un viaje al pasado

By andromeda41

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Ha pasado tiempo desde la batalla contra Hades y los caballeros viven en paz después las batallas continuas q... More

EL VIAJE
CONOCIENDO
CONOCIENDO A INUYASHA
BAJO LA SOMBRA DE UN ANTEPASADO
EL PESO SOBRE TUS HOMBROS
Un regreso
Resurgir
Secreto sobre secreto
El último día
Mundos bajo tierra
Viejos recuerdos
Último tiempo de paz
El fin de la paz
Declaración de guerra
Los secretos no siempre permanecen escondidos
Un pequeño sentimiento
Viaje hace quinientos años

Revelaciónes

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By andromeda41

La mañana había llegado y el tiempo de espera e incertidumbre por lo que posiblemente pasaría con la nueva amenaza había terminado y tendrían de seguro respuestas pronto. El día parecía prometedor, tranquilo y hermoso, el sol brillaba con intensidad sobre un cielo despejado en su totalidad, el viento era ligero y suave junto a los trinos de algunas aves.

Todos estaban allí, despidiéndose de Seiya y de Saori que estaban apunto de partir de Japón para poder ir a Grecia hasta el santuario y de allí directamente al Olimpo. El viaje que solía hacer Saori de un lado para otro duraba al menos dos días tomando en cuenta que se irían en uno de los jets privados más rápidos con los que Saori contaba.

Les había dicho a ellos que se mantuvieran tranquilos y que siguieran con los planes que tenían para aquel día, aunque todos parecían totalmente concentrados en lo que pasaría por lo que en realidad ninguno tenía planes que llevar a cabo. Aome había ayudado bastante el día anterior a despejar un poco las inquietudes de sus amigos, conocerla había encantado a los chicos y ni que decir de Saori, ella había acaparado a la azabache para cosas que ellas definieron de chicas, y Aome al conocerla a ella también se sintió bastante afortunada. Agradeció en ese momento que ella hubiera aparecido, quizás no fue a la época antigua con ella pero se la pasaron bien.

Le había ayudado un poco en otras cosas como el avanzar en los estudios tanto de ella como de él. A diferencia de Aome él no iba a ninguna escuela ni colegio, estudiaba de manera individual con ayuda de uno que otro maestro particular que Saori le otorgaba tanto a él como a sus amigos.

Pensó en ir con Aome nuevamente a la era feudal para ayudar un poco mientras aprovechaba para distraerse de todo, no sabía si podría seguir visitandola después, estaba seguro de que le tendría que limitar sus visitas en un futuro cercano para mantenerla a salvo, las disputas entre los dioses y seres que tengan que ver con ellos no eran precisamente la definición de algo seguro, y estaba seguro de que el peligro era mayor que el de los demonios a los que su amiga se enfrentaba.

Pensaba que era algo egoísta. Ella le mostraba abiertamente su mundo, le confiaba su secreto y él no se atrevía a decirle quien era en realidad, no debía por ningún motivo si es que quería mantenerla a salvo, estaba dispuesto a decírselo antes del regreso de su diosa muy a pesar de que estaba consciente de que eso acabaría con la amistad que tenían y eso le hacía sentir un malestar que le lastimaba.

Podría ser que fueron egoístas al pensar siquiera que sus problemas se acabarían con Hades, le parecía que al final su esfuerzo no valió lo necesario, ante este nuevo enemigo tendrían que revivir uno viejo que le seguía atormentado en sueños y que habría preferido olvidar, porque está vez no sabía si podía perdonar aunque quisiera.

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El viaje desde Japón no tardaría más que unas horas y solamente estaban ellos dos, Saori se había quedado en uno de los asientos delanteros mientras que Seiya se mantuvo en unos de los de atrás que tenían una forma un poco más cómoda para viajes largos con algo de comida que le habían ofrecido una de las dos jovencitas que estaban también para acompañar y servir a cualquiera de los dos.

