Ángel 234(I&II)

By Mariansosaaa

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Un caos apocalíptico, podría ser su definición. Eso era él. Cómo quizá podría ser un torbellino lleno de colo... More

Nota.
Antes de comenzar a leer.
Protagonistas.
Sipnosis.
Capítulo 1: El principio de todo.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24: Ángel 234.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29: El final de un nuevo comienzo
Epílogo
/Segunda parte/ Ángel 234: Tiempos Oscuros.
Prefacio.
Capítulo 1.
Capítulo 2: Chica batido.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5: "Eres un problema"
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8: Rompo todo lo que toco.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11: Píntame.
Capítulo 12: ¿Quién era Hult Sullivan?
Capítulo 13.
Capítulo 14
Capítulo 15: Soy completamente de ti.
Capítulo 16
Capítulo 18: Todo mi amor para ti, Gwen
Capítulo 19
Capítulo 20: Alma por otra alma
Capítulo 21
Capítulo 22: Quizás
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26: Capítulo Final
Epílogo
¡ATOM!
EXTRA

Capítulo 17

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By Mariansosaaa

                    Capítulo 17.


Hult Sullivan

—Soy diferente —le anuncio a Atom, quien está cómodamente recostado del sofá. Con un libro entre sus manos, de esos típicos que le gusta leer. "La Anatomía Del Mundo". Sumergido entre las páginas.

¿Por qué me preocupaba lo que fuera a responder? Parecíamos padre e hijo, en una charla próximamente incómoda. Mientras Callum, la mamá, hace como si no escucha nada, concentrado en su videojuego. De cuando en cuando, nos lanzaba una miraba de soslayo.

—¿Diferente cómo? —inquiría sin apartar su atención de las letras. ¿No se percataba que estaba situado justo en su frente. De pie?

—Diferente —repliqué. Alzó los ojos, al igual que sus cejas pobladas. Se inclinó hacia adelante, tomando la taza de café puesta en la mesa. Bebió un sorbo.

—Hay muchos formas de lo "diferente". Diferente como, que no te gustan los libros de Stephen King, como al resto de las personas. O diferente en el sentido de cualquier otra cosa que te distinga del mayor porcentaje de personas—explicaba.

El prototipo de Atom, iba a lo contrario de su personalidad. Sus chaquetas de cuero, y su cabello oscuro, largo hasta las orejas, lo mostraban rudo. En el fondo, Atom llevaba un par de gafas y corbatas puestas. Era algo, filosófico. Quien no lo conociera y lo viera, supondría que es uno de esos chicos que van en moto y se drogan en un callejón.

—Me gusta Gwen —terminé de confesar. Sus negros ojos, se extendieron en círculo. Tosió varias veces, ya que se había atragantado con el café. Cuando por fin pudo respirar, me miró lleno de confusión.

—¿Qué acabas de decir?

—Ya lo oíste, me gusta —espeté con cierta impaciencia en mi actitud. Dejó aparte su libro, y en un movimiento se puso de pie.

—¿Es una de tus bromas? ¿O definitivamente supera a lo diferente? —preguntaba con sarcasmo.

—No es una broma viejo, te dice la verdad —se integró Callum desde donde se situaba. Atom lo miró, y luego a mi. Hizo esto unas tres veces.

Me tomó del cuello de mi suéter y me sacudió bruscamente hacia él. No hice nada por defenderme. Sus facciones gritaban ira.

—No pretendo ser tu hijo de puta padre Sullivan. Pero estoy hasta el borde con tus problemas. ¿Quieres que nos terminen de desterrar? ¿Quieres que quedemos exiliados para siempre? ¿No te quedó claro hace dieciséis años? —gruñó, muy cerca de mi cara. Intenté dar un paso atrás, pero su agarre era muy fuerte.

Callum dejó el control de la consola de videojuego, y en alerta, se levantó. Mirando con atención la escena. Callum ya sabía. Aparte de Jenna, fue a la segunda persona que le conté. Reaccionó de otro modo, muy distinto que al de Atom. Callum en el fondo intentaba entenderme, razonar como surgían los sentimientos de la nada.

