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Kim Cleo June
Llegué tarde.
Hoy me levanté con pereza y más tarde de lo usual. Creo que me había acostumbrado a mi JiMin alarma, ahora debo despertarme por mi cuenta. Tuve que salir corriendo porque si demoraba más terminaría en una mala discusión, aunque por lo que voy, no creo salvarme de ella. Para peor debía cargar también con mi guitarra, pues JiMin me había convencido de llevarla para las clases de música.
A este punto ralmente creí que llegaría tarde, estaba tan sólo a una cuadra y ya estaba a punto de rendirme. En realidad ni siquiera estaba corriendo, sólo iba a paso rápido y me cansé. Si lo pensamos bien, el esfuerzo no vale mucho la pena.
Me exalté cuando de repente una motocicleta estacionó a mi lado.
—¿Subes? —Jeon me veía a través de aquél oscuro casco.
¿Oí bien?
No podía creer la ayuda que me estaba ofreciendo JungKook. Esto debía deberse a que lo dejé comer en mi casa, porque, por ley, dejar a alguien comer de lo tuyo significa amistad. No lo hago por cualquiera, eh.
Este cambio de comportamiento podría significar un nuevo rumbo a nuestra relación de odio y estar en paz de una vez.
—Gra...
—Caíste otra vez. —antes de que siquiera me acercara a su moto, el motor rugió en gran volúmen y volvió a arrancar, dejandome a mí atrás.
¡Maldito mal parido! ¡Me volvió a engañar!
¿Cómo vuelves a caer en algo tan obvio y estúpido, CJ?
Paz los huevos que no tengo. Cuando lo vea lo voy a... No sé. Pero algo le voy a hacer.
Las ganas que tenía de arrancar la cabeza de JungKook me hicieron subir la velocidad para llegar lo antes posible, y matarlo lo antes posible. No puedo creer que caí en algo tan estúpido. ¿Cómo no lo vi venir?
Llegué al maldito instituto y justo en la entrada de este, recargado en la baranda de los cortos escalones, estaba JungKook de brazos cruzados y con su vista en mí. Pese a la distancia podía darme cuenta de que sonreía divertido.
Maldito perro, me preocupe por ti por nada.
Y pensar que el fin de semana estuve atormentando a mi pobre mente sobre cómo estaría JungKook, preocupada de que le estuviese pasando algo malo. Llegué al punto en el que casi le envío un mensaje de texto.
Ridículo, lo sé.
Estando ya frente a frente con él su risa terminó de colmar mi paciencia.
—Llegaste, Kim.
Gracias, señor obvio, si no me lo decías no me daba cuenta.
—Sí, y no gracias a ti. —evité gritar para no llamar la atención de ningún profesor que estuviera cerca, pues nos regañarían por no estar en clases.
—No tengo ningún compromiso contigo. —se encogió de hombros.
Rodé los ojos con fastidio y me decidí en entrar yo sola, dejándolo a él ahí hablando solo. Claro que en menos de cinco segundos ya lo tenía a él caminando detrás de mí como perro. Perro feo y mojado.
—¿Qué mierda quieres? —pregunté fastidiada— ¿Acaso eres mi mosquito humano?
—Voy a mi clase, genia. —continuó caminando delante de mí— No todo en la vida eres tú.
—Ñiñiñi. —lo burlé— ¿Por qué me estabas esperando? ¿Acaso de verdad te gusto?
—Sí, como no. —habló sarcástico— Quería verte llegar como la perdedora que eres. ¿Te cansaste, niña?
—Idiota.
—Imbécil.
—Te odio.
—El sentimiento es mutuo.
Rechisté porque no tenía planeado contestarle para que me siguiera molestando. Además, quién se estaba estresando era yo. JungKook caminaba y me insultaba de lo más tranquilo.
»No sabía que tocabas. —señaló el estuche de la guitarra que llevaba en mis manos.
—Hay muchas cosas que no sabes, ñoño.
Ambos llegamos frente a la puerta de nuestro salón y fue JungKook quien dió pequeños golpes. Tras recibir el llamado para ingresar entramos y nos encontramos con un pequeño grupo de profesores, uno de ellos estaba más al frente y parecía haber estado hablando al resto de la clase antes de nuestra interrupción.
—Llegan tarde. —hablo una de las profesoras.
—Sí, lo siento. Es que había una señora atorada en un árbol y...
—Ahorrese el cuento, Kim. Vayan a sentarse. —ordenó el profesor.
