Los Dioses del Cristal. © |Yo...

By WuanprogOne17

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❝Una muerte, un castigo eterno, dos tumbas malditas, dos entes peligrosos, dos poderes destructivos, tres exp... More

⁀➷O1: Castigo Eterno.
⁀➷O2: Cueva de Cristales.
⁀➷O3: El Cristal Negro.
⁀➷O4: Un sueño, una pesadilla.
⁀➷O5: Desconocido.
⁀➷O6: Inquietud.
⁀➷O7: Opresión.
⁀➷O8: Visiones
⁀➷O9: Forzando.
⁀➷1O: El Cristal Blanco.
⁀➷11: Olor Amable.
⁀➷12: Ira Contenida.
⁀➷13: Memorias del aire.
⁀➷14:『El Cuento antes de dormir.』
⁀➷15:『La Vida sin mamá.』
⁀➷16:『Las armas de papá』
⁀➷17:『Un largo Viaje』
⁀➷18:『La montaña del Cristal』
⁀➷19:『Su poder』
⁀➷21:『La Codicia』

⁀➷20:『Imperios』

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By WuanprogOne17

Cuando sus almas decidieron que era hora de despertar ya habían pasado 12 meses.

JiMin fue el primero en abrir los ojos, su cuerpo adormecido fue regresando en si después de pasar meses enteros en estado de vegetación. Sus ojos pesaban y todo estaba confuso en su cabeza, miraba colores por todas partes y cosas flotando a su alrededor, agitó su mano buscando algo, pero se halló con la nada.

Quiso hablar pero sentía la garganta seca y el estómago vacío, pero extrañamente no tenía hambre, solo mucha sed.

Miro a su costado, pudo definir aquello como una cortina que lo envolvía, estaba en una habitación por lo que se había dado cuenta, una habitación que estaba vacía y el parecía flotar, cuando pudo comprender más o menos pensó que estaba muerto.

Pero entonces se preguntó ¿porque no se sentía así?, Más bien parecía que hubiese estado durmiendo y que había estado soñando un largo rato. Poco a poco los últimos recuerdos que tenía lo golpearon, sintió que su corazón latía rápido cuando comprendió que algo había cambiado y que él también lo había hecho.

Movió sus brazos entonces intentando alcanzar las cortinas, quería agarrarse a ellas y ver que había detrás, JiMin quiso maldecir cuando no logro moverse, simplemente su cuerpo no hacía lo que él le pedía.

-Mi...erda. -insultó. Dejo caer su cabeza, cerro los ojos pensando otra forma de moverse, ¿Tal vez si se quedaba quieto podría pasar algo?

Fue ahí cuando logro escucha pasos, alguien se aproximaba, el chico frunció el ceño esperando cualquier cosa, después de todo ya nada le sorprendía.
Los pasos se oyeron más cerca, una puerta fue abierta y después cerrada, los pasos estaban ahí, frente a él detrás de esa cortina.

La cortina fue jalada hacia un lado y la silueta de un tipo desconocido se dejó ver.

JiMin no apartó la vista de aquel sujeto, mismo sujeto que parecía sorprendido al verlo despierto, pero al mismo tiempo se estremeció ante la mirada intimidante que estaba recibiendo de JiMin, esos ojos no reflejaban nada más que pavor en el pobre tipo que palideció cuando JiMin movió ligeramente su mano.

--Antes de empezar, ¿Le parece si le bajo de ahí?. -su voz sonaba temerosa, sonrió de lado para no parecer una amenaza, JiMin asintió lentamente.
El otro sujeto murmuró algo en voz baja y luego el cuerpo de JiMin tocó el suelo con un ruido seco. Eso había dolido-. Ay, ups. -expreso el otro rascándose la cabeza.

Park JiMin se levantó del suelo con el rostro ensombrecido, miro al sujeto con ansias de matarlo, nadie lo culpaba, porque no comprendía que carajos estaba pasando.

El individuo retrocedió con las manos detrás de su espalda, busco algo en la habitación y con la molesta mirada de JiMin decidió ir a la mesa y servirle un poco de agua que después le ofreció-. Ha de tener mucha sed, mi señor. -el chico le extendió el vaso, JiMin recibió el agua de mala manera y de un trago se la acabo, su garganta se sentía mejor, cerro los ojos disfrutando de la frescura.