El silencio era lo que más predominaba con excepción de una de las televisiones de plasma que estaban instaladas para el entretenimiento de los pasajeros, no había nada interesante y sólo la habían mantenido prendida para tener algo de ruido que los distrajera de la tensión que ambos sentían.

Seiya se acerco a su diosa cuando terminó lo que tenía en su plato para tratar de saber si podía de alguna manera mejorar sus ánimos, aunque ella parecía más concentrada en otras cosas, se distraía con unos cuantos papeles de la fundación que parecían importantes y que no sabía de que trataban en específico, en esa clase de temas Shun era mejor para consultar, era el único de ellos que se enteraba de esos asuntos.

Seiya- ¿es interesante?

Ella levantó la vista de los papeles para ver a su caballero al lado de ella con una sonrisa que le decía y aseguraba que todo estaría bien. Estaba ya bastante estresada con lo que sucedía en la tierra y el Olimpo, creyó que viendo algunos asuntos empresariales su preocupación se redireccionaria hacía problemas más fáciles de solucionar, aunque no parecía que funcionara, no podía prestar atención real a las palabras de los papeles, veía las letras pero no les encontraba sentido aún después de leerlas.

Saori- No, no puedo concentrarme ni siquiera en esto, ¿cómo voy a esperar mantener esto en control si ni siquiera puedo con los problemas de una empresa? Una empresa que conozco desde que tengo memoria y que manejo desde hace mucho.

Estaba muy estresada como para llegar a aquellos extremos aún con el hecho de que no conocia de esos temas, lo que si sabía era de la devoción de la chica por la empresa que le había sido legada por su abuelo y la manera de ella para dirigir, lo hacía bastante bien y con profesionalismo propios de una mujer de mucha más edad.

Seiya- no es bueno que te sigas preocupando tanto, los dos sabemos que todo estara bien, una vez que... Hades pueda estar de nuestro lado tendremos más control ¿verdad? Aunque no sepamos si es que accedera a ayudarnos.

Saori- lo hará, está amenaza es suficiente para que incluso él acceda a ayudarnos, y es muy posible que hasta Poseidón nos preste ayuda.

Abrió un poco los ojos por la sorpresa, quizás las cosas si eran complicadas y con justa razón.

Seiya- espero que así sea, es mejor eso a esperar que todo se solucione con tiempo.

Recibieron el aviso del piloto anunciando que pronto aterrizarian cerca del santuario, justo en la misma zona en la que arribaron en la batalla contra Saga. Aquel piloto y las dos chicas eran los únicos enterados de la existencia del santuario y parte de los pocos sirvientes que la joven aún tenía por seguridad y para ayudar con unas labores, un sirviente por cada uno de los chicos y ella al igual que otros siete que se encargaban de la mansión y sólo se dedicaban a cumplir con su trabajo sin interés real en su condición divina ni la de sus caballeros como sus protectores, era mejor así.

Cuando bajaron del jet fueron recibidos por Marin y Shaina quienes se ya estaban en el lugar que se les habían dicho. Ambas sólo portaban las ropas de entrenamiento que se les solía dar a los aspirantes y las cajas de Pandora que contenían sus armaduras a sus espaldas y al verla bajar del jet se arrodillaron ante ella en sentido de respeto total.

Marin- diosa Athena, estamos aquí para recibirla y escoltarla hasta la sala del patriarca.

Ella asintió y camino detrás de ambas amazonas teniendo a Seiya detrás de ella. Pudo ver en el camino ciertas cosas en el santuario, la presencia de más candidatos a caballeros fue algo que notó, peleaban con auténtica devoción, e incluso hubo algunos que al estar frente a ella se agachaban para reverenciarla con la mirada hacia abajo.

