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Jeon JungKook
Salí del baño ya con ropa nueva y cómoda para luego de comer volver a dormir. Caminé hasta mi cama, restregando la toalla sobre mi cabello mojado, pero me detuve al recordar.
—No tengo celular. —susurré mientras suspiraba pensando el nombre de Kim.
Chica odiosa.
Aún no me puedo creer que esa loca volviera a romper mi celular. Aunque, viniendo de ella, me resulta adorable. Ni siquiera me molesta pensar en tener que gastar dinero en uno nuevo.
Leves toques en la puerta me hicieron volver a la realidad, pero fue la voz de HaNeul la que atrajo mi atención, sobretodo porque no se oía como siempre.
—JungKook... —la oí hablar débilmente del otro lado de la puerta— ¿Pu-puedo hablar contigo?
Escuchar a HaNeul hablar con la voz temblorosa y entrecortada era algo que no se escuchaba nunca, muy pocas veces he sido testigo de ello. Y recordando aquellos episodios, me hace sentir mal saber que esta vez se encuentra de aquella forma por mi culpa.
Le di el paso de entrar y la presencié sus grandes ojos y mejillas enrojecidas de lo que, me imagino, debió ser el llanto.
El sentimiento de culpa volvió a hacerse presente. Verla de esa forma me hacía mal a mí. Pero el simple hecho de recordar lo que le hizo a Kim...
—¿Qué quieres? —intenté mantener mi postura, algo que pareció afectarla a ella, pues sus ojos comenzaron a lagrimar otra vez.
Antes de hablar miró confundida el piso el cual tenía regado por todas partes las cartas arrojadas por Kim.
—Estaba jugando al solitario. ¿Qué quieres? —repetí.
—¿De verdad estás tan enojado por eso? —hice silencio y aparté mi vista de ella. No quería volver a mentirle en la cara. Claro que estoy molesto, pero no por los motivos que le di hoy— Ya me disculpé. —acercó un par de pasos a mí, pero mi mirada seguía sin dirigirse a ella— JungKook... —musitó.
Mordí mi lengua al notar como su voz se rompía ligeramente, al notar que en cualquier momento lloraría y me darían ganas de golpearme a mí mismo. No quiero y no me gusta verla llorar, mucho menos si yo soy el causante de sus lágrimas.
—Lo lamento. No pensé en ti, actué por cuenta propia y ni siquiera te dije lo que haría. —sus ojos comezababan a llenarse de lágrimas, y en cuanto al próximo parpadeo estas cerían— Por favor... Perdóname, JungKook. No volveré a hacer algo como eso , pero por favor, perdóname.
La estaba haciéndo llorar de una horrible forma. No sólo llorar, la estaba torturando emocionalmente. La estaba haciendo sufrir.
Verla desprender tantas lágrimas hacía doler todo mi interior. Quiero a HaNeul, y por más que lo intente, no soy capaz de hacerle algo como esto.
Recuerdo la última vez que la vi llorar. Fue hace mucho tiempo, pero nunca olvidaría ese día, porque ese día casi la perdí.
No puedo verla así.
—J-JungKook... Te necesito... —callé sus ruegos con un abrazo. Sin importarme la ropa recién puesta y limpia, dejé que esta se encargara de secar sus lágrimas— De verdad, lo siento.
—Descuida. —susurré dando un beso a su cabeza.
—No quiero que me odies, Kook...
—Y no lo haré. —retrocedí un par de pasos con ella y me senté en un lado de mi cama— Ven aquí. —la atraje para sentarla de costado sobre mis muslos para volver a abrazarla.
No podía estar enojado con HaNeul por tanto tiempo, más aún cuando ni siquiera tengo razón para estarlo, porque... se supone que odio a Kim.
Y HaNeul tiene razón, yo he hecho cosas peores con mis propias manos. Soy más basura de lo que le hice sentir a ella. Y yo soy el idiota que no se entiende a sí mismo.