Regreso su atención al sujeto parado frente a él, quien parecía esperar a que hablara cosa que no dudó en hacer-. Será mejor que me expliques todo. -amenazo con la voz filosa.

El otro tipo asintió rápidamente, educadamente hizo una reverencia y le pidió que le siguiera, JiMin lo hizo aún inseguro, prefirió caminar detrás-. Por aquí, mi señor. -dijo enseñándole un pasillo en aquella extraña casa. El chico lo siguió, noto que toda la casa parecía vieja y casi abandonada, a excepción de su habitación todo ahí afuera estaba sucio y olía fatal. Cuando llegaron a la puerta de la casa, está fue abierta por el misterioso sujeto quien le pidió saliera, JiMin lo hizo aún con desconfianza.

Pero cuando se halló fuera, lo único que pudo ver fue la nieve y una montaña semi destruida frente a él. Seguía en la zona del mar y hielo de su mapa, miro inseguro a su alrededor, el llevaba ropas delgadas que no eran apropiadas para un lugar tan frío, pero... el no sentía frío, de hecho fue ahí cuando empezó a notar que ya no tenía las manos destrozadas y que las cicatrices de su cuerpo no estaban, por sobre todo, su piel ya no estaba quemada ni dañaba, era una piel fina y delicada de un tono mas claro.

-Mi señor, esta es mi explicación. -dijo aquel sujeto detrás de él, JiMin no supo que decir, seguía viendo su cuerpo sin entender cómo había sucedido aquello-. Su deseo fue cumplido y obtuvo lo que buscaba, mi señor. -menciono indiferente-. A cambio de ello, usted no puede morir y su fuerza se incrementó. Sobre todo...

-El cristal. -dijo entonces JiMin comprendiendo-. Lo obtuve, ¿Eso dices?.

-En efecto, usted obtuvo la bendición de mi antiguo señor, el cristal blanco ahora es suyo. -le hizo saber-. Sin embargo hay una regla que jamás se debe romper.

-¿Que regla?. -pregunto, la sorpresa y curiosidad en su voz eran notables, y es que aún no le cabía en la cabeza de que había logrado conseguir aquello que por años solo pensó era una mentira.

-Sus armas mi señor. -menciono, el sujeto elevo su mano, un aura verdosa cubrió su cuerpo, mágicamente las armas de JiMin estuvieron a su lado, pero la diferencia era que su hacha era de color negra y su lanza de color blanca-. Sus armas jamás deben de ser destruidas o su poder se desvanecerá o en el peor de los casos se descontrolada hasta el punto en el que ya no habrá vuelta atrás y usted morirá, lenta y dolorosamente, pero morirá. -su sonrisa al final de aquello dicho incómodaron mucho a JiMin, tanto que arrugó el ceño de manera que le hiciera saber que no le gustaba para nada aquello-. ¡Oh! Cierto, otra cosa más.

-¿Qué cosa?. -pregunto irritado, tomo su hacha y lanza, se sentía incómodo si no las tenía a su lado.

-Otra regla, bueno es adicional y en si no es del todo una regla que se diga pero...

-¡Habla! -ordeno.

El sujeto suspiro con un semblante misterioso-. Nada de disputas, en si no es que sea una regla como dije, pero es más una advertencia. No peleen entre ustedes o cosas malas sucederán.

-¿Con quién carajos no quieres que pelee? No comprendo tu mierda y honestamente aún proceso todo lo que me estás diciendo.

-Con el otro Dios, no pelee jamás con el otro Dios. Digo, no está prohibido, pero es inapropiado, eso digo.

-¿Cuál otro Dios? -pregunto fastidiado.

La sonrisa del sujeto se extendió más, sus manos al frente y en una postura rígida incomódaban bastante-. Hablo del Dios del cristal Negro. Su hermano. -JiMin abrió los ojos de sorpresa, se quedó pasmado ante la nueva información, había olvidado por completo a JungKook, no es que lo haya hecho intencionalmente, solo que no estaba aún del todo bien concentrado.

-JungKook. -dijo su nombre de manera lenta, trago pesado mientras apretaba el mango del hacha-. ¿Él está bien?. -pregunto temeroso.

