'RENT A BOYFRIEND' ─JAEDO

By Witadebosn

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━ ❝Oh, por Dios... Seré como tu prostituto❞ ━ ❝Jesucristo, DoYoung, ¡no lo digas así!❞ [JJH; Top + KDY; Botto... More

𝐈𝐍𝐓𝐑𝐎
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𝐎𝐔𝐓𝐑𝐎; 𝐞𝐧𝐝

𝐂𝐀𝐏 𝟑𝟔

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By Witadebosn

Siempre pensó que los cuentos de hadas se hacían realidad.

Era consciente de lo ingenuo e irrazonable de sus propias creencias, sobre todo considerando su edad y la madurez que ésta supuestamente conllevaba. No obstante, aún entonces, la esperanza de que su vida fuese una película romántica, persistía.

O por lo menos, solía hacerlo.

Lo cierto era que su primer corazón roto había tardado bastante en sanar. Pero a pesar de ello, logró convencerse de que aquello solamente había sido un error, una piedra en el camino que luego dejaría a sus espaldas. Dispuesto a entregar todo de sí nuevamente, más para finalmente descubrir que esa piedra, esa diminuta más llamativa piedra, jamás había abandonado el sitio a sus pies en lo absoluto.

El amor quizá no era lo que una vez había pensado, sino lo que la vida había intentado inculcarle, a través de crudos rechazos y duros golpes, que DoYoung había ignorado para ser feliz. Porque se hacía la vista gorda, podía fingir que él realmente no había sido abandonado por las personas que más amaba en el mundo.

Recordaba con nitidez la mañana en la que despertó sin su padre en casa, y también la mañana en la que despertó en un nuevo departamento, sin su madre. La sofocante sensación de vacío, el buscar desesperadamente alrededor por un indicio de que todo era una pesadilla, y la decepción al comprender que no lo era. Que estar despierto era igual de doloroso que estar dormido y que no existía un escape.

Aquella mañana de día sábado, se sintió... aún peor que sus anteriores experiencias.

Con el rostro enterrado en la almohada, exhaló hondo y permitió que su cuerpo se hundiera en el colchón. Entre las sábanas se sentía cálido, a pesar del invierno que helaba afuera, sobre todo con los ojos cerrados, ya que al menos así podía imaginarse lejos de esa ciudad.

Lejos de todo lo que pudiera dañarlo.

Lejos de ti.

—¿DoYoung?

Mierda...

Rodó renuentemente sobre la cama, para encarar al portador de dicha voz y topándose con la sonrisa afable de Seo, que se hallaba parado a pocos pasos de distancia. El silencio se alargó por segundos hasta que el mayor se atrevió a preguntar lo que, aunque resultaba obvio, no dejaba de ser prioritario.

—¿Cómo te sientes?

DoYoung rodó los ojos, para no echarse a llorar.

Los sucesos de la noche anterior continuaban dispersos en su memoria, sin ser capaz de procesar correctamente que sí, habían sido reales y que sí, JaeHyun y él habían terminado.

Su pecho oprimido apenas le permitía respirar con regularidad y la esperanza de jamás despertar le había acompañado durante toda la noche. Para su desgracia, siempre que llueve escampa, y eventualmente, sale el sol. Aunque, si debía ser honesto, aquel sol no se sentía exactamente cálido.

—DoYoung —Le llamó Seo, envolviéndose en una expresión apesadumbrada, que reflejaba puramente su preocupación por el menor—. Lo que me dijiste anoche... ¿Estás seguro de ello?

Los recuerdos de lo sucedido tras su reciente beso, fluyeron con facilidad, e ignorando la vergüenza que le causaba lo impertinente de su propio comportamiento, adquirió una postura seria, incorporándose lentamente en la cama.

—Sí... —Respiró hondo—. Lo estoy.

