Destino Medieval© EE #1 [En E...

By Nathzel_02

268K 20.8K 925

💫Esta historia es completamente de mi autoría por lo que se prohíbe su copia o adaptación.💫 •Primer libro d... More

⚠️
đź‘‘CapĂ­tulo Iđź‘‘
đź‘‘CapĂ­tulo IIđź‘‘
đź‘‘CapĂ­tulo IIIđź‘‘
đź‘‘CapĂ­tulo IVđź‘‘
đź‘‘CapĂ­tulo Vđź‘‘
đź‘‘CapĂ­tulo VIđź‘‘
đź‘‘CapĂ­tulo VIIđź‘‘
đź‘‘CapĂ­tulo VIIIđź‘‘
đź‘‘CapĂ­tulo IXđź‘‘
đź‘‘CapĂ­tulo Xđź‘‘
đź‘‘CapĂ­tulo XIđź‘‘
đź‘‘CapĂ­tulo XIIđź‘‘
đź‘‘CapĂ­tulo XIIIđź‘‘
đź‘‘CapĂ­tulo XIVđź‘‘
đź‘‘CapĂ­tulo XVđź‘‘
đź‘‘CapĂ­tulo XVIđź‘‘
đź‘‘CapĂ­tulo XVIIđź‘‘
đź‘‘CapĂ­tulo XVIIIđź‘‘
đź‘‘CapĂ­tulo XIXđź‘‘
đź‘‘CapĂ­tulo XXđź‘‘
đź‘‘CapĂ­tulo XXIđź‘‘
đź‘‘CapĂ­tulo XXIIđź‘‘
đź‘‘CapĂ­tulo XXIIIđź‘‘
đź‘‘CapĂ­tulo XXIVđź‘‘
đź‘‘CapĂ­tulo XXVđź‘‘
đź‘‘CapĂ­tulo XXVIđź‘‘
đź‘‘CapĂ­tulo XXVIIđź‘‘
đź‘‘CapĂ­tulo XXVIIIđź‘‘
đź‘‘CapĂ­tulo XXIVđź‘‘
đź‘‘CapĂ­tulo XXXđź‘‘
đź‘‘CapĂ­tulo XXXIđź‘‘
đź‘‘CapĂ­tulo XXXIIIđź‘‘
đź‘‘CapĂ­tulo XXXIVđź‘‘
Orden de la saga
Seguimos vivos, pero a qué costo.

đź‘‘CapĂ­tulo XXXIIđź‘‘

4.8K 422 9
By Nathzel_02

Confieso que el miércoles pasado iba a actualizar, pero se me olvidó. Espero que acepten este capítulo como una humilde disculpa porque lastimosamente no tengo nada más para ofrecerles. 

Disfrútenlo mucho o súfranlo, quién sabe...🫣

No existía nada mejor que despertar al lado de mi esposo y poder observarlo descansar. Podía estar horas admirándolo y sabía que no me cansaría de hacerlo. Adoraba ver la lentitud con la que su pecho subía y bajaba, cómo su ceño se fruncía levemente cuando algo en sus sueños parecía confundirlo o causarle malestar y la forma en la que sus labios entreabiertos se movían cada vez que hablaba dormido.

Aquel era un espectáculo privado, uno que solo yo podía ver y disfrutar.

— Malek, despierte. — Le susurré al hombre que tenía uno de sus brazos rodeando mi cintura mientras que el otro me servía de almohada.

Cuando Malek me abrazaba así me encantaba besar con suavidad cada uno de los lunares que tenía en su quijada, cuello y hombros y no lo hacía solo por ser afectuosa, sino para poder apreciar la pequeña sonrisa que aparecía en sus labios.

Amaba con locura esa faceta de hombre relajado y cabello alborotado que buscaba su comodidad y el calor de mi cuerpo.

— Debemos continuar con los pergaminos...— Continué susurrando antes de besar castamente sus labios. — Malek, tiene que levantarse. — Supe que había despertado cuando su mano sujetó mi cabeza y me acercó a su rostro para que volviera a besarlo. — Tampoco se aproveche.