Shaina- son huérfanos que después de la batalla contra Hades fuimos encontrando en diversos viajes sin familia ni tampoco un hogar o algo que hacer con sus vidas, agonizaban en calles, algunos sin propósito fijo y otros haciendo lo que podían para sobrevivir.

Era lógico que después de perder a tantos caballeros durante las batallas anteriores se buscarán a otros que ocuparán su lugar, los pocos caballeros que le habían restado y se quedaron en otras zonas de entrenamiento y en el santuario se habían encargado de eso. La isla Andrómeda fue uno de sus mejores centros de reclutamiento teniendo a la amiga de Shun, June y a sus otros compañeros como maestros para otros aspirantes. Después de tanto, otros lugares de entrenamiento habían sido abandonados como Siberia, que luego de la partida de Hyoga a su lado no había dejado ningún otro caballero cristal que hiciera ese trabajo, o más bien, ninguno que quedara. Algo de lo que estaba segura era de que no pasaban por momentos muy buenos, pese a que hubieran bastantes candidatos a caballeros, solo muy pocos servirían para caballeros.

El santuario estaba débil por la falta de santos dorados debido a su sacrificio con el dios del inframundo, y sus propios caballeros aún no estaban listos para ascender de puesto, aun no.

Llegaron a la sala del patriarca y tal y como se dijo, las amazonas se retiraron del lugar. Tampoco había patriarca para ayudarle a dirigir y eso la frustrada un poco por la cantidad de cosas que era necesario hacer después de las guerras santas. Rara vez se quedaba en la tierra luego de las batallas, más bien nunca ya sea por heridas en su cuerpo ocasionadas por los enfrentamientos o necesidad, y el trabajo de reconstruir su santuario para la siguiente generación quedaba en los caballeros sobrevivientes.

Había dejado a Nike con sus caballeros en Grecia para darles fortuna y para poder vivir de manera más mundana entre los humanos como heredera no de su condición divina, sino de una fundación y empresa, así como de un apellido de alguien a quien quiso bastante en su momento, su abuelo. Tomó su báculo una vez continuaron con su camino hasta sus propios aposentos donde se encontraba un cuarto que le había pertenecido, el mismo lugar donde de pequeña trataron de asesinarla, donde estuvo por un tiempo antes del ataque de los espectros.

Más allá de eso había una alcoba que le permitía ver el santuario casi por completo, hasta ese punto se detuvieron y estaba a punto de alzar su báculo para poder abrir una entrada hacía el Olimpo y llegar para la reunión que tenían con los demás dioses para antes del anochecer, pero se detuvo y volvió su vista a su aún joven caballero de pegaso.

Saori- Seiya, ¿tu crees que soy una buena diosa?

Porque no había sido de mucha ayuda a lo largo de esa vida, sus jóvenes santos hacían una gran parte del trabajo y ella solo esperaba, haciendo cosas sin mucho significado a que ellos mataran al líder de los guerreros que amenazan la paz. El santuario, había sido inútil y no ayudó más que a cosas muy pequeñas siendo ella una diosa, y como diosa no pudo cumplir con el trabajo que una mujer como Hilda si podía, fue prisionera de Julian siendo Poseidón y aumento las desdichas de sus caballeros batalla tras batalla.

Seiya- ¿de que hablas? Eres increíble,  y haces lo mejor que puedes en estas situaciones, estamos agradecidos de que permanezcas con nosotros, los chicos también lo piensan.

Una sonrisa melancólica salió por sus labios al escuchar esas dulces palabras, aunque no las creía del todo y por ello trataría de ayudar a los chicos, debía de hacerlo por ellos, era la diosa de la sabiduría y la guerra, debía de comportarse como tal en estas situaciones y se propuso así hacerlo. Asintió levemente y después alzó a Nike, una luz los envolvió y tras unos cuantos segundos ya no se encontraban allí.

