ShinKami- OS +18

By Migicali97Sonai

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OS dedicados con principal tema: Sexo. Algunos OS podrán tener incorporados temas sensibles como lo son las d... More

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En el salón

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By Migicali97Sonai

— Eres un idiota, Monoma. — apretó el puente de su nariz con el dedo pulgar e índice en un intento por calmar su enojo.

Su amigo había tenido la brillante idea de hacer una explosión de arte junto con su compañero Bakugou, pero todo se salió de control cuando hizo enojar a este último y por querer escapar, terminó siendo un desastre; volaron varios frascos de pintura, manchó uniformes, los caballetes fueron cayendo uno por uno hasta lograr un colapso en el salón. Para salvarse, Monoma le imploró al peli-violeta tomara ese castigo en su lugar, porque si tenía otro problema en el semestre, sería suspendido y sus padres no tolerarían otra de esas notificaciones.

Por supuesto no iba aceptar tal estupidez ¿echarse la culpa? ¿Qué le creía? ¿Un idiota?

Abrió la boca para emitir un firme No, pero una suave mano en su hombro le hizo perder la concentración.

— ¿Lo harás Shinsou?

— ¿Ha-hacer?

— Tomar el castigo de monona.

Kaminari Denki era su mayor debilidad desde que lo conoció en primer grado. Un particular rubio ojos color ámbar, enérgico, optimista y escandaloso, pero, sobre todo, lindo. Actualmente estaban en tercer grado y su mayor contacto de todo ese tiempo, era ese taller de pintura, que por azares del destino los estaba uniendo una vez por semana y en las festividades pedagógicas. Y ahora por una situación que no estaba para nada de ser favorable para él, su ángel le estaba dirigiendo la palabra.

— Ah, yo ... ¿por qué lo preguntas?

— Bueno, es que yo lo tomaré por Katsuki, él necesita el favor y ya que de Monoma se sabe su historial de problemas escolares, pues creí que tú lo harías — sonriendo dulcemente.

Era el fin de su cordura y de su firme posición, ese rubio terminaba sacando su lado más suave y no podía negarle nada, aún si fuese muy estúpido o de riesgo como tomar ese castigo, pero ahora, su mente solamente le decía que podían pasar tiempo juntos, a solas.

Suspiró fuertemente, colocó su mano izquierda alrededor del cuello y aunque su lado racional le estaba diciendo a gritos que no fuese estúpido e ignorara esa sonrisa, sus fantasías le patearon lejos.

— Sí, yo ... voy a tomar el castigo.

Monoma casi se abalanza sobre su amigo y juraría que podría besarlo, pero se vio interrumpido antes si quiera de intentarlo.

— ¿¡Qué diablos pasó aquí!? — emitió horrorizada la maestra de arte.

El oji-ámbar miró a Shinsou y este con todo el dolor acumulado por la pérdida de su tarde libre de viernes, dirigió su mirada a la entrada del salón y algo nervioso le contestó.

— ¿Un accidente?

Así, ambos chicos recibieron instrucciones para realizar el castigo que debían realizar antes de dirigirse a sus casas. Primero, debían limpiar todo el salón, acomodar los trabajos en su lugar correspondiente, elevar los caballetes, comprar la pintura utilizada y colocarla en sus estantes indicados y por supuesto, debían limpiar y asear los sacos escolares afectados de sus compañeros, siendo entregados el lunes a primera hora.

Parecía no ser mucho cuando ambos fueron a dirección para ser notificados, sin embargo, ahora que se encontraba en frente del desastre, bueno, solo aparecía una frase en su mente: asesinar a Monoma.

Definitivamente no era la mejor decisión que haya tomado en años, mucho menos cuando parecía que al estar junto a quien le gustaba en estas circunstancias no era nada especial.

— Esto estará peor de lo que imagine. ¿en serio no quieres que te ayude? — comentó desde la entrada del salón.

— Estoy seguro, dijimos que lo íbamos a repartir y creo que lavar los sacos es equivalente a limpiar esto, sobre todo por la pintura seca.

— Pero solo son tres sacos, no es mucho.

— ¿lavar, secar y planchar te parece poco? No, te digo está bien esto.

— No creo que sea justo, tardarás varias horas aquí. — hizo un ligero mohín con sus labios.

— Un par a lo mucho. — respondió lo más seguro posible.

