un viaje al pasado

By andromeda41

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Ha pasado tiempo desde la batalla contra Hades y los caballeros viven en paz después las batallas continuas q... More

EL VIAJE
CONOCIENDO
CONOCIENDO A INUYASHA
BAJO LA SOMBRA DE UN ANTEPASADO
EL PESO SOBRE TUS HOMBROS
Un regreso
Resurgir
Secreto sobre secreto
El último día
Mundos bajo tierra
Revelaciónes
Último tiempo de paz
El fin de la paz
Declaración de guerra
Los secretos no siempre permanecen escondidos
Un pequeño sentimiento
Viaje hace quinientos años

Viejos recuerdos

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By andromeda41

Se mantuvieron cerca del pozo después de haber tirado los restos de aquel horrible demonio que los atacó,  sentados nuevamente a la sombra de un árbol estando al mediodía.

Se sentía extraño, ser juzgado de esa manera por la mirada de alguien más le resultaba incómodo y más viniendo de la chica con la que sólo momentos antes estaba hablando sin problema alguno. No sabía si debía agradecer al destino por tener ahora fundamentos para explicar su situación sin parecer completamente demente o si maldecirlo por el hecho de imposibilitarle el poder en cierto momento negar todo lo que pudo decir. Se sentía confundido.

Aome- ¿y bien? Quiero saber que fue lo que paso.

Sango se había retirado del lugar con la promesa de que después le contarían todo con más calma y una vez que ella se retiró el lugar se hundió en un intenso silencio muy incómodo.

Shun- sólo... y-yo, perdón Aome, no quería que vieras eso, es decir, no así.

Ciertamente, tenia planeado enseñárselo como a cualquiera, de manera simple y no tan... brutal. Tal y como los maestros a los aspirantes quizás rompiendo algo en caso de que ella no le creyera. Una roca o un árbol, no los huesos del brazo de algún demonio con intensiones de matarlos.

Aome- ¿pensabas decírmelo? Eso que paso no era normal, ¿cómo pudiste hacer eso? No hay nadie que haya visto con esas habilidades o fuerza antes, ¿eres al menos humano?

Se imagino a sí mismo haciendo casi el ridículo tratando de explicarse más de una vez desde que se le metió a la cabeza confesarle eso a Aome, totalmente distinto a lo que pasaba en ese momento.

Shun- pensaba decírtelo hoy, se que en general esto no es normal, pero tiene su explicación, y si, soy humano.

Eso no la ayudó para nada a controlar sus emociones, aunque saber que quería decírselo no la reconfortaba como creyó. No podía ser que Shun tuviera semejante fuerza, y según recordaba, él no le había contado nada al respecto de algún tipo de preparación o entrenamiento que le diera esa fuerza si es que lo que decía sobre su origen humano era cierto, y lo dudaba bastante.

Aome- ¿que explicación?

Shun- bueno, quizás suene raro pero te había comentado una vez que yo fui parte de un grupo de niños que fueron enviados a diferentes partes del mundo, fui uno de esos niños pero no aprendimos cosas como el estudio normal que la mayoría llegaría a pensar.

Eso se lo había dicho, entonces quizá habían cosas que en verdad no le había ocultado, saber cuanto era verdad y cuanto mentira...

Shun- yo en realidad no te he mentido en lo que te he contado de mi vida, pero en el principio no había pensado que fuera necesario decirte... ya sabes, eso.

Sabía a lo que se refería, se refería al demonio al que casi le rompe todos los huesos y obviamente al tema que estaban tratando sobre esa inusual fuerza y energía que ella sintió, diferente a cualquiera que haya sentido en otros demonios o humanos, tan inusual que incluso todas las veces que estuvo a su lado nunca se dio cuenta, incluso ahora que prestaba total atención al chico que tenía enfrente no sentía nada distinto en él, solo un humano sin poder espiritual, o eso creía.

Aome- ¿no pensabas decírmelo al principio?

Shun- es decir, no era necesario, se suponía que todos nosotros tendríamos una vida común y no era importante recordar esos momentos de nuestra vida.

Supuso que hablaba de sus amigos que consideraba hermanos, ¿ellos también tenían esas habilidades?

Aome- Shun, solo quiero saber como es que puedes hacer esas cosas, sabes que en esta época podría considerarse algo común- dijo con algo de duda pues no era muy cierto, lo que acababa de ver era la primera vez que lo veía en un humano- pero eres de mi época y creo que sabes que eso no es algo de todos los días.