-Sí, de hecho si usted mi señor ya despertó de seguro él no tardará en hacerlo. -informo tranquilamente.

-¿Dónde está?. -JiMin se encaminó de regreso al interior de la casa.

-Aquí no, claro está. -respondió, al mismo tiempo apunto hacia la montaña del cristal-. Del otro lado lo hallará, durmiendo aún estará, pero si quiere mi señor estar con él, entonces ir hacia allá.

-Claro que iré, soy su hermano mayor. Es mi deber cuidar de su bienestar. -contesto buscando en la habitación algo que ponerse-. ¡Mierda!. -exclamo cuando nada encontro.

-Mi señor, Si desea puedo conseguirle algo que ponerse. -informo el individuo.

-¿Tu puedes?.

-Claro, después de todo estoy aquí para servirle. Llámeme SeokJin. -se reverencío, JiMin no supo que decir.

-¿Cómo que sirviente?.

-Yo nací para servirle mi señor, el dia en que usted fue escogido como el nuevo Dios del Cristal Blanco, mi alma se creó de los ojos de mi antiguo señor. Por consiguiente, ahora soy su leal siervo hasta el día de su muerte. -explico.

-Ah... ya veo. -fue lo único que pudo decir-. Entonces, SeokJin, ¿Cierto?.

-En efecto, mi nombre es SeokJin, mi hermano se llama HoSeok. Si se da cuenta el abreviado de Seok está en nuestros nombres, eso se debe a que ese era el apellido de nuestro antiguo señor.

-Entonces tu nombre es Jin y el de tu hermano Ho. -resumio JiMin.

-Así es.

-Dejáme adivinar, el tal HoSeok nació también el día en que nos convertimos en dioses y es el sirviente de mi hermano.

-¡Correcto mi señor! No esperaba menos de usted, después de todo usted escogió sabiamente que la mente era la mejor elección. -aplaudio al decir eso-. Pero en fin, deje le preparo un cambio de ropa ahorita mismo.

En cuestión de segundos muchos estilos de ropas habían sido creados, todos levitando al rededor de JiMin, el cual no sabía que ponerse o como ponérselos, después de todo había pasado toda su vida usando ropas viejas y sencillas que consistían en pantalón y camisas, sin embargo frente a él habían túnicas blancas y doradas, al igual que muchos otros colores, pantalones que parecían caros y camisas bastante bonitas, se sorprendió al ver una corona de cristales flotando a su alrededor también.

-Si me lo permite, podría escoger la ropa por usted. -ofrecio SeokJin amablemente al ver el conflicto del otro.

-Sí, por favor. -pidio.

No dijo nada más, solo dejo que el otro chico escogiera por él mientras que JiMin aprovechaba para verlo mejor. SeokJin tenía una piel igual de fina y bonita, una cara linda y atractiva, sus cabellos castaños claros y sus ojos, ¿Verdes?. Usaba un atuendo simple, pantalones cafés y camisa gris, pero estos eran opacados por la túnica dorada que utilizaba, un cinturón de piel que le hacía simetría. Botas negras que llegaban hasta sus rodillas.

Parecía un príncipe.

-¡Termine!. -exclamo su sirviente-. ¡Un espejo, un espejo!. -exigio al aplaudir, entonces un espejo se creó frente a JiMin y lo único que pudo ver, fue su reflejo cosa que lo dejo perplejo.

-Mis... Ojos.-un quejido salió de su boca cuando se fijó que no era falso lo que estaba mirado, rápidamente se acercó al espejo y tocó su rostro con impotencia y miedo-. ¡¿Qué...?! -no supo que decir, lágrimas amargas resbalaron por su rostro, impotente se las limpio en un acto de rabia-. ¡¿Qué le pasó a mí ojos?!. -grito colérico jalando de su cabellera, y hasta ahora se daba cuenta que también eso había cambiando.

-Los ojos son el reflejo del alma, por lo tanto su alma y su mente se transformaron en lo que ahora ve. Sus ojos mi señor, son el reflejo de su poder. Solo eso. -contesto SeokJin, JiMin no dijo nada más, se limitó a mirarse al espejo, perdido en su recuerdos. SeokJin suspiro cuando se alejó para buscar el resto del traje, JiMin se dejó cambiar sin decir una palabra, solo podía ver sus ojos blanquecinos, ni siquiera habían pupilas, no había nada ahí más que blanco, parecían no tener vida. Y su cabello, amaba su cabello, pero ahora solo era una mata de colores blancos con trazos moradisos en algunas partes. De hecho brillaban de una forma bonita pero eso no le quitó la tristeza que sentía al verse al espejo.