Su estabilidad estaba por los suelos, estaba hablando con su amor casi imposible como si fuesen novios; Kaminari preocupado y el restándole importancia. ¿Qué hacía que se sintiera así de desequilibrado? Pues mirar sus hermosos ojos, recorrer cada centímetro de su rostro y llegar a esos llamativos labios rosas. ¡Maldición! Trató detener cualquier pensamiento impuro, pero poco a poco llegaban. ¿Cómo se sentirán alrededor de-?

— ¡Mierda!

— ¿Perdón?

— ¡Ah! ¿eh? No, nada. Yo... am... es que solo pensaba en que mataré a Monoma después de esto.

— ¡Oh! Bueno, igual creo que fue muy lindo de tu parte asumir esto. Sé que ambos son amigos y ciertamente parece que son muy unidos, es muy admirable de tu parte.

La vida le estaba jugando una mala pasada, por una parte, estaba queriendo matar a monoma por pedirle tal atrocidad, pero también quería saltar de alegría e ir a contarle que por sus descuidos estaba recibiendo halagos de su solecito.

— Tampoco es para tanto — sonrió nervioso — pero, por si puedo preguntar — sintió algo amargo correr en su interior — ¿por qué tomaste el lugar de Bakugou?

— Es mi amigo, él tenía planeado salir con su novio el día de hoy, así que no podía tener un castigo.

— Oh, ya veo... — los cielos le sonrieron.

Hubo un silencio cómodo entre los dos. Kaminari sostenía las prendas de sus compañeros entre las manos y Shinsou un trapeador, un balde con agua y unos cuantos trapos. El rubio le volvió a sonreír y el peli-violeta trataba de no lucir nervioso.

— Bueno ... Trataré de avanzar mi parte, aquí en la escuela. Quitaré algunas manchas en el lavamanos. Así podré esperarte, recuerda, debemos comprar los botes restantes.

— Me parece bien. — le mostró una sonrisa sincera.

— Shinsou...

— ¿sí?

— ¿No crees que deberías quitarte el saco? Podría ensuciarse.

Miró por unos segundos su saco, luego alrededor del salón. — Tienes razón.

Poco a poco fue retirándose el saco, pero el dilema era ver donde lo colocaría, ya que todo estaba revuelto y en algún descuido podría caerse y solo empeoraría su trabajo.

— Puedo cuidarlo si gustas. Estaré aquí junto. — ofreció amablemente

— Claro. — dijo con tanta seguridad, pero por dentro, estaba temblando como gelatina.

Shinsou le entregó la prenda y así dieron por finalizada su conversación; el rubio dio media vuelta y él comenzó a remangar su camisa para dar paso a la limpieza del salón. 



























🎨    ~~    🎨

Estaba a punto de terminar, ya había hecho la mayor parte del desastre. Todo lo que restaba era quitar pintura de algunos estantes, sin embargo, como había pasado unas horas, debía hacerlo con un disolvente especial, lo cual le tendría que hacer llevar otro viaje al lugar del armario. No estaba tan mal, de paso podría ver si Kaminari terminó su parte.

Tomó sus materiales y emprendió su caminata. Miró al pasillo casi desierto, salvo algunos alumnos que seguían estudiando en silencio en unos cuantos salones.

Bajó al segundo piso y en su trayecto pudo ver que un salón todavía tenía su luz encendida. Lo conocía bastante bien, era el salón de Kaminari. Con una sonrisa en el rostro se dirigió hasta ese lugar, tal vez puedan conversar un poco antes de que vuelva. Por supuesto, otra cosa estaba en su destino.

— ¡Hmm!

Un quejido apareció; al principio creyó que se había lastimado y que como no había nadie alrededor no había recibido ayuda, sin embargo, otra vez ese quejido apareció, pero esta vez fue más claro. Shinsou se quedó estático frente a la puerta, claramente eso había sido un gemido. ¡Mierda! ¡mierda!¡mierda! había muchas opciones: la primera era que se habían quedado algunos compañeros del salón del rubio y lo estaban haciendo dentro; la segunda era sobre esa misma teoría, pero Kaminari formaba parte de eso y la tercera: El rubio se estaba masturbando.

— Maldición.

Su única opción era verificar cual de todas esas teorías podía ser. Esperaba que fuese la primera, porque no estaba realmente preparado para poder aceptar las últimas dos. Aunque la tercera no sonaba tan mal.

La puerta estaba semi abierta, había un buen espacio para poder echar un vistazo. Se acercó sigiloso y prosiguió a su descubrimiento.