Separé lentamente su rostro de mi pecho y acune su mejilla en una de mis manos, usando mi pulgar para limpiar cualquier rastro de lágrimas.
—Te amo. —murmuró mirándome a los ojos.
Me mantuve en silencio unos minutos sin saber por qué me costaba tanto responder a algo tan simple y que ya he hecho miles de veces.
—Yo también. —respondí segundos después, sintiendo una punzada en mi pecho.
Indemdiatamente HaNeul comenzó un beso que, aunque dudé, correspondí, mientras sus brazos se enredaban en mi cuello.
Kim Cleo June
Jeon la sostenía como si ella fuese una princesa. Los miré con atención cada movimiento hecho por ellos acompañada de un gran sentimiento de molestia, llegando al punto en el que mis dientes dolían de la presión que ejercía entre ellos con mi mandíbula, mis nudillos quedaban blancos y ni siquiera me importaba estar hiriendo la palmas de mis manos con mis uñas debido a tanta fuerza con la que los apretaba. Mis músculos estaban tensos y unas inexplicables ganas de golpear algo aparecieron repentinamente en mí, o más bien a alguien.
Sentía en mi interior algo más intenso que un tornado. Quería sacarla de ahí, de encima de Jeon y golpearla hasta dejarla inconsciente. Pero... ¿Cuál sería el sentido? Él la trataba con cuidado y amor, había cariño. Era evidente la energía cálida que ambos desprendían por el otro.
Esto me dolía, verlo tan cariñoso con la responsable de todos los golpes que había recibido. Hizo que dos tipos grandotes me rompieran la cara, el mismo JungKook vió cómo me dejaron. Pero ahora está ahí, con ella, tratándola con la fragilidad de una flor.
So HaNeul está lejos de ser una flor. Ella no es delicada. Y... Y sé que es su novia, pero... No lo sé, me duele de todas formas.
Ahora un sentimiento más asemejado a la tristeza corrompía mi corazón. Mis hombros caían con pesadez y ese amargo sentimiento.
Quería decir algo, iba a hacerlo. Pero, ¿qué?, ¿qué les iba a decir yo?
A pesar de las inmensas ganas que querían salir de mi interior para separarlos, mi cerebro sólo repetía lo mismo una y otra vez, «ella es su novia, no tú».
Pff... Ni que me importara serlo.
Cerré la puerta con fuerza, con todas las intenciones de interrumpirlos. Claro que no me importa hacerlo, después de todo, esta es mí habitación.
Dejando su momento romántico, ambos se separaron, atraídos por el ruido que provoqué. Me dio asco ver la sonrisa de HaNeul al cruzar su mirada con la mía, sin mencionar que relamía la saliva de Jeon en sus labios.
Me dan asco. Parece que estaban demasiado entretenidos.
—¿Interrumpo? —camuflé y apacigüé con esa pregunta toda la rabia con la que quería golpear su cara.
—En realidad, sí. —respondió molesta, pero con un distinguible tono de burla— Me quedaré a dormir aquí. No te molesta, ¿verdad?
Sí, claro. Como si le importara mi opinión.
Fingía una asquerosa amabilidad como típica víbora venenosa y rastrera de toda película.
Jeon se veía... No sé cómo se veía. En su cara no había expresión alguna. Él sólo me miraba sin ningún tipo de expresión facial, todo lo contrario a su novia, que me sonreía victoriosa.
—Para nada. —fue lo único que dije para caminar en dirección al baño e ignorarlos.
Apenas cerré la puerta con seguro, apoyé mi frente sobre esta tratando de retener un grito de ira. Me acerqué al grifo del lavabo y lo abrí, dejando que el ruido de la presión del agua cubriera los míos de rabia.
Miré mi imagen en el espejo. Mi horrible imagen en el espejo.
Los golpes en mi cara eran evidentes, haciéndome lucir horrenda de cualquier ángulo. Sin mencionar ese ceño fruncido que de seguro dejará una arruga.