—No es mi culpa el que me guste. No puedo hacer caso omiso a lo que grita mi jodido corazón —me defendí. Sin embargo, Atom mostró su indiferencia mediante una carcajada.

—Como tampoco lo fue el que te expusieras ante ella cuando era una niña. ¿No era tu culpa Sullivan? ¿Alguien te obligó?

La razón por la que había aparecido ante Gwen, siendo una niña. Fue porque ella se encontraba en la urbanización donde vive, manejando un monopatín por la acera. Se tropezó con un desnivel de suelo, y terminó cayendo de rodillas. No traía rodilleras. Sus rodillas por supuesto se rasparon, brotando sangre y ella comenzó a llorar. La había visto llorar muchas veces. Cuando sus padres la reprendían, cuando no le compraban el dulce que quería o esas veces en las tormentas, asustada por los truenos. No le agradaba para nada las tormentas. Sin embargo, nunca me gustó verla llorar. Ese día no fue la excepción, ella estaba sola, a dos cuadras de su casa, y lloró aún más por ese motivo. Mis impulsos me obligaron a aparecer de la nada, por supuesto quedó sorprendida, y me guardó recelo. Limpié sus rodillas y sequé sus lágrimas. Para que me diera su confianza, le dije la verdad de mi. Dejándole en claro que no debía decir nada. Gwen era buena para guardar secretos. Guardó el nuestro.

Me dio un abrazo, y dijo que era su amigo.

—Tenía motivos —murmuré.

—¡Claro! Esos mismos motivos, llevaron a una gran discusión en la legión. ¡Cortándote las hijo de puta alas! ¡Marcándote! ¡Ahora me vienes a decir que te gusta! —levantó la voz, furioso. Sus fosas nasales se abrían con magnitud cuando exhalaba.

—Podemos resolver esto sin llegar a la violencia —Callum se acercó a nosotros, alzando sus palmas, de manera para que Atom se relajara. Calum le gustaba la pasibilidad, su actitud era la de un hippie.

Atom ignoró las palabras de Callum. Me sacudió al liberarme de su agarre, y con su dedo me apuntó severamente—Deshazte de esos repugnantes sentimientos. No eres ni serás el último ángel que lo ha hecho, Sullivan. Traerás consecuencias con el tiempo. Muy malas consecuencias.


En la actualidad Atom dejó de tomar el tema tan apecho. Por supuesto, qué podría seguir interesándole, si había quedado desterrado. Sus intensiones siempre fueron hacerme entrar en razón. Desde nuestra creación, hace 473 años, fuimos los tres siempre. Y Atom se acostumbró a la idea, que éramos una verdadera familia, verdaderos hermanos. Lo que menos quería él, era perder a uno de sus hermanos. Quien tomó la decisión de permanecer a mi lado hasta que Gwen cumpliera los dieciocho, fue él. Podría pensarse que pudo haber sido Callum, pero no.

Él dice, que sin amor, que cuando nadie te importa, nada podrá lastimarte. Eres inmune a la debilidad.

Unos de los miedos de Atom, es la soledad. Aunque lo niegue.

—¿Por cuánto tiempo piensas quedarte aquí? —le cuestioné a Atom. Sin quitar mi vista del camino, iba al volante.

Desde su lado del copiloto, sacó de la guantera, una caja de chicles, tomando uno para metérselo a la boca —Menos de un mes. Es arriesgado —informó mientras lo mascaba.

—Así que, en un mes no nos veremos más —le eché una mirada rápida.

—Es lo recomendable. Con el tiempo ustedes envejecerán y yo seguiré viéndome como un puberto —lanzó una risa entre dientes. Reí también negando con la cabeza.

—Esto es raro —espeté. Lo miré por el retrovisor. Cambié la velocidad y giré a la derecha. Una jodida fila de carros. El semáforo marcaba rojo.

