Torre Stark.
El día era soleado pero se mantenían las temperaturas frías, Tony continuaba en la misma silla desde las cuatro de la mañana; se había cansado de darle vueltas al video que Becky le había dejado mientras su asistente Jarvis hacía una búsqueda exhaustiva por alguna información que le ayudara a comprender lo que estaba poniendo su vida de cabeza.
-Señor, lleva casi dieciséis horas sin ingerir alimentos, ¿desea que le pida algo de comer? – se escuchó la voz de Jarvis haciendo que Tony saliera de su trance.
-Sí, verifica si S.H.I.E.L.D. ya tiene los resultados de la prueba de ADN... – contestó Tony en automático – y lo que sea para comer.
-Enseguida, señor. La señorita Potts está subiendo por el elevador – le avisó el asistente, Tony de inmediato se acomodó el cabello y arregló un poco la sala para evitar mostrar su reciente estado de catatonia.
-¿Por qué nunca llama antes de venir? – se preguntó Tony mientras corría a dejar los platos sucios en la cocina.
-La señorita Potts ha llamado 14 veces antes de venir, pero usted desvió todas las llamadas sin importar quién fuera, señor – le aclaró Jarvis.
Pepper salió del elevador para encontrarse con Tony que disimulaba estar en completa tranquilidad, sentado en el enorme sofá blanco mientras leía el periódico.
-A mí no me engañas, ese es el periódico de ayer, Tony – le recriminó Pepper.
-Ya lo sé... estaba... repasando las noticias...
-¿Hasta dónde vas a llegar con esto? Tienes dos caminos, o lo enfrentas o te sigues escondiendo...
-Ella no es mi hermana, Pepper – le respondió en un tono que ni él mismo se creyó.
-¿Ya tienes los resultados del ADN?
-No... No lo sé... – Tony la miró sin saber que más decir, Pepper se le acercó y puso sus manos en las mejillas de Tony.
-Si ella es realmente tu sangre entonces será genial, es bueno saber que no estás solo...
-Pero no estoy solo, te tengo a ti... – le contestó Tony rodeándola con sus brazos.
-Sí, pero sabes que estaríamos encantados de que yo tuviera una cuñada, ¿cierto? – Pepper lo besó buscando tranquilizarlo.
-Las cuñadas son para que las novias tengan una aliada...
-¿Y no sería eso algo bueno para mí? – le sonrió Pepper tocando la nariz de Tony con la suya.
-Probablemente... – contestó Tony después de pensarlo un poco. Su conversación fue interrumpida por Jarvis.
-Señor, tiene una llamada urgente del Director Fury...
-Dile que no estoy... – contestó Tony de inmediato.
-Tony... – lo reprendió Pepper. Tony suspiró resignado y tomó la llamada.
-Más vale que sea urgente, Fury – dijo por teléfono al director de S.H.I.E.L.D.
-Te necesito en el edificio De Witt Clinton lo más pronto posible – le dijo Fury con tono urgente.
-¿Por qué? ¿Qué hay ahí?
-Ése es el problema... – contestó el director, Pepper al escucharlo frunció la entre ceja.
-¿De qué hablas?
-El departamento de Rebecca está ahí, pero ella no está...
-Tal vez regresó a Suiza a seguir comiendo chocolate, ya sabes el chocolate suizo es el mejor de todos y no se encuentra en cualquier parte – de nuevo las bromas de típicas de Tony.
-Stark, los dos agentes que custodiaban el edificio están muertos...
-Estaré ahí en 10 minutos... – le contestó Stark mirando a Pepper con los ojos muy abiertos.
-Te espero en cinco... – Stark colgó y miró a Pepper.
-Ve, ahora... – le dijo ella dándole un beso corto.
Tony se encaminó rápidamente a la plataforma que lo vestía con su armadura, mientras caminaba por la instalación metálica, sus brazos mecánicos ajustaban el traje a su cuerpo tan rápido que cuando llegó al borde del edificio, simplemente dio un paso en el aire y ya estaba volando por el cielo de Nueva York.
Estando a punto de llegar a la ubicación del edificio, Tony recibió por radio la indicación de que los agentes Romanoff y Barton se encontraban persiguiendo un auto sospechoso que había salido del área. Tony se dirigió a apoyarlos y tratar de detener al automóvil. En el edificio se encontraban el director Fury y el Capitán Rogers en compañía de otra cantidad grande de agentes.
-La puerta no fue forzada y no hay señales de pelea dentro del departamento, lo único fuera de lugar era una manzana en el suelo de la cocina – explicaba el director Fury a Rogers y los agentes.
-¿Cree que se haya ido sin avisar? - preguntó Rogers.
-Están todas sus cosas, ni siquiera están empacadas; así que me atrevo a decir que no tenía pensado irse...
-¿Director? – interrumpió la agente Hill por radio.
