SeHun acababa de regresar a su cabaña luego de un largo viaje en su forma animal, le dolían los huesos y sus tripas se quejaban por el hambre que sentía.
Pero todo eso quedaba en segundo plano por su necesidad de abrazar, oler y ver a Luhan. Durante el largo viaje lo había extrañado como solo una pareja destinada es capaz de hacerlo.
Una parte de si estaba lejos, la sentía pequeña y casi inexistente por la larga distancia entre ambos. Quería ver esos ojos avellanas brillantes y almendrados, besar su piel clara con adoración y alborotar sus cabellos rubios como tanto le molestaba al chico, sonrió ante ese pensamiento.
Se había embarcado en una búsqueda exhaustiva intentando obtener información del clan vampiro que los había atacado, aquellas repugnantes criaturas acolmilladas se atrevieron a invadir su territorio y atacar a su familia. Y ahora como guinda del pastel el humano había sido raptado por estos, Luhan estaba a nada de enloquecer buscando a su amigo por todos los medios que podía, verlo tan desesperado rompía su corazón al ser incapaz de darle lo que quería.
Por eso su viaje había sido tan estresante, no pudo encontrar información necesaria de los vampiros atracadores. Los cuerpos se deshicieron con el Sol sin posibilidades de que alguien los reconociera y le ayudarán a ubicar el asentamiento de las bestias chupasangre. Estaba casi seguro de que el humano ya estaba muerto pero era algo que no prefería mencionar a su pareja, estaba seguro que le daría un ataque y se sumergiria dentro de un mar culpas hacía sí mismo.
Suspiró ante el pensamiento, admitía que el humano le agradaba un poco. Su actitud fiera aunque estuviera apestando al agrio aroma del miedo. La obstinación a no alejarse de Luhan alegando que eran familia y la familia no se abandona. Admiraba como le irritaba su personalidad.
Reflexionó un poco acerca del curioso humano. La primera vez que lo enfrentó cuando vio a Luhan en el bosque en su forma de lobo, se sorprendió por la obstinación del humano al no dejar solo a su amigo, aún si este le suplicara que se salvará a si mismo, atreviéndose a enfrentar dos furiosos lobos siendo un simple cordero del ganado.
Lo aborrecía en un principio creyendo que su personalidad era irracional y estúpida, con el tiempo fue aprendiendo que en realidad era una inquebrantable lealtad a las personas que ama. Ahora que su presencia había desaparecido comprendió lo normal que era antes, verlo junto a Luhan comenzó a ser tan rutinario que ahora un pequeño hueco quedaba en la habitación.
Nunca lo admitiría pero el humano le agradaba solo un poquito más, muy poco.
Todos en su manada se encontraban un poco inquietos aunque ninguno lo externara directamente. Sobre todo sus omegas, Luhan desprendía un aroma a dolor y miedo; lo que lo orilló a estar a muchos kilómetros alejado de este con el único objetivo de encontrar al castaño. También JongDae quien no era principalmente amoroso pero se había acostumbrado a la presencia y al aroma a agua perfumada de Junmyeon. Algo extraño proviniendo del Omega siendo este muy cerrado con las personas extrañas y renuente con los cambios a su núcleo familiar.
Y ahí surgía lo que tanto le incomodaba de Junmyeon, su aroma. El aroma a aguas tranquilas y cristalinas que desprendía de su cuerpo tranquilizaba a los integrantes de su manada. La forma en la que sonreía, el como sus ojos chocolates reflejan sus emociones e incluso la forma en la que respira.
Había observado minuciosa y duramente todos sus gestos y como éstos se desenvolvía alrededor de sus lobos; Sus betas YiFan y Chanyeol siempre estaban tensos por la presencia intrusa en su casa al ser muy territoriales y protectores con sus omegas pero YiFan se había acostumbrado con mortal indiferencia hacía el humano mientras Chanyeol cuidaba las espaldas de Junmyeon. Algo que le sorprendió de muchas maneras.
Chanyeol siempre se mantenía atento a los gestos de Junmyeon, contemplando sus rasgos con gestos de fascinada curiosidad. Había aprendido a leer las expresiones del beta y percibir sus emociones por lo que sabía que no había más que eso, curiosidad. Pero cuando Junmyeon había desaparecido el lobo se notaba ansioso y frustrado.