Caminé de un lado a otro intentando relajarme, sumando a esto el morder mi brazo, pero simplemente la ira seguía ahí. El odio no desaparecía.
Le partiré los brazos, lo juro.
En el reflejo del espejo vi la sudadera de Jeon que me quité esta mañana. La misma sudadera que suelo usar para dormir... Para dormir con él. Jalé mi cabello y simplemente ya no podía seguir ahí. No podía dormir ahí sabiendo que esos dos se estaran besando y manoseado toda la noche.
Tenía calor, así que ate mi cabello en una coleta, respiré hondo, humedecí mis mejillas y quité de mi rostro todo rastro de molestia.
No podía dejarme afectar por algo como esto, sobretodo porque no debería afectarme. Me niego a creer que me gusta Jeon o algo por el estilo, es imposible. Admito que me parece lindo y le coqueteo, pero eso es sólo para molestarlo.
No seas ridícula, Cleo June.
Salí del baño, sin siquiera dirigirles la mirada, y caminé a la puerta.
Por nada en el mundo pasaré la noche aquí.
—¿No te quedarás? —preguntó en cuanto tomé el pestillo.
Ese tono y sonrisa maliciosa, la odio tanto. Odio todo de ella.
—JiMin me invitó a su habitación, pasaré la noche con él. —dije con todo el propósito de molestar a Jeon. Ni siquiera volteé a verlos y salí de ahí.
Jódete, Jeon.
Cerré la puerta y mi mano permaneció en la perilla mientras miraba el piso.
No sé cual es la cabaña de JiMin.
¡Maldición! Nunca se lo pregunté.
Y me da vergüenza preguntárselo ahora. Tampoco quiero usar a JiMin como un reemplazo porque Jeon está con HaNeul.
Sea como sea, iré a cualquier otro lado.
Di media vuelta y caminé a las escaleras, pensando en mis posibilidades de a dónde ir, teniendo como única respuesta a Rin. Antes de siquiera llegar a las escaleras, vi como el chico de la división de al lado, el mismo con el que discutí la otra vez, las subía con su mirada en el celular.
Ese cobarde.
Me burlé de él en mi mente por cómo había huido de mí la última vez.
Terminando de subir, ambos cruzamos miradas, pero al mismo tiempo nos dimos vuelta la cara con molestia.
Él siguió su camino a su habitación y yo retomé el mío. Antes de que él abriera la puerta y yo bajara las escaleras nos dedicamos una última mirada de odio y repudio.
—Tss. —emití luego de volver a correrle la cara.
—Tss. —imitó.
Mi pésimo humor identificó esto como un ataque.
—Tss. —devolví el gesto.
—¡Tss!
— ¡TSS!
—¡TSSSSSSS!
—¡TSSTSSTSSTSS!
—¡Deja de imitarme, niña odiosa! —dio media vuelta para verme de frente.
—¡Tú me imitas a mí, niño feo! —contraataqué al castaño.
—¡Tú empezaste!
—¿¡Eeh!? ¡Eres un mentiroso! ¿¡Acaso quieres una golpiza!? —amenacé mostrándole mi puño.
—¡Tú fea cara parece quere una! —él comenzaba a remangarse su chaqueta.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó un chico pelinegro que también llegaba al lugar.
Un momento... Esa voz...
»Estoy seguro que todo el campamento escucha tus gritos.
Es idéntica y muy distinguible.
—¡Tú! ¡Hijo de puta! —señalé estando segura de que era él— ¡Tú fuiste uno de los idiotas que me golpeó!
Estaba segura que él era el chico a mis espaladas y que me sostuvo mientras el otro me golpeaba.
«Lo siento, niña», eso me había dicho él.
—Oh, me reconociste. —sonrió— Hola, soy Lee HoSeok, aunque me puedes decir WonHo. —me saludó de lo más normal.
