—¿Dónde está Harry?
La incógnita retumbó en las paredes con humedad del viejo sótano, donde Liam y Zayn habían estado amándose el uno al otro antes de que Louis llegara. Un grito seco y pálido después de abrir la puerta con una patada firme.
Lo había estado buscando a través de todos los pasillos y habitaciones de la casa. Harry no salía nunca, nunca, pero su presencia era un fantasma ausente que dejó cada cuarto sin vida. Louis estaba genuinamente preocupado; le aterraba la presencia de las sábanas blancas, porque eso aseguraba que algo más importante estaba perdido.
Zayn y Liam se miraron acomodándose los pantalones y con miradas cómplices de por medio. Louis giró la cabeza para no tener que interrumpir su intimidad, aunque, a decir verdad, ya lo había hecho.
Tragó saliva.
—Lo siento. Lo busqué en todas partes, pero no está.
Los vampiros entrecerraron los ojos al mismo tiempo, empezando a entender la situación. Liam le tendió una mano a Zayn para ayudarlo a pararse del suelo, y se aproximaron hacia Louis cuando se quitaron el polvillo de la ropa con las manos.
Louis soltó todo el aire de sus pulmones. Era reacio a creer que Harry se hubiera ido muy lejos. No sin despedirse; no sin explicar.
Algo le decía que la fecha tenía algo que ver. Maldijo el momento en que se dejó llevar por su alma de niñato enamorado, organizando y queriendo intentar que Harry tuviera un cumpleaños propiamente dicho. En su mente, claro, la idea sonaba perfecta. No era mucho ni muy diferente a los días anteriores a ese, pero Louis quería que Harry supiera que él estaba ahí. Que era suyo, de alguna manera.
No estaba seguro de que el vampiro pudiese leer su mente, pero sí podría haber presentido algo. Louis no era muy disimulado respecto a su emoción por los cumpleaños.
—Humanito, tranquilo. Vamos a buscarlo —dijo Zayn, con una mirada compasiva. Liam asintió detrás de él.
Caminaron escaleras arriba y se separaron al momento de inmiscuirse entre la densidad del bosque. Hacía calor aunque el arrebor cubría el cielo de un rosado intenso y el sol estaba a unos minutos de ocultarse por completo. Louis llevaba puestos unos pantalones deportivos y una camiseta sin mangas de color negro, prendas que hubiese podido pensar mejor, y que ahora se encontraba maldiciendo. El porcentaje de material sintético se mezclaba con su inquietud, haciéndolo sudar.
Se mordió el labio inferior cuando perdió de vista a los vampiros. Mentiría si dijera que el bosque no le daba un poco de miedo, especialmente con el asunto del cuerpo despedazado hallado allí mismo, o la silueta que vio corriendo la noche de su cumpleaños.
La noche de su cumpleaños... La silueta...
Harry.
La lamparita sobre su cabeza se encendió. Esa había sido la única vez que vio a Harry salir de la casa, cuando estuvo vagando alrededor del acantilado. Le tomaría un buen tiempo llegar hacia allí a pie, pero a esas alturas ya no tenía nada que perder.
No dio aviso a Liam y Zayn, decidiendo que sería mejor si se encontrase a solas con Harry. "El jefe", como solían llamarlo, podría llegar a odiar que sus vampiros lo encontrasen vagabundeando sin rumbo alguno; Louis lo sabía perfectamente bien.
El tiempo que tardó en llegar al acantilado, lo empleó para pensar una y otra vez qué iba a decir cuando lo encontrase. No había mucho que pudiese expresar, teniendo en cuenta que ya había abierto su corazón de par en par al comunicarle que lo quería, antes de caer rendido en sus brazos. Se arrepentía tanto de que su cuerpo exhausto lo traicionase. Se carcomía la cabeza pensando en qué habría dicho Harry, si es que respondió algo en lo absoluto.
Llegó a su destino arrastrando los pies cansados, con los nervios a flor de piel. No visualizó al vampiro por ningún lado, por lo que se dispuso a recorrer la cornisa, desde donde podía verse el océano azul celeste intenso por el comienzo del anochecer. Había sido un día de playa perfecto, sin viento que hiciese volar la arena ni olas demasiado fuertes. Ya no quedaban rastros del olor del sol quemando el pasto y la brisa le refrescó la piel.
No había señales de Harry por ninguna parte.
Louis caminó hasta sentarse sobre las piedras del abismo, sus piernas colgando hacia abajo y la mirada perdida en el horizonte. Pensando en el color esmeralda, el sabor de unos labios expertos y la piel de cristal. Realmente podría haber sido conjurado, por la manera en que recordaba y admiraba cada detalle en el jefe de los vampiros. Sacó la foto que yacía un poco arrugada en el fondo del bolsillo de su pantalón y la observó; la llevaba consigo a todas partes. Aún no lograba descifrar qué decía esa mirada fría, opaca.
Cuando entró la noche en todo su esplendor, Louis consideró largarse de allí. Ya había descansado las piernas y estaba listo para otra hora más de caminata hacia la casa —guarida— de los vampiros, en caso de que Harry hubiese regresado. Su madre creía, de forma ilusa, que dormiría en casa de Niall. No tenía que preocuparse por ello. En el peor de los casos intentaría abrir la puerta sin hacer ruido y subiría las escaleras en puntas de pie.
