꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱
••••
Kim Cleo June
Desperté en un lugar completamente distinto, aunque no pudiste ver nada, todo era negro. No me sentía en mi casa, era un suelo arenoso y sentía que eran hojas secas. Debía estar a la intemperie.
Oía voces a mi alrededor, pero no eran más que ecos difusos de los cuales no llegaba a entender ni una sola palabra. Mi boca amordazada tampoco me permitía hablar, solo gruñir en resistencia a lo que sea que estuviese pasando.
Cuando mi cuerpo se retorció pude distinguir mejor la situación de mis ropas, empapadas de lo que podría parecer simple agua.
Fue cuestión de tiempo para que sintiera la escasez del aire.
Las risas a mi alrededor resonaban de una forma espeluznante. Cuando cesaron, mi alrededor comenzó a arder.
Un dolor insoportable ascendía desde mis piernas por todo el cuerpo. Era fuego lo que torturaba mi piel y carne.
No era libre de gritar y respirar ya me era imposible debido a la bolsa que cubría mi cabeza, pero una vez consumida por el mismo fuego, ya respirar era en vano.
Cleo June. —mi propio nombre resonaba en mi mente.
—¡Cleo June! —oí más claramente de una voz ya conocida.
...
—¡Cleo June! —desperté de repente dando una gran bocanada de aire, tratando de recuperar todo el que perdí en el sueño.
Más bien pesadilla.
Sentí esa molesta sensación en los ojos cuando estas al borde de las lágrimas, aunque también tenía algunos rastros de dicho líquido emanado de mis ojos por mis mejillas.
Toqué mis mejillas y estás ardían. Debían estar rojas.
—Cleo June... —dijo más relajado JiMin a mi lado— ¿Estás bien?
Miré a mí alrededor, como si buscara algo que ni siquiera yo sé qué es. Tal vez era simple desorientación. Estaba sudando mucho, toda mi piel estaba hirviendo, pero no al grado en el que me encontraba soñando.
Fue horrible, es como si hubiera experimentado en carne propia el ser incinerada. Lo había sentido a la perfección.
—¿Subió tu fiebre? —colocó su mano en mi frente— ¡Estás hirviendo! Espera aquí. —se levantó rápidamente y se fue en dirección a la puerta.
Me quedé ahí tumbada mirando con horror el techo mientras respiraba profundamente por la boca.
¿Qué mierda fue eso? Sentía como toda parte de mi cuerpo temblaba, y no de frío, era miedo. Ni siquiera entendía por que ese sentimiento estaba abundando en mi ser, ¿qué lo provocaba?, ¿el sueño? Llegaba un punto en el que mi pecho dolía debido a ello. Tampoco podía para de reproducir aquella voz en mi cabeza que repetía mi nombre. Me era familiar, pero no la llegaba a reconocer. Estoy segura de que no era JiMin.
Hay una sensación rara en el ambiente, y esta solo pone alerta todos los sentidos de mi sistema. Es como una advertencia de peligro.
No entiendo lo que está pasando y cierro mis ojos para relajarme.
Dane solía decirme que piense en cosas bonitas para despejar el miedo. Pero ahora mismo mi cerebro no podía crear no una sola imagen. Era pura oscuridad al cerrar los ojos y no pensaba en absolutamente nada.
De repente siento algo húmedo y frío posarse sobre mi frente. Cuando regreso en mí y abro los ojos me doy cuenta de que era JiMin con un paño.
¿En qué momento llegó? No lo había escuchado entrar a la habitación.
—¿Te sientes mejor? —asentí levemente y él soltó un suspiro llevando su cabello hacia atrás— Niña, me asustaste. —le creo, la expresión de su cara lo decía todo sin necesidad de palabras— Por un momento creí que te morías, no parabas de quejarte y retorcerte, incluso llorabas. ¿Te duele algo?
—No, yo... —me quedé pensando en aquella dolorosa pesadilla— Solo fue un mal sueño.
—¿Qué soñaste? ¿Era tan malo como para que tu cuerpo dormido reaccionara de esta forma?
—Algo muy doloroso, era como... quemarme. —me estremecí al recordar ese horrible dolor y todo mi cuerpo volvió a temblar, algo que aparentemente JiMin notó, ya que comenzó a acariciar mi cabello— Incluso siento hormiguear mi piel.
—Descuida, ya estás bien. Solo fue un sueño. —con su mano iba tanteando la temperatura de cara y pareció verse sorprendido— Que raro.
—¿Qué pasa?