— Si me despertara así cada alba...— Dijo con voz ronca.

Si no se hubiera movido o hablado, habría creído que continuaba dormido porque seguía teniendo los ojos cerrados y su rostro reflejaba la misma tranquilidad que cuando descansaba.

— Podría hacerlo si usted descansara conmigo más seguido. — Sus comisuras se elevaron un poco, como si comprendiera mis palabras.

— Sabe que está mal visto. — Malek abrió los ojos y me observó fijamente. — Y también sabe que en ocasiones he ido en contra de mis creencias por usted. Que usted esté en mi aposento en estos momentos es muestra de ello.

— Es todo un destruye normas. — Su pecho tembló levemente. — Agradezco que no me saque de su aposento. — Murmuré por lo bajo.

— ¿Agradece que no la eche después de haber tomado su cuerpo? — Asentí lentamente. — No la echaré ni le prohibiré ingresar a mi aposento porque no la tomé como mi mujer para que me sirviera, no era una noble. La tomé porque...— Cubrí su boca con mis manos para que no terminara de decir lo que estaba pasando por su cabeza.

— Lo sé... — A pesar de que su ceño se frunció un poco y de que me observaba como si me hubiera salido un tercer ojo en medio de la frente, no trató de alejar mis manos. — Lo sé, pero aprecio que vaya en contra de lo que está bien visto en sus tiempos solo para no hacerme sentir mal. Agradezco que no me trate como a una mujerz...

— Porque no lo es. — Mis manos no fueron capaces de impedir que su voz cortara mis palabras con cierta brusquedad.

— No me mire así, solo es una forma de decirlo. — Los ojos de Malek me estaban acuchillando. — Ya...— Casi podía sentir que me desangraba por culpa de las miradas cargadas de malestar que me lanzaba mi esposo.

— Debería cortarle la lengua. — Masculló entre dientes. — Es una reina, Elizabeth.

— Lo sé, no volveré a decir algo así. — Le mostré una sonrisa de boca cerrada mientras daba un corto asentimiento. — No se moleste. — Besé su mejilla repetidas veces.

— La encerraré en los calabozos si osa a faltarse el respeto. — Amenazó con severidad, pero sabía que mentía para que no lo desobedeciera.

Malek llevó su mano hacia mi rostro y me acarició la mejilla con suavidad. Mientras tocaba mi piel su mirada, me acerqué aún más a su cuerpo y lo abracé. Me encontraba prácticamente debajo de él, buscando el calor y la suavidad de la piel desnuda de mi esposo.

Tan pronto coloqué mi cabeza contra su hombro, comencé a besar castamente su cuello y fui subiendo hasta llegar a su quijada. La calidez de su mano jamás abandonó mi mejilla, ni siquiera cuando él me dio mucho más acceso a su piel para que hiciera lo que quisiera.

— Huele muy bien... — Su cuerpo tembló un poco mientras se reía por lo bajo.

— Huelo a concúbito, Beth. — Murmuró con cierta dulzura.

— Es usted un hombre muy romántico. — Susurré con sarcasmo.

Sus comisuras se elevaron un poco mientras que sus brazos rodeaban mi espalda, uniendo nuestros cuerpos por completo e impidiendo que pudiera ver otra cosa que no fuera la piel de su hombro.

— Debemos continuar con los pergaminos. — Murmuré por lo bajo.

—Sí... — Dijo de forma pausada.

Nos levantamos del lecho con pesadez, como si nuestros cuerpos estuvieran rellenos de plomo e ingresamos al cuarto de baño para lavar nuestros cuerpos. Luego de que estuviéramos limpios y vistiéramos nuestros ropajes reales, salimos del aposento y nos encaminamos hacia el comedor, en donde tomamos asiento.

