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Kim Cleo June
Lentamente mis ojos se fueron abriendo adoloridos con dificultad al captar la luz que abundaba en la habitación. Sumando eso a los residuos del dolor en mi cabeza era un sensación muy incómoda y molesta. Miré a mi alrededor y en ningún lado pude ver al idiota de Jeon, en cambio, JiMin estaba sentado a mi lado mirando a cualquier otro lado de la habitación, la pared específicamente. Se veía serio y, tal vez, enojado.
Se me hacía tierno pensar que esté en realidad preocupado por mí. Es tan lindo.
Cuando me senté sobre la cama llamé su atención y aquella expresión en su cara, cambió a la misma linda mirada de siempre.
—¿Cómo estás? ¿Te sientes mejor? —preguntó mientras se arrimaba un poco más hacia mí.
Sonreí al verlo así de atento conmigo.
—Algo así. ¿Cuánto tiempo estuve aquí?
—Con decirte que falta una hora para salir es suficiente.
Que bien, menos clases para mí.
—¿Y Jeon? —pregunté cuando me percaté de su ausencia— ¿Cómo supiste que estaba aquí?
—Jeon... —pareció recalcular unos segundos lo que estaba por decir. La mera mención de la rata lo había hecho molestar de seguro. Probablemente pasó algo entre ellos mientras dormía. No sorprendería que el altanero de Jeon intentó meterse con JiMin— Se fue. Ya sabes, todo le fastidia.
¿Qué no le fastidia a ese pesado?
—Rin y HoSeok me dijeron que estabas aquí. —su tierna sonrisa salió a la luz otra vez.
Me pregunto si los hombres tienen algo parecido a los días de una mujer, porque estos cambios de humor de JiMin son raros.
—¿Y tus clases? No me digas que Park el chico correcto JiMin se saltó las clases. —incrédula de tal hazaña, me burlé. JiMin rodó los ojos y rió divertido para centrar su vista en mí.
—Por ti valió la pena... —aquello me había parecido muy tierno, pero al cabo de los segundos él abrió sus ojos sorprendido y su cara se tiñó de un rosado suave— E-es dec-ir... O sea... —nervioso balbuceaba las palabras— Q-quise decir que... Que valió la pena porque... Ya sa-sabes... Tú estás bi-en y eso era lo importante...
No entendí absolutamente nada, se trabó tanto que no llegué a captar ni media palabra y sus balbuceos lo empeoraban. ¿Qué le pasa?
Sea como sea, esas mejillas sonrojadas eran de lo más lindo que he visto. Besé una de ellas como forma de agradecimiento a sus cuidados y pareció empeorarle la cara, ahora estaba totalmente roja.
...
—¡CJ! —Rin vino corriendo a mí cuando salía por las puertas del instituto junto a JiMin— ¡Estás bien! —gritó en mi oído mientras abrazaba y sacudía mi cabeza.
—Sí... Pero no lo estaré como me arranques la cabeza. —se me dificultó hablar debido a su asfixiante abrazo. Ella se separó bruscamente de mí preocupada.
—¡Jamás te haría tal cosa!
—¿Qué hacen todos aquí? —pregunté cuando noté a YoonGi, SunKo y HoSeok venir a nuestra dirección.
Debido a la hora pensé que todos ya se habrían ido a sus casas.
—Te llevaremos a tu casa y pasaremos el día contigo, enferma.
No sé si lo último que dijo YoonGi fue un insulto.
Se siente bien saber que le importas así a tus amigos. Si fueran ellos los enfermos yo los dejaría a su suerte.
Muy mal, Cleo June, debes cambiar esa actitud.
Nos fuimos en el auto de YoonGi, que por cierto, se está volviendo un vehículo relevante en mi vida, siento que le debo poner nombre. Patricia suena bien. Llegamos a casa en Patricia y cuando entramos me encontré con una Cassidy y un Heon preparando ¿maletas? Lo sabía, esta bruja me quiere abandonar y dejarme a mi suerte.