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El cielo brillaba en matices rosas, blancos y azules sin nubes que cubrirán la tenue y cálida luz del sol que brillaba durante el día, iluminando las grandes estructuras de piedra, marfil y oro de arquitectura griega en forma de templos que parecían flotar sobre las nubes las cuales cubrían una gran parte inferior de los caminos, puentes y cimientos haciendo que no se notara la tierra que estaba debajo con cierta excepción donde si se podían ver pedazos de tierra y árboles sobre pequeñas colinas.

La calma era algo que abundaba en ese lugar por lo general, llena de armonía gracias a la música de los animales como las aves y varias ninfas que tocaban como los ángeles. Ahora había silencio totalmente de parte de ambos, y lo único que se sentía era tensión. Los dioses estaban en un recinto especial, más grande que cualquiera de los templos, en una sala principal de la cual salían gritos que se escuchaban desde afuera.

Ocho dioses estaban disputando acerca de lo que todos habían sentido hace tan sólo unas horas y que había alborotado a prácticamente todo el Olimpo, con un acompañante atrás al fondo de la sala representando a cada uno de sus señores.

Ares- no podemos seguir perdiendo el tiempo en tonterías, todos sentimos esa energía, de seguro justo ahora ese maldito está vagando por el inframundo sin nadie que lo detenga, y no tenemos permitido viajar allá para detenerlo. - dijo en un arrebato fuerte tratando de hacer que los demás dioses tomarán en cuenta su opinión.

Zeus estaba bastante cansado de todo lo que pasaba, sus ojos azules claros parecían turbados, sus manos claras y fuertes de entrelazaban buscando algo de paciencia. Paso la mano por sus claros cabellos blancos con frustración al ver que no podía dar inicio formal a la reunión, no sin los que faltaban, Atenea, Dioniso y Poseidón.

Zeus- debemos esperar al menos a Atenea, a ella se le asignó velar por la tierra de los humanos.

Dio una risa sarcástica al escucharlo, sintiendo unas risas mas que contuvo a la perfección y dio un golpe fuerte con su mano en la mesa redonda en la que todos estaban reunidos. Alzó sus manos dejando ver su piel morena y retiro el casco de guerra que solía llevar en su mayoría del tiempo dejando ver su rostro, un rostro joven y fuerte de un hombre con ojos carmesí oscuro casi pasando por un café intenso y cabello negro carbón.

Ares- a Atenea no le preocupa esta situación, solo le importa volver a tener su vida mortal y mundana con sus queridos caballeros, ha dejado de ser la diosa de la sabiduría y la guerra desde hace mucho, se preocupa más por el bienestar de sus caballeros cuyo deber es dar la vida por el de su labor divina que por ese mismo deber.

Artemisa- Atenea ama a esos humanos y por eso mismo hará de todo para proteger el mundo que le fue asignado, no la subestimes porque ha ganado cada guerra que se le ha puesto en frente.

Ambos colores, acua y rojo carmín se enfrentaron en un duelo breve, Artemisa era una diosa firme que había conservado una misma apariencia humana de una joven que había nacido para ser su conducto.

Hera- estoy de acuerdo, y por eso debemos esperar a su llegada, esto es lo suficientemente grave como para que todos nos reunamos y la necesitamos nos guste o no.

El salón se lleno de silencio cuando las puertas principales se abrieron, dioses y acompañantes vieron a la joven llamada Saori Kido, reencarnación de la diosa de la guerra con su caballero más fiel desde la era del mito con armadura puesta.

Saori- creo que podemos empezar.

Zeus- ¿y Poseidón?

Detrás de ella apareció el joven Julian que poseía el alma del dios de los mares con una sonrisa carismática con la cual saludo a los presentes que no respondieron en absoluto, y justo detrás de él estaba su sirena Tetis, una de los pocos de los suyos que sobrevivieron a la batalla contra la diosa que ahora estaba a su lado.