—¿Qué es raro?

—El cambio —respondí.

—Si bueno...—se pasó los dedos entre su cabello —¿Es lo que hay, no?—cuestionó. Pensé que diría algo como: si bueno, el cambio es tu culpa. Todo esto pasó porque así lo quisiste. Y sus típicas respuestas.

—¿Tú estás seguro de quedarte en la legión? —pregunté, finalmente a donde me quería dirigir.

—Es mi lugar, Sullivan. A pesar de la discordia, no todos los ángeles somos corruptos. Por así decirlo —me detuve justo en frente de ese centro comercial, a donde Atom me pidió que lo trajera. Y en donde me encontraría con Camille. Apagué el motor, y quedamos en completo silencio, hasta romperse por mi.

—Fuimos más demonios que ángeles. No hay diferencia entre ellos y nosotros, bueno, ustedes —me retracte entre las palabras. Tenía la costumbre de integrarme a ese círculo.

—Así es la vida como la conozco —se encogió de hombros —Créeme Sullivan, jamás podré pensar como tú y como ahora lo hace Callum —era cierto, Atom no cambiaría su opinión. Y Callum, Callum siempre se amoldó a esto.

—No intento cambiarte de parecer —fruncí el ceño con diversión. Tal vez si lo trataba de hacer. Él había reído.

—¿Qué tal van tú y Gwen? —preguntó. Cambiando el tema.

Incliné mi cabeza hacia atrás, recostándola contra el asiento —Bien, digo... Las voces no han vuelto, y me siento más estable. Por ahora tratamos de ser solo amigos, de manera momentánea.

—¿Tratan? —levantó su ceja. Esbocé una sonrisa, cuando a mi memoria le vino esas dos semanas atrás. Ella solo por centímetros rozaba mis labios, y yo simplemente no me resistí. Vino a mi habitación, y nos besamos. Nada más que eso. Era maravilloso besarla, teniéndola en mi cama. Riéndonos, mordiéndonos, hablando. Era impresionante lo que Gwen me causaba. Sin embargo, rompimos la regla solo por ese día. Pero no debo negar que le robé un beso hace un par de días. Solo una presión de nuestros labios.

—Estamos en eso —asentí con los ojos entrecerrados.

—Sé que no es de mi incumbencia, pero... ¿Se han estado cuidando? —rascó la parte de atrás de su nuca. Se notaba la incomodidad que le causó su pregunta, pero yo solo mostré diversión.

—Claro, no quiero un hijo —reí. La chica me ha estado atormentando con preguntas. ¿Y si el condón se rompió? ¿Qué probabilidad hay de eso? ¿Podría quedar embarazada? Se me retrasó por un día. Le dije que mientras no sintiera patadas en su estómago todo estaría bien. Me quiso matar. Pero era divertido joderla. La anatomía de los cuerpos humanos de los ángeles es distinta. En el sentido que, los espermatozoides son lentos. Tan lentos que no llegan para fecundar la mayoría de veces. Así haya dejado de ser un ángel, mi anatomía sigue siendo la misma. Ni siquiera en mi líquido preseminal hay espermatozoides.

—Si eso pasa, es posible que pueda llevar tus genes. No será un niño común, Sullivan. Sería como Bailey —alertaba Atom, con sus facciones estiradas. 

—Eso no está en mis planes, relájate. Ni siquiera tengo algo planeado. ¿Debería tener planes con ella? Digo, quiero todo con ella. ¿Pero cómo llevarlo a algo más serio?

—¿Le pediste que sea tu novia?— cuestionó.

—Hmm no, eso me parece ridículo. Ella sabe que lo es, nos hemos presentado así un par de veces — memorando lo que acababa de decir unos segundos atrás No tenía planes de vida. Planes a futuro con ella. Lo único que en mi mente estaba, era que, la vida con Gwen es tan cómoda, que quiero esto siempre. ¿Tener un bebé? Jamás se me cruzó por la mente algo así. Menos idealizarlo sabiendo que podría ser un bebé contra las "leyes de la naturaleza". Jodidas reglas. Ser papá... Ni siquiera sé como serlo. A lo largo de los años, he visto la crianza de muchos niños. Protegí más de cien bebés, viendo más de cien padres diferentes. Pero un bebé, ese bebé sería mío. La idea es rara.