—¿Qué crees que haces, Cassidy? —está me dio una mirada rápida para volver a lo suyo— Sabía que escaparías a México por una nueva vida.
—Cierra la boca, homúnculo deforme. —me lanzó una cuchara que esquivé como una verdadera campeona olímpica. ¿Dónde la tenía?— Mañana temprano nos iremos a la casa de tu abuela para visitarla.
—¿Abuela? ¿Sigue viva?
Me imaginé que si el abuelo murió, ella también.
—¡Respeta a tu abuela! —me golpeó con otra cuchara.
—Si sigue viva, ¿por qué no se quedó con la casa? —pregunté acariciando mi cabeza golpeadaa.
—Porque se divorciaron, mugrosa.
No veo la necesidad de insultarme.
No pudo creer que la abuela se perdió de todo esto.
En ese momento, aparece Heon de las escaleras con su típica sonrisa amable. A veces me pregunto como es que se enamoraron él y Cassy, son polos totalmente opuestos. Heon es un tierno pedazo de masita, y Cassidy... ella es ácido, ácido fluorhídrico.
—¡Oh! Trajiste a tus amigos. —ignorando mi pelea con Cassy, Heon vino a recibir a mis amigos- Un gusto. Pasen y sientanse cómodos.
Por un segundo me olvidé que esos tarados venían detrás de mí. Cassidy los saludó con una sonrisa. Vamos, golpealos a ellos con una cuchara también.
Ambos se despidieron y se fueron a su habitación para descansar tanto como puedan para mañana. Mañana les espera un día pesado, y no por el viaje, según mamá, la abuela está un poco loca.
—¿Preparamos algo para comer? —propuso SunKo.
—¿Me ves con intenciones de cocinar? —contestó YoonGi desplomándose en el sofá.
—Tú nunca tienes intenciones de nada. —le pateó una pierna, pero YoonGi ni se inmutó— Es imposible. JiMin, ¿me ayudas? —él asintió y ambos fueron a intentar hacer... no sé, no dijeron qué iban a cocinar. Supongo que van a improvisar algo sobre la marcha.
Yo saqué una de las mantas que guardamos debajo de los sofás y me envolví en ella para sentarme a recapacitar sobre la vida. Tenía frío y quería morir aquí mismo. Fue un día terrible, pero espero que me sirva de lección para no volver a hacer una estupidez que provoque un castigo como este.
Miré a la otra dirección, del otro lado en otro sofá se hallaban YoonGi y HoSeok cuchicheando. Bueno, no. En realidad YoonGi estaba jugando en su celular a ese videojuego del piano y competía con HoSeok.
Un momento, ¿dónde está Rin?
—¡Hola, CJ! —como por invocación apareció a mis espaldas gritando en mi oído.
—¿Cuando llegaste a ahí? —pregunté sorprendida por su habilidad de escabullirse. En ningún momento la noté moverse hacia aquí.
—Oh, ya sabes. —dio la vuelta y se sentó junto a mí— Soy como una cigüeña, voy de un lado a otro sin ser detectada.
No creo que sepa lo que es una cigüeña.
—Y dime... -una sonrisa se asomó en su cara a la vez que se acercaba a mí— Tú y Jungkook... —alzó las cejas un par de veces.
—¿De qué hablas? —pregunté extrañada por su comportamiento.
—No te hagas. Hay algo entre ustedes, ¿verdad? —me codeó.
—Creo que refieres a esa espesa aura y tensión asesina cada vez que estamos a un radio de veinte metros. Y lo proximo que quiero que haya es un muro, con púas y electricidad.
—¡Oh vamos!
—Tal vez un foso de ácido también.
—Dicen que del odio al amor solo hay un paso. —me susurró.
—Eso es completamente estúpido. Del odio al amor no hay ni medio paso, ni los separara una fina línea. —rodé los ojos— Del odio al amor hay kilómetros, millas, una distancia exageradamente larga. Y los separa una línea gruesa de acero, hasta podría decir de vibranium.
—Ooh, CJ. —me palmeó la espalda— He visto esto en muchas películas, y los que se odian siempre terminan juntos.
