Rebeca
—Así que te gusto—pregunte divertida.
—No.
—Eso es lo que me acabas de decir—él me sonrió tranquilamente, como si disfrutara cada momento de mi diversión.
—Cállate—susurro. Yo también sonreí y recargue mi frente en su pecho—Mis padres quieren conocerte—dijo de la nada y yo sentí desfallecer.
—¿Es broma? —Levante la mirada y el negó con la cabeza.
Me puse a contemplar todo su rostro, era perfecto para mí. Pero algo me llamo la atención a un costado de su rostro, en su perfil derecho tenía un golpe por la mejilla.
—¿Qué es esto? —Coloque mis manos en sus mejillas y mire el golpe ladeando su cabeza. —¿Te pelaste? —no tenía intención de hacerlo pero soné preocupada.
—Al menos estamos a mano ahora.
—¿De qué hablas?
Él sonrió como si habláramos en broma.
—Tú tenías un golpe por mi culpa, y ahora yo tengo uno...
—Por mi culpa—complete rozando la zona dañada con mi pulgar. Pero el giro a verme impidiéndome ver más su herida.
—No, yo lo hice por que quise. No quiero que te culpes a ti.
—Pero...
Me quede callada al ver su expresión seria, donde me decía que hablaba en serio.
—De acuerdo.... —suspire y me cruce de brazos—¿A quién golpeaste?
—No quieres saber.
—Dylan—le advertí pronunciando su nombre con algo de enojo. Él rodo sus ojos castaños en fastidio donde no quería discutir de ello, pero ante mi mirada insistente tuvo que hablar.
—Richard y a sus amigos.
—¡¿Qué?! —grite—Dylan ellos son como cuatro o cinco personas todas juntas.
—¿Y? —se encogió de hombros sin importancia.
—¿¡Y?!...¿Y dónde están ellos ahora?, ¿en un hospital? —hable desesperada.
—No exageres, no estaba solo...y ellos vinieron al colegio...eso creo.
Le di un golpe en el hombro.
—No quiero que te vuelvas a pelear—le señale con el dedo índice—Ya te lo había dicho ahora que me acuerdo—golpe su pecho con mi dedo—¿qué haría yo si te vas al hospital por cada cosa que me hacen? —di un paso adelante y él uno atrás—¿Crees que no puedo defenderme a mí misma?, no soy una chica inútil si eso es lo que crees, puedo defenderme en el momento que yo quiera, solo no lo hago porque he estado esperando el momento exacto...
—Oh, ¿de veras? —preguntó divertido, tomando mi mano para que ya no le golpeara.
—Sí.
—Y dime exactamente, ¿cuándo es ese momento?.
Levante mi otra mano y también le di un golpe con esa en el otro hombro, pero rápido la atrapo en el aire.
—Yo sentiré el momento—le saque la lengua.
—Tu eres una nena, no le pegarías ni una cachetada a alguien.
—¿Quieres ver que si?
—Ah, de acuerdo, adelante. —me enseño su mejilla.
—¿Qué?, no te voy a pegar.
Se rio mostrándome una linda sonrisa con dientes perfectamente acomodados y blancos.
—¿Por qué?...
—Por qué te lastimaría.
—Waho—fingió asombro.
—Si, así que ten más cuidado sobre a quien le faltas el respeto.
Miro mi rostro por unos segundos con una sonrisa y de un momento a otro ya tenía sus labios en los míos. Trate de separarme pues estaba algo sentida con lo que había dicho sobre mi supuesta debilidad, pero en segundos se me había olvidado. Coloque mis manos en su nuca, tomando su cabello entre mis dedos, moviendo nuestros labios en una sincronía perfecta. En realidad me di cuenta de cómo me gusta tenerlo así de cerca.
Un escalofrío me recorrió el cuerpo cuando Dylan coloco sus manos en mi cadera. Podría estar haciendo esto todo el día y no aburrirme, ¿quién se cansaría de besar a Dylan O'Brien?
Ambos nos fuimos separando de a poco, no sé qué me paso, lo juro, pero tenia tantas ganas de hacerlo...que...
—¿Acabas de morder mi labio? —preguntó Dylan arqueando sus cejas y tocando su labio inferior.
—¿Queeeeeee? —trate de reír pero me salió pésimo—Pfffffff no, no, no, no, claro que no....No.
Él sonrió de lado y me dio otro beso pero este fue corto.
—Okay, entonces no fue nada.
—No, lo más seguro es que estés loco.
El timbre sonó.
—Bueno, dime cuando estas libre para que mis padres se organicen también,
—Sip. —hice un sonido cercano a una bomba de chicle con los labios.
—Bueno, vamos a clases.
Cuando ya era hora de salida, me encontraba caminando por los pasillos cuando escucho que alguien grita mi nombre.
—Rick—dije seria.
Él muy idiota me miro de arriba a abajo, pues todavía tenía el vestido, pero luego dijo.
—Lo siento.
Fruncí el ceño, pero entonces me di cuenta de la marca en el ojo y su nariz roja. Con que esto hizo Dylan, eh.
—De acuerdo.
Me sonrió algo apresurado.
—Te ves bien, nos vemos—y salió como rayo.
Seguí con la mirada sus pasos hasta que lo vi irse.
—¿Rebeca? —Llego otro chico, al parecer era amigos de Richard porque ya lo había visto.
—Becky o Beca pero no Rebeca, por favor. Y, ¿si?...
—Bueno emm—hizo señas a unos chicos de atrás, que venían igual de golpeados que Richard o más—En nombre de todos—se refirió a los otros chicos de americano—Lo sentimos.
—Si...—completaron los demás.
Arquee una ceja.
—Tu casillero está limpio de pintura—dijo otro.
—Y si no tienes algunos apuntes, yo estoy en todas tus clases—me ofreció el primero que hablo.
—Bueno...gracias. —hable sin saber que más agregar. Y se fueron casi corriendo.—Eso estuvo bien, supongo—susurre con extrañada.
Y apenas di otro paso cuando escuche otra voz.
—¡Por supuesto que no! —ahora fue Gabriela.
Las chicas venían hacia acá conmigo pero Gaby las hizo a un lado cuando paso en medio de ellas empujándolas como peones.
—Gaby no tienes que...
—Escucha, tengo planes y estos te incluyen a ti—me interrumpió con sus palabras y una sonrisa.
—Pero las chicas...
—¿Qué?, ¿Quiénes?...¿Me acompañas o qué? —sonó autoritaria. Y me molesto saber, que ignoro por completo la existencia de mis amigas.
—Yo...
Dirigí mi vista a las chicas detrás de nosotras, y ellas parecieron mirarse con derrota ante mi decisión. No quería decepcionar a nadie...
¿Ahora qué hago?