabajo para usted y lo veo todos los días. Fue el primer nombre que se me pasó por la cabeza.

—Ese no es el comienzo.

Xiao Zhan volvió a tomar aire e intentó calmar sus desordenados pensamientos.

—Estoy intentando adoptar una niña.

Yibo frunció el ceño.

—No lo sabía.

—Tengo a mi hija en la guardería.

—No suelo ir mucho a la guardería...

—MeiLing es una niña pequeña. Ha estado conmigo casi desde que nació —al pensar en YangZi se le encogía el corazón. Su mejor amiga, tan hermosa y brillante. La única persona que había disfrutado con las locuras de Zhan en vez de limitarse a soportarlas—. Su madre ha muerto y yo me ocupo de ella. No hubo nada oficial antes de que YangZi... En cualquier caso, el Estado tiene la última palabra sobre su futuro. Hasta ahora me han permitido cuidar de ella, pero la adopción es otra cosa. Hace dos días me reuní con la trabajadora social encargada del caso. No parecía probable que me fueran a conceder la adopción y no me quedó más remedio que mentir. Sobre nosotros y el compromiso, pero no tenía nada que ver con usted, se lo aseguro.

No era del todo cierto. Lo había hecho pasar por su prometido porque era el hombre más atractivo que había visto en su vida y porque, al trabajar en el mismo edificio que él, más de una vez había fantaseado con intimar fuera del ambiente laboral. Su vida amorosa brillaba por su ausencia, y cuando Zhang JingTong insistió en que le diera el nombre de su novio, el único hombre en quien pudo pensar fue el de Yibo. Y el nombre brotó de sus labios en lo que fue una más de sus muchas meteduras de pata. En lo que se refería a dejar con la boca abierta no había nadie que pudiera superarlo...

—Me siento halagado —dijo Yibo, arqueando las cejas.

Él se llevó una mano a la frente.

—Es inútil que intente explicarlo, pero ahora no sé qué hacer. Se suponía que esto no aparecería en el diario, y si ahora se descubre que no estamos comprometidos sabrán que he mentido y...

—Y entonces serás un padre soltero que además es un embaucador —el tono de Wang Yibo era frío e impersonal.

Xiao tragó saliva.

—Exactamente.

Era un riesgo algo inaceptable. Sobre todo para MeiLing, su pequeña inocente e indefensa, lo mejor de su vida. Y por nadie más, sería capaz de rebajarse hasta el punto de hacer lo que estaba a punto de hacer, declararse a su jefe. El hombre que lo dejaba sin aliento cada vez que entraba en la misma habitación donde estaba él. El hombre que estaba tan lejos de su alcance que hasta la idea de una simple cita resultaba ridícula. Pero aquello iba más allá de un enamoramiento pasajero o del temor al rechazo.

—Creo... creo que necesito tu ayuda.

La expresión del menor permaneció inalterable al escuchar como lo había tuteado. Era un joven que jamás delataba sus emociones. El príncipe oscuro del imperio Wang&Tuan, el hijo adoptivo de Wang Jackson y Mark Tuan. La prensa especulaba con que lo habían adoptado por la inteligencia que demostró tener a una edad muy temprana. A Xiao Zhan esas historias siempre le habían parecido muy tristes e injustas. Pero comenzaba a cuestionarse si Wang Yibo no sería tan cruel y desalmado como los demás lo pintaban. Confiaba en que no fuera así, porque iba a necesitar su comprensión para arreglar aquella farsa.

—No estoy en posición de brindarte la ayuda que pides —dijo el menor.

—¿Por qué? —preguntó Xiao, levantándose—. No te necesito para siempre. Solo necesito...

—Que me case contigo. ¿No te parece que es pedir demasiado?

—Es por mi hija —declaró el pelinegro con una voz alta y cruda que resonó en el despacho. No se arrepentía de haberlo dicho. Haría cualquier cosa por la pequeña MeiLing, aunque eso significaba su despido inmediato.

Por primera vez en su vida, había algo más importante que su propia seguridad y supervivencia. Algo por lo que merecía arriesgarse a otro fracaso. Uno más en su larga lista...

—Esa pequeña no es tu hija.

Xiao Zhan apretó los dientes e intentó contener la ira.

—La sangre no lo es todo. Tú más que nadie deberías entenderlo —quizá no fuese la réplica más apropiada, pero era cierto.

Yibo lo miró unos instantes, con la mandíbula apretada.

—No voy a despedirte... Por ahora. Pero quiero una explicación razonable. ¿Qué tienes en la agenda para hoy?

—Estoy ocupándome de los diseños navideños como me pidió —dijo él, señalando los objetos desperdigados por el despacho—. Para Wang& Tuan y para el grupo Wanda del señor Jianlin  —estaba preparando una serie de elegantes escaparates para los centros comerciales y algo más moderno para los negocios de ropa juvenil.

—¿Estarás todo el día en la oficina?

—Sí. No tengo que ir a terreno por hoy. ¿Por?

—Bien. No te vayas hasta que volvamos a hablar —se giró y salió del despacho, y Zhan se dejó caer de rodillas al suelo, con las manos temblando y el cuerpo tan tenso que solo quería enroscarse sobre sí mismo.

Era un idiota, pero eso ya lo sabía. Había hablado sin pensar, como siempre, solo que en está ocasión, se había buscado un serio problema con el hombre que le pagaba el sueldo. Todo estaba en las manos de su jefe. Su futuro, su familia y su dinero.

—Es hora de aprender a pensar antes de hablar Xiao Zhan —se dijo a sí mismo.

"Por desgracia, ya era demasiado tarde para ello."

👶👨‍❤️‍👨👶👨‍❤️‍👨👶👨‍❤️‍👨👶👨‍❤️‍👨👶👨‍❤️‍👨👶


Aquí el primer capítulo de esta nueva historia YiZhan.
¡Espero les agrade!

Sigan cuidándose mucho 😷💕
Saluditos desde Chile 🇨🇱

Regalo visual

Hermoso edit, créditos a quien corresponda (。•̀ᴗ-)✧

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