Su preocupación creció cuando todos en la manada decaian con el lapso de los días. Y ahora se encontraba aquí después de una verdadera carnicería contra un clan completo de vampiros enloquecidos con sus ojos rojos, todos escondidos en una asquerosa cueva con aroma a putrefacción en compañía con la manada de lobos Choi. Su alfa Choi Siwon y su hijo Kyuhyun terminaban de despachar a los últimos vampiros con vida, escuchó gritar al joven futuro alfa órdenes a sus betas con voz fiera.
Estaba seguro que el Alfa Siwon estaba orgulloso de su hijo, la crianza que le había dado junto a su pareja habían dado el fruto de un poderoso alfa en potencia. En el futuro esperaba poder tener hijos, una miniatura de Luhan resultaba encantadora a sus ojos y pensamientos. Sonrió ante esa hermosa imagen mental.
— ¡No maten a ese vampiro!— Gritó Yesung, uno de los betas de la manada Choi. El vampiro al que se dirigían se removió ansioso debajo del cuerpo del beta Hyukjae.
Se acercó para estar codo a codo con el Alfa Siwon mientras terminaban de quemar algunos restos y encarcelan al vampiro con cadenas bañadas en verbena, los gritos del vampiro al estar en contacto con el metal le hicieron hacer una mueca de asco, los vampiros nunca terminarían de fastidiarle, eran una lacra para el mundo sobrenatural.
— Necesitamos saber quién es su líder, no es coincidencia que un aquelarre de vampiros esté a pocos kilómetros de la manada — acotó SeHun tranquilo, el Alfa a su lado asintió de acuerdo con sus palabras.
— Algo está sucediendo, lo presiento en el aire— menciona Siwon mientras olisquea el aire con gesto de desagrado. Sus hombres habían terminado de acabar con los restos y comenzaron a subir a las camionetas luego de recibir órdenes del hijo del alfa para encender los motores y dirigirse a la casa del alfa para comenzar una junta. El joven alfa se les unió después de hacerle un gesto a SeHun de respeto.
—No entiendo— responde SeHun.
— Aún eres un Alfa joven, no tiene mucho que comenzaste tu propia manada después de irte de las prósperas tierras de la Alfa ChaeRin. Te falta experiencia; escucha los árboles, huele el aire y contempla las criaturas a tu alrededor ¿Qué es lo que ves? —el hombre espera a que SeHun contemple a su alrededor con paciencia, aunque es un Alfa viejo no aparentaba más de unos cincuenta años aunque en realidad tuviera 200 años. Los lobos viven mucho más que los mortales pero menos a comparación de los vampiros quienes son inmortales.
SeHun contempla el bosque, las hojas se mecían con sonidos crujientes por el viento, empezaba a oscurecer por lo que un manto de luz anaranjada bañaba las hojas en tonos dorados y cafés. Percibía el aroma del arrolló a pocos metros de distancia con frescura a sus fosas nasales. Parecía todo bien aparentemente; hasta que se dió cuenta de lo que sucedía.
— Los árboles, estamos en temporada de lluvias no de otoño. Las hojas deberían estar verdes no rojas ni naranjas mucho menos secas. No hay hadas de lluvia ni tampoco de tierra— informa asombrado por no haberse dado cuenta antes de lo que sucedía. Siwon asentía aceptando las observaciones del alfa más joven como si ya se hubiera dado cuenta de esas cosas, y así era.
— También el aroma, huele a flores marchitas. Magia negra. Dijiste antes que tu manada fue atacada por vampiros. Recibí un informe de uno de mis aliados hace un par de horas antes de venir aquí; una aldea de humanos no muy lejos de Jeolla del Sur fue atacada por un aquelarre de vampiros junto a brujos negromantes.
»No hubo sobrevivientes y por lo que me dijiste antes ¿No te enlazaste con un humano que vivía muy cerca del bosque donde está tu manada muy cerca de Jeolla del Sur? Otro informe que recibí habla de la misteriosa muerte del cabecilla del aquelarre Jung. No hay mucha información, los vampiros son rara vez vistos fuera de sus mansiones por lo que sabemos muy poco acerca de ellos y sus líderes. Es extraño lo que está sucediendo en este lapso corto de tiempo. Tu manada fue atacada y un protegido humano tuyo fue raptado, sospecho que planeaban hacer lo mismo con nosotros está noche.
