Luego de que el concierto de aquellos muchachos terminara, muchas jóvenes se lanzaron sobre ellos, rodeándolos mientras estos bebían cerveza muy agusto.
Mientras que nuestras dos amigas se sentaron en una mesa casi cerca de ellos, tomando cerveza a petición de Anna.
— Diagh, me dan pena ...— Dijo Victoria sacando la lengua.
— ¿Es eso ... o tal vez te gustaría estar en su lugar?.— Preguntó serena mientras tomaba un sorbo de su tarro.
— ¿Qué yo qué? cla ... claro que no.— Dijo con nerviosismo mientras ocultaba su rostro ruborizado con el tarro.
— Pues eso no decía tu cara hace un rato.— La pelirroja le dedicaba miradas llenas de enfado aunque esta no las viera.
— Agh como sea, debo ir al baño.— Se levantó de su asiento.
— ¿Te acompaño?.
— No gracias, no quisiera molestarte.— Anna se dió cuenta del sarcasmo pero igual no se levantó.
Veía como su amiga entraba al baño pútrido, en donde por fuera se podía ver a una pareja besarse.
— Algunas personas no respetan los lugares públicos.— Dijo con un gesto de asco al ver a aquella pareja.
Mientras que Victoria se encerró en un cubículo, lo primero que hizo fué sentarse sobre la taza del baño, como si sólo quisiera descansar apoyando su cabeza sobre su mano.
— Otra vez no dormí nada ...— Decía un tanto somnolienta.— Y tengo escuela en unas horas ... ¡Agh!.— Dijo molesta.— ¡Y por sobre todo me toca limpiar los retretes!
Un impulso la llevó a golpear la puerta del cubículo.
Claramente no le dolió el golpe, pero de igual manera se quejó al recordar las tareas que tenía que hacer dentro de unas horas.
Toc - Toc.
Para su sorpresa alguien tocó de manera rápida la puerta.
— ¿Todo bien ahí dentro?
No era la voz de una mujer, así que eso le molestó.
¿Qué hacía un hombre en el baño de mujeres?
— Escucha pervertido, más te vale salir de aquí, este es el baño de Mu -je - res.— Hizo hincapié en aquella palabra.
El silencio era una señal, por un momento sonrió.
Pero esa mueca desapareció al ver la sombra de alguien parado justo en frente de ella.
No iba a dejar que un tipo se pasara de listo, después de todo ... ella era conocida por ser la responsable de mandar al hospital a varios jóvenes que trataban de propasarse.
No lo iba a tolerar.
De una patada mandó a volar aquella puerta, mientras que abalanzó su cuerpo lista para dar un merecido golpe a aquel sujeto que la molestaba.
— ¡Tal parece que no escuchar gusa- ...!
— ¡Lo siento, pero los baños de hombre están clausurados, no quise causarte molestias!.— Gritaba aquel rubio que había visto en el escenario tratando de cubirse el rostro con sus brazos.
Tan delgado.
La pelirroja estaba petrificada pero a la vez el rubor de le notaba claramente.
Por poco y golpea al muchacho que la dejó encantada con su interpretación.
Tratando de no tambalear, se levantó cuidadosamente.
Intentaba escapar de puntitas para que no la viera ... pensaba que no quería que la odiara por eso.
— ¡Oye déjame disculparme cómo es debido!.— Escuchar su voz le erizó la piel, no podía darse la vuelta para verlo a la cara.
Pero no podía moverse.
Más importante, ¿Porqué está hablando como si fuera un Mayor Domo?
— Lamento si te molesté ... ah ... ¿Cuál es tu nombre?
Demonios.
Lentamente se dió vuelta para ver a aquel rubio más de cerca.
Estaba impresionada, no todos los días se conoce a un chico con maquillaje en los ojos.
Pero le pareció extraño que aquel muchacho estuviera con la boca abierta, como si hubiera visto un fantasma.
— Me ... me llamo Victoria.— Dijo mientras se cruzaba de brazos.— ¿Y tú?
— Ah ... — Aquellos ojos azules brillaban más para Victoria.
— Oye, ¿Te sientes bien?.— Arqueó una ceja.
— Ah sí, disculpa mi torpeza, mi nombre es Glam. — Hizo una pequeña reverencia al que que le pareció raro a la pelirroja.
— ¿Glam?
— Así es.— Asintió con la cabeza.— Debo decir que es la primera vez que veo a una chica tan imponente como tú ...
