bad boy โ”โ” [#1] jeon jungkook

By thebidoom

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โ”โ”๐—•๐—”๐—— ๐—•๐—ข๐—ฌ โel chico malo no era tan maloโž Jeon JungKook quiere esconder sus problemas detrรกs de su fa... More

ใ€Œ BAD BOY ใ€
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Kim Cleo June

Que porquería. Tengo hambre, me duele el brazo y JungKook se burla de mí.

JungKook se había comido como cuatro zanahorias enteras. En serio, no sé como le da a este chico para comer eso. Yo no puedo comer vegetales si al menos no tengo un poco se carne para acompañar.

Lo único que me consuela ahora es que JungKook es muy tierno, sinó estaría llorando en el piso.

—¿Te sientes mejor? —pregunté luego de un rato.

—Te miento si te digo que sí.

Dios, que mal me siento.

Me dolía en el pecho verlo así. Su espalda, sus brazos... su cara. Tenía heridas en su mejilla y mandíbula del lado izquierdo que, afortunadamente, no eran grandes.

Cuando lleguemos me encargaría más correctamente de todo aquello. Así que sólo saqué de mi bolso la caja de banditas, esas infantiles que le había comprado la tarde en la que me perdí con una señora, y esas que él me había dado luego de que la mujer rara me atacara.

Saqué una con el diseño de un dinosaurio; un braquiosaurio. Cuando levanté la cabeza para verlo y colocarle la bandita, me di cuenta que él ya me estaba mirando. Nos miramos a los ojos unos momentos, y yo le pedía permiso con mi mirada para ponerle la bandita.

JungKook asintió.

Sonreí y me acerqué más a él sentándome sobre mis rodillas. Quité los papeles en el adhesivo y, con delicadeza, coloqué ma bandita sobre su herida. Presioné sutilmente para asegurarme de que pegara. Pero mis manos no salieron de su cara, permanecieron ahí, acariciando los bordes de la bandita.

Llegó un momento en el que mis manos habían acunado su cara algo destrozada. Los golpes de la caída y su labio aún lastimado por un motivo que yo desconozco. Sentía un pinchazo con solo verlo así, y ni siquiera entiendo por qué me importa tanto.

Estábamos cara a cara y a una distancia más cerca de lo necesaria, pero que a ninguno parecía molestarle. Me detuve viendo sus ojos, adorando lo oscuros pero brillantes que son. Reflejaban la luz con intensidad y me entretenía observando las pequeñas formitas que se hacían en ellos.

Son unos ojos muy bonitos que hasta cierto punto, parecieran reflejar la inocencia pura de un niño.

—Perdón. —murmuré a esa distancia tan corta de su rostro.

—En serio, está bien. —me sonrió de forma consoladora— Ahora lo único que me haría bien es dormir, aunque sea un rato.

—Duerme un rato, si quieres. Yo me quedaré aquí y cuando despiertes nos preocupamos por volver.

—Me parece bien. —sonrió.

Volví a sentarme y levanté mi mano a su cabeza, ingresando en ella mis dedos entre sus suaves cabellos mientras lo veía a él disfrutar de las dulces caricias.

Le gusta que le toque el pelo.

Lo atraje a mí hasta recostarlo cuidadosamente sobre mis piernas y continúe acariciando aquella zona. Su mirada cansada se posó sobre la mía y lentamente sus párpados se fueron cerrando.

Sonreí al ver su linda cara junto a esa bendita de dinosaurio que ocultaba el pequeño golpe que recibió al protegerme de la caída. Acaricié delicadamente sus mejillas con mis dedos sintiendo lo tersa de su piel, dándome la sensación de fragilidad en él.

Es tan lindo.

Quité el gorro de mi cabeza y lo utilicé para cubrir su rostro de la molesta luz del intenso sol. Yo me puse otro de los gorros que había traído. Quería que Jeon use ese porque era el del patito y le quedaba muy cute.