Sin más objeción pasé entre los asientos y me senté en mi lugar, mientras JungKook se dirigía al suyo. Mire entre curiosa y confundida a los profesores al no saber lo que estaba pasando.
—Para los alumnos que recién llegaron, en una semana se realizará el campamento, asegúrense de llevar todo lo necesario. No tenemos mucho tiempo, así que hablarán con sus compañeros para más detalles. —sin más, todos ellos se retiraron dejándonos solos.
—¿Qué acaba de pasar? —me asomé a Rin y HoSeok.
—Lo que dijeron, el campamento será el próximo lunes y será por una semana. —me informó HoSeok— El de biología e historia serán nuestros supervisores.
—Oh... Genial. —hablé sarcástica.
Lo que menos quiero es ir a un estúpido campamento educativo. No quiero ver naturaleza, no quiero comer de una fogata y mucho menos bañarme a la intemperie.
—Ten. —me entregó un papel y lo tomé— Es el permiso. Pedí uno extra para ti.
—Gracias, Hobi.
—¡Estoy emocionada! —chilló Rin— Por cierto, ¿qué pasó? Llegaste con JungKook. —me codeó divertida.
—Pff, me levanté tarde y me encontré a ese tarado en el camino. Nos pusimos a discutir en la entrada y en todo el camino hasta aquí. —mentí a medias.
Vaya forma de que se me arruine la mañana. Verle la cara a Jeon cuando es un idiota me da asco.
—¿Y qué pasó con la señora que se atoró en un árbol? ¿Está bien? —realmente sonó preocupada.
Tanto HoSeok como yo golpeamos nuestras frentes con la palma de nuestra mano.
A veces su credulidad y estupidez son tan graciosas.
—No había ninguna señora en un árbol, Rin. —aclaró a su mejor amiga.
...
El día fue algo extraño. Rin se la pasó pegada a su teléfono y mensajeando a cada rato, HoSeok pasó más tiempo de lo normal con Yul y las mejillas de JiMin cada vez son más tiernas.
Bueno, en realidad EunRin me había contado un poco sobre su experiencia con TaeHyung. Está algo sorprendida de lo diferente que es en realidad a como se muestra aquí. Hasta descubrió que al pelirrojo le gusta Twice, su grupo favorito de K-Pop.
Actualmente me encontraba en el salón de los de música, estaba tranquilamente sentada afinando mi guitarra frente a un JiMin algo estresado al no poder afinar la suya. YoonGi y SunKo estaban ambos en otro lado del salón practicando con un gran piano.
Vida interesante la nuestra.
—Oye, oye. Tranquilo, camarón. —hablé a JiMin cunado esté soltó un gruñido de molestia y dejaba a un lado la guitarra para sentarse— ¿Qué te pasa? ¿Por qué andas con más arrugas en la frente que mi abuela en... en todos lados?
Estaba tenso, desde hace rato hablaba de una forma... ¿Cómo decirlo? Daba la sensación de que en cualquier momento te iba a arrojar un golpe en la cara.
Es raro ver a JiMin enojado, pero, por sobretodo, da miedo. Hasta cierto punto puedo decir que le da un toque de atractivo. Pero es tan intimidante.
—Estoy cansado, es todo. —sonaba algo frustrado. Fregaba ambas manos en su cara y parecía intentar recuperar la paz y tranquilidad en su ser.
Dejé la guitarra a un lado y me deslicé sobre la banca para estar más junta a él. Pasé mi brazo por encima de sus hombros en forma de consuelo y sonriéndole hablé.
—Vamos, Jiminie. Zona segura, puedes contarme lo que sea. —lo alenté a que se desahogase.
Él soltó un suspiró.
—Mi padre vuelve en dos días.
—¿Y...?
—No quiero verlo, no nos llevamos bien.
Vaya, si algo he aprendido con el no llevarse bien con tus padres, es que el sentimiento, veas como lo veas, es horrible. Esos años de peleas y peleas con Cassidy... No volvería a esos años por nada.
—Oh... ¿Se puede saber por qué?
Al menos quería saber si podría ayudarlo de alguna forma.
—Diferimos en muchas cosas. Él piensa que es estúpido que mi sueño sea algo tan «ridículo» como la danza.
—No te acepta como eres. —asintió.
—Está decepcionado de que no haya querido continuar una carrera de leyes como él.