—No tienes que forzarte ¿sabes? —dijo encuclillándose frente a él—. Es un tema delicado. Y sé que estás sensible por lo que pasó con JaeHyun... Tal vez sería mejor olvidarlo y-

—Johnny. De verdad estoy seguro —lo interrumpió con cuidado, en un tono firme. Lo último que necesitaba era cuestionarse a sí mismo y echarse para atrás. Cerrar ciclos era importante; difícil pero importante, sobre todo ese en específico.

Un poco dubitativo, dejó salir un suspiro resignado.— Bien. Sigue en pie entonces.

DoYoung asintió, relativamente aturdido todavía. Tal vez por el sueño, o tal vez solamente era consecuencia del dolor abrumador que recorría su cuerpo. Albergar sentimientos por alguien era definitivamente inconveniente, por no decir mortal.

"Nosotros no fuimos diseñados para ser amados, ¿entienden?"

Lo entendía. Pero, de cierto modo, deseaba serlo.

Tomó prestada ropa de Seo, para regresar a su departamento a buscar ropa limpia. El mayor parecía insanamente pendiente de cada movimiento del pelinegro, lo que no era una sorpresa, más sí resultaba ser un tanto incómodo. Ser vigilado como un niño pequeño no mejoraba para nada sus ánimos.

YoungHo condujo hasta su edificio y tras pedirle que le esperara en el auto, Kim se bajó del vehículo en dirección a su departamento. Giró la llave en la cerradura y cuando la puerta finalmente se abrió, el aroma a huevo frito inundó sus narices.

—¿DoYoung? ¿Eres tú? —escuchó una voz femenina proveniente de la cocina.

Reconoció a HyunJin antes de cruzar el umbral, esbozando una sonrisa al ver a su hermana cocinando su desayuno aún en pijama. Desconectó su atención de la comida para encontrar su mirada con la suya y sonrió, deslumbrante y honestamente, como siempre lo hacía alrededor de las personas en las que posaba su confianza. Sin embargo, toda emoción se desvaneció cuando tuvo una mejor vista del rostro pálido de su hermano.

—DoYoung... ¿Qué pasó?

Parpadeó al percibir la inusual consternación de HyunJin, la cual, en aquellas circunstancias, no podía comprender, puesto que no le había dado motivos para que siquiera lo considerara. HyunJin, no obstante, notando su confusión, le señaló con su dedo índice.

—Tus ojos... están hinchados, DoYoung —Oh. Cierto. Desventajas de ser un llorón.— Demasiado hinchados... Estoy sorprendida de que siquiera puedas ver.

—No está tan mal —dijo en un intento de suavizar las cosas. HyunJin bufó.

—¿No? Dios, DoYoung... Vamos. Siéntate a comer, tal vez un estomago contento te pondrá mejor y-

—No puedo.

Su hermana frunció el ceño—. ¿Cómo que no puedes?

—Sólo vine a cambiarme de ropa —HyunJin inspeccionó su atuendo tan pronto lo dijo—. Además ya desayuné.

La mirada inquisitiva se transformó en una de pesadumbre en cuestión de segundos, cuando no necesitó palabras para comprender lo que su ausencia aquella noche significaba.— ¿Estabas con ese chico? ¿JaeHyun?

DoYoung no recordaba haberlo mencionado antes, pero bueno, con lo embobado que estaba, no habría sido extraño que su nombre hubiera abandonado su boca unas cuantas veces.

—No... —respondió sin más, puesto que aunque su hermana había estado parcialmente en lo correcto, no deseaba relatarle su noche con lujo de detalles—. Estaba con un amigo.

HyunJin no comentó al respecto, a pesar de su expresión sospechosa —y sus muy posibles ganas de chismorrear—, y con un asentimiento de cabeza, le permitió tácitamente ir a cambiarse a su cuarto. DoYoung no tardó en adentrarse a su dormitorio, enchufando su teléfono para cargarlo antes de dirigirse a su armario.

