RAMÉ ✔️

By mondhanna

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Erase una vez una niña llamada Jade y un niño llamado Asher, ambos eran víctimas de los daños colaterales de... More

PRÓLOGO
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
CAPÍTULO 41
CAPÍTULO 42
CAPÍTULO 43
CAPÍTULO 44
CAPÍTULO 45
CAPÍTULO 46
CAPÍTULO 47
CAPÍTULO 48
¡IMPORTANTE!
CAPÍTULO 49
CAPÍTULO 50
CAPÍTULO 51
CAPÍTULO 52
CAPÍTULO 53
CAPÍTULO 54
CAPÍTULO 55
CAPÍTULO 56
CAPÍTULO 57
CAPÍTULO 58
CAPÍTULO 59
CAPÍTULO 60
AGRADECIMIENTOS

EPÍLOGO

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By mondhanna

— ¡Papi, papi! — chilló Tony desde la sala a donde había ido por un par de juguetes con la promesa de que volvería para seguir ayudándome a guardar todas las cosas que descansaban en la cocina.

O al menos eso creía él, en realidad no era como que un niño de tres años hiciera mucho, cada que veía algo que le parecía comestible se entretenía en ello. Era como tener la mente en dos cosas: la nostalgia y mi hijo.

Pero al menos era buena compañía para evitar las lágrimas.

— ¡Miren quién está aquí! — exclamó Asher a lo lejos — ¡El bebé más hermoso del mundo!

— Oye, tu me dijiste que yo era el niño más hermoso del mundo hace tres minutos. — reclamó Nathy mientras entraba a la cocina, con sus rizos colgando a la altura de su barbilla — Mamá, papá es un mentiroso.

Ya no era un pequeño bebé que corría a mis brazos encantado, ahora era un bebé un poco más alto que comenzaba a pulir su carácter, pero con la misma esencia. Ahora él decidía las cosas que quería y aunque en veces corría por consejos a mi, intentaba ser independiente.

¿En qué momento había crecido tanto?

— Así son la mayoría de los hombres Nathy, deberías de tenerlo en cuenta para cuando seas grande. — respondí con una sonrisa burlona mientras continuaba con la siguiente caja, sin prestar demasiada atención en el hombre que irrumpía en mi casa.

Sabía exactamente cómo lucía, había pasado años apreciando su rostro como para no saber de memoria la forma en que sus ojos brillaban ante la confusión y su sonrisa nerviosa tiraba de las comisuras de sus labios sin saber bien qué hacer; perdiendo la cabeza.

Tal vez de ser otro momento me reiría de su expresión o me tomaría un segundo para apreciar lo adorable que se veía cargando entre sus brazos a nuestro pequeño, quien estaba de cabeza mostrándonos a todos su ropa interior; porque Tony Faith no usaba pantalones al menos que le compraras un kilo de fresas. Una extraña regla que él se había inventado y seguido desde hace un par de semanas.

Decir que mis dos pedacitos de corazón eran la réplica exacta del hombre frente a mi era poco, aunque Anthony y su — para nada — sútil carácter ya le estaba haciendo pagar todas las que él había causado cuando era pequeño. Él era como un remolino sin interruptor y el dueño del drama en cuanto hacía un berrinche, además de orgulloso e inteligente;  pero también era dulce y aún portaba toda la esencia de un bebé que corría hacia ti al menor inconveniente.

— Buenas tardes, señora Jade. — saludo Asher fingiendo seriedad mientras sentaba a Tony sobre el mesón de la cocina y depositaba un par de besos en su frente — No creo que todos los hombres sean iguales.

— Hola. — saludé — Tienes razón, no todos solo que parece que yo tengo mala suerte.

Nathaniel se sentó a un lado de su padre antes de abrazarlo con la misma expresión de confusión que puso Tony al notar el tono indiferente que escapaba de mi.

— ¿Fecha? — balbuceo mientras extendía una de las frutas en mi dirección, supongo que Asher le había comprado un par en el camino.

— Gracias, amor. — sonreí antes de tomarla y darle una mordida, sin pensar demasiado en los lugares curiosos donde mi hijo pudo haber dejado esa fresa antes de llegar a mi boca.

Nathy pasó su mirada de su padre hacia mí, frunciendo cada vez más su ceño hasta que tomó una postura seria; con las manos entrelazadas sobre el mesón y la espalda recta: — ¿Qué pasa entre ustedes?

— Nada. — respondimos ambos al unisón.

Era una regla: No importaba qué pasará, jamás pelearíamos delante de los niños.

Ellos no tendrían la misma historia que nosotros, merecían el mundo y las estrellas si querían y nosotros siempre trataremos de dárselas. Haríamos que su infancia fuera como un cuento de hadas.

— Ven Tony, creo que mamá y papá necesitan hablar antes de irnos. — respondió tomando a su hermano menor entre sus brazos y recibir una fresa de él — Le prometí a Mark que le mandaría una foto de mi habitación vacía y también evidencia de que llevaría conmigo el marco de la puerta con nuestras medidas.

Y, después de tantos años, la casa se quedó en completo silencio cuando las voces de mis pequeños se fue apagando poco a poco hasta quedar en la nada.

Cuando pensaba que las cosas no podrían ponerse perdón, Asher se recargó sobre el mesón de la cocina con cautela con los nervios latiendo en su corazón: — Te perdono.

— ¿Disculpa? — pregunté encarnando una ceja.

— Que te perdono, sé que eres demasiado orgullosa para pedirmelo. — respondió tan seguro que deseé tener una grabadora de voz y volver a escuchar su respuesta hasta que me quedara claro — Así que te perdono.

— ¿Y qué te hace pensar que yo te pediría perdón? — inquirí molesta.

— No hablas en serio, ¿verdad? — suspiró — Tu fuiste quien me corrió esta mañana de la habitación semidesnudo. Sabes que Tony supera a Nathy en las preguntas incómodas, y me lanzaste a él cuando se iba levantando.