Shun- si, aprendí a hacerlo, me tomo varios años y de todas maneras no era algo seguro que lo aprendiera, a los lugares a los que fuimos enviados de niños no eran lugares comunes, yo fui enviado a una isla ubicada en el océano Indico a la que llamaban la isla de andromeda.

Era algo, pero más dudas comenzaban a invadir su cabeza gradualmente al mismo tiempo que Shun hablaba, veía sus ojos y sus reacciones y por alguna razón sabía que no le estaba mintiendo o eso quería creer.

Aome- ¿y esa isla que tiene que ver?

Shun- el mundo es más grande y complicado de lo que parece, ya lo has visto e incluso en nuestra época existen secretos escondidos, esa isla es prueba de eso, una sede de entrenamiento, una entre muchas en diferentes partes del mundo.

Entendía eso, habia demonios y criaturas sobrenaturales en su vida diaria, cosas con las que ella lidiaba, no podía juzgar a Shun ni tampoco era capaz de tratar de negarle sus palabras, en realidad no le sorprendía mucho.

Aome- ambos sabemos que en nuestra época no es fácil ocultar cosas, ¿era algún tipo de programa o algún proyecto? Porque si es así sigo sin entender como es que alguien en esos tiempos tenga tus habilidades.

Shun- no, los gobiernos no tienen nada que ver, no están enterados de nada referente a eso, estos lugares permanecen ocultos y gente como yo existe desde hace mucho, sólo que no precisamente en Japón.

Estaría enterada de eso de ser así, el simple hecho de personas así le resultaba muy abrumador, tanto poder a manos de cualquiera, esa habilidad para poder incluso matar a cualquiera con tan poco como un simple golpe.

Aome- dices que hay más gente como tú, que puede hacer cosas como las que tu haces, ¿cómo es posible? ¿porque?

Noto el pequeño tono de angustia y miedo en su voz y en cada palabra dicha, por un instante se pregunto si debería seguir hablando, quería todo menos preocuparla y aún no le había dicho su principal motivo de preocupación y confesión. Trataría de ir lento y aclarar las cosas gradualmente.

Shun- puedes estar tranquila Aome...

Aome- ¿cómo quieres que este tranquila? No creo que sepas las intenciones de esos otros.- interrumpió a sus palabras temiendo un poco por lo que había visto.

Shun- de hecho lo sé y te puedo asegurar que ninguno de ellos o los que aprendieron bajo los mismos principios que yo son una amenaza.

Ni tampoco los que aprendieron de otras maneras, las guerras santas entre los dioses se habían acabado desde que habían perdido a uno de los dioses olímpicos de mayor importancia, todos los dioses se dieron cuenta de eso y por ello se mantenían a raya y trabajando en conjunto como la alianza entre Saori y Julián con las empresas que manejaban y entre bastantes colaboradores divinos que habían decidido encarnar en recipientes con bastantes bienes materiales por nacimiento o esfuerzo antes de reemplazar el alma del humano.

Aome- alto, ¿los mismos principios?

Shun- si, la mayoría somos entrenados para proteger algo, más bien alguien muy especial, bueno ¿recuerdas a Saori?- ella asintió - pues tanto yo como los demás tenemos la encomienda de protegerla.

Desde allí no entendió nada, Saori Kido es una empresaria muy influyente e importante en el tiempo de ambos y había demostrado ser alguien con buen corazón, amable y gentil, pero ¿Shun no había dicho que ellos no tenían relación con gente así?

Aome- habías dicho que no tenían relación con gente así.

Shun- Saori es especial, créeme que parece extraño y en su momento nosotros no lo creímos tampoco, cuando la conocimos era bastante odiosa.- río un poco al recordar esos momentos en los que no la soportaban- también controladora pero tuvimos bastantes razones después para creer que ella era quien nos dijeron que era.

La había conocido y seguía manteniendo el hecho de que la chica era bastante dulce, diferente a sus ideas acerca de los ricos y adinerados. Escucho cada palabra de Shun para dirigirse a Saori Kido y por un momento le pareció que tenía un cierto cariño especial con ella, más que especial.

Aome- ¿especial?

Shun- si, fue una sorpresa al principio, pero las pruebas eran evidentes, te había preguntado antes del demonio si creías en los dioses, pues si es así o no ella es la encarnación de una diosa.