Sus ojos se dilataron. Kaminari Denki estaba de perfil, sentado en una de las bancas del final, su mano derecha subía y bajaba por su miembro con lentitud, mientras su mano izquierda sostenía un saco escolar y lo aspiraba profundamente haciendo teñir sus mejillas de un color rosa suave.

Su garganta se sintió seca, algo frío recorrió toda su columna vertebral y su amiguito comenzó a despertar dentro de sus pantalones. Buscó dónde recargarse y trató de cubrir su boca para no cagarla y ser pillado.

Su sol, su hermoso sol estaba haciéndose una paja en el salón de clase y no solo eso, sino que estaba teniendo una fantasía inhalando el aroma de ese saco. ¿pero de quién mierda era?, trató de recordar quienes eran los dueños de esas prendas. Bakugou, Kirishima, Todoroki. ¡Joder! Todos eran potenciales opciones, estaba comenzando a sentir envidia, pero un recuerdo llegó a la mente, a menos que ... sea su saco.

— ¡Ngh!

Otro gemido le hizo dirigir de nuevo su mirada hasta el lugar del rubio. Ahora tenía una ligera línea de sudor en la frente y soltaba leves suspiros de manera armoniosa y sensual. Echó su vista al montón de sacos restantes y el que sostenía Kaminari. ¿Cómo diablos sabría cual es cuál? Incluso si trató de buscar las manchas de pintura, cualquier indicio de diferencia, no había nada, dejando nula diferencia entre cada uno.

— ¡Mmmm!

¡Maldita sea! Ese rubio lo estaba enloqueciendo y no podría más. ¡A la mierda! El pelivioleta decidió que incluso de quién fuera ese saco, solo debía disfrutar de tan erótica imagen desprendía Kaminari. Asomó su cabeza fuera del salón; el pasillo estaba desértico, el sol estaba a punto de desaparecer, se recargó nuevamente en el punto invisible para el chico que estaba sentado, miró sus pantalones, trago grueso y comenzó a desabrochar su cinturón.

Inhalaba y exhalaba profundamente. Miró su bóxer y poco a poco su mano fue tomando su miembro; estaba muy duro con solo la imagen del rubio en su mente, los gemidos y suspiros solo hacían que vibrara y le doliera más, suplicando atención. Lo rodeo completamente con la palma de la mano y comenzó su vaivén de forma desesperada.

De momentos volvía a mirar al pequeño rubio, inhalando más fuerte de aquella prenda, soltando gemidos cada vez más largos y con un tono necesitado.

— Dame... Dame más ...

Oh no, su dulce voz en suplica estaba haciendo estragos en su pene. Palpitaba cada que lo escuchaba. Se estaba volviendo un completo pervertido. No solamente podía ser expulsado por estar haciendo eso en la escuela, sino que también podría ser fichado como un voyerista de 18 años de edad, pero parecía que su miembro estaba pensando por él, ya que seguí ahí, recargado en un reducido espacio entre una puerta semi abierta y la pared.

— Por favor ...

Las quejas del rubio iban cargadas en son de súplica y se reflejaba en su mano a la par del peli-violeta. Volvió a verlo, tenía los ojos cristalinos, pequeñas lágrimas al borde de estos. Cada vez más abatido por la ausencia del dueño de ese saco escolar.

Shinsou estaba en un punto peligrosamente importante. Estaba excitado por ver a un hermoso ángel cometiendo pecado a tan puro cuerpo, pero también sentía envidia de aquella prenda y más aún, del dueño. Trataba de contener sus gemidos, cada vez más estaba cerca del borde y explotar. Ambos estaban acelerando su paso y la libido subía con el placer.

Kaminari arqueó su espalda; Shinsou lo divisó. Arriba-abajo, arriba-abajo, movimientos acelerados y casi erráticos.

— Hazlo, ángel. Hazlo — susurró Shinsou detrás de la puerta mientras seguía con lo suyo

El rubio aumento el movimiento, soltó unos suspiros más y pronto su espalda se flexionó completamente en el respaldo del asiento.

— ¡Shinsou!

Su miembro estaba colapsando. 



























🎨 ~~ 🎨





























Su mente le estaba jugando una mala pasada, a tal punto que le hizo escuchar su nombre de los sensuales labios de Kaminari y no solo eso, su miembro no iba aguantar mucho, todo su ser podría tener un orgasmo con solo escuchar su voz aterciopelada decir su nombre.