— Me estabas fastidiando. — respondí encogiéndome de hombros.

Era difícil fingir delante de él, cuando era la única persona que me hacía sentir que podría leer mi mente y leer mis movimientos incluso antes de que yo pudiera comprenderlos.

— Los últimos tres meses era el hombre de tus sueños, ¿y ahora soy un fastidio? — preguntó con una sonrisa divertida, ¿qué le daba gracia? — ¿Estás molesta por qué te llevé a que te inyectara? ¡Jade, ni siquiera los niños hicieron tanto drama!

— Los últimos tres meses me hacías tener orgasmos y eras lindo conmigo. — aclaré — Y esta semana me llegaste con la noticia de que habías comprado una casa, y la idea estúpida de tu castidad hasta llegar al matrimonio.

» Y te recuerdo que Nathy apenas comenzó a llamarte "papá" la semana pasada porque aún estaba muy enojado contigo. Y a Tony lo compraste con un pay de fresas, no vale.

Asher soltó una carcajada antes de acercarse a mí, con la advertencia de que si intentaba huír de él me alcanzaría y si los estragos de la enfermedad me hacían vomitar por la agitación sería meramente mi culpa.

— Esos orgasmos eran meramente con un fin reproductivo, que por cierto aún no te perdono que hayas obligado a tu ginecologa a mentirme al respecto de los días fertiles y me tuvieras todas las semana desvelándome. — dijo riendo mientras me abrazaba, cuando al fin sus manos se libraron de los pequeños golpes que acertaba contra ellas en un intento mediocre de alejarlo — Siempre he sido lindo contigo, amor.

» ¿Estás enojada porque compre la casa que claramente me dijiste que querías o porque no te he hecho gemir en una semana?

— La segunda. — respondí de mala gana mientras intentaba ocultar mi sonrisa.

— Bueno, esa casa se tendrá que estrenar algún día. — susurró con coquetería mientras sus manos bajaban más allá de mis caderas — Aunque claro que todo sería más fácil si cierta persona no ignorará cierto anillo que descansa en la mesilla de noche que está de mi lado de la cama.

— ¿Ves? — señale mientras intentaba separarme de él, pero era claro que no era una opción — Vas a empezar de nuevo.

— Esa infección estomacal te está volviendo muy chillona. — negó Asher con una sonrisa divertida antes de besar mi mejilla a la fuerza — Jade, ¿qué te preocupa?

» Tengo toda una vida amandote, tenemos dos hermosos hijos y hace nada intentamos tener otro solo porque creímos que sería divertido planear un embarazo. — susurró, como si quisiera que todos sus sentimientos quedarán en un pequeño secreto que nuestros corazones guardarán — Y ahora tenemos una casa nueva en donde podrías sólo mandarme a la mierda cuando te molestes conmigo en las noches, ¿qué más necesitas para decirme que sí?

— ¿Por qué estás tan obsesionado con casarte? — pregunté.

Necesitaba desviar su atención de lo importante, ¿y qué mejor idea que negarme a aceptar con lo que llevaba fantaseando las últimas semanas?

— Porque te amo.

— ¿Y no puedes amarme si no estamos casados? — inquirí, ganando el papel de víctima.

— Llamame caprichoso, pero quiero llamarte mi esposa e imaginarme la lencería que usarás en nuestra noche de bodas. — respondió con coquetería, mirándome divertido — Es parte de mis fetiches.

» Hablemos en serio.

— ¿Te parece que esto es una broma? — pregunté.

Asher me observó un par de segundos, como si intentará comprender qué era lo que mi mente tramaba esta vez ante mi cambio repentino de humor aquella mañana. Y decir que el corazón se me derritió un poco cuando los pequeños mechones que escapaban de su corta cabellera acariciaban mi frente, era poco.

Estaba intentando buscar el momento correcto, pero parecía que era imposible cuando tenías tres hombres con la sangre Faith en sus venas persiguiendote día y noche. Así que mi última opción era utilizar todo aquello que consideraba un talento en mis años viviendo bajo el élite de mi ciudad natal: Drama.

— Sé lo que es vivir sin ti Jade, sobrevivía a cinco años sin saber de ti mientras que intentaba seguir y ahora estoy en mi estúpida definición de vida perfecta, no quiero perderla. No sé si es muy tonto pensar que el prometerlo al mundo, a Dios o el universo lo haga más real y también me pone muy cachondo imaginarte con un vestido de novia. — dijo con seriedad, tomando por sorpresa. No pensaba que fuera a tomarse muy en serio todo — ¿No quieres casarte conmigo? ¿Es por Ezra?

Ezra.

Apenas habían pasado un par de semanas de la última vez que Asher pasó la noche consolándome después de que Nathy dejará de hacerlo también y cayera dormido a lado de Baloo. Aquella tarde nos habían llamado de la escuela, diciéndonos que Mark y él se habían escapado, y después de que cada uno de los Faith amenazara con traer al FBI para buscarlo, lo encontramos en la estación de bomberos donde aún estaba grabado su nombre junto al de todos los demás corazones que aquella noche dejaron de latir.

Él estaba a punto de perder la cabeza porque en medio de una biografía que su profesor de literatura les hizo escribir cayó en cuenta que comenzaba a olvidar el dulce sonido de su voz, y sólo necesitaba regresar a los lugares donde alguna vez le confesó a Asher que lo podía sentir como si estuviera ahí cuidando de él.

Y yo también temía lo mismo, pero no lo suficiente como para huir de Asher.

— El fastidiarte con la boda sólo es algo con lo que me encanta insistir porque te sonrojas y después te molestas, aunque acabe corrido de tu habitación a media sesión de besos. —  continuo cuando no respondí — Entiendo si no quieres volver a casarte o si te da miedo, ¿lo sabes verdad?

No me daba miedo.

— Deberías de ser un imbécil, no un encanto. — respondí rodando los ojos antes de abofetear su pecho a modo de juego — Me haces difícil querer odiarte.