Al parecer obtener poder, si había hecho grandes cambio en su apariencia.

-Bien, ahora sí. -escucho decir a SeokJin.

Fue cuando se digno a verse por completo al espejo.
Lo dejo sin palabras de nuevo. Era como ver a otra persona ahí, nada que ver con el antiguo JiMin que vestía pieles de osos para el frío, no, ahora parecía una deidad, era una deidad. Abrió la boca maravillado por su apariencia.

Era un traje de Guerrero que usaba, pantalones negros que se ajustaban cómodamente a su cuerpo, una camiseta larga color blanca con bordados grises, una túnica que le llegaba más arriba de las rodillas, que era ajustada a su cintura por un cinturón dorado, en el cual había una cartuchera para su hacha, usaba muñequeras de plata en las muñecas y unos pendientes de color morado en sus lóbulos, encima de su túnica le habían puesto un chaleco de cuero blanco con bordados hermosos de un ave que no comprendía, en si parecía un Dios de la guerra que estaba a punto de ir a luchar. Entonces SeokJin termino por ponerle el último artefacto; una corona de cristales brillantes. Hermosa a la vista de cualquiera.

-¿Por qué la corona?. -pregunto adorando los colores que tenía.

-Porque usted es el Dios del Cristal Blanco, mi señor. -respondio-. Ahora que ya está listo, podemos ir a donde el Dios del Cristal Negro.

-Sí... vamos. -contesto, se miró una última vez al espejo. Fue cuando por fin acepto lo que ahora era.

Una gran sonrisa adorno su rostro cuando de sus manos destellos de se formaron, agitó sus dedos y de ellos pequeños pedazos empezaron a tomar la forma que el quisiera, de su cuerpo desprendió una bruma blanca que lo envolvió como un manto, camino por el pasillo transformando este en un pasillo de cristal blanco con figuras decorativas en algunas partes.

Ese era su poder, el poder de un Dios.

Y le gustó.

























• • •

JungKook tenía la sensación de estar despierto pero a la vez estar dormido, ese estado en el que no sabes si es un sueño o si estás despierto. Soñaba o solo dormía, no lo comprendía y tampoco tenía forma de explicarlo.

Abría los ojos pero pesaban tanto que volvía a cerrarlos y decidía que aún tenía sueño; y cuando ya no tenía sueño y quería abrir sus ojos, estos no le obedecían y permanecían cerrados.

Fue así durante doce meses, un largo año en el que no supo si durmió o solo permaneció en un estado entre la vida y la muerte, aunque la última opción sonaba más convincente. Sabía que algo en él había cambiado, sentía el cambio en su cuerpo y su alma parecía ser un tanto más salvaje a como él se recordaba, tenía tantas emociones a flote que ya ni sabía si le pertenecían o solo eran cosa suya, el último mes pensó que estaba muerto, el realmente pensó que lo estaba, porque sentía que se ahogaba y que todo a su alrededor estaba oscuro, cuando sus ojos se abrían por pequeños segundos lograba ver que estaba encerrado en algo, no sabía que era pero sentía que se ahogaba y que todo su cuerpo flotaba en algo.

Era abrumador y a la vez incomprensible.

Y para eso del último día de su estado en el que no sabía si dormía o solo estaba flotando en la nada... Sus ojos se abrieron por completo y no se cerraron, si no más bien se agrandaron y sus pupilas se dilataron.

Su cuerpo entonces le respondió y para cuándo tuvo control por completo de el, JungKook en lo único que pudo pensar era en que debía salir de ahí, donde quiera que eso fuera pero debía salir.

Pataleo y movió sus brazos con movimientos lentos gracias a que donde estaba encerrado estaba lleno de agua, tanta agua que el estaba flotando en el interior de ella, todo estaba oscuro, ¡¿Qué mierda era ese lugar?!.

