Crown | Hiccup Haddock ¹

Oleh newtmas-

190K 19.2K 16.6K

[LIBRO UNO] Historia ganadora a los Premios Wattys 2021. C| ❝No vengo a quitarte tu trono, vengo a ponerte e... Lebih Banyak

𝕮𝐑𝐎𝐖𝐍
CONCURSOS
|1| Gráficos
|2| Gráficos
Volumen uno | Amistad prohibida
━━00: Introducción
━━01: Adaptación
━━02: La isla Berk
━━03: Hipo Horrendo
━━04: La decisión de Hipo
━━05: Entrenamiento contra dragones
━━06: Libro de Dragones
━━07: Viejas historias de Kain
━━08: Interacciones con Chimuelo
━━09: La llegada del Rey
━━10: Entre verdades y desastres
Volumen dos | Danza de Dragones
━━11: Nymeria
━━12: Acuerdos con Kain
━━13: El Consejo Real
━━14: Isla Fair
━━15: Una constelación
━━16: Hablando sobre el pasado
━━17: Volemos lejos
━━18: La Orilla del Dragón
━━20: Nordvind
━━21: ¿Confías en mí?
━━22: Sobre ti y sobre mí
━━23: Tormenta de Nieve
━━24: Snoggletog
━━25: Meses después
━━26: Cazadores
━━27: Danza de Dragones
━━28: La luz hacia el Valhalla
━━29: Amo de Dragones
━━30: La Corona
Datos generales + Agradecimientos
Anexo I | Furia Espectral
Anexo II | Pesadilla Cambiante
Anexo III | Kain

━━19: Migración Alacambiante

1.8K 215 444
Oleh newtmas-


┍━━━━━◦∘♔∘◦━━━━━

CAPÍTULO XIX

❛Felicidad, por primera vez. ❜

┕━━━━━∘◦♔◦∘━━━━━┙

 Feliz.

Sigrid se sentía feliz luego de mucho tiempo, sentía como si las cosas comenzaran a mejorar estando en Kain; lentamente comenzaba a aceptar a la persona que sería, en lo que se convertiría. Aceptar su destino fue lo que logró que siempre no huyera, se aferró a lo que quería lograr y los cambios prontamente comenzaron a notarse.

Cuando la veían en el pueblo ya no pensaban que seguía siendo la misma niña raptada por un dragón, veían lo mucho que había crecido, aprendido, estudiado. Lentamente comenzaron a creer en ella dentro del reino, tal como años atrás lo hicieron con su padre, su abuelo y su padre antes que él. Aquello solo la hacía sentir mejor consigo misma, la hacía sentir que estaba haciendo lo correcto, hacía que dejase de sentirse mal por la mínima cosa, que dejara de ver lo malo en el mundo y, al contrario, comenzase a preocuparse solo por lo maravilloso, lo bueno.

Hipo había influido notoriamente en ello, se seguían viendo, se seguían escribiendo para mantenerse al tanto de lo que ocurría con ambos, lo último que supo Sigrid fue que Hipo junto a los jinetes habían sido atacados por un grupo de Cola Quemantes en la Orilla del Dragón, obligándoles a buscar refugio en otras partes. Había querido ir a ayudarles, sentía la necesidad de hacerlo, sin embargo, sabía que aún había muchas cosas que debía aprender sobre lo que ellos hacían, no era muy buena peleando tampoco y sus estudios con el reino cada día se hacían más pesados. Su madre le daba nuevas lecciones, cada una más difícil que la anterior.

Dirigió una mirada cansada a los mapas que tenía frente a la mesa donde se encontraba sentada, a lo lejos escuchó a Said entrenar en conjunto con su hermano Daven, quien era de la edad de Sigrid. Al contrario del mayor, Daven era un poco más extremista y aventurero, siempre quería hacer más y raramente quedaba conforme; él tenía el cabello azabache, no tan corto, completamente despeinado, los ojos avellanas y la piel pálida con lunares y pecas y, al igual que todos los Warren, tenía esa mirada atractiva en su rostro. Sigrid había hablado muy poco con él, por lo serio que era.