—La temperatura ya está bajando. No creo que haya sido la fiebre.
—¿Entonces...?
—Probablemente fue la pesadilla que aumentó tu temperatura. Pero Descuida, ya está bajando.
Suspiré aliviada.
Aún así JiMin me hizo beber agua y esperó pacientemente a que mi temperatura corporal regresara a la normalidad por completo. En ese tiempo JiMin estuvo al pendiente de si necesitaba algo.
Es tan tierno.
Al momento de dormir, yo seguía tumbada boca arriba contemplando el techo, mientras él se encontraba acostado a mi lado con su mirada sobre mí. Esta vez no fui yo, él se volteó y me giró tomandome de la cintura para que estuviéramos frente a frente.
Juraría que mi corazón dió un revuelo de tenerlo tan cerca. Algo que me asusta un poco por si le estornudo en la cara.
—Esta vez no permitiré que te pase nada. —me atrajo a él y besó mi cabeza, la cual tímidamente yo acomodé en el hueco de su cuello— Yo te cuidaré. —susurró esto último y no puede evitar esbozar una pequeña sonrisa ante sus tiernas palabras.
Cerca de JiMin era inevitable sentirme ta bien y protegida, algo que no sentía desde que él se fue.
Park JiMin
Dormía plácidamente sintiendo el cuerpo de Cleo June junto al mio y su calida respiración aún en mi cuello. La luz no era muy intensa, pero capté algunas voces que venían de fuera del cuarto.
Me separé lentamente de Cleo June y la dejé con mucho cuidado boca arriba. Observé la hora que marcaba siete y treinta se la mañana. Ya sería hora de levantarme e ir al instituto, pero tampoco puedo dejar a Cleo June sola.
Me levanté y salí de la habitación en camino al piso de abajo. No esperaba encontrarme a los padres de Cleo June llevando sus cosas al auto. Ahí recordé que ayer ya se estaban preparando para su viaje.
—Oh, JiMin. Buenos días —el padre de CJ dejó de lado las cosas para saludarme.
—Buenos días. —me incliné— ¿Sabe donde están los demás?
—Se fueron hace unos minutos. Dijeron que tú te quedarías a cuidar de mi hija. Muchas gracias, por cierto. —agachó su cabeza en forma de agradecimiento— Sé que CJ puede ser algo pesada.
¿Se fueron sin mí y encima me comprometieron a algo de lo cual no saben si tengo algo para hacer hoy? ¿Y si hoy tuviese que ir a ver a mi abuela? Se los dejaré pasar solo porque es Cleo June.
—Es mi amiga. Es un placer para mí ayudarla. —sonreí.
—Espero que puedas controlarla. Por cierto, te dejaron algo en tu mochila.
Un grito de la madre de CJ interrumpió nuestra pequeña charla.
—¡Heon! ¡Muévete! ¡Ya vamos a...! —se detuvo al verme— ¡JiMin! Buenos días. —respondí el saludo con una reverencia— ¿Quieres comer algo?
Viéndola con esa sonrisa me hace pensar que no es tan mala como CJ siempre la describe.
—No, señora. Estoy bien. —respondí devolviéndole la sonrisa.
—Por eso eres mi favorito, nunca quieres comer. —me imagino que los chicos antes de irse habrán asaltado la cocina que ayer destrozaron— Como sea. Estamos por irnos. ¿De verdad no te molesta cuidar a mi hija?
—Para nada. Adoro a CJ. —me mordí la lengua inmediatamente al darme cuenta de lo malinterpretado sonó— E-es decir, me cae muy bien. Somos muy buenos amigos y nos entendemos. No será complicado. La adoro, pero solo como amigos.
La mujer sonrió de costado y alzó una ceja.
Sabía que había sido muy obvio, y eso me apenaba. Es más, estaba seguro de que mi cara se enrojeció.
Ella suspiró una risa y habló.
—Eres adorable. —pellizcó mi mejilla— Muévete, Heon. Ya nos tenemos que ir. Nos vemos, JiMin.
—Adiós. Cuida bien a mi niña.
—Hasta luego. No se preocupen. —los despedí en la puerta.
Recuerdo lo que Cleo June nos contaba anoche de su vida, el momento en el que mencionó su antigua mala relación con sus padres. Pero viéndolos me resultaría imposible creer eso. Son tan carismáticos y amables.
Bueno, yo soy el menos indicado para decir eso. Cleo June no se imaginaría lo que hice en el pasado.
No te atormentes con eso ahora, Park. —me dije a mí mismo en mi mente.