¿estaban... seguían hablando de lo mismo? A Aome le parecía que ya no hablaban de lo mismo, ella quería saber como es que Shun pudo hacer frente a un demonio tan grande sin ningún arma como la de Sango o sin poderes espirituales como pasaría normalmente. Ahora parecía que hablaban de algún tipo de amor conjunto entre la joven empresaria y los chicos que conoció incluyendo a Shun y una ligera opresión que no supo de donde llegó se apoderó de su corazón por unos instantes y tan repentinamente como llegó aquel sentimiento también se fue.

Aome- se nota que ustedes y la señorita Saori tienen una relación... bastante buena, la quieres mucho ¿cierto?

Uso un tono gentil y comprensivo, manteniendo ese extraño malestar a raya y olvidando por un momento lo que se supone que debía de explicarle para brindarle apoyo a su reciente y nuevo amigo, llevaban no mucho tiempo de haberse conocido, pero había llegado a tomar bastante cariño a aquel bondadoso joven que no pareció captar muy bien el tono que uso para hacer una referencia "amorosa" a la situación del chico.

Shun- por supuesto que la aprecio, prácticamente daría mi vida más de una vez por ella, a decir verdad ya van varias veces.

Él sonrió radiantemente sin dejar dudas en sus palabras, ella por ciertos momentos le creyó y más al recordar nuevamente la fuerza que tenía en su interior.

Aome- bueno, pero ¿qué hay de tus hermanos?

Algo en su mente dio vueltas de la confusión al entendimiento, medito también un poco las respuestas de Aome y casi creyó poner cara de idiota al entender algo que ella le venía insinuando desde hace sólo unos segundos o minutos si lo pensaba bien así que se dispuso a aclarar lo que ignoro.

Shun- no, espera, no es esa clase de relación, tanto mis amigos como yo en realidad la vemos como una diosa, literalmente es una diosa, Atenea.

Aome- ¿una diosa?- estaba más confundida que antes, aunque eso explicaba ciertas cosas- alto, ¿te refieres a la diosa de la mitología griega Atenea?

Shun- si, esa misma, desde hace miles de años esos dioses se la pasan reencarnando, yo soy uno de sus guerreros.

Aome- ¿porque una diosa necesitaría guerreros?

Shun- no lo sé, la verdad es que nosotros no hacíamos esas preguntas, en un inicio sólo cumplimos con lo que se nos ordenó hacer, cumplir el entrenamiento y ganar el reconocimiento único que se le da a cada uno a los que podemos llamar caballeros.

Si, comenzaba a tener sentido y por alguna razón ese malestar extraño se alivio y desapareció para dejar una sensación más cálida en su interior con la aclaración.

Aome- ¿así se hacen llamar? Caballeros, suena bastante bien, como yo soy quien parece hacer preguntas también quiero saber el tipo de reconocimiento que una diosa puede hacerle a un caballero.- Shun sonrió con ironía.

Shun- si, el reconocimiento de que somos uno de sus guerreros, la prueba inequívoca de partenecer a su guardia y que al menos los enviados por Mitsumasa Kido sólo deseamos obtener por encargo era una armadura, solo eso pedían para dejarnos ir, para dejarnos volver.

Aome- un caballero de armadura brillante que sirve a una diosa, suena como a un cuento.

Las dudas que la inquietaban al principio y el temor que sintió durante una buena parte de la conversación se fue, y aunque en realidad no creyera del todo la historia de Shun estaba segura de que lo iría digiriendo gradualmente.

Shun- si, suena extraño, y como había dicho antes, nosotros no lo creímos al principio pero hay ciertas pruebas que no pudimos negar.

Sus viajes al fondo del templo marino, a la tierra sagrada de Asgard, el mundo de los muertos y los guardianes de cada uno de esos lugares, así como sus dioses y gobernantes, incluyendo al mismo santuario de su diosa.

Aome- quiero saber ahora porque no pensabas decirme esto, sé que no llevamos ni una semana de conocernos pero ¿porque? ¿porque cambiaste de opinión?

Shun- Saori nos dio autorización para poder vivir de manera más tranquila después de varios conflictos que logramos sobrepasar, pensamos que luego de nuestra última encomienda no hace mucho, no tendríamos que pelear más.

Sus verdes ojos se posaron sobre los de Aome, vio una sombra pasar por ellos en un sentimiento que no logro descifrar, supo que algo malo le iba a decir.

Shun- resulta que las batallas que nosotros libramos no han terminado todavía, normalmente decidimos que nuestra vida de aquí en más sería normal, tan normal como se pudiera, y ese demonio es lo primero que he enfrentado en un tiempo.