— Dentro de los términos de la castidad que el padre me dió no venía nada acerca de besos en la cocina. — dijo con una gran sonrisa, dejando en el pasado el fantasma de su seriedad.

— Bueno, a algo me tengo que aferrar. — respondí encogiéndome de hombros antes de que sus labios presionaran los míos con suavidad. Dejándome asombrada como la primera vez.

Asher había cambiado demasiado desde la llegada de Anthony y se había obligado a dejar cada uno de sus miedos atrás mientras que hacía el papel del mejor padre del mundo. Y entre todas cosas que se quedaron en el camino, se arrumbaba su temor al hablar de sus sentimientos; ahora no temía recordarme que me amaba o decirle a su familia que le importaba. Ni hablar de sus hijos.

Él amaba pasar las tardes a su lado, jugando en el suelo, siguiéndolo en sus aventuras y hablando con ellos acerca de cualquier cosa que ellos quisieran. Dejó atrás todo para convertirse en el padre que siempre soñó con tener y al que yo recordaba.

No podía evitar emocionarme al recordar aquella tarde de otoño cuando fuimos al parque y mientras que yo jugaba con Tony en la caja de arena él se sentaba en los columpios junto a Nathaniel a hablar. La forma amorosa en la que le respondió a Nathy, cuando él le preguntó si era extraño porque las niñas no le parecían lindas como a todos sus amigos, y Asher le dijo que lo único extraño que él podría tener era no poder apreciar la belleza en las personas más allá de si fueran niños o niñas.

Y después tomó una postura sobreprotectora frente a cualquier persona que creyera correcto preguntarle a mi bebé acerca de si ya se había hecho una novia en la escuela.

— Te amo. — susurró con una pequeña sonrisa cuando la punta de su nariz acarició la mía con suavidad — Aunque seas una enojona.

— Tu haces que me vuelva una enojona. — respondí, creo que el momento perfecto se nos había adelantado un poco, ¿y quién era yo para dudar sobre las sorpresas que la vida nos ponía a veces? — Se te está haciendo costumbre, por tercera vez,

Asher.

— Creo que llevo más de tres veces, nena. — respondió divertido antes de depositar un beso casto sobre mis labios y apartarse de mí para caminar en dirección al mesón justo a aquella caja que estaba segura que haría que perdiera la cabeza por el desorden que contenía — Ahora hay que acabar de empacar lo poco que queda, porque estoy seguro que esos dos pequeños no me perdonaran si no hacemos aquella pijamada que les prometí en la sala de cine en la nueva casa.

— Sólo tres que valen realmente la pena. — respondí ignorando lo último mientras lo observaba comenzar a sacar todo de la caja — Aunque también me vuelves llorona y cachonda al mismo tiempo, muy raro.

La pequeña risa que brotó de entre los labios de Asher se cortó en seco cuando, el par de mamilas y platos de las caricaturas favoritas de Tony, se encontraron sobre el mesón revelando la pequeña sorpresa que escondía adentro.

— Jade... — masculló cuando una pequeña barra descansó en sus manos, mostrando la tapadera azul. Había algo hermoso en la manera en que sus manos temblaban bajo ésta que me recordaba a la primera vez que yo sostuve una entre mis manos a los dieciocho años  y comprendía que lo único que sabía en ese momento era que mi vida estaba a punto de cambiar — Creo que Nathaniel embarazó a alguien.

Yo no quería, pero a penas pude evitar entonar una carcajada al escuchar la absurda respuesta que su cerebro en trance logró formular: — Creo que Mark aún no descubre como lograr embarazarlo, pero conozco a alguien que tiene cierta experiencia en ello.

— ¿Esto es una broma? — preguntó girando en mi dirección.

Mostrándome sus hermosos ojos azules llenos de lágrimas y la enorme sonrisa que amenazaba con hacer explotar sus mejillas.

— Si, no tienes una idea de lo mucho que nos hará reír en nueve meses. — respondí riendo mientras un par de lágrimas de felicidad escapaban por mis mejillas.

— ¿Qué no estabas enojada conmigo en la mañana? — preguntó confundido.

¿Por qué no solo me abrazaba y me decía lo mucho que me amaba?

— Tenía que hacerme la prueba y quería sorprenderte, así que necesitaba que te fueras lejos de mi un par de horas para que no me escucharas llorar en el baño. — respondí divertida. — Es que a veces eres muy chismoso cuando tus hijos no te hacen caso.

— ¿Sorprenderme?

— Sí, me pareció tierno poder darte la noticia con una pequeña sorpresa. — asentí — Las otras veces no pude hacerlo.

— ¿Acaso dices que regresar a la ciudad después de cinco años con mi hijo o huir por segunda vez mientras nuestro segundo hijo venía en camino no fueron sorpresas? — preguntó encarnando una ceja.

— Una que yo decidiera. — respondí rodando los ojos — Asher, te estoy diciendo que estoy embarazada de nuevo, ¿podrías actuar normal?

— Perdón, creo que mi mente se apaga con tan poco drama ahora. — asintió riendo antes de acercarse a mi — ¡Un nuevo bebé! — exclamó posando una mano sobre mi vientre con suavidad — Te amo mucho.

— Te amo más. — respondí sin dudar — Y creo que tendrás que ir pensando en cambiar la talla de ese anillo, porque mis dedos no tardarán en hincharse un poco.

Asher apenas tuvo tiempo de reaccionar a mis respuesta cuando nuble su mente con un beso, hasta que la sensación de no estar más solos me obligó a controlarme.

— ¡Mama, ¿ya le dijiste?! — exclamó Nathaniel asomando su cabeza por el umbral de la puerta junto a Tony quien tiraba de la cola de Baloo, el cual no parecía tomarle demasiada importancia.

— Espera, ¿él sabía? — preguntó Asher con el ceño fruncido.