—La historia está aquí —comentó con lentitud su madre, señalando los pergaminos—. Es necesarios que sepas el lugar de donde provenimos para conocer quién serás más adelante —continuó, Sigrid volvió la vista hasta ella y se recargó en su brazo—. Una princesa debe mostrar interés en lo que va a aprender —añadió al notar su postura adormilada.

—Pero ya me sé todo eso, lo he estudiado toda esta semana —respondió Sigrid, con un suspiro—. Habías dicho que hablaríamos de la otra isla y los problemas que están teniendo.

La Reina Kenia se sentó en la silla frente a ella y profirió un suspiro, dejando la pequeña vara con la que había estado señalando los mapas pegados sobre los muros que habían repasado durante esa semana.

—No podemos hacer nada de momento por Nordvind —dijo lentamente, Sigrid se inclinó sobre su mesa—. Es demasiado arriesgado, mandar nuevamente a los soldados del joven Warren es peligroso.

Sigrid infló los mofletes, recordaba Nordvind al haber sido el lugar donde fue llevada por el grupo de marineros que la rescató de la isla abandonada cinco años atrás. La isla Nordvind se trataba de una pequeña isla asentada aún más al norte que Kain, aquel fue el primer asentamiento de los kainianos hasta que prontamente el reino creció tanto que se vieron ante la necesidad de buscar nuevas tierras, porque no regresarían a su antiguo reinado al norte de Wessex o volverían al principio. Sin embargo, cuando dejaron Nordvind generaciones atrás algunas fieles familias se establecieron ahí para preservar la que fue la isla que les marcó el reinado en sus inicios y todo lo que habían logrado.

El problema ahora comenzó semanas atrás cuando recibieron noticias de que habían sido invadidos por vikingos, el mismo día que Sigrid había ido a la Orilla. Después de que hubiesen ido Kristoff y Said para checar la zona no pudieron acercarse más, al no saber qué tipo de tribu sería o si planeaban algo más. Era demasiado arriesgado tanto para ellos, como para las familias que vivían en Nordvind y ya estaban pasando angustias con aquellos vikingos como para llegar ellos también y complicar la situación.

—Debemos ayudarles —respondió Sigrid tras una larga pausa—. Debemos saber quiénes son esos vikingos.

Sabía que no era ninguna de las islas vikingas aliadas a Kain, aunque su padre hubiese deseado aliarse con todos, no todas las tribus vikingas eran pacifistas, a algunos no les importaba que quisiesen hacer las paces, el simple hecho de que creyeran en un Dios nada comparado con los suyos les hacía odiarlos y rechazar las ofertas. Así que no, no podían serlo.

—El Consejo lo discutirá esta misma tarde... Y no, sabes que no tienes permitido asistir —añadió Kenia con pesadez, cuando vio a Sigrid abrir la boca para decir algo. Desanimada, la ojimiel bajó el rostro—. ¿Por qué no vamos a la herrería?

Sigrid frunció ligeramente el entrecejo, alzando el rostro para verla, de forma confundida.

—No creas que no me iba a enterar de que mandaste pedir una espada —comentó—. Y, aunque sabes lo que opino de las armas, si te vas a volver a ir necesitarás algo para que te puedas proteger, no siempre debes confiarte de ese dragón tuyo.

Su madre tampoco confiaba en que tuviera un dragón no porque temiese que la lastimara a ella, sino porque temía que lastimaran a Nymeria y Sigrid terminase indefensa.

Ambas se pusieron de pie, increíblemente aquel día vestían de forma combinada, las dos tenían un vestido azul marino con mangas largas y el cabello suelto. Las ondas color café de Sigrid bajaban por su espalda hasta su cintura recogidas en una media coleta, mientras que su madre mantenía su cabello oscuro en un moño con algunos mechones a un lado de su rostro. Las personas en Kain veían que conforme Sigrid crecía, comenzaba a parecerse cada vez más a su madre y de no ser por la diferencia entre altura, cabello y piel las habrían confundido fácilmente.

—¿Entonces si podré ir con Hipo? —preguntó Sigrid esperanzada.

Su madre dio unas indicaciones a Felipe quien días atrás había comenzado a trabajar para la Reina luego de unos días de vacaciones, Kenia había pensado que lo mejor para volver al trabajo era que no fuese tan pesado y por ello había hecho que empezase trabajando para ella y se sintiera un poco más libre. Felipe entonces fue a recoger los mapas para llevarlos y, aunque la Reina fuese más estricta que el Rey, él se veía más relajado trabajando con ella.

