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Kim Cleo June
—¿Estás aquí? —pregunté a la nada mientras mi dedo pulgar se deslizaba en orden por cada una se las cuerdas— Te vi hace poco. ¿Por qué apareces ahora?
Esto era extraño y confuso, intentar hablar con él es raro cuando tengo este cambio de sentimientos en el que él ya no es el único hombre por el que late mi corazón.
Cerré mis ojos y dejé que el azar guiara a mis dedos en una melodía. Necesitaba algo, lo que sea, un sentimiento positivo o negativo. Por alguna extraña razón, sólo era capaz de entonar la misma triste melodía una y otra vez, la cual no generaba ningún buen sentimiento en mí.
Las lágrimas se acumularon en mis ojos y, cuando menos lo noté, comenzaron a deslizarse, una a una por mis mejillas. Inexplicablemente estaba triste, y no sé por qué.
No entendía si era él tratando de decirme algo o la tristeza de mi corazón al recordarlo, esa parte que aún lamenta su partida y se culpa por ello.
La melodía era extraña, triste, pero agresiva. Me causaba un dolor en corazón y a la vez erizaba cada vello de mi piel.
—Me gusta alguien, Dean. —susurré con la voz levemente temblorosa— Ya te superé, no me hagas esto ahora.
¿Hay algo que no esté dejando ir?, ¿alguna parte de mi mente no te quiere soltar?, ¿cómo es eso posible cuando todo sentido de mi cuerpo es controlado y cautivado por la presencia de Jeon JungKook?
—Sé que no hice un buen trabajo al estar a tu lado, y que no te pagué de buena forma todo lo que me diste. —hablé deteniendo por completo la música.
Ya no estaba teniendo ganas de tocar, sólo quería hablar directamente con él, en silencio, o al menos creer que lo hago.
—Nunca creí que las muertes de tus padres te iban a llevar a algo como eso, porque siempre creí que eras demasiado fuerte. Siempre parecías tener las cosas muy claras, parecías entender la vida mejor que nadie, y nada parecía poder lastimarte ni mutarte. Ni siquiera cuando reventé tu cara contra los casilleros hiciste o dijiste algo al respecto. —reí nerviosa y avergonzada ante el recuerdo— Pero no eras indestructible, supongo que preferias guardartelo todo.
Quería creer que estaba siendo escuchada por él, y no que tal vez sea algo que debo decírmelo a mí misma para dejar de pensar permanente en ello. Que tal vez deba dejar ir la culpa, tal vez sea eso lo que aún no soy capaz de soltar.
—Lo lamento si hice algo mal, o si no estuve contigo lo suficiente, o si no me di cuenta a tiempo. Sabes que soy muy lenta.—a este punto volvía a derramar por mis ojos las lágrimas que me provoca recordar aquél suceso. Lágrimas que quiero soltar por última vez— Lamento si mis palabras ahora suenan algo bruscas, pero no quiero volver a verte y no quiero que te vuelvas a aparecer de esa forma.
Realmente no podía volver a verlo o iba a colpasar emocionalmente. No quiero verlo ahora que es JungKook por quien siento esto, y lo que menos debe interponerse en eso es mi propia mente.
—Hay un chico... —comencé a hablar soltando una pequeña risa y continuando con una sonrisa completamente avergonzada— Es molesto y odioso, siempre busca la forma de fastidiarme. Pero también es lindo conmigo... Bueno, a veces lo es. Me gusta tenerlo cerca y molestarlo, hace caras muy lindas cuando se enoja. También me gusta pensar que me quiere, siempre me abraza y se ha preocupado por mí, y a mí me encanta abrazarlo. —sonreí enternecida al recordar cada una de todas esas veces en las que pude disfrutar esa cercanía— Pero creo que es igual que lo era yo, está rodeado de personas equivocadas, y yo quiero ayudarlo. Quiero sacarlo de ahí, así como tú lo hiciste conmigo, y para eso te pediré que no te interpongas ni me hagas dudar.
Por fin podía decirlo, aunque no haya sido a alguien. Era un avance.
Con tan sólo decir esas pocas palabras referidas a Jeon no podía evitar sonreir ante tan lindo sentimiento que estas generaban en mí. Un calor que disipaba el frío de esa melodía.
Ya era muy tarde para retractarme.
...
—¡CASSIDY! —grité desde el baño— ¡NACESITO UNA TOALLA!
Escuché los fuertes pasos de Cassy subir las escaleras. Detesta cuando le hago esto.
—¿¡Cuantas veces te he dicho que revises antes de bañarte!? —gritó llegando ya a mi habitación.