— Tony le lanzó la prueba a Baloo mientras jugaban y ya sé leer, papá. — asintió Nathy divertido — Además de que mamá andaba muy rara cuando notó que todos no curabamos de la infección, menos ella.

» Mira Tony,  ahí adentro de mamá hay un bebé.

— ¿Bebé? — preguntó el pequeño mientras corría a los brazos de su padre, antes de apartar mi blusa sin cuidado y pegar sus ojos a mi ombligo como si pudiera ver algo a través de él e intentar meter una fresa — Tomá, fecha.

— No Tony, aún es muy pequeño. — negó Asher divertido mientras que un par de lágrimas escapaban alegres.

— O pequeña. — susurré mientras su mano tomaba la mía.

— Estas loca. — negó enseguida antes de robarme un beso el cual nuestro hijos no tardaron en responder con una mueca de asco.

Y después de un par de abrazos y besos por parte de los tres hombres con los que había formado mi pequeña familia, todos emprendimos la nueva aventura de aquella casa que prometía ser nuestro nuevo hogar. Abandonamos el departamento que nos vió desvelarnos hasta noche con los llantos de un bebé, las locuras de Nathaniel o los días en donde la castidad de Asher quedaba en el olvido.

— Entonces le dije que podía comprar las galletas de animalito si quería mientras me quitaba los zapatos para que estuviéramos descalzas las dos, ¡Y me dijo "Gracias mamá, eres la mejor"! — exclamó Cara antes de parpadear rápidamente para evitar echarse a llorar — Fue el mejor momento de mi vida Jade, soy una madre completa.

— Te dije que solo tenías que tener paciencia, son buenos niños. — respondí mientras me obligaba a cerrar los ojos.

La vida de Cara no había cambiado menos que la mía con el paso de los años desde que nos conocimos en aquel bar de los suburbios de la ciudad. Había pasado de tener una relación inestable y llena de idas y venidas con el detective sexy a casarse con él y emprender la aventura de publicar un libro en donde, literalmente, le enseñaba a las personas a cómo tener sexo.

Y ahora daba el siguiente paso en la maternidad, después de un año complicado cuando se enteró que no podría tenerlos por su cuenta; hasta que aceptó entrar al sistema como padres adoptivos y después de un par de meses habían encontrado a su familia; unos mellizos de diez años y un bebé de seis meses que habían quedado huérfanos cuando la casa en donde vivían explotó mientras ellos estaban en la escuela; sus padres tenían un laboratorio de metanfetaminas en el garaje.

Era verdad que al inicio ambos habían visto el límite de su paciencia porque los niños jamás habían tenido nada de lo que les habían dado, ni siquiera camas y los mellizos solían ponerse a la defensiva en cualquier momento. Pero después de los meses al fin acabaron aceptándonos y queriéndolos.

— ¡Estas lista! — exclamó Cara mientras se apartaba del espejo para que pudiera verme — Te ves hermosa.

Me había maquillado con sutileza, resaltando mis ojos y el tono bronceado que teñía mi piel después de las vacaciones en la playa que habíamos tenido semanas atrás toda la familia; necesitábamos huir del frío que abrazaba la ciudad aunque sea unos días.

— Gracias. — dije con una sonrisa mientras me aseguraba que mi bata se encontrara cerrada a la perfección, no quería pasearme por los pasillos de la gran cabaña que hacía función de salón de eventos, mostrando de más.

Era gracioso como había querido huir del frío y había terminado en una montaña en medio de nieve y frío infernal, pero creo que tratándose de mi; el hecho de acabar justo de lo que intentaba escapar ya había dejado de verse como una tragedia.

Toque la puerta de la segunda suite que había en el lugar, escuchando como los gritos de los niños cesaban.

— ¿Quién? — preguntó Nathy, su voz había cambiado mucho en los últimos años,al igual que su altura; apenas con doce años ya era casi tan alto como yo.

— Tu madre. — respondí riendo mientras la puerta se abría.

— ¡Mierda! — exclamó — Te ves muy bonita mamá.

— ¿Mierda? — pregunté con la ceja encarnada, haciendo una nota mental de con quien desquitar mis nervios después  — Tu no deberías de decir esas palabras.

— Perdón, es que ya sabes que el tío Moshe las dice mucho y se me pegan. — respondió encogiéndose de hombros mientras yo acomodaba su esmoquin negro — Iré a ver si Mark ya esta listo, me dijo que necesitaba ir por sus zapatos, pero no a vuelto.

— Ajá. — respondí fingiendo que le creía, no era un secreto que ambos llegaban a desaparecer demasiado tiempo de vez en cuando — No te pierdas por ahí Nathaniel.

— Claro mamá. — asintió antes de salir corriendo.

Entré a la habitación cerrando la puerta con el pestillo, a estas alturas de mi vida necesitaba ser demasiado cuidadosa con lo que hacía porque podía acabar en una persecución por todo el lugar.

— Este azul combina con tus ojos. — dijo una voz infantil al interior del lugar.

— Y estoy segura que mami se volverá loca cuando vea estos moños, te ves muy guapo.

— ¡Miren quien llegó! — exclamó Asher sentado en el suelo, en medio de lo que parecía su spa persona.

Y antes de que mi mente pudiera comprender lo increíblemente guapo que se veía aún con la mitad de las manos repletas de esmalte azul y los moños verdes que adornan su cabellera corta, mi atención fue robada por un par de niñas de largas cabelleras rubias rizadas y vestidos parecidos, que se encontraban a su espalda retocando los últimos detalles de su cabellera.  

— ¿Ves? La dejaste sin palabras. — dijo una de ellas mientras tiraba de su vestido morado.

— ¿Entonces Nathy es tan guapo que dejó a Mark sin palabras? — preguntó su copia idéntica, que de no ser por el vestido color rosa podría perderse con facilidad.