Abrió la boca y el agua entro por ella, el líquido entro por su boca y se hizo paso por su garganta, sus pulmones parecían querer explotar y él solo pensó que si no estaba muerto antes, entonces ahora sí lo estaría.

Nado hacia arriba buscando algún lugar por el cual salir, no había nada, con la poca luz visualizaba brillantes destellos por todas partes. Sintió que el agua entraba a su cerebro y que todo su cuerpo se rendía ante la muerte.

Pero extrañamente no parecía que moría, solo permanecía.
Y como le jodía.

En un ataque de nervios JungKook apretó tan fuerte sus manos y dejo que un grito amortiguado por el agua saliera, ondas de agua se formaron en sus manos y luego varias púas salieron de sus dedos y se estreyaron contra la pared, la fuerza de aquellas púas fue tanta que el agua encontro una salida.

Jeon JungKook miro lo que el había hecho y no tardó mucho en comprenderlo, fue cuando de nuevo con la misma irá que antes dejo que más y más púas se estreyaran contra la pared y así creo un atajo más rápido para salir. Casi que salió nadando de ahí, cuando su cuerpo se vio libre del líquido, JungKook tosió varias veces hasta que se regulo su respiración, tocó su pecho, el dolor en sus pulmones disminuía con el pasar de los minutos.
El pobre chico se dejó caer en el suelo mojado de aquella especie de cueva, sus ojos tardaron en acostumbrarse al lugar, pero cuando lo hizo pudo fijarse y corroborar que efectivamente, se hallaba en una cueva y afuera de ella había mucha nieve, detrás de él había un cubo gigante de alguna especie de piedra donde el había permanecido.

-Espero haya tenido un sueño tranquilo. -entonces escucho que dijo una voz.

JungKook de un salto se puso de pie, frunció el ceño mientras observaba a un sujeto sentado sobre una piedra que lo observaba como si la situación fuera la más normal.

-¿Quién eres?.-interrogó con la guardia arriba, apretó sus manos y de ellas brumas negras se formaban, el chico sabía que era y por lo que se podía notar no tenía miedo, más bien parecía que podía controlarlo con total normalidad.

-Soy su sirviente. -dijo estoico sin apartar la vista.

JungKook se paró erguido, con la mirada clavada sobre el extraño que lo escaneaba-. ¿Y yo para que quiero un sirviente?. -pregunto molesto.

-Ese es problema suyo. -contesto con el mismo tono de voz.

Oh, eso no le gusto para nada a JungKook.

-No recuerdo tener un sirviente, por ende no lo quiero, puedes irte. -expreso con indiferencia. El extraño suspiro aburrido.

-Si pudiera lo haría, pero lastimosamente me veo en el deber de permanecer a su lado bastante tiempo. -decía con cara de aburrimiento.

-Como dije, no necesito un sirviente, así que largo.

-Y como yo dije, si pudiera me iría, pero el contrato con mi antiguo señor específica que debo permanecer a su lado.

-¿Hablas del tipo que me manoseo? -El extraño le miró sorprendido, pero a la vez río divertido-. No le veo la maldita gracia.

-Según recuerdo, usted pareció difrutar el manoseo de mi señor.

-Vete a la mierda. -contesto-. No necesito de ti, ya obtuve lo que quería así que mis planes apenas comienzan. -dijo encaminándose a la salida, como si nada se sacudió sus ropas viejas, aún con las piernas algo dormidas el camino como si nada a la salida-. Por cierto, ¿Qué hacía en un estanque de agua?. -le pregunto al tipo aún sentado sobre la roca, quien sin remordimiento alguno contestó:

-Pensé que si lo encerraba en agua moriría así no tendría que hacer este deprimente trabajo. -la irá de JungKook se incrementó, no conocía al tipo aquel, pero ciertamente ya le tenía un odio irreversible. ¿Cómo se atrevía a hacer aquello? En primer lugar no tenía por que hacerlo, en segundo, ni se conocían y en tercero, que hijo de puta.

Solo por aquel comentario, Jeon JungKook decidió que ese bastardo pagaría por lo dicho y hecho.

-Sabes que, cambie de opinión. La verdad sí necesito un sirviente. -dijo con un tono de voz sombrio-. Ven acá, ahora. -ordeno.