-Hill...
-Reportan una mujer algo desorientada a diez cuadras del edificio hacia el norte, señor, la unidad 3 ya va hacia allá.
-Yo me encargo... – dijo el Rogers colocando su escudo en su espalda, a pesar de no estar usando su uniforme emblemático sino ropa casual, su escudo de Vibranium no podía faltar.
El Capitán Rogers subió a su motocicleta modificada por S.H.I.E.L.D., la cual tenía algunos aditamentos especiales y mayor velocidad. Al llegar al lugar que la agente Hill había indicado, vio que en la esquina de una de las calles había tres personas: dos de ellas muy bien abrigadas por las frías temperaturas en la ciudad y la tercera estaba completamente fuera de lugar por sus ligeras vestimentas y además estaba descalza. Era Becky, que se encontraba en el lugar intentando ser ayudada por dos ciudadanos que pasaban por ahí. Se veía pálida por el frío, su mirada llorosa tal vez por miedo y su cuerpo pegado a la pared de un edificio mientras buscaba cómo regresar.
Rogers se bajó de inmediato de su motocicleta al mismo tiempo que llegaban al lugar los otros agentes de S.H.I.E.L.D.; se apresuró a llegar hasta Becky y se puso frente a ella, quien al verlo en un principio se pegó más a la pared pero al reconocerlo se le acercó y con sus heladas manos lo sujetó de uno de sus brazos.
-Ste... ¡Steve! – sólo atinó a decir su nombre por los dientes que le temblaban de frío.
-Te estás congelando, ¿qué estás haciendo aquí? – le preguntó el capitán mientras se quitaba su sudadera y se la ponía a ella. Los agentes hicieron a un lado a las personas para interrogarlas.
-No sé cómo llegué aquí, estaba en medio de la calle y casi me atropellan, pero no recuerdo haber salido de mi departamento – se notaba desesperada y de vez en cuando ponía uno de sus pies encima del otro para evitar el suelo frío.
-Ven, te llevaré de vuelta – Steve la cargó en sus brazos y la sentó detrás de él en la motocicleta.
Él había quedado en una camiseta de mangas cortas color azul marino y pantalón de mezclilla.
Becky se sujetó a Steve con sus brazos, alcanzando a unir sus manos frente al cuerpo de él. El capitán Rogers volteó a mirarla para revisar que estuviera lo suficientemente lúcida como para poder sujetarse en la motocicleta pero por si las dudas cubrió con su mano las de ella para ayudarla a sujetarse.
-No te vayas a soltar – le dijo Steve antes de arrancar la motocicleta. En lugar de llevarla al departamento, la llevó directo a uno de los quinjets para llevarla a la nave principal.
Al llegar al helicarrier, el personal de nuevo le consiguió calzado y ropa, pero se volvió a poner la sudadera de Steve, quería devolvérsela personalmente. Cuando salió de la habitación donde se había cambiado de ropa, Steve se encontraba esperándola, se veía preocupado y su cara estaba muy seria.
-No te la quites, a tu cuerpo aún le hace falta calor – le dijo él cuando ella intentó quitarse la sudadera para devolvérsela.
-Gracias, ¿alguien aquí sabe qué pasó en mi departamento? – le preguntó mientras comenzaban a caminar hacia la sala de operaciones de la nave.
-Es lo que seguimos tratando de averiguar, ¿segura que no recuerdas nada? – mientras caminaban por el pasillo, Becky se detuvo y se tambaleó a causa de un fuerte mareo. Steve la tomó por los brazos y la cintura y Becky puso sus manos en el pecho firme del capitán.
Cuando Becky abrió los ojos, miró sus manos llenas de sangre; de inmediato se separó de Steve ahogando un grito. En un abrir y cerrar de ojos la sangre había desaparecido. Becky veía obsesivamente sus manos buscando algún rastro de la sangre que había visto. Nada. Steve la tomó de las manos tratando de detenerla.
-¿Qué pasa? ¿Qué es? – preguntaba él sin entender por qué los ojos de ella mostraban tanto miedo.
-Había sangre en mis manos...
-Becky, tus manos están limpias...ven, tranquila – la rodeó por los hombros con su brazo al verla realmente alterada.
En la sala ya estaban el director Fury y la agente Hill, por la puerta de al lado entraron los agentes Barton y Romanoff, y al final venía Tony de nuevo en ropa casual. Todos se sentaron en la mesa redonda. Becky tenía a su lado izquierdo a Steve y al derecho a la agente Hill. Tony había quedado frente a ella, y la miraba de forma inquisitiva.
-Tu reporte, Romanoff – le dijo Fury a la rusa.
-El sujeto era conducido por un hombre que no alcanzamos a identificar, salió de su auto y se perdió en Times Square. Era rápido y movía las cosas sin tocarlas para abrirse paso; revisamos el auto pero no había nada de interés...