— Que bonita te ves mami. — dijo Tony con una sonrisa mientras se acerca a mí para que lo cargara, ya tenía siete años, pero amaba estar en mis brazos como cuando era un bebé. Aunque Asher creía que se trataba de celos por las niñas —  Las gemelas no han dejado a papá en paz incluso le pintaron las uñas.

— Bien, necesitamos arreglarnos todos ya casi es hora — respondí antes de depositar un beso en su frente y observar a Asher levantarse con ambas pequeñas colgando de sus piernas —. Tony, ve a ponerte el esmoquin por favor.

— Sí mami. — asintió mientras tomaba el par de bermudas que nos había hecho comprarle después de que se negara a usar un pantalón — ¿Le pongo su moño a Baloo?

— Sí. — asentí riendo al observar al perro que dormía como si nada en medio de la habitación, sin notar sus uñas de color rosa o los moños que colgaban del pelaje de su cola.

— Que hermosa te ves hoy. — dijo Asher con una sonrisa coqueta mientras comenzaba a ponerle el vestido morado a Blake, aquel que parecía ser de una princesa con un par de flores y brillos — Ven princesa, tenemos que ponerte ese moño en el cabello.

— ¡Oye, yo también soy una princesa! — chilló Aitana mientras yo le ponía los zapatos.

Para todos fue una sorpresa que mi último embarazo resultara en dos hermosas niñas, aún recordaba a Asher sufriendo un ataque de pánico en el hospital cuando nos dieron la noticia al igual que sus tíos y abuelos. Aunque para mí fue todo una suerte — hasta el día del parto, claro —, al menos me había ahorrado el debatir entre los nombres de quién llevarían mi hija, si de su bisabuelas o sus abuelas porque esa era una tradición que quería seguir conservando y así fue como acabamos con dos hermosas niñas que ahora tenían cuatro años: Aitana Roselyn y Blake Amelie, ambas eran un par de remolinos y muy diferentes.

Aitana era dulce y tierna, amaba seguir a Tony a todos lados hasta que se juntaba con Blake quien a pesar de ser un amor también era un desmadre, jamás duraba peinada, siempre tenía una opinión para todo y era testaruda. Claro que apenas supimos de su existencia se convirtieron en la debilidad de Asher  y toda los hombres de la familia.

— No quiero ese tonto moño, papi. — chilló Blake mientras tiraba de éste — Es que no me deja correr.

— Pero si lo llevas en la cabeza, Blake. — respondió Aitana con el ceño fruncido.

— No, yo quiero uno como el de Tony. — negó mientras tomaba uno de los pequeños moños que adornaban el esmoquin de Nathy y Tony — ¿Puedo papi?

— Claro que si amor. — asintió enseguida mientras le ayudaba a colocarlo — ¿Tu también quieres uno?

— No, con el moño de la cabeza puedo esconderme dulces en el cabello. — negó Aitana completamente convencida antes de escapar de mi lado para comenzar a buscar un par de dulces.

— ¡Oiga tortolitos, he venido por los mocosos! — exclamó Moshe mientras habría la puerta de la habitación antes de ser recibido por Tony quien amaba estar con su tío, tanto que el primer día de escuela cuando él no se sentía seguro Moshe no dudo en pasar toda las clases en su salón durante tres semanas hasta que Tony le dijo que se sentía seguro de hacerlo por su cuenta — ¡Miren que guapos están todos!

» Aunque creo que tendremos que conseguir un short a Blake antes de que tenga que acabar golpeando a todos en el brincolin cuando deje a la vista sus calzones.

— Bueno, pues entonces me los quito y así nadie tiene por qué verlos. — sentenció la pequeña de vestido morado antes de que su hermana la detuviera.

Moshe soltó una carcajada antes de prometernos que llevaría a los niños a entretenerse un poco para que no perdieran la paciencia y prometió que no dejaría que se ensuciaran.

— ¡Busquen a Nathy! — exclamó Asher cuando los cuatro torbellinos desaparecieron por el pasillo, seguidos de Baloo quien iba demasiado animado.

— Esto apenas empieza y yo solo puedo pensar en ir a dormir — suspire mientras observaba al rubio frente a mi intentar quitarse los moños en su cabeza.

Me acerque a él con una sonrisa y él ni siquiera dudó en llevarme hasta el sillón que adornaba el lugar para que pudiera sentarse, y yo alcanzara mejor su cabellera.

— Te amo. — susurró con una sonrisa divertida cuando sus manos comenzaron a perderse bajo el inicio de mi bata, sin un poco de vergüenza en la mirada— Solo sera un rato y después estaremos en alguna isla paradisíaca descansando, desnudos después de tener múltiples orgasmos.

— Hasta que cuatro niños vayan corriendo por nosotros para que juguemos con ellos en la playa. — suspire con una sonrisa mientras sus manos comenzaban a desabrochar mi bata — Creo que me estoy volviendo vieja.

— Acabamos de llegar al tercer piso, nena. — rió Asher con completa tranquilidad mientras deslizaba la tela de mi ropa interior por mis piernas — Somos demasiado jóvenes.

— La mayoría de las parejas de nuestra edad apenas está comenzando a ser padres y nosotros ya tenemos cuatro pequeños demonios — dije divertida, sin perder demasiado el tiempo y cerrar mis dedos en la hebilla de su cinturón  — Los amo, pero siento que me chupan la energía.

— Hablando de chupar. — asintió tirando de mí de la parte trasera de mis muslos, animándome a sentarme a horcajadas sobre él fantaseando con el siguiente paso.

— Asher, tenemos que estar listos en diez minutos. — masculle, sintiendo un par de húmedos besos sobre mi cuello que iniciaron un sendero en dirección a mis pechos — Aún tenemos que ver que los niños no hayan asesinado a Moshe o que ningún drama familiar se haya desatado.

— Te preocupas demasiado. — negó Asher interrumpiéndome antes de besarme con suavidad, mientras que sus dedos restregaban la humedad de mi entrepierna de una forma tan gloriosa que sentía que había nublado mi mente  —Todo está bien, ahora vamos a relájate porque me quita un poco el autoestima estar a punto de meterte los dedos y sentir que no hace efecto.