Ahí iba otra foto de recuerdo.

Simplemente esperé pacientemente a que despertara.

Jeon JungKook

Desperté sintiendo aún secuelas de la caída con Kim y me retorcí ahí mismo. Dentro de todo era bastante tolerable.

Quité el gorro... ¿de Kim? Lo tenía en mi cabeza por algún motivo. Era el maldito gorro con el dibujo de un pato.

Inmediatamente recordé que se supone que me había dormido sobre ella. Pero no son sus piernas las que soportan a mi cabeza como almohada, era mi mochila que por encima tenía su chaqueta deportiva para hacer de esta más cómoda.

Exaltado me senté, porque si no, ¿Dónde estaba Kim?

La paz volvió a mí cuando la vi casi al lado mío, acostada en el piso durmiendo. Parecía muerta.

Al menos no mintió cuando dijo que no iría a ningún lado, eso es un alivio.

Volví a recostarme volviendo a revivir en mi mente todo lo que ha pasado hasta ahora el día de hoy. Todo había sido una locura.

Miré a mi izquierda. Ella estaba ahí, dormida profundamente en el piso, tan cómoda como si se tratase de las mismas nubes. Estaba de costado mirando a este lado. Parecía un gato durmiendo en esos días de calor; con las piernas separadas y ambos brazos estirados.

Miré su mano, esa que aún traía la pulsera rosada que yo me había hecho. Luego miré la mía que parece vómito de payaso y reí. La estiré hasta la de ella, tocando con mis dedos la palma de su mano y deslizándolos por los suyos.

Sonreí al ver su mano más pequeña moverse sutilmente por las caricias de la mía que estaba lastimada. Esa caída me había costado heridas por todas partes.

Subí mi mano por el largo de su brazo y un pequeño sonido de satisfacción se oyó de su garganta. Me detuve en su cara a tocar su mejilla. Esos mofletes tan tiernos que se sonrojan cuando está avergonzada.

De repente quité mi brazo ya que ella saltó asustada y lanzó un manotazo.

Chica intensa.

—¡Dios! Eres tú. —suspiró aliviada.

—¿Quién más podría ser?

—Tuve un sueño raro con un cocodrilo. Pero como sea, debemos volver. ¿Puedes caminar?

Asentí y me levanté con ayuda de ella.

—¿Y bien, Dora la exploradora, dónde está tu mapa? —dije cuando debíamos decidir por dónde ir.

—Mírate tú tan gracioso. —sonrió falsamente— Es increíble que Cassidy me diera hasta un silbato en caso de perderme, pero no un mapa de toda zona de Corea. Incluso el norte.

Reí y negué con la cabeza.

No pensaba que se tomara en serio lo del mapa.

Miré a nuestro al rededor sin recordar siquiera de dónde habíamos venido. Pero había que tomar una desición rápido.

—Podríamos ir por ahí y... —Kim me interrumpió negándose a mi propuesta.

—No. Iremos por ahí. —señaló el lado opuesto.

—¿Por qué?

—Porque es el lado contrario al que tú señalaste, y yo no te haré caso a ti.

¿Es en serio? ¿Sólo por no seguir órdenes?

—Ahora lo importante debería ser regresar, no llevarnos la contra. —ella pareció no importarle lo dicho por mí y sólo me mostró ambos dedos medios de sus manos mientras retrocedía en dirección al camino elegido por ella— ¡Kim!

Maldita sea.

Choi EunRin

—Tampoco están aquí. —dije mirando la habitación ausente de la presencia de JungKook o Cleo June— ¿Dónde están?

A mitad del camino nos habíamos dado cuenta que Cleo June y JungKook no estaban, y si el profesor descubría eso estarían en problemas, por lo que Hobi y yo tuvimos que ingeniarnosla para que no pasara la lista. Pero ahora lo importante eran ellos, porque tampoco estaban en su cabaña.

—JiMin la va a matar.