Poseidón- no debes esperar mas por mi llegada querido hermano, llegue a la par de mi querida sobrina, y viendo que Dioniso no tiene tampoco intensiones de llegar no veo el caso de esperar mas tiempo, será mejor ir de una vez a lo que nos interesa y traer a nuestro hermano de vuelta.

No era sorpresa para nadie eso, Dioniso era un dios que se la pasaba entre vino y mujeres al igual que de música que había recién descubierto de los mismos humanos con géneros bastante subidos de tono, no era como tal alguien que se tomará muy en serio las cosas, iba de fiesta al mundo mortal con una apariencia distinta para cada ocasión, hacia prácticamente lo que quería le molestara a quien le molestara.

En estos momentos Ares estaba un poco fastidiado por la intervención de las diosas hasta la llegada del blanco de sus anteriores palabras, lo que le hizo sentir un poco más de frustración. Para él, Atenea había perdido de vista cual era su misión, y lo comprobaba cada vez que echaba un vistazo a su trabajo, una compañía, una vida que no tiene que ver con su posición y dar a sus guerreros una vida lo más común posible, dejaba pasar esos detalles a otros dioses como Poseidón porque el deber de ellos estaba asegurado, el dios de los mares se encargaba de lo que debía hacer y tomaba partido en la tierra y océano con el dinero y bienes que su humano había heredado con responsabilidad, más allá de lo que fuera a poder reclamar.

Atenea- Hades debe volver y eso es algo que todos saben, incluso tú Ares.

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Volaron por bastante tiempo hasta llegar a un lugar bastante apartado que no había visto jamás, la zona jamás la había visitado aún con sus años de vida, pero a quien seguía parecía saber a la perfección a donde ir como si una persona buscara su habitación en una casa.

No habían cruzado palabra desde que se alejaron de la casa de Totosai quien se había mantenido lejos a varios metros de la casa sin intensión de interferir con la platica que tenían que hablar ambos hermanos y cuya responsabilidad al parecer caía en el mayor de los dos.

Sesshomaru no volaba con rapidez, solo lo suficiente para no cansar a Kirara de golpe tras el viaje, él se mantenía al frente con el híbrido justo detrás a unos metros, un espacio que ambos se concentraban en mantener para no acercarse de más, pero tampoco para perderse de vista visualmente.

A Inuyasha se le hacía pesado el silencio que mantenían, no estaba muy acostumbrado teniendo en cuenta como eran sus amigos quienes hacían alboroto por cada cosa, y su hermano mayor era todo lo contrario, calmado, serio y poco hablador, ¿cómo hacían la niña y el sapo verde ese para estar bien con el demonio? Él no llevaba casi nada y ya se había aburrido. Solo lo seguía porque la ultima vez que pregunto, Sesshomaru le había dicho en pocas palabras que sabía con exactitud lo que le había pasado a su espada, las razones por las que ahora estaba tranquila y de que quería advertirle.

No sabía si debería confiarse, bien, ya no intentaban matarse mutuamente y aceptaban la compañía del otro por períodos largos de tiempo de no más de una o dos horas solos que era roto por cualquiera de los dos con cualquier excusa o por alguno de sus compañeros de cualquiera de los dos, y tratándose del demonio más orgulloso de todos, eso era un avance monumental a cuando sólo era un buscador eficiente de poder.

Bajaron a tierra unos segundos después de que Inuyasha pudiera ver una enorme construcción a lo lejos que aún en la distancia se alzaba imponentemente sobre los árboles muchos metros más arriba. Se pregunto la razón que su hermano había tenido para traerlos a aquel lugar, pero se quedaría con la duda puesto que aunque lo preguntara, Sesshomaru no le diría ni una mísera palabra.

Encontraron un camino de piedra desgastada y algo agrietada, cubierto de unas plantas y musgo por el que transitaron. Kirara había vuelto a ser una pequeña gata y descansaba en los brazos del menor de los hermanos debido a que estaba algo cansada por el viaje que les había tomado tiempo.