SeHun asintió, algo mucho más grande que ellos se aproximaba muy pronto. Dudaba que Junmyeon siguiera con vida, no tenía caso seguir investigando cuando una guerra se avecinaba, tenía que ir a su hogar para proteger a sus lobos y prepararse. Se despidió del Alfa asegurando que en muy breve se pondría en contacto con él y su madre para empezar alianzas con otras manadas e informar de una posible amenaza contra los lobos.
Aceptó que Junmyeon estaba muerto, tenía un Omega que cuidar y lobos que dirigir.
Junmyeon gritó fuerte, el sonido burbujeante saliendo de sus labios junto a burbujillas con su voz encapsulada en ellas. Logró soltar su pierna derecha de una de aquellas manos huesudas y comenzó a patear con ayuda de su pie liberado para soltar el otro. Las bestias oscuras comenzaron a rodearlo como plaga, la poca luz siendo obstruida por ellas hasta dejarlo a oscuras.
No tenía armas, no sabe nadar muy bien y estaba solo rodeado de por lo menos cien de los Umibōzu en todas las direcciones posibles. Estaba frito, no sobrevivirá a ese ataque inminente. Extendió sus colmillos con gesto fiero intentando alejar a uno de las bestias oscuras que se había acercado demasiado, desplegó sus garras listo para la batalla. Tal vez morirá de verdad hoy pero no se irá sin luchar y llevarse consigo algunos cuantos.
Un Umibōzu chilló frente a su cara antes lanzarse contra su cuerpo, Junmyeon como pudo logró mover su cuerpo esquivando los colmillos en dirección a su cuello. Sus movimientos eran lentos gracias al agua pero lograba esquivar los ataques que le eran dirigidos; lanzó zarpasos a diestra y siniestra, desgarró carne con sus garras, con ayuda de sus colmillos pudo rasgar gargantas. El asqueroso líquido verdoso negruzco flotaba en el agua como finas hebras oscuras y vaporosas. Agradecía tanto que debajo del agua no pudiera oler el aroma de su sangre.
Una fila de dientes se incrustó en su hombro y soltó otro grito, pataleó en el agua intentando alejar su cuerpo de la boca que lo aprisionada pero esta solo se apretó más. Otra boca atrapó el hueso de su cadera, y luego otra contra su muslo izquierdo. «¡Oh! Así es como muero» pensó con pena. Era una lástima, esperaba vivir y descubrir el mundo ahora que tuvo una oportunidad de florecer.
Ahora que estaba muriendo, muriendo de verdad se daba cuenta de lo patética que fue su vida. Su madre siempre tan lejana, su familia inexistente que siempre le hizo falta, la poca vida amorosa y la falta de sueños. Cuando pensó que pudo ser algo más grande, mejor de lo que fue antes le era arrebatado. Una pena de verdad.
Cerró sus ojos para dejar de pensar en los dientes incrustados en su piel cuando un estallido retumbó en las aguas, fue tan fuerte que una onda logró descolorar a los Umibōzu que lo soltaron por el movimiento violento en el agua mientras soltaban chillidos y siseos. Junmyeon confundido y mareado con el dolor en su cuerpo solo atinó a ver figuras acercándose a su posición. Pensó que eran más Umibōzu hasta que las formas tomaron forma; sirenas y tritones. Eran iluminadas con extraños bastones hechos de coral luminiscente en sus manos, las brillantes colas con escamas brillantes llenas de chispas de colores le dieron la Esperanza de que todavía podía sobrevivir.
Las bestias comenzaron a alejarse pero no tuvieron oportunidad de irse muy lejos, pronto aquellos bastones en manos de las hermosas criaturas tuvieron otra utilidad aparte de alumbrar el camino. Eran espadas, largas y filosas. Brillaban con el refulgiente esplendor de espadas místicas y fantásticas. La batalla se volvió sangrienta por cualquier lado que mirara. Umibōzu eran aniquilados en cuestión de minutos.
— Vampiro Junmyeon— una voz a sus espaldas lo espantó causando estragos en sus heridas por el movimiento, dio la vuelta sobre sí mismo para ver la voz masculina detrás suyo.