Se paró mareándose un poco por la altura, aunque logró controlarlo antes de caer al vacío. Le recordó vagamente a la noche en que conoció a Zayn.
Estuvo a punto de pisar dentro de la primera línea de árboles cuando unas pisadas demasiado determinadas sobre las rocas le llamaron la atención.
—¿Louis? —escuchó detrás de él. Era Harry, indiscutiblemente, apareciendo bajo la luz reciente de la luna.
Louis se volteó apenas para verlo de reojo. No sabía qué sentir.
—El sol no se había escondido, pero no estabas.
—Usé una sombrilla —mintió y Louis logró notarlo en el tono de su voz.
No deseó abordar más el tema. No era lo que tenía en su cabeza, recriminarle cosas como si tuviera el derecho de hacerlo. Si Harry quería irse una tarde, una semana o para siempre, Louis jamás iba a tener el poder de detenerlo. Lo tenía bien claro, aprendido y repetido de adelante hacia atrás.
Dolía, sin embargo.
—Te estaba buscando —confesó en su lugar.
—¿Para qué?
Harry juntó las cejas y Louis tomó un respiro, dando un paso hacia él. Su corazón se había agitado sin querer.
—Para estar contigo —En tu cumpleaños. Es un día alegre, un día para ti. Es tu día especial y quería estar contigo en tu día especial.
Sería una obviedad mencionar que las palabras que surcaban sus pupilas como el párrafo célebre de un libro jamás conocieron el exterior. Anheló ser más fuerte para atreverse a pronunciarlas.
El vampiro sonrió, contrario a todo lo que Louis hubiera imaginado. Se permitió observarlo sin pudor, la manera en que su cabello había comenzado a crecer y a enrularse. Era lindo, ¿cómo podían sentirse tantas cosas al mismo tiempo? Quería enterrar los dedos en ese cabello castaño oscuro, con toda la delicadeza del mundo.
El silencio invadió el espacio en medio de ellos. Solo se podía oír el mar.
—Zayn y Liam están juntos —dijo y se arrepintió. Tristemente, esa había sido la primer cosa que se le vino a la mente para comenzar una conversación.
—Eventualmente lo estarían —respondió Harry—, son compañeros.
—¿Qué significa eso?
Su rostro se tiñó de confusión.
—Algún día te lo diré.
Llevó sus manos a las del vampiro, cansado de que su mente se apoderase de él y se quedara atónito en cada oportunidad. Pensaba demasiado cada cosa que hacía o dejaba de hacer. Las manos llenas de anillos envolvieron las suyas con una innata facilidad, y Harry jaló de ellas para atraerlo en un abrazo suave.
Louis era adicto a la paradójica sensación de calidez en el pecho congelado de Harry.
—Feliz cumpleaños —se animó a articular.
Harry no respondió, pero de alguna manera logró que ambos caminaran a ciegas hasta que la espalda de Louis chocó contra una superficie.
—No notaste que faltaba una de las camionetas —dijo con gracia.
—La casa da miedo cuando no estás.
El vampiro soltó una risa y llevó su mirada al cielo. Louis sabía con certeza que no iba a responder, así que se puso en sus puntas de pie y buscó sus labios para capturarlos entre los suyos. Un beso corto e inofensivo. Luego, bajó para besar el lunar debajo de su hoyuelo que tanto le gustaba. Un brazo de Harry se ajustó naturalmente alrededor de su cintura, y con el otro tanteó la manija de la puerta de la camioneta, abriéndola detrás de Louis.
Louis se dejó acostar en el asiento trasero con una risa de por medio, imaginádose qué estaba a punto de suceder cuando Harry le levantó la camiseta para apretar sus pezones entre sus dedos fríos. Sin embargo, eso fue todo. El vampiro maniobró con sus dos cuerpos juntos y se las arregló para quedar tumbado sobre el asiento con Louis encima de su pecho.
—Era una mala idea —rio. Louis no respondió, limitándose a sonreír perezosamente—. Escucha.
El matiz de su voz lo inquietó. Levantó la cabeza para poder mirarlo.
—¿Qué?
Harry soltó un resoplido, sin perder la calma pero la desazón era visible en su mirada. Louis podía notar que estaba llevando a cabo un debate entre hablar o callarse.
—Te quiero —soltó al fin.
El humano abrió los ojos con amplitud.
—¿Cómo puede ser eso un problema? Yo también te quiero, ya te lo he dicho.
Harry se tensó y una sonrisa amagó con crearse en su rostro —Porque no puedo quererte a medias —suspiró—, y no puedo dejar que quererte influencie algunas decisiones que tendré que tomar pronto.
—¿Qué decisiones?
—No quiero precipitarme.
Se oían los grillos y el mar a lo lejos. Harry acarició el cabello de Louis con sus dedos y ese fue el final de la conversación. El silencio entre ellos reinó como un ente en sí mismo, pero lo dejaron estar.
Louis tenía un sentimiento agridulce en su interior. Por un lado, Harry lo quería, y él necesitaba besarlo hasta que su boca se deshiciera en la del vampiro. Por el otro, estaba la sensación de inestabilidad en las palabras que habían intercambiado.
No era nada que su propio inconsciente no le hubiese estado advirtiendo de todas formas.
Aló, feliz aniversario de los 1dead! (Atrasado, con todo eso me olvidé de actualizar jsjs)
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Besos ❤️❤️