—Me comentaste que sufrieron un ataque, aunque hayan pasado ya días de aquello debes ir —respondió calmadamente, avanzando a su lado fuera de los muros en dirección al pueblo—. La alianza con Berk implica apoyar en los momentos más necesarios, Hipo es el hijo del Jefe y tú debes mostrar tu apoyo como su futura esposa.

—¡Mamá! —exclamó Sigrid ofendida, en todo ese tiempo no había pensado en la alianza, no había querido hacerlo—. ¡No me voy a casar con Hipo! Él es mi amigo.

—Sigrid... —La reina la miró, estuvo a punto de decir algo, pero antes de hacerlo se giró y continuó su camino—. Vamos.

Durante algunos minutos, ninguno dijo nada, Sigrid sabía que lo mejor era no tocar el tema o ambas discutirían seguramente. En su lugar, pensó en su amigo.

—Mamá. —Sigrid inhaló profundo, comenzando a jugar con sus manos conforme avanzaban—. No tiene nada que ver con la alianza y no quiero tocar ese tema, pero ¿Hipo... Hipo te agrada?

—No lo conozco muy bien, he visto que es un buen muchacho —respondió ella—. No creo que él sea capaz de soportar nuevamente que te alejes, si es por eso que preguntas —añadió.

—No, no, no es por eso —replicó inmediatamente—. ¿C-cómo puedo compensar que lo haya alejado?

Había querido hacerlo, aunque Hipo había insistido en que no era necesario, que entendía y que no tenía algún problema, pero Sigrid se sentía con la necesidad de compensar haberse apartado. Bajó su mirada hasta sus manos, siempre que estaba nerviosa hacía eso mientras jugaba con sus dedos, no podía evitarlo. Kenia la miró de reojo, deteniéndose y, por consiguiente, haciendo que ella se detuviese también.

—Entiendo lo que tratas de hacer...

—Es que no es justo, no puede serlo, él no tuvo noticias mías por casi cinco años y, en cambio, yo sí supe de él —murmuró lo último—. Necesito hacer algo.

—Pasa más tiempo con él —dijo su madre, tomando sus hombros—. Empieza a conocerlo de nuevo y que él te conozca a ti.

¿Cómo haría eso? ¿Lograría recuperar esos años perdidos? No, era imposible, pero tenía que hacer el intento. Quería recuperar el tiempo perdido con Hipo, aunque muy en el fondo, quería hacerlo porque le gustaba estar con él, se sentía bien estando con él. Se sentía completa.

Llegaron a la Orilla dos días después, esta vez Sigrid iba acompañada de Said y de Kristoff, pues Lyanna aunque había querido ir con ellos tenía cosas que hacer en el reino y no podía distraerse tanto. En cambio Said y Kristoff, al no tener nada que hacer hasta que encontrasen la manera de resolver el problema de Nordvind, habían decidido acompañarla.

La migración Alacambiante había comenzado, por lo que los dragones comenzaban a llegar a la Orilla del Dragón y se quedaban unos días antes de irse, en cuanto se enteró Sigrid se ofreció a ayudar, teniendo a Nymeria sería más sencillo ayudar a que no se descontrolara todo con los dragones. Esta vez no les esperaron en algún punto, pues Sigrid se rehusó a que gastaran energías solo para ir por ellos e Hipo no pudo discutir contra ella.

Se encontraban en el salón principal luego de haberse saludado, Kristoff se había ido de inmediato junto a Patapez, pues quería aprender más sobre los dragones mientras que Said no había desaprovechado para escaparse con Astrid. Y Sigrid pensó que nada bueno saldría de eso. Mientras tanto, ella había decidido ayudar a Hipo con algunas de las piezas para construir su propio Ojo del Dragón, le habían explicado que servía para conocer más a fondo sobre todos los dragones y sus clases; así que, justo como años atrás, Sigrid había considerado apropiado ayudarle.

—¿Tienes todas las piezas? —preguntó poco después Sigrid, echando un vistazo a las pequeñas figuras de madera.