—¿Cómo puedes confiar en lo que ves en la televisión? Esas cosas siempre exageran todo. —esos programas deben ser lo que le están fundiendo las neuronas— Además, el odio y el amor son totalmente opuestos, si yo odio a alguien es imposible amarlo. ¿Cómo relacionas de esa forma a esos dos sentimientos?
—Porque el odio no es más fuerte que el amor. —cerró los ojos y juntó sus manos cerca de su cara— ¿Nunca oíste de Ares y Afrodita?
—No creo que tengas muy en claro esa historia. Ambos se enamoraron rápidamente y eran amantes. Aquí no hay amor de ningún lado, directamente nos odiamos.
—Es una metáfora, CJ. Quiero decir que la guerra entre ustedes sucumbirá por amor.
—Waw... Te tomas en serio todo lo que ves en televisión. —me burlé de esas locas ocurrencias.
—¡El amor es real! —se levantó y se fue corriendo a la cocina.
¿Qué fue eso? Es imposible hablar con esta chica.
...
—Listo. —SunKo acomodó las mantas sobre mí.
Me siento como una nena de tres años con papis que la quieren. Qué lindo.
—Lamento lo de tu cocina.
Estos tarados no se que rayos intentaron cocinar, pero hicieron un gran desastre, y para peor, no cocinaron nada.
—Descuiden. Mañana lo limpiaran.
—Yo no pienso mover ni un dedo.
—Si pudieras, tú no moverías ni los pulmones, YoonGi. -le regañó su novia.
—Eso es tan cierto. -reafirmó él.
—Te trajimos tu té. —entró por la puerta junto a JiMin.
—Dejenlo ahí, esclavos. —señalé la mesa junto a mi cama.
—Vinimos a cuidarte, mocosa, ¿y así nos tratas? —HoSeok comenzaba a hartarse de mi abuso de poder. Pero yo, cómoda y feliz, lo gozaba.
—No me discutas, estoy enferma. —me justifiqué— Tengo frío. —dije hundiéndome entre las mantas— Quiero un abrazo.
YoonGi codeó a JiMin desde atrás, acercándolo con un tropiezo a mí. Pero apenas él intentó acercarse...
—¡Abrazo! —el grito de Rin no de hizo esperar y se tiró encima de mí para abrazarme.
No hay nada mejor que el calor corporal de otra persona.
Yo era una oruga y EunRin una garrapata, estaba literalmente prendida a mí. De no ser por el grosor de las tantas mantas, estoy segura de que me hubiera despedazado la piel con sus uñas.
YoonGi y HoSeok soltaron una pequeña risa y JiMin solo apretó los labios con una sonrisa que parecía forzada.
...
—Este programa es horrible. —YoonGi se quejó.
—CJ está enferma, veremos lo que ella quiera. —le reprochó SunKo que estaba junto a él en el sofá.
—¡Ni siquiera lo está mirando! —me señaló.
Y sí, tenía razón, no estaba mirando el programa, estaba aún en la cama envuelta como un burrito entre mis mantitas abrazando a Rin, ella aprovecho a mi debilidad y ganas de calor para seguir abrazándome.
—No, pero me tranquiliza escuchar los precios de los productos de limpieza.
Era uno de esos típicos canales donde solo pasan productos, en este caso de limpieza, y te muestran sus increíbles usos y precios. Lo irónico y gracioso es que a mí no me gusta limpiar, pero mi gusta estar al tanto de las nuevas tecnologías para ello.
YoonGi gruñó molesto, pues no le gustaba para nada. Mantuvo silencio por no hacer enojar a su novia, así que solo sacó su celular, colocó uno de sus auriculares y comenzó a viciar con su juego del piano.
—¿Esta es tu guitarra? —cuestionó un curioso JiMin sacándola del estuche. Yo solo le respondí con un «aja» sin interés, estaba más ocupada en conservar el calor de mi cuerpo— Es bonita.