Un tritón de cuerpo delgado y ligeramente femenino lo miraba con sus ojos verdes esmeraldas, la cola del mismo color y cabello asombraron al vampiro quien contemplaba los rasgos con fascinación. Asintió sabiendo que el tritón se aseguraba de su nombre y raza.
Se sobresaltó cuando los brazos pequeños y firmes del hombre pez lo tomaron al estilo nupcial y nadaba a la superficie. Nervioso por el repentino acercamiento posó sus manos en los hombros de este por inercia. Piel fría y resbalosa en sus dedos le resultaba curiosa. Asomó su cabeza curiosa sobre el hombro del tritón para observar el panorama; relámpagos emergian del los bastones de corales en impresionantes truenos de poder, las figuras negras en el mar se alejaban contorsionando sus cuerpos y soltando chillidos aguados contra sus oídos. Las sirenas lucían cascos dorados como guerreras vikingas con cuernos o alas a los costados de sus cabezas, el metal labrado brillaba con las chispas y truenos de sus cetros.
Luces, sirenas con colas de colores, tritones fuertes y umibōzu asustados era todo lo que había, su cuerpo tembló por un espasmo de dolor en su cuerpo. Aún podía sentir los jirones en su carne y dientes enterrados profundamente en su piel. El tritón apretó su cuerpo con gesto paternal, acercando ambos cuerpos aunque ninguno emitiera calor corporal. El simple gesto enternecio a Junmyeon.
Llegaron a la superficie, sus cabezas emergiendo del agua salpicada. Más sirenas ayudaban a Baekhyun quien estaba tirado en el suelo con quejidos quedos. Hwasa terminaba de luchar contra los últimos Umibōzu en la cubierta de la nave mientras Solar ayudaba a las demás sirenas. El tritón extendió su mano sobre el agua con los dedos abiertos sobre está mientras murmuraba un par de palabras, el agua empezó a moverse en un remolino alrededor de la cola del hombre para luego elevarse. ¡Elevarse! Parecía un tornado de agua naciendo del mar cada vez más grande y más alto con ellos en la cima. Soltó un gritito lleno de júbilo apretando los hombros fríos debajo de sus manos.
El remolino de agua los dejó en la cubierta del barco, el hombre había desaparecido aquella increíble muestra de sus poderes chasqueando sus dedos y el agua dejó de moverse para evaporarse junto con la lluvia. Su cola había desaparecido y un par de piernas había reemplazado su lugar. Estaba desnudo.
Apartó su mirada con un gesto de vergüenza intentando no mirar demasiado. Tragó saliva distrayendo sus pensamientos a Baekhyun que permanecía en el suelo de madera inerte. Se espantó al ver qué si pecho no se movía por lo que corrió gritando su nombre.
Se tiró al piso a un lado del chico, sus ojos dorados estaban abiertos y se movían a todas las direcciones buscando a Junmyeon hasta que lo vio acercarse. El joven castaño se reprendió por espantarse por creer que estaba muerto.
«idiota los vampiros no respiramos» río un poco por su estupidez y tomó entre sus manos el delicado rostro del chico lleno de cortadas que se cerraban más lento de lo normal.
— Baekhyun— susurró, el aludido movió su cabeza un poco buscando un poco de consuelo.
—Junmyeon, me duele— lágrimas de sangre brotaban de sus ojos mezclándose con el agua de la lluvia. El rojo carmesí desaparecía ante tanta agua, Junmyeon con el cuerpo adolorido tomó la cabeza castaña cobriza hasta dejarla en su regazo mientras acariciaba sus cabellos en un gesto cariñoso; tocó con las yemas de sus dedos sus hebras cobres, sus ojos llorosos, su nariz de bolita y sus mejillas manchadas de suciedad.
El tritón se sentó a su lado en completo silencio, observando el cuerpo herido de ambos con sus ojos esmeraldas llenos de pensamientos que Junmyeon no era capaz de decifrar.
— Necesitamos medicinas — le habló Junmyeon con ojos suplicantes, el tritón asentía de acuerdo aún sin emitir palabras — Y sangre — el de ojos verdes volvió a sentir y se puso de pie para comenzar a caminar en dirección a Hwasa.