Pudo ver unas cuantas construcciones más cuya piedra estaba en igual estado y que de haber sido cuidadas, de seguro en estos momentos serían magníficas, la naturaleza había reclamado en su mayoría el lugar. Gradualmente pudo observar con más claridad el lugar al que iban, parecía un castillo enorme que debió requerir años para ser construido y que ahora se pudria apaciblemente entre las hojas y ramas que surgían por la falta de cuidado, "desperdicio" pensó al imaginarse todo lo que se pudo hacer con semejante monumento, era tanto así que apenas alcanzaba a ver el final de la altura de la construcción, el largo también.

Inuyasha- ¿que es este lugar?- se ánimo a preguntar.

No recibió respuesta hasta que estuvieron frente a unas grandes puertas cuya madera ve veía bastante bien a diferencia del resto del lugar.

Sesshomaru- el primer castillo hecho para nuestra familia.

Fue lo único que recibió hasta que las dos puertas principales se abrieron y ambos entraron, por dentro aquel castillo parecía menos golpeado por el tiempo que el exterior, no estaba totalmente limpio ni tampoco en muy buen estado, pero no sabía cuanto había pasado desde que alguien había pisado siquiera el lugar.

Un ruido captó su atención justo al lado de él, pero cuando giro a ver lo que había sido, no hubo nadie allí, y sin embargo, algo de polvo se había levantado como con una fuerte corriente de aire, la gata permanecía en sus brazos y su hermano estaba a sólo unos cuantos pasos de él.

Inuyasha- ¿que fue eso? Oye, ¿acaso hay espíritus aquí u otros demonios? Porque de ser así tendría que estar alerta.

Recibió sólo una negativa lo cual lo confundió más, no estaba demente, supo bien lo que vio pero Sesshomaru no parecía preocupado ni alterado, claro que no, ¿en que pensaba? Es Sesshomaru, rara vez se le veía con otra expresión que no fuera el estoicismo que siempre mostraba su rostro, y aun así creía de verdad estar demente cuando vio más que nada tranquilidad en sus facciones y algo de melancolía que comenzaban a asustarlo aún más de lo que ya estaba, primero lo de la casa de Totosai y ahora esto, ¿acaso su hermano trataba de matarlo? Quizás si, pero de una forma diferente y más pasiva.

Sesshomaru- aquí no hay otros demonios, tampoco humanos o espíritus malignos, solo recuerdos.

Y siguió caminando con él siguiéndolo con más dudas que respuestas. ¿a que se refería con que no había nadie mas aquí y que solo habían recuerdos? Sin duda no lo entendía.

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Ayudó un poco con las cosechas de algunos aldeanos con ayuda de Aome y la exterminadora, recogió algunos cultivos y ayudó a preparar la tierra para otros lo mejor que pudo. Se sentía más tranquilo al hacer labores así de simples y algo arduas, su cuerpo rebosaba por el ejercicio realizado de manera revitalizante tal y como algunos entrenamientos con sus amigos, no había visto últimamente al mitad demonio, pero se despreocupo al saber que se había ido por cosas relacionadas a su extraña espada.

Aome- que tranquilas son las cosas en la aldea ¿no crees Shun? Te ves algo cansado, ¿seguro que estas bien? Cargaste muchas cajas llenas de las cosechas de los aldeanos.

Él asintió en una forma de que ella estuviera más tranquila, había pasado el día desde que Saori se había marchado con la azabache y se había dado cuenta de que pese a sus antiguos pensamientos un tanto pesimistas, en realidad disfrutaba bastante estar en su compañía, ella era agradable y muy atenta con él en cualquier sentido, al igual que dulce y se preguntaba ¿cómo es que aquel chico de cabello blanco no la valoraba?

Shun- si, es muy agrabable, y no te preocupes, estoy algo acostumbrado al trabajo pesado, no es problema para mi, tranquila.