Eso me hacía pensar en esa tarde con Gwen.

Mierda, solo pienso en eso y quisiera volverla a tener de ese modo. Quería hacerle tantas cosas inimaginables. Cada momento, en que su nariz mostraba esa pequeña arruga cuando empujaba dentro de ella. Cuando besaba mi cuello, maldición. Me encanta que me bese el cuello.

Recompensó el terrible momento que le hice pasar. Mis pensamientos no estaban claros. No quería hacer eso, simplemente me dejé llevar por el cansancio. Ahora siempre lloraba como un bebé entre los brazos de Gwen, los cuales eran mi mayor confort. ¿La había decepcionado? Era lo más probable, su cara con un toque rojizo y sus ojos cristalizados me dijeron que sí. Entendí lo que casi iba hacer, cuando ella me dijo lo que sintió estando sin mi. También tuve un discurso por parte de Atom, el cual se complementaba con el de Gwen. Prácticamente en toda la charla de Atom, me indicó lo que hice para llegar a donde estaba. Y por quién lo había hecho, la misma persona triste que estaba fuera de la habitación, siendo consolada por Callum. Mi Gwen. Replicó que no la decepcionara.

Yo era un cobarde.

Pero cuando Evan le indujo esos pensamientos a Gwen, y mi mente seguía conectada con la de ella, no se sintió de esa forma, en la que me siento yo. Esto era mucho más fuerte, como si quisieran vengarse.

Minutos atrás, concluyendo mi conversación con Atom, me dirigí al segundo piso del centro comercial, subiendo por aquellas escaleras eléctricas. Algo viejas y lentas. Acordé en verme con Camille, llevábamos semanas sin vernos o hablar. Desde que llegué a esa universidad, para ser exacto.

Ella estaba en un cafetín, sentada en una pequeña mesa para dos personas. Distraída con su celular. Su cabello, le cubría parte de la cara. Todavía no se daba cuenta que yo ya había llegado.

—Si vas a estar con tu celular, mejor dime que me vaya de una buena vez —dije apuntando hacia la dirección de las escaleras. Subió su cabeza, y fugaz se levantó con una gran sonrisa en su cara.

—¡Sully! —exclamó una Camille emocionada, rodeando mi cuerpo con sus brazos. Le devolví el gesto, y planté un beso en la cima de su cabello. Su olor era el mismo. Olía a chicle de cereza —Te he extrañado, pequeño idiota.

Me separé y le di una vuelta, ella rió—Mírate, estás preciosa —halagué.

La chica se cubrió la boca parcialmente con la mano. Haciendo una serie de movimientos coquetos y divertidos.

—Soy todo un encanto cariño, lo sé —dijo con picardía. Rodé los ojos e incité a sentarnos en esa pequeña mesa, con sillas altas. Ordenamos un par de capuchinos, que no tardaron en llegar junto unos croissants.

—¿Cómo te va? No he sabido nada de ti —manifesté, dándole un mordisco a mi pan. Camille por su parte jugaba con una servilleta entre sus manos.

—Han pasado muchas cosas... No sabría por dónde empezar —hizo un gesto con sus manos.

—Tenemos todo el día —sonreí. Ella ladeó una sonrisa tímida y bajó la mirada. Lo hacía cada vez que le sonreía, lo he notado. No soy estúpido.

—Primero empieza tú. ¡¿Es un tatuaje nuevo?! —inclinó su cuerpo, para tocar el tatuaje en mi cuello.

—Tiene tiempo ahí, me lo hice con Gwen.

—¡Aw! ¡Eso es tan lindo, Sully! —chilló, volviendo a su silla —Me hace feliz el que estés feliz.