— Perdón. — susurré divertida antes de besarlo, sintiendo sus caricias hacer maravillas en mi cuerpo mientras me llevaba al límite.

Después del nacimiento de las niñas habíamos tenido una gran época de sequía ambos estábamos muertos y yo no me sentía para nada cómoda con mi cuerpo pero con el paso de las semanas fuimos solucionando eso. Aún después de los cambios que los embarazos habían causado en mi cuerpo Asher seguía mirándome como la primera vez; asombrado y caliente.

— ¿Te gustó? — preguntó Asher con una sonrisa coqueta mientras se llevaba los dos dedos con los que me había hecho ver estrellitas a la boca.

— Cállate y bájate el pantalón. — susurré divertida mientras tomaba el control de la situación y lo ayudaba a bajar el pedazo de tela que nos impedía darle rienda a aquellos que palpitaba en nuestros pechos ansioso de ser saciado — Los niños pueden venir a buscarnos.

Asher apenas tuvo tiempo de responder a mi comentario cuando me robe su aliento con un beso y guíe mi cuerpo hasta que nuestras caderas se encontraron alineadas, y el placer me relajaba por completo.

Habíamos sacado provecho de todas aquellas tardes de verano cuando los niños iban a cursos o con la familia y nos dejaban a solas, pero creó que jamás podría dejar de amar los fugaces momentos que encontrábamos a escondidas.

— Jade. — jadeó Asher cuando comencé a moverme en busca de aliviar aquella presión en mi vientre — No creo que al padre le haga mucha gracia si me ve llegar al altar con un chupetón recién hecho. Te va a quitar el vestido blanco.

Solté una pequeña risa al notar la pequeña mota roja que comenzaba a crearse en su cuello, ahí donde sabía que él se volvía loco mientras sus manos recorrían mi cuerpo entero.

— Sería una pena, no creo que quisieras quedar como un precoz enfrente de todos. — respondí con la voz agitada mientras aceleraba mis movimientos, callando los gemidos que suplicaban escapar de mi garganta — Con ese conjunto de lencería que...

— Mierda... Te amo — gimió Asher con una sonrisa, antes recostar un poco nuestros cuerpos sobre el respaldo del sofá para comenzar a mover sus caderas a la par de las mías, aumentando la velocidad y llegando más profundo.

— T-te amo. — balbuceé cuando creí que los gemidos podrían guardarse en mi garganta para no llamar la atención de alguna pobre alma que pudiera encontrarse en el pasillo.

Asher abandono uno de mis pechos, que hasta el momento se encontraban siendo masajeados a  su antojo, para cubrir mi boca. Y sin esperar demasiado mientras posaba mi mirada sobre él, disfrutando de la manera en que sus ojos quedaban tan encantados de mí como yo de él, nuestros cuerpos se tensaron y el rubor nos llenaba por completo a la par del orgasmo.

— Eso fue muy bueno. — susurró Asher riendo mientras repartía pequeños besos por mis hombros, sin apartarme de él — ¿Te sientes bien?

— Sí. — asentí antes de apartarme aún con el temblor en las piernas y asegurarme de que el maquillaje estuviera en perfecto estado — Ahora estoy completamente relajada.

— Es todo un honor. — respondió él antes de tomar su esmoquin que estaba colgado a nuestro lado — Te ves preciosa el día de hoy.

— Tu también te ves precioso. — dije riendo mientras miraba sus ojos azules, siempre había sido buena para leer lo que pensaba a través de ellos y esta no era la excepción — ¿Qué sucede?

— Es que no puedo creer que después de tanta mierda y drama estemos aquí. — respondió con una sonrisa mientras me miraba fijamente — Jade, ve todo lo que esos dos niños de corazones rotos lograron. Tenemos cuatro hermosos hijos, un perro demasiado agradable y esto... Nosotros, después de todo lo logramos.

— Lo sé, a veces me pongo a pensarlo y creo que es como un sueño. — asentí con una sonrisa boba con el corazón desbordando de amor — Aún recuerdo la primera vez que te vi en el funeral de la abuela, te odiaba tanto y sentía tanto rencor por ti.

— Y yo fui todo un imbécil — asintió riendo —. Jamás me hubiera imaginado que acabaríamos felices y juntos, nunca creí que llegaría a tener una vida tan buena como esta. — respondió mientras se acercaba a mí dejándome abrazarlo — Despertar todos los días a lado del amor de mi vida antes de que mis cuatro hijos fueran a buscarnos para darnos besos y abrazos, y comenzar a pedirnos millones de cosas, tener una casa que se sintiera como tal; una mascota. Ya sabes el tipo de cosas de las que huía sin pensar y resultaron ser mi perfecta realidad.

— Yo pensaba que ibas a quitarme a Nathaniel y luego desaparecer. — recordé con una sonrisa divertida.

— Que bueno que la idea no pasó por mi cabeza — dijo enseguida antes de besar mis labios —, te amo mucho.

— Te amo más.— respondí con tanta sinceridad como la que veía en brillar en sus ojos.

— ¡Jade, te dije que solo tenías cinco minutos para venir aquí y alistar a las niñas! — exclamó Sebastian entrando por la puerta con un bebé de cabello negro y grandes ojos grises en los brazos — Ahora ustedes dos separense y arreglense antes de que acaben con un nuevo bebé.

— Sebastian, vas a traumar a este bebé si sigues gritando así. — gruñó Asher mientras se acercaba a su mejor amigo para jugar con el pequeño bebé el cual cuidaba como si fuera suyo.

Nuestra vida no era la única que había cambiado en los últimos años, y la familia se había agrandado más después de aquel romance de verano que Moshe tuvo con una camarera en sus vacaciones por el caribe. Nunca fue más que eso, acompañado del gran drama del año cuando nos enteramos que la fugaz relación terminó con un bebé en camino, algo que la chica se negó a aceptar.