Ella misma lo había visto, Shun cargo con bastantes cosas y se veía bien, incluso se veía extrañamente descansado y con un semblante más sereno que antes, solo con un poco de sudor que él se aseguraba de limpiar y que por ciertos momentos hacían brillar su piel clara. Se dio cuenta de algo hasta ahora que las otras veces que lo había visto no tomo en cuenta, Shun no era como los otros chicos, era fuerte y bastante capaz de muchas cosas, amable y también tenía una condición física increíble que no podría parecer tener por el tipo de anatomía que tenía, no era alguien fornido sino casi delicado a simple vista.

Estaban ambos sentados a la sombra de un árbol que los cubría de los rayos del sol, algo alejados de la aldea entre el bosque que la chica ya conocía de memoria.

Aome- dime ¿cómo alguien como tu puede estar acostumbrado acostumbrado a esta clase de trabajo? Pareces casi uno de esos artistas juveniles de películas adolescentes que no se mancharian un dedo a no ser de que les paguen.

Ella río unos momentos, y Shun también lo hizo al recordar su primera pelea en el torneo galáctico cuando Jabu le reprocho que su lugar no era en aquella arena sino más bien en una palicula o algo parecido por los constantes gritos de las chicas que aclamaban por él como si de un actor se tratase.

Shun- no, lo que sucede es que durante mi vida me fui acostumbrando a tener una buena condición, era necesario para lo que quería hacer.

Aome alzó una ceja con aires curiosos que hicieron a Shun volver a reír,  tomó un poco de aire y se recargo en el tronco de aquel árbol serenamente.
Shun- antes de enviarnos a diferentes partes del mundo, se nos confío una meta, regresar con algo de suma importancia y tras unos años solo algunos de nosotros logramos cumplir nuestro objetivo y volver.

Aome- ¿que era eso tan importante?

Su mente debatió bastante antes de continuar, ese momento era perfecto para confesar libremente sus secretos a la joven que tenía delante, sabía que mientras más esperara, más difícil sería revelarle todo cuando se enterara, y algo dentro de él le decía que se iba a enterar.

Shun- Aome, ¿tu crees que hayan existido los dioses? ¿crees en algún ser divino o algo parecido? Perdón, suena extraño.

Esta vez la confundida fue ella, Shun no solía cambiar de tema abruptamente así, así que por un momento pensó que había dicho algo fuera de lugar o que a él no le gustara recordar.

Aome- no lo se, pero después de todo no me sorprendería en estos momentos, viajó entre épocas y tengo habilidades para exterminar demonios y seres malignos, además de eso he visto deidades que se encargan de dar posteridad a algunas aldeas.

Bien, no sería tan difícil, o eso pensaba, el concepto de Aome acerca de lo que era divino era un poco distinto al suyo pero ayudaba. Había tenido la idea de no querer alejar a la chica de su lado, la apreciaba y quería, no era tan egoísta como para no decirle nada y tratar de mantener apariencias, ni siquiera funcionaria eso y lo sabía, así que podía llegar a apostar a decir la verdad y que ella lo entendiera, y en el poco tiempo que le quedaba lo diría poco a poco, ella ya era una chica de mente abierta después de todo.

Shun- verás, Aome, yo...

Escucho un crujido fuerte de algunos árboles que le hicieron callar de inmediato para poner mayor atención a su alrededor y al lugar del que vino aquel ruido. Vio una mano gigante roja con garras grandes y negras, luego un cuerpo gordo y posteriormente a un demonio grande y bastante desagradable con una sonrisa apareció entre algunos árboles que dobló con sus manos.

- sacerdotisa, he venido por tu vida.

Aome no tenia consigo su arco y sus flechas, no creyeron que fuese necesario estando tan cerca de la aldea por lo que se encontraban totalmente indefensos, o al menos eso era lo que creía ella. Shun la tomó de la mano y la empujó al momento de que aquel demonio intento tomarlos con sus grandes manos siendo sólo él quien quedó atrapado.