El semblante de Malek se ensombreció cuando las mujeres comenzaron a colocar los alimentos sobre la mesa y cuando todo estuvo allí, dio un corto asentimiento para que comenzara la cata. No importaba si se enfriaban los alimentos o si estábamos hambrientos, él no iba a permitir que nos lleváramos algo a la boca algo que no había sido probado con anterioridad.

Sus audaces ojos observaban cómo ellas degustaban todo y esperó en silencio para ver alguna reacción, pero ninguna de ellas se tambaleó, mostró dolor o se desmayó. Transcurrieron algunos minutos antes de que Malek asintiera, dándole el visto bueno a los alimentos y permitiendo así que las mujeres comenzaran a servirnos en nuestros respectivos platos.

Comimos con lentitud como si tratáramos de encontrar algo extraño en la comida y cada tanto nos mirábamos fijamente para asegurarnos de que el otro se encontrara bien. Cuando por fin terminamos de comer y ambos nos encontramos vivos y satisfechos, nos retiramos de la estancia para dar un pequeño paseo por el castillo.

Íbamos caminando frente al despacho de Malek cuando comenzamos a escuchar un ruido metálico que era acompañado por un par de pisadas. Ambos nos dirigimos una rápida mirada y giramos hacia el lugar de donde creíamos que venía ese escándalo, encontrándonos con un soldado que corría despavorido en nuestra dirección.

— ¡Su majestad! — Gritó el hombre mientras reverenciaba y trataba de recuperar el aliento. — El reino de Prifac... Prifac nos atacará, sus soldados se acercan.

— ¡Bastardo! — Bramó.

Malek se movió con rapidez, comenzando a correr y dar órdenes a diestra y siniestra. En cuestión de un par de parpadeos, todos los hombres de Britmongh aparecieron con sus armaduras, listos para defender sus tierras.

De no haber sido por el soldado que logró avisarnos con tiempo, habríamos sido tomados por sorpresa y seguramente masacrados.

— ¡Tomen sus espadas y los corceles! — Escuché que Malek gritaba a todo pulmón.

Mientras él corría por todas partes, yo no podía moverme del lugar en donde detuvimos nuestro paseo. Las piernas no respondían a mis órdenes e incluso cuando Malek apareció a unos pasos de distancia y avanzó rápidamente hacia mí, no fui capaz de recibirlo.

Tenía miedo.

— Elizabeth, debe mantenerse a salvo. Ocúltese, no salga y tampoco se acerque a los vanos. No creo que puedan ingresar al castillo, pero tampoco puedo asegurar que no lo harán. — Como pude di un corto asentimiento. — No importa lo que escuche, no permita que la vean.

— Cuídate mucho y regresa a salvo. — Fue su turno de asentir. — Te amo. — Susurré por lo bajo.

— Iré por usted cuando acabe con la vida de esos traidores. La amo. — Mis labios fueron besados castamente antes de que se diera la vuelta y desapareciera por donde mismo había llegado.

Estaba segura de que Prifac iba a enfrentarse a Britmongh por avaricia. El deseo de poder y riquezas había cegado por completo a un reino aliado, a uno que en esos momentos se disponía a embestir a traición a un pueblo que le había tendido la mano cuando más lo necesitó.

Malek estaba más que molesto, él se encontraba furioso porque había ayudado a Prifac a ser lo que era, uno de los reinos más ricos y fuertes que existía en toda Europa. De no haber sido por él, aquellas personas habrían sucumbido ante la muerte, sin embargo, mi esposo jamás utilizó ese terrible acontecimiento para aprovecharse o menospreciarlos. Malek nunca le pidió nada a cambio a ese rey traicionero, ni una sola reverencia por haber levantado aquel lugar en donde emanaba el hedor nauseabundo del dolor y la muerte.

Una vez más el rey de Britmongh partía de mi lado, solo que en esa ocasión lo hacía para defender el honor y el orgullo de su reino, uno que no tendría compasión con los traidores. Sin titubear, Malek volvía a cabalgar hacia las afueras del pueblo, en donde podía encontrarse con una posible victoria o con la muerte a manos del enemigo.