—¡Apurate, mujer! ¡Tengo una cena importante!
Sí, ya estábamos a sábado, lo que significa que hoy tendría el papel de jugar a ser la novia de JiMin. Este es mi gran momento de brillar, seré el estelar de la obra.
Tengo miedo, pero trato de ocultarlo con falsa seguridad.
Salí del baño envuelta en aquella suave tela. Me posé frente al espejo para admirar mi hermoso rostro y decírmelo a mí misma, como siempre.
—Un momento... —susurré viendo detenidamente mi rostro y una zona en especifico— ¡CASSIDY!
La molestia de mi madre se hizo resonar en toda la casa con fuertes golpes en quien sabe qué. Después de unos segundos llegó a al baño y abrió la puerta ya fastidiada.
—¿¡Ahora que quieres!?
—Cassidy... —dramaticé apoyando mis manos sobre la mesada del baño— ¡Tengo un grano! —me volteé para señalar el lugar donde esa cosa había aparecido.
—CJ, es solo un maldito grano, es normal. —dijo cruzándose de brazos.
—¡NO! Hace mucho que no me sale uno, ¿¡por qué justo ahora!?
Ya por naturaleza soy alguien con una buena cutis y sin granos, muy rara vez han hecho aparición en mi cara. Siempre he mantenido una buena limpieza en mi piel para minimizarlos a una nada.
No puede ser que un día donde tengo que presentarme tan formal y perfecta me salga un maldito grano en medio de la frente.
—¡Es muy evidente, Cassidy! ¡Miralo! —lloriqueé mirándome nuevamente en el espejo.
—Deja de fastidiar, Cleo. Todos hemos tenido granos, nadie te dirá nada. —solté un chillido de desesperación. Esta mujer no entiende mi situación— Y ni se te ocurra ponerle maquillaje o puede empeorar y salirte más. —advurtió mientras cerraba la puerta del baño y me dejaba sola.
¿Ahora que mierda haré?
Me observé detenidamente en el espejo, estaba decidida a que nadie lo viera. Quiero que JiMin hoy pueda presentarme como su novia perfecta, no como su novia perfecta con un grano. Su relación paternal depende de esto.
No puedo creer que me preocupo más por un grano que por algunos moretones que aún hay en mi rostro.
—¡Tengo una idea! —golpeé un puño en la palma de mi mano luego de que ese brillante pensamientos pasara por mi cabeza.
Salí corriendo del baño y fui en busca de mi cajita especial. Rebusqué entre mis cajones y por fin di con ella.
Pensaran, «¿por qué es especial?», por nada, sólo creí que ese nombre sería bueno.
Tal vez no pensaron esa pregunta, pero me da igual.
Cuando la abrí tiré todo lo que llevaba dentro, ¿qué tiene adentro?, ¿alguna vez les dije que soy fan del papel? Estaba llena de distintos tipo de papeles que utilizo cuando estoy aburrida para hacer origami o recortes, algunas navajas y... lo que estaba buscando; tijeras.
Mis preciadas tijeras de preescolar para niños con punta redonda, para evitar accidentes.
Volví de prisa al baño y me miré en el espejo. Sí, estaba dispuesta a cortar mi cabello para ocultar el maldito grano. Sé como hacerlo, hace unos días vi un vídeo en Tik Tok de una chica cortándoselo, no sé si salió bien porque a mitad del vídeo me quedé dormida, pero no importa.
Imité todo lo que la niña había hecho en ese vídeo. Sí, era una niña, y da menos confianza. Tomé una parte de mi cabello en la frente y con dificultad lo fui cortando todo junto, lentamente.
—¡CASSIDY! —esta llegó en unos segundos y abrió la puerta con fuerza.
—¡Juro que...! —habló con rabia, pero se detuvo cuando me vio— Cleo, ¿qué mierda hiciste?
—¡Vi un Tik Tok! —grité al borde del llanto.
Este día es de lo peor.
Después de recibir un golpe en la cabeza por parte de Cassidy, esta prosiguió a ayudarme con mi problema y acomodó la atrosidad que había hecho en mí cabeza. Al terminar no podía creer lo bien que me quedaba el flequillo.
¿Qué esperabas, CJ? Eres hermosa.
Ya habiendo solucionado todo problema, me dediqué a vestirme. Hace unos días había salido con Cassidy, tiempo de madre e hija, a buscar un vestido para el día de hoy. Con su ayuda pude encontrar un vestido que se adapte a la ocasión y que no me disgustó tanto. Era un vestido azúl oscuro. Este era de hombros caídos, se ajustaba bien a mi cintura y el volado de la falda caía hasta la mitad de mis muslos.