Regresó su atención a Baekhyun, el pobre chico había comenzado a temblar más fuerte. Con ayuda de sus manos empezó a palpar sus heridas; un terrible desgarre en su pierna derecha con la carne hecha jirones, sus antebrazos estaban llenos de profundos surcos hechos con garras con sangre deslizandose cual ríos, lo más horrible estaba en uno de sus costados con la piel abierta. Sus heridas eran nada comparadas con las de Baek.
—Estarás bien, te curaras dentro de muy poco— animó al chico aunque ni el mismo pueda creerlo, sus manos temblaban con el miedo floreciendo de su pecho, lágrimas corrían por sus mejillas por los pensamientos de perder a su amigo. Suplicó a la madre luna, a su Dios mortal, a las hadas o a cualquiera que fuera capaz de ayudarlo.
— Por favor— rogaba con voz quebrada — que sobreviva, por favor que sobreviva.
Una mano se posó en su hombro causándole un sobresalto, listo para atacar giro si cabeza a su espalda topando su mirada con la de un par de ojos verdes y relajó su cuerpo. El tritón había regresado pero con las manos vacías. Estaba apunto de preguntarle cuando un dedo se puso en sus labios interrumpiendo sus palabras.
— Ssssh— exclamó el tritón para señalar motas de luz flotando alrededor suyo, estaba tan metido en sus súplicas que no se había dado cuenta de las luces alrededor suyo. Impresionado por los colores brillantes como pequeñas estrellas plateadas las miró acercarse al cuerpo de Baekhyun y ponerse fila sobre las heridas expuestas.
Su luz se hizo más fuerte iluminando las facciones del tritón y de Junmyeon de plateado. El vampiro en su regazo soltó un quejido quedo para luego suspirar aliviado y cerrar sus ojos.
—Gracias— susurró al tritón, este le sonrió mostrando sus colmillos como había identificado que todos los tritones y sirenas poseían. Las facciones de este lejos de resultar escalofriantes con la sonrisa se volvieron más atractivas a sus ojos, le daba un aire juvenil. Sus grandes ojos se iluminaban, su boca formaba un adorable corazón y seguía muy desnudo.
Las luces se alejaron del cuerpo de Baek para luego ponerse sobre las heridas de su cuerpo. Soltó un quejido ante la sensación fría sobre su carne desgarrada pero la sensación dolorosa desapareció tan rápido como llegó dejando detrás un solo un cosquilleo agradable. Les agradeció de corazón aunque no estuviera seguro si estás eran capaces de entenderle
Escuchó al chico reír y se avergonzó un poco de su ingenuidad.
—¿Tienes nombre?— le preguntó al de cabellos verdes con tintes negros. Ahora que lo tenía más cerca y el dolor que nublaba su visión desapareció pudo distinguir y apreciar sus colores.
Era pequeño en su forma humana, piel blanca y cremosa sin marcas que mancharan la piel. Mucha piel a sus ojos. Un poco apenado se quitó la camisa blanca y mojada para cubrir la desnudez y estar un poco más tranquilo. Volvió a reír el tritón pero aceptó la ropa para cubrir sus brazos y un poco más de su cuerpo. Ambos tenían una complexión parecida por lo que a ambos les quedaba un poco grande esa prenda.
— Me llamo KyungSoo del mar pacífico.
Su voz era ligera y aterciopelada como caracterizaba a las sirenas. Le recordaba a las mañanas de rocío y brisa fresca del verano. Emitía un aroma salado y un poco picante. Le agradó instantáneamente.
— Yo soy Kim Junmyeon— se presentó. Continuo acariciando los cabellos de Baekhyun quien dormida profundamente. KyungSoo asintió ya sabiendo su nombre de antemano.
—Mi hermana Hwasa me habló de ti, ayudaste a los vampiros y ahora también a mi hermana. Te estoy agradecido.
Junmyeon negó desacuerdo con las palabras del hermano de su nueva amiga.
—Te equivocas, ustedes nos ayudaron a nosotros por lo que yo soy quien debería de estar agradecido. Sin su ayuda ahora mismo estaríamos muertos.
KyungSoo lo observó con curiosidad, sus ojos grandes y redondos escaneaban sus facciones y gestos con intensidad. Junmyeon se removió un poco incómodo e inseguro si dijo algo que no debiera aunque lo creyera.