Aome- entiendo, entonces supongo que por lo que vi eres bastante bueno en lo que haces.

Shun- no, no soy tan bueno como crees, me considero y me han considerado alguien débil en batalla de bajo rango entre los guerreros de mi diosa- detuvo sus palabras unos momentos, antes de tomar aire y después soltarlo para dejar ir sus inquietudes- Aome, creo que seria mejor que al menos por ahora no nos veamos.

Aome- ¿que no nos veamos? ¿porque?

La parte que consideraba la más complicada para tratar de esa situación estaba pasando, quería ser lo más comprensible posible para que ella no se hiciera de ideas erróneas, la quería y la apreciaba bastante, ella era la primera amiga que tuvo fuera de los conflictos de los dioses y por eso no deseaba hacerle daño ni que alguien más se lo hiciera por su culpa.

Shun- Aome, estos días que he pasado contigo han sido maravillosos, todo esto- señaló a un lugar no definido haciendo alarde a la época y el entorno en el que estaban- y no me sentiría bien si algo te llegara a pasar por mi culpa.

Aome lo miro un poco molesta, ¿estaba diciendo que ella no era capaz de cuidarse? Claro que podía hacerlo, no necesitaba que nadie la protegiera y en todo caso ella no era inútil, podría con cualquier cosa que se le pusiera al frente, más teniendo a su lado a sus amigos y a Inuyasha.

Aome- ¿dices que no puedo cuidar sola?

Por ciertos segundos casi entró en pánico por no sólo sus palabras, también la energía perturbada que pudo sentir en ella y que delataba su enojo por lo que dijo seguramente.

Shun- no es así Aome, yo he visto que tan fuerte eres, pero debes creerme cuando te digo que me sentiría mucho más tranquilo si solo nos dejamos de ver por un tiempo, estoy seguro de que esto se arreglará pronto.

De enojo paso a preocupación y temió por Shun, por las pistas que le dio estaba segura de que él se batía a duelo con varias amenazas que solo le involucraban a él, a esa supuesta diosa y a sus hermanos, pero no se lo imaginaba peleando. Antes de que el demonio los atacara Shun había estado ayudando bastante con las cosechas y cargas, lo hacía con gusto y una sonrisa, lo veía haciendo cualquier cosa menos pelear hasta que recordó al demonio de antes. Si que podía pelear y de manera feroz.

Inevitablemente pensó en su propia batalla antes con Naraku y trato de suponer que si esa pelea siguiera, lo mas probable era que ella también le pidiera a Shun no involucrarse... muy peligroso podría haberle dicho así que sólo asintió.

Aome- ¿estas seguro? Pero ¿esos conflictos no son muy peligrosos? ¿que pasa si te lastiman?

No pudo más que sonreír a la preocupación que ella le profesaba, salir lastimado, claro que saldría lastimado, pero no quería morir y no lo iba a hacer, de alguna manera la preocupación que ella sentía le reconfortaba. Ella por otro lado sintió un vacío inusual en su cuerpo al imaginar que él sufriría daños.

Shun- son peligrosos, es... muy probable que salga lastimado pero te aseguro que voy a estar bien, no te mentiría.

En un impulso ella se levantó de donde estaba y le abrazo. Aquel abrazo le hizo sentir un calor placentero y bastante cómodo, olvido por esos instantes la posible guerra venidera que estaba a poco de saber si era necesario que ellos pelearan, una vez Saori regresara.

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Tenía una sensación, un vago recuerdo de algo que paso, revivia una y otra vez la razón de ese recuerdo, pegaso, dragón, cisne, fénix y andromeda... ¿andromeda? Su cuerpo, su alma que servirían para reencarnar su esencia para poder volver al mundo humano tan lleno de colores y tan distinto a lo que era su mundo hora tras hora.

Tenia razón, su cuerpo de la generación pasada había tenido razón, el mundo estaba lleno de colores que podían cambiar con tan solo un poco más de luz. Andrómeda también había tenido razón sobre ciertas cosas, o más bien, no había sido andromeda sino Shun, si, sólo Shun, un huérfano que había sido enredado en un destino que no merecía, era testigo de su dolor, lo acompañó durante un largo periodo de tiempo como un simple espectador.