—¿Por qué lo dices, Hoho?

—¿No es obvio? —torcí la cabeza confundida— Se perdieron, EunRin, ni siquiera llegaron de esa maldita caminata.

—¡Oh no! ¿Y si se encuentran con un oso polar?

—Creo que deberíamos avisar a alguna autoridad. —dijo él preocupado.

—Pero... ¿Eso no meterá en problemas a Cleo June? Ya casi nos metemos en problemas nosotros para robarle la lista al profesor.

Había sido específico cuando dijo que nadie se saliera del camino, no quería que a Cleo June le pasara algo.

—¿Y tú qué propones? —pensé en unos segundos de silencio bajo la mirada expectante de HoSeok. Una idea algo loca había atravesado mi miente y sonreí reflejandolo— ¿Qué...? Oh, no. Claro que no, EunRin. —negó al darse cuenta a qué me refería.

—JiMin, YoonGi y SunKo ya debieron haber vuelto, podrían ayudarnos también.

—Nos perderemos nosotros también.

—Hobii. —rogué.

—EunRin. —dijo él más severo y cruzándose de brazos.

...

Park JiMin

—Y yo le dije: «aléjate de mi novia o te parto la cara», ¡Y ella se enojó conmigo! ¿Qué significa eso? ¿Acaso prefiere a ese mono antes que a mí?

—Son amigos, YoonGi. Tú eres el intenso. —dije cuando terminé de escuchar el motivo por el que SunKo volvió a enojarse con él.

Estos dos siempre van y vuelven.

YoonGi estaba a punto de contestarme, pero un grito lejano que cada vez se bks acercaba más nos interrumpió.

—¿EunRin?

—¡JiMin! ¡Tenemos un problema! ¡Grande! ¡Muy grande! ¡Alerta roja! ¡Peligro! ¡Cuidado, no estacionar!

Estaba alterada, pero siendo EunRin no sabía si realmente debía preocuparme.

—¿Qué? Oye, respira.

—¿Qué sucede? —le preguntó YoonGi a HoSeok.

—Cleo June se perdió. —dijo directamente.

—¿¡Qué!? —dijimos YoonGi y yo al mismo tiempo.

¿Perdida? ¿Cleo June? ¿¡Perdida!? ¿¡Cómo y por qué!?

Creo que mi corazón se había detenido por unos segundos.

—¡Cleo June se...! —HoSoek le tapó la boca justo antes de que lo gritara— ¡Mmmh!

—No grites o todos se van a enterar.

—¿¡Cómo que se perdió!? —dije exaltado.

—En la caminata desapareció junto a Jeon. No están en ningún lado.

—¡Mjm! ¡Mjm! —asintió ella con la boca aún tapada.

—Hola, chicos. —llegó SunKo y miró extrañada al par de mejores amigos— ¿Por qué le tapas la boca?

—Porque está gritando a los cuatro vientos.

—¿Qué tiene de malo?

—Cleo June se perdió. —dijo él.

—¿Qué? ¿Cómo? —me miró buscando explicaciones, pero yo estaba peor que ella.

—No tenemos idea. Desapareció con Jeon, no está en su cabaña y ni siquiera contesta el teléfono. —explicó HoSeok.

—Los pudo matar un jabalí salvaje. —dijo Rin cuando pudo modular el tono de su voz.

—Díganselo a un profesor. —propuso YoonGi.

—Vamos a meter a CJ en problemas.

—¿Y cómo planean encontrarla si está atardeciendo? —señalé el cielo que cada vez perdía más luz.

—Con volutad y el poder de creer en uno mismo.

Okey, esta chica está loca.

Llevé mis manos a mi cara restregandolas en ella sin creerme que esta chica lo había hecho otra vez.

Me volverá loco.

«Te prometo que voy a hacer lo posible para no meterme en problemas.» —recordé sus palabras del día anterior.

Por favor, dime que al menos te esforzaste para no hacerlo.