— Ahora entiendo lo que decían las hadas— habló el tritón mientras sonreía otra vez, como si estuviera satisfecho de lo que había encontrado. Esperaba que así fuera porqué estaba lejos de querer hacer enemigos. Menos cuando era un vampiro recién creado.
— ¡KyungSoo!— gritó Hwasa detrás de ellos, sus facciones retorcidas en una mueca de profunda sorpresa y miedo. La bella mujer casi se le tira encima al chico de varios centímetros más bajo que ella, la piel bronceada de la sirena y la pálida de KyungSoo se combinan en una fusión de color. Si el joven tritón no le hubiera dicho que eran hermanos nunca hubiera adivinado su parentesco.
—¿Qué haces aquí? ¡Deberías estar a miles de kilómetros de aquí!— chilló llena de reproche, el pobre chico solo atinó a sonreír intimidado por los ojos enfurecidos de su hermana mayor.
—¿Madre sabe de esto?— La escuchó preguntar.
No dispuesto a interrumpir la pequeña reunión familiar se puso de pie tomando en brazos al vampiro desmayado para dejarlo en su camarote para reposar, faltaba un par de horas para que el sol empezará a salir. El cielo empezaba a tornarse más claro y era cuestión de tiempo que los animales y aves salieran a darles la bienvenida.
Dejó a los hermanos discutiendo amigablemente, de aquella forma en la que sólo la familia era capaz de hacerlo.
De esos regaños de una hermana preocupada pero que no dejaban de ser cariñosos ni carecían del amor que los unían. Le hubiera gustado experimentar ese sentimiento.
Su madre siempre estuvo en su vida pero su presencia era pasajera; solo estaba presente en sus cumpleaños, días de fiesta y durante las noches. No la juzgaba porque había cuentas que pagar y un hijo que mantener.
Siempre fue una mujer fuerte y amable dispuesta a dar todo por su hijo, aún si eso significará sacrificar el tiempo con él.
Luhan era lo más cercano a un hermano, aunque se sentía más como si Junmyeon fuera la madre y el rubio su molesto y revoltoso hijo. El pensamiento le sacó una sonrisa.
Ansiaba llegar lo más pronto a Jeolla del Sur, de ahí significaba pocas horas para llegar a su hogar sin tecnología y congelado en una época medieval pero así lo amaba. Amaba el aroma a los árboles que los rodeaban y las frescura del Pino y roble en el aire entremezclado con las flores rupestres y tierra siempre húmeda. Amaba la libertad de pasear entre la naturaleza y sentirse parte de ella, sus dedos hormigueban por tejer flores en lindas coronas para sus niños y sus oídos zumbaban ansiosos por escuchar sus risas.
Quería hornear un enorme pastel para su madre aún si no pudiera comerlo con ella, quería verla y acariciar sus cabellos castaños con canas. Dentro de poco se dijo.
Dentro de muy poco.
Cuando dejó a Baekhyun en su cama y lograra después de una lucha en quitarle su ropa para cambiarla por unas más cómodas y se asegurará de dejar las ventanas cerradas para que ninguna luz se filtre salió para entrar al suyo propio.
Observó su torso desnudo con ligeros rasguños y uno que otro moretón casi completamente desvanecido. Sus heridas ya habían sábado con la ayuda de las luces brillantes a las que olvidó su nombre, cambió su pantalón hecho jirones para dejarlos botados en una esquina y ponerse unos pantalones de chándal y un sweatshirt que le había prestado su amigo.
Suspiró, quedaba poco tiempo antes de que saliera el sol pero quería asegurarse del bienestar de las sirenas por lo que prometiendo regresar sin demora sale del camarote con dirección a la cubierta del barco.
La brisa fría le da la bienvenida, la lluvia había dejado de caer dejando solo detrás suyo el espectro frío como vestigio de su presencia. Parecía todo tan tranquilo como si nunca hubiera habido una batalla hace un par de horas. Mujeres y hombres desnudos como algunos más en el agua en sus formas sobrenaturales revisaban los laterales del barco o charlaban entre ellos con un idioma extraño al que sus oídos no podían reconocer. Era diferente a cualquier otro que hubiera oído en su corta vida; era ligero y suave como una melodía, sensual a sus oídos como notas musicales.