Un padre intolerante a los gustos de su hijo. Nunca entenderé a aquellas personas que pretenden controlar las vidas de otras, sean sus hijos o no.
—¿Alguna vez intentaste hablar con él?
—No sirve de nada, sólo se escucha a él mismo, no le interesa lo que yo tenga para decir.
—Oye, a veces los padres hacen eso. No es que no te quiera, se preocupa por ti y tu futuro. Nunca sabes lo que pasa en la mente de una persona ni lo que pasó en su vida, todos tienen motivos para algo.
—No creo que este sea su caso. Sólo piensa en él y en una reputación, poder decir que tiene un excelente hijo que es un gran abogado como él. Abogado, Cleo June. —repitó como si su padre estuvise loco y me miró— ¿Me ves cara de abogado?
—Creo que un traje se te vería lindo. —su ceño se frunció ligeramente— Pero esa carrera... Iugh, no. Fuchi. ¿A quién se le ocurre? Mejor vende pan integral. —reí nerviosa.
Él rió silenciosamente y quedó en silencio durante unos segundos mientras yo pensaba cuidadosamente qué decir.
»Si tu padre piensa así, es porque le enseñaron que esa forma de pensar es correcta. Y, quien sabe, tal vez en su juventud él también fue un muchacho con sueños, sólo que no pudo luchar por ellos. Tú puedes hacerlo, con o sin su apoyo, y demostrarle que está equivocado. A veces los hijos también debemos corregir a nuestros padres.
—Eres... más sabia de lo que imaginé. —lucía asombrado de descubrir este lado tan maduro de mí.
Recordemos que en mis anteriores conflictos no le he demostrado a JiMin ser la persona más razonable y cuerda. Es lógico que le extrañe que mi consejo no sea «lucha a muerte con tu padre con espadas samurai. El que muere pierde y el que gana tenía razón».
Hey... que buena idea.
—Yo también pensaba de esa forma respecto a mi madre. Ella me hacía sufrir y, tiempo después, entendí que ella también sufría. No tenía que desquitarse conmigo, con el tiempo lo entendió.
—¿Se llevaban muy mal?
—Hubieron veces en las que preferí dormir en la calle por no estar bajo su mismo techo. —él abrió sus ojos asombrado, y hasta podía notarlo preocupado por ello— Descuida. Spoiler, no me morí. —eso lo hizo relajarse y reír levemente, pues significaba que nunca me sucedió nada malo.
Fue una suerte no morirme. Ni siquiera llamaba a alguno de mis amigos para que me ayudaran, prefería estar sola y expuesta a cualquier peligro para que no me vieran de esa forma que siempre consideré tan patética. No reparaba en el peligro que pudo haber significado para mí.
Cleo June del pasado, ¿En qué pensabas, tonta?
»Intenta hablar con él otra vez, pero no como su hijo, como Park JiMin, un hombre que hará su propia vida. —acaricié su hombro para intentar darle ánimos.
—¿Crees que funcione? —preguntó esperanzado.
—No tengo idea, pero al menos le dejarás claro que el único dueño de tu vida, eres tú. —JiMin sonrió en respuesta de mis palabras— Además, ¿Quién dijo que es fácil luchar por lo que queremos?
—Gracias, CJ. —me devolvió el abrazo.
JiMin feliz es igual a CJ feliz.
—Ahora apresurate antes de que llegue la presidenta y le quiera romper la nariz.
...
—¿Quieres que te espere? —preguntó JiMin cuando las clases ya terminaban y todos recogíamos nuestras cosas para irnos.
—Debo ir al baño y hacer unas compras para Cassidy. —aunque no quisiera tuve que rechazar su oferta— Ya sabes, ahora que ando mejor me fastidiara por lo que queda del año.
Él rió y se despidió de mí, marchando a la salida y yo en lado opuesto al baño. En mi camino me vi frustrada, pues pese haber tenido la oportunidad no la aproveché para intentar hablar con JiMin sobre JungKook. El misterio continúa y yo sigo en signos de interrogación.
Ay, mierda. JiMin me pudo haber ayudado con las compras.
Caminé a paso lento hacia la salida, estaba algo desanimada y aprovecharé estas compras como un pequeño paseo, así que me tomaré libremente mi tiempo.
Aunque será difícil con la guitarra, por suerte Cassidy no me pidió muchas cosas. Yo hasta siento que no las necesita, sólo me las encarga para fastidiarme.