— Mmmm...Shinsou

Eso era todo, su mente estaba marcando error. Su ángel, su hermoso sol había ronroneado su apellido de una manera tan sensual. No había sido su imaginación, realmente lo había dicho. Entonces, el saco que estaba sosteniendo, era suyo. Kaminari se había masturbado con tan solo su aroma. Entonces, que pasaría si él ... estuviera ...

Su cuerpo avanzó por sí solo. La camisa desarreglada, los pantalones abiertos y su miembro apenas cubierto por una parte de su bóxer estaban cruzando el salón para llegar hasta cierto rubio. Bien, ahora si podía joderlo en grande. Ya estaba jugando a ser un completo pervertido voyerista, pero ahora estaba arriesgándose a ser acosador sexual, pero si lo que exclamaba tan seductoramente era cierto, quizá no termine con esos adjetivos. Solo esperaba ser correspondido.

Se acercó sin hacer escándalo. Lo estaba grabando totalmente en su memoria; cabello despeinado, mejillas sonrojadas, lagrimillas atrapadas en esas pestañas largas mientras mantenía cerrados sus ojos del placer, camisa y saco abiertos, pantalones a media pierna exponiendo su virilidad, la cual estaba siendo masajeada con rapidez.

Se iba ir al infierno con una sonrisa en el rostro, ya que él era quien provocara a tan hermoso ángel cometer pecado. Se acercó hasta tener su rostro frente al del rubio, posicionando sus manos a cada lado de su rostro, recargadas en el respaldo.

— Shinsou — volvió a ronronear.

— ¿Si?

Kaminari abrió poco a poco sus ojos, parpadeando varias veces con cierta calma. Clavó su mirada en la del peli violeta por un par de segundos. No iba a detenerse, estaba claro. Necesitaba ayuda y Shinsou iba a ser su rescate.

— P-por favor ...

La forma tan necesitada, suave y erótica de esa suplica, hizo que una corriente eléctrica atravesara su miembro. Sí, oficialmente se convirtió en un pervertido.

— Con gusto — respondió con una voz rasposa.

Shinsou lo tomo de los muslos cambiando de posición al rubio. Ahora se encontraban ambos sentados, solo que Shinsou en la silla y Kaminari con las piernas a cada lado, dejándolo desconcertado y nervioso.

— No te preocupes, no voy hacer nada que no quieras. — su mano izquierda tomo la parte baja de su espalda y la derecha tomo su nuca para acercarlo hasta rozar sus labios. — Dime. ¿Qué quieres que haga?

El hermoso desastre que representaba el rubio en ese momento pedía a gritos ser inmortalizado en toda su mente. Siempre lucía inocente, dulce y tierno entre clases, pero ahora era tan salaz, que, si se lo contara a cualquiera, no iban a creerle y mucho más por lo pensaba hacer Kaminari.

Colocó su dedo índice izquierdo sobre los labios del peli violeta y sonrió con picardía.

— Esto.

El rubio tomó la longitud necesitada de atención de Shinsou y comenzó a masajearlo suavemente con sus delicadas manos.

— ¡Mngh! ¡Mierda! Bien..

Kaminari hizo un respingo de lo más tierno cuando le tomaron su virilidad, no podía con más vergüenza, así que sin dejar de hacer sus movimientos recargó su mentón en el hombro izquierdo de Shinsou.

— Mmm.... Shin- shinsou.

— No lo contengas, gime cuanto quieras.

Realmente ambos estaban disfrutando de ese momento, eran un lío de gemidos y suspiros que claramente demostraban cuan complacidos estaban con el otro. Estaban siendo masturbados por quien les gustaba y eso era lo que estaba echando madera al fuego.

Sus respiraciones estaban totalmente erráticas y parecían cortarse cada vez más. Pronto comenzó una sensación en su zona genital, estaban por correrse. Aceleraron sus movimientos y los suspiros de Kaminari y los gemidos roncos de Shinsou estaban descolocando, al contrario.

Kaminari no podía aguantar más, apretó con fuerza las manos en los hombros amplios de Shinsou, mientras que éste se aferró con fuerza alrededor de la cintura del rubio. Fuegos artificiales aparecieron en sus ojos, muchos colores se hicieron presentes y un temblor sacudió ambos cuerpos.

Aparecieron dos gemidos de placer máximo y a la par, una mancha blanquecina cubría parte de sus abdómenes. 



























🎨 ~~ 🎨

Pasaron varios minutos antes de que se recuperaran un poco. Shinsou ahora tenía ambas manos alrededor de la cintura del rubio y éste alrededor del cuello del peli violeta. No fue hasta que Kaminari se apartó un poco, solo para quedar de frente a una mirada violeta.