Cuando por fin pude moverme corrí por el castillo para asegurarme de que todos los sirvientes se encontraran relativamente protegidos y luego hice lo que Malek me dijo, busqué un escondite en el que no pudiera ser vista. De lograr entrar, el único lugar al que sabía que no buscarían sería a la sala de tronos, por lo que no dudé en ingresar.

La estancia era enorme y aunque era digna de un castillo, en esos momentos carecía de decoraciones extravagantes que me sirvieran como protección. En esos momentos lo que había disponible era una especie de armario en el que se guardaban los objetos para la juramentación y un pequeño pulpito que poseía unas puertecillas.

— Si no me muevo las puertas parecerán parte de la decoración. — Susurré mientras me adentraba en el incómodo espacio.

Una vez en el interior, cerré los ojos y comencé a orar de forma silenciosa para que todos los habitantes de Britmongh salieran ilesos del enfrentamiento. Mis plegarias se tornaron más rápidas y desesperadas cuando a mis oídos llegó el inconfundible galopar de cientos de caballos que se acercaban al castillo a toda velocidad.

De un momento a otro se esfumó el tenso silencio que se había apoderado del pueblo y en su lugar se escucharon los gritos de guerra de los jinetes que se aproximaban. Mis manos sudaban y temblaban, tenía un nudo en medio de la garganta y por mis mejillas comenzaron a deslizarse las primeras lágrimas de un llanto silencioso.

Habían entrado al castillo.

Malek creyó que ambos ejércitos se batirían en duelo en medio de la llanura, pero no fue así. Mientras los hombres de Birtmongh se dirigían hacia el norte que era en donde los enemigos habían sido vistos por última vez, las ratas traicioneras rodearon las tierras cobardemente para poder entrar por el sur, atacando por la espalda.

Gritos, llantos y el olor metálico de la sangre se apoderó de aquellas tierras.

Mi cuerpo se tensó cuando creí escuchar el chirrido de la madera y me sobresalté debido a un golpe seco en el exterior de la sala de tronos. Mi respiración se aceleró, pero me llevé las manos a la boca para evitar emitir algún tipo de sonido que revelara mi ubicación.

Mis ojos se abrieron con exageración cuando supe que no me encontraba sola en aquella sala. Escuchaba el choque del metal de su armadura y el eco de sus pasos, cada vez estaba más cerca de mí.

Por más que quise creer que se encontraba revisando la estancia y que no me encontraría, la trayectoria de su caminata me advertía que conocía mi escondite. No estaba buscando en ninguna parte, solo se acercaba y aunque le pedía a Dios que se tratara de Malek, él no tendría motivos para caminar con tanta tranquilidad.

Para mi horror, la puerta de la mesa se abrió con lentitud, dejándome completamente expuesta.

— La he encontrado, reina de Britmongh. — Dijo el hombre de apariencia salvaje y sonrisa escalofriante que estaba frente a mí.

Iba a morir, lo supe desde el instante en que sus ojos se encontraron con los míos.

Al final, el cazador había atrapado a su presa.

Continue Reading

You'll Also Like

170K 36K 200
⚠️Solo a partir del capítulo 201, primera parte en mi perfil.⚠️ En un giro del destino, Jun Hao, un despiadado matón callejero conocido por su fuerza...
418K 15.7K 109
Primera parte de One Shots - Selección Mexicana La segunda parte la pueden encontrar en mi perfil. Pequeñas historias de tus futbolistas favoritos 🫶...
54.2K 7.9K 37
《 Transmigré a la antigüedad para ganar dinero y criar a mi cachorro 》 Continuación a partir del capítulo 200. Para leer la primera parte, busca la n...
35.8K 4.9K 43
Regulus esta dispuesto a todo por el amor que nunca tuvo pero ahora está a su alcance y Severus esta arto de ser la víctima bañado de un villano .. J...