—Aún me quedan unos últimos detalles —respondió Hipo, Sigrid se inclinó para ver mejor la pieza, pasándole la que seguía—. Pero espero tenerlo pronto, lo necesito.

Sigrid se recargó sobre la mesa, para verlo trabajar sin responder ya nada. No pudo evitarlo, detalló su rostro y sus facciones al verlo concentrado y por más que trataba de apartar su mirada de él, simplemente no podía, vio sus pecas poco visibles sobre sus mejillas, sus ojos de un profundo color verde y los pequeños mechones que caían por sobre su frente de color castaño rojizo. Hipo estaba tan concentrado que no notó aquello, hasta que minutos después alzó el rostro para mostrarle su avance y esperar su aprobación.

—¿Qué pasa? —preguntó Hipo al verla recostada, esbozó una pequeña sonrisa sin mostrar los dientes al verla desde ahí.

—N... Nada —respondió Sigrid con un ligero rubor, se incorporó hasta terminar sentada nuevamente y miró el artefacto que el berkiano le pasó—. Te está quedando muy bien, no sé cómo era el anterior, pero me gusta mucho este —añadió poco después.

Hipo sonrió por su respuesta y ella se puso de pie después de dejar la base del Ojo del Dragón sobre la mesa, asomándose por fuera para ver como Nymeria se entretenía asustando a Patán y negó al verla. Hipo volvió a su lado minutos después, a la par que Sigrid se recargaba sobre el marco y lo miraba de reojo.

—¿Recuerdas qué habías querido una nueva montura? —preguntó el ojiverde, mirando los mieles contrarios, la castaña se giró para verlo y asintió—. Pues, no pude evitarlo y te la hice yo mismo.

—¡Hipo! No tenías por qué hacerlo, no quise ser una molestia —dijo algo asombrada, a lo que el vikingo negó.

—Quise hacértelo, ven.

Hipo tomó su mano para guiarla hasta su cabaña y Sigrid lo siguió, sin oponerse. «¿Los amigos se toman las manos?» No pudo evitar preguntarse, pero en cuanto lo hizo se ruborizó y agradeció que la vista de Hipo estaba enfocada al frente. Sin embargo, se respondió mentalmente que sí.

Después de que llegaron, el vikingo se separó para buscar entre sus cosas con Chimuelo dando vueltas alrededor de Sigrid quien se había acercado a él para darle varios mimos, que el dragón aceptó gustoso, sacando su lengua y cerrando sus ojos. Minutos después, la kainiana terminó sentada aun dándole caricias al Furia mientras Hipo llegaba con la montura, las manos de Sigrid se detuvieron asombradas al ver la montura que había hecho.

Se trataba de una silla de montar, hecha de piel que el berkiano había pintado de color azul marino, con algunos adornos de escamas similares a las que tenía Nymeria y decoraciones de estrellas de un tono azul cielo. Sigrid se incorporó de inmediato acercándose a verla, de la parte trasera tenía respaldo para que se pudiese recargar el cual era movible y le permitía bajarlo para que se hiciese la montura más larga.

—Es para cuando traigas a Lyanna contigo o alguien más —explicó Hipo, señalando el respaldo, el cual terminó acostando hasta que la montura se vio para dos personas y que luego volvió ajustar para que terminase como una silla.

—¡Te quedó maravilloso, Hipo! —Sigrid saltó de la emoción, con ojos brillosos al verla e Hipo río ligeramente, nervioso—. Me encanta.

—Y puede volverse invisible —comentó Hipo, enfocado en señalar la montura para no ponerse nervioso—. Utilicé la piel de los Alacambiantes que han ido dejando y por eso se ve color azul, podrá ayudarte a pasar desapercibida.

—Hipo, en verdad, no tenías por qué hacerlo —murmuró la morena, emocionada y nerviosa—. Muchísimas gracias, me ha encantado.

No esperó a que él respondiese y lo abrazó, para después ponerse de puntillas y dejar un beso sobre su mejilla y ambos se pusieron rojos.

Media hora después, ambos estaban de vuelta en el salón principal junto a Patapez, Kristoff, Said y Astrid. Los gemelos no estaban, ni Patán, Sigrid tenía entendidos que en la migración Alacambiante Brutacio se divertía asustando a todos y, honestamente, estaba agradecida por no haberlo visto, con lo rápido que se asustaba.