Divisó a Hwasa junto a su hermano y una sirena de piel pálida, solo lograba ver su cabellera negra y lacia ondulando. La mujer desnuda estaba de espaldas a él por lo que no se dió cuenta de su presencia hasta que Hwasa se dirigió a él con una enorme sonrisa en su rostro.
La mujer de piel bronceada corrió hasta el para rodear su cuerpo en un cálido abrazo, la piel fresca de ella y la suya sumamente fría aún podían registrar el indicio de calidez entre ellos. El calor corporal resultaba poco ante el calor de dos almas puras dándose reconocimiento y alegría del bienestar del otro
—¿Estás bien? ¿No estás herida?— preguntó Junmyeon preocupado, sus ojos escaneaban el cuerpo de la adversaria en busca de cualquier herida, aunque solo encontró algunos rasguños y raspaduras.
—Perfectamente, las Neiredas vinieron a curarnos. Son muy gentiles por brindarnos su ayuda aún cuando no se la hemos pedido. Supongo que la reina Yoona las ha enviado— se encoge de hombros.
—¿Reina Yoona?— pregunta Junmyeon, no había escuchado hablar de ella.
—Es la reina de las hadas del mar, muy pocas veces ha sido vista pero dicen que es la más hermosa de las hadas marinas. Posee poderes más allá de la comprensión y por palabras de algunos un corazón de oro. Puede que ella haya enviado a las hadas a ayudarnos —le responde la sirena de cabellera negra, ahora que sus rasgos eran visibles no le sorprendía lo bella que era. Aunque su belleza fuera más clásica como una pintura de una mujer de época con grandes vestidos esponjosos. Poseía unos cautivantes ojos negros como dos perlas brillosas.
— Ella es Moonbyul, la consorte de la reina y mi madre— la presenta Hwasa con naturalidad, Junmyeon impactado inclina su cabeza en señal de respeto hacia la mujer. No parecía de más de treinta años por lo que estaba sorprendido.
— No hay necesidad de inclinarse— se dirigió la mujer divertida por su reacción, el nerviosismo de Junmyeon le resultaba adorable por lo que entendió la fascinación de su hija adoptiva con el vampiro. Los ojos del vampiro intrigaron a la sirena , y teorias confusas se formularon en su cabeza.
El hecho de ver a un vampiro con un ojo natural y el otro dorado resultaba diferente por no decir extraño.
—Como estaba diciendo, mandé a KyungSoo a las aguas del mar amarillo después de un registro de magia negra. Hemos estado encontrando peste negra en los corales del mar del Este al mar Amarillo. Wheein investigaba junto al Cthulhu en busca del origen cuando recibimos un llamado de Solar en la Orbe así que mandamos una flota completa en su búsqueda.
La mujer hablaba serena, su explicaciones le dejaba más preguntas que respuesta pero luego le preguntaría a Baekhyun acerca de lo que hablan, le faltaba mucho por aprender acerca de los diferentes mundos que existen además del de los humanos.
Escuchó exclamaciones ahogadas llenas de júbilo y sorpresa. Murmullos se alzaban escandalizado interrumpiendo la charla de los cuatro y buscaron el origen de tanto revuelo. Ellos también se sorprendieron por lo que veían ante sus ojos.
— Santos Corales— exclamó Hwasa aun lado suyo. KyungSoo estaba en el mismo estado con sus grandes ojos abiertos en dos enormes esferas. La reina Moonbyul no estaba mucho mejor y el mismo creía que le iba a dar un ataque.
Una mujer, alta del tamaño de seis pies de altura se alzaba por el aire con un par de alas vaporosas a su espalda. Brillos refulgientes destellaban de estás como el mismísimo cielo estrellado grabado en ellas. Vestía una delgada tela muy fina del color de las aguas cristalinas del Eleuthera si eso era posible. Cabellera rubia contrastada con lo lechoso de su piel desnuda brillante a la luz de la luna. Hermosa no era capaz de explicar lo que sus ojos ahora capaces de ver. Podía ver cada línea en su rostro, cada curva de su cuerpo y solo encontraba perfección. Miguel Ángel hubiera dado todo por poder capturar y esculpir en granito aquella mujer.
