Princesa de las Tinieblas (He...

By EugeniaVillareal

491K 37.6K 2.2K

Cada persona tiene su oscuridad interior, pero... ¿Qué pasaría si fuera más literal? Cassie Valverde ha pasad... More

Princesa de las Tinieblas
Prefacio
Capítulo 1: Está aquí
Capítulo 2: Ayuda
Capítulo 3: Vin
Capítulo 4: Espejismos
Capítulo 5: Huida
Capítulo 6: Cambios
Capítulo 7: La cabaña
Capítulo 8: Bestias
Capítulo 9: Carter
Capítulo 10: La Guarida de los Cazadores
Capítulo 11: Reunión de Líderes
Capítulo 12: Confesiones y confrontaciones
Capítulo 13: La Cárcel de las Bestias
Capítulo 14: Kali
Capítulo 15: Revelans
Capítulo 16: Tortura
Capítulo 17: Desconfianza
Capítulo 18: Conjuro
Capítulo 19: Respuestas incorrectas
Capítulo 21: Escape
Capítulo 22: Nuevos lugares
Capítulo 23: La Casa del Infierno
Capítulo 24: Jan y Tara
Capítulo 25: Entrenamiento
Capítulo 26: El Libro de los Infiernos
Capítulo 27: El juicio
Capítulo 28: La Marca de Lucifer
Capítulo 29: La Llamarada de Lucifer
Capítulo 30: El Río de la Muerte
Capítulo 31: Las Lexies
Capítulo 32: Culpable
Capítulo 33: Revelaciones
Capítulo 34: Rituales de sangre
Capítulo 35: Princesa de las Tinieblas
Epílogo
Nota de la autora

Capítulo 20: ¿Quién es él?

8.8K 764 41
By EugeniaVillareal

No vuelvo a ver a Vin hasta la mañana siguiente, justo una hora después de mi almuerzo. Ahora en vez de llevar la comida en plato, decido sólo envolverla con una bolsa de plástico y esconder ésta dentro de mi abrigo.  Cuando entro al cuarto de alimentos para bestias, enciendo la luz y encuentro a Vin recargado contra la pared, con los ojos cerrados. Descansando.

            Paso y cojo la bolsa de comida para luego dejar el caer el abrigo en el suelo. Vin abre los ojos.

            —¿Trajiste queso? —pregunta.

            —No, pan y jamón—contesto. Acerco la bolsa de comida y Vin y éste la toma con una mueca de disgusto.

            —Creo que tratan de hacernos gordos con tanto pan. —Abre la bolsa de plástico y saca una rebanada de jamón, luego observa más de fondo lo que le di—. Falta agua.

        —Oh, ten—Le paso una bolsa tipo ziploc llena de agua. Vin hace otra mueca.

        —¿Y cómo se supone que voy a beber esto?

        —Sólo ábrela y bebe—digo. Tomo asiento en el suelo delante de él.

        Vin abre lentamente el ziploc, acomoda su boca sobre la orilla y desliza el agua fresca por ésta, pero lo hace tan rápido que el agua se escapa y chorrea por todo su cuello. Suelta un insulto y termina por cerrar la bolsita y tirarla a un lado.

        —Esto es una mierda.

            Espero a que diga algo más, pero sólo come parte de mis alimentos, refunfuñando cuando se termina el jamón y tiene que comer del pan blanco. Así que decido contarle lo que pasó anoche en la interrogación de los cazadores, y cómo reaccionaron luego de que finalizara.

        Vin asiente con la cabeza cuando termino de hablar y con el ceño fruncido dice:

        —Me parece que planean acelerar sus planes.

        —¿Cuáles planes? —inquiero.

        —Bueno, el plan original era separar el alma de la bruja de la tuya, pero supongo que ya se han dado cuenta de que es imposible. Están demasiado unidas.

        —¿Entonces?

        —Entonces querrán matarte. No se arriesgarán a dejarte viva con Sademira dentro. Es demasiado peligroso.

        —¿Peligroso para quién, exactamente? —Empiezo—¿Para mí, para ellos?

        Vin arruga la nariz con inquietud.

        —Para todos, supongo.