Claro que sí. Era una guitarra concert completamente negra que llevaba encima unos largos años de uso. Era un modelo sencillo y común, pero al tocarla, era única. Como diferencia al resto, poseía en una de las esquinas una frase «You are my life».
Aún así, yo lo vigilaba con una mirada muy penetrante para asegurarme de que no hiciera nada raro o que ponga en peligro la seguridad de aquél objeto. Le corto los testículos como le haga un solo rayón.
—Parece vieja. —inmediatamente HoSeok recibió un golpe en su cara de la almohada queble lancé— ¡Oye!
—Vuelve a dirigirte con tal falta de respeto a esa guitarra y te juro que te arranco la extremidades para golpearte con ellas. —todos me miraron extrañados y sorprendidos, HoSeok específicamente aterrorizado, por la agresividad y violencia en mis palabras— Con amor, claro.
—Ten cuidado, tiene un gran apego con esa cosa. —dijo divertida la pelinegra.
—¿Por qué? —iba a responder con un «no te importa» pero Rin me interrumpió.
—¡Es un regalo del chico que le gusta! —gritó saltando encima de mí yo de una patada la tiré de la cama para que cerrara la boca— Jeje... Fue divertido... —habló adolorida.
Los pequeños ojos de JiMin se hicieron más grandes tras haber oído a Rin. Miró la guitarra unos segundos y estando a punto de decir algo, YoonGi habló primero.
—¿Chico que te gusta? —él despegaba por primera vez su vista del celular.
—Algo así...
—¿Quién es? -se apresuró en preguntar el pelinegro, como si estuviera desesperado por saber de quién hablo. Ya decía yo que aquí todos son un montón de chismosos. Me mantuve en silencio y él volvió a hablar al ver un papel caer de dentro de la guitarra- ¿Qué es esto?
—Parece una carta. —habló HoSeok que se había acercado a JiMin.
—¡No la toques! —lo quité de su mano.
Ni yo había sido consciente del momento en el que me levanté tan rápido para arrebatarle el papel y alejarlo de su vista, sin saber que a mi lado tenía a otra chismosa.
—Dane... —leyó el una parte de la carta.
¿En qué momento se acercó a mí?
Volví a alejar la carta para tirarme en mi cama y envolverme nuevamente con las mantas. Me removí unos segundos hasta acomodarme y sacar una parte de mi cabecita con la mirada de todos sobre mí y la mía sobre ellos.
—¿Cómo están? —intenté cambiar de tema.
—¿Quién es Dane? ¿Por qué te escribió una carta? —SunKo se cruzó de brazos y esto ya comenzaba a parecer un interrogatorio.
Solté un suspiro de molestia al saber que a estas alturas no podía cambiar de tema. Hablar de sentimientos con amigos es raro, nunca lo hice y me pone nerviosa.
—Mi novio... —susurré desviando la mirada y sintiendo el calor en mi cara.
¡Aaahh! Me quema hablar sobre los sentimientos.
—¡AAAAAAAAAHH! —EunRin volvió a subirse sobre mí y empezó a sacudirme mientras yo seguía siendo un bultito en mi cama— ¡TIENES NOVIO!
Noté a JiMin, ya muy callado, un tanto incómodo y hasta diría que... ¿no feliz? Es decir, no es como si estuviera triste o enojado, más bien pensante. HoSeok y YoonGi también se veían raros y miraban constantemente a JiMin
Después de eso las chicas empezaron a bombardearme con preguntas, las cuales yo respondía sin problema.
—¿Dónde está? —empezó Rin.
-Estados Unidos.
—¿Hablas con él? -continuó SunKo.
Ambas se intercalaban preguntas y yo, ya rendida de intentar huír de la situación, respondía. Después de todo, hablar de él no era algo que me afectara negativamente.
—De vez en cuando.
—¿Por qué nunca nos hablaste de él?
—No lo veía relevante. -me encogí de hombros.
—¿Lo extrañas?
—Obviamente.
—¿Algún día lo conoceremos?
—No.
—¿Por queeé? —insistió quejosa Rin-
—Porque murió.
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