—¿Cansada? —reconocí perfectamente esa voz como la de mi compañero de J. No lo había visto desde la pelea con JungKook— ¿Por qué aún estás aquí?
—Regreso del baño y me tocó hacer las compras del supermercado.
—Dios, pobre de ti. —rió divertido.
—Me enteré que te suspendieron por una semana.
—Oh... —su mano derecha subió a su nuca y nervioso la rascó— Sí. Fueron unos inconvenientes.
—Sé que fue una pelea con JungKook. ¿Qué pasó? ¿Estás bien? —pregunté preocupada.
Vamos, JungKook era un animal ese día. Temo que le haya reventado la cabeza con algo cuando los llevaron adentro.
—Sí, no fue muy grave. Ya sabes, problemas entre nosotros. —habló sin mucho interés— Intentó molestarme, pero no le gustó para nada mis respuestas.
Suspiré cansada.
No tiene sentido. No sabré que hay entre JungKook y JB, ni sabré que hay entre JungKook y JiMin. Pareciera que el mundo se esfuerza por dejarme en la incertidumbre y yo quiero respuestas. Aunque ahora, lo que desespera es el caso de JiMin, me molesta no saber lo que pasa con mi amigo, pero todo es en vano.
En estos momentos lo más recomendable sería dejar todo eso de lado.
»¿Pasa algo?
—Problemas existenciales. Sólo quiero saber por qué Jeon odia tanto a JiMin y viceversa. —revelé a mi acompañante— Pero nadie parce saber nada.
—¿JiMin y Jeon? ¿De verdad no sabes? —lo miré— Park pertenecía al grupo de JungKook.
Quedé pasmada de un momento a otro.
¿Así tan fácil era como sólo preguntarle a JB? ¿Por qué no pensé en eso antes? Me lo dijo directamente.
Lo importante aquí ahora es, ¿Park siendo parte de la banda de JungKook? Increíble como me regaña por todo, pero él no es una santa bolita de arroz.
Waw, JungKook tenía razón, no lo conozco tanto. ¿Y qué esperabas, Cleo June? Tampoco es que lo conozcas desde hace tanto.
De todas formas sigue siendo algo impactante. Eso significa que... ¿JiMin ha corrido en esas carreras? Con razón se enojó tanto, él mismo las vivió y presenció. Y si JiMin ha sido capaz de participar ahí, ¿De qué otras cosas habrá sido capaz?
Me carcome la duda de pensar la clase de persona que era JiMin con ellos. El cómo actuaba, qué hacía, qué cosas decía.
—¿Qué? —únicamente me vi capaz de pronunciar esa palabra.
Si eres una persona como yo que únicamente ha conocido ese lado tan correcto y puro de JiMin, no te esperas algo como eso.
—¿De verdad no lo sabías? —negué— Ahora siento que no lo debí haber dicho.
—¿Qué pasó? —pregunté— Es decir, ¿Por qué ya no están juntos? O sea, no como pareja. No estoy insinuando nada. Es decir, si fueron pareja romántico no tendría nada de malo, no trato de decir eso. ¿Sabes qué? No importa, tú me entendiste.
Él rió y asintió.
—No estoy muy seguro de eso, fue algo interno entre ellos. Pero creo que la muerte de un chico que ellos hostigaban fue algún tipo de detonante para él.
Sentí un escalofrío recorrer toda mi espina dorsal. Simplemente me negaba a creer que JiMin podría hacer algo como eso y me veía incapaz de decir algo al respecto.
—¿O sea... ellos lo...?
Primero que nada había pasado por mi mente lo más retorcido, y es que con sus propias manos le hayan dado una paliza tan brutal que el pobre chico no la soportara.
Es horrible, sí. Esta es mi mente.
Pero la siguiente aclaración de JB eliminaría esa duda.
—Allí arriba. —dio media vuelta y señaló la terraza del edificio que era visible desde aquí— Desde ahí el chico se lanzó y cayó justo frente a la entrada.
—Se... —no quería decir la palabra, y JB sólo asintió— Dios... —murmuré sintiendo mi respiración pesada.
—El incidente causó muchos problemas y tuvieron que cerrar la institución por lo que quedaba del año. Casi permanentemente.
—¿Y supieron que fue por ellos? —dije referida a aquél grupo de abusadores en el que mi amigo había sido partícipe.
—No. No tenían idea porque el chico no delató a nadie, sólo lo hizo.