—¿O sea que el plan es meternos todos en el bosque para buscar a Cleo June? —incrédulo YoonGi se cruzó de brazos.

—Todos no, YongoBongo. Alguno se debería quedar por si ella regresa.

—Como te detesto, HoSeok.

—Bien, en ese caso, YoonGi y JiMin se quedan. —dijo SunKo.

—¿¡Qué!? —grité exaltado— No. Por supuesto que no. Yo voy por Cleo June.

Ni loco me quedaría aquí esperando cuando sé que a Cleo June le podría haber pasado algo grave, y más estando ella con Jeon.

«¿Vendrás a mi rescate, Jiminnie

«Cuando sea que lo necesites»

No quería que esas palabras se quedaran en el aire.

SunKo me tomó de los hombros y junto a YoonGi me apartó de los otros dos.

—JiMin, piensa bien las cosas. JungKook estará con ella. —habló bajo para asegurarse de que no la escucharan.

—Con mayor razón iré. —aseguré.

¿Quedarme y dejar que ese idiota le haga algo? Ni loco.

—¿Y si pasa algo entre ustedes? —habló esta vez YoonGi— Sabes cómo es Jeon. Si arman una pelea o empiezan a discutir en frente de Cleo June puede terminar mal para ti.

—Tiene razón. Jeon podría mencionar algo sobre... eso. —sentí la opresión en mi pecho con sólo pensar en ese maldito suceso— Se podría salir de control.

—Aww, me diste la razón. ¿Ya no estás enojada?

Ella suspiró.

—Hablamos de eso luego, YoonGi.

Estaba en un dilema. Quería ir por ella, pero Jeon era un problema. La última vez Cleo June estaba inconsciente, ¿Y si esta vez la aprovechaba para insinuar algo delante de ella?

Cleo June no puede enterarse de nada.

Kim Cleo June

Caminamos entre la espesa vegetación del lugar. Jeon no quería ayuda, pero al verlo detenerse a cada rato por el dolor me volví a él y nuevamente lo ayudé a caminar. JungKook no era de lo más liviano, pero con esfuerzos y recitando cinco padres nuestros logramos hallar el camino. Ahora solo nos quedaría volver al campamento y después inventaría una excusa del por qué nuestra ausencia.

También es obvio que le baboseé en la cara a JungKook porque acerté en la dirección a la que ir. Aunque sentía extraño estar tan cerca de él luego de lo que pasó mientras estábamos descansando. No sé él, pero yo sentí una enorme tensión de querer besarlo cuando tomé su cara entre mis manos. Tan tierno y delicado con esos ojos que podrían reflejar miles de estrellas.

Sentí que mi cara comenzó a arder con tan sólo pensar en cómo habría sido si hubiese tomado el impulso para besarlo. Aunque tal vez es mejor no hacerlo o las cosas podrían ser aún más raras.

Además, Jeon había actuado de una forma tan tierna. Fue amable, me sonrió y hasta acarició mi cabeza. No entiendo por qué a veces de repente se pone así de bueni, peri después me patea como balón de rugby.

Nah. Ni te creas, CJ. A Jeon le atrae más una legumbre que tú... tristemente. Vuelvo a maldecir a la vida porque, de todas las personas del mundo, tuve que llevarme mal con JungKook desde el día uno.

Llegamos al lugar y discretamente, tratando de no ser vistos por ningún profesor, fuimos a nuestra cabaña, pero me extrañó el hecho de que la puerta estuviese abierta totalmente.

¿Y si un profesor notó nuestra ausencia? Oh, no. No, no, no.

Entramos y...

—¿Chicos? —pregunté al verlos a todos ahí. Hablaban entre ellos con rostros preocupados hasta que escucharon mi voz.

—¡CJ! —EunRin se emocionó al verme— Hola, Jeon...JungKoo... —hablaba dudando de como debería llamarlo.