- tú serás un buen bocadillo, no pareces gran cosa pero servirás para después de acabar con la sacerdotisa.

Esas palabras y el aliento nauseabundo de aquel ser le dieron asco como nunca había sentido. El agarre que lo aprisionaba se hacía más fuerte cada vez, aquel demonio no tenía sus manos aprisionadas por lo que las puso sobre la de aquel ser. Por un momento un deja-vu lo golpeó al recordar a Seiya en su combate en aquel torneo recién volvieron a verse y por lo tanto trataría de hacer honor a la situación esa única vez.

Por todo su cuerpo sintió una chispa que tenía tiempo de no sentir, una chispa que precedió un fuego que sintió recorrer todo su cuerpo por sus venas, por cada centímetro de su piel y que se concentró en sus manos.

Aquel ser de apariencia monstruosa hizo un gesto de sorpresa al sentir como la fuerza que ese niño aplicaba sobre el dedo que tenía en sus manos lo iba apartando. Un esfuerzo bastó para que aquel dedo fuese apartado con fuerza acompañado de un crujido fuerte que causó que aquella mano terminara de soltarlo haciendo que cayera al suelo.

- maldito niño, ¿Qué eres? No eres un humano.

Sin esperar respuesta envió el puño de su otra mano hacía Shun con la intención de golpearlo y matarlo si es que era posible. No espero que aquel joven también hiciera alarde de querer golpear su puño con el propio sin vacilar y al momento sintió una extraña energía emanar de él que le hizo temer, pero era tarde para apartarse, su tamaño, peso y la posición que había adquirido para poner más fuerza en su golpe no lo permitieron.

Sintió los huesos de aquella criatura quebrarse con su golpe mientras su cosmo se manifestaba protegiendole del impacto que ese tipo de ataques exigían, una onda de su energía y cosmo empujaron el resto del cuerpo lejos de él evitando que le cayera encima y que lo hiciera varios metros atrás. Escucho detrás un grito que no era para él así que no presto mucha atención puesto que aquel demonio se comenzaba a parar con su mano menos lastimada con la cual lo había agarrado antes y la otra mano y brazo colgando lo que lo impacto un poco, al parecer su ataque había sido más potente de lo que pensó o esa criatura delante de él era muy débil, ni siquiera los guerreros más bajos de los dioses eran así de frágiles pese a que el cosmo en realidad no cambiaba su cuerpo o probablemente las batallas lo habían fortalecido de formas que no había distinguido hasta ahora por la falta de uso del mismo.

Intento volver a golpearlo por pura rabia pero nuevamente su golpe fue contrarrestado por el de aquel que parecía humano y que olía como humano pero que lo superaba al parecer en fuerza, algo que no podía permitir, era algo que no podía ser, ni siquiera parecía ser sacerdote ni monje ¿cómo un humano podía tener semejante poder? Era imposible... vio una flecha cargada de energía espiritual dirigirse a su cabeza.

Vio la flecha dirigirse a aquel demonio junto con aquella arma parecida a un bumerang llamado Hiraikotsu perteneciente a Sango. El demonio fue purificado y destrozado en unos segundos ante sus ojos y recordó al momento a Aome... cierto, Aome se encontraba prácticamente a su lado antes de que la empujara. La había llegado a olvidar entre los sucesos y entendió lo que había hecho, no podría echarse para atrás ahora.

Volteó y vio a Aome quien tenía los ojos bastante abiertos con su arco en una de sus manos y en posición de haber disparado recién una de las flechas que estaban en el suelo clavadas para poder ser usadas con rapidez. Sango también estaba a su lado habiendo ya recuperado su Hiraikotsu, mirándolo más que nada con confusión.

Sería un día largo al parecer, y no sería tan calmado como había pensado o querido que fuera, y la culpa era suya.

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