Eso me dejaba confundida. Si lo había hecho aquí era para llamar la atención de todos, que todos supieran de él y su sufrimiento. Alguien que ha pasado por todo eso desearía justicia, ¿Y por qué no conseguirla delatando a los culpables?
»Ya para el año siguiente, Park y la banda de Jeon eran simples desconocidos, y nunca más se ha vuelto a mencionar ese tema.
—Espera, espera. —lo paré colocando mis manos en mi cabeza— Esto es demasiado para procesar.
—En serio siento que no debí haberte contado nada. —lo miré— Es que si él no te lo dijo, no siento que sea yo quien haya tenido que contartelo. No es un asunto mío.
—Entiendo. Y descuida, no diré nada.
—Eso espero. Siento que Park me cortara la lengua si llegase a entrarse.
JB se había ido, debía volver a su casa y yo retomé mi camino de las compras. Pero ya no era un paseo para despejarme, estaba perturbada de lo que me había enterado. Caminaba por las calles ya sin entender nada de nada.
¿Por eso JiMin no me ha mencionado nada al respecto? Tiene sentido, ¿cómo le dices a alguien que fuiste responsable de un incidente así?
No, no debo sacar conclusiones. Tengo la versión de JB, una versión externa y la que, según él, el resto del instituto sabe, pero no tengo la versión de JiMin. Nada me asegura del todo que JiMin fue el responsable, pudo haber sido algo de Jeon o el resto del grupo en lo que él se vio envuelto. Aún así, ahora todo tiene sentido y el extraño comportamiento y palabras de SunKo la otra vez tienen su lógica.
Si JiMin no quiere hablar de ello es por la culpa. Pero esa culpa puede ser por una participación directa como por simplemente ver y no hacer nada al respecto.
Sea lo que sea, soy la menos indicada para juzgarlo, cual sea que haya sido de esas dos opciones.
Ahora debe vivir arrepentido. Lo entiendo completamente, porque, a parte de todas las cosas que ya he hecho, también le hice algo horrible a alguien inocente. Algo que, hasta el día de hoy, oculto a mis padres, porque temo perder el vínculo que tanto me costó conseguir. Pero lo de JiMin es peor, porque él carga con una muerte, la vida de una persona, una vida que siente que él arrebato.
Eso es una tortura mental.
Siento hasta lástima por él, porque probablemente ni siquiera sabía lo que estaba haciendo, no se imaginaba lo que sufría la otra persona. Son esas cosas que las tomas como un chiste, pero que son más graves de lo que imaginas.
Ya basta. Debería dejar de pensar en eso. No voy a concluir nada hasta escucharlo del mismo JiMin, y para eso debi esperar a que él esté listo.
—¿Kim?
—Jeon.
Ya después de las compras y haberme marchado del lugar, tuve la suerte (mentira) de encontrarme con Jeon.
Siento vergüenza de que me vea haciendo compras. O sea, ya me vió la otra vez. Pero en este caso me siento mono de circo tratando de llevar mi bolso, una guitarra y dos bolsas.
—¿Compras? —sonrió divertido.
Lo odio.
—¿Y a ti qué, plaga?
—Siempre tan a la defensiva. Te hablo en buen plan, ¿Y me contestas así? —fingió indignación.
Rodé los ojos ante su comportamiento porque no tenía ganas de tolerarlo.
—Son solo compras para mi madre. —no tenía que darle explicaciones, pero de todas formas lo hice.
Tras ello me dispuse a esquivarlo y seguir mi camino dejándolo a él atrás, o eso creí. De un momento a otro sentí su mano rozar con la mía al tomar las bolsas.
—Deja que yo las lleve. —se dispuso a ayudarme.
¿Y ahora que bicho le picó?
—Ni en tus sueños, Jeon. No necesito tu ayuda. —jalé de las bolsas para que las soltara.
Me negaba rotundamente a recibir ayuda de este tarado luego de lo que me hizo esta mañana.
—Vienes cargada, Kim, y es muy evidente que son pesadas para ti. —insistió.
—Sí, claro. No confiaré en ti luego de lo de esta mañana y ya te dije, no necesito tu ayuda.
—Deja de ser tan terca y rencorosa, sólo fue una broma. Y no es un favor para ti, tu madre me cae bien y no creo que le venga bien que por tu torpeza pierda sus cosas. —ya sin paciencia arrebató totalmente las bolsas de mi mano y comenzó a caminar frente a mí.
Idiota.
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