—Jeon está bien, chica fantasía. —dijo este refiriéndose al tinte que ella llevaba puesto, a lo que ella respondió con un puchero.

HoSeok en el fondo miraba a Jeon de mala forma, y no lo culpo, su novia causó una perdida de sangre en Rin y JungKook solo se lo festejó.

Pero no era sólo HoSeok; SunKo, YoonGi y JiMin también estaban ahí, los últimos dos eran quienes peor se veían.

JiMin... Oh, JiMin.

Siento que me va a matar. Segundo día y me perdí en un bosque. Genial.

—Cleo June. —JiMin se me acercaba— ¿Qué te pasó? ¿Estás...? —calló al ver como JungKook tenía su brazo sobre mis hombros y lo miró.

Dios, no. Que incómodo.

Miré a JungKook y también, eran ambos quienes se mataban con la mirada.

—Es que...

—¿Él te hizo algo? —interrumpió.

—¿Qué? Oh, no... —pausé cuando JungKook se había soltado de mí arrancando su mochila de mi hombro y avanzó por su cuenta a su cama. Tanto JiMin como yo lo seguimos con la mirada unos segundos— Fue mi culpa en realidad. Nos caímos de un lugar alto y...

—¿Estás bien?

—Sólo me lastimé un poco. —mostré mi brazo.

Un abrazo de su parte me había dejado sin palabras. Sorprendida por esa muestra de afecto tan repentina, correspondí pasando mis brazos por su cintura.

No me era normal que JiMin sea tan afectuoso. Normalmente es tímido en este tipo de cosas y demasiado respetuoso como para tocar a alguien sin su permiso. Pero desde ayer anda melosito.

—Que bueno que estés bien. —murmuró.

Sonreí enternecida.

—Siento preocuparte. Es que mi celular murió. —reí levemente.

Pero este mágico momento de amistad fue interrumpido, o al menos para mí, cuando miré por sobre su hombro, detrás de los chicos, estaba JungKook sentado sobre su cama recargando sus brazos en sus muslos y todo el peso de su espalda siendo sostenido por ellos. De esta forma, su cabello caía más sobre sus ojos, dándole aquél toque tan siniestro y oscuro.

Está molesto, muy molesto. Parecía querer matar con la mirada y estoy segura que no a mí exactamente.

Después de unos segundos en que mis ojos curiosos buscaban una respuesta de su parte, él desvío la mirada. Entonces, incómoda, me separé de JiMin entre risas para disipar cualquier tensión.

»Fue algo muy loco. Luego les contaré mejor que pasó. —dije y entré dejando mi bolso sobre mi cama— Ahora quiero descansar.

—Bien. Te dejamos todo lo que hicimos aquí. —señaló HoSeok el cuaderno lleno stickers de unicornios que Rin sacudía en su mano.

—También te hice apuntes coloridos. —saltí ella a entregarme el cuaderno.

Suspiré aliviada.

—No sé que haría sin ustedes, chicos. Gracias.

—No hay problema. Nosotros ya nos vamos y te dejamos descansar. Bye, chico galleta. —se despidió antes de irse.

Toma confianza muy rápido.

¿Chico galleta? ¿Cómo no se me ocurrió antes? Cookies.

—Y más te vale después contar todo lo que pasó. —señaló SunKo yendo a la salida.

—Llámame si necesitas algo.

—Park, sé que no vives sin mí, pero no sabía que tanto. —él entrecerró sus ojos molesto por la broma— Sabes que te quiero. —usé mi tecnica de persuadirlo con mi mirada de gatito abandonado y lo conseguí, porque sonrió.

—Demuestralo más. —a punto de darse media vuelta para irse me acerqué dejando un pequeño beso en su mejilla.

Ay, sus mejillas.

—Ahí tienes. —y comencé a empujarlo a la salida— Adiós y buenas noches.

Cerré la puerta cuando él atravesó el umbral, apoyando mi espalda sobre ella para mirar a JungKook. Volvía a tener su mirada sombría sobre mí, como si hubiese hecho algo que no le gustó.