Me sentía estúpida, pero fabulosa a la vez.
Según Cassidy, me hacía ver delicada pero madura. Además de que este color lo elegí pensando en que es el favorito de JiMin.
Cassidy también me compró algo que, de verdad, jamás creí que usaría; zapatos con plataformas. Eran negros y con una cinta en el tobillo que se me hizo linda.
Definitivamente, este no es mi estilo. Pero todo sea por ayudar a Jiminnie.
Además de que sí o sí me veo genial.
—Mírate. —dijo mi padre con asombro al verme bajar las escaleras— Te ves hermosa, cielo.
—Pareces una barbie, pero más fea. —habló esta vez mamá con una sonrisa.
—Gracias, papá. ¿Gracias, mamá?
No estaba segura de si lo que dijo era un halago o no.
Los minutos pasaban y cada vez me sentía más cerca de la muerte. No tengo idea de como lidiar con su padre, ¿acaso debo golpearlo si la cosa se sale de control?, ¿y si pregunta cómo nos conocimos?, ¿qué se supone que diga?
El mensaje menos deseado llegó, JiMin ya estaba aquí y me estaba esperando afuera en su auto.
—Suerte, cariño. —papá me abrazó para luego depositar un beso en mi cabeza, sacándome un sonrisa.
—No arruines nada, mucho menos el vestido, barbie barata. —dijo mamá entregándome mi cartera y, al igual que papá, besó mi frente.
Así te quiero, Cassidy.
En cuanto salí me encontré con JiMin fuera de su auto y vestido de traje. Con tan solo verlo con esa ropa tan elegante deduzco el hombre exigente que debe ser su padre, lo cual hace que mis nervios aumenten más. Dejando todo eso de lado, JiMin se ve muy bien.
Sonrió en cuanto me vio, pero no sabía cómo identificarlo, ¿se estaba burlando o se sentía aliviado de que me viese decente? Nunca lo sabremos.
—¿Nuevo look? —señaló mi cabello. Yo asentí con una pequeña sonrisa avergonzada— Se te ve muy bien, y ese vestido también.
Si tan solo supiera la historia que hay detrás de este peinado.
—Tú también te ves bien, Park. —halagué en cuanto llegué a su lado— Muy elegante. ¿Vamos? —pregunté y en respuesta él asintió y me abrió la puerta del auto.
Que chico caballeroso.
—¿Nerviosa? —preguntó con una sonrisa mientras íbamos en camino al restaurante. Asentí frenéticamente— Yo también. —susurró.
No me tranquiliza.
—¿Y si le tiro algo encima? —pregunté al borde del colapso.
—¿A mi padre? —rió divertido, aunque sabía que en el fondo estaba incluso peor que yo— Tranquila, todo irá bien. Pero si puedes, no le tires nada encima.
—¿Y si me pregunta cómo nos conocimos?, ¿qué tengo que decir?, ¿en una jungla?, ¿en un ataque de osos polares?, ¿perdidos en el océano?, ¿o...?
—Cleo, sólo nos conocimos en el instituto. —aclaró volviendo a reír. Nuevamente pienso que se burla de mí— Tú sólo llegaste como nueva estudiante, nos conocimos y pues... se dió. Ni siquiera hay que contar nada a detalles.
Okey, eso sí me tranquiliza un poco.
Suspiré aliviada de que tal vez esto no sea tan difícil— De acuerdo, bien, puedo con esto.
—Así se habla.
...
Mirenlo, ahí sentado, tan imponente e intimidador. Era el padre de JiMin, podía verlo desde la entrada del lujoso restaurante. Vestía un traje completamente negro y cargaba una mirada de pocos amigos. También divisé a la señora Hye, sentada con una sonrisa junto a su esposo y abrazando a este de su brazo. Parecía toda una adolescente enamorada.
Supongo que a pesar del conflicto entre su marido y su hijo, debe estar más que feliz por tener al amor de su vida de vuelta a su lado.
Ella llevaba un vestido negro con encajes y que combinaba a la perfección, no sólo con el traje, sinó que también con la oscura vibra de su marido. Ambos parecían una pareja perfecta, aunque al señor Park no le vendría mal sonreír aunque sea un poco.
—¿No entras? —escuché a JiMin a mis espaldas al haberme quedado yo parada en medio de la puerta.
—¡Oh! Sí, claro.
JiMin me ofreció su brazo y, al igual que la señora Hye con su marido, yo tomé el suyo.
Esto puede salir mal o muy mal.
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