        Luego no dice nada más. Termina su pan a mordiscos rápidos, y eructa cuando acaba de digerir su último bocado. No se ve tan satisfecho como esperaba. El estar encerrado lo está agobiando rápidamente.

        Para no perder el hilo de mis pensamientos, decido tocar un tema que lleva rondando por mi mente desde hace varios días.

        —Vin, eh… ¿puedo preguntarte algo?

        —Ajá. —El chico asiente con los ojos cerrados.

        —El día que llegaste a mi casa, te ayudé a sacar un sobre de detrás de un espejo de mi casa—digo esperando el asentimiento de Vin para continuar—, y te lastimaste, lo recuerdo, pero no sanaste de inmediato, ni siquiera después. Supongo que en el espejo habían residuos de agua del Río de la Muerte, pero, ¿cómo es que eso llegó a mi casa?

        Vin se muerde el labio, aun sin mirarme, antes de decir:

        —Tal vez algún traidor logró adentrarse sin que nadie se diera cuenta.

        —Pero, ¿por qué habría de hacerlo? —Prosigo—¿Qué es lo que no me estás diciendo, Vin?

        —No… no es seguro decir esto aquí. Mejor cuando estemos fuera.

        —¿Fuera en el pasillo? —pregunto.

        El castaño me mira exasperado.

        —No, niña. Fuera, realmente fuera de aquí.

        Pienso en la idea, de salir por fin de aquí, lejos de los cazadores. Sin duda es una opción tentadora, la única que tal vez tenga. Pero también están esos riesgos a la hora de acción, demasiados.

        —¿Sólo nosotros dos o…?

        Vin tarda un poco en contestar.

        —Lyla podría, creo que aceptaría; y Kali…—se calla.

        Aprieto la mandíbula.

        —Si saldremos necesitamos un plan. Uno rápido—comento.

        Discuto con Vin un poco más acerca de eso. Dice que conoce un pasadizo poco concurrido que conduce cerca de la superficie, aunque ahí también hay patrulleros que rondan alrededor, además de que hay unos metros de diferencia con la salida. No es muy seguro, pero es lo único que tenemos que sirve como escape.

        Le pregunto a Vin acerca de a donde iremos cuando logremos salir—si es que lo conseguimos—, pero sólo dice que eso es algo que decidirá  una vez que esté fuera.

        No creo que sea muy seguro, así que en silencio planeo lo que haremos después de la huida. Quizá el auto que Vin usó antes todavía sigue cerca, por lo tanto lo puedo usar como una vía para alejarnos, pero claro, no podré volver a casa, sería demasiado peligroso para mis padres y para mí.

        Tal vez ya en la carretera encuentre alguna cabaña o alguien que ayude. Quien sabe lo que se pueda hallar.

        Al terminar mi charla con Vin, salgo por la puerta y la tranco detrás de mí. Prometí al chico que volvería mañana por la mañana para la siguiente ración de comida y perfeccionar más nuestro plan. Él igual juró que estaría listo.

        Cubro mi cabeza con el abrigo y recorro una vez más los pasillos monótonos de la sede. Mis pasos resuenan entre la zona silenciosa y vaya que me sorprende un nuevo ruido aparte del mío. Empieza como un zumbido y luego de inmediato de transforma en una secuencia de chapoteos molestos en mis oídos.

        Frunzo el ceño cuando capto un cambio de temperatura en el ambiente y me detengo con pies juntos cuando noto una sensación de incomodidad recorrerme el cuerpo. Froto mis brazos cubiertos con mis manos y apretó los labios al sentir una brisa sobre mi cuello.

        Cierro los ojos con repentino terror, pero los vuelvo a abrir con rapidez. Trato de mantener mi respiración acompasada pero se me hace más difícil conforme los segundos pasan. Porque todo sucede en segundos.

        Primero, lo noto. A él. No sé por qué, pero estoy segura de que es masculino. Una figura oscura, borrosa, a tan sólo unos metros de mí. En un principio pienso que es una bestia que se ha escapado de La Cárcel, pero no. En mi recorrido por esa jamás vi esos colmillos, cortos y amarillentos.