Aún podía recordar los días en que Moshe se acercaba a mí preguntándome si tal vez sería un buen padre, después de que ella aceptará tener al bebé para entregárselo a él si lo quería aunque ella se iría a penas se recuperará. Y así fue, al fin había llegado al mundo la primera persona que logró robarle el corazón al temible de los hermanos Faith; un pequeño niño al cual nombró Ambrose.

Y era claro que en cuanto Sebastian se enteró de la noticia confesó que su corazón se rompió un poco, hasta que se ofreció a ayudarlo y una cosa los llevó a acabar viviendo juntos mientras hacían su mejor intento de ser padres.

— Bueno si tu hermano no fuera un tonto para darle el biberón yo podría no traumarlo. — gruñó — Casi lo atraganta con la mamila mientras intentaba cuidar a las gemelas de robar un trineo.

— Lo estamos entrenando para cuando este pequeño tenga una buena edad para hacerlos perder la cabeza. — respondí riendo mientras me acercaba a Asher quien parecía demasiado embobado con el bebé. En realidad quería escapar antes de que su corazón se derritiera demasiado ante su sobrino y terminara por pedirme un nuevo hijo — Bueno guapo, yo me voy de aquí.

— ¿Te veo en el altar? — preguntó encarnado una ceja mientras una sonrisa atravesaba su rostro.

— Probablemente.— asentí antes de darle un beso y escapar de sus nervios.

— ¡¿Dónde estaba?! — preguntó Cara preocupada — La boda empieza en menos de diez minutos y tú aún no tiene el vestido.

— Perdón, perdón. — dije mientras me metía al baño, ignorando a las mujeres Faith y Moore quienes me veían divertidas — Asuntos de madre.

— Vi a todos tus hijos perseguir a Noam y sus veinte parejas — respondió Regina riendo antes de salir a recibir a Ambrose de los brazos de Sebastian que decía que iría a arreglar el desastre de Asher.

— No deberían de hacer tantas preguntas, esta prohibido presionar a la novia el día de su boda. — dije con las mejillas sonrojadas antes de correr en dirección al baño donde puse mi vestido.

Mire mi reflejo sobre el espejo del baño, quedando asombrada por los pequeños detalles y la forma en el que este se amoldaba a mi cuerpo haciéndome hermosa.

Una pequeña punzada de felicidad atravesó mi pecho sin pena, cuando recordaba la última vez que había usado un vestido de novia y todas aquellas veces en las que Asher me preguntó si estaba segura de querer volver a casarme. Creo que él era el más nervioso con el tema.

Incluso días antes me había llevado al cementerio en donde después del accidente que Lauren —  quien había desaparecido de la faz de la tierra años atrás, o al menos así parecía —  decidí enterrar las cenizas de aquellas personas que cargaban con el orgullo de hacerme quien soy. Él se había sentado a mi lado mientras apreciamos todos aquellos nombres, en donde hace un par de meses se añadió el de Arold Faith quien dejó que el mundo gozará de su brillo cuando las sensaciones de su corazón se volvieron demasiadas y éste dejó de latir.

Isabel apenas había podido superar la muerte de su esposo hasta que decidimos hacer el viaje a la playa junto a todos sus bisnietos y en medio del caos que causaron al querer hacer un par de galletas ella volvió a sonreír. Y Asher sonrió también de la misma forma en que lo hizo cuando me prometió frente a la tumba de Ezra que no sería menos de lo que él fue y que me amaría con la misma intensidad con que él hizo.

— Te ves como una princesa cariño. — respondió Gina mientras me ayudaba a mantener el equilibrio cuando salí del baño para colocarme los tacones— Es hermoso.

Asher me había convencido de tener una boda de ensueños en medio de una cabaña en vísperas de navidad, con todo apegado a las tradiciones. Había tomado años aceptar su propuesta, pero al final lo había logrado. Pensar en pasar el resto de mis días siendo tan feliz a su lado me hacía revivir las mariposas en mi estómago como el primer día que lo vi o la primera vez que lo bese.

— ¡Listo, vamos, vamos! — anunció Sebastian antes de depositar un beso sobre la frente su bebé que sonrió enseguida como lo hacía con todos— Los niños ya están listos.

— Te ves hermosa. — susurró Jordan cuando aparecí por el pasillo rezando para que todo fuera a estar bien.

— Gracias. — respondí mientras entrelazaba mi brazo con el suyo. Ni siquiera lo había pensado, apenas le dije que Asher y yo nos íbamos a casar él me dijo que sería quien me entregaría al altar.

Había escogido un vestido justo como lo había pensado cuando era pequeña, ceñido a mi cuerpo con un escote de corazón el cual estaba lleno de pequeñas flores con transparencias bajo ellas hasta la falda la cual se abría como todo un vestido de princesa acabando en una larga cola la cual Tony había dudado en su podría levantarla hasta que Mark se ofreció a hacerlo junto Nathaniel.

Había dejado mi cabello suelto con pequeñas ondas marcadas adornadas con una diadema de diamantes que sostenían el velo largo, era como un cuento de hadas. Con la diferencia de que este era mío y era real.

— Entra la novia. — anunció Sebastian quien había sido el único que se había atrevido  a organizar la boda y la fiesta de navidad de los Faith.

— Vamos. — susurró Jordan mientras posaba una mano sobre la mía y me daba una sonrisa dulce — Todo va a salir bien.

Los invitados se pusieron de pie cuando Cara salió del brazo de su esposo, Noam con Marcela y Brendan sus parejas de los últimos cuatro años —  quien habían llegado de manera repentina a su vida cuando él paseaba por las galerías de arte en busca de un artista dispuesto a pintar el muro que sus sobrinas le habían pedido para su habitación —, Regina Faith con su esposo, Gina e Isabel salieron con Tony, Ambrose y Baloo quien llevaba un moño alrededor de su cuello tal y como prometieron mis hijos. Y cuando Sebastian salió con Moshe las niñas comenzaron a lanzar petalos de rosas detrás de ellos antes de que fuera mi turno seguida de Nathy y Mark.

