Las pruebas en los precarios laboratorios del campamento siguieron en pie por aproximadamente una semana, Lena quería asegurarse de poder entender la anatomia Kriptoniana... científicamente hablando claro.
Las cuatro mujeres fueron puestas a diferentes pruebas: gustos, toques, miradas, palabras, dentro y fuera de la sala médica.
Una noche, la científica dentro de Lena no pudo resistirse, y después de desnudar a cada una de las rubias, las hizo sentar a todas sobre sus propias piernas, dejando descansar su trasero en sus talones, una al lado de la otra sobre el colchon de Lena.
La más cercana a ella era la rubia de las motas rojas, tenía su ceño fruncido como siempre, Lena le sonrió y observó como su ceño se desvanecía al mismo tiempo que sonrisas aparecían en los demás rostros.
La pelinegra se acercó delicadamente a ella, a solo unos centímetros de besarla y le dijo:
-Es una lástima que ninguna de ustedes entienda realmente todo lo que digo, estoy segura que si les dijera todo lo que quiero hacerles estarían volando a toda velocidad por esta habitación esperando que las tocara -fue un murmullo bajo, destinado solo a sus oídos, pero sabia que todas la oían, aparentemente, según los estudios, ellas conservaban los grandes poderes de la princesa de Kripton, entre ellos, una audición sobrehumana.
Pudo ver los ojos de la mujer frente a ella vagar por su rostro, deteniendose en sus labios, antes de bajar por su escote, recorriendo cada centímetro de su cuerpo.
Lena sabía ahora que sus sentimientos estaban conectados, lo confirmaba cada vez que al tocar a la rubia de motas rojas las demás mujeres respondian a su toque, todas de forma diferente. La de las motas púrpuras miró a Lena tímidamente inclinandose ligeramente en su dirección, esperando; mientras que la de las motas doradas voló ligeramente sobre sus talones, apenas levantandose unos centímetros y la de las motas azules, seguro la más expresiva, se sacudió ligeramente temblando en su lugar esperando el toque ansiosamente; a diferencia de las demás, la última rubia le devolvió una furiosa mirada anhelante, con esas motas rojas flamantes y brillantes. Lena no podía evitar preguntarse cual seria su actitud con ella si alguna vez se unían todas sus partes.
¿Sería gruñona? ¿Quizás tímida? ¿Posiblemente amable y amorosa? ¿Sería audaz y coqueta?
Realmente le generaba gran intriga saberlo, las leyendas de la princesa Kara Zor-El hablan de su valentia, y devoción al pueblo, pero tambien hablaban de su gran ira sobre el Dios de la destrucción. ¿Cuál sería su enfoque al tener a una simple científica frente a ella? Obviamente había deseo, lo sabía, pero no podía evitar preguntarse sí, una vez de nuevo al ser solo una, la razón volvería a ella y dejaría a Lena de lado.
La mujer frente a Lena, con la paciencia ya agotada de esperar por un toque que no llego, se abalanzó sobre ella, inmovilizandola en el suelo. Las demás mujeres se alertaron.
Asi debe sentirse una pelea interna. Considero Lena viendo como las demás la alejaban de ella y la volvían a sentar en su lugar, gruñendole en Kryptoniano.
La pelinegra no pudo evitar reír. Todas se giraron a mirarla, en su mayoria miradas confusas y preocupadas, excepto por la de motas rojas, esa Kara la miraba con culpa, a Lena le dió un vuelco el corazón. Quitando su camiseta se sentó en el regazo de la rubia, su mirada ahora confundida.
-Supongo que no debería burlarme de ti, ¿Uh? -murmuró tomando las manos de la princesa y poniendola en sus pechos, la mirada ahora oscureciendose. Las demás miraban atentas.
-L-Lena -dijó con el ceño fruncido- :Zaoh... -suspiró.
Las demás rubias se quedaron mirando y Lena pensó en lo mucho que las quería dentro de ella. ¿Sería extraño si les consiguiera unos straps-ons? La simple idea la hizo temblar, lo tendría en cuenta, probaria dandoselo a una y si les gustaba probaria con el resto.
Tomando a la rubia de motas rojas acercó su boca a su pecho y mantuvo su cabeza sujeta contra ella mientras tomaba a la de motas doradas por el cuello y la acercaba para besarla, y después colocarla en su otro pecho. Después tomo la mano de la de motas azules y la acercó a ella delicadamente besado su mejilla y sus labios, y después haciendola acostar bajo ella. Lena estaba a horcajadas en su cabeza, acercándose ligeramente a sus labios, la rubia engancho sus brazos alrededor de sus muslos y la trajo más cerca, ni un poco preocupada por la posición.