Sintió su dolor, miedo, inseguridad y desesperanzas, el alma más pura del mundo como un asesino de una diosa de la guerra que casi nada de sabiduría conservaba en sus desiciones. La vida era irónica, dolorosamente irónica y pensar que durante toda la vida quien estuvo con el joven santo velando por él, cuidándolo y viéndolo desde la distancia no fue su sobrina Athena, fue él, un dios al que odio, uno al que su puro corazón rechazo aunque sus intensiones nunca fueron lastimarlo.

¿Qué había conseguido? Nada, no consiguió nada, no logro su objetivo, fracaso tras fracaso era enviado de nuevo al inframundo a esperar otros doscientos cuarenta y tres años para volver a empezar con la esperanza de triunfar. Parecía que no aprendía, cualquier idiota se daría cuenta de sus errores tras tantos años de fracaso pero él no, subestimaba y atacaba con tal de barrer a todos de la existencia con su fuerza pero siempre perdía. El mismo patrón de siempre, subestimaba la fuerza de los humanos al servicio de su rival y tras que Athena se lo recordase había siempre un golpe que lo volvía a sumergir en la misma oscuridad una vez más.

¿Era un castigo? Por lo que hizo, por todo lo que quebró y por lo que aún se lamenta tras años de haber pasado, casi parecía perder a propósito, Alone, su plan fue mucho mejor de lo que él podría haber hecho, el muchacho tenía un objetivo y planeo todo con cuidado hasta que él tomó el control y desde allí todo se había ido a la mierda. Porque pudo haber funcionado y quizás el mundo podría haber sido suyo de haberlo dejado terminar, influenciado con su presencia y haciéndole pensar que la muerte era la salvación total a las penas del mundo mortal.

Ahora su cuerpo había sido herido tras haber cometido el mismo error de siempre y del que se negaba a aprender, dejó que su cuerpo fuese herido y ahora ya no existía, no habría una próxima vez porque de seguro esto era la muerte para un dios, un viaje a la nada porque los infiernos o paraísos para dioses no existían, nadie los había creado, ni los titanes ni ellos.

Un castigo digno ¿cierto?

De vez en cuando sentía que flotaba como en aquel momento entre los confines de la nada, sumergido en un océano que no tenia fondo, hundiéndose en el agua, ahogándose sin tener nada ni nadie que lo sacara de ese lugar, sin forma y sin consciencia para ahorrarle el dolor y sufrimiento innecesario ¿de que servía su dolor o desesperación en esos momentos? Nada, podría descansar entonces, dormiría sin soñar nada hasta que la eternidad acabase.

De vez en cuando sentía que podía ver el foso al cual parecía sumergirse y lo único que miraba era algo lo más parecido a un océano que no hacía más que extenderse, dos o tres az de luz perforando la oscuridad como queriendo darle un consuelo, no importaba, no había ninguna razón para querer subir y ver si había de alguna manera una forma de salir de aquel entorno.

El tiempo que pasaba parecía distorsionarse sin problemas, algunos segundos los sentía eternos y lo que creía que era una hora parecían años y a la vez no parecían nada como recorrer todo un año y sentir que solo fue un instante.

Hades... Hades

En ese momento una sensacion distinta a la que estaba acostumbrado a sentir desde que se encontraba en ese lugar lo envolvió. Un cosmo cálido que sabía que conocía pero que no se molesto en intentar recordar, no... No era sólo un cosmo, era más de uno y lo parecían agarrar por medio de los brazos y piernas que había olvidado desde hace mucho que tenía. Un agarre suave que obligó a su mente a reaccionar pese a sus propios deseos si es que aún era capaz de tenerlos.

Hades... despierta

Un susurro suave de una voz que conocía le hizo abrir sus ojos, mucha más luz de la que acostumbraba a ver se abrió camino por ese océano y pudo entender. Una sonrisa adorno su rostro, un pensamiento coherente se formuló en su mente con una explicación acerca de lo que sucedía, lo que sucedería.

Cerró nuevamente los ojos y pensó en lo que tendría de ahora en adelante, ese no era el final de su camino por la vida ¿así se sentirían sus espectros y aquellos caballeros cuando les devolvió la vida? Era difícil de saber.

Cuando volvió a estar consciente de si mismo pudo volver a sentir cada parte de su cuerpo nuevamente, el frío de un suelo marmoleo en ciertas partes de su piel. Y su cuerpo, el suyo volvía a estar allí, no era el de alguien más, su cabello negro, su propia piel y sus ojos que aún comenzaban a definir las imágenes y formas que veía.

- vaya forma de traer de vuelta a alguien de la muerte.