El extraño con una mueca obedeció, y con pasos pesados se aproximó-. ¿Que se le ofrece, mi señor?. -pregunto, hizo una reverencia de mala gana y luego le miró. JungKook permaneció en silencio con una mirada que a cualquiera aterraría.

-Desde ahora soy tu amo, nada de señor, que te quede claro. -el rostro del extraño se frunció.

-Entendido, amo. -mordió su lengua y con desagrado le sonrió. Claro que JungKook también sonrió, ambos sabían que se llevarían muy mal-. ¿Puedo hacer algo por usted? O solo me jodera con esto de llamarle amo.

-Eres bastante grosero para ser un sirviente, ¿No crees?.

-Es que la verdad, no se me da muy bien ser sirviente de un mocoso que apenas y se volvió un Dios.

-Cuida lo que dices, porque el superior soy yo.

-Aún así sigo siendo mayor.

-Vete muy a la mierda.

-Mi amo, ¿A que mierda se refiere? ¿La suya acaso?.

-¡Oh, ja, ja! Te pasaste esta vez.

-Solo le hablo en el mismo tono, mi amo.

-Jodeté.

-Espero usted también. -arremetio de último el sirviente. JungKook parpadeaba con irritación, jamás en su vida alguien le había mantenido una discusión, ni JiMin lo lograba, Oh ahora que se recordaba, ¿Donde estaba su hermano?.

-¿Y JiMin?. -pregunto ignorando la última charla con el sujeto.

-Del otro lado de la montaña, por lo que se ya despertó y se dirige hacia acá.

-Mh, que bien. -miro fuera de la cueva, sintió alivio al saber que su hermano estaba bien. Y que al parecer ambos habían obtenido el poder.

-De hecho, antes de que venga debo explicarle todo. -JungKook lo miro de lado, asintió para que el otro empezará hablar-. En primer lugar, la regla que no se debe romper es la de no perder sus armas o que sufran daños. -magicámente la espada y el arco de JungKook aparecieron frente a él, las tomo rápidamente verificando su estado, se sorprendió al ver que su espada era blanca y su arco negro-. Como dije, por nada sus armas se deben destruir, en si son el cincuenta por ciento de su poder y si una de ellas llega a sufrir daños usted morirá, lentamente y dolorosamente.

-¿Por que sonríes al decir eso último?. -le recriminó.

-Bueno, en serio espero que se muera pronto y así yo pueda descansar en paz.

-Empiezo a odiar tu franqueza. A ver, prosigue.

-Hay una advertencia de hecho, si quiere tomarla en serio o solo ignorarla ya es su problema, amo.

-¿Cual advertencia?.

-Jamás debe pelear con el otro Dios, o cosas malas sucederán. -explico serio-. Comprende.

-¿Por que carajos yo pelearía con JiMin? Somos hermanos, hemos estado juntos desde siempre. Eso es simplemente imposible. -dijo convencido, el sirviente rodó los ojos sin decir nada-. ¿Algo más?.

-No, solo eso era.

-Bien, espero que no me ocultes nada o te mato. -su amenaza sonó convincente-. Ahora, ¿Cuál es tu nombre?.

-Mi nombre es HoSeok, amo. -contesto. JungKook asintió lentamente mientras lo veía mejor, el tipo era de su misma estatura, tenía musculatura y usaba un traje como el de un hechicero, solo que a él se le veía bien, sus cabellos eran castaños claros y sus ojos cafés casi brillantes. Llevaba un cetro pequeño consigo y un pequeño bolsón de lado. Su expresión aburrida y nada amistosa hicieron entenderle que a ese tipo no le caía bien-. ¿Desea algo más?.

-Ropa, si no es tanto pedir. -comento con sarcasmo.

-Bien, ropa tendrá. -HoSeok agitó su cetro, una mudada de ropa apareció el se la extendió a JungKook el cual la acepto sin decir nada-. Un gracias estaría bien.

-Ay, si, si gracias. -murmuro de mala gana.

Se alejó de HoSeok y viendo la ropa extraña se dispuso a cambiarse rápidamente, en el transcurso en que lo hizo pudo notar que sus heridas habían sanado y que ninguna cicatriz había quedado. Tenía un tatuaje en todo el brazo izquierdo, no comprendía que decía pero parecía bonito, su piel era delicada y le gustaba como se sentía al tocarla. Se vio sonriendo mientras se cambiaba.