Cada uno de los presentes tenía algo que hacer, Astrid limpiaba su hacha favorita mientas decía a Sigrid como limpiar su nueva espada, que era más liviana y chica que una espada normal, totalmente adaptable para ella. Said se encargaba de cuidar a Vhagar y darle algunos mimos para que se relajase por el viaje de horas atrás y porque le encantaba demostrarle su afecto, ganándose algunas miradas de Astrid que sonreía ligeramente, antes de continuar con lo suyo. Patapez, mientras tanto, se encontraba escribiendo en una mesa al fondo, Hipo escribía algo sobre una libreta, sentado en el suelo, recostado sobre Chimuelo y Kristoff llamaba desde afuera a Nymeria que estaba más feliz que nunca por haberse topado con varios Alacambiantes.

A los minutos después, Patán apareció en la entrada lleno de basura sobre su cabello y el rostro derrotado, se recargó sobre el marco de la entrada, respirando de forma entrecortada.

—No pregunten, porque no quiero hablar de ello —pronunció, todos le echaron una mirada indiferente, antes de volver a lo suyo—. ¿Tienen idea de lo que he pasado? —añadió indignado de que no le hubiesen hecho caso—. Esta migración Alacambiante acabará conmigo —comentó, sacándose una basura del hombro mientras se adentraba al montículo.

—Patán, si dejas solos a los Alacambiantes se irán en un par de días y no tendrás que preocuparte por ellos —comentó Patapez quien se había puesto de pie y señalaba por fuera a un Alacambiante antes de que se volviese invisible—. Pasamos por lo mismo cada año.

—Los ponen nerviosos —comentó Hipo poco después, dejando su libreta sobre el suelo—. Todos esos gritos y saltos les enfurecen y eso hace que se queden más tiempo —explicó incorporándose, comenzando a sacudir el polvo de sus pantalones.

—¿Entonces es mi culpa? —preguntó indignado Patán, cruzándose de brazos.

Sigrid vio unas manos detrás de él pintadas del color de la madera de las paredes y gritó espantada al mismo tiempo que Patán cuando las manos de Brutacio lo tomaron del hombro.

—¡Soy un Alacambiante! —exclamó Brutacio saliendo de la pared, Sigrid soltó la espada llevándose una mano al pecho aterrada, pues no se había dado cuenta en qué momento había terminado ahí. Patán terminó cayendo sobre el agua—. ¡Alacambiante, fuera!

Y se fue entre extraños saltos. Poco después de aquello se escuchó el sonido del cuerno avisando la llegada de alguien, Sigrid fue la última en bajar junto a Astrid quien la había llevado consigo. Ahí abajo, en el muelle, se encontraba el barco de uno de los habitantes de los Defensores del Ala, un reino por lo que tenía entendido Sigrid. El joven tenía el cabello entre rubio y anaranjado, largo y rapado de los lados. Su vestimenta era de color verde, con la armadura y hombreras de color negro.

—Throk —comentó Hipo desde la orilla del muelle, con Said a su lado analizando al recién llegado—. ¿Teníamos planes?

—He venido a sus costas a cumplir una misión personal y de gran importancia —explicó el mentado Throk, sujetando con una soga su barco en el muelle.

—Bien, ¿cómo podemos ayudar? —continuó Hipo, curioso.

—Que me indiquen donde está la fragante salvadora de este hombre, Brutilda Tortón. —Todos compartieron miradas extrañados, Said fue lejos a sentarse—. He venido a tomar sus pies.

—Querrás decir "tomar su mano" —comentó Hipo, ayudándole a subir.

—No, la tomaré por los pies, la cargaré en mi hombro y la llevaré a mi isla, donde vivirá hasta su muerte como mi leal esposa.

—¿Qué? —Astrid arrugó el rostro.

«Reinos», pensó Sigrid con malestar. Muchos de ellos eran así.

—¿Ella lo sabe? —preguntó entonces Patapez.

—Esto va a ser divertido —dijo Said, esbozando una sonrisa, antes de llevar sus manos detrás de su cuello.

—¿Acaso importa? —Sigrid se llevó una mano al rostro y Astrid empujó a Patapez para acercarse hasta Throk.

—¿Bromeas?