A diferencia con las chicas que había estado antes. Camille era distinta a todas ellas, muy inigual a como es Nadine. Por lo menos Camille sabía distinguir lo que estaba bien, y lo que estaba mal —¿Y tú? ¿Wells te trata bien?

Colocó sus codos sobre la mesa, descansando su mentón entre las manos— Wells es todo un sueño. Hemos estado yendo lento, antes de que empezara la universidad conocí a sus padres. Son tan maravillosos como él. En serio, Sully, me siento muy bien a su lado —todo lo decía con ese toque de alegría. De un momento a otro, su sonrisa se fue apagando —Él me ha insistido en querer conocer a mi padre, claro, está cerca que lo que está mi mamá en Nash —soltó un suspiro.

—¿Supongo que no quieres hacerlo? —pregunté con palabras lentas. Ella se mordió el labio y negó.

—Mi padre se niega a darse cuenta que Rachel y yo crecimos. Y menos que Jamie lo está haciendo. Todos los fines de semanas debemos pelear, para que Jamie pueda venirse conmigo y con Rachel a pasar unos días en nuestro apartamento— exhaló con melancolía—Nos quiere retener entre su miseria.

Deslicé mi mano entre la suya. Y con una mirada le dije un: "estoy aquí". Que fue correspondido por una de sus sonrisas —Un día se dará cuenta, que ha estado alejando lo único bueno que tiene en su vida. Nada más y nada menos que sus hijos.

—¡Bah! Espero que sea muy rápido —soltó una risita —Mañana Wells me buscará para ir a ese baile de la universidad de ustedes. Insiste que en mañana es el día perfecto en presentarle a mi padre. Tal vez piensa que no lo quiero hacer, o algo así.

—Dile la verdadera razón —me encogí de hombros. Pero sabía su respuesta.

—¡Agh, Sully! Sabes lo difícil que me cuesta abrirme con una persona —tengo el privilegio de ser una de las pocas personas con la que ella se abre. Se me daba bien el ser compasivo. En la legión, era lo que nos enseñaban. "Siempre ser compasivo, hasta con tu enemigo"

—Inténtalo. Si no lo intentas, solo pensarás que no puedes, porque te es difícil. Y así permanecerá en tu mente —traté de darle aliento. Con mirada perdida, miró nuestras manos y plasmó una sonrisa.

—¿Qué fuera de mi, sin ti?

—Serías la misma persona que eres ahora, Cam —murmuré. Alzó su vista y la mantuvo fija con la mía.

Pero me vi interrumpido en apartar la mirada, cuando Gwen me escribió.

  ¿Estás?- Gwen.

  Para ti, siempre- Hult.

 ¿A qué hora regresas? Le das a Camille mis saludos- Gwen.

Había estado con Gwen antes de salir, por supuesto sabía que estaría con Camille.

  En un rato, ¿ya me extrañas? :)- Hult.

  ¡Iugh!- Gwen.

—¿No y que nada de teléfonos?— Camille captó mi atención. Llevaba una ceja levantada con sus facciones sarcásticas. Volví a guardar mi celular en el bolsillo de mi suéter.

—Era Gwen —Sonreí —Te manda saludos.

—Por cierto, ¿la llevarás al baile? —indagó. Realmente no sabía si ir a ese baile o no. En los ojos de Gwen vi la emoción que surgió cuando le dije que tal vez iría. Pero sólo era un tal vez. Los bailes eran muy cursis. Incluso me parecían tan cursis como en 1800. Muchas cosas cambiaron entre esa época y esta. Excepto lo cursi que son los bailes lentos.

"Bailaste con Gwen en tu departamento"

Si jodida conciencia, lo sé. No me jodas ahora.

—No es lo más seguro, pero quizá si llegue a ir — mi sonrisa fue detenida, por esa presión subir por mi columna. Esa presión transformada en grandes volteos.

Hasta situarse en mi cabeza. Maldición. No otra vez.

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