Pff, a él no le gusta mi existencia en general.

»Oye, ve a darte un baño y yo conseguiré hielo para ti. —quise romper el silencio.

Tomó unos segundos, pero finalmente él asintió y se dirigió al baño luego de tomar su ropa. Yo fui a buscar ese hielo para su pie diciendo la mentira de que JungKook se había dado un fuerte golpe con la puerta. Ja, chico torpe.

Suerte que no vi la cara de HaNeul.

Regresé y JungKook aún se estaba bañando, así que prepararía las cosas para él.

Y, ¿recuerdan que dije que fue una suerte no ver a HaNeul? Claro que sí. Bueno, resulta que la tengo en la puerta fastidiando.

—¿Qué quieres? —pregunté molesta mientras abría la puerta.

—Me contaron que desapareciste con mi novio, ¿dónde está?

Puse mis ojos en blanco sin creer que debía lidiar con ella.

—Bañandose, loca. Sólo tuvo una caída, se pondrá hielo y ya, mamá histérica. —dije refiriéndome a su comportamiento sobreprotector.

—Haste a un lado. Es mi novio, yo me encargaré de él. —intentó pasar, pero se lo impedí con un empujón.

Extrañamente, luego de esas palabras, simplemente sentía cada gota de sangre correr por mis venas como agua hirviendo. Me molestaba, no la quiero cerca de él.

—Es mi compañero, yo me hago cargo de él por ahora. —remarqué mi posición.

¿En serio le estoy peleando JungKook a ella?

—Deja de ser tan entregada, Kim. Sé que te gusta mi novio. —arqueé una ceja. ¿de verdad me acaba de decir «entregada»?— Buscate a uno soltero, maldita zorra.

—Largate, HaNeul, o llamaré a un profesor y diré que vienes a molestar. —intenté estar calmada.

Por nada en el mundo, por más que quisiera, no podía golpear a HaNeul, sigo bajo la amenaza de esa suspensión. Aunque estoy reconsiderando seriamente sólo golpearla ahora.

—Te lo advierto, Kim, si le pones una sola mano encima a mi novio, te... —no la dejé continuar porque cerré la puerta en su cara y pasé llave para asegurarme de que no la abriría— ¡Kim, abre la puerta! ¡Maldita perra!

Golpeó la puerta por un rato hasta que finalmente cedió y se fue del lugar.

Por fin.

Unos minutos luego de que esa loca se marchara, JungKook salió del baño vistiendo la misma ropa de ayer para dormir. Con dificultad por su pie se sentó en la cama, y ahí utilizó el hilo para su pie.

—¿Qué? —soltó brusco cuando se dió cuenta de que lo estaba mirando.

—¿Qué de qué, idiota? —contesté en su mismo tono— Quítate la camiseta.

Cuando Jeon se pone así de hostil es mejor ser demandante.

—Déjame en paz. —me ignoró por completo.

¡Agh! ¡A esto me refiero con que es un bipolar!

—¿Ahora qué te pasa, Jeon? —pregunté internamente ofendida por tanta frialdad.

No contestó, sólo mantuvo silencio. Pero yo noté ese leve movimiento con su mandíbula.

¿Ahora por qué está molesto?

Y dicen que las mujeres son difíciles de entender, cuando existen tipos como Jeon JungKook que están en una montaña rusa que constantemente sube y baja a distancias muy grandes.

»Deja de portarte como un niño y quítate la camiseta.

—¿Para qué? —sacudí mostrándola una cajita y él entrecerró los ojos— ¿Qué es eso?

—Una crema para tus golpes. Así no se verán tan feos. —él me miraba dudoso. Avancé algunos pasos mientras lo restregaba en su cara haciendo círculos— Tiene aloe vera, Jeon. Y una esencia muy dulce y sútil. —sí, trataba de seducirlo con una crema.