Apenas Asher me vio su sonrisa desapareció mientras su mandíbula parecía llegar al suelo y sus ojos se llenaban de lágrimas antes de recibirme del brazo de Jordan quien le advirtió que si me hacía daño lo iba a matar. Algo que todos sabíamos que no haría ni de broma.

— Te ves hermosa — susurró mientras ignoraba por completo las palabras del juez frente a nosotros —. Me voy a casar con la mujer más hermosa del mundo.

— Cállate — respondí sonrojada —. Tu te ves muy guapo, estoy seguro de que más de una piensa en oponerse a la boda.

— Una pena que me valga madres — rió antes de ver al juez quien nos miraba con mala cara —. Oiga, no puede esperar que me pongan esta mujer enfrente y no me vuelva loco, — dijo encogiéndose de hombros — déjenme disfrutar mi boda.

— Asher. — mascullé antes de soltar una pequeña carcajada y cuando todos tomaron asiento, la ceremonia comenzó.

Y el tiempo voló entre todos los pasos que el padre frente a nosotros llevaba a cabo con la promesa de crear un lazo entre nosotros; algo más allá de lo físico. Hasta que llegamos al momento en donde sabía que las lágrimas que había derramado se convertirían en nada a comparación de las que estaban por venir.

— Y ahora los votos,— preguntó el juez con una sonrisa falta — para que el señor pueda sacar todos los sentimientos hacía su futura esposa.

— Perfecto. — asintió Asher antes de sacar una pequeña hoja del bolsillo de su saco — Jade Johnson, prometo jugar contigo por el resto de mi vida y darte todos los dulces de color rosa que encuentre en el paquete. Jamás te dejare sola — dijo con una sonrisa de oreja a oreja provocando que mi corazón diera un vuelco al reconocer sus palabras. Eran los mismos votos de cuando nos casamos de juego a los ocho años — Cuidaré de ti cuando tengas miedo, te daré zanahorias para los muñecos de nieve y la mitad de mi chocolate; prometo amarte por el resto de mi vida. Cuidare de nuestros hijos y seré el mejor hombre del mundo para ti y para ellos. — continuó clavando sus ojos en mí.

» Siempre creí que el mundo se dividía entre las personas que nacían para merecer cosas increíbles y las que nacían con la fortuna de poder conseguirlas por sus propios méritos.Pero cuando te veo a ti y nuestra historia, sólo puedo pensar en que tal vez no haya tal regla y alguien como yo fuera digno de ambas. De ti.
Aún no puedo creer que me dieras la oportunidad de cumplir todas aquellas cosas que te juré que haría cuando solo éramos unos niños. Gracias por darme la oportunidad de poder tener esta vida de ensueños a tu lado, darme los hijos más perfectos del mundo, tener fe en mí y amarme de la manera en la que solo tu podrías hacerlo.

— Señorita Jade, es su turno.

— Asher Faith has sido un dolor de cabeza en lo que respecta a mi vida desde los seis años, — dije divertida, haciendo que los invitados y él rieran — pero también has sido el hombre que a pesar de cometer cientos de errores se a ganado mi corazón y me a demostrado que en la vida no solo hay un amor. Me has dado una familia entera de pequeños monstruos y una vida feliz con un hogar, justo como prometiste cuando éramos niños. — continué con la voz entrecortada mientras intentaba no echarme a llorar — Te amo aunque me hagas enojar y eres la persona con la que quiero despertar todos los días, a la que le quiero contar mis problemas para que me haga reír antes de ayudar a solucionarlos y con la que quiero pasar todas las noches en vela— añadí con coquetería —, cuando imagino de qué otra manera mi vida pudo ser perfecta no encuentro una respuesta sin ti a mi lado, así que gracias por no darte por vencido y quedarte a pesar de todo.

— ¿Puede apurarse? Es que de verdad ya quiero besarla. — preguntó Asher como todo un niño pequeño, limpiando las lágrimas que amenazaban con escapar de sus ojos.

— Asher Faith, ¿acepta usted a Jade Johnson como su futura esposa?

— Por supuesto que sí. ¿hacer preguntas absurdas es parte de la ceremonia? — asintió rodando los ojos — Acepto.

— Jade Johnson, ¿acepta usted a Asher Faith como su futuro esposo? — preguntó mirando en mi dirección.

Mire a Asher unos segundos, apreciando sus ojos llenos de emoción y su sonrisa de ensueño.

— ¡Ya di que sí mamá! — gritó Tony desde la primera fila antes de que sus hermanas lo regañen — ¡Ay, perdón! Es que quiero ir a comer.

— Acepto. — asentí riendo ante las ocurrencias de mi pequeño.

Asher ni siquiera perdió un minuto en tomarme por la cintura antes de besarme de la forma en la que él solo podía, haciéndome entender todas las cosas que lo hacía sentir y sellando todas las promesas que me había hecho.

Tal vez al final los dos niños que se conocieron aquel día de invierno si estaban destinados a amarse por el resto de sus días y a ser tan felices como algún día se prometieron ser.

El camino fue largo pero lo había logrado, estaba aquí con el hombre que puso mi mundo de cabeza en más de una ocasión. Con el que me mostró que las personas eran capaz de cambiar y me enseñó que el amor no solo era de una sola manera; que el destino no era una tormenta que se aproximaba hacia mi destrozando todo.

Estaba ahí, después de tantos años con las mariposas revoloteando en mi estómago y la ilusión palpitando en mi corazón al imaginarme que la fin había tenido mi paraíso prometido al lado de él. Junto a Asher.

FIN.

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¡Bienvenido al final de los finales!

¿Les gustó?

Nos vemos en los agrecimientos.

¡Ya les extraño!

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