Entonces Lena miró a la de las motas moradas, mirándola anhelante, la pelinegra tenia sus párpados ligeramente cerrados intentando concentrarse en su tarea. Extendió su mano hacia la mujer quién la tomó flotando hacía ella. La pelinegra la hizo flotar hasta que su entrepierna estuviera frente a su rostro, esta debe ser la posición más ridícula de todas pero que floten realmente funciona.
La mujer la miraba expectante, y Lena podía sentir a las demás atentas a sus movimientos, en cuanto Lena lamió ligeramente su entrada, pudo sentir como todas se detuvieron al mismo tiempo, ligeramente agitando sus caderas más cerca de Lena. La pelinegra sonrió y se esmeró más en hacer sentir bien a las cuatro rubias que habían estado volviendola loca las ultimas semanas.
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Alex por fin estaba llegando a el campamento, su vuelo se habia atrasado y las semanas de trabajo atrasado impidieron que la pelirroja llegara antes al lugar, pero ahora por fin estaba allí.
Lena iba en la parte de atrás del automóvil apretujada entre sus cuatro rubias, la de las motas doradas y la de las motas moradas tomando sus manos, mientras que las otras dos iban de brazos cruzados por haber perdido contacto con Lena cuando entraron en el coche, la pelinegra no podía evitar la pequeña sonrisa divertida en sus labios. Ellas eran la misma persona, y aún así discutian por quién pasaría un rato con Lena.
Al llegar al aeropuerto pudieron ver a Alex en la entrada, esperando por ellos, el equipaje cargado en su espalda.
La pelinegra salió del coche, no sin un poco de dificultad, caminado directamente hacía la mujer frente a ella con los brazos abiertos.
-¡Lena! -fue el saludó entusiasmado de la joven.
-¡Alex! -saludó ella con el mismo tono.
-Ha pasado mucho tiempo, ven aquí Luthor -dijo la traductora contenta, lista para envolver a la investigadora en sus brazos.
Pero antes de que pudieran abrazarse allí estaban las Kryptonianas, bloqueando el paso, en medio de Alex y Lena, con su vista clavada en la pelirroja.
-¡Jesucristo! ¿Están tratando de darme un infarto? -Alex preguntó sorprendida, una mano en su pecho.
Lena observó a las rubias sorprendida, eso nunca había pasado todavía... bueno, Lena no había intentado abrazar a nadie frente a ellas... sería algo para investigar, ¿Serían los Kryptonianos territoriales en cuanto a sus conquistas? Sacudiendo la cabeza Lena tomó el iombro de una de las mujeres.
-No te preocupes son inofensivas -las apartó ligeramente para posarse frente a la pelirroja- las Kryptonianas son muy dulces y amigables -le prometió la pelinegra.
-Erosh :Blem -Saludaron las Kryptonianas alzando una mano, lo que para Lena fue un movimiento normal de las mujeres, obviamente llamó la atención de Alex.
-Definitivamente no estoy recibiendo vibras amistosas de ellas -le dijo Alex al ver el ceño fruncido de las Kryptonianas.
-Uh, supongo que son un poco territoriales.
-¿De qué estás hablando? -Alex le preguntó confundida, aún mirando alertada a las rubias.
-Uh, nada, vamos al campamento, tenemos un largo camino.
Lena tomó la mano de la rubia de motas doradas, guiando a las cuatro mujeres de nuevo al vehículo. Algo que no paso desapercibido ni para Alex, ni para Jess.
No hacía falta decir que el viaje hasta el campamento fue más que un poco incómodo. Alex estaba tensa en el asiento del copiloto mientras que Jess conducía por el camino de tierra. Las rubias tenían las manos sobre Lena ahora, las dos más alejadas de ella tomando sus manos y las que estaban sentada junto a ella con una mano posesiva cada una en una de sus rodillas. En conclusión la rubias de motas moradas y azules tomando sus manos, y las de motas rojas y doradas con una mano en las rodillas de Lena.
Ninguna de las cuatro Kryptonianas quitó la vista de Alex, o las manos del cuerpo de Lena. La pelinegra no podía decir que no disfrutaba de ese pequeño acto de celos. La más joven del clan Luthor apretó las manos de las rubias con una sonrisa culpable.
Mañana sería un día interesante.
¡Actualización finalmente! Espero que les guste.