-Para que se vea, amo. -dijo HoSeok detrás de él, JungKook volteó a ver a su lado, un espejo se había formado.

Se quedó sin palabra alguna, no tuvo respuesta porque aún no asimilaba lo que veía. Todo él había cambiado.

¿Qué le había pasado a sus ojos y cabello? Sintió tristeza al recordar que sus ojos eran el recuerdo de su madre, pero a la vez sintió alivio al ya no poseerlos. Sonrió al espejo.

Sus ojos pasaron de verdes a ser oscuros profundos, su cabello rubio había cambiando a uno negro brillante y las puntas tenían tonos morados, ¡Cielos! Amaba su ropa y como se le veía, parecía un guerrero y su espada en la cintura le daba un toque maquiavélico y sexy. En sus orejas llevaba pendientes negros que poseían un toque más elegante a su vestimenta, su túnica era negra con bordados dorados y usaba un chaleco de cuero con la insignia de un ave huesuda. Adoro como le habían quedado las botas hasta por arriba de las rodillas, y en sus manos utilizaba anillos y sus uñas eran negras.

Su cabello que le llegaba hasta por la mejilla estaba muy bien peinado, eso dejaba que se viera bien su rostro.

Él, amo mucho en quien se había convertido.

-El Dios del Cristal Negro. -nombro HoSeok a su lado, JungKook saboreo el nombre, se deleitó con el tono que se usaba y joder que le había encantado.

-Soy un Dios ahora, el Dios del Cristal. -murmuro bajo, sonrió de lado mirándose al espejo, una miraba mórbida y tétrica es lo que vio en el espejo.




























• • •

-¡JUNGKOOK!. -grito JiMin cuando llego a la cueva, el menor al verlo corrió a su encuentro.

Ambos hermanos se envolvieron en un fuerte y caluroso abrazo, JiMin y JungKook permanecieron así por muchos minutos, después de todo la última vez que se habían visto aún eran humanos y escalaban una montaña.

-¡Cielos! Mírate. -comento JiMin sin saber muy bien que decir-. ¡Wow, mira ese cabello!.

-¿De qué hablas? Mira el tuyo. -señalo sus mechones blancos, JiMin se sonrojo-. Y tus ojos. -dijo más bajo, su hermano mayor solo sonrió de lado sin ánimos por decir algo sobre el cambio que habían tenido-. Pero estamos vivos. Eso es lo que importa. -se apresuró a decir para que JiMin no se sintiera mal.

-Tienes razón, estamos vivos. -le siguió el mayor.

-¿Y esa corona?. -JungKook quiso tocarla, pero instintivamente alejo su mano del brillante brillo. No supo porque lo hizo.

-No lo sé, SeokJin dijo que debía usarla porque era el Dios del Cristal Blanco.

-Ajú. -asintio el menor, sintió envidia por aquella corona, el también quería una-. JiMin, ahora que ambos somos una especie de Dioses. ¿Sabes lo que debemos hacer?.

Su hermano mayor permaneció callado, lo observó por instantes, su mirada ilegible puso nervioso a JungKook. Pero luego de comprender la pregunta de su hermano, JiMin asintió.

-Sí. Vamos a darle su merecido a esos bastardos.

La sonrisa de ambos se expandió. Sonrieron con malicia y diversión.
Detrás de ellos, SeokJin y HoSeok solo vieron sin decir o hacer algo.

Ellos dos sabían que nada bueno saldría de aquellos hermanos.







































• • •

Lo que sucedió al día siguiente fue que las dos grandes fortalezas de la dinastía Park habían sido destruidas, la gente contó aterrorizada como desde el cielo grandes pedazos de cristales cayeron sobre las grandes ciudades donde la gente del más alto nivel vivía.

Muchos aseguraron que vieron a un ser de ropas oscuras flotando en el aire y que él era el que había destruido el palacio real de Park Din, dicen que del el imperio Sur, todos los hijos y demás familia del emperador fueron ejecutados, más allá del otro lado, en el imperio Norte, el gran líder, el supremo emperador fue capturado por un extraño sujeto de ropas blancas y corona de cristal, se dice que arrastró al emperador por toda la ciudad y que detrás de él a sus hijas he hijos y demás familia los ejecutó sin piedad con un hacha. Ni el ejercito ni la guardia real pudieron detenerlo.