Ya cuando se fueron, volví a entrar y preparé un té para despertar a Cleo June. Mientras preparaba aquella bebida para la chica de mis pensamientos, observé con atención el alrededor. Ignorando el desastre hecho por los demás, vi algunas fotos de Cleo June cuando era una niña. Me acerqué a una que parecía algo escondida entre tantas decoraciones, y vi que era ella con una niña más bajita y rubia, ambas parecían de alrededor de unos ocho o nueve años. La chica de cabellos dorados parecía feliz, pero a kilómetros se nota la sonrisa forzada de Cleo June.
¿Será alguien que le cae mal? ¿O el momento de esa fotografía no fue el adecuado?
Inevitablemente sonreí al ver lo tierna que es con sus mejillas infladas.
Dejé la foto sobre la encimera cuando recordé que debía llevarle el té a Cleo June. Sólo espero que no haga un berrinche.
Subí las escaleras para entrar a la habitación donde aún se encontraba ella dormida justo como la dejé al salir. Es una roca durmiendo. Incluso anoche, dejando de lado el momento de su pesadilla, fue completamente inerte.
Dejé la cálida bebida sobre la mesa que estaba a un lado de ella. Esto era un debate mental entre despertarla o seguir contemplando su belleza. Aunque también me comía la curiosidad se saber que le pasó anoche.
¿Tan mala fue la pesadilla para que reaccionara de una forma tan extraña mientras dormía? Hasta parecía que no respiraba.
Me senté junto a ella y la sacudí para despertarla. Abrió lentamente sus hermosos ojos de heterocromáticos colores, fascinado de su intenso color dorado. Me miró con el ceño fruncido.
Es una completa obra de arte.
—¿Por qué me despiertas, tarado? —gruñó con la voz pesada. Me imagino que aún tenderá sueño.
Aunque diga más de mil maldiciones, no deja de ser hermosa.
—Buenos días a ti también. —soltó un bufido y en menos de un segundo ya estaba hecha un gusano en sus mantas con la intención de volver a dormir— Vamos, niña. Debes tomar el té para sentirte mejor.
—¡No! —gritó aún debajo de sus mantas— Esa cosa con limón es horrible. No me gusta.
Parecía una niña haciendo una rabieta. Increíblemente tierna.
—No le puse limón. Es té normal. —no obtuve respuesta de su parte— CJ, si lo tomas te traeré las frituras que tanto te gustan.
Inmediatamente salió de debajo de sus abrigos y tomó con velocidad el té. Antes de dar un trago ya estaba gritando.
Me lo ví venir. Estaba tan apresurada que no reparó en que aún no había enfriado.
—Está caliente. —le recordé.
—Gracias, JiMin. —dijo sarcástica y con una mala cara a lo cual me reí. En serio es muy linda. Sopló unos minutos el contenido de la taza para volver a beberlo y volver a gritar, esta vez devolviendo de una escupida la bebida a la taza— ¡Sí tiene limón!
—O lo tomas, o te quedas sin comer. —infló sus mejillas y entrecerró los ojos de forma adorable.
No puedes ser tan linda.
Comenzó a beberlo mientras hacía expresiones de asco y desagrado. Una niña pequeña y berrinchuda que no quiere tomar su remedio. Trataba de tomarlo de una vez para acabar con el sufrimiento rápido. Pero apenas daba el primer trago necesitaba respiraba profundamente por la boca.
—¿No deberías estar en el instituto? —preguntó mirando la pantalla de su celular.
—Tus padres me pidieron que te cuide.
—Que pesados. —rodó los ojos— No tienes que quedarte si no quieres.
—Descuida. No me molesta. —le sonreí y ella a mí.
—Ya terminé esta porquería. —me extendió la taza vacía— Que se largue de mi vista y traeme algo bueno.
—Te estoy cuidando. No soy tu sirviente.
En enfecto, lo que tiene de linda lo tiene de impertinente.
—Cumple mis exigencias o te echaré de la casa. —se recostó con los brazos detrás de su nuca— Quiero un jugo y que sea de cajita, con sabor a manzana. Si no hay que sea de cualquier otro sabor. Menos pera. Odio la pera.
—¿Pretendes que salga a comprarte un jugo? —me quejé.
—Que sean dos.
Es imposible. Lo peor de todo es que sigue siendo increíblemente bella y no puedo negarme ante su simple mirada.
—Solo porque estas enferma.
Y aunque seas una pesada, no puedo decirte que no.
—Bien. —me arrojó dinero que sacó de un cajón de la mesa a su lado— Guarda el cambio, Sebastian.