—La reina Yoona— alguien exclamó, aunque no podía decir si fue alguien a su lado. Estaba demasiado ensismado como para notarlo.
Moonbyul saliendo antes de su asombro hizo un gesto a su gente quienes todos entienden. Todos sin excepción de inclinaron profundamente con sus cabezas inclinadas y Junmyeon les siguió.
La reina aceptó el gesto con gratitud y con la elegancia que solo ella podía hacer, bajó de los aires para posar sus pies desnudos en la madera de la cubierta del barco. El sonido del aleteo de sus alas finas eran lo único que se escuchaba, todos quietos aún inclinados sin ser capaces de modular palabras.
—Gracias— musitó la mujer con su voz angelical, Junmyeon juraba que escuchaba campanillas pequeñas y musicales acompañadas con la voz de ka mujer. Todos dejaron de inclinarse aún sin salir de su asombro.
—Lamento mi repentina aparición sin anunciarme antes, espero de corazón que puedan excusarme— comenzó, la pena de su expresión era tan genuina que todos le creyeron en el fondo de sus corazones y aceptaron su disculpa aún sin necesidad de palabras.
—Reina Moonbyul, me he sorprendido al saber su participación en esta batalla por lo que decidí mandar a mis hadas urgentemente en su ayuda. Mas lamento decir que mi repentina presencia se debe a lastimosas noticias que son de carácter urgente, si su corazón amable me permitieran hablar con usted para discutir tan horroroso tema que pesa en mis hombros y compartir mi carga se lo agradecería.
La reina asintió, ambas dirigieron miradas a sus súbditos antes de caminar al camarote del capitán para encerrarse a hablar sin oídos ajenos ni interrupciones. Los caballeros hadas a los que Junmyeon no se había dado cuenta de su presencia le asustaron al pasar a su lado bruscamente y custodiar la puerta sin permitir el paso.
Sus lanzas de corteza de árbol con flores enredadas hubieran resultado lindas sino fuera por sus portadores con expresiones furiosas. Se alejó un poco intimidado por el poder de aquellos caballeros hadas con armaduras brillantes y caras preciosas.
—La guardia real, muy pocos los han visto en persona aunque veo que las historias no mienten. Son tan guapos como dicen— habló Solar detrás suyo.
Le alivió verla bien y sana, con algunas prendas desgarradas pero bien. La abrazó con fuerza alegre apretando su pequeño cuerpo contra el de ella un poco más alto pero igual de fuerte. Observó en el horizonte la luz del Sol asomarse con timidez pintando el cielo con tonos amarillentos y morados.
Nunca se había puesto a pensar en cuanto extrañaba ver la luz matinal, alejó su cuerpo de la chica con una sonrisa estampada en el rostro y se excusó con todos notificando la salida de el Sol. Todos asintieron prometiendo informarle de todo lo que sucediera.
Estaba decepcionado de no ver a la reina más tiempo y de todo lo que se perdería. Cuando se acostó en la vieja cama dispuesto a dejarse caer en lo más profundo de la inconsciencia se lamentó de lo que había perdido.
Ya no más caminatas matutinas.
Ya no más juegos debajo del sol junto a sus niños.
Se daba cuenta de lo que perdió, la estupidez de creer que al regresar a su casa todo pudiera ser como antes. Ya no era Junmyeon el humano, ya no había Luhan humano con quién regañar, reír o jugando frente a su casa. Era una criatura de la noche. Ambos lo eran, ambos habían cambiado para siempre.
Pero esperaba hacer el intento, tenía que tomar riendas de su vida, ahora tenía nuevas personas con las que compartían el mismo mundo. Esperaba compartirlo con su madre, con Luhan y hasta incluso con el estúpido de Oh Sehun.
Podrían ser una familia y darse seguridad y amor.
Esperaba.
Regresé. Ignoren las faltas de ortografía las corregiré después. Espero que les guste mucho porque a mí me está encantando.
Y repito cuando dije que esta historia es de trama laaaarga, quiero explicar está historia desde sus inicios, los cambios y el mundo que he creado.
Me encanta la magia y la fantasía por eso decidí hacer está historia con todos mis gustos incluidos por lo que espero de corazón que les agrade tanto como a mí.
Gracias por leer❤️❤️