Se sentó y se dio cuenta del tipo de ropas que llevaba, una túnica negra griega tan común todavía entre los dioses que se le hacía de mal gusto incluso teniendo los humanos mejor ropa, más cómoda y práctica.

Observo con cuidado a los cuatro dioses frente a él, sus dos hermanos, Zeus con un cuerpo mortal al parecer distinto a como lo recordaba pero tan igual al mismo tiempo, su cabello seguía teniendo el tono blanco de siempre al igual que los ojos celestes y su piel clara bastante bien cuidada, ¿desde cuándo el dios de los cielos era así de vanidoso? No lo sabía pero le causaba unas grandes ganas de reírse en su cara pero tenía que controlarse.

Además de Zeus logró ver a su sobrina Athena cuya apariencia ya conocía al igual que su otro hermano Poseidón que aún tenía el cuerpo de Julián Solo, y allí también pudo ver a la que consideraba su cuñada, Hera, poseía cabello largo y rojizo atado, piel mas morena que la de Zeus y con ojos verdes. Lo que más destacaba de todos ellos era que tenían semblantes bastante preocupados y sabía que no era por él.

Una opresión en su pecho le informó para su pesar lo que sucedía. Llevaba apenas no más de unos minutos con vida nuevamente, pero su lazo con el inframundo que le permitía saber con exactitud lo que sucedía y lo que sintió en ese momento le hizo soltar una risa amarga, claro que no lo revivirian sólo porque si.

Hades- escapó ¿cierto? Jajajaja pues no debieron haber tardado tanto en traerme de vuelta.

Athena fue la única que se acerco un tanto perturbada por sus palabras.

Saori- ¿qué quieres decir?

Hades- esperaron demasiado, ya está libre y no tardará mucho para encontrar una forma de escapar del inframundo si es que aún no la encuentra.

No tenía sentido hablar con rencor a la diosa por la anterior guerra Santa, o por su derrota o los miles de años de guerras entre ellos, en ese momento no importaban. Sin que ellos dijeran una sola palabra, él ya se había enterado de todo, esas palabras sobraban, carecía de sentido escucharlas, en realidad. Ahora deseaba que lo hubieran dejado en los confines de su propia muerte vacía e indolora a haber vuelto a revivir sólo para ser partícipe de esto, en verdad lo deseaba, que aquel Pegaso y Athena volvieran a regresarlo a ese lugar.

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Creía que estaba alucinando, veía sombras por los pasillos, escuchaba risas de niños y de hombres tanto como mujeres, susurros que no alcanzaba a entender. Pero aquellas sombras no eran negras ni tenían energía maligna que le dejara saber si lo que escuchaba y veía era real.

Sesshomaru no se había molestado en prestar real atención a las sombras que sabía que Inuyasha veía, tampoco le respondía cuando él le preguntaba acerca de eso, no tenía caso explicarle algo que estaba apunto de entender y ver con sus propios ojos, además, consideraba que tratar de explicárselo sería una pérdida de tiempo y tras un rato de preguntas seguidas a las que no respondió, su molesto hermano menor por fin dejo de hablar.

Fue entonces cuando pudo escuchar los ecos del pasado una vez más, a diferencia del Hanyo él ya había sido traído a ese palacio algunas veces. Una obligación de los inu era visitar aquel palacio lleno de una historia tan olvidada que sólo podía conocerse entre las paredes, muros y columnas de ese lugar. Nunca pensó que traería a alguien que antes le había parecido indignó de siquiera tener entre su nombre la palabra inu de su familia a un lugar importante, pero era su único hermano y tenía en su poder a Tessaiga, el colmillo de acero que pertenecía a su padre.

No existía forma de arrebatarle a Inuyasha la espada que su padre le legó, Totosai había reparado esa espada con uno de sus colmillos y ahora era parte de él como su cuerpo. Había tratado de quitarsela aún después de saber eso, un último intento para que esos asuntos sólo le concernieran a él, que Inuyasha se quedara con sus humanos y viviera como le diera la maldita gana. Falló, aún con la ayuda de ese bastardo de Naraku no logró tomar los poderes de la espada en la suya propia. Ahora tenía que hacer entender a Inuyasha la importancia que su linaje más allá del derecho a gobernar tierras y a otros demonios cuyo privilegio por su sangre mestiza no se le otorgó.

Cuando por fin llegaron al lugar al que debían, Sesshomaru se paró frente a un par de puertas de piedra blanca firmemente cerradas que no tuvo problemas en abrir, está parte del castillo parecía especialmente bien cuidada, si no se equivocaba deberían estar en el centro de aquella construcción.