Ese comentario debería ofenderla pero por el contrario, se sentía halagada.
Comenzó a sentir cosquilleos en su panza, una sensación que no había tenido antes.
— ¡Un gusto y no te preocupes, nos vemos!.— Pronunció en un tono acelerado mientras corría para salir de aquel baño.
Y para escapar de aquella sensación.
Vió a lo lejos a su amiga Anna bebiendo su cuarto tarro de cerveza.
No le parecía raro pero le molestaba el hecho de que tendría que llevarla a rastras a su casa.
— ¡Vámonos de aquí!.— La sujetó de la mano y la sacó de aquel bar.
Sentía temor de que ese joven rubio se le ocurriera seguirlas.
— ¡Pero no ... terminé mi cerveza!.— Se quejaba Anna quien era evidente de que estaba ebria.
— ¡Mañana te compro más!.
Qué extraña sensación tuvo.
Algo nuevo que no sabía bien como describirlo.
Aunque tenía la oportunidad de poder golpearlo, algo muy común para ella cuando se trata de chicos ...
En su interior una voz le gritaba con fuerza "Abrázalo" y no entendía porqué.
Pero estuvo toda la madrugada pensando en eso, hasta en la escuela aunque se cayera muerta a mitad de la clase, ella seguía pensando en ese muchacho de nombre estrambótico.
Entre sus recuerdos, en medio de la clase de Historia, tomó su plumón rojo y con una sonrisa de satisfacción escribió claramente en el borde de su cuaderno.
"Glam"
Golpeó su cabeza contra su libreta al darse cuenta de la ridiculez que había hecho.
Ella no hacía eso, sólo las niñas empalagosas escribían el nombre de otros en su cuaderno.
Con sus párpados cansados, aquella imágen de su salón con los afiches pegados a la pared, se cambió por otro con la imágen de una joven sonriente sosteniendo una gaseosa.
Siempre veía ese afiche en su trabajo.
Odiaba tener que usar su ridículo uniforme.
— Victoria, ¿los baños están limpios?.— Preguntó el gerente viéndola desde el umbral de su oficina.
— Sí jefe.— Dijo sin mucha importancia.
— Perfecto, procura que siga así.— Cerró de manera escandalosa la puerta.
Jugaba con sus manos, tratando de leer las etiquetas de los dulces que adornaban su mostrador.
— M&M ... KitKat, Havanna, Bubble Gum, Glam, Bazook-...— Se quedó perpleja al darse cuenta de lo que había dicho.
Tomó la goma de mascar para asegurarse de que el nombre estuviera bien, no era posible que tuviera el nombre de "Glam"
— Gam ...— Al leerlo no pudo contener su risa ante la equivocación.
Hubiera sido vergonzoso que alguien la viera en ese momento.
Pero esa risa, se volvió en una muy exagerada.
— Demonios ... — Golpeó su gente con la palma de su mano.— ¡¿Porqué demonios sigue en mi cabeza?!
Tiraba de sus cabellos estresada.
Bin - Bon.
— ¿Qué te sucede?.— No hacía falta verla, se dió cuenta que era Anna por su voz.— ¿Problemas con tu jefe? ... ¿Acaso vas a denunciarlo por acoso?
— Shhh, Anna baja la voz.— Tapó la boca de la nombrada con su propia mano.— Ya te he dicho que no digas esas cosas en mi trabajo.
La soltó para recostarse sobre el mostrador.
— Está bien, lo siento, ¿pero qué sucedió?
— Efe tfonfo fufedio.— Pronunciaba con la boca pegada a la madera.
— Vicky habla claro.— Se cruzó de brazos.
De mala gana levantó la mirada y soplando el mechón que se interponía en su visión, pronunció ...
— Ese debilucho está en mi cabeza ...— Dijo en un tono desanimado.— No entiendo porqué, tal vez me embrujó o algo.
La sonrisa de su amiga la perturbó un poco.
— ¿Qué?.— Preguntó confundida.
— Me parece que ...— Dió un pequeño golpe con su dedo a la nariz de la pelirroja.— Te gusta ese debilucho.
Esas palabras calentaron las mejillas de Victoria, rápidamente trató de taparlas posando sus manos en ellas.
— Estás loca.— Dijo desviando la mirada.
— Dí eso si quieres pero ...— Se estrelló ella misma contra el afiche de la pared.— Aquí mi amiga sabe que tengo razón.