Pero Astrid no pudo acercarse más cuando Sigrid se interpuso, sospechando lo que haría.

—Throk, el concepto de boda es un poco diferente aquí —explicó Hipo.

—No digas más, nosotros también nos ablandamos con los años —comentó Throk y Sigrid dejó que Said se acercase a detener a Astrid, que comenzaba a enojarse—. Sin el garrote para llevarse a la novia, es mucho más difícil.

Aquello fue la gota que derramó el vaso, Sigrid inclusive se enojó sacando su espada cuando Hipo la atajó de la cintura. Said, por su parte, alcanzó a cargar a Astrid por el hombro quien ya había sacado el hacha en dirección a Throk.

—Me parece que te llevaré yo a mi isla para casarnos —comentó sonriente Said, era más alto y fuerte que Astrid por lo que no podía librarse de sus brazos; sin hacerlo, avanzó para llevarla lejos de ahí—. ¡NO, ESTÁ BIEN, AUCH! Agresiva.

—¡Patapez! Esto es más tu especialidad, ¿por qué no te ocupas? —preguntó Hipo, llevando consigo a Sigrid roja del enojo y la indignación—. ¡Ansío saber que deciden!

Patapez permaneció ahí junto a Throk, antes de escuchar los gritos por parte de los hombres, aunque más de Said quien gritaba: «¡Mi cabello! ¡Eres una mujer sin sentimientos!» y después: «Así me gustan, agresivas y vikingas» acompañado de muchos gritos de dolor. Los gritos de Hipo, por su parte, ya se habían hecho más lejanos, sobre todo porque Sigrid ya conocía como se arreglaban los matrimonios en el reino y porque Hipo había alcanzado a quitarle la espada, pero sí que le había dado unos buenos golpes, aunque nada comparados con los golpes y hachazos que había recibido Said.

Algunas horas más tarde, Sigrid había dedicado su día para alejar a algunos de los Alacambiantes con ayuda de Nymeria, no a todos porque eran bastante tercos, pero sí una parte de ellos.

Se rehusó a que los demás trataran de ayudarla, de manera que duró varias horas hasta terminar completamente exhausta. Desmontó a Nymeria cerca de una zona repleta de arbustos, donde encontró a Brutacio recostado boca abajo viendo debajo de ellos; Sigrid decidió ser sigilosa también y se agachó hasta terminar a lado de él, cubierta por las alas de Nymeria que le seguía de forma invisible.

—¿A quién espiamos? —susurró Sigrid, revelándose bajo las alas invisibles de Nymeria, abajo de ellos se escuchó un llanto que la hizo fruncir el ceño.

—¡Por Loki, Sig! —exclamó en un susurro Brutacio, llevándose una mano al pecho asustado—. Casi me matas del susto, bueno, ya estoy muerto, no puedes matarme dos veces —añadió.

Sigrid frunció más el ceño, acercándose más para ver a Patapez cargando un costal con sal, el cual lanzó a lo que parecía ser una tumba, llena de extraños objetos.

—Descansa, amigo salinizado —murmuró tristemente, con el rostro cabizbajo. La vista de Sigrid se desvió entonces de Patapez a Brutacio, comprendiendo un poco de que iba el asunto—. Descansa. —Se dejó caer sobre sus rodillas, alzando los brazos hacia el cielo—. ¡¿POR QUÉ?! ¡¿Por qué, Odín, por qué?! ¡Debiste llevarme a mí! —continuó cabizbajo, antes de que Albóndiga lo tomase del cuello de la camisa—. ¡No, Albóndiga, no me quiero ir! ¡Es la última vez que lo veré! —Patapez alzó los brazos en dirección a la tumba, rehusándose en ir, pero Albóndiga lo llevó lejos.

—¿Por qué has fingido tu muerte? —preguntó entonces Sigrid, curiosa.

—Asuntos del corazón.

—Ah, es bueno saberlo.

Brutilda poco después dio un par de palabras, donde se delató Gallina y mencionó algo llamado «Schielbeldorg» que Sigrid no entendió. Poco después, supo que Brutacio había fingido su muerte para que Brutilda pudiese decidir por sí misma si se casaría con Throk o se quedaría con él.