Inuyasha- ¿qué es todo esto?

Una sala para reuniones fue lo primero que se le ocurrió al ver una gran mesa redonda de cristal opaco por el polvo y varias sillas alrededor. Su hermano se acercó a la mesa y la tocó, después de eso varias sombras aparecieron, parecidas a las que creyó antes ver en los pasillos, sólo que estas no desaparecían cuando volteaba para verlas. Estaban las siluetas de mujeres y hombres por igual con vestimentas diferentes, no reconocía los rostros de ninguno de ellos pero la forma de vestir, de peinar y el porte de uno de ellos se le hacía familiar vagamente así que se concentró en ese alguien, y su hermano dándose cuenta de eso también puso su vista sobre ese individuo.

Sesshomaru- el primero de nuestro linaje.- dijo haciendo que la atención de Inuyasha pasara a su persona repentinamente y con duda.- este palacio era el hogar de los dioses cuando la tierra no estaba dividida, cuando era una sola.

Inuyasha- dices que este...- apunto al hombre que ahora permanecía sentado y haciendo ademanes de hablar - ... es algún tipo de ¿ancestro? ¿cómo es que podemos verlo?

Sesshomaru- en este lugar existe una energía que es capaz de hacer recobrar sucesos pasados para que podamos verlos- señaló a las personas que parecían hablar en silencio antes de chasquear sus dedos- y escucharlos - las palabras silenciosas comenzaron a cobrar sentido y volumen haciendo escuchar lo que decían al principio de manera distorsionada y gradualmente más claras.

- ¡Esto podría poner fin a nuestra creación!- reclamo una de las mujeres con plumas en su cabello, largas y hermosas al igual que una pechera y ropas bastante ligeras como las que Aome solía llevar pero mucho más adornadas.

- ¡La paz se irá y el caos reinara si no hacemos algo!- reprochó uno de los hombres vestido con una armadura completa y telas que lo cubrían.

- ¡SILENCIO! - grito uno de los hombres que tenía parecer más autoridad que los demás, pues todos callaron a la vez- se que no podemos dejarlo hacer su voluntad, pero el exilio al tártaro no es prudente.

- si no hacemos nada y lo dejamos libre terminará matandonos a todos, se ha vuelto un peligro para nosotros, para los humanos, los espíritus, los animales, las plantas y para si mismo.- dijo con pesar y calma el que parecía ser su ancestro que puso una mano sobre su rostro con tristeza.

Inuyasha- ¿de qué hablan?- pregunto confundido al no entender de quien hablaban.

Sesshomaru- esto paso hace miles de años, es el inicio de la última guerra de dioses.- miro al que parecía el principal de ellos y cuyo rostro estaba marcado con evidente preocupación- antes de que la tierra se dividiera.

Antes de que la tierra se dividiera. Kirara se puso a su lado y saltó hacía la mesa lo cual no afectó en absoluto la imagen de aquellos seres. ¿Dioses?

Inuyasha- ¿qué quieres decir con que son Dioses?- su hermano asintió.- ¿Acaso son como los inutiles dioses a los que los humanos les piden cosas?- negó.

Sesshomaru- en esos momentos los dioses brindaban de todo en abundancia, agua, comida, ni siquiera se necesitaba rezar.- ambos miraron los rostros preocupados de aquellos supuestos dioses y su antepasado.

Inuyasha- y si ese es quien se supone que dices que es, ¿porque está con esos dioses? Parece... preocupado.

Sesshomaru- hay razones, los demonios hablaban con palabras diferentes a las de los humanos que fueron creación de esos dioses y entre los demonios y diferentes clases eligieron uno de los nuestros para hablar de la misma manera que ellos, esa fue una epoca que muchos recuerdan como una era dorada.- Inuyasha volteo a verlo sin poder creerse eso, aunque en realidad jamás se interesó por la historia de su familia.

Inuyasha- sigo sin entender que demonios tiene que ver conmigo o mi espada.

Sesshomaru- tu espada te advierte de un peligro, uno que es antiguo y que se mantuvo encerrado por mucho tiempo.

Inuyasha- ja, no importa, sea lo que sea podré con eso, tú mismo has visto que tan fuerte me he vuelto durante este tiempo aunque quieras negarlo.