Señaló a la chica del afiche.
— Ajá sí, claro que no, absolutamente estás loca ...
Bin- Bon.
Otra persona había entrado a la tienda.
— Oh vaya, pero qué agradable sorpresa.
Aquella voz.
La pelirroja tenía miedo de dar vuelta su cara, pero ver a Anna ocultando su risa le estaba dando ganas de imitarla.
— No sabía que trabajabas aquí.— Aquí rubio se acercó al mostrador con una gran sonrisa.
Mientras que Anna lo señalaba entre risas silenciosas a la vez que se ocultaba entre el pasillo de los lácteos.
— Ah sí ... trabajo aquí.— Respondió algo tímida.
— Increíble, ¿Y te gusta?
— Que si me ... ¿Gusta el trabajo?.— Arqueó una ceja pero el rubio asintió con la cabeza.— Pues ... ah ... eso creo.— Alzó los hombros con una sonrisa forzada.— ¿Vienes por algo o para preguntarme esto?
— Oh, discúlpame, vine por unas sodas, estamos practicando con la banda y bueno, Ches dijo que era mi turno de comprar.
— ¿Ches?
— Rió nervioso.— Es el que toca la guitarra acústica.
— Ah sí ... ese.— Recordó lo raro que fué ver a ese sujeto bailar arriba del escenario.
Ambos se sobresaltaron al escuchar un golpe sobre el mostrador.
Habían cuatro latas de soda y detrás estaba aquella chica de cabellos azules.
— Servicio express.— Dijo mientras volvía al sector de lácteos.
— Oh, ah, muchas gracias.— Agradeció levantando la voz.
— Río nerviosa.— Bien eso ... ¿Es todo?
— No, bueno si ... ¡es decir no!.— Se dió un golpe en la frente con la palma de su mano.— ¿No te gustaría vernos practicar? Prometo que nadie te va a molestar.— Sonrió de costado.
— Pues. — Arrastró la "e".— Me gustaría pero ...— Señaló su gorro azul con franjas rosas que tenía puesto.
— Ah, disculpa mi torpeza, es que estoy ...— Hizo gestos con sus manos.— Algo despistado últimamente.— Se rascó la nuca con una pequeña sonrisa.
Bin - Bon.
— ¿Glam ya tienes las bebidas?.
Un castaño entró de imprevisto a aquella tienda mientras se acercaba a Glam.
— E-en eso estaba Ches. — Al ver al castaño, Glam le hacía señas con los ojos, señalando a la pelirroja.
— Oh, ya entendí.— Sonrió de manera pícara.— ¿Cómo te va nena?.— Recostó su hombro sobre el mostrador.
— Ah ...— Dió un paso para atrás, indicando incomodidad.
— Ches, por favor, no es momento para eso.— Le colocó las bebidas en el pecho del castaño.— Lleva eso por favor.
— Está bien viejo.— Dijo con toda serenidad mientras se retiraba del establecimiento.
— Lamento eso Victoria.— Hizo una mueca de tristeza al decirlo.— Ches puede ser algo ... inapropiado, ¿Cuánto te debo?
— Sí ya lo noté, no es nada va por cuenta de la casa.
— Ah yo ...— Sacó una pluma y tomó un papel del mostrador.— No quisiera que nos volviéramos a ver en un concierto pagado ...— Decía mientras escribía.— Así que dentro de dos días nos podemos ver en esta dirección.
Le acercó aquel papel.
La pelirroja con un pequeño rubor, tomó el papel mientras que el rubio se despedía agitando la mano en el aire.
— ¿Y qué dice?.— Preguntó Anna con curiosidad mientras se acercaba a Victoria.
— Pues ...
Bajó la mirada para ver el papel.
Su corazón palpitó tan fuerte mientras que sus ojos se abrían lo más posible, y sus mejillas tomaban un color carmesí.
— ¿Y bien?
"Ese uniforme se te ve muy bien."
Debajo de ese mensaje estaba la dirección del lugar, pero no le dió importancia.
Su cuerpo tuvo un momento de chispa, un escalofríos recorría la punta de sus pies hasta su cabeza.
— ¿Vicky qué sucede?.— Preguntó en un tono preocupante.
— Yo ...
Alzó la mirada para ver a Anna a los ojos, dándole una mirada con los ojos resplandecientes.
— ... creo que me gusta.— Apretó aquella nota al decir esas palabras.
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