Me miró unos segundos y finalmente bufó, quitándose su camiseta. Trataba de hacerse el desinteresado, pero yo sé que quería.

Sentí el golpe al ver su torso desnudo. Pero como ya lo había visto anteriormente, no fue tan fuerte.

Subí a su cama y me arrodillé detrás de él para ver su espalda con todas esas marcas rojas. Pasé mi mano sobre toda su superficie sintiéndola aún algo húmeda. JungKook suspiraba al sentir las suaves caricias de mis manos mientras yo disfrutaba el momento de poder tocarlo.

Las cosas que solo puedes hacer una vez en la vida hay que aprovecharlas.

Me alegraba que, a medida que deslizaba mis manos sobre él, se relajara. Ya no estaba tenso como hace rato.

—¿Por qué estas cosas solo pasan contigo? —preguntó luego de un rato— ¿Qué sigue? ¿Un incendio forestal?

Sonreí por su ahora buen humor.

—No me retes a hacerlo.

Me compadezco de él porque en parte tiene razón. Recuento; el pobre cayó a una piscina dos veces, y en una de ellas rompió su celular. Quedó encerrado en una bodega. Recibió dos castigos. Lo persiguieron unos motociclistas. Y ahora cayó por una empinada. Todo únicamente por estar a mi lado, si es que no me estoy olvidando de algo.

Creo que soy un gran problema con piernas.

Me moví de lugar para estar a su lado, giré su rostro provocando que ambas miradas se encontraran y esta vez tratar la herida de su linda carita. Acariciaba su blanquecina piel con las yemas de mis dedos bajo su atenta mirada, la cual me desconcentraba.

Como detalle final, otra bendita de dinosaurio en su mejilla.

Sonreí llena de felicidad al verlo mejor, y él también lo hizo.

Vaya, ya sus cambios emocionales.

En un completo silencio nos contemplamos con esas sonrisas de idiotas. Parecíamos comunicarnos con ellas, porque de vez en cuando y al mismo tiempo soltabamos algunas risas. Inconscientemente mi mirada se dirigió a sus labios, atraída por aquél color rosado y su apariencia que decían ser muy susves. Pero mi atención la terminó la zona donde aún residía esa herida.

La mirada de Jeon también se intercalaba entre mis labios y mis ojos.

—Kim... —me llamó en un susurro. Yo lo miré, pero él se mantuvo en silencio.

—¿Sí?

Hacía el amague de querer hablar, pero rápidamente cerraba la boca como si no supiera qué decir o cómo decirlo.

—Yo... Yo me lastimé. —dijo luego de un rato— Y tú... me curaste.

—Así fue. —sonreí resultandome muy tierno su nerviosismo.

—Y yo te hice caso. —murmuró. Yo ladeé la cabeza sin entender a dónde quería llegar. Él se dió cuenta y lo noté ponerse más rojo— La última vez... tú me diste una recompensa.

¿Recompensa?

«Tan. Es tu recompensa por portarte bien» —recordé aquél día que lo encontré lastimado.

Es verdad, le había dado una de mis banana milk como recompensa porque se había puesto muy berrinchudo.

Sonreí al verlo ahora.

¿De verdad me está pidiendo que le de algo? O sea, me está cobrando por ayudarlo.

—Así que te gustó, ¿Eh? —me referí a la leche saborizada— Pero no tengo una ahora para darte. Si quieres esperar a...

—Puedes darme otra cosa. —sonaba como todo un niño tímido.

—¿Qué quieres? —le sonreí enternecida.

La punta de su legua humedeció sus labios que movió de un lado a otro nervioso.

¿Le daba penita decirlo? ¿Quería que le regale la cremita?

Pero sus ojos abandonaron los míos y, como hace rato, descendieron a mis labios, los cuales entreabrí al creer que estaba captando el mensaje. Otra miradita a mis ojos me lo decía, me pedía permiso.

¿Quiere un beso?

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