No lo negaba, realmente le sorprendía los límites que sobrepasó, más allá de los que él le impuso por la sangre humana que llevaba, logró probar cosas que él no creía que podría realizar. Muy en el fondo lo entendía, siempre lo había hecho, que deseara vivir y ser tan fuerte o más que el padre de ambos, lo que no entendía era el amor de Inuyasha por los humanos, era seguro que esos mismos humanos le llevarán a un destino peor que la muerte y a un sufrimiento peor del que el de su propio veneno.

Lo que iban a enfrentar no sería un simple demonio con delirios de grandeza que engañaba para seguir viviendo y pensar que se fortalecia con cada cambio que hacía en su cuerpo.

Sesshomaru- para entender el peligro del cual harás también frente, debes saber su origen como cualquier enfermedad para saber cómo eliminarla.

Aquellos supuestos dioses se levantaron y sus figuras se desvanecieron en un ademán de haberse levantado y salido como si nunca hubieran estado allí excepto por uno, el centro de atención de ambos. Otra sombra apareció pero no era como las otras que eran blancas y con dejes dorados, está sombra era gris y con destellos azul marino. Hizo pararse repentinamente al otro.

Inuyasha- ¿y ese? - apunto a aquel hombre extraño que parecía amenazar al único presente allí y que era su antecesor.

Sesshomaru- alguien cuyo nombre es mejor no recordar.

No vieron mucho antes de que dos espadas chocaran y las imágenes de ambos hombres desaparecieran. Luego de eso el blanco de ambas miradas volvió a aparecer, está vez sonreía de manera despreocupada, y al parecer un niño corría alrededor de él también con una sonrisa, parecían... jugar. Un ambiente totalmente distinto al de antes.

Inuyasha- ¿quién es el niño?- pregunto al no ver a nadie más en la escena y no teniendo nada más en que centrar su atención.

Sesshomaru- se nota que jamás conociste a nuestro padre.

Se congeló en ese momento y en ese lugar con su mirada aún en aquel sonriente niño que escapaba de los brazos del mayor que trataban de atraparlo sin tratar de esconder la dicha que ambos sentían.

Inuyasha- no intentes verme la cara de idiota, ¿quieres decir que ese niño es nuestro padre? ¿cómo es eso posible? Tú dijiste que esto paso hace miles de años.

Sesshomaru- ¿cuanto crees que vive uno sólo de nosotros sin contar con el hecho de morir a manos de otro?- el tono que uso fue claro y obvio, lo cual hizo entender un poco al de sangre mestiza el alcance que tenían los demonios como Sesshomaru por una vida, los años que podría seguir viviendo sin cambiar porque desde la primera vez que lo vio seguía teniendo la misma apariencia que tenía justo ahora.

Salió de aquella habitación para volver a pasearse por los pasillos sin importarle en lo más mínimo su hermano, lo dejo observando la tierna y alegre escena que instantes después de que se fuera se esfumó.

Se mantuvo por primera vez desde que entraron al castillo, consciente de a donde iba en caso de alejarse mucho para no perderse, no dependería del idiota de su hermano por no saber moverse en aquel lugar inmenso.

Aquellas sombras que veía ahora eran más definidas, las veía en todos lados y cuando dejaba de verlas desaparecían, escuchaba sus palabras y una gran mayoría de ellas no le importaban ni la gran cantidad de personas que parecían haber habitado ese lugar en algún momento, no le interesaba saber cuando ni porque ahora el castillo permanecía abandonado y a manos de alguien que lo había odiado y que odio hace tiempo.

Vio a lo lejos la silueta del mismo hombre que su hermano mencionó como ancestro de ambos, al menos no muy lejano, caminando por los pasillos despreocupadamente sin el niño que Sesshomaru decía que era su padre. Casi no aparecía entre las miles de sombras que pasaban ante sus ojos, llevaba varios minutos y mientras muchas de las personas que veía una vez las miraba al menos dos veces, pero a él no lo había visto desde que se apartó de Sesshomaru.

Siguió esa sombra sin importarle realmente a donde iba, quería aplacar su maldita curiosidad, y su hermano no era el ser más conversador del mundo.

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Perdonen la ligera tardanza, tuve que reescribir una buena parte de este capítulo al menos dos veces porque no me parecía bien el resultado que había y recorte otro para el siguiente capítulo porque la secuencia de los sucesos no quedaba bien o los diálogos eran extraños.

A cambio puedo decir que este capítulo es mas largo que los demás, o eso creo, la inspiración parece seguirme y rara vez dura tanto tiempo así que aprovechen.

Ya estoy un poco mas conforme con el resultado de esta parte.

:D

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