        ¿Quién es? Es lo primero que me pregunto. Luego, ¿qué quiere? Ninguna es respondida por mí. La sombra larga aún permanece ahí, observándome, yo también lo hago con extraña fascinación. Sé que sus ojos son negros, lo sé porque si fueran de otro color se notarían entre tanta oscuridad, pero sólo se ve completamente negro.

        Tiene algo encima de  la cabeza, tal vez unos cuernos, o quizá…

        Almas.

        Sí, almas revoloteando sobre su cabeza. Algo justo encima, también sobre mí. Pero, ¿qué? Siento algo jalándome, está moviéndome más y más cerca, pero no logro distinguir qué es.

        La visión se me está volviendo más borrosa, creo que estoy perdiendo el sentido de orientación. ¿Qué es eso allá afuera? Hay algo delante que no logro…

        Está aquí. Está aquí. Escucho de nuevo esa voz, cada vez más ansiosa.

        ¿Está quién?

        Siento una brisa fuerte golpear contra mi cara. Un soplo de aliento. Y un gruñido. Cierro y abro los ojos, pero la cabeza se me va a un lado y me pierdo de nuevo. Creo que caigo de rodillas, éstas me duelen y sienten algo frío debajo.

        Mis brazos están desnudos, creo que he perdido el abrigo, no lo encuentro cerca.

        Algo se mueve dentro de mi campo de visión. Rápido. Un sombra rondando. Roza mi brazo, creo que con sus colmillos, y siento un ardor fuerte recorrerme todo mi miembro. Como si me estuviera quemando. Intento gritar pero tengo la boca seca y de mi garganta no sale nada.

        Un escalofrío me recorre de pies a cabeza. Toco con mis dedos mi brazo herido, pero sólo siento piel desgarrada y aguada. Cierro los ojos por varios segundos, luego los abro para ver más presencias acercándose, así que los cierro de nuevo.

        Déjame salir, dice de otra vez la voz en mi cabeza. Antes de que sea demasiado tarde.

        La sombra se acerca a mí, noto su presencia a centímetros de mi rostro, con una ligera brizna. Me rodea por completo, con una suavidad impura. Por unos momentos siento que estoy completamente a salvo, sin nadie más que me moleste, sola, justo como quiero estar.

        Y luego esa sensación desaparece.

        —¡No! —alguien grita, cerca, y rompe todo momento que estaba viviendo.

        Se acercan más voces y espantan la figura que antes me protegía. Cazadores. Ellos lo ahuyentan.

        —¡Ha estado aquí!

        —¡Sácala!

        —¡Llévatela, Kirr, ahora!

        —Es imposible que haya entrado…

        —¡Ella lo ha convocado!

        Más y más voces llenan la sala, impidiéndome respirar. Una más fuertes y enfadadas, otras más tranquilas y consternadas. Pero ninguna me quería ahí.

        Alguien me coge de las axilas y me arrastra por el suelo, lejos. Me lleva como esclava por los pasillos, ante la atenta mirada de los cazadores, incluyendo aquellos que han salido de sus habitaciones por curiosidad.

        Me duele el cuerpo, pero no le digo al cazador que me escolta porque sé que se molestaría. Así que dejo caer mi cabeza, esperando llegar a mi alcoba. El cazador me deja unos minutos en el suelo delante de mi habitación, mientras trata de abrir está con un manojo de llaves. Cuando logra abrirla, me toma de los tobillos y me arrastra de nuevo hasta llegar al suelo de mi cuarto.

        No se molesta en recostarme sobre la cama, pero sí se fija en mi brazo magullado. Lo toma para inspeccionarlo.

        —Mierda—dice, y luego lo deja caer con fuerza para después salir por la puerta soltando maldiciones y cerrando la puerta con llave.

        Creo que me quedo en el suelo durante varios minutos, hasta que decido levantarme y acostarme sobre mi cama acolchonada. Pero curiosamente no logro descansar. Los ojos me escocen y siento como si algo hubiera en cambiado mi vida.

        No recuerdo exactamente qué pasó, pero sí que fue algo que tiene consternados a los cazadores. Quizá molestos. Me encojo y abrazo mis piernas sobre mi pecho. La habitación está oscura, pero aun así logro distinguir lo que está en cada parte de mi habitación. Como la mesa de madera, el libro sobre ella, el espejo y el foco apagado en el techo.