¿Es idiota o qué? ¿Acaso le parece bien ir golpeando a las personas de una forma tan brutal como esa?
Y, si él fue uno de los que me golpeó, ¿Significa que este otro mocoso era el otro?
—¿¡Y encima me saludas así!?
—¿La conoces? —preguntó el castaño al que supongo yo es su amigo y compañero de habitación.
Por su reacción no pareciera que él haya sido parte de la treta.
—Algo así. —respondió— Sin rencores, niña. Sólo le debíamos un favor a HaNeul
—¿¡Y crees que me importa!?
No puedo creer que todo este tiempo mi agresor estuvo a mi lado.
«Un favor a HaNeul». Cómo si esa mierda me importara.
—¡Ya deja de gritar, maldita histérica! —se entrometió el otro imbécil.
—¡Cierra la boca, maldito idiota! —repliqué.
—¿Por qué estás tan enojado? —preguntó divertido el pelinegro.
—¡Esta niña es estresante!
Estresante será la patada que me estoy conteniendo en darle.
—Mejor entra y ve a dormir, KiHyun. Hoy amaneciste muy nervioso. —tomó por los hombros a su amigo y lo guió hasta la puerta, haciéndolo entrar al lugar— Me disculpo por lo de la otra vez. HyunWoo y yo no somos de hacer ese tipo de cosas, pero debíamos devolverle el favor.
—Me da completamente igual, son un par de imbéciles.
—En verdad lo siento. —se inclinó.
—Dícelo a mi cara que por sus culpas ahora es fea.
—Si te sirve de consuelo, eres muy bonita.
—Tch. —dí vuelta mi cara— Por supuesto que lo soy.
Él rió por mi respuesta.
Bien, por ahora se lo dejo pasar porque sabe apreciar lo que es arte. Además, no creo que sea algún compinche de HaNeul si es tan agradable conmigo.
Una vez más, el tal WonHo volvió a disculparse por él y por KiHyun, quien aún sostengo que es un insoportable, y se volvió a su habitación.
Y ahora debía ponerme en marcha a donde EunRin.
La imagen de JungKook besando a HaNeul volvieron a hacerse presente en mi mente. Una horrible imágen. Tragué duro con tan sólo pensar qué estaban haciendo ahora.
¿Y qué esperabas, Cleo? Son novios y tú... No lo sé. Supongo que yo soy sólo alguien a quien tolera.
Pero es que me había hecho sentir bien pensar que se había fijado en mí.
¿Por qué mierda te importa? Se fije o no, no es tu problema ni incumbencia. Ni siquiera te gusta.
De seguro ese era era su objetivo; confundirme. Jeon quiere hacerme pensar que siento algo por él para al final humillarme, como lo hizo hace unos minutos.
Al final de cuentas, yo soy la chica a la que odia y HaNeul es su novia.
No te dejes humillar por un sentimiento que ni siquiera es real.
HaNeul es su novia. HaNeul es su novia. HaNeul es su novia...
Mientras más lo repito, más me duele.
Retrocediendo el tiempo, recuerdo lo feliz que me sentía, como se me llenaba el pecho al creer que le gustaba a JungKook. Creer que le importaba me hacía sentir un cosquilleo tan intenso que me hacía remover en mi cama como mocosa de quince.
No. Era mi ego. De seguro lo único que llenaba esa creencia era mi ego. Solo me hacía sentir importante, elevaba y confirmaba todos esos halagos que me suelo dar al espejo.
Yo estuve mal. Confundí sus gestos con algo tan ridículo como yo gustarle. De todas formas, no importa.
¡Está bien! ¡Todo de maravilla! Pff, ya sabía lo que iba a pasar. Ellos son novios...y los novios se besan...
A mi no me importa porque JungKook no me gusta, así que no hay forma de que me afecte. Porque yo soy Kim Cleo June, y resistí el ataque de ese pollo en el zoológico, puedo con lo que sea.
Sólo no pienses en él.
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