-El suero que trae en sus sistema ya lo conozco...se llama Extremis, es letal para quien lo usa y altamente inestable, puede explotar en cualquier momento, pero él parecía haberse adaptado perfectamente y esa habilidad de controlar las cosas nunca la había visto, es como si hubiera nacido con ella – interrumpió Tony para hablar del mismo sujeto – detuvo la descarga de mi armadura como si fuera una balón de futbol.
-¿Es eso posible? – preguntó Steve impresionado por lo que Tony acababa de decir.
-Pues...yo creía que no... – contestó sin saber qué pensar.
-¿Qué estabas haciendo a diez cuadras del edificio? – preguntó Fury a Becky.
-No recuerdo siquiera haber salido del departamento, sólo recuerdo haber despertado por la noche y caminar hacia la cocina...el siguiente recuerdo es estar parada en medio de la calle y un carro sonando el claxon porque iba a atropellarme – le contestó aún entumida por el frío.
-El departamento no tenía señales de haber sido forzado, a lo mucho encontramos una manzana en el suelo... – dijo la agente Hill.
-La manzana... – comenzó a decir Becky casi para sí misma – fue la manzana...
-¿Dices que la manzana te atacó? ¿Abrió la puerta y te llevó hasta allá? – dijo Tony para comenzar con los comentarios sarcásticos anti Becky.
-Stark... – la defendió Steve.
-Me desperté por escuchar un ruido en la sala, fui a revisar y no había nada...pero la manzana estaba en la cocina, estaba flotando y girando...
-Flotando... ¿flotando? – dijo Barton tratando de comprender.
-Sí, me acerqué y la tomé...había alguien ahí conmigo... – Becky miró a Steve y luego a Fury alarmada.
-¿Pudiste verlo bien? – le preguntó Natasha.
-No, llevaba ropa negra, era alto y me dijo Lilienne...nadie me llama por mi segundo nombre, después de eso sólo recuerdo despertar en la calle... ¿Por qué los agentes de afuera no vieron nada? – preguntó Becky con curiosidad.
-Los asesinaron... – contestó Natasha cuando nadie hallaba como decirle la respuesta, Becky abrió los ojos aterrorizada.
-¡¿Qué?! - Becky se levantó de la silla y caminó hacia atrás.
-Por eso no quería que salieras de la nave... – comenzó Fury.
-¿Y a quién se le ocurrió dejarla en un departamento en primer lugar? – dijo Tony elevando la voz.
-Estaba harta de estar aquí... – dijo Becky.
-Hubiera estado perfectamente en la Torre Stark pero todavía estamos a la espera de que cambiaras tu actitud evasiva... – le contestó Fury en el mismo tono.
-Eso es porque no la quiero ahí – contestó Tony. Becky que había comenzado a escucharlo pensando que se preocupaba por ella, bajó la vista y se quitó la sudadera de Steve.
-Agente Hill, ¿La habitación que usaba aún está disponible? – preguntó Becky mientras le entregaba la sudadera a Steve.
-Sí, lo está...
-Me iré a descansar, siento que me atropelló un camión – comenzó a decir Becky tratando de ocultar sus ojos llorosos.
Cuando se volteó para irse y darle la espalda a todo el equipo, todos vieron el golpe en su omóplato derecho, era grande y en el moretón había también rasguños. Cuando la puerta se cerró y Becky estuvo fuera de la sala, no se hicieron esperar las miradas hacia Tony.
-No me dejaron terminar...no la quiero ahí porque esa gente pudo entrar a la Torre y hackear mi sistema, también tengo mis razones...no todo es como ustedes piensan – trató de explicarse.
-No es lo que nosotros pensemos, Stark...es lo que piense ella, es tu familia... – le dijo Natasha mirándolo muy seriamente.
-¿Acaso ya viste los resultados del examen de ADN?
-Aquí el único que necesita ver los resultados eres tú, todos estamos convencidos – le dijo Steve.
-Tus resultados llegarán en tres días, en la base de datos está el detalle genético de tus padres y pedí que los compararan con el de ellos también, espero para ese momento ya tengas un plan de cómo vamos a proceder con esto, hay un paquete que te sigue esperando – le dijo Fury.
Natasha y Clint se levantaron para analizar los videos de las cámaras de seguridad del edificio donde se encontraba Becky, mientras que Steve fue a buscarla. Tony, como era de esperarse, regresó a su Torre argumentando que llamaría al Dr. Bruce Banner para las pruebas del Extremis. Un nuevo enemigo les aguardaba.
Multimedia: Becky Stark al ser encontrada por el Capitán Rogers.
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Tarde pero seguro, aquí les dejo el siguiente capítulo.
Muchísimas gracias por todo su apoyo, cada voto y cada comentario me anima a seguir con esta historia.
Cuéntenme qué les parece :)
Besos