Su atención fue cautivada inmediatamente por la polera con la frase WOT IN TARNATION escrita en la parte delantera y el nudo en su garganta rápidamente resurgió.

¿Por qué no la había regresado? Se reprendió a sí mismo, puesto tener cosas que le recordaran a JaeHyun, sólo lo empeoraba. Los rompimientos ya de por sí eran difíciles. ¿Cómo se suponía que superaría al castaño si estaba grabado por todas partes?

Tonto, Kim DoYoung... Si no lo superaste en cinco años, ¿cómo lo superarás en una sola noche?

Tras vestirse y llevarse consigo su teléfono —el cual por cierto no tenía llamadas o mensajes de JaeHyun... No era como si los esperara de todas formas—, se despidió de HyunJin, informándole a dónde iría y marchándose rápido, para no tener que oír lo que fuese que quiso decir su hermana ante su explicación.

El automóvil de Seo lo esperaba afuera, y con DoYoung en el asiento del copiloto, partieron en dirección a aquel lugar, que no había visitado desde hacía tanto tiempo. El camino, pese a ser relativamente largo, aquel día se sintió como un breve instante.

—¿Estarás bien tú solo? —preguntó YoungHo. DoYoung asintió, con la mirada enfocada en lo que se alzaba al otro lado de su ventana.

Un sentimiento amargo que le apretaba el corazón y oprimía su pecho, lo albergó. Un sentimiento del que necesitaba desprenderse, tal como lo habían hecho su madre y su hermana.

Decir adiós jamás había sido sencillo.

Pero era el momento.

[✦———✦———✦]

HyunJin no era buena expresando sus emociones.

Esa era una de las principales razones por las cuales iba al psicólogo. Sus sesiones ayudaban bastante, a lo que consideraba un trauma del pasado.

DoYoung, por el contrario, era transparente.

Era fácil notar cuándo estaba feliz o triste, de buen o mal humor. Honestamente estaba feliz por el hecho de que su hermano, no debía enfrentarse a los mismos problemas a los que ella tuvo que enfrentarse por el abandono de su padre. Pues, aunque HyunJin le había perdonado, ese estúpido trauma difícil de revocar seguía ahí.

Le había costado varias relaciones interpersonales. Su primer novio duró menos de un mes, por el irracional temor de que si le demostraba lo mucho que lo quería, el chico la dejaría de inmediato. Al final él fue quien terminó, por sentirla muy indiferente.

Le costaba confiar en las personas, y por mucho tiempo deseó ser como DoYoung, quien parecía amar sin complicaciones y con completa libertad. Como si no temiera.

Pero nunca había sido de esa forma ¿no?

No importaba cuán transparente fuese, porque estaba igual de asustado. Igual de asustado de encontrar a una persona y amarla, para después ser dejado de lado por alguien más. Su padre lo había hecho. ¿Qué le garantizaba que no repetiría?

Conocía lo suficiente a DoYoung como para saber que le era imposible empezar una relación, darse una oportunidad. Y que si lo hacía, procuraría inconscientemente buscar un defecto, un problema, para terminarla.

La vez que se había decidido a declararse a un chico en la secundaria, fue igual, pues lo había hecho exclusivamente porque sabía que no importaba su confesión, lo rechazarían. No lo habría hecho si no hubiera sabido de antemano que el susodicho quería a alguien más; DoYoung no habría corrido ese riesgo, ni en aquel entonces ni ahora.

Pero por algún motivo, había tenido la esperanza de que con JaeHyun fuese diferente.

De que con él sus temores por fin no saldrían a flote, de que el miedo por ser reemplazado no le permitiría cometer errores que al fin y al cabo, solamente terminaban por herirlo y dañarlo a sí mismo.

Aparentemente se había equivocado. Ya que, a pesar de todo, DoYoung continuaba siendo transparente.

Y su corazón roto había sido perceptible en sus ojos, sobre todo considerando lo pobre que había sido en su intento de ocultarlo.