Cuando Sigrid caía dormida, no había manera de que la hiciesen despertar hasta que no fuera al día siguiente. Así que en la mañana se enteró que Brutilda había adoptado al dragón que "supuestamente" se había comido a Brutacio, llamándolo Brutón. 

La mañana había amanecido soleada, aquel día llevaba una falda de piel que Astrid le había prestado con algunos picos (porque había rechazado amablemente la que tenía calaveras) y una blusa color tinto, acompañada de sus habituales botas de piel negro y el cabello suelto. Aún iba algo adormilada cuando se encontró a Hipo yendo en dirección a Brutacio, por lo que no dudó en acompañarlo.

—Esto se acabó. —Fue lo primero que dijo Hipo entrando al montículo donde Brutacio se encontraba recostado en el piso superior con Gallina y Maléfico como compañía. Sigrid suspiró, pensando en cómo bajar a Maléfico de ahí—. Este plan tuyo se salió completamente de control —continuó, con las manos sobre la cintura—. Le dirás a Tilda que estás vivo antes de que ese Alacambiante o uno de sus amigos se coma a alguien.

—Bien. —Brutacio suspiró—. Tachemos "Hipo no puede darte órdenes" —comentó a Gallina y a Maléfico—. Aun muerto, soy un mero siervo de este dictador cojo de mentón poco pronunciado.

—Grandioso —dijo Hipo, Sigrid estiró los brazos al techo para que Maléfico saltase, mordiéndose el labio inferior para no reír—. Terminemos con esto, ¿sí? —comentó, saliendo del montículo, Brutacio se incorporó y le pasó a Maléfico mientras Sigrid iba detrás de Hipo, escuchando de fondo el grito de Brutacio al resbalar y caer al suelo.

Unos minutos después tuvieron que salir a ayudar a Throk que en su desesperación por integrar a Brutón a la familia lo había terminado montando, con los demás Alacambiantes a la deriva tratando de atacar. Sigrid y Said ayudaron a alejar a algunos con sus respectivos dragones, al estar familiarizados. Poco después, pudieron limpiar la imagen de Brutacio del dragón, calmando a la manada antes de marcharse todos siendo invisibles.

Y Sigrid pasó el resto del día junto a Hipo, sintiendo los días en la Orilla cada vez más emocionantes.

ALGUNOS DATOS SOBRE LA SERIE 

(para los que no han leído):

OJO DEL DRAGÓN: Es un artefacto que sale al inicio de la serie Race to the Edge, funciona como un proyector que es iluminado por el fuego de algún dragón, tiene varias lentes, cada una de ellas revela información nueva sobre dragones o islas.

THROK: Es un personaje de la serie que salió por primera vez en la tercera temporada, es el segundo líder de los Defensores del Ala, después de la reina Mala, es muy protector con ella y en uno de los capítulos se vio muy apegado a Brutilda tras una "deuda de vida". 

DEFENSORES DEL ALA: Ellos, por su parte, pertenecen a una tribu no vikinga, se trata de una monarquía gobernada por la Reina Mala, que es muy protectora sobre su reino y todos los dragones, que los Defensores ven como seres santos; especialmente el Erupciodón, un dragón que vive dentro de un volcán en Caldera Cay y le impide explotar, por lo cual es adorado como el Gran Protector. Los Defensores frecuentemente le ofrecen tributo, como comida y flores. 


Lanjutkan Membaca

Kamu Akan Menyukai Ini

2.1K 200 8
Esto lo hago con el fin de entretener. mucho de lo que voy a explicar aquí ya tiene un significado definido por el mismo tae o incluso cosas triviale...
9.9K 784 28
₊ ˚ 。 ˙ʚ 2yeon ɞ˙ 。 ˚ ₊ ˚ 。୨୧ 𓈒 Im Nayeon es una chica bastante popular en su escuela, tiene muchos pretendientes, pero siempre ha rechazado a to...
621K 51.4K 167
~SINOPSIS DE LA 1ª PARTE~ Anya Forger, la adorable y telepática niña, se ve envuelta en un enredo de rumores junto con Damian Desmond, el hijo del pr...
47K 3.3K 11
La familia Malfoy contrario a lo que muchos pensaban eran una familia amorosa como cualquier otra. Claro que no todo era perfecto, eran Hermione Gran...