—No me hagas retractarme —me levanté de la cama y me coloqué mi chaqueta.
Sólo yo hago esto por esa mocosa.
Bajé las escaleras y cuando pasé por la sala vi mi mochila sobre un sofá. Ahí recordé que el padre de Cleo June me había dicho que los chicos me dejaron algo dentro de ella. Me acerqué y abrí todos los bolsillos hasta encontrar en uno un papel arrugado.
«Te di el pie, ahora intenta conquistar a tu hembra y no seas un cobarde.
Att: YoonGi, quien es mejor que tú y sí tiene novia.
SOY RIN HOLAAA
Le robé la nota a YoonGi porque yo también quería escribir ≧∇≦
Yo también quería escribir. Soy HoSeok <3
Hola
Ignora a los otros dos estúpidos y céntrate en lo primero que te dije
Me sentía fuera de lugar si no escribía nada. Soy SunKo
HOBIIII ♪☆＼(^０^＼)
¿Como hace el teléfono? RINRIN ~\(≧▽≦)/~
JAJAJAJAJAJAJA
AAAAAH, PAREN DE ESCRIBIR
¿Por qué nos respondes escribiendo? Estamos al lado
Te queremos Mochi (⌒o⌒)"
Es la nota más extraña que he leído en mi vida. No pude evitar reír por todas las cosas que escribieron. Son estúpidos, pero los quiero.
Kim Cleo June
JiMin se fue hace rato y estoy aburrida. No tengo con quién hablar ni a quien fastidiar. Me hace falta mi dosis diaria de molestar a Jeon.
¿Por qué pienso en ese dolor de cabeza?
Mi vista se desvió al abrigo de Jeon que estaba colgado en la puerta de mi armario.
¿Se lo tendría que devolver? Quedarmelo sería un sinónimo de robar.
Me levanté y me acerqué a aquella abrigada prenda y volví a olerla. Ese perfume es muy bueno. ¿Qué marca usará? Es muy dulce. Adoro este tipo de aromas tan delicados.
Ahora mi vista era atraída por la guitarra que estaba en un rincón.
—¿Qué me ves, estúpido? —me quedé en silencio, como si estuviera esperando una respuesta de su parte— No me gusta. Quítate esas ideas como tendría que hacerlo Rin.
¿Qué haces, CJ? Deja de hablar con la guitarra.
Desvié mi camino hacia la puerta y me dirigí a la planta baja. Tengo hambre y no voy a esperar por JiMin. Llegué a la cocina y lo primero que vi era un montón de mugre y cosas sucias regadas por todos lados.
—¿Me estás jodiendo? Ni siquiera limpiaron. —dije en un gruñido ronco mientras apretaba mis puños.
Ignoré todo cuando noté una foto sobre la encimera. Me acerqué a verla y la reconocí al instante. Éramos yo y Aileen.
¿Qué hace ahí?
La tomé entre mis dedos y la observé detenidamente. Recuerdo ese día de ese horrible fin de clases. Me obligaron a sacarme una foto con ella por ser la mejor alumna de su clase, como siempre. Y estuvieron todo el maldito día hablando de cuán perfecta es Aileen. Recuerdo lo enojada que estaba por no ser como ella, y cada vez que la recuerdo solo me invade la culpa por todas las cosas malas que le hice por ser una envidiosa.
Perdóname, Aileen. Haría lo que fuera por regresar en el tiempo y cambiarlo todo. Solo no quería aceptar que eres mejor que yo... ni que tuvieras la atención que siempre quise de mi madre.
Volví a mirar la sucia cocina y solté un largo suspiro de cansancio.
¿De qué si no hice más que dormir?
Tal vez JiMin lo limpie.
Tomé las galletas que habían guardadas y me las llevé a mi cuarto junto a la foto. Me senté en la cama de piernas cruzadas dejando el frasco justo en el medio de ellas. La foto la volví a observar con una sonrisa y la dejé apoyada en el pequeño adorno de un gato negro.
—Felicidades por ser la primera de la clase, Aileen. Y lamento no habertelo dicho antes. —abrí aquel frasco rosado que contenía mi alimento— ¡ESTÁ VACÍO!
Dentro de él solo había un papel doblado el cual tomé y me di cuenta que era una pequeña nota.
«Lo siento JiMin, o CJ, o mamá de CJ, o papá de CJ. Pero queríamos comer <3»
HIJOS DE PUTA, SE COMIERON TODO.
••••
꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱꠵꠱