— Que lindos ojos ámbar tienes — rompió el silencio.

— No es un sueño, ¿verdad? — comentó algo preocupado.

— No lo es.

— ¿Viste todo?

— No sé si desde el principio, pero desde que llegué no pude irme.

— Yo realmente deseaba hacer bien todo contigo, pero tu aroma me hizo enloquecer y no pude evitar tener muchas imágenes en mi mente.

— Créeme no eres el único que lo hizo.

— Ehhhh, es evidente, un pervertido que se aprovechó de un chico masturbándose. — dijo algo burlón

— ¿Perdón? — Replicó fingiendo estar herido. — ¿Te recuerdo quién empezó a masturbarme?

Era cierto, Kaminari estaba en el fondo lleno de lujuria y seducción, pero tampoco era que lo mostrara con cualquier persona, para ese momento desvió su mirada con su rostro sonrojado

— Realmente quiero tener una relación contigo, pero después de esto no sé si pueda pasar. — sin dejar de mirar a la nada.

Tomó su mentón e hizo mirarlo nuevamente — ¿Quién dice que no podemos tener una?

— Pero tú... yo.... e hicimos y no somos, es decir.

— ¿El orden altera el producto? — emitió con mucha confianza — Apenas tenemos 18 años, podemos probar muchas cosas y una relación no siempre empieza como en los cuentos de hadas.

— Tampoco muchas empiezan siendo espiados por quien te gusta — coqueteó

— ¿Me estas apoyando o me estas rechazando? — preguntó ahora si herido.

— Lo siento lo siento, es solo que ... no estoy pensando con claridad estando así.

Shinsou dirigió su mirada a sus cuerpos. Estaban sucios, desarreglados y semidesnudos. Para él no había problema, pero parecía que Kaminari estaba muriendo de vergüenza, por lo que decidió no hacerlo sentir incomodo por mucho más tiempo.

— Bien. Primero hay que cambiarnos.

Cubrió sus ojos para que el rubio se levantara y pudiese acomodar su ropa interior y ajustar mejor su pantalón. De reojo volteaba para que comprobara que le estaban espiando, pero solo se ruborizó por ver a un Dios griego sentado en la silla con pantalones debajo de las rodillas y totalmente expuesto.

— Si ya dejaste de disfrutar la vista, ¿me permites vestir?

El rubio se volteó inmediatamente cohibido por esa frase. No lo haría otra vez. Tal vez ....

Pasaron algunos minutos para que ambos terminaran mucho más presentables respecto a su apariencia. Ya era de noche y probablemente sean los únicos en la escuela. El rubio miró a Shinsou y este estaba terminando de abotonar las mangas de su camisa. Miró el saco y se lo pasó sin si quiera voltear.

Creía que con eso podría evitar tocar el tema sobre ellos, pero estaba equivocado, porque estaba siendo estrujado entre los brazos del peli violeta.

— No creas que lo he olvidado. — Acarició aquella melena rubia — como dije, yo sé que podemos empezar algo entre nosotros, incluso si tuvo que iniciar así, bueno — hizo mirarlo a los ojos — es nuestro propio lazo.

Kaminari solo pudo sonreírle, agradecido con Shinsou por ser así de abierto en ese momento. Era verdad, no siempre hay comienzos como los cuentos para niños, pero si hay comienzos así para algunos adultos.

Entre los brazos de Shinsou, Kaminari te ha guiñado el ojo. *clink*

— Bien, es cierto. ¿Podemos hacerlo?

— Por supuesto.





























🎨 ~~ 🎨

--------

Jajajajajajjajajajaajajaja ahhhhhhhhhhhhhhhhh, que buen OS, ¿les gustó?

Yo sé que había dicho sobre la actualización sería hasta septiembre, pero, ¿qué creen? Mi cerebro no me dejó descansar hasta tener escrita la idea que tuve ayer en la noche. Tuve que retrasar hasta hoy publicarlo, porque me hacía falta realizar algunas otras actividades. En fin.

Muchas gracias por leer <3

Solo puedo decirles que estas actualizaciones serán así de esporádicas. Espero les guste eso <3

Excepto Beautiful & Sweet, ese si hay cap nuevo a final de mes.

¡oh! Y el próximo OS no va a terminar como este, aquí son personalidades muy diferentes. 7u7 solo espérenlo.

Sin nada más que decir. Cambio y fuera.























































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