Ese día los grandes muros que mantenían fuera a todos los habitantes del distrito cero fueron destruidos, la gente se mezcló como una sola, se dice que aquellos dos seres se enfrentaron solos contra el gran y poderoso imperio y que ellos salieron victoriosos.

Hubo esa vez muchas muertes y la sangre corrió como agua por todas las calles, pero el acto final de ese día se llevó acabó en el que era el distrito cero, donde la gente más pobre y vulnerable fue testigo de cómo Park JiMin y Jeon JungKook se hacían con el trono del Imperio.

-Y entonces, querido tío. ¿Qué decías sobre que no éramos nada? Ah. -pregunto en burla JungKook. El tipo llamado Park Din temblaba de miedo mientras la soga sostenia su cuello, gruesas lágrimas resbalaban por su rostro, su voz temblaba sin poder hacer nada.- Y usted querido abuelo, que por cierto es la primera vez que veo, ¿Qué se siente estar en el lugar en el que estuvo su difunto hijo?. -el anciano consternado no hizo más que agachar la mirada, no se atrevió ni a llorar.

-Ya basta JungKook, si vas a matarlos, hazlo ya. -exigio aburrido JiMin.
El cuál permanecía sentado en una esquina de la tarima que habían ordenado poner, comía un pedazo de pollo, lo más mórbido de la situación era que el estaba bañado en sangre de sus víctimas, su hacha era sostenida por su mano libre y la corona seguía brillando.

-Espera, aún queda alguien más. Pelw Bareth e IsWan... -los mencionados quienes también estaban con una cuerda sobre su cuello temblaron del miedo-. Ustedes no crean que se me han olvidado, voy a hacer que paguen por lo que le hicieron a mi amada madre.

-Por favor... no. -suplico uno de ellos, JungKook no dudó ni un instante en sacar su espada y de un movimiento le había cortado la cabeza a ambos. La sangre brotó por toda la tarima, la gente que era espectadora grito de euforia al ver muertos a esos criminales.
JungKook sonrió como si estuviera loco, miro a su tío y abuelo, ambos hombres evitaban su mirada-. Hermano. -llamo al mayor-. Es hora.

JiMin se puso de pie, su mal humor se dejaba ver, SeokJin quien estaba a su lado solo suspiro con cansancio, HoSeok se mantenía ajeno, el prefería leer sin prestar atención a todo aquello.

Los hermanos tomaron sus armas, miraron a los que se suponen eran sus familiares, y sin ninguna pizca de compación, JungKook le rebano la cabeza a su tío, el enfermo que en más de una vez se le insinuó, JiMin le cortó el cuello a su abuelo, aquel abuelo que dejó morir a su padre solo porque tenía pensamientos diferentes.

Ese día, Park JiMin y Jeon JungKook se convirtieron en los nuevos emperadores de aquel reino sin nombre. La gente temió, pero en lugar de correr ellos festejaron la muerte de sus líderes y con pánico le dieron la bienvenida a sus nuevos Emperadores.

Ese día, el reino dejo de llamarse, reino sur y reino norte, la gente dejo de vivir bajo un régimen que imponía un estatus, el distrito cero dejo de serlo y se convirtió en una de las más grandes utopías.

Ese día, el reino del cristal templado se creo y JiMin lo goberno.
Y el reino del cristal del zafiro también se creó y Jeon JungKook lo goberno.

Ese día dió inicio a la larga y destructiva era de tres mil años de poder de aquellos hermanos, la gente pensó que si esos dioses los gobernaban todo estaría bien. Pero ese fue un grave error.

Porque aquellos imperios fueron el detonante de una guerra que empezó silenciosamente y estallaría por un simple mal entendido.

Pero eso era algo que ambos Dioses ignoraban.


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............................(1)....

Este capítulo fue largo.
Espero les haya gustado. Gracias por leer.

Pregunta:

¿Cúal creen que va a ser el problema de ese dos?.

Wuan Quidox.

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La verdad esta idea es pervertida al comienzo, pero si le ves más a fondo en vastante tierno más que perverso. nop, no hay Lemon, ecchi obviamente, p...