        Recuerdo ese libro, el que Carter me dio y Lyla atesoró como si fuera suyo. Ahora me doy cuenta de que debería de habérmelo leído desde hace días, quizá me hubiera ayudado mucho si no fuera tan ignorante.

        Logro dormir muy poco, tan sólo unas horas antes de volver a levantarme de la cama y descansar la cabeza sobre el suelo, en actitud sonámbula pero aun así despierta. Porque sé que estoy despierta, pero me siento muy cansada.

        Estoy acariciando los tejidos imperfectos de la manta de mi cama cuando la puerta se abre de sobresalto. Me incorporo apresurada y observo anonadada como Carter entra en la habitación a zancadas y la cierra con la misma prisa.

        —¿Qué…qué haces? —balbuceo.

        Carter se acerca con la frente arrugada y me exclama:

        —¿En qué estabas pensando?

        Lo miro confundida.

        —¿De qué hablas?

        —Te dije que te mantuvieras al margen, con cuidado y sin llamar la atención. ¿Y qué es lo primero que haces? ¡Llamas al Señor de las Bestias y te muestras como sumisa delante de los cazadores! —escupe enfadado. Su cabello rubio se mueve maniáticamente al compás de su cabeza.

        —Y no hice eso—contesto. Creo que sí, pero no de esa forma.

        —No soy estúpido, Cassandra. Ni tampoco lo son los ocho cazadores que presenciaron tu acto satánico delante de sus narices. ¡Sólo has empeorado todo, maldita sea!

        Trato de replicar, pero sé que no sirve de nada. Menos cuando no sé que responder que resulte lógico. Carter está histérico.

        —Lo siento—susurro. Carter me mira con ojos irónicos.

        —¿Es en serio que has dicho eso? ¿Crees que con unas simples palabras todo va a estar arreglado y volverá a ser como antes? —cuestiona entre dientes.

        Niego con la cabeza y espero a que Carter deje de soltar sus imperios y maldiciones sobre mí antes de decir:

        —¿Y qué quieres que haga ahora? No sé qué pasó allá, no recuerdo mucho de lo que sucedió. No sé qué esperas que haga ahora.

        Carter suspira antes de negar con la cabeza.

        —Ya no hay nada que hacer, Cassie. Los líderes se han puesto a discutir y nada de lo que digas cambiará algo.

        Me relamo los labios, pensativa. La luz de la luna que entra por la ventana me deja ver las expresiones duras de Carter.

        —¿Qué pasará conmigo ahora? —cuestiono con cierta inseguridad.

        —Ya han tomado una decisión, Cassie, los cazadores. Ya la tenían desde antes, pero ahora la han aplazado.

        —¿Me…?—Ni siquiera puedo decirlo.

        —Te sacrificaran—termina por mí Carter, con cansancio—. Mañana por la tarde. Pero no lo harán si puedo evitarlo.

Ya estamos llegando a la parte que tanto ansío escribir... ¡Por fin se descubrirá TODO!

A partir de los siguientes capítulos se irá diciendo todas las dudas e incognitas, así que no se lo pierdan x3

 PD: En un libro de reseñas del usuario @BloodyEditions está disponible una pinión de esta historia. Es la reseña número 34. Si quieren pueden pasarse y pedir también una reseña, aunque por el momento está cerrado, pero como quiera tienen otros apartados de ayuda a escritores.

Continue Reading

You'll Also Like

15.2M 1.3M 37
TRILOGÍA DEMON #1 ¡A LA VENTA EN LIBRERÍAS! "El infierno está vacío. Todos los demonios están aquí." -William Shakespeare.
119K 15.1K 45
Thaia despierta a bordo de un barco con rumbo desconocido, encontrando en él una maldición y hermosas criaturas. Pero el verdadero peligro reside en...
113K 5.7K 27
Ella lo quiere conocer. Él no quiere que ella lo conozca. Fecha de inicio: 19/05/15
88.7K 3K 49
Marta Oviedo González es la hija de Claudia González y de Jesús Oviedo. El padre de Marta está en la cárcel por matar y violador. Hace cuatro años la...