Luego de terminar su desayuno, se instaló en la pequeña mesa de la cocina y desparramó sus libros y cuadernos en la superficie. El lunes tenía examen y Dios, no mentía cuando decía que no entendía nada. Quizá había sido su culpa por pasar su tiempo libre leyendo fanfics en lugar de estudiar, pero se rehusaba a admitirlo en voz alta.

Apenas consiguió abrir el libro cuando el timbre resonó en el departamento. HyunJin lo volvió a cerrar, convencida de que era el universo el que no la dejaba aprender, y se levantó de su sitio para atender la puerta.

Probablemente a DoYoung se le había olvidado algo, siempre era así. Con los ojos en blanco, giró la manilla y posó una mano en su cintura.

—Bien, ¿qué se te olvi- Oh —Se interrumpió, irguiéndose al ver una cara desconocida enfrente—. Di-Disculpe. Creí que... —Carraspeó—. ¿Qué se le ofrece?

El castaño miró a HyunJin con desconcierto, como si su presencia estuviese fuera de los límites de su comprensión.— ¿Está DoYoung en casa?

—No. Acaba de salir. ¿Eres un amigo de DoYoung?

—Em... Algo así —respondió, esbozando una sonrisa incómoda. HyunJin estuvo a punto de decirle que ponía venir más tarde, que ya regresaría luego, cuando el recuerdo de un DoYoung desconsolado cruzó por su cabeza y un presentimiento difícil de ignorar afloró.

Tragó saliva.— ¿Eres JaeHyun?

La sorpresa en el rostro del castaño fue su respuesta.

No era su intención meterse en discusiones ajenas, menos cuando era consciente de lo reservado que era su hermano en cuanto a sus amistades o sus intereses. Sin embargo, no podía evitar que le picara la curiosidad, por la única persona que había estado tan cerca de ocupar un lugar en el corazón sellado de DoYoung.

Preguntándose casi inconscientemente, qué habría sucedido entre ambos, para que DoYoung lo apartara igual que al resto.

—Quería... Sólo quería hablar con él. Explicarle ciertas cosas que se salieron de control —Exhaló el castaño cabizbajo, jugando con el borde de su chaqueta antes de alzar la mirada y esbozar una efímera sonrisa.— Tal vez sólo... debería regresar luego.

Probablemente sería lo mejor, razonó HyunJin, reconociendo que lo correcto habría sido dejar al chico marcharse y no entrometerse cuando sabía que no debía hacerlo. Ella desconocía la situación y asumir que podría manejarla era ingenuo.

Más conocía a su hermano y conocía lo defensivo que podía llegar a ser en ciertas circunstancias. Por lo que, aún dubitativa sobre si esto era lo que realmente solucionaría las cosas, decidió arriesgarse.

Si DoYoung se entera de esto me va a matar...

—Si quieres verlo ahora —dijo con los nervios a flor de piel. Notó el sutil cambio en los ojos del castaño y se permitió creer que no estaba cometiendo una equivocación al confiar en él, al menos no del todo—. Puedo decirte dónde está...

Jung la observó expectante, antes de dejar que las palabras retenidas huyeran de sus labios.— Por favor...

Sí, probablemente su hermano iba a matarla por no cerrar la boca.

Pero era inútil fingir que huir del castaño le haría de cierto modo mejor que el encararlo. Así que sí, DoYoung querría asesinarla luego, más valía la pena correr el riesgo, si con ello era capaz de ayudarlo a avanzar. De ayudarle a ver lo que el abandono de su padre le impidió ver.

¿Acaso no lo entiendes todavía, Kim DoYoung?

Lo cierto era que, a HyunJin le había costado entenderlo.

La vida no se trata de huir por miedo, o de aislar al resto para protegerte. No se trata de esperar ser amado.

Sino de amar.
Con todo la vulnerabilidad que aquello conllevaba.
El dolor y los corazones rotos.
